Partida Rol por web

El elfo iba a llevar razón cuando dijo que también nos mandarían al puerto. ¿Qué habría pasado en aquella ciudad?
No había conseguido quitarme eso de la cabeza mientras enterrábamos a lo pobres desgraciados. Graak se marchó en seguida a descansar y yo le imité.
La habitación no es gran cosa, pero es suficiente para mí. Los dolores de cabeza han vuelto. Estoy cansado y agotado. Dejo mi lanza en el suelo. Y el sueño me invade.

La noche se avecinaba para dar a luz al nuevo día... Intissar quería hablar conmigo... Sería mejor hablar después de haber descansado...

Mostré mi opinión a mi hermano y fuimos a dormir tan pronto nos indicarón el lugar donde cobijarnos.

Cerré mis ojos y me arrope con los brazos de mi hermano... era la primera noche que dormiría con el desde hacía ya bastantes años... pero para mí no habían pasado los años... necesitaba recuperar el tiempo... necesitaba recuperar a mi hermano.

Abrazo fuertemente a mi hermana, aunque no puedo evitar sentirme algo decepcionado. Muchas cosas pasaron cuando aún eramos niños y debemos cerrar esas heridas. Al menos yo lo necesito. Necesito recuperar al Intissar que era y eso sólo lo lograré cuando hayamos terminado con lo que nos trajo aquí.

-Hermana, por fin juntos. No puedo creerlo. -Tras darle un beso en la frente. -Pero recuerda: mañana debemos hablar de cosas importantes. -Intissar habla en susurros a su hermana, la gente duerme y no quiere molestar.

Tras esto, cierra los ojos y se duerme, mientras el calor del cuerpo de su hermana, tanto tiempo perdida, le reconforta y le hace soñar con cosas dulces después de mucho tiempo.

Lyra les dejó descansar, todos necesitaban recuperarse del largo día que habían vivido. 

Muchas cosas había ocurrido, mucha gente habían conocido.

Layla e Intissar se habían vuelto a encontrar. Pero todo tendría que esperar. Al menos descansar hasta el nuevo día, hasta sentirse descansados y poder continuar con sus vidas.

Demasiadas emociones para un primer día...

El sueño invadió por completo a Zarus sin que pudiera hacer mucho por tratar de mantenerse despierto para esperar a que Layla terminarse de hablar con su hermano. En realidad estaba muy cansado, había sido un día agotador, el mas agotador y tensionante que en su joven existencia haya tenido.

Despertó esperando que lo ocurrido en la noche anterior solo hubiese sido un trágico sueño, pero aquello se fue con un leve suspiro al darse cuenta en donde estaba. Buscó a Layla con la mirada para comprobar que se encontrar a salvo. Hay estaba ella, quien a pesar de los afanes del día anterior, aun lucia tan hermosa y enigmatíca como cuando la vio aquel día en que subieron a la caravana. Ahora tenía a su hermano, la razón por la que realizó aquel largo viaje. Era duro pero Zarus tenía que empezar a resignarse y aceptar el hecho de que tal vez no volviera a verla mas, solo esperaba estar lo suficientemente cerca por si alguna vez Layla llegase a necesitarlo.

Zarus se levanto con su arco en mano, la verdad la sensación de seguridad era escasa aunque se encontrase dentro de un templo. Sale del recinto en donde había pasado la noche para buscar a la sacerdotisa y ponerse al tanto de la tarea para la que deseaba ayuda. Por otra parte, también estaba a la espera de que Aire o el posadero despertasen, aun quería saber un par de cosas que le hacían duda sobre el insidente en la "Cabra".

Cuando el sol sale, Intissar abre los ojos. Por primera vez en mucho tiempo ha dormido profundamente, sin las pesadillas que a menudo le atormentaban. Layla seguía entre sus brazos. Con un susurro en su oído le dice:

-Layla, ya es de día, hermana. Debemos levantarnos, he de hablar contigo de muchas cosas.

Con gesto dulce abro los ojos... y veo como mi hermano me insiste en hablar y Zarus se marcha lentamente.

El sol ya despunta. Me levanto y con gesto de aprobación me atuso la ropa y le digo entre susurros para no despertar a nadie.

Cuando quieras hermano... soy toda oidos.

Susurrando al oído para que nadie más pueda oirlo, le digo a Layla:

-¿Recuerdas cuál es nuestra misión, hermanita? Debemos acabar con quienes acabaron con nuestra familia. Debemos devolver el honor al recuerdo de nuestros padres y recuperar lo que es nuestro. ¿Has descubierto algo? Oí que estuviste unos cuantos años en la ciudad después de la muerte de nuestros padres.

Aire abre los ojos de golpe y se incorpora con velocidad. Mira a todos lados con aspecto preocupado y temeroso.

Se tranquilizó. Su horrible pesadilla había sufrido una nueva incorporación. Aquél ser desnudo que estalló.

Empezó a acariciar a Aristóteles con cariño, para despertarlo. 

En esos momento, Aire parecía una chica joven normal, dulce e inocente. Pero sólo en esos momentos.

La joven Aire se levanta, se sacude su vestido para arreglarlo lo mejor posible. Coge sus pertenencias y a su sapo. Y le susurra

Una carrera, mi querido Aristóteles. ¡A ver quién llega antes a la puerta!

Y sale corriendo entre las diferentes camas, esquivando los objetos de la gente, haciendo ruido al pasar

Esta impresionante catedral se alza sobre los edificios colindantes, y quizás sea la estructura más alta de todo Tormentos Cristalinos. Desde luego, es uno de sus rasgos más impresionantes. Los muros de piedra blanca de la catedral se elevan casi 100' sobre el nivel del suelo, y la gran cúpula de metal rojo y naranja que remata su estructura cuadrada añade otros 50' más a su altura. El radiante símbolo dorado de Pelor adorna los muros del templo, proclamando su fe con orgullo y sin sombra de duda. Pero a pesar de su grandiosa apariencia, el edificio parece un tanto abandonado e incluso algo sucio.

La propia catedral es básicamente un gran espacio abierto interior, que consiste en un púlpito central rodeado de numerosos bancos. Sus grandiosos ventanales mantienen el interior bien iluminado durante el día y, por la noche, un enorme símbolo sagrado de Pelor suspendido de la cúpula irradia varias llamas continuas. Con la oscuridad, el resplandor de este símbolo brilla como un faro a través de la cúpula de metal, convirtiéndola en un punto de referencia de noche igual que de día.

Se asienta en un complejo amurallado que también actúa como hospital de la ciudad. Varias residencias de enfermos se alinean en el muro oriental; los ciudadanos enfermos o heridos convalecen aquí bajo el cuidado de los sacerdotes de la iglesia. Hasta hace poco, estos cuidados se cobraban a precios muy razonables, pero la mala racha que atraviesa a iglesia ha obligado a los sacerdotes a subir sus tarifas.

Lyra está allí, con unas ojeras que le llegan hasta el suelo. En su rostro se ve el cansancio. Había pasado una larga y dura noche. Algunos de los allí presentes habían sufrido algunas heridas y se encontraban en muy mal estado, pero cuando fueron despertando uno a uno les fue diciendo.

- Por favor, ahora necesito yo vuestra ayuda. Habéis descansado, aunque haya sido más bien poco y os habéis curado de vuestras heridas. Necesito que os vayáis reuniendo en la entrada. Cuando esteis todos os contaré para lo que os necesito. Espero que sepáis valorar el trato que se os ha dado aquí y ayudéis en todo lo que podáis.

-Ayudarte a tí es ayudar a Pelor.-Digo firmemente.-Y tanto yo como muchos de los presentes le debemos la vida y mucho más. ¿No es así?-Hago una pausa mirando al grupo.- Sólo me queda mi espada, mi escudo, y los harapos que visto, pero los pondré a tu servicio tal y como juré ante el altar de Pelor. 

¿Qué decís los demás?

Estaba aún algo adormilado, así que las palabras de Amber me sonaron a élfico. No obstante, había decidido ir con ella hasta el final aunque sólo llevaba camisa, calzones y una lanza...
-Estaré encantado de ayudar- dije con una somnolienta sonrisa-. Incluso en estas ridículas condiciones. Seguro que se nos ve aún más ridículos si vamos todos juntos.
Miro al resto y sonrío. Desde luego que estamos ridículos.
-¿Dónde se nos necesita?- digo decidido dando un paso hasta ponerme a la altura de Amber.

Aire llegó a la altura de Lyra, y, cogiéndola de la mano, asintió con energía.

Yo te ayudare, sí. Como anoche

Venimos buscando ayuda dijo Ialdabode a la primera persona que vio pasar.

Este hombre sea desmayado y necesitamos que le atiendan

Hermano... no estube en está ciudad... fui de ciudad en ciudad ocultandome de la familia Tyreis nos hecho en nuestra ciudad como verdaderos proscritos....

No sé que hacer... ahora que te he encontrado es como si tuviera un vacío... no sé a donde ir... ni que hacer...

En ese momento empieza a hablar la sacerdotisa del templo y presto atención como si resolviera la incognita que acababa de desvelar.