Partida Rol por web

Leiath miró su varita como si se hubiera roto. era la primera vez que fallaba con un objeto mágico tan poderoso. Decidió entonces tomar otra vía de acción. Dio un paso hacia delante, lo suficiente para tocar con la punta de los dedos a Tybalt, y solicitó a su diosa que cerrase sus heridas, pues sabía que probablemente recibiría más en breve.

Caminaaando, caaaaminando.

¿A dónde lleva este estrecho sendero?

Es el sendeeeero que lleva al templo.

Ir no me da ningún miedo pero temo volveeeer...

Cuando tengas miedo, a-de-lan-té. A-de-lan-té.

Becky entró en la siguiente galería y recogió la mochila de Evea. Su amorcito, SU amorcito, estaba conteniendo las hormigas bastante bien él solo. En el otro extremo, Flame mataba de un solo tajo a una de las hormigas, gracias a la distracción flanqueando que supuso el apoyo de Tybalt, y a que, curiosamente, las hormigas del plano de Mechanus sí tienen órganos internos, no como las hormigas gigantes. Tybalt y una nueva oleada de proyectiles mágicos de Aire, mucho más efectivos que los de cualquier varita, volvieron a trabajar en equipo para acabar con otro enemigo.

Leiath se acercó a curar a Tybalt en el peor de los momentos. Según las heridas del tiflin se cerraban, las hormigas lanzaron un nuevo ataque para suplir a sus camaradas caídos. Todos a una. Mente colmena. Una de ellas hundió su lanza en el brazo de Leiath, pero las otras soltaron sus lanzas y se lanzaron con todo. Tybalt lo esquivó bien; a Flame, sin embargo, le clavaron el aguijón, inyectando un veneno que le disminuía las fuerzas. Flame casi habría deseado que el techo estuviese lo suficientemente alto como para ponerse a salvo, pero lamentablemente no era así.

Alice mando a Hollín en vuelo rasante para tocar a Tybalt, el combate se iba a complicar si no podían utilizar la magia de forma directa. Mientras el cuervo volaba hasta su objetivo la maga recito el hechizo. 

-¡Leiath!- Gritó el perfumista al ver a la frágil Bruja de Hala ensartada en una de las lanzas de las hormigas al mismo tiempo que dejaba caer su ballesta. Casi le dolía más que su propia herida. Sacando el macho que llevaba dentro se escabulló junto a Tybalt, con movimientos propios de bailarín, y usó su estoque para atravesar las junturas entre las duras capas de los caparazones que protegían de manera natural el blando interior de las hormigas.- ¡Sal de ahí!- Le espetó a su compañera, aunque realmente no quería que se fuera lejos por si le herían a él. Su cuerpo, aunque esbelto, era delicado.

Ouch!

Leiath, obediente (y prudente) volvió a dar un paso atrás para alejarse del alcance de las hormigas. Volvió a sacar su varita mágica y rezó a Hala para que esta vez los proyectiles traspasasen la férrea defensa mágica de aquellas criaturas.

Jadewo mantuvo su concentración, forjada durante largos años de practicar la esgrima y el Arte, en el combate contra aquellas criaturas. Sintiendo como la voz de Evea obraba aquella magia que ya había sentido en otras ocasiones... apercibido sobre la capacidad de desvío de aquellas placas quitinosas, Jadewo lanzó un golpe ascendente terminando por deslizarse sobre la placa bajo el cuello para terminar llegar allí y causar una tremenda herida sobre una de las criaturas. Reconfigurando de nuevo su guardia ante los ataques de las criaturas.

Listo para repeler y atacar de nuevo.

La maga levanto la ballesta para disparar contra una de las hormigas cuando el perfumista se cruzó delante de ella. Estuvo tentada de volver a disparar al eunuco por la espalda, pero decidió contenerse, las otras veces Onfale no se había tomado nada bien la broma.

Alce cambio de estrategia y volvió a enviar a Hollín contra Tybalt, esta vez el objetivo era el arma del semifemonio. 

Viendo que sus proyectiles mágicos eran efectivos contra esas criaturas, no podía dejar de lanzarlos. Realmente le hubiese gustado lanzar otros, pero con tanta gente de por medio y tantas restricciones por la invulnerabilidad de esas criaturas, lo tenía tremendamente complicado. Además, que si hería a alguno de sus compañeros no cabía duda de que todo sería culpa suya, así que lo mejor era seguir atacando a distancia, aunque se tardara un poco más.

Tybalt evitaba las lanzas con soltura, pero una de las que evitó fue a dar con Leiath. El tiflin se sorprendió y se enfadó consigo mismo por haber sido tan descuidado. Aunque las formicidas no habían pasado, pero no había contado con el alcance de sus lanzas. -¡Atrás, Leiath!- Le dijo a la vez que iniciaba una nueva serie de precisos movimientos contra una de las criaturas que los acosaban. Sus ataques fueron precisos y letales, buscando los puntos débiles de aquellos insectos.

Flame dio un paso lateral para colocarse junto a Tybalt y combatir codo con codo. El veneno no había sido capaz de mermar sus fuerzas, y la presencia de aquella colmena no le frenaba lo más mínimo. En el fondo tenía ganas de combate, de enfrentarse a algún tipo de monstruo que no fuera un no-muerto o en general de cualquier cosa que sucumbiera ante sus recién estrenadas mellizas. Era hora de hacerlas trabajar un poco, al menos a una de ellas, pues llevaban mucho tiempo descansando.

Salvo por la melodía entonada por el amor de su vida, Jadewo estaba solo. Cuidando bien sus defensas, escudo arriba, y manteniendo la calma, soportaba estoico la carga de ser responsable de la vida de todos los demás. Si él caía, los formícidos cogerían a los magos por la espalda. Y a pesar de todo, aún se permitía lanzar algún que otro tajazo, haciendo sangrar a la criatura en una guerra de desgaste que le mantenía alerta. Esquivó una nueva punta de lanza, y empujó con el escudo a la que luchaba con las zarpas desnudas como un animal salvaje.

Becky salía del túnel después de recoger las cosas de Evea, con lo que los bultos de mochilas en sus brazos ya le ocultaban la cara. Evea mantuvo posiciones tratando de animar a su chico, lo suficientemente cerca para que le siguiese oyendo. Aire y Leiath volvieron a lanzar proyectiles mágicos, y todos y cada uno de ellos se deshizo al chocar contra el exoesqueleto de las hormigas formícidas. Alice... Alice metía en un aprieto a Hollín, que reboloteaba cerca del filo en movimiento intentando no cortarse.

 Lo estoy intentando... de verdad que lo estoy intentando...

Es por misiones suicidas como éstas por los que el cuervo prefiere a Becky. Tybalt retiró hacia atrás la espada hundida en la hormiga, y accidentalmente golpeó con el gavilán y el puño al pájaro negro. La magia se descargó en la espada en ese momento, y el choque hizo que Hollín cayese a los pies de Onfale, que se sumó de nuevo al ataque.

 Uh...

Hollín se incorporó justo en el momento en el que la ballesta dejada caer por Onfale le golpeaba la cabeza, volviendo a caer inconsciente. Todo el karma que Alice había acumulado con sus virotes de fuego amigo las estaba pagando ahora su cuervo.

Entre Flame, Tybalt y Onfale acabaron con dos hormigas centauro más. Los enemigos contraatacaron. Cuando Onfale se acercó en acrobáticos movimientos, obligó a la hormiga a soltar la lanza, y luchar con las armas que le había provisto la Madre Naturaleza (o lo que equivalga a la Madre Naturaleza en un plano como el de Mechanus). Una de las garras rasgó la cara rojiza del tiflin. Su otra compañera hormiguil hundía su lanza nuevamente en Flame.

Jadewo prosiguió con su ataque de contención, ahorrándose palabras inecesarias que gustaban de lanzar otros guerreros. Guardando su aliento para realizar su danza defensiva estando enfundado en metal, hacinedo bailar su cimitarra a diestra y siniestra, desviando ataques... y, en con un rebés, terminar con la vida de la formicida agonizante. Un adversario menos. Un paso atrás a continuar con su guardia en alto, y las iba mermando una a una, tal vez desistieran en el ataque...

Flame había aparecido de uno de los habitáculos repartiendo espadón a diestro y siniestro. Onfale se permitió el lujo de sonreír y, ya de paso, volver a clavar el estoque en su rival, quien había soltado la lanza y luchaba ahora con uñas y dientes. Fue justo en ese momento en el que dirigió su mirada a Tybalt, esperanzado en que el hábil guerrero acabara el trabajo que él, débil y poco versado en la lucha, no podía. Ya quedaban pocas para poder tener una vía de escape.

Tybalt sonrió ante la oportunidad que le brindaba Onfale para rematar a una de las dos hormigas centauro que quedaban todavía en pie. Tenían que darse prisa en despejar su ruta de escape antes de que el otro grupo lograse superar a Jadewo. Siguiendo las mudas sugerencias del perfumista, el espadachín blandió nuevamente sus aceros contra el desproporcionado insecto. La primera estocada, para sorpresa del tiflin, fue rechazada. Pero Tybalt pocas veces lanzaba golpes solitario, siempre encadenaba una serie de movimientos buscando puntos débiles y aperturas en sus guardias. Así que tras su primer ataque, una segunda estocada fue directa hacia el abdomen de su rival. 

Ni rezando, la poderosa varita mata-mocosos no podía hacer nada contra una hormiga!

La bruja algo frustrada por no poder hacer algo más activo para ayudar a sus compañeros en el combate, se detuvo unos segundos en mirar la escena; parecía que sus amigos lo tenían bajo control, pero desafortunadamente había más criaturas por el otro lado que de momento retenía el valiente caballero de la coraza brillante.

Leiath decidió avanzar hacia Jadewo por si necesitase su ayuda y a la vez mostrarle que no estaba solo.

- Aguanta Jadewo ya vamos!

La maga trato de recuperar el cuerpo del cuervo, una cosa el cuervo le pusiera los cuernos con una maga rubia y otra cosa muy distinta era que lo pisaran. Una vez con Hollín en la mano, lo metió en uno de los bolsillos de la túnica y fue a ayudar a Becky con el equipo.

Aire contuvo su mano. Esta vez, su proyectil no había hecho nada de efecto. ¿Qué sentido tenía seguir malgastando su magia? Ni siquiera era la más poderosa, si al menos pudiese desatar todo su potencial... Aire decidió mantenerse, esperando el momento oportuno para lanzar sus conjuros en caso de que fuera necesario.

Alice pudo colocar su mochila, y Becky le dió la de Onfale para que cargara con ella, quedándose la de Evea. Así, pudo ir a por la de Aire. De los que no montaban guardia, ya solo Flame tenía sus cosas tras la cortina, y no podrían acceder hasta que acabasen con las dos hormigas.

Flame notó la punta de la lanza perforar su piel, y Onfale fue arañado someramente, pero el aura zen de la chica lagarta les transmitía paz y sosiego, y mitigaba el dolor. Hirieron a la hormiga formícida que había soltado la lanza, pero se resistía a caer. Mientras, Jadewo mataba a su primer monstruo de la tanda, ganándose unos puntos delante de su chica.

Flame dio un paso para colocarse entre las dos enemigas y así colocarse en una posición que le resultase privilegiada para poder dedicarse a cercenar cabezas lo más rápido que pudiera. Desprovista de su coraza, la mujer no tenía miedo a las criaturas de aquel plano de Mechanus. Estaba logrando abatirlas una a una, por lo que no tenía ninguna preocupación, sabía que tarde o temprano acabaría con su vida, y aquello le estaba haciendo recuperar parte de su ánimo, que últimamente estaba tan por los suelos...