Partida Rol por web

Poco a poco fue saliendo del sopor, frunciendo ligeramente el ceño y prácticamente al mismo tiempo, los labios, con un ligero gruñido como si aún estuviera en un sueño. Sus sentidos aún estaban embotados y no acertaba a recordar que había pasado concretamente, como pasaba siempre después de cada episodio de inconsciencia. 

Puso una mano cubriéndose los ojos que aún no había abierto y exhaló poco a poco el aire que había inspirado. Poco a poco, como la neblina de la mañana, las brumas que cubrían su mente se fueron disipando y los recuerdos llegaban a ella. Estaba hablando con Coran y Otwin casi segura de haber conseguido que se entendieran entre los dos antes de que todo se volviera negro. 

Entonces se percató de que no estaba en una superficie dura, sino en algo que parecía mullido. Dejó caer la mano sobre la superficie y abrió los ojos con pereza adaptando la vista a la luz reinante en el cuarto de Coran.

Aquel enano parecía burlarse de ellos.

Ethan lo miró con mirada penetrante, mostrando su desarcuerdo en aquella situación. Lo que menos necesitaban era que alguien le stomara el pelo de aquella manera. Cuando estaba a punto de recriminar al enano lo que pretendía, escuchó como los compañeros comentaban la situación... Era posible que aquella cegera mágica fuera cosa de la bruja!

-Necesitamos ver lo que el enano contempla con sus ojos. Alguien puede hacerlo posible? Enano, puedes guiarnos hasta la entrada? Puede que así traspasemos esa "invisibilidad"...

La muchacha tenía un corazón inocente como la más pura luz, ya lo había dicho tanta luz podia dejar a uno ciego ante lo que le rodeaba, así que debería centrarse primero en llegar hasta la otra Raelia y hacerle entender, que su deseo de eliminar a aquella paladín, podría incluso acabar con ella misma. Incluso quizás a ella también le ineteresase unirseles para solucionar su desdicha, y que descubriesen como puedan existir como seres independientes o como volver a ser una...

Sin más que decir o que pensar, el muchacho de pelo claro siguió a la muchacha deseando con el corazón que Heiróneus le brindara fuerza para lo que se avecinaba.

tengo una pregunta por el descanso comida y demás. ¿recupera de forma natural algún punto de vida de los que perdió en la lucha contra las ratas?

Mis poderes no llegan a ese nivel dijo Ialdabode, sin dejar de observar el lugar que señalaba el enano. Debe ser magia muy poderosa para crear esta ilusión

El enano miró con gran desprecio a Otwin. Demuestra tu inteligencia, grandullón resopló y dio un par de pasos más. Es probable que mostrara su mansión por las otras dos enanas guerreras de las que iba acompañado. Y si lo veo yo y vosotros no supongo que será porque ya he estado dentro y su ilusión no me afecta.

Se giró cuando le dijeron que les condujera a la puerta ¡Por las barbas de Reox, qué gran idea! Pero si al entrar seguís sin ver nada, mejor os volvéis. No es plan de que caigáis como moscas ante enemigos invisibles. ¡Seguidme!

Al despertar encuentras una nota muy sencilla que alguien ha dejado junto a ti:

"Espera aquí por nosotros"

Finalmente os decidís a salir de allí para encontrar a vuestros compañeros. Pero cuando bajais ya no hay nadie allí, al menos nadie de quien quisierais ver.

El corazón de Raellia dio un brinco al ver la extraña sombra que había en un rincón de la posada. Parecía estar absorbiendo la luz mañanera que entraba por la ventana. Raelia La Oscura se hallaba allí, jugueteando con una jarra de cerveza vacía al tiempo que miraba hacia vosotros. En cuanto vio a Filosolar bajar no dijo nada, tan solo soltó un fuerte bufido y mostró sus blanquecinos dientes.

Luego llevó su mano hacia su arma, para prepararse para el posible combate que podría ocurrir allí.

Se frotó un ojo manteniendo la notita entre las manos y permaneció ahí durante largo rato, divagando hasta que volvió a tumbarse mirando al techo con las manos entrelazadas sobre el regazo aún sosteniendo el papel sin saber cuánto llevaba así ni cuánto tardarían en volver.

Bueno aquella manera era la mejor, de ese modo no habría nadie que se interpusiera entre ellos tres, aquello quizás sería lo más conveniente. Al menos aquello fue lo que el chico de pelo platino pensó mientras sin ninguna duda se acercaba con decisión a Raelia la oscura. No pensaba dejarse amilanar, y no iba a ceder ni un ápice en este asunto, no solo estaba en juego un alma y dos vidas.. sino posiblemente el reencuentro con los suyos.

- Como me pediste te traje a tu rata...- aunque aquel apelativo se le quedó atragantado al pensar que Raelia pudiera ser llamada así.- Con esto cumplo mi trato, lo que hicieras ahora no debería ser de mi incumbencia, pero hay algunos hechos que debieras conocer antes de empuñar tu arma.

El chico puso su mano lentamente sobre la empuñadura de su espada del mismo modo que Raelia, dejando que sus dedos acariciaran la gema que engarzaba la empuñadura, como si buscara la fuerza de su abuelo en ella, sino atendía a razones, tendría que obligarla a escucharle.

- Se que sientes aversión hacia la parte de luz que eres tu misma, si, se lo sucedido. ¿Me escucharás antes que puedas cometer algo de lo que puedes llegar a arrepentirte?

Aunque ella había sido la primera en bajar, se quedó paralizada automáticamente al ver a su contraria en aquel lugar, lista y esperándola. Aquello no podía ser, no tan pronto, no así... No con el resto en peligro. Las palabras de Coran también le dolieron, a su modo. ¿Había sido todo aquello una trampa, un engaño? No podía ser, se resistía a creerlo. De hecho, era prácticamente incapaz de hacerlo. Pero tampoco se habría creído hace unas horas que Nox pudiera venderles, y allí estaban. 

La chica, de todos modos, seguía incapaz de hacer nada, incapaz de sacar su espada. Y, probablemente, aunque pudiera hacerlo, no sería la primera en echar mano de su arma, ni en atacar...

Ethan agarró su espada y se situó tras el enano, sabiendo que la muerte le esperaba tras aquella puerta invisible.

-Te sigo, enano!

Maldita magia y todos los que la usan .​Susurro por lo bajó  la tiempo que compruebo que las espadas salen bien de vainas  y que la ballesta esta cargada .Vamos allá , no hoy a estar más convencido de lo que lo estoy ahora .Con la ballesta en la derecha y la daga en la izquierda me coloco detrás de Ethan.

Otwin desenvainó la espada y siguió al grupo, aunque sin creérselo del todo. Vale que pudiera ser magia, pero que solo uno la viera... no lo convencía.

-Veamos de que se trata-Digo preparando mi espada y colocándome detrás de Otwin.

Raelia La Oscura no dio las gracias a Coran, ni siquiera le contestó. Él ya no pintaba nada allí, así que le miró directamente a los ojos, clavándole sus oscuros ojos y después señaló hacia la puerta. Creo que es hora de que te vayas. Ya no te necesito, aunque aún tu promesa debe ser cumplida. No debes dejar que nadie se interponga entre ella y yo. Dijo señalando a la otra Raelia. Y cuando digo nadie, es nadie. Dijo mirando a su alrededor.

Raelia, ha llegado tu hora, hace unos días me rechazaste, me dejaste esperándote, pero de nuevo estamos aquí. Una frente a la otra, y esta vez no habrá espera. No saldré para que me abandones allá fuera, saldrás tu primera y yo saldré detrás de ti.

Salgamos de esta ciudad, no quiero que nadie se interponga entre nosotras dos. Dijo poniéndose en pie y acariciando su arma. Ha llegado el final de nuestro destino, para esto fuimos creadas, ninguna de las dos puede seguir con vida mientras la otra siga. Así que, Raelia Filosolar, ¡te reto a un duelo a muerte!

- Al contrario.- dijo el chico de cabellos claros.- Mi promesa está cumplida, nadie se interpondría en tu camino para llegar a ella. Debiste ser más específica, pues ya estas con ella, en más aspectos de lo que pudieras pedir puesto que además que te he reunido con ella, resultáis ser ambas la misma persona.

El chico que las había dejado estar la una al lado de la otra ahora se coloca en medio y sonríe con cautela, sabe que sus palabras ahora son decisorias.

- Sois la misma persona, pero mientras que un cuerpo puede ser dividido, un alma no puede ser partida, si ella muere tu también perecerás. Además sabes que ella no peleará, y matarla sería como suicidarte, si de veras quieres seguir adelante, yo como paladín de Raelia tomaré su lugar, tu lugar en el duelo y que el vencedor decida el destino del perderdor. Pues no me quedaré de brazos cruzados, viendo como os morís, viendo como te asesinas a ti misma.

-¡No!-dijo la chica, al escuchar las últimas palabras de Coran. Había estado paralizada por todo aquello, pero no podía permitirse seguir así-no debes tomar mi lugar, y no habrá ningún duelo. No quiero matar a nadie si puedo evitarlo, y no estoy dispuesta a luchar contra ti, Raellia. Sé que no puedes entenderlo, del mismo modo que yo no puedo entenderte a ti, o a aquellos que se dedican a hacer el mal. Pero no pienso hacer daño a nadie. Ni consentir que alguien sufra daño si está en mi mano que éso no ocurra-añadió, con mayor convicción, aunque era evidente que era un momento duro para la paladín. Quizás en unos pocos segundos estaría muerta, pero no podía permitirse morir sin intentar parar otro aquello, otra vez. La última vez consiguió huir sin que se derramara sangre, pero ahora aquello la había seguido hasta aquí. 

-Por favor... Déjalo estar. Conseguiré encontrar la manera de acabar con todo ésto. ¿Acaso eres feliz con tu vida, estando vacía e incompleta, sin saber nada más allá de la oscuridad?