Partida Rol por web

-Se va a liar.-Susurro al oído de Raelia.-Verás cómo se va a liar. 

Crucé los brazos viendo la escena. La noche llegaba y aún me encontraba cansada. Observé a Raelia con curiosidad. ¿Qué le importaría a ella si estaba muerto o vivo? Algo tramaba, estaba claro. Y, antes de intervenir, preferí mantenerme al margen.

Realia miró a Nox que parecía haberle susurrado algo al oído. Y después se llevó su dedo índice a los labios para hacer un claro signo de silencio. Y con la otra mano les hizo un gesto de espera. Quería ver como acababa todo aquello, si el paladín y el extraño de apariencia esquelética terminaban por pelearse o ver qué era lo que sucedía...

Coran, decidas lo que decidas hacer. Estaré de tu parte en esto. Dijo Raelia mientras lanzaba una maléfica sonrisa al desconocido.

Una sonrisa calmada aflora en sus labios y parece como haber dejado un enorme peso de lado, retira un poco la mano de su espada familiar sin embargo está lo suficientemente cerca como para desenvainarla si lo requiere, el paladín no se mueve de su sitio.

- Sus apariencias debido a su cansancio le hacen parecerlo, pero está más vivo que muerto... no es de mi incumbencia lo que haga en la ciudad puesto que no pertenezco a la guardia...

El joven pese a todo se mantenía alerta, estaba claro que allí había algo más, quizás una prueba o una estratagema secundaria, sin embargo él no era bueno desentrañándolas, el politiqueo y los engaños era una de las cosas que no le gustaban nada de nada.

- Sin embargo...- dijo con tono neutral hacia Raelia.- si es un impedimento para alcanzar tu meta... solo dímelo.
 

-Si no decidir rápido echársenos la noche encima -dijo el gigantón ante el intercambio de "si tu quieres..." - pensar que cuanto más tardemos, peor. La Rata poder huir.

Basculó su altura de un pie a otro haciendo que los jirones de ropa que la cubrían se balancearan sobre el vacío.

Ahí fuera no había nada que la ayudase a saber quién era ni de dónde venía, tras haber sido desvalijada no tenía dinero para volver a entrar en la ciudad, así que lo mirara por donde lo mirara estaba en un apuro y el único que había prometido dinero contante y sonante en su bolsillo había sido el bárbaro que así que se aseguró de no estar lejos de él por si decidía marcharse. Lamentaría separarse de Coran, que tan encantador le parecía y quizá incluso de Raelia aunque sospechaba que ésta solo miraba por su propio bien y que todo lo que hacía, aunque pareciera un gesto altruista, no era más que una estratagema para llevar a cabo sus propios planes sin importarle el resto.

Inclinó la cabeza con los iris convertidos en dos fosos de preocupación, sumiéndose en sus cavilaciones.

-Creo que estamos perdiendo un tiempo valiosisimo...-Digo adelantando el pié un paso.-Deberíamos irnos antes de que la rata se escape.

Raelia torció el gesto y lanzó una mirada de desaprobación a Nox y a Otwin. Aquello que estaba haciendo era parte de su plan para acabar con la rata. Ese hombre tenía un objeto que ella anhelaba y que seguramente terminarían necesitando para su empresa.

Luego se acercó a Coran y apoyó una mano sobre su hombro. Creo que tu instinto no te falla con él, quizá parezca un cadaver y no lo sea, pero lo que sí que tengo claro es que ese hombre es un ladrón y posee un objeto que le pertenece a Nox. Está claro que tu código de honor para conmigo no tiene nada que ver en esta situación, pero si Nox lo necesita, yo lo necesito. ¿Podrías ayudarnos a recuperarlo? Dijo lanzando su última mirada al cadavérico hombre.

Con indiferencia me presto a la situación, era de esperarse, la bajeza de sus actos puede presenciarse cual si fuera una peste.
Ni me sorprendería que el tal Nox matara, por la espalda, al gnomo Lumpabel en Mereklar para robarlo... Pero no acuso, ni sentencio, esta vez.

Nox menciono el que poseía una poción, pero no el que le perteneciera y más de dos allí sabían que no era así. Tonto seria el paladín, para entonces, si no comprende la coartada. No acuso a la mentira más que mirando a los ojos a Coran.
-La pretensión no es una necesidad.-  Digo a la dama oscura.

Allí, una pequeña persona con una verdad; otro que le defenderá; al mismo tiempo, en un movimiento y por mi mano, aun débil, dos de ellos la vida podrían perder. Esa empresa puede verse fraccionada y reducida a menos de la mitad...
-Por lengua cabeza cae, Raelia.- Mirandola profundamente a los ojos, mientras hacia mella en el suelo con el hacha de decapitación, para finalmente clavarla y dejarla parada.

Desarmado, con el escudo holgando al hombro y el mangual bajo mi mano derecha, volví mi vista a Coran, que me enfrentaba.
-¿Deseas cometer un error?- Le pregunte.

Definitivamente, Raelia no era trigo limpio, y eso a Askadi le daba exactamente lo mismo pero hacía frío a ella la ropa no le sobraba y no tenía como volver a entrar en la ciudad así que, poniéndose de puntillas tiró del brazo del bárbaro, dejando los labios aletear junto a su rostro mientras el pobre individuo tétrico seguía siendo interceptado por la ambición de Raelia que usaba al encantador Coran como si una marioneta se tratara.

^{_{Vámonos y cantaré para ti}}- susurró en confidencia al  bárbaro cuya paciencia se había acabado hacía mucho. Alguien debería haber explicado al grupo que el dejar que un bárbaro pensara y, por tanto, opinara (incluso con más juicio que el resto) era un error.

Desde luego aquello no le gustaba nada, pero el individuo en vez de negar la acusación, se mostró más hostil si cabía, parecía que allí había muchos que les encantaba darse aires de grandeza. No se había mostrado orgulloso, ni siquiera hostil, solo previsor, de haber sido hostil habría desenvainado Durandal su espada. Él solo quería comprobar la verdad, si no se hubiera comportado así tratando de intimidarle.... habría ignorado las palabras de Raelia, pero si aquel hombre quería morderle con sus palabras y sus armas, iba a encontrarse el filo de su espada como respuesta.

El muchacho ladea la cabeza y suspira molesto, era la segunda vez que trataban de intimidarle, si el enorme bárbaro que le acompañaba no había hecho mella en él... ¿pretendía acaso hacerlo este sujeto que apenas parecía sostenerse en pie?Lentamente, mientras aquel hombre realizaba aquellos movimientos el muchacho de pelo platinado soltó el cinto que portaba la vaina de su espada, mientras el hacha de aquel hostigador giraba y se quedaba clavada en tierra su arma quedó libre de trabas.

- No soy un niño al que puedas asustar fácilmente, hombres más recios y más imponentes que tu, lo han intentado y han fracasado. Prefiero cometer un error y pedir después perdón, que quedarme de brazos cruzados... ataca y serás atacado, entrega el objeto y no actuaré contra ti. Creeme... no soy el único cansado de esta estúpida situación, se listo y no cometas tu el error, tu solo eres uno, nosotros seis...

-No busco asustarte, solo quiero que me mires a los ojos y no dudes de lo que haces.-
Con la mano ensangrentada que sostenía la herida en mi pecho saco la poción y la dejo de disposición de Coran, para que la tome, no sin hacer fuerza, que la arrebate de mi sangrienta mano.

-Es tuya, nada puedo hacer.
Amenazas en grupo, a un hombre débil.
Arrebatas esto a su dueño, de su mano ensangrentada.
Tómala y sin titubear, por que no puedes pedir perdón a un verdugo.
Muchos se han equivocado y he oído a muchos pedir perdón, pero ya es demasiado tarde cuando la justicia ha dado su sentencia...
Se tu propio juez.-
Sonrío mientras elevo la poción, dejándola más a su disposición para que la tome.
-Acepta tu condena.-
Sonrío... dejando que él o cualquiera saque la poción de mi mano.
 

Bostecé sonoramente.

¿Os vais a matar o podemos continuar con nuestro camino? solté. Me aburría y sólo había cháchara.

El bárbaro asintió a lo que le susurró la joven, pero alzó un dedo hacia la mujer como pidiendo un momento- Raelia, o ir ya o nosotros volver. Yo no estar aquí para blablabla -dijo moviendo una manaza abriendo y cerrando los dedos..

Observaba como estaban con las armas a mano esos dos pero ambos con miedo a dar el primer paso, si no ¿porqué hablaban tanto? En su tribu no se hablaba, el acero mostraba quien llevaba la razón. Estos que se hacían llamar "civinosequé" hablaban mucho y hacían poco... poquísimo, más bien nada.

Al ver como el hombre ofrecía la poción esperó que Raelia la cogiera y se largaran. El estaba ahí para una cosa en concreto, ni más ni menos. Solo una cosa, y parecía que no hacían más que retrasarlo.

Sus ojos miraron por última vez a John Grimm y sin dudarlo se acercó a él sin dudarlo, sin temor en su mirada sabiendo que es lo que hacía.

- Solo eres palabras. - dijo ignorando el significado de sus palabras.- No son las palabras las que ofenden al fin y al cabo se las lleva el viento.

El muchacho de pelo platino sujeta la poción de la mano ensangrentada de aquel hombre no sin apartarlo algo brusco ahora hacia los guardias. Ignorándolo y entregándole el frasco a Nox, se giró bastante cansado y molesto de todo aquello, tanto tratar juego tratando de intimidar y tanta palabreria le había enervado, no le gustaba para nada aquellos que creían hacerse los machitos ante él sobretodo cuando no podían ni sostener su propio pie debido a sus heridas. John No había negado aquella acusación de Raelia, y había ofrecido el objeto, asi pues el resto de sus palabras carecían de sentido, ya que iban en desacorde lo uno con lo otro.

- Creeme...- Dijo Mirando a Otwin y negó con la cabeza tras escuchar los comentarios del grupo-. sino me debiera a un estricto código de honor realmente se la habría arrebatado por la fuerza... pero soy de los que piensa que si se evitan enfrentamientos estúpidos, no es necesario manchar un arma digna con la sangre de alguien como él.

Sus pasos empezaron a alejarse del lugar mientras su armadura tintineaba a su paso y su escudo permanecía sobre su espalda, un viejo escudo algo mellado y desgastado sin embargo su superficie estaba pulida y mostraba en su reflejo todo aquello que iba quedando a su espalda...