Partida Rol por web

Señores, si no la vemos... ¿Seremos capaces de verlo al pisar esos suelos invisibles? ¿Y si los habitantes de esa mansión encantada también son invisibles y nos atacan? No podremos defendernos. Debemos detenernos y meditar nuestros pasos...

-Bueno... no se me ocurre nada mejor.-Respondo al monje.-Si sale algo de la casa podremos verlo. 

-Por los dioses del norte!- gritó Ethan de repente.

Algo comenzaba a atemorizar al enorme guerrero de las tierras nórdicas. Para aquel rudo hombre curtido en el campo de batalla, la vida seguia unos patrones marcados por el acero de las armas. Por ese motivo, no apreciaba en demasía el mundo de la magia... No era por temor, si no por desconocimiento. Y lo que estaba ecperimentando en sus propia piel era lo más parecido a magia...y no muy amigable, eso seguro.

Los compañeros pudieron ver como Ethan se miraba con los ojos desorbitados su mano izquierda. Y comprobaron lo que al guerrero le habia dejado sin palabras: su mano se estaba cubriendo con una piel de escamas...y aquella transformación de piel comenzaba a extenderse brazo arriba.

-Qué demonios es esto? Que alguien me lo quite!- decía Ethan mientras pasaba su mano derecha con la intención de quitarse las escamas como si de barro se tratara.

¡Coran! ¡No seas estúpido! Estás rechazando tus votos, si dije nadie es nadie, y tú eres alguien, así que lárgate o si te interpones en mi camino rechazarás tus votos y por lo tanto caerás en la deshonra. Deja que esto acabe como deba ser, y no digas más tonterías, no digas estupideces sobre nosotras dos. Fui creada para acabar con ella y así lo haré, y si eso implica mi muerte que así sea. Y no dudes una cosa, dijo mostrando una vez más sus dientes, si tengo que quitarte de mi camino a ti también, así lo haré. No veo ninguna necesidad de mantenerte aquí. ¡Así que lárgate!

Luego Raelia habló y un pequeño brillo salió de las oscuras pupilas de La Oscura. Pero aquello no fue suficiente. No, no soy feliz mientras tú sigas viva. Cuando mueras ya veré qué haré con mi vida, pero ahora solo me importas tú. Sal de aquí y lucha conmigo, no quiero tener que degollarte aquí mismo. Sé valiente y enfrentate a mi.

Si pasa lo que el calvo dice, intentaré defenderos. Pero, por las barbas de Reox, ellas son tres, que yo sepa. Dos bravas guerreras y una sucia bruja. ¡Quizá no pueda detenerlas por mucho tiempo! Os miró detenidamente. Está en vuestras manos huir o continuar.

Viendo la reacción de Ethan se llevó las manos a la cabeza y dijo:

¡Por las barbas de Reox! ¡Nos están atacando!

- Al contrario, rechazaría mis votos si me voy. Ya has llegado hasta ella ese era mi cometido. Lo que haga ahora es cosa mia, estaría rechazando mis votos realmente si no me enfrento al mal, que eres tu, pero hay muchas maneras de enfrentarlo, no solo con la espada.- dijo al ver las palabras de Raelia hacer brillar un poco los de la otra Raelia, así que trató de nuevo de convencerla está vez con algo de más tiento.

- ¿No entiendes que ser creada con una finalidad de otros, no es que sea tu decisión? ¿Tan poco orgullo tienes como para no oponerte a los designios de aquellos que sólo quieren jugar con vosotras?- Estaba claro que aquella Raelia la oscura, era un peón en todo aquello, la había creado para que matara a su otra parte y probablemente así quitarse a ambas de en medio.- Si aún así al matarla y no mueres en el intento.. ¿no entiendes que tu vida quedará vacía? Sois el mismo ser, sois la misma persona, juntas erais una persona aún mejor y más fuerte, capaz de muchas más cosas que separadas, hay más maneras de arreglar las cosas te lo aseguro. Ella no es tu enemiga, sino aquellos que han jugado con vosotras dos.

El chico le dedicó la mejor de sus sonrisas mientras le ponía la mano en su hombro, ella no tenía la culpa de ser así solo las habían utilizado a ambas, si de verdad les hubiera importado como acababa aquello, alguno de aquellos fanáticos del ritual estaría siempre con Raelia oscura para asegurarse que salía todo a pedir de boca, de algún modo les daba igual quien vivía y quien moría....

Miro a mi alrededor intentando ver de dónde procede el ataque  y al no ver ni enemigos ni proyectiles observo a Ethan .Magia, otra vez no .Digo con voz temblorosa antes de empezar a pegar tajos al aire buscando al enemigo invisible .Si nos has traído a una trampa enano no moriré sin llevarte por delante .

Ialdabode se acercó hasta Ethan, sin atreverse a tocarlo.

¿Qué te duele? ¡Descríbelo para poder ayudarte!

-Raellia, por favor... Escucha a Coran. Puedes tener más que esto. Ambas podemos tener más que esto. Necesitamos arreglar lo que nos hicieron. Vine a esta ciudad para ello, pero fuimos manipulados por otra mujer, que quería desencadenar la destrucción sobre todos-dijo la paladín, encontrándose todavía muy tensa. Sabía que aquello aún tenía muchas posibilidades de acabar mal. Pero no podía solucionarlo de otra manera. Sólo usaría su arma si no le quedaba más remedio, pero no era la solución que ella quería, y no era la que iba a elegir. 

-Yo poder curar -dice alzando el mandoble- tu estirar brazo, yo quitar lo que haya -parecía más convencido que nunca.

Giró sobre sí misma haciéndose un ovillo sobre un costado y extendió la mano de nuevo hacia la nota. Releyéndola. 

Hmm

Frunció los labios en un puchero ingenuo y cerró los ojos de nuevo. El sueño no había sido reparador del todo. Culpa de la inconsciencia, seguro, y se dejaba "abrazar" por la colcha que horas antes (o días, a saber cuánto llevaba ahí así) Coran había estado durmiendo. Intentó imaginar al mestizo de grandes ideales con el cabello plateado esparcido en abanico sobre la almohada, su pecho subiendo y bajando a ritmo acompasado.

Seguramente él no hacía ruido al espirar como ocurría con Otwin, que al dormitar parecía una bestia enorme y cálida que más que dejar escapar el aire lo soltaba a presión, como un toro enfadado o el fuelle de un herrero al trabajar en la forja. Ambos hombres chocaban en cuanto a valores y personalidad, pero ella podía ver el potencial de ambos en su conjunto.

Aunque era demasiado ingenuo por su parte suponer que ambos accederían a colaborar viajando juntos.

Raelia cayó derrumbada ante los argumentos del paladín. Se sentó en la silla de la taberna, apoyó sus codos en la mesa y colocó su cabeza entre sus manos. Entonces comenzó a gritarles:

¡Está bien! ¡Marchaos! ¡Marchaos! Parecía que las palabras del paladín le hubieran hecho más daño que si le hubiera clavado su propia espada. ¡Acabad los asuntos que habíais venido a hacer aquí! ¡Por hoy os dejaré con vida! ¡Largaos de aquí, no quiero seguir viendoos u os tendré que matar a los dos! ¡Escapad antes de que sea tarde! Raelia continuaba soltando gritos de dolor, como si aquello estuviera yendo contra su propia voluntad o como si Coran le hubiera hecho algún tipo de ataque mental y la estuviera atacando desde su mente.

¡Marchaos de aquí ya!

¡No seas imbécil, por Reox! gritó el enano, llevándose las manos a las armas. ¡La bruja nos está atacando y sólo se te ocurre echarme a mí la culpa! ¡Os he avisado!

Otwin miró al enano, alzando una ceja y sin creerse nada de lo que le estaba diciendo, era así de simple, no lo veía, no lo sentía, no existía. Con un bufido miró al grupo- Enano estar tomando pelo -dijo con sencillez- yo irme a taberna -y sin esperar a más, el bárbaro se dio la vuelta y se puso en camino hacia la taberna donde estaban Askadi y Coran.

-Espera bárbaro!- gritó Ethan antes de que aquel hombe que había prestado su ayuda se marchara del lugar.- Si puedes curarme, te pido que lo hagas. Esas brujas, si es que son las responsables de lo que me ocurre, pagarán por ello.

El guerrero alargó el brazo para que el bárbaro examinara la extraña afectación que la magia había hecho en el. Aquellas escamas eran inquietantes...se convertiría en un maldito lagarto?

-Raellia...-dijo la paladín, sorprendida al ver a la otra mujer en aquel estado, tendiendo momentáneamente una mano hacia ella, con la intención de apoyarla en su hombro e intentar consolarla... Pero esos segundos pronto pasaron, teniendo en cuenta que eso seguramente no la hiciera sentir mejor, y que el resto de sus amigos aún estaban en peligro. 

-Encontraré el modo de arreglar esto por las dos, lo juro-dijo con decisión, para después añadir-vamos, Coran, debemos encontrar al resto e impedir que les ocurra nada malo. 

Raelia LaOscura continuaba allí parada, sentada y con el rostro hundido, Raelia la buena había hecho bien en no tocarla, porque cuando su mano se acercó a ella, los vellos de su nuca se erizaron, era como si la sola presencia hiciese que el propio cuerpo de la mujer reaccionase negativamente ante ella.

Urko miró mal al bárbaro. No le gustaba que dudaran de sus palabras, pero era obvio que la inteligencia de aquella criatura no podía llegar a más.

¿Tú le puedes curar? le dieron ganas de reír, pero se contuvo. ¿Qué vais a hacer los demás? preguntó Están atacando a vuestros compañeros. Podemos combatir o podemos huir. ¿Qué decidis?