Partida Rol por web

- No creo que exigiendo consigamos nada, pero una llamada desde su negocio podía hacer que tuviera que dejar la reunión con el alcalde. Hay que pensar algo que le haga salir, como que alguien le esté buscando para un transporte urgente de algo valioso... la codicia puede obrar maravillas.

La hechicera miro al alcalde y Flanigan por la ventana. Inmediatamente se concentro mirando directamente a Flanigan 

- Señor le buscan en transportes Gorrablanca, es un asunto de mucha plata - susurro el mensaje que llegaría directo a la mente del empresario.

Luego miro al alcalde.

- Estamos esperando por nuestra recompensa, señor, es urgente, nos deshicimos de la rana, usted dio su palabra - Susurro y el mensaje llego directo a la mente del alcalde.

Milkahá decidió usar algo de magia para tratar de llamar la atención de las dos personas que estaban reunidas en la casa del alcalde. Ambos se quedaron callados al momento, y muy sorprendidos por lo que acababan de escuchar, segundos después, volvieron a hablar. Entonces hicieron llamar al sirviente y éste salió de nuevo al exterior. Allí se encontró de nuevo con los aventureros.

El alcalde les dice que ya sabe que están ustedes aquí. Que en cuanto termine con Flanigan les atenderá. Volvió a decir por quincuagésima vez. De todas maneras Flanigan no parecía haber salido de allí y continuaba reunido con el alcalde. Milkahá no lo había logrado.

- Para mi es suficiente, no tengo prisa. - Lomenar se aposentó tranquilamente para esperar el tiempo que hiciera falta. - Tenía miedo que el alcalde no nos fuera a recibir, pero ahora que ya se que sabe que estamos aquí y que ha accedido a recibirnos, de momento no tengo nada mejor que hacer.

Miró a Lictea.

- Podemos aprovechar el tiempo pensando qué hacer en La Capilla de Obad-Hai. El druida que la atendía desgraciadamente ha desaparecido. No sería mala idea que al menos una de nosotras se haga cargo de ella.

Los ánimos del clérigo fueron descendiendo ante lo que el consideraba era injusto. Se esforzó aún mas en tener una idea de saber de que hablaban el alcalde y quien pasó por encima de ellos para ser atendido antes. Sus ojos se dieron a la tarea de intentar leer los labios e interpretar las palabras que decían, ayudándose con el oído y viceversa.

Luego de que saliera el sirviente, el clérigo expuso su inconformidad -Deseo saber cuanto tiempo mas debemos esperar. Ciertamente, me parece un acto desconsiderado el que nos tengan esperando durante tantas horas, dejando que nos consuma el hambre.- dijo aquello tan diplomaticamnente como pudo, pero lo cierto era que empezaba a molestarse.

El templo es un gran refugio para nuestra fe, pero me temo que la responsabilidad que acarrea, es bastante grande. El mantener la capilla, debe traer consigo, incluso, gastos. concluye.

Lictea se cuidó mucho de no ponerle mala cara a su compañera druida.

- No quiero hacerme cargo de una charca de sapos y renacuajos...- Aún así le salieron sus malos modos. Ella era pastora de lobos. Los ojos de Lictea se posaron en el compañero animal de Lomenar. Quizá ella quisiera que se hiciera cargo de él. No le disgustaba la idea.El lobo de Lomenar le parecía más un perrito faldero pero podría educarlo y comenzar a agrandar su manada.- Pero si quieres puedo echarte una mano. Como dice Kranjstar no creo que vayan a dejarte. Seguro que te permiten hacer todo el trabajo sucio y, cuando ya tengas todo ordenado y limpio..¡ZAS!...se lo darán a otro nek, nek, nek. Pero yo te ayudo si quieres.

Bueno, hice lo que pude- les dice a sus compañeros con cierto aire de derrota en su voz- podría haber derramado algo sobre el tipo gordo, pero supongo que desgraciadamente soy demasiado diplomática - les comenta sonriendo.
Deberíamos tener en cuenta que ese druida tal vez podría recuperar su forma, así me dijo Liria Tolivar, que en caso de que recuperase su forma y tuviese hechizos suficientes podría salvarse, pero nadie sabe si en verdad podría regresar a su forma- hizo una pausa y luego continuo

Como quiera, ¿me podrían dar alojo en la capilla? no tengo donde pasar la noche y es caro dormir en esta ciudad.

- La capilla no es nuestra... todavía. Pueden pasar muchas cosas pero si está en nuestra mano ten por seguro que siempre serás bienvenida.

El sirviente se encogió de hombros ante las quejas de Kranjstar. Me parecen muy bien tus quejas, pero yo no puedo ayudarte. Le dijo. La verdad que perdéis el tiempo, cuando Flanigan viene a contarle sus penas al alcalde, se tiran hasta las tantas. Y desgraciadamente esto ocurre más a menudo de lo que os pensáis. El alcalde ya sabe que estáis aquí, ya os ha dicho que os atenderá en cuanto pueda. Yo si fuera vosotros, me iría a comer algo, y volvería más tarde, a ver si ha habido suerte y ya le ha dejado en paz. Estaba claro que al sirviente tampoco le hacía gracia Flanigan, pero no tenía más remedio que obedecer, pues ese era su trabajo.

Lomenar parecía que se había imbuido de paciencia infinita.

- No tengo prisa y no me preocupa la comida, esperaré tranquilamente. - contestó al mediano.

Ahora que sabía que el alcalde conocía que estaban esperando ya no tenía prisa. Esperaría tranquilamente la recompensa y hablaría con él de la Capilla.

Lictea palmeó la espalda de la esmirriada mujer, Milkahá, que al menos había intentado algo.- Bueno, que no se diga que no lo intentamos.- Al menos habían hecho salir al lameculos del alcalde a darles explicaciones. No sabía el porqué pero le daba la sensación de que, si se marchaban, al volver ya no habría nadie. ¿Cuántas veces habían estado yendo de un lado a otro sin que nadie los despachara? Se sentó en el suelo y se cruzó de piernas y brazos.

- Algunos de nosotros podemos ir a buscar algo de comer si queréis.

Luego de la salida del sirviente y su propuesta de volver luego, el clérigo dejó escapar un profundo suspiro en señal de resignación.

Sin pronunciar palabras, la frustración en su rostro, dejó claro que para Kranjstar, la opción que daba Lictea no era posible, no tenía para gastar en una buena comida, a lo mucho podría esperar a que le dieran gratis o a muy bajo costo, algunas sobras en la posada mas cercana.

El clérigo intentó soportar el hambre y esperar un poco mas, al paso que iban ya no podrían salir de la ciudad, pues salir de noche a investigar resultaría bastante peligroso. Volvió a hablar con el sirviente del alcalde, pidiéndole, en esta ocasión, que diera un recado -Ya veo... Dices que viene a contarle sus penas, no me digas que volvió a perder su anillo o algo así. Si es así, puedes hacerme el favor de decirle al señor Flanigan, que yo lo volveré a traer a sus manos. Seguramente mi dios me ayudará a encontrarlo, igual que hace unos días.- dijo todo aquello con le esperanza de que Flanigan dejara el tema con el alcalde y se dispusiera a buscar su anillo perdido, si es que este lo estaba, de lo que no estaba seguro, pero algo le pareció haber escuchado.

El sirviente asintió ante las palabras de Kranjstar y cerró la puerta para volver a dejarles allí esperando.

Milkahá se sentó en el portal de la casa y saco algunos apuntes que había recopilado, los leyó y luego se quedo pensativa por un tiempo, luego se estiro y se desperezo mientras Aby su pequeña comadreja salia de su canasta y se desperezaba también, Milkahá tomo a Aby y la puso en el piso.
-esta bien ve, pero no te vallas lejos- le dijo a la comadreja mientras corría al jardín a husmear.
Luego miro a sus compañeros.
Nuestro grupo es pequeño y no hay nadie entre nosotros experto en armas, yo me he dedicado a la magia arcana desde pequeña y me parece que ustedes también saben sobre magia, pero tal vez necesitemos a alguien que nos ayude en peleas cuerpo a cuerpo- les comento a sus compañeros 

El mediodía se abría paso y la mañana quedaba atrás. Habían perdido la mañana y seguramente el día entero correría la misma suerte. Lomenar se desperezó y estiró poniéndose en pie. Empezaba a tener hambre.

- Arvak, busca comida. - Le dio una escueta orden al lobo que siempre estaba a su lado, el cual empezó a olfatear los alrededores buscando cualquier animalillo que hubiera hecho del jardín su hogar.  Por su parte Lomenar observó los alrededores buscando hierbas u hojas comestibles así como lombrices o cualquier pequeño animal que pudiera ofrecer algo de alimento.

- Nosotras dos somos druidas.- Respondió a Milkaha. Sus lobos podían luchar en primera línea pero la mujer tenía razón. Lictea era fiera como un lobo pero para ayudarse de la magia de la madre naturaleza necesitaba cierta calma.- Kranjstar es  sacerdote.- Era majo y tal, pero blandito como la tripa de Lico cuando comía demasiado una buena temporada.- Una guerrera hecha y derecha, eso es lo que nos hace falta.

- ¿Conoces alguien así Lictea? yo a los guerreros que conocía me los arrebató la enfermedad de las algas, desde entonces he estado con Zarus y he conocido a algunos aventureros pero no se, había uno grande y fuerte, medio orco y uno cro que se llamaba Kraken ademas un Bardo y Muerde rodillas pero ellos no son lo que buscamos - siguió Milkahá con la conversación, le gustaba hacer migas con Lictea, que con ese aspecto salvaje y desaseado le daba la impresión de ser mas lobo que el mismo lobo que siempre la seguía a todos lados.

Lomenar encontró en el jardín de la Casa Timertikos un árbol frutal con suficiente fruto para alimentar a los cuatros que se hallaban allí esperando. El problema podía ser que no le hiciera ninguna gracia a su dueño que unos desconocidos le quitaran

Lomenar no dudó, tomó fruta y la repartió entre sus compañeros.

- La fruta por la espera... si nos hubiera atendido ya podríamos permitirnos un festín en una buena posada. De todas formas, seamos discretos.

Lomenar empezó a comer procurando no dejar restos de comida cerca de donde estaban.