Partida Rol por web

Lomenar se distancio del grupo un par de minutos y se adentró en el jardín del alcalde. El clerigo estuvo apunto de decir algo para detenerla, no deseaba que se metiera en problemas, pero lo cierto era que aquella espera era culpa del mismo alcalde y de alguna manera ella solo estaba actuando según su naturaleza salvaje, siendo el bosque su hogar, el buscar comida en el jardín, se le daba casi que por instinto.

El tema sobre buscar un fuerte guerrero para el equipo, tomó la atención de grupo -Pues yo no conozco a ninguno en particular, he visto a muchos, eso si. Pero si queremos a alguien fuerte, seguramente lo encontraremos en aquellas contiendas que desarrollan los seguidores de Kord.- agrega, recordando que hoy se desarrollaba uno de esos torneos.

Cuando Lomenar regreso, treajo consigo varias frutas y ofreció al clerigo una de estas, este agradeció y la comió con deleite, era reconfortante llevar algo a sus estomago con toda la sacudida que le estaba dando el hambre. -Gracias...- dice solo eso, pero dejando la certera sensación de que quería decir algo mas, algo sobre el haber hecho eso, básicamente era robar, siendo que era un jardín privado.

- Claro que conozco pero están lejos.- Lictea negó con la cabeza. Conocía a algunos de los que Milkahá hablaba pero no le parecían para nada buenos candidatos.- Tendrías que ver a las guerreras de mi clan....- Como tenían tiempo, y Lomenar les había traído manduca, Lictea se explayó en contar a los demás cómo era su clan, los Lykanthropoi o pastores de lobos. Se trataba de una comunidad matriarcal, donde las mujeres tomaban las decisiones importantes, mientras que los hombres se ocupaban de temas secundarios.- ¡Ay si mi hermana estuviera aquí!- Toda su clan giraba en torno a las figuras de las druidas que protegían a la manda de lobos.- Es especialista en lucha con lanza y escudo. Pero aquí tanto los hombres como las mujeres están...como decirlos, blandos.- Acabó de masticar la pieza de fruta y escupió las semillas en su mano, llenas de babas.- Por si nos piden cuentas podemos plantarles unas cuantas semillas.- Le tendió las mismas a Lomenar.- Gracias.- Kranjstar proponía una idea sobre donde encontrar a verdaderos hombres, capaces de las mayores gestas.- Ah, pues podríamos acercarnos allí a ver si hay algún voluntario. No creo que haga falta que todos esperemos aquí.

Milkahá come la fruta con alegría y poco le importa que el dueño se enfadase, de hecho de no ser por ellos no tendría ni frutas, ni arbol, ni jardín y tal vez estaría muerto. - ¡La enana!, Lomenar, ¿como dijo que se llamaba? - dice de repente y luego en un esfuerzo por acordarse del nombre aprieta los ojos y se toca la frente con los dedos, se pone en pie y da un par de pasos para aquí y dos para allá - ¡Sanya!, Lomenar, Sanya nos dijo que estaría en una posada, ella se veía ruda, ¿la recuerdan?, pero creo que andaba con otras dos chicas hechiceras o magas, menciono magia, pero nos pregunto por trabajo - La chica toma asiento otra vez, y Avy regresa corriendo con algo de fruta en el hocico, sube al hombro de Milkahá y se pone a comer.

-¿Donde dijo que estaría?- se pregunta mientras mira el cielo - Creo que dijo que en el Lagarto -

El sol seguía alzándose en el cielo mientras perdían el tiempo esperando al alcalde. Un descanso les vendría bien , pero esta ya empezaba a ser excesivo. Tal y como iban las cosas, la visita seguramente se quedaría a comer mientras el alcalde les tenía olvidados.

Tras haber comido algo y habiendo disimulado los restos de su refrigerio, Lomenar dormitaba al lado de su lobo mientras el día continuaba plácidamente.

Sin el peso del hambre, la espera de había hecho mas soportable, sin embargo, no dejaba de ser molesto el que el alcalde les tuviese esperando de una forma tan prolongada.

Al ver que Lomenar tomaba una posición de descanso, Kranjstar se dispuso a hacer lo mismo. Creo que la espera se dilatar hasta cuando caiga la noche. dice con pesadez.

Una ruda guerrera enana era algo que no disgustaba a Lictea.

- Podría ser, podría ser...- Lomenar y Kranjstar se recostaban a dormir la siesta ahora que tenían el estómago hecho.- El problema-Continuó hablando con la delicada Milkhalá.-es que tampoco tenemos , lo que se dice, una "gran " misión. No podemos prometer una paga que no nos han prometido a nosotros. Pero podría intentarlo... Podría pasarme por el lagarto o por la Arena de Kord.- Se fiaba de Lomenar y Kranjstar para que la representaran frente al alcalde.

El clérigo entre abrió los ojos para intervenir en la conversación sobre la búsqueda de un guerrero para el grupo. Parece mas provechoso que esperar acá. Yo velaré por lo que te corresponde. le dice a Lictea.

En caso de que el alcalde nos atienda, hay forma de que con magia se te pueda dar aviso? Kranjstar deja la pregunta abierta, para quien la supiera responder.

Lomenar asintio.

- Si conseguimos que el alcalde nos reciba, guardaremos lo tuyo. Si acabas, vuelve aquí. Nosotros te buscaremos en el "Bote del Lagarto", después en la Arena de Kord, que, por cierto, no se dónde está. Si no te encontramos en ninguno de esos dos lugares regresaremos aquí por tí

Lictea se levantó, desentumeció los músculos algo agarrotados de estar tirada, y se sacudió el polvo de sus roñosas ropas.

- Está bien. Así haremos.- Pegó un puntapié a su lobo Lico para que levantara el culo del suelo.¡Menudo vago estaba hecho!

Tras haber comido y después de despedirse de Lictea, Lomenar entró en un estado de semi-consciencia mientras dormitaba apoyando la cabeza sobre su lobo que se había tendido a su lado.

Aún mantenía la esperanza de ser recibida por el alcalde a lo larga del día. Habían muchas cosas de las que hablar aparte de la propia recompensa y esperaba tener su oportunidad de exponer sus ideas.

Milkahá se sentía mejor con algo en el estomago y ahora que Lictea se había ido no sabia que mas decir.

- No Kranjstar, no tengo magia para eso - le contesto a su compañero - no se ningún hechizo que nos sirva para dar aviso a Lictea - Luego dejo de hablar por un momento.

¿Se han dado cuenta que hay muchos incendios en la ciudad?- les pregunta a sus compañeros mientras acaricia a Aby - ¿sera que aquellas misteriosas monedas tienen algo que ver en eso?

El clérigo despidió a su compañera Lictea y mientras, no parecía haber mucho que hacer. Kranjstar miró, con clara molestia, en dirección a la casa del Alcalde, pero luego puso su atención en las palabras de Milkaha.

Esperemos y no haya mayor problema por su ausencia. dice dejando escapar un suspiro.

La conversación siguió sin Lomenar, pues entró en una especie de meditación. El clérigo también deseaba cerrar los okis, aquello, sólo, para hacer la espera espera más soportable. Monedas, dices? La verdad no he escuchado nada sobre ello.
Sé que han sido varios los incendios, la Cabra de Nombre, el Salón de Rarezas, El Erizo Borracho, incluso, esta mañana ha ocurrido uno, me pareció escuchar. Se ha llegado a especular que la extraña sexta que le ha robado séquito al templo de Pelor, podría tener algo que ver con ello, pero muy poco se sabe sobre ella. responde sin mucho que agregar.

Lomenar dormía profundamente sobre el lomo de su lobo, que imitaba con total felicidad la actitud de su compañera.

No parecía que se pudiera hacer mucho mientras seguían esperando a que el alcalde se dignara a atenderles. Lomenar siguió durmiendo tranquilamente y no parecía que fuese a pasar nada en especial durante un buen tiempo.

El clérigo intentó poner conversación para matar el tiempo mientras algo ocurría. -A la final... como es que diste con aquella druida que se enfrentó a la rana gigante con la que luchamos?- pregunta sin mucha curiosidad. Crees que esa criatura vuelva? replica con duda que le producía intranquilidad.

Solo tuve que encontrar la Isla de Roble, ella parece vivir ahí, llegue al mismo tiempo que Lictea ahí, pero ella no trepo al lomo de la gran águila que invoco Liria la druida, creo que no quiso dejar solo a su lobo- soltó una pequeña risa al recordar la escena- En realidad creo que Lictea se molesto un poco por no poder subir con su lobo - le dijo a Kranjstar - No creo que regrese aquella rana, estaba mal herida y la dejamos muy profundo en el mar - luego miro a Lomenar dormir con su lobo - ¿Dime como conociste a Lomenar y a Lictea? parece que se entienden muy bien - le pregunto al Clerigo

El sirviente abrió la puerta y sonrió a los aventureros que estaban sentados en el jardín esperando. El alcalde puede recibirles. Dijo dejando la puerta abierta e invitándoles a pasar.

Milkaha se puso en pie de un salto y se sacudió el polvo de las ropas.

- Vamos, por fin- camino al interior de aquella enorme casa, mientras llevaba a Aby en el hombro izquierdo olisqueando en todas direcciones.