Partida Rol por web

-¿Es cierto cuanto dices?-Digo con ira.-¿Tales maldades siguen impunes en esta ciudad? ¿Alguien más sabe de esto? No puede ser que semejante crimen siga sin castigo por más tiempo. Pero no podemos vengaros con lo que rescatamos de la posada. Necesitamos equipamiento adecuado.

-Tan real como que esta -digo cogiendo el brazo de Layla. - es mi hermana. ¿Qué necesitáis? Quizás os pueda conseguir algo.

-Llevo una espada y un escudo.-Digo señalando lo evidente.- Necesito una armadura. Puede que los superiores del templo nos proporcionen algo de equipamiento, con lo que convendría preguntarles primero a ellos ya que estamos aquí.

Mi voz quebrada sale como un débil aliento y termina diciendo:

Fui encerrada, humillada, vejada y solo por llevar un apellido que antaño era dueño de esta ciudad y por que la magía fluye por mis venas al lado de la misma sangre que corre para mantener aún con vida a este debil cuerpo...

Tube que escapar... huir... ocultar mi identidad... mi apellido ya apenas lo recuerdo como propio.

Todo lo que os digo es verdad, y es fácil de averiguar... solo teneís que remontaros a 15 años atrás y saber que derrepente unos duques cordiales fueron derrocados y apareció un nuevo ducado que dura hasta hoy con hostilidad y represión.

Mi cara miraba al suelo... ahora me encontraba como desnueda ante ellos... sin proteción ... la mascara había caído...

Desnudando nuestras almas, Layla y yo nos sentimos desprotegidos, como un cervatillo rodeado de una manada de lobos de los que no sabes si ya están suficientemente saciados como para dejarte escapar. Como por un reflejo, Intissar se acerca por la espalda de su hermana y la rodea con sus fuertes brazos, sintiendo su calor y su corazón desbocado, en un intento por calmarla. O quizás calmarse a sí mismo.

Debe sentirse bastante vulnerable tras contar la verdad. Eso me pregunto al verla en los brazos de su hermano. Bueno, desnudos estamos todos ¿no? Me dije para darme fuerzas.

-Tenemos que encontrar ropa- dije encogiéndome de hombros.- Es un primer paso. Vestidos seremos mejor acogidos entre la gente de esta ciudad- me atuso la camisola y las calzones que llevo.- Y necesitamos dinero. Para armas, para sobornos, para pagar por interrogar a gente. Aquí parados no hacemos nada. Quizás esos sacerdotes que tanto molestan a Pelor sepan algo sobre quién manda en esta ciudad hoy día. Es un lugar tan bueno como cualquier otro para empezar a buscar.- Sé que no sueno mi convincente así que apoyo la lanza en el suelo para reafirmarme-. Pero primero tenemos que vestirnos.

¿Una posada barata? .Aquí las hay de muchos precio, pero la más barata es El Lenguado Macerado. Tampoco están mal, el Bote del Lagarto, o La Pezuña en la Boca o el Erizo Borracho. Pero desde luego que si buscáis algo barato, no vayáis al Cuervo de Plata.

"Eeehm, bueno sacerdotal caballero... El Cuervo de Plata es caro y en El Lenguado Macerado no nos quieren por ser nuevos en la ciudad. Iremos a cualquiera de esos mencionados de El Bote del Lagarto, La Pezuña en la Boca o El Erizo Borracho, por mas graciosos que sean sus nombres, solo queremos... dormir! Si quiere puede decirnos que tan lejos o cerca estan de aquí e iremos al mas cercano que haya." comenta el gnomo sintiendose un poco agotado por la jornada de hoy.

Zarus ve pasar las palabras de un lado a otro quedando conmocionado ante tan impactante relato contado por Intissar y luego confirmado por Layla. Tanta sufrimiento, tanta injusticia... Apenas y se podría imaginar el rencor que estos dos hermanos debían sentir ante los que fueron sus jueces y verdugos. Pero tales emociones terminarían por ser perjudiciales para su misión.

Zarus toma una actitud un poco mas seria y serena, al parecer al ritmo que iban las cosas terminarían por empezar una guerra sin cuartel y la verdad es que no le empezaba a gustar de a mucho la idea de tanto derramamiento de sangre, pero temía por la seguridad de Layla, si sus enemigos se enteraban que se encontraba en la ciudad, quien sabe lo que podría pasar.

-No podemos tomarnos las cosas a la ligera! Intissar, tus enemigos gozan de una ventaja enorme sobre nosotros, tienen dinero de sobra ademas de su obvia fuente de influencia que les otorga su posición social, no es nada fácil luchar contra algo así, mas si no sabemos en quien confiar- su voz llevaba un marcado tono de esceptisismo.

-El ir por hay interrogando o sobornando gente no hará mas que evidente nuestra presencia en la ciudad y considero que lo mejor sera pasar lo mas desapercibidos que se pueda- pasa su mirada sobre todos los presentes para detenerse luego en Intissar -Haz esperado ya bastante tiempo, un poco mas no vendría mal. Piensa en algo... la única manera en la que puedes ganar esta batalla, es es teniendo buenas piezas para realizar tu estrategia. Deberías concentrarte primero en buscar a aquellos que comparten tus ideales, aquellos que adeudan un odio igual o mayor que el tuyo hacia ellos o que simplemente estén cansados de tanta injusticia y desean liberarse de su yugo-

-Precisamente, hemos esperado ya mucho tiempo. Demasiado. Lo haremos ahora o no lo haremos. Nadie está obligado a acompañarnos, al fin y al cabo no es vuestra causa. Nos basta con que, ahora que lo sabéis todo de nosotros, no nos traicionéis.

Acerquémonos a Bote del Lagarto, a ver cuánto es el precio de las habitaciones

"bueno, vayamos a ese...!"y sin dudas el gnomo salío a las afueras de La Catedral de Pelor

-El ansia te lleva hacia tu propia destrucción, Intissar.-Digo al escuchar al guerrero.-Si actuas sin pensar solo llegarás a tu propia destrucción. Si de verdad quieres nuestra ayuda, escuchanos, deja que te ayudemos, piensa antes de actuar. De lo contrario tu hermana se quedará sola antes de poder siquiera infligir el más mínimo daño a los responsables. 

Espero unos instantes para sopesar la reacción del guerrero.

-No te hablamos de esperar años, sólo un par de días.-Añado finalmente.-Si empiezas a dejarte ver por ahí, alguien te asociará con aquello, se dará cuenta de lo que tramáis antes de que nos rearmemos y no habrá opciones para conseguir tales objetivos. Quedaos en el templo mientras nosotros nos hacemos con armas adecuadas y el equipo necesario. Dos días como mucho, y eso si es que no pueden facilitarnos aquí lo que necesitamos más rápido. En ese tiempo conseguiremos maravillas. Te lo prometo. 

La cara de Intissar muestra una clara decepción, no está de acuerdo con lo que la clériga le ha dicho, pero finalmente dice:

-Está bien. Dos días, ni uno más.

-Es cuanto te pido.-Digo con tono conciliador al oir a Intissar. Sé que no es mucho tiempo, pero si mejora algo nuestra situación  lo daré por bien empleado. Ahora solo queda actuar deprisa y espero que mis compañeros estén de acuerdo.

Agradezco con una risa la contestación de Intissar y respondo a la seguidora de Pelor:

Gracias por todo Amber...

Miro a Intissar y le digo:

Nosotros tambien necesitamos equiparnos... yo solo pude coger mi ropa pues estaba vestido y mi daga...

-Entonces pongamonos en marcha, podemos empezar como bien lo sugeristes- dice Zarus mirando a Amber -Nunca se sabe lo que puede esconder un sitio como este- su mirada se extravía de un lado a otro de los extremos del templo, algo en el ambiente de este lugar le ponía algo intranquilo.

-Pero pensandolo bien, no es del todo necesario que Intissar y Layla permanezcan acá esperandonos. Seria cuestión de unas cuantas horas dar con algo de material para poder hacerles con un buen disfraz, ademas los años ya han contribuido para que se les sea dificiles identificarlos. -el recuerdo de aquel señor que pareció reconocer a Layla en la caravana se vino a la mente de Zarus haciendolo meditar un par de segundos- 

-Lo que si es seguro es que debemos de tratar de llamar la menor atención posible. Por ahora hay que aprovechar lo que tenemos, y si la sacerdotisa no cuenta con equipo, por lo menos conoce la ciudad mejor que cualquiera de nosotros y nos puede indicar personal de su confianza para abastecernos-

-Conozco a un buen hombre, herrero de profesión del que fui chico de los recados. Hizo mucho por mi en el pasado y estoy seguro de que podría volver a ayudarnos. Si tenéis algo de dinero, o quizás a cambio de algo, es posible que os pueda forjar algún arma o, incluso alguna armadura.