Partida Rol por web

Durante el recorrido hacia el templo, Zarus no pudo evitar estar preocupado por la suerte de aquella joven llamada Aire, muchos parecía no impórtales lo que pasara con ella, al fin y al cabo algunos podrían verla con gran parte de responsabilidad por aquella catástrofe ocurrida en “La cabra de Mimbre”.

-¿Crees que Aire estará bien sola?- la pregunta se dirige hacia al el gigante y su tono demostraba sus sentimientos de intranquilidad -Parecía que te la llevabas bien con ella ¿Por qué no las has acompañado?- era aceptable si aquel hombretón replicaba con algo tosco, al fin de cuanta apenas y se estaban recién relacionando con él, aunque claro ante los ojos de Zarus el gigante era una buena persona e incluso estaba agradecido con él después de ayudarle a bajar evitándole las consecuencias que le hubiese ocasionado una mala caída.

Antes de poder escuchar una respuesta del gigante la figura de un elfo gris puso en tensión a todo el grupo. Tanto Amber como Russell parecían muy bueno con el don de la palabra, asi que Zarus se despreocupo del recian aparecido elfo, y centro nuevamente su atención en la respuesta del gigante.

Por otro lado, el posadero daba la impresión de seguir perplejo ante la desgracia que le suscitaba el perder aquella posada, Zarus deseaba indagar un poco sobre la información que pudiese tener sobre los posibles responsables para él no era nada aceptable que por la ambición de algunos tuviesen que sufrir tan terribles consecuencias otros.

Creo que le irá bien, ¡siempre que no se acerque demasiado al fuego! Además, yo solo la conozco de hoy y ha sido ella quien ha decidido ir por otro camino, de todas formas si eso que dice sobre su divinidad es cierto no hay de que preocuparse.

- No sé quien era aquel elfo que se marchó, pero si Lyra estuvo ayudándolo dudo que nos cause problemas. Así que por favor, relajaos y entremos a hablar con Lyra. Ella es la suma sacerdotisa del lugar, en ella podremos confiar y sus adeptos harán todo lo que esté en sus manos para darnos curación, descanso y alguna cama.

Cuando Lankus termina sus palabras podéis ver como tras vosotros aparece Aire, finalmente parece que os ha seguido hasta la Catedral.

Esta impresionante catedral se alza sobre los edificios colindantes, y quizás sea la estructura más alta de todo Tormentos Cristalinos. Desde luego, es uno de sus rasgos más impresionantes. Los muros de piedra blanca de la catedral se elevan casi 100' sobre el nivel del suelo, y la gran cúpula de metal rojo y naranja que remata su estructura cuadrada añade otros 50' más a su altura. El radiante símbolo dorado de Pelor adorna los muros del templo, proclamando su fe con orgullo y sin sombra de duda. Pero a pesar de su grandiosa apariencia, el edificio parece un tanto abandonado e incluso algo sucio.

La propia catedral es básicamente un gran espacio abierto interior, que consiste en un púlpito central rodeado de numerosos bancos. Sus grandiosos ventanales mantienen el interior bien iluminado durante el día y, por la noche, un enorme símbolo sagrado de Pelor suspendido de la cúpula irradia varias llamas continuas. Con la oscuridad, el resplandor de este símbolo brilla como un faro a través de la cúpula de metal, convirtiéndola en un punto de referencia de noche igual que de día.

Se asienta en un complejo amurallado que también actúa como hospital de la ciudad. Varias residencias de enfermos se alinean en el muro oriental; los ciudadanos enfermos o heridos convalecen aquí bajo el cuidado de los sacerdotes de la iglesia. Hasta hace poco, estos cuidados se cobraban a precios muy razonables, pero la mala racha que atraviesa a iglesia ha obligado a los sacerdotes a subir sus tarifas.

A lo lejos puedes ver como el grupo con el que estabas antes se adentra en el lugar. 

Cuando estás llegando te cruzas con un extraño elfo que parece que va con mucha prisa al museo. Parece un elfo arquero, puesto que lleva el carcaj a su espalda, pero no hay ni rastro de su arco.

-Tienes razón.-Respondo al escuchar al posadero.-Por mucho que su educación deje que desear, si ha ayudado a una sierva de Pelor, no merece que otra lo cuestione. Entremos. Si es verdad lo que ha dicho el elfo yo también deberé ir al puerto en breve.

Sin decir más, comienzo a avanzar en la dirección indicada por el extraño elfo.

Aire entró en la catedral y se quedó maravillada ante tanto espacio, tanto que casi se le olvida a qué había ido.

Lo recordó cuando una gota de sangre le resbaló por el cuello.

Buscó con la vista a alguien con capacidad de curarla, así que terminó por acercarse a uno de los sacerdotes y le dijo.

Oiga, buen hombre. Estaba yo en la posada que se ha derrumbado y ¡plaf! Me he caído y ahora no deja de sangrarme el oído. ¿Puede usted ayudarme?

Aire os adelanta a todos y es la primera en entrar en la Catedral, antes incluso que Amber. 

Cuando te diriges a uno de los clérigos cuando una mujer rubia de cara triste se acerca ante ti y con un gesto hace que se retire el clérigo.

La mujer te mira de arriba abajo y toma tu mano poniendo la suya encima. Al principio el contacto de su mano hace que te duelan las heridas pero tras unos segundos un calor empieza a embriagar todo tu cuerpo recuperándote completamente tu oído y sanando todas tus heridas.

La mujer te sonríe a pesar de que ves en su cara como le cuesta horrores hacerlo. Te mira la mano y te la cierra soltándotela. Ahora te mira a los ojos y sin quitar esa sonrisa que te estaba poniendo te asiente con la cabeza y te dice:

- Ahora por favor, ayudadnos. Los que estén gravemente enfermos que pasen por allí, yo ya no puedo hacer mucho más por hoy, necesito descansar. Los demás, haced el favor de ayudarnos.

Aire se llenó de vitalidad y de nuevas energías. Tanto que se olvidó del hombre que la había dicho que fuera a que la curaran.

Sí, querida, ve a descansar, yo me encargaré de todo por aquí. Aunque sólo puedo dirigir, no tengo poderes para curar. Muchas gracias por sanarme añade.

Se gira al grupo y dice: 

A ver, estoy al mando aquí dirigiendo enfermos. Señor tabernero, usted está herido, pero sus heridas no son demasiado graves.

Y tú, la mujer que me ha llamado loca y le caigo mal. Tú estás muy malherida, ves por ese otro sitio.

Despejadme la puerta, tienen que entrar más gente

Entro sin hacer mucho caso a la joven que nos ha adelantado y me acerco a la que parece ser la encargada del templo. Se la ve un tanto apurada por la situación, así que intento no hacer que pierda tiempo.

-Salve.-Digo con presteza.- Soy Amber, sierva de Pelor. He encontrado a estas buenas gentes en un accidente en la posada donde me alojaba. Los traigo al templo en busca de cura. He usado casi todo mi poder, pero no parece bastar. Además, no puedo hacer nada por los muertos. Sin embargo, si me indicáis dónde hay vendas y material de sanador, os serviré de ayuda con diligencia en cuanto esté a mi alcance.  

Sin decir más, espero su respuesta en silencio.

Mire a Aire tras verla tan resuelta en su nueva posición y como era de esperar sonreí, y le susurro a Intissar y Zarus: En el fondo se la ve buena gente... pero esta fatal de arriba...

Me acerco a Aire con gesto pacifico y le digo: Gracias por preocuparte por mí... pero Amber sanó mis mayores heridas allí... junto a los escombros de la Taberna...

Perdona mis modales... soy Layla... tu si no recuerdo mal ... escuche que te llamaban ¿Aire?.

Me giro a mis compañeros y les digo: Creo que lo mejor sería curar rápido nuestras heridas y ver si somos de ayuda en algo... luego deberiamos de ir hacía la nueva zona incendiada... Sobretodo tú... Aire... Si están esas criaturas danzarinas por allí nos ayudarías a reconocerlas en esta ciudad con tanta mesclanza de razas y linajes.

Por lo que veo Amber ya esta manos a la obra...

Puede que esa tal Aire estuviera un poco tocada de la cabeza... pero aseguro que un sátiro era el responsable de esto... y no sería yo quien le negara la mayor... de todas maneras... porque no la iba a creer....

Muerto me hallo por ver de nuevo a Aire, en su dispar situación, hacerse cargo de aquellas curiosas circunstancias. Amber se mueve como pez en el agua, pero tanto el lugar como los heridos me enclaustran y el dolor de cabeza vuelve.
Layla nos anima a ayudar. Me encojo de hombros y palmeo el codo de mi gargantuesco acompañante.
-Gran hombre, ven busquemos qué hacer con los cuerpos- le digo Graak-Hal.

La figura de la sacerdotisa del templo no se hizo esperar después de seguir en la misma dirección en la que se movió Aire. Zarus logró sentirse un poco mas tranquilo, al ver aquella chica y su curioso sapo y mucho mas al ver que la sacerdotisa curo sus heridas. 

Los templos no eran de los lugares mas visitados por Zarus, algo de incomodidad se veía en su rostro, mientras escuchaba las intervenciones de Amber, Aire.

Zarus asintío, con cierta timidez, ante el comentario de Layla, pero bueno no importaba si Aire estaba loca o no, lo importante era que estaba asalvo, Zarus no quería saber que alguien mas perdiese la vida de una forma tan vana como la perdieron aquellos hombres que fallecieron en el derrumbe de la "Cabra".

-Estas segura que te sientes del todo bien?- pregunta a Layla en un tono un poco seco. No era del todo obvio saber si sus herida se habían sanado y era mejor presionarla para que confesara si aun seguía con alguna molestia después de aquella caída.

Graak asintió a la palabras de Russell y avanzó con los cadáveres hacia el clérigo más cercano. Hombrecillo, necesito que te ocupes de dar sepultura a estos dos cuerpos y un lugar donde alojarme esta noche.

Mientras Layla se preocupaba en ayudar a todo el mundo, Intissar recordó porqué estaba allí.

Se acercó a su hermana y con suavidad le cogió de la mano. Su hermana le miró extrañada, pero éste, con una sonrisa, le dice:

-Layla, hermana, ven conmigo, tenemos que hablar de algo importante.

Sin más comienza a llevarla a un lugar algo apartado del tumulto general, aunque siguen estando visibles para todos, la distancia a la que quiere llevarla Intissar es suficiente para mantener una conversación privada.

Intissar se mostró algo impaciente por hablar con su hermana, cortó el pequeño dialogo que Zarus trato de iniciar con Layla sin mas. Apesar de esto, Zarus no pareció molestarse en lo absoluto por aquel comportamiento, comprendía que el tiempo en que estos dos hermanos han estado separados ha debido ser muy duro para ambos.

El fuerte sonido de una explosión os hace dar un pequeño respingo. Algo ha sucedido en la ciudad, cuando echáis un vistazo por una de las ventanas de la catedral podéis ver que debe ser debido a que la columna ha desaparecido.

Lyra indica a Amber donde puede recoger algo de material para curar a los enfermos y algunos adeptos de Pelor se acercan para examinaros y llevaros a algunas salas que sirven para curar enfermos.

A los que os encontráis mejor os llevan a unas habitaciones algo pobres, pero al menos tenéis un lecho donde descansar de tan duro día.

Los primeros rayos del alba están empezando a cruzar las vidrieras de la catedral y pronto empezará un nuevo día. No habéis descansado mucho así que sería un buen momento para hacerlo. Parece que el peligro en la ciudad ha desaparecido y quizá sea buen momento de descansar y esperar al día siguiente a hacer las preguntas.

Otro adepto ayuda a Graak y a Russel a enterrar los cuerpos de los caídos junto a la catedral.

Cuando ya todo se está solucionando, vuestras heridas están curadas y os sentís algo mejor.

Lyra se acerca a vosotros y os dice:

- Hoy os he ayudado yo a vosotros, espero que mañana podáis ayudarme vosotros a mi.

Dicho esto os desea un apacible descanso y se marcha de allí para descansar.

El semigigante enterró los cuerpos con la ayuda de Russell y una sacerdotisa mientras los primeros rayos de sol le calentaban la espalda, parecía un buen momento para descansar, sin embargo aún no sabía que había pasado, eso sin duda le iba a alborotar el sueño, pero Graak no era de los que se quejaban, simplemente se puso a caminar hacia la habitación que le habían ofrecido, dejó su espadón al lado de la cama y se tumbó.

Sin perder tiempo, en cuanto la mujer me dice dónde encontrar material de curandero, empiezo a moverme por el templo con los acólitos en busca de heridos a los que poder auxiliar. El tiempo apremia y es necesaria toda la ayuda posible, así que intento hacer cuanto puedo por sanar a los heridos.

Cuando todo se va calmando, pido permiso a Lyra para retirarme a descansar.

Aire estaba satisfecha con ser la organizadora del lugar.

Sabía que, sin ella, todos esos heridos hubieran muerto. Menos mal que se la ocurrió convocar a los clérigos para que pudieran sanar a la gente herida.

Mi querido Aristóteles le dijo a su sapo en la habitación descansemos por hoy. Mañana será otro día y seguro que despertarán mis poderes divinos

Y se dejó caer en la cama, durmiéndose al instante

Zarus no pudo evitar hacer un gesto de asombro al escuchar las palabras de la sacerdotisa -¿Ayudarla? ¿De que se tratará?- un par de imagenes de posibles opciones pasaron por su mente haciendo que Zarus se sacudiera la cabeza, pues las cosas religiosas no eran su fuerte.

Sin mas, dedica el resto de su tiempo a aguarda en silencio cerca al gigante mientras Layla y su hermano termina aquella conversación pendiente.