Reknar se mantuvo en un discreto segundo plano el resto de la conversación con el alcalde y esbozó una ligera sonrisa cuando sus nuevos compañeros consiguieron hacer que aquel alcalducho soltara las monedas que le estaban solicitando. Era enternecedor ver como con tan poco habían logrado sacarle lo que querían. - Él sabrá- Pensó el carpintero.
Después comenzaron a saludarle y Reknar devolvía los saludos con un apretón de manos fuerte y firme como le había enseñado su padre que debía hacerse. – También para mí es la primera vez que me encuentro en esta ciudad. Vine en busca de trabajo y parece ser que lo he encontrado. – Contestó a Lomenar con una sonrisa.
Voy donde me lleven como un corderito musculado.
En cuanto al dinero ya lo hablaremos Lictea. :)
El alcalde miró con gesto serio a Milkahá. Lo que os he dado es la recompensa para todos los que se supone que se la merezcan. Te dije que te encargaras de hacer la lista, y si alguien reclama su recompensa, diré que os la di a vosotros. Así que, quedará de vuestra mano repartir las monedas con quien creáis que se lo merece. Dijo Erolin sin intención de seguir preocupándose por ese motivo. Y no hay más que hablar al respecto.
Tras aquellas palabras, Flanigan comenzó a reírse abiertamente, es como si creyese que las palabras de Milkahá hubiesen sido algún tipo de chiste.
Lomenar se encogió de hombros y devolvió 12 monedas de oro a Milhaká para que las repartiera con los que habían colaborado en el rescate.
"Rácano y miserable, vaya con el alcalde" pensó para si misma. Menos era nada, pero la próxima vez que fuera a encargarse de un caso tenía claro cobrar por adelantado o, al menos, dejarlo en una posición que obligase a la otra parte a pagar. Sería complicado.
Al oír las risas de Flanigan se fijó si el comerciante llevaba puesto el anillo del que Kranjstar les había hablado.
Me fijo si Flanigan lleva algún anillo importante o, si no lo lleva, una sombra de haberlo usado (piel menos tostado por el sol, por ejemplo)
- Bueno, bueno. En nuestra mano queda repartirlas, entonces. Nadie dice que no podamos ir tomando prestado este dinerito para nuestras compras y luego ya haremos cuentas.- Cuando creyó que nadie la veía le dio un codazo a Lomenar en las costillas.- No has visto un ejemplar como este desde que llegaste, ¿eh? Yo sé diferenciar lo bueno, tú ya me entiendes, ñek, ñek,ñek.- Le susurró mientras miraba lasciva hacia Reknar.
- Pues habrá que ir pensando en buscar un sitio donde cenar y pasar la noche. Mañana a primera hora comprar algo de equipo y partir.- Disimuló ya hablando a todos. Cuanto antes partieran de Tormentos Cristalinos más tardarían los de la lista en dar con ellos.
El clérigo dirigió una ultima mirada al alcalde, haciéndose, en una idea de resignación, a nunca esperar algo realmente bueno de él. Marchemos pronto. Tenemos una misión que cumplir. se despidió del alcalde y del señor Flanigan Hasta una próxima, espero no volver a verlo en circunstancias penosas como esta o como en la de haberle llevado su valioso anillo. Por cierto, aún conserva una deuda con el templo de Pelor, confío en que siga haciendo lo que este a su alcance para detener a la misteriosa secta que le sigue robando los fieles a los buenos dioses de esta ciudad.
Kranjstar, termina por despedirse sin esperar una respuesta del alcalde y su acompañante. Finalmente, se despide del sirviente de la mansión antes de salir por completo del recinto.
Pues al Mercado. No hay nada mas que hacer acá :p
Milkahá toma la lista de la mesa y sale de la casa solo le ofrece una reverencia al sirviente y le agradece sus atenciones.
Pues a lo que nos falta, por que tenemos aun mucho por hacer, hablando del oro, creo que deberíamos tomar 9 monedas cada quien, y entregar 9 monedas a cada uno de los que restan de la lista, incluyendo a la Druida Liria, pero sobrarían cuatro monedas que bien las tomaremos para nosotras tres y Kranjstar, por tener que soportar al alcalde y su compinche ¿que opinan?- les pregunto a sus compañeros ya de camino al mercado siguiendo los pasos de Kranjstar.
al mercado siguiendo a Kranjstar
Tomo mi moneda "extra" y sigo al grupo
Esperé a que terminasen de discutir hacia dónde ibamos a ir. Por fin, mis nuevos compañeros decidieron como repartirse aquellas monedas y pusimos rumbo al mercado para aprovisionarnos de cara a la aventura. Por mi parte estuve todo el tiempo al lado de Lictea. Yo ya tenía lo que necesitaba pero les acompañaría igualmente.
Lictea ignoró la vocecita de Milkahá. Ella había cogido ya su parte y no iba a devolverla.
- Parece que pronto oscurecerá...- Le dijo al hombretón caminaba a su lado.
Al mercado pues.
Flanigan lleva varios anillos.
Esta grandiosa mansión, uno de los edificios más impresionantes de toda la colina, tiene una fachada tallada con imágenes de animales fantásticos, un tema que se repite en las formas de los arbustos que cubren sus terrenos. El escudo de armas de la puerta muestra un casco alado sobre un par de guanteletes cruzados, sobre campo rojo.
Pero qué frío que hacía y qué lento que estaba avanzando en su investigación, ¡pero al menos estaba avanzando! Había pasado por el ayuntamiento y allí había conseguido datos muy interesantes sobre Mires. Los rumores estaban ganando cada vez más sentido y si seguía avanzando así de bien, pronto podría probar que el jefe del gremio de panaderos era un estafador con bollos.
Animándose con esos pensamientos, el bufón llegó a la puerta de la casa. Lo primero era ir de buenas, hacerse el simpático a ver si los guardias le dejaban pasar. Y luego a camelarse al alcalde, a ver qué le podía sacar. Igual hasta sonaba la flauta y le contrataba para algún evento privado, ¡que no fuera malo! Pero nada de vender la piel del oso antes de matarlo, ¡lo primero, ganarse la entrada!
-¡Buenos días, caballeros!- Enzo saludó de manera tranquila, pero con tono alegre -¿Es esta la casa del honorable alcalde de la ciudad?
- Buenas tardes, dijo un mediano tras abrir la puerta al que acababa de llamar. Así es, esta es la hacienda del alcalde Timertikos. ¿Tiene cita? De no tenerla, será mejor que venga mañana, hoy está muy ocupado. Si la tiene, dígame su nombre y le diré a qué hora le espera.
Mierda... Sin una cita el canijo aquel no le iba a dejar pasar de ninguna manera. Pero esperar hasta mañana no era la mejor de las opciones, ya que necesitaba avanzar en su investigación todo lo que pudiera en el menor tiempo posible. De tardar demasiado corría el riesgo de acabar mendigando en la calle para no morirse de hambre. Tenía que dar el máximo de sí mismo y conseguir una excepción.
-Pues verá buen hombre, no tengo cita, pero eso es porque acabo de llegar a la ciudad. Y tras recorrerla un poco, maravillándome con su magnífica arquitectura y sus buenas gentes, mis pasos me han conducido hasta la casa del noble gobernante de esta bella ciudad.
Se acercó al mediano y se agachó un poco para seguir hablándole.
-Porque veréis, soy un artista itinerante. Pero no uno cualquiera. Soy un bufón profesional, el mejor que veréis en la vida. Y he estado buscando al alcalde de la ciudad para ofrecerle mis servicios. Porque seguro que un hombre tan inteligente como él sabrá apreciar un rato de diversión de calidad, ¿verdad amigo? Así que, si pudiérais considerar hacer una pequeña excepción de nada para dejarme pasar y hablar con el alcalde, os lo agradecería eternamente.
Tirada oculta
Motivo: Engañar
Tirada: 1d20
Resultado: 1(+8)=9
Tiro engañar para que mi pedazo de mentiraca cuele.
El señor Timertikos no quiere saber nada de mendigos, ni tampoco de bufones. No está aquí para perder el tiempo, tiene mucho trabajo y ahora mismo está reunido. Dijo algo molesto. Parecía que la mentira no es que no hubiese colado, es que encima el sirviente se había dado cuenta y no tenía ninguna intención de dejarle pasar. Además, ahora mismo está reunido y mañana tiene la agenda muy completa. Será mejor que no le haga perder el tiempo y a mi tampoco. Así que, buenas tardes. Y tras esas dos últimas palabras el mediano dio con la puerta en las narices al bufón dejándole ahí plantado.
-¡No, espere, le juro que traigo información valiosa para el señor Timertikos! ¡Lo del traje de bufón es sólo una mascarada, se lo aseguro!
¡AAAAAH! ¡Maldición y ofuscación! ¡Maldito canijo! ¿Quién se creía que era para negarle la audiencia con el alcalde? ¡Si traía información valiosísima! Claro, que bien cierto era que eso no lo había dicho hasta ahora. Ojalá sus palabras llegaran hasta el mediano, porque si no, Enzo no sabía qué demonios iba a hacer ahora.
Tirada oculta
Motivo: Engañar
Tirada: 1d20
Resultado: 18(+8)=26
Pues Enzo tendría que ver cómo se iba a buscar la vida ahora, porque sus palabras llegaran o no al sirviente que le había atendido no sirvieron de nada, así que el pobre bufón se quedó ahí plantado esperando a algo que parecía que hoy no llegaría.
Mierda. Había perdido su gran oportunidad de hablar con el alcalde. Y lo peor es que venir a tontas y a locas era estúpido, ya que sin una cita o una excusa lo bastante buena para conseguir que le dieran paso, el mediano aquel le daría con la puerta en las narices todas las veces.
Enzo suspiró hondamente. ¿Y ahora qué? Porque se le ocurrían varias cosas, pero todas involucraban mucha violencia y a ese sirviente maleducado que no le había dejado pasar. Finalmente el bufón se decantó por explorar disimuladamente los alrededores de la casa, buscando un lugar por el que colarse. Si no encontraba nada, entonces ya pensaría el moverse a otra parte a seguir sus pesquisas en condiciones.
Tirada oculta
Motivo: Buscar entrada accesoria
Tirada: 1d20
Resultado: 16(+2)=18
Uso buscar para intentar encontrar una vía de entrada a la casa que no sea la puerta principal.
Vicenzo echó un ojo por los alrededores de la Casa Timertikos y no tardó en encontrar lo que parecía que era una ventana abierta que daba a un dormitorio.
Uuuuuuh, ¡día de suerte en el fondo! Una ventana abierta era una invitación clara a entrar, pero... Imágenes de él siendo detenido pasaron por su mente. Colarse en casa del alcalde podía salir bien, ya que podía encontrar al alcalde y comentarle todo lo que sabía. Sin embargo, la otra cara de la moneda era que podía salir muy, pero que muy mal. En plan patibulariamente mal. Acabar colgado en la plaza por querer cumplir con una misión no era lo que le gustaba, ¡pero si no hacía algo se quedaría estancado en sus investigaciones! Y su dinero se agotaba, pronto empezaría a tener demasiada hambre como para poder continuar trabajando y eso sólo podía acabar de una manera: mal.
Suspirando hondamente, el bufón se acercó a la ventana para mirar disimuladamente todo lo que pudo. Si no habái nadie por los alrededores y dentro de esa habitación, saltaría.
Tirada oculta
Motivo: Avistar.
Tirada: 1d20
Resultado: 3
Tirada oculta
Motivo: Saltar.
Tirada: 1d20
Resultado: 6(+1)=7
Avistar para ver si hay alguien que pueda verme colándome en casa del alcalde.
Saltar es para intentar entrar sólo si no hay testigos (que haya visto, claro está).