Partida Rol por web

Al ver caer a la criatura sonrío con rostro de victoria. Quizás no haya podido hacer mucho daño a la criatura, pero al menos mis dagas han probado su sangre y en conjunto hemos solventado el problema. Pero no hay tiempo para celebrar. En la oscuridad comienzan a aparecer más ojos como y roncos rugidos rompen el silencio del lugar.

A pesar de vernos rodeados por tantas y tan temibles criaturas mi pulso no tiembla y, sin perder de vista las pupilas que nos acechan entre la niebla, recojo las dagas que he lanzado y me pongo en marcha sin perder más tiempo. Espero que estas criaturas no tengan problema en comerse a "su hermana" y no nos persigan demasiado.

 El entrecano montaraz mira al tal Víctor, largo y tendido mientras de entre su ropajes gastados y manchados por la vida en el camino, saca una vieja pipa a la que le vacía la cenicienta cazoleta.

 - Veo que la confianza no es una virtud que se le pueda atribuir.- Dice mientras llena la cazoleta con hierba de una pequeña falquitrera.

 Con la pipa llena se acerca al fuego y a la pasta de fruta, mira la fruta y mientras toma una tea ardiente y prende la hierba entre caladas.

 - Debo decir que me siento ofendido ante su suspicacia.- Aún así tomó un puñado de pasta de fruta pulposa y se la llevó a las manos.- Espero que esto le sirva para quedarse tranquilo y recupere a su hija.

 La voz del hombre cambió, se tornó gélida, como su azul mirada, a parte de las palabras elegidas se distinguía un frío rencor en ella. Tras lamerse los dedos regresó a su sitio y empezó a fumar de la pipa mientras su mirada se perdía.

Huele el intenso aroma que despide el hombre del pelo largo negro, por lo menos huele bien. ¿No sois de por aquí?, Victor Wachter fue nombrado caballero por el  mismísimo señor de la tierra. La mujer se mostro bastante sorprendida al comprobar que el hombre perfumado no sabía eso.

Bueno… titubeo Alice ante la pregunta de Nikeras, no sé cómo se llama, en realidad  ella me encontró a mí, bueno, si se puede decir así.  Me encantaraba cruzando las montañas cuando esta niebla me atrapo, llevaba barios días perdida entre las brumas ya casi sin provisiones cuando lago me ataco, no sé que fue…. Solo se que tenía dos grades ojos rojos, puse a Trompicón al trote y gane distancia, pero…. Ella apareció en mitad del camino. Con la niebla no pude verla y la arrolle con el caballo. La mujer tuve que quitarle la armadura a la mujer para subirla al caballo, como veis no soy muy musculosa, y estaba recogiendo las cosas de la mujer cuando volvió a aparecer el monstruo. Bueno lo siguiente fue que os encontré a vosotros.

Oh, muchas gracias, dijo a Nikeras, no sabría como hubiera acabado esto sino te hubiera encontrado. Seguramente muerta en alguna cuneta. Por cierto porque dejáis a un niño llevar armas, dice apuntando al mediano, la verdad Alice no había visto a ninguno y si lo había visto seguramente lo habría confundido con un niño, se que los caminos de Barobia son peligrosos pero tanto.

Por supuesto, sir, no quería importunarlo. Seguro que su hija se pone bien enseguida.

Cuando por fin cayó la bestia, el enano de barba blanca soltó un sonoro suspiro de alivio. Aquella cosa se había mostrado realmente ágil al esquivar tantos ataques con una facilidad asombrosa. Sin embargo, es cierto que la alegría dura poco en la casa del pobre. Al cabo de unos segundos comenzó a escucharse en la distancia más gruñidos, demasiados...

Con el primer viso de lo que parecía ser una manada de terribles criaturas como la que acaban de vencer siendo atraídas a donde se encontraban por el olor de la sangre derramada, el aterrorizado viejo lanzó la cadena armada a tomar por saco y salió huyendo lo más rápido que le permitieron sus cortas piernas.

-¡Corred, insensatos! ¡Corred! 

Flame sintió el frío en el cuerpo. Cuando abrió los ojos se vio rodeada por cuatro hombres, un chaval y una mujer. No recordaba nada de lo que había pasado, pero sentirse desnuda en aquel lugar, sola, desamparada y sin conocer a nadie le hizo sentirse demasiado vulnerable.

Sin llegar a incorporarse, Flame buscó su espadón tentando con su mano alrededor. No entendía porque la habían desnudado y mucho menos quiénes eran todos ellos. Pero fuesen quienes fuesen, lo más probable es que si Ayash estuviese con ella, no durarían mucho.

Entre abrió los ojos para observar la situación, al tiempo que escuchabas las palabras de quienes la rodeaban. No parecían peligrosos, al menos no la chica. ¿Brumas? ¿Ha hablado de perderse entre las brumas...? ¡Eso me suena! Pensó una Flame aún seminconsciente.

¿Qui... qui... quienes sois...? Dijo la mujer rubia con tono vulnerable y con la garganta quebrada. No se sentía aún con fuerzas como para enfrentarse a ellos, y ya que aunque estaba sana y salva y... por un momento Flame contuvo la respiración y se llevó las manos a sus zonas más íntimas para comprobar que nadie hubiese entrado allí. Al asegurarse de ello, soltó todo el aire de golpe y terminó la frase que había empezado ... vosotros?

Esos gruñidos... Parecia que el resto de la manada los estaban rodeando. Pero había que mantener la calma. Los guerreros habían soltado algunas armas en combate y debían recuperarlas para futuros encuentros.

Vió como el enano salía corriendo como si tuviese fuego en las barbas. Sabía que los enanos no eran de voluntad fuerte, no se lo tendría en cuenta.

Su peculiar arma estaba tirada en el suelo, seguro la echaría de menos. Iría a por ella, la daba tiempo. En su camino intentaría recoger el arco de Azaron si fuera posible.

Por fin se ha despertado, espero que no me arrepienta de haberla salvado. Hola, bella durmiente, soy Alice, la que…. Titubeo al decir la siguiente palabra. Te encontró vagando por las brumas. En ese momento Alice empezó a hablar bastante rápido y a medida que avanzaba en la explicación su voz se aceleraba cada vez más. Estabas escuálida pero aun así no pude subirte con la armadura y todo al caballo, tuve que quitarte la ropa y todo lo que llevabas encimas para poder subirte, como ves yo también estoy escuálida. Pero como me perseguía un monstruo no me dio tiempo a recoger todas tus pertenencias y tuve que salir al trote con el caballo, pero conseguí salir de las brumas y encontré a estos buenos hombres que nos han ayudado. Al terminar la explicación cogió aire y continúo en un tono más relajado. Yo solo cruzaba las montañas cuando me asalto las brumas, soy una simple viajera. Cuando encuentre al que me dijo que las aldeas del otro lado de las montañas eran más ricas le voy a convertir en ceniza

El cuervo empezó a revolotear de un lado a otro cuando empezó a buscar en las alforjas. Ten, para que te vistas. La pelirroja le tendió una muda de viaje. 

Prefirió no presionar a la mujer con preguntas y que fuera ella quien explicara su situación, si la quería explicar.

A la grata sensación de satisfacción de asestar el golpe letal al ahora lastimoso animal, le sobrepasa un hilo de temor por el ruido de otras bestias cercanas. Al mirar hacia atrás mi primera intención al ver los numerosos ojos en la oscuridad es salir corriendo, pero un hombre curtido como YO no conoce el MIEDO: Venir a por mi si se atrevéis.- alzo la espada ensangrentada con la verdosa sangre del bichejo.- acabaréis igual que este de aquí.- escupo a la especie de felino. Tranquilamente me vuelvo para recoger el Arco del suelo... Es mejor que salgamos de aquí.- Valiente pero no idiota...

Tras las sabias palabras de Nikeras, Fosco tomó sitio. No prestó mucha atención a las insolencias de Victor. ¿Como podía dudar de alguien tan bueno como Nikeras? Si no fuese por él a saber donde estaba Fosco Escuchó a la pelirroja cuando iba a reprenderla por llamarle chico, cuando la otra chica desnuda se reincorporó. El rostro de Fosco se llenó de incredulidad, sin duda Nikeras era un amigo valioso y nadie parecía valorarlo, la rubia comenzó ha hablar, parecía desorientada y frágil, su amiga parecía recordarle lo que sucedió. Todo este charla pareció le hizo olvidar a Fosco la nueva afrenta creada por la pelirroja.

Nikeras. Con toda las prisas no tuve ocasión de agradecerle su buen hacer y buenas maneras. Sólo quería decirle caballero que ha encontrado un amigo en este pequeño! siguió andando y se paró junto a Onfale Comerciante... a cuanto está el bote de perfume? Tienes una fragancia masculina? Igual me vendría bien una dijo medio olisqueando el interior de su ropa... Las dos chicas no tenían ningún interés para Fosco quien continuó ignorándolas y dialogando con quien si les había caído en gracia, el bueno de Nikeras y el comerciante apestoso!

Todo se estaba aclarando. La mujer había arrollado a la otra en su huída y había tenido que desnudarla para poder subirla al caballo. La historia cuadraba bastante bien,a pesar de que veía  el resquemor reflejado en el rostro de Fosco,  así que Onfale se relajó un poco.

- Bueno , al menos todos estamos de acuerdo en que esas brumas no son ni medio normales.¿Qué es lo que puede haberlas producido?Y aún más intrigante, ¿qué monstruos esconden en su interior? Yo no lo ví como tú- Refiriéndose a Alice- pero oí un escalofriante gruñido felino que andaba cerca.

Onfale prefirió no meterse entre Nikeras y el Caballero. Le había parecido un estúpido desde el principio, el típico caballero prepotente y altanero, pero se contuvo de soltar su indómita lengua como había hecho antes, por si acaso. El tal Victor podía tener alguna influencia en la zona y eso era algo a tener en cuenta. Aún así mostró el apoyo al hábil  montaraz sentándose junto a él. ¿Qué mejor manera de demostrarle su valía que devorar con ansia las raciones de comida que había encontrado para el bien de todos ?

Cuando la otra mujer despertó, Onfale se le quedó mirando extrañado.  ¿Cómo no se había fijado antes?

- Un tilak...- Los ojos del mago estaban observando la extraña marca entre ceja y ceja de la mujer. En su cultura era un adorno, un tilak, colocado en el sexto chakra "Ajna". Se dirigió a ella emocionado.- Mi nombre es Onfale, perfumista, ¿acaso conoces los Misterios de los Chakras?- Respondiendo, ya de paso a Alice, Onfale continua.- Efectivamente soy un extranjero en estas tierras. De donde vengo a veces nos ponemos un tilak entre las cejas, simbolizando el chakra denominado Ajna. Yo mismo llevo una marca en el cuello.- Onfale se recogió el pelo largo y negro sobre uno de sus hombros,  dejando así al descubierto la suave piel del cuello. Flexionó una de las piernas para agacharse y que pudieran ver un tatuaje con forma de flor de 16 pétalos. Lo que no comentó es que era una marca de esclavo, no era el momento ni el lugar.

Cuando se le acercó Fosco, jamás hubiera imaginado que le haría esa pregunta.

- Pues ahora mismo no me quedan más ungüentos que los de mi uso personal.- Cuando estuviera en una ciudad o algo mejor pertrechado podría realizar alguna fragancia sencilla.  Para el mediano cualquier cosa serviría. Bajó la voz para susurrarle al oído por si lo que iba a decirle pudiera avergonzarlo.- *¿Has probado a bañarte diariamente? Eso ayudaría. Al menos pasarte un trapo humedecido por las axilas y las ingles. A veces la mejor fragancia es simplemente una buena higiene personal.- A pesar de haber perdido el apetito sexual, como normalmente se  entiende, Onfale podía sentir una especie de atracción física, marcada mayoritariamente por el sentido del olfato. El olor de un hombre al natural, con una buena higiene, le atraía como las moscas a la miel. El de la mujer ya era otra cosa...

Humm Dijo Fosco mientras se sentaba entre Onfale y Nikeras. El comerciante parecía muy sabio hablando de higiene, el pobre Fosco había llevado una vida demasiado ajetreada para preocuparse por su higiene. Cada quincena recordaba los baños obligatorio de su madre, al final acababan siendo divertidos porque en la charca, la alberca o el río de turno sus hermanos amenizaban la tarea. Ya fuesen peleas o comentarios ingeniosos la tarea de la higiene siempre era menos ardua y más liviana. Fosco asintió a Onfale, e intentó memorizar lo que tenía que hacer, le gustaba su olor... Al principio recordó que le era desagradable, pero luego cuando uno se acostumbra parecía una melodía de olores, era agradable estar junto a él. Incluso a Rufus le gustaba. MIerda casi se me olvida! Fosco se volvió a levantar y mientras quitaba las monturas, bridas y demás utensilios de monta para que Rufus pudiese descansar continuó preguntando a Onfal Comerciante! Y has perdido tu carga? Comentó que se perdió en la niebla, ¿también se perdió su carga? He estado rato tiempo pensándolo, porque dice que es comerciante, pero no me vende ninguna fragancia/B] dijo Fosco como si hubiese resuelto un enigma irresoluble, de vez en cuando intercalaba miradas de desprecio con el loro de la pelirroja. [B]Ese bicho infernal que graznaba palabras...y encima su dueña que no para de atacarme! Son tal para cual... A menudo los refunfuños de Fosco eran pensamientos íntimos que no podía controlar y en un tono bastante bajo los esparcía, le hacían desahogarse.

Joder, joder, joder...- era lo único que podía pensar Azaron al ver aquella multitud de ojos rojos que le observaban. No podían hacer mucho mas aquí salvo correr por sus vidas. Y eso hizo el guerrero. En su precipitación se le olvidó recoger su arco caído, claro que prefería sacrificarlo en pos de su vida. 

Azaron, Peersan y compañía salieron huyendo, mientras la mayor parte de la manada se entretenía avalanzándose sobre su primo caído, devorando a su propio congénere. Otros roían los huesos del caballo muerto que con tanto esmero Leiath liberó de carne... Ya solo les seguían dos. Klasius se iba quedando atrás. Era el más lento, y lo sabía. Tenía que deshacerse de peso para igualar la carrera de la humana que corría con un arco y una pesada cadena armada en las manos. El mediano envainó sus dagas y urgó sin detenerse en su mochila. Se deshizo de las pesadas raciones de carne de caballo, dejándolas caer al suelo. Los dos monstruos más avanzados se detuvieron para saborear esas sobras.

Salieron de la niebla y aún seguían corriendo. Aquí el aire era más puro, y los últimos rayos del sol se filtraban por el techo del bosque. Todo era pendiente. Una ladera de tierra en la que los pinos habían hundido sus raíces. Al cabo de unos cuantos minutos se vieron obligados a relajar la marcha, pero eso les permitió reagruparse. Trataron de alejarse todo lo posible de la Bruma y de los seres infernales que lo habitaban. Entonces vieron a lo lejos el fuego de un campamento.

Victor alzó la mirada, incrédulo. Se habían convertido accidentalmente en un campamento de refugiados. Gente hambrienta y con sed, todas ellas huyendo de las Brumas.

Acercáos, extraños. Venid a calentaros con el fuego. Mi nombre es Victor Watcher, y la niña demacrada e inconsciente que lucha por su vida en el suelo es mi hija Lovina.

El humano que os saluda se arrodilla junto a su hija con una hoja a modo de bandeja. Sobre la hoja, algo de pulpa de fruta entremezclada. Los recién llegados no lo saben, pero Victor se ha cerciorado de que no es venenosa antes de que llegaran. Confiando la vida de su hija a Nikeras, la comienza a alimentar confiado.

El resto del campamento lo componen dos humanas, dos humanos, un mediano y un pequeño zoo compuesto de un caballo, dos perros y un cuervo amaestrado.

Por su banda, entre los recién llegados hay una humana, un humano, un semielfo, un mediano y un enano.

Al ver a un grupo numeroso correr hacia el campamento, Fosco frunce el ceño. Victor parecía alentarles hacia el grupo, lo que disgustaba a Fosco. Así que el mediano comienza a poner las bridas de nuevo a Rufus Es que ni un segundo nos van a dejar descansar, eh! Estaba ya casi listo para sentarme y disfrutar. Y llega gente corriendo a sabeeeer... porque correrán!! Seguro que hay otra mujer a caballo atropellando a rubias desnudas... Lo que hay que ver. Lo mejor del bosque sin duda Nikeras, que me da de comer ,oye. Y continúa con su farfulleo molesto e irritante... Era un grupo vario pinto lo que se acercaba y a los ojos de Fosco peligrosos. Y el peligro siempre atrae a más peligros. Tras colocar de nuevo las bridas no se molesta en sentarse pues algo le decía que se iba a tener que levantar pronto. Simplemente se colocó entre Nikeras y Onfale, un poco más atrás, con mirada insegura. Entre desconfianza y curiosidad. Desde luego el enano con barba blanca le pareció muy majo. El mediano seguro que tenía alguna historia o chiste que contar y al que fosco le gustaría escuchar. Los demás seguro que traian problemas. Ese hombre oscuro y con cuchillos no le gustaba y el semielfo...bueno los semielfos nunca eran plato de buen gusto

Apenas sin resuello, el enano viró el rumbo de la apresurada carrera para enfilarlo hacia la hoguera. Allí abajo había mucha gente y si aquellos terribles diablos de la noche los volvían a emboscar, tendría muchas más posibilidades de salir con vida.

-¡Arf, arf, arf! Uno ya no está para estos trotes--se justificó mientras recobraba el aliento llevándose una mano al pecho--No sé quiénes sois... ni, ni... ni quiénes somos, pero si sé que la muerte nos persigue desde que comenzaron esas malditas nieblas. Igual no ha sido buena idea invitarnos a vuestra hoguera...

-¿Rubias desnudas? ¿Dónde? 

Más recuperado, el anciano de cabello cano y rostro desaliñado se percató de que la joven bruja portaba su excelente cadena armada.

-¡Eh! ¿Qué diantres haces tú con esto, niña?--recogió delicadamente el arma de manos de la dama--Eh, eh,... sí, eso. En fin, gracias por recordármela.

Quizás había cogido más peso de lo que podía llevar, pero no tenía tiempo para pensar en ello. Había que correr para salvar la vida, y ¡para alcanzar al incombustible enano y devolverle su arma!

¿Qué es aquello? Parece un campamento. ¡Hay que avisarles del peligro!

Parecia que sus nuevos compañeros habían tenido la misma idea, porque todos se dirigían allí sin dudarlo. Al llegar vió lo que se temía; otro grupo de aventureros que no parecían haber pasado por una situación muy buena.

Aquel amable hombre les daba la bienvenida. En sus brazos una muchacha moribunda.

Leiath, liberada del peso de la cadena gracias al enano, soltó el arco de Azaron y se dirigió con las manos en alto y cara de preocupación hacia a aquel hombre.

Soy curandera, dejadme ver a la niña, quizá pueda hacer algo.

Tras haber estado corriendo como si no hubiera un mañana -algo de cierto había en estos si aquella criaturas nos hubieran cogido- el grupo había logrado salir del peligro... y encontrarse a otro grupo. Observó con detenimiento a cada uno de los presentes, y tras comprobar que no eran una amenaza -no tenían intención hostiles- Azaron se relajó un poco. Al menos lo suficiente para ir a por su arco que había recogido la mujer que él tenía que proteger y que mostró mucha mas sangre fría que él. 

Una y no mas- piensa el guerrero mientras espera pacientemente a que Leiath haga su magia para curar a la chica.

La compañía de Fosco era tan agradable como un buen pellizco en el pezón. En algunos momentos podría hasta ser excitante, dependiendo de la situación...quizá con algo de intimidad... pero ahora le resultaba fuera de lugar. Sus continuos farfulleos le estaban sacando de quicio,¡¡más aún esas preguntas indiscretas!!. Sin embargo, cuando se acercaron los extraños, el perfumista se quedó entre Nikeras y Fosquito. Apenas los conocía, pero al menos algo más que a los otros.

El caballero hace señales al nuevo y variopinto grupo de gente para que se acerquen.  El pobre Nikeras iba a tener que trabajar duro para alimentar todas estas bocas...Lo que menos le gustó a Onfale es que vinieran corriesdo con cara de susto, así que se puso de pie y pregúntó que coño pasaba.

- ¿Que es lo que ocurre para que vengáis tan asustados?- En su mente persistía el felino gruñido de las brumas. Se quedó ojiplático cuando de entre los nuevos aparecidos de entre las nieblas divisó a un enano y a otro mediano.

...Lo que nos faltaba...

Los medianos eran buenos como esclavos, pero los enanos ni para eso servían.  Ya casi podía sentir el hedor que desprendía aquella criatura, lo cual le hizo arrugar la nariz y torcer ligeramente el labio superior.