Partida Rol por web

Viendo a los que recién llegan, el guerrero se les acerco disculpen. Por lo que oí volvieron a la catedral de Pelor. Luego se dispuso a esperar un poco mas.

El clérigo, intrigado por la permanencia del guerrero, pese a la marcha del resto, decidió cuestionar Disculpa, puedo preguntar porque no has ido con el resto? Sabes si lograron hablar con el alcalde y este les dio tanto su recompensa como la que nos correspondía? preguntó con clara curiosidad.

- Pfffff. Pues habrá que ir detrás de ellos como una loba detrás de sus cachorros.

El guerrero se distrajo un poco ante la consulta de Kranjstar por ahora no ha entregado nada y negaron nuestra audiencia debido a la insubordinación de la que se hace llamar Aire. Por lo que me quede aquí un rato ya que no tengo nada mejor que hacer. respondió Akatosh.

El clérigo, atendiendo a la intensión de marcha de su compañera, puso una mano sobre su hombro e intentó persuadirla de no marcharse, pero si esta no le agradaba la idea, no insistiría en retenerla. Deja intentar aclarar lo que ha pasado. El alcalde, por lo menos, debería escucharnos. aquellas palabras buscaban apelar a la paciencia de Liatea, aunque esta fuese escasa.

Volviéndose para escuchar al guerrero y atendiendo a lo que este dijo, Kranjstar gesto de total decepción. Pero que tenemos que ver nosotros con ella? Ni siquiera estuvo con nosotros en la batalla contra la rana. dijo tratando de evitar un tono de disgusto, pero aquello terminaría por ser inevitable.

Buen sirviente, sé que sabes que somos personas de bien. Arriesgamos nuestras vidas tratando de salvar a esta ciudad de una terrible criatura. Me gustaría que el alcalde no pasara por alto esto. Podrías permitirme hablar con él. Esta vez la voz del clérigo fue hacia el sirviente de la casa.

Finamente, Kranjstar lanzó una pregunta al guerrero que también podía ser respondida por el sirviente. Aún se encuentra adentro el señor que entró antes de que Lictea y yo nos fuéramos?

No se a que vino esa mujer aquí, pero lo que si se es que la lió con la audiencia con el alcalde. Y no, todavía no ha salido ese hombre. era cuestión de esperar y ver que ocurría.

Esta grandiosa mansión, uno de los edificios más impresionantes de toda la colina, tiene una fachada tallada con imágenes de animales fantásticos, un tema que se repite en las formas de los arbustos que cubren sus terrenos. El escudo de armas de la puerta muestra un casco alado sobre un par de guanteletes cruzados, sobre campo rojo.

Le saludo nuevamente. dijo haciendo una breve reverencia ante el sirviente del alcalde. Nuestros compañeros aún se encuentran en este lugar? le preguntó al mediano, con la expectativa de escuchar una positiva respuesta. Podemos pasar a hablar con el alcalde? Todos lo que llegamos esta mañana, somos merecedores de la recompensa por luchar contra la rana monstruosa. dijo para refrescar la memoria del sirviente, en caso de que no les recordara.

El señor alcalde actualmente se encuentra reunido. Dijo negando con la cabeza. Y me temo que con quien está hablando no es ninguno de sus amigos. Después miró hacia la entrada del jardín, pues parecía que las dos señoritas que andaba buscando estaban entrando por la puerta.  Hasta que no termine su reunión no podrá atenderlos.

Lomenar saludó al sirviente. Esperaba que no tuviera en cuenta sus nervios del encuentro anterior.

- Hola, ya estamos de vuelta. Preferimos quedarnos por aquí a la espera, aunque sería de agradecer que le pudieras pasar un nota acerca de nuestra presencia.

Entonces observó que Lictea y Kanjstar estaban de vuelta.

- ¡ Que alegría encontraros de nuevo ! ¿Qué tal ha ido todo? Estuvimos esperando hasta que decidí volver al templo para explicaros que la cosa va despacio. - bajó el tono - Me da a mi que aun nos queda una buena espera.

Milkahá se acerco a donde estaban todos y les saludo - Hola, que gusto en verlos - Lomenar hablo también y la hechicera asintió a sus palabras. Luego miro al sirviente que acababa de hablar con Kranjstar y la expresión en su rostro paso a tornarse insatisfecha y un tanto desesperada. Al parecer el acalde aun no les atendería y Milkahá se comenzaba a desesperar.

Kranjstar era un hombre paciente y acostumbrado a no desesperar, pero era claro que a ninguno le hacia gracia, que luego de haber llegado primero, alguien les hubiera pasado por encima y les hubiera quitado la oportunidad de hablar con el alcalde. -Entiendo lo que dices. Pero estoy seguro que al alcalde le complacería saber que estamos acá,
somos quienes pusimos a esta ciudad a salvo de una gran amenaza. Incluso el mismo señor Flanigan no dudaría en darnos un espacio, si sabe quienes somos, ya que le he ayudado a recuperar su anillo en una ocasión, podrías comprobar eso si le dices que el clérigo Kranjstar es quien esta afuera.- solicita al sirviente.

Lictea no podía soportar más el ultraje al que estaban siendo sometidos después de dejarse la piel protegiendo aquella apestosa ciudad pero, para molestar, se hizo la paciente y se sentó en el suelo toda espatarrada.

- Está bien. Esperaré aquí mismo.- La mujer tenía un aspecto deplorable para alguien de ciudad. Parecía más un perro callejero que una persona. El pelo grasiento y apelmazado, las uñas negras, la cara sucia y un olor que era una mezcla entre sudor y ropa húmeda. Agarró a su lobo Lico del pescuezo y lo arrastró hacia ella para usarlo de cómoda almohada.

Entendido, vosotros veréis. Dijo el sirviente al tiempo que cerraba la puerta y se marchaba de allí.

- Me da que vamos a dormir aquí. - comentó Lomenar, una vez más defraudada por la poca decencia del alcalde.

Pero la realidad es que si querían cobrar la recompensa no tenían más remedio que esperar, no había otra. Recordó por un instante la gente humilde de la aldea que, pese a no haber podido ayudarles, fueron lo suficientemente generosos como para pagarle el regreso a la cuidad.

Inspiró hondo mientras se sentaba en el suelo.

El clerigo entre cerro sus ojos, al ver que el sirviente del alcalde se marchaba sin mas, existía la posibilidad, remota, de fuera a dar la razón que le pidió, pero el gesto del mediano era difícil de interpretar. Si la cosa seguía así, no quedaría mas remedio que marcharse o entrar sin autorización.

Kranjstar tomó posición de meditación y comenzó a rezar al dios de la naturaleza. -Que tanto será lo que hace el señor Flanigan a allá adentro?- dice luego de 10 minutos de total silencio. Lo cierto era que al parecer aquel sujeto, no era propiamente un amigo del alcalde, según lo comentado por el sirviente. Entonces los intereses entre estos se debían mover en otro sentido.

Lictea siguió haciendo su paripé hasta que estuvo segura de que el imbécil del sirviente se había ido de veras.

- Menudo gilipollas.- Escuchó a Lomenar con disgusto. ¿Dormir allí? Se ponía de los nervios con la burocracia de la ciudad. ¡Cómo si no hubiera cosas que hacer en un día! Y encima Kranjstar se ponía a rezar...

- Deberíamos armar un buen escándalo aquí para que quieran despacharnos pronto, ñek, ñek, ñek.- Reía Lictea y se frotaba as manos con las ideas que le surgían en su alocada mente de salvaje.

No se compañeros, pero tal vez sea mejor buscar otro trabajo y mañana por la mañana regresar para reclamar nuestra recompensa - les dice poniéndose de pie - no tengo ni una sola moneda y ya va siendo hora de comer, tal vez seria mejor salir al campo para cazar algo, ¿no creen?-

Lomenar se relajó mientras permanecía sentada en el suelo. Dormitaba a la vez que su lobo que estaba acostado a un lado.

Milkahá parecía ser quien mas desesperada estaba, aún así el clerigo sabía que lo mejor era tener paciencia, aunque era demasiado creer que Lictea, se quedaría ahí esperando no mas, seguro que en poco estallaría su desesperación, pero si era justo empezar un bullicio en ese lugar, Kranjstar lo apoyaría. -Espero que ya no demoren mucho, empieza atacarme el hambre.- dice comprobando que el sol estaba en lo mas alto.

-Creen que debamos hacer algo en especial para ser escuchados. Esto, sin duda, puede ser entendido como una falta de respeto, pero lo cierto es que hemos sido nosotros los primeros en ser inrespetados.-  dice en tono dubitativo.