Partida Rol por web

Eón

DÉMETER

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29/05/2019, 17:01
Ryu Akahoshi

Me había compenetrado tanto en la lectura que apenas había notado el paso del tiempo, o mejor dicho, el tiempo adquirió una condición diferente discurriendo a placer según sus conveniencias, así es como de pronto me encontré con la impresión de que había estado leyendo toda la tarde. Mis ojos así lo confirmaron al posarse en el sol que entraba por las ventanas y al encontrar un carrito con café y galletas que antes no había estado allí: miré en derredor confundido pero no encontré a las niñas cerca. Sentía la necesidad imperiosa de preguntarles si se sentían cómodas con aquellas tareas sin la presencia de otros adultos cerca que pudieran condicionarlas.

Todavía mis impresiones sobre lo leído me rondaban la cabeza y el espíritu de formas que antes de leerlas no había imaginado, apenas me estaba reponiendo de lo que había significado. Me levanté del sillón en el que me había sentado en algún punto de la tarde para estirar las piernas pero también para marcar que había terminado, sospechaba que no podría resistir otra ronda, no al menos durante aquel día.

Vi a Darya en plena faena y me acerqué a ella -¿Hay algo en lo que pueda ayudarte, capitana?- le sonreí con suavidad, esperaba que los demás fueran acabando sus lecturas para poner en común lo aprendido.

Mientras Darya me contestaba volví a abrir el libro que tanto me había atrapado en busca de otros aspectos más profundos de lo leído y para recapitular mis impresiones para mis compañeros.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Edito: el máster me ha pedido que haga un agregado para la tirada y sacado un hermoso 4, bah, no sé por qué me molesto xD

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30/05/2019, 00:50
Sibyl Hadue

Sibyl apartó la mirada de la estantería con sorpresa al notar la presencia de Ryu a su lado. No rehuyó el contacto físico, al contrario, lo agradeció con una sonrisa cálida. A pesar de que casi no lo conocía, se sentía unida a él, como a los otros. Todos ellos se habían perdido, pero estaban juntos. 

Sin embargo, sus palabras la hicieron sentir algo desconcertada. En sus ojos se mezclaron la curiosidad y la vergüenza, pues daba por hecho que si le decía aquello era porque la veía frágil, necesitada de protección. Y la verdad es que ella misma también se sentía así, pero saberse tan transparente hizo que el rubor subiera a sus mejillas. 

—Gracias, Ryu —le dijo, también en un susurro. Que se preocupase por ella la había hecho sentir importante, apreciada. El desconcierto por aquel abordaje se diluyó en parte en esa sensación de calidez que se extendió por su pecho y que la hizo elevarse un poco sobre las puntas de sus pies para plantarle un beso en la mejilla—. Te prometo que lo intentaré. 

No podía prometer más. No era mujer de certezas o seguridades, al menos si dependían de ella misma y no de sus conocimientos. Mientras devolvía la mirada hacia la estantería, de algún modo sintió que llevaba toda la vida doblando la rodilla ante otros seres humanos. Sus padres, su hermano, incluso Josef... Pero en aquel lugar se sentía libre. Era irónico, pues al mismo tiempo se sabía atrapada y perdida en una realidad que no era la suya, pero entre toda la confusión, estaba soterrada esa sensación pulsátil de libertad. 

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30/05/2019, 03:06
Sibyl Hadue

Tras intercambiar un par de frases por lo bajo con Ryu frente a la estantería Sibyl había terminado por coger algunos tomos y sentarse a la mesa. Durante el siguiente rato se hizo prácticamente invisible. El único sonido que provenía del rincón que había escogido era el de las hojas al pasarlas y apenas se movía para morderse una uña o enroscar algún rizo en un dedo, sin dejar de leer. 

Para cuando se hizo consciente de lo cargada que tenía la espalda se sentía bastante abrumada. Se había sumergido directamente en las páginas, sin saber lo que iba a encontrar y ahora pensaba que tal vez le habría venido bien hacerlo con un flotador. Tantos ciclos de historia a su alcance, tanta información que aún le costaba asimilar. Josef volvió a visitar su mente con la certeza de que él habría adorado estar en ese lugar. Por un momento fantaseó con la idea de estudiar esos tomos los dos juntos pero, por algún motivo, la imagen de Josef no encajaba bien en ese mundo desconocido. Algo en su mente se rebelaba ante la idea de compartir esa sensación de libertad con él. 

Decidió abandonar ese pensamiento en el mismo momento en que cerró el último de los libros. Se puso en pie y se estiró como un gato. Sus ojos ya se estaban yendo hacia las estanterías. Aún le quedaba muchísimo conocimiento por descubrir, pero le picaban los ojos y estaba entumecida. Devolvió todos los libros a sus lugares excepto dos, que tenía intención de llevarse para estudiar con más calma, si es que se lo permitían. Vio que sus compañeros también parecían estar haciendo un descanso y abandonó la tentación de coger otro libro más, a pesar de que le cosquilleaban los dedos al pasarlos por los lomos. 

Se acercó al carrito que las pequeñas habían dejado allí y miró alrededor. 

—¿Alguno quiere un café? ¿Un chocolate? —de pedir algo alguno de ellos se encargaría de prepararlo con una eficiente deformación profesional y si no, se prepararía al menos un café para ella.

Como fuese, mientras esperaba a que el líquido se enfriase lo suficiente como para poder beberlo, empezó a dar un paseo lento por la biblioteca. Quería descansar, ordenar sus ideas antes de ponerlas en voz alta, pero se le iban los ojos a los títulos que se iba cruzando por el camino. 

—¿Habéis encontrado algo? —preguntó al fin cuando terminó de caminar en el mismo sitio donde había comenzado. Sus palabras no iban dirigidas a ninguno en particular, sino al que quisiera responder. Ella aún estaba asimilando su parte.

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30/05/2019, 09:39
La Cándida Rosa

Darya tardó poco en ojear un libro de lomo estrecho y grandes páginas y porte artesanal y luego otro muy distinto, más pequeño, de imprenta, quizá técnico.

Notas de juego

Reiniciamos el turno. Podéis postear.
 

Edito: añado otro post sólo para Darya :-)

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30/05/2019, 09:51
La Cándida Rosa

El primer libro que sacó parecía un cuento escrito por hadas, era  de lomo estrecho y grandes páginas, un manuscrito ilustrado con dibujos coloridos hechos a mano, algunos acuarelas, otros a tinta hechos con plumín. Cada dos páginas un astro. La contratapa tenía dibujos de estrellas en pan de oro sobre un fondo azul oscuro. Se trataba de un manuscrito con información en primera persona de observaciones astronómicas hechas con un telescopio imposible para la técnica del Eón.

La primera acuarela era de la Luna y por un breve instante le pareció que era la que ella conocía hasta que reparó en que la distribución y tamaño de sus cráteres y valles era totalmente diferente, aunque su tamaño, falta de atmósfera y propiedades geológicas eran idénticas.

Luego, los planetas del sistema Solar del libro eran más de los que conocía. Los pocos nombres “históricos” que Darya había aprendido guiada por sus inquietudes coincidían  por tamaño y orden de cercanía al Sol y la Tierra seguía siendo el tercero. El Sol parecía casi idéntico*.

La morfología de los planetas, sus lunas, anillos, etc eran totalmente diferentes a los del Sistema Solar que había aprendido en el Eón aunque el Marte de aquí también era un planeta “rojo”.

Definitivamente el mundo que se describía era otro distinto al que ella conocía.

Notas de juego

(*) Estoy siendo ambiguo en esta descripción aposta para que no sepáis a ciencia cierta qué mundo se corresponde con el de los jugadores :-)

Ya puedes postear.

Edito: sólo he cambiado la última frase.

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30/05/2019, 11:37
Darya Gevorkian

Al escuchar la voz de Ryu a su lado, Darya tardó unos instantes en comprender sus palabras. Alzó la vista hacia su rostro y vio cómo le sonreía. Trató de leer en su gesto si lo que fuera que había leído le había impresionado tanto como a ella, si era posible que en los libros que había decidido investigar se revelara la misma verdad que ella había encontrado. Agitó ligeramente la cabeza para responder negativamente a su pregunta mientras cerraba el último de los libros y lo abrazaba contra sí como si quisiera protegerlo de la información que contenía. Trató de devolverle la sonrisa pero era consciente de que lo que consiguió expresar era una mueca extraña.

Bueno sí… —rectificó al escuchar las preguntas de Sibyl—. Necesito un café y que todos os sentéis un momento. Tengo algo que contaros.

Pasó su mirada por encima de cada uno tratando de intuir su estado de ánimo y comprobar si habían escuchado su petición. Pero fuera como fuera que se sintieran o estuvieran como estuvieran de cansados debían saber. Aquello cambiaría probablemente la perspectiva de todo lo que habían leído. Por desgracia también cambiaba la perspectiva de sus esperanzas. Aún así, pensó al mirarlos, cabía una última posibilidad, que todo lo que les hubieran contado en el Eón fuera mentira, una vez más. Sin embargo eso no tenía sentido para ella.

Tras varios intentos de comenzar a hablar sin conseguir hallar palabras decidió lanzarse cortando la tensión.

Erik, tenías razón —hizo una pausa mientras pasaba su mirada del doctor al resto para detenerse finalmente unos instantes sobre Faraz. Él le había hablado del cielo sobre sus cabezas como de algo inmutable, el punto de partida de la certeza—. He revisado todos los mapas que he encontrado. No sólo los perfiles de los continentes, sino la extensión de la tierra firme y de los océanos, las corrientes submarinas, el clima… E incluso el diámetro del planeta mismo —los miró con gesto grave—. No coinciden con lo que conocemos. Lo he comprobado, no me equivoco porque las proyecciones utilizadas para hacer los mapas puedan ser diferentes —se explicó—, son demasiadas diferencias, nada encaja en realidad —aunque no se atrevía aún a verbalizar la conclusión sabía que todos habían llegado a ella—. Y este último libro —dejó el que llevaba sobre la mesa—, es de astronomía. Aquí está representada la Luna, por ejemplo —mostró la primera de las acuarelas—. Hay representaciones de los astros del sistema solar, sus nombres y diversos datos sobre ellos. Algunos nombres coinciden, los primeros al menos… Mirad la Luna. En cuanto al tamaño y propiedades geológicas es igual que la que conocemos, pero su superficie… Los cráteres, los valles, no se parece en nada, es como si tuviera otro rostro —indicó señalando algunas de las sombras más llamativas—. Y el tercer planeta desde el Sol se llama “Tierra”, ésta Tierra, en la que nos encontramos. Y por ejemplo el cuarto planeta es rojo y se llama Marte, como el cuarto planeta de nuestro sistema solar* —mostró su imagen igualmente—. Pero aquí hay más planetas* de los que se conocen en el Eón, aunque no es sólo eso, sino que los planetas descritos son diferentes: sus formas, tamaños, colores, presencia o ausencia de anillos, si son o no gigantes gaseosos —iba pasando las páginas, mostrando por orden de distancia al sol los diferentes planetas—. Una vez más no coincide.

Mientras les enseñaba las páginas no dejaba de observar sus rostros.

Creo que hay dos explicaciones: que toda la información geográfica, geológica y astronómica del Eón sea falsa. Podría ser aunque no le encuentro sentido a hacer algo así. Por otro lado nosotros ya hemos estado en otro sistema solar, hemos visto la nave, sabemos que es posible. Y no —respondió anticipándose a la posible pregunta—, el sistema solar que muestra este libro no es el que vimos. Aquí no están Héspere, ni Pitón, ni Aión… Nosotros podemos viajar, eso ya lo hemos comprobado antes. Pues bien, creo que lo hemos vuelto a hacer. Pero pronto saldremos de dudas... —tomó aire y los miró con gesto compasivo, tratando de ayudar a mitigar al menos la incertidumbre-: podremos comprobar si todo esto es verdad en cuanto veamos salir la Luna.

Notas de juego

*Por lo que me ha indicado el dire, en el Eón no es común como para nosotros que la gente tenga conocimientos de astronomía al igual que no lo es que los tengan de geografía.

*Edito para añadir esta nota: cuando digo "más" sin especificar el número de planetas es porque Cusa lo ha explicado deliberadamente así, ambiguo, para que los jugadores no podamos saber, así como los personajes tampoco lo saben, cuál de los dos sistemas solares coincide con el nuestro y cuál no.

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30/05/2019, 12:59
Erik Du Mont

La lectura había sido tranquila para Erik, incluso interesante al poder estudiar tan de cerca a su anfitrión. Sólo le quedaba ver si el estilo era puramente suyo o lo habían editado, pero tras haber escuchado las palabras de Ovidio, no le quedaban muchas dudas. De vez en cuando levantaba la vista del tomo, descansando su vista unos momentos, para ver a los demás enfrascados en sus propias lecturas y sonreír. Sólo esperaba que pudiesen encontrar algo más que pudiera acallar parte de sus preguntas. 

Vio a las niñas traer el pequeño carrito y las saludó en silencio con una sonrisa, quedándose con la vista fija en ellas mientras se iban. Kiara no sería tan cuidadosa. Seguro que se pondría a preguntar si estaba leyendo un cuento o empezaría a revolver... El doctor dejó escapar un breve suspiro y volvió a centrarse en el libro, sacudiendo la cabeza. Hasta que no consiga respuestas no puedo descentrarme. El olor del café se quedó en sus fosas nasales, pero por temor a distraer a los demás, decidió esperar a que todos terminaran y pudiera tomárselo con calma. 

Miró con curiosidad a Darya, la primera en levantarse y luego a Ryu ir con ella, pero no quiso preguntar nada. Estaba claro que debían corroborar algo y no quería desprenderles la idea con la conversación. En cuanto Sibyl también salió de su trance lector, el doctor se levantó de la silla en la que estaba y se estiró, parpadeando para acostumbrarse a la iluminación. 

- Tomaré un café, gracias. - le sonrió a la muchacha, acercándose para ayudarla si hacía falta. 

Estaba a punto de responder a su otra pregunta, cuando Darya se adelantó. La miró algo extrañado, intentando averiguar lo que había tras esa mueca, aunque tenía la sensación de que no eran precisamente buenas noticias. Se volvió a sentar con la taza entre sus manos, soplando un poco antes de tomar un pequeño sorbo. Alzó las cejas sorprendido al oír que se refería a él... ¿Pero en qué exactamente tengo razón? 

Sin hacer ninguna pregunta, se mantuvo atento de lo que contaba Darya. La no coincidencia de todos aquellos datos era algo confuso, aunque él precisamente no tenía conocimientos geográficos como para poder comprobarlo como ella. Pero si las ciudades del Eón estaban aisladas de los campos de cultivo, por ejemplo, se puede dar el caso de que los terrenos que conozcamos sean falsos... La idea rondaba su cabeza, pero no quiso interrumpir. Lo que sí le dolió fue el que algo tan común, tan acostumbrados como estaban a verla todos los días en el cielo, la propia Luna... Pudiese no ser la que ellos conocían. 

Se revolvió algo nervioso en el asiento, tomando otro sorbo de café y casi arrepintiéndose al instante de lo caliente que estaba. No puede ser, lo había dicho como una locura, algo que no podría... que no debería ser real. Sabía que lo que había dicho era para intentar tranquilizarles, aunque imaginaba que ella estaría tan asustada como los demás. 

- Esperemos a la noche. Creo que es la forma más empírica de comprobarlo. Esperar a la Luna. - dijo rápidamente. No quería caer en la desesperación tan rápido cuando parte de lo que conocían seguía siendo mentira - Aunque incluso el cielo... ¿Y si el del Eón era falso, como un techo? - negó con la cabeza, sin saber qué salidas buscar para esa opción - En realidad... Es una curiosa coincidencia que este planeta se llame como el que conocemos. Si realmente no fueran el mismo... ¿Por qué llamarlo así? No tendría sentido. - negó rápidamente con la cabeza. Bastantes cosas hay que no tienen sentido ahora mismo... Miró entonces a Sibyl y a Faraz - ¿Habéis averiguado algo los demás? Mi parte puede esperar, creo que a todos nos interesa más... ubicarnos ahora mismo, que nuestro visitante. - se giró hacia Ryu, quien también había leído algo de las memorias del sóter - Si os parece bien, claro...

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30/05/2019, 17:15
Ryu Akahoshi

La mirada que me diera Darya me inquietó y la forma en la que abrazaba el último libro que había tomado no hizo sino aumentar una sensación de incertidumbre que me venía alimentando desde que había abandonado mi lectura, las ideas iban uniéndose las unas a las otras en mi cabeza y las sentía como un murmullo de fondo, constantemente susurrando en mi mente.

La pregunta de Sybil me sacó de mi ensimismamiento y fui hasta el carrito a servirme chocolate, presentía que iba a necesitar el shock de azúcar. Escuché a Darya anunciar que tenía algo para decirnos y tomé asiento con los demás.

A medida que nos iba dando conocimiento de lo descubierto en los libros sentía que las ideas corrían más rápido por mi cabeza, vertiginosamente, y en cierta forma la posibilidad de encontrarnos en otro sistema solar me otorgó un alivio casi vergonzoso: podía ser que nuestras familias, fuera donde fuera que estuvieran, todavía existieran y el hecho de que no se contradijeran las realidades experimentadas hasta ahora lo hacía más plausible. Sabía que para algunas personas mi mente trabajaba extraño, las posibilidades más descabelladas eran las que más sentido solían tener para mí, algunos lo encontraban interesante, otros exasperante y yo ya me había acostumbrado a vivir así.

Escuché las afirmaciones sobre la luna y a la pregunta de Erik contesté inmediatamente -Aunque tienen razón y la forma más empírica de corroborarlo es esperar a que salga la luna no tendría sentido -expresé quizás demasiado directamente -¿Para qué mentir en algo que es comprobable a simple vista? -inquirí luego buscando de verdad una respuesta plausible.

Hice una pausa, sabía que lo ideal era que hablara Sybil para saber qué había descubierto sobre la historia de este lugar pero apenas podía refrenarme, miré a la muchacha con una disculpa en los ojos antes de seguir hablando -Si me disculpan, voy a proseguir yo -las disculpas eran meramente formales, por supuesto, no había un orden establecido para hablar -Creo que a pesar de que no contribuirá a los conocimientos científicos a tener en cuenta sí nos ayudará a tener más perspectiva de nuestra situación -justifiqué.

Entrecerré los ojos y me los froté con la mano libre -He leído de las memorias del sóter la entrada en decadencia de su modo de vida, la etapa previa a la revolución -sostuve -Me quedó un poco más claro todo el palabrerío que nos diera la dueña de casa en la terraza sobre el Gólem -declaré sintiéndome un poco culpable de decirle palabrerío a ese intercambio de información -Hubo algo que me llamó poderosamente la atención en esa charla y fue el concepto de "mediumnidad": al parecer la vida antes de la revolución tenía una asistencia dada por máquinas en todos los aspectos de la existencia.

El sóter pertenecía a un estrato social que estaba llamado a gobernar sobre el resto de la humanidad, los transhombres junzi eran el pináculo del ser humano y estaban llamados a ser médiums entre la voluntad de un sistema maquinal que tenía sometida a la humanidad y la humanidad misma -expliqué -Recuerdo que cuando vivía en el Eón siempre tenía la impresión de que algo estaba mal en cómo el mundo funcionaba y a él le pasó igual, a él y por lo que pude inferir a un grupo de personas -aclaré -Solo que ellos descubrieron que las máquinas que debían servirlos en realidad mandaban sobre todos los aspectos de sus vidas y les daban una sensación de aparente libertad donde en realidad no la había.

Hice una breve pausa -Antes Sybil, cuando nos vimos las caras en el muelle por primera vez, me preguntaste por qué consideraba que nuestros anfitriones eran enemigos apenas conociéndolos y ahora puedo decírtelo: creía que ellos podían ser parte de un experimento también, creía que podían ser espías de la inteligencia que nos había traído aquí, la de la nave, sin saberlo -bebí un poco de chocolate porque sentía no solo la garganta seca, sino que estaba temblando ligeramente -Pero ahora no lo creo, ahora pienso que hay que contarles todo lo que sabemos -dije y me aclaré la garganta -Porque no han derrotado al Gólem, el Gólem está en el espacio con su tecnología y sus naves reagrupándose, o peor aún, reproduciendo el Eón en otras colonias -me sentía como si estuviera delirando, quizás lo estaba -No sé si la nave en la que estuvimos fue un experimento fallido o no -reconocí -pero encaja en todo esto.

Luego agregué -Y lo de los nombres de los planetas tiene perfecto sentido si fuera una máquina que quisiera pasar humanos de un sistema a otro, siempre habría un sol, una luna, una Tierra y hasta un Marte.

De pronto no pude beber más, dejé la taza sobre la mesa -Quizás esté delirando... -me froté los ojos y los miré a todos, si Erik me recetaba calmantes lo iba a entender perfectamente.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He editado una palabra que faltaba.

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02/06/2019, 01:59
Faraz Snowden

Las luces del atardecer llenan la biblioteca de sombras y penumbra, lo que confiere al lugar una atmósfera más recogida, más… íntima. Las palabras fluyen con elegancia ante mis ojos, y estoy tan entregado a la lectura que casi no me doy cuenta del paso del tiempo. El olor del café es lo que me trae de vuelta, y levanto la vista para ver un carrito con bebidas calientes y galletas que alguien ha traído, pero por desgracia, las opciones no incluyen el té. Justo cuando me dispongo a volver a mi libro, Darya nos reúne en torno a la mesa; parece que ha descubierto algo importante. Arrugo la frente mientras comparte con nosotros su hallazgo, y de nuevo intento comprender las implicaciones que hay tras su revelación. O bien todo lo que hemos conocido y se nos ha enseñado era mentira, o bien lo que dicen estos libros lo es. Pero también puede ser que el universo haya cambiado completamente a nuestro alrededor mientras nosotros dormíamos. Porque, ¿qué garantías hay de que realmente hayamos estado «ausentes» tan solo treinta años? Sacudo lentamente la cabeza mientras trato de dominar la sensación de que la información me llega demasiado rápido como para asimilarla. Como si estuviese intentando atrapar una hoja arrastrada por un vendaval de entre un millar.

Luego escucho la sugerencia de Erik de que tal vez viviésemos bajo una bóveda que imitaba el día y la noche. La idea no podría resultarme más alienígena, y quizá por ello, más espantosa en su posibilidad. Las palabras de Ryu sobre un mundo gobernado por máquinas reafirman mi temor, y me hacen reflexionar sobre nuestra experiencia compartida a bordo de aquella nave como androides metálicos. ¿Es posible que nosotros seamos lo que esta gente conoce como transhombres junzi? ¿Mediadores entre máquinas y humanidad? La designación «testigo» parece cobrar un nuevo sentido.

Demasiado aturdido como para poner en palabras lo que pienso, tardo unos momentos en darme cuenta de que Erik nos está preguntando a Sibyl y a mí sobre nuestras averiguaciones. Casi me avergüenza haber estado perdiendo el tiempo con un libro de poesía mientras mis compañeros buscaban verdaderas pistas sobre su situación, y dudo poder aportar tanto como ellos a esta puesta en común, pero decido intentarlo.

—«Para salir de la larga noche del laberinto espejado has de cerrar los ojos» —leo quedamente—. «Un jarrón, el espacio definido por los muros. Es el vacío el que da sentido a la forma». —Guardo silencio unos instantes mientras intento dar forma a un concepto que no acabo de saber cómo expresar. Semejante trascendencia, esta forma de ir más allá de la superficialidad estética… es algo que no cabía en las concepciones del Eón. Cualquier intento de escribir algo parecido habría acabado con su autor siendo declarado enfermo mental—. La poesía… El arte… como medio para enseñar… para cambiar a la persona… Pensar… en el propio acto de pensar… —la mera idea me resulta tan extraña, tan ajena, que acabo balbuciendo incoherencias. Desisto de intentar decir algo con un mínimo de sentido, y acabo sosteniendo el libro frente a los demás, como si este contuviera todas las respuestas que yo no soy capaz de dar.

Notas de juego

No sé si Faraz ha acabado de entender lo que representa realmente un libro como el que ha leído. Sabe, o mejor dicho, percibe instintivamente, que se trata de una literatura radicalmente distinta a todo lo que haya podido leer hasta ahora, pero cualquier razonamiento que pueda hacer al respecto sería tan abstracto que antes le reventaría la cabeza, creo... Para él ha sido todo un shock cultural, y no he querido representarlo simplemente en plan, «Ah, guay, aquí el arte es más profundo y no te encierran por ello. Mola».

No sé mi me he explicado o si me rayo solo.

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03/06/2019, 02:50
Sibyl Hadue

Sibyl se sentó con los demás cuando Darya lo pidió. Sus ojos la contemplaron, con curiosidad pero sin prisa, esperando a que encontrase el modo de empezar a contarles lo que había descubierto. Al principio le costó entender las implicaciones de esas diferencias. Se echó hacia delante para contemplar los mapas que les mostraba, pero ella no tenía ni idea de geografía. Incluso el mismo concepto de geografía se le había antojado siempre algo lejano y difuso. 

Lo distinta que era la luna del dibujo sí que tocó algo en su interior, una sensación de desarraigo que venía oscilando en ella desde que había abierto los ojos en la nave. La luna no era su luna. Y, por absurdo que fuese, sentía como si le hubiesen robado algo que siempre había dado por hecho. 

La pregunta de Erik la pilló desprevenida, dándole vueltas a las posibilidades que se habían abierto. Asintió con la cabeza, pero al darse cuenta de que Ryu también quería hablar, permaneció callada por el momento. Hizo un gesto con la cabeza ante las disculpas del artista, mostrando que no eran necesarias con una pequeña sonrisa, y se dispuso a escucharlo con atención. Asentía de tanto en cuando con algunas de las cosas que iba diciendo y que ya le resultaban familiares. Aunque cuando entró en el abanico de las hipótesis no mostró acuerdo ni desacuerdo, sólo se quedó pensativa. 

Faraz empezó a recitar entonces esas palabras extrañas que hacían vibrar algo en su pecho, como si tocasen alguna fibra de su ser con su belleza, y sus ojos adquirieron un brillo soñador por un instante. No había comprendido del todo lo que querían decir, tampoco la magnitud de una expresión artística que le quedaba muy lejos, pero le habían hecho sentir algo. 

Esperó un poco cuando Faraz se calló mostrando el libro, dando algo de tiempo por si algún otro quería intervenir antes que ella. Hasta que se dio cuenta de que tal vez estaban esperándola y sus mejillas adquirieron un toque de rubor. 

—Siempre había considerado la historia como una época oscura y confusa, ¿sabéis? —compartió, con una mirada tranquila—. Me provocaba una curiosidad culpable, sobre todo su final, pero nunca la habría imaginado... —Sus ojos escaparon hacia la ventana y su mano hizo un leve ademán hacia ella—... así. El último periodo documentado que teníamos en el Eón era finales del siglo XX. Después de eso... nada. Un periodo oscuro del que nada se sabía y que derivó en la estabilidad del Eón. 

Su mirada viajó hacia las estanterías llenas de libros y sus ojos brillaron fascinados. 

Pero aquí hay información de tres ciclos más allá de eso. Esos ciclos de oscuridad desconocida. El final de una civilización y el principio de otra. El caos ordenándose en la estabilidad... —Sacudió la cabeza, haciendo oscilar sus rizos—. Disculpad. Estoy diciendo tonterías. 

Algo avergonzada por ese momento de confesión, tomó aire y se centró en ordenar sus ideas para tratar de explicar lo que había leído. 

Trescientos años antes del día actual en este lugar tuvo lugar la Revolución Utilitarista. En ella se anuló algo llamado «Derechos Humanos» de los principios de las «Naciones Unidas». En ese momento los derechos individuales de las personas se pusieron por debajo de los del conjunto y las elecciones que se le ofrecían a las personas se gestionaban mediante algoritmos. Los junzi de los que habla Ryu, esos «transhombres» fueron una élite establecida para interpretar los algoritmos y mediar entre esta herramienta matemático-tecnológica y la humanidad. Este periodo se llama «Estatismo Dataísta» y duró hasta hace treinta años, cuando algunos de esos junzi se rebelaron en la Revolución Silenciosa. 

Hizo una pausa, breve, para mirarlos a todos antes de seguir. No estaba acostumbrada a soltar largos discursos ni a ser el centro de atención, así que tras observarlos, bajó la mirada hacia la mesa.

La cosa es que durante esos tres ciclos, o siglos —dijo, mencionando el término arcaico para medir el tiempo—, se recuperó el ecosistema salvaje y se acabó con la pobreza, pero la existencia humana estaba alterada de un modo artificial, guiada por lo que ahora llaman «el Gólem» y que no es otra cosa que la herramienta que proporcionaba los algoritmos. Además, este Gólem había empezado un proceso de extinción de los sapiens, para reducir su población en busca del equilibrio con el ecosistema. Tras el «Desmantelamiento» los transhombres junzi se convirtieron en protectores, cada uno de un país. Algunos se mantienen como reyes, que sospecho es el caso del hombre con el que vamos a cenar. Otros dieron paso a gobiernos democráticos. Pero hay algo religioso en todo este asunto que se me escapa. Es como si la gente común creyese que estos sóter son la encarnación de la voluntad del pueblo, o algo así. Ahora creen estar viviendo un nuevo renacimiento como sociedad. 

Al terminar emitió un suspiro y se echó hacia atrás en la silla, pegando la espalda al respaldo. Se había limitado a contar y resumir lo que había leído, sin avanzar ninguna hipótesis. En ese punto ya no estaba segura de nada y no se veía capaz de inclinarse a creer más una cosa que otra. 

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03/06/2019, 10:55
Darya Gevorkian

Incapaz de sentarse ella misma, Darya permaneció de pie observando a unos y otros mientras hablaban de sus lecturas e ideas. Sus pensamientos se movían a gran velocidad, casi superponiéndose, tratando de encajar lo expuesto por cada uno en sus propias hipótesis y lo que sabían hasta ahora. Los versos que leyó Faraz, lejos de parecerle ajenos a todo lo que investigaban, se abrieron paso entre la maraña de información para dar de lleno, como si de una flecha se tratara, en el núcleo de un pensamiento que se mantenía soterrado por los datos e hipótesis y la locura de saberse en un planeta diferente. Sintió que ese vacío del que hablaban, el que “da sentido a la forma”, se refería a algo tan fundamental que no sabía ni nombrar pero que la implicaba a ella misma y a los otros más que nada en lo que hubiera reparado antes. En la forma de sus cuerpos actuales, en la forma de sus cuerpos en el Eón o en la forma de los cuerpos medio mecánicos que encarnaron en la nave, había algo que daba sentido, que hacía que ella misma y no otro, tanto como los demás, fueran quienes estuvieran realmente allí. Aquello que viajaba a través del espacio y quién sabía si del tiempo, de un cuerpo a otro, de un mundo a otro, era un habitante de aquel “vacío” y por un momento sintió, de una forma que escapaba al análisis racional pero que tampoco le pareció una fantasía, que ese “vacío” era su verdadero hogar de un modo superior e inexplicable y que en tanto existiera todos los exilios que pudiera vivir serían sólo aparentes. Qué era ese hogar, sin embargo, no lo sabía.

Cuando Sibyl habló de la extinción de los sapiens, recordó las teorías que la chica les contó cuando estaban en el espacio. Sabía que Erik aún debía hablarles acerca de su lectura, pero no se pudo refrenar.

Cuando nos encontramos por primera vez nos contaste que en el Eón se pensaba que toda la humanidad provenía de un “cuello de botella” de unos mil individuos, si no recuerdo mal —miró a la chica esperando algún gesto confirmatorio de sus palabras—. ¿Y sí el Eón es una comunidad aislada pero no como creíamos? ¿Y sí es una colonia fundada por el Gólem en otro planeta a partir de un millar de personas que fueron llevadas desde aquí hasta allí en sopor? Eso explicaría por qué habrían llamado Tierra a ese planeta —comentó mirando a Erik—. Esa colonia sin embargo está condenada a desaparecer a largo plazo por la degeneración de las semillas, lo cual podría hacer que se buscara un nuevo lugar… Quiero decir que la nave en la que estuvimos podría estar de hecho buscando un nuevo planeta que colonizar. Y tal vez la persona que vimos flotar en el espacio fuera alguno de esos colonos, alguien que era mantenido en sopor pero que había muerto a pesar de ello. Es evidente que algo ha salido mal—. Sabía que estaba saltando de una cosa a otra pero le resultaba difícil refrenarse—. Una misión así requeriría mucho tiempo y por ello mismo, si como en el vídeo de la nave se le dijo a Sibyl somos la pieza fundamental de la nave, ésta debe tener el modo de “repararnos”, de sustituirnos cuando morimos. Sería una forma lógica de pensar para una máquina —se explicó—. Así, cuando uno de los clones tuviera que ser reemplazado, uno de nosotros sería llamado allí y si todo funcionara como la máquina espera, recordaríamos la misión. Sin embargo el procedimiento falló con nosotros y por eso la nave nos “depuró” —dicho esto una sutil sonrisa acompañó a un brillo especial en sus ojos perdidos en el infinito por un instante—. No somos piezas, ni nada reemplazable, después de todo. Pero una máquina seguramente no pueda entender eso. Bien —volvió a dirigir la mirada hacia sus compañeros deteniéndose en Ryu—, estoy de acuerdo con que deberíamos contarles todo lo que sabemos. Creo que deben saber que es posible que el Gólem siga ahí fuera. Y tienen derecho a saberlo también por Beatrice; tal vez sean capaces de protegerla de que antes o después la arrebaten de aquí. Además —añadió tratando de convencerlos a ellos tanto como a sí misma— podría ser la única forma en que puedan ayudarnos a averiguar más sobre nosotros mismos, por qué podemos viajar, si podemos o no evitarlo y también si podríamos ser capaces de volver a casa.

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05/06/2019, 21:42
Erik Du Mont

Era una forma de mentirse a sí mismo y lo sabía. Cualquier esperanza que hubiese intentado guardar Erik, cualquier intento de remediar la situación con una simple gran mentira, era en vano. Después de lo que habían contado los demás no le dejaba ninguna duda de que, ya fuera por haber viajado en el tiempo o en el espacio, estaban demasiado lejos de casa. Y dudaba siquiera que hubiese alguna forma de volver a ella. 

Incluso lo poco que parecía entender en ese momento se venía abajo. Tantos pacientes a los que he tratado por obsesión, esquizofrenia y otros síndromes por el estilo... Y resulta que tal vez tenían razón. Que tal vez estaban viviendo en un mundo falso y tal vez esos delirios venían de algún detalle, algún destello de realidad que les sacó de esa niebla que conocemos como armonía. No hay ninguna cura común. Porque estábamos confundiendo a los locos con los tan cuerdos que podían parecer locos.

Erik apoyó el lateral de la frente sobre su mano, mientras su otra mano hacía por un momento el gesto inútil de quitarse las gafas. Otra cosa que no está donde debería... Se mantuvo escuchando sin fijar la mirada en ningún lugar, abstraído totalmente por la cantidad de información y la situación que suponía para ellos. Cuando decidió moverse fue cuando Darya estaba terminando de hablar, como si le hubiesen pinchado algún punto sensible del cuerpo, para coger el libro que había estado leyendo y buscar en alguna página.

- «El error de la falsa inteligencia del automatismo es que nos tomó por máquinas en esencia. No tenía una verdadera forma, ni capacidad, de leer en nuestro interior y menos aún de saber que allí había túneles, pozos, abismos y cielos estrellados.» - leyó, levantando la mirada hacia Darya, corroborando lo que había propuesto. Lo siguiente, lo leyó de forma más lenta y pausada, como si estuviera cayendo en la cuenta de algo - «En el interior de los hombres está la puerta al más allá... Y en esa frontera sorteada por la muerte... y el sueño... hablamos los unos con los otros y planificamos la Revolución.» - frunció los labios, releyendo para sí de nuevo, y mirando luego a los demás - Es posible que hayamos parecido por algo parecido a lo que pasó el sóter... Si tomamos de forma literal sus palabras. - ladeó la cabeza, alzando las cejas como si hubiese algo que le molestara de todo aquello - Si es cierto que nuestros cuerpos llevan "dormidos" durante treinta años, sin funcionar ni envejecer, pero pudiendo albergar nuestra mente... La frontera sorteada por la muerte y el sueño... ¿No significaría eso que hemos sido capaces de ver, de alguna forma, a través de la no-realidad del Gólem? 

A pesar de que todo aquello parecía salido de otro mundo, nunca mejor dicho, el doctor intentaba centrarse en resolver ese puzzle del que habían conseguido varias piezas. De alguna forma, estaba seguro de que la imagen que surgiera cuando pudieran completarlo del todo iba a ser tanto maravillosa como aterradora. Pero debía hacerlo. Era lo único que podía hacer en ese momento. Levantó un dedo levemente hacia Sibyl, queriendo añadir algo a lo que había dicho anteriormente.

- Por lo que he podido leer del sóter... Ese comportamiento parece normal para ellos. Incluso él a sí mismo parece verse como un benefactor, un ente benévolo, paternalista, que les ha otorgado la libertad a aquellos que no podían verla o entenderla. Es posible que perteneciendo a una élite como la que has mencionado, Ryu, - le señaló un momento con la mano - se les haya enseñado esta forma de ser desde el principio... Aunque he de decir que yo lo catalogaría como un trastorno megalomaníaco... delirios de grandeza. - añadió rápidamente, por si alguno no conocía el término. Parecía que iba a seguir hablando pero se detuvo en seco, terminando con una risa simple y sacudiendo la cabeza, algo apenado - Pero la verdad, después de lo que estamos viendo ya no sé quién es el trastornado ni si los hay siquiera. Entiendo que estamos todos confundidos por igual, así que no voy a hacer diagnósticos ahora mismo. No creo que tuvieran mucho sentido. - sonrió, intentando tranquilizar a los demás, mirándolos uno a uno.

Darya le parecía que era la que mejor mantenía la cabeza fría, aunque no estaba seguro de si lo hacía por obligación, por intentar tirar de ellos, o simplemente por instinto de supervivencia, buscando apoyo constante para poder seguir. Su necesidad de entender qué ocurría era notable y Erik se preguntó si no estarían compartiendo la misma idea: centrarse en ello como un puzzle para evitar de alguna forma verse realmente involucrados en todo aquello. Aunque la imagen del puzzle parecía estarla afectando de antemano, de las mismas formas en las que lo había considerado anteriormente.

Ryu también era un luchador, tanto por dentro como por fuera, aunque esa situación estaba dominándole por completo. También debía tener en cuenta la desconfianza que profesaba en general, y que no era para nada desacertada. Sin embargo, Erik podía entender lo extenuante que resultaría mantener ese estado de alerta por mucho tiempo, tanto mental como físicamente. La urgencia de averiguar lo que ocurría parecía más acuciante y seguramente iría a peor conforme aumentaran la tensión y el cansancio, por no mencionar que aquel exceso de información podrían acabar haciendo que "explotara". Lo mejor es que se tranquilice, antes de que venga el sóter, a ser posible. 

Faraz... Era totalmente opuesto a esos dos. Tan inocente y sensible como un niño pequeño. Erik temía que todo esto pudiera cambiarle de alguna forma, aunque por el momento parecía totalmente abstraído por la belleza de aquel mundo. Parecía positivo en un principio, pero también hermético. Tal vez fueran más parecidos de lo que esperaba. Aún recordaba la pequeña bronca de Ryu al preocuparse tanto por los demás antes que por sí mismo y sentía que Faraz también escondía cómo se encontraba realmente para no preocupar a los demás.

A la joven Sibyl apenas la conocía, posiblemente por eso se mostraba tan tímida con los demás. Pero su preocupación parecía mucho más leve que la de los demás, seguramente oculta por esa curiosidad que destilaba. Al fin y al cabo, si era historiadora, aquel descubrimiento era algo que dejaría a cualquiera de su campo sin aliento. Erik sentía que seguramente estaba viviendo su propia Revolución interior y que precisamente por eso podía ser la que mejor lo estaba llevando, aparte de por su forma de ser, algo más distendida que la del resto. 

Todos le preocupaban en mayor o menor medida, incluso él mismo sabía que podía desanimarse o desesperarse en cualquier momento, por mucho que gustara de ver el lado bueno de las cosas. Dándose cuenta de que su pequeño análisis mental había durado algunos segundos de más, añadió rápidamente, cerrando el libro con cuidado.

- Aparte de que ya os he contado y lo dicho por Ryu, no he podido averiguar mucho más... Al sóter parece hacerle ilusión escribir de forma enigmática y poética, parece una costumbre aquí. - se rió, algo más tranquilo - Lo único que me llama la atención es que antes de comenzar la Revolución, tenían la intención de "cambiar el Gólem", de forma tranquila. Pero dice después que se estaban extinguiendo y por eso tuvieron que actuar de esa forma. No estoy seguro si se refería a una extinción masiva, o simplemente a una extinción de los pocos que conocían la verdad... En cualquiera de los casos, murieron personas por ello, y otras muchas enloquecieron ante semejante cambio... Es una reacción normal, al fin y al cabo. De hecho, me sorprende la forma en que lo estamos asimilando. - terminó, mirándoles con orgullo. Si la situación se hubiese descontrolado, es posible que se hubiera acabado dejando llevar por el caos.

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07/06/2019, 09:24
Darya Gevorkian

Va a ser interesante la charla con el sóter... —comentó Darya casi en un susurro.

Los pasajes que leyó Erik le resultaron profundamente enigmáticos. Pidió el libro al doctor para consultarlos de nuevo, preguntándose hasta qué punto serían metáforas poéticas que transmitían el espíritu del autor —y esa voluntad que había descrito Titania de crear sus propios mitos— o describirían de algún modo la realidad de lo ocurrido. Hablaba del interior de los hombres como de un territorio ignoto y se preguntó si se refería al despertar de la voluntad para rebelarse contra todo lo que el Gólem les había hecho entender como normal, deseable y bueno, o bien tenía que ver de alguna forma con la intuición que reverberaba en su mente acerca de su propia naturaleza y la de sus compañeros. Erik mismo debía entrever algo similar porque había propuesto que las palabras del sóter, tomadas en sentido literal, podían describir lo que les había acontecido.

La extinción de que habla debe ser la misma sobre la que has leído, Sibyl —propuso recordando las últimas palabras del doctor—. Si el Gólem estaba “extinguiendo a los sapiens” y los junzi lo descubrieron, comprenderían que había que  actuar de forma urgente olvidando planes más sutiles.

El siguiente pensamiento que cruzó su mente no se atrevió a verbalizarlo. Si el Eón era realmente una colonia del Gólem, cuando el problema de la degeneración de las semillas fuera suficientemente grave como para amenazar a la población, ¿tomaría la máquina la misma decisión y exterminaría a aquellos que considerara que “sobran”? ¿Estaba ocurriendo ya sin que lo supieran? Todo eran teorías por el momento, se esforzó en pensar, pero ya no pudo acallar por completo la sospecha.

Como si un muro de contención hubiera caído, todo volvió a ella con una fuerza inusitada: recordó a Jesu hablando de las semillas en la fiesta de Julius. Recordó a su querido amigo, feliz como un niño, llamándola "Dary Du". Recordó a Celeste y lo preciosas que estaban sus hijas. Recordó los ojos empañados de Milla cuando la despidió en la puerta de su casa llamándola "mi heroína", el abrazo de Athina, la despedida de Chlöe y la preocupación de que hiciera alguna tontería. Y la preocupación seguía ahí.

Algo se desbordó en su interior.

Yo vivía en la Conurbación Dongan-Verne-Toluca* —comentó de pronto—. Mi apellido es Gevorkian. Y actualmente —sintió extraña esa expresión pero no quiso corregirla— trabajo en el Complejo Hospitalario Universitario Sorokin-Noreste —levantó la vista y todos pudieron ver el singular brillo que envolvía su mirada—. Creo que si nosotros somos nosotros mismos —al decir esto miró a Faraz—, y así lo creo de hecho, aunque el cielo no lo sea; aunque esto pudiera ser el pasado, nuestra misma presencia aquí, nuestra propia existencia... —bajó la mirada a la mesa y con el dedo dibujó una línea recta sobre la superficie—. No. ¡No puedo explicarlo!, no lo entiendo... Pero el Eón está ahí fuera y todos aquellos a quienes conocemos no están muertos o han pasado treinta años para ellos. El momento que abandonamos, la noche del cambio de Ciclo, todo sigue ahí de algún modo. ¡Está ahí! —señalaba un punto en la mesa como si se tratara de un mapa imaginario. Mientras, con la otra mano agarraba con fuerza su camisa a la altura del pecho—. El aguanieve como un telón sobre el mar de luz de la ciudad. Todo.

«¿Todo sigue ahí? ¿Estás ahí?»

Sus ojos enrojecieron de repente y se desbordaron las lágrimas.

Todo sigue ahí —repitió con tono resuelto pero voz débil.

Dejándose caer sobre una silla tapó su rostro con las manos y, sin poderlo ya evitar, se dejó arrastrar por el llanto.

Notas de juego

*Esta información me la ha dado el master.

Edito: he corregido una errata, el mote es "Dary Du"

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09/06/2019, 04:02
Ryu Akahoshi

Al saber que Faraz había escogido un libro de poesía pensé en qué acertado había sido su impulso al elegir el descanso mental al  constante fragor alrededor del que me sentía pivotar, los versos seleccionados -del todo enigmáticos -me dejaron una agitación interna que no lograba definir del todo pero que se asemejaba a la que experimentaba cuando mis ojos se topaban con la belleza en un lugar inesperado, y por lo general equivocado según los parámetros comunes. Pensé que nosotros habíamos estado presos dentro de ese jarrón en el Eón, nuestro espacio siempre había estado definido por diversas calidades de muros y ahora esta arrebatadora y sobrecogedora libertad se nos presentaba... El vacío da sentido a la forma, y quizás también la ausencia, que era otra forma de vacío.

Las palabras de Sibyl fueron reveladoras y otorgaron mucho sobre lo que pensar, aunque no dejó de horrorizarme internamente que el Gólem estuviera propiciando la extinción del homo sapiens para equilibrar el ecosistema tampoco me pareció una idea descabellada para ser ejecutada por una máquina, al contrario: tenía la fría lógica y practicidad de lo no humano. Sentí un escalofrío.

Sin embargo, el comentario de Erik sobre lo leído me inquietó aún más que todo lo anterior por las implicaciones que él mismo realizó. No lo había pensado pero era verdad que nuestra experiencia era parecida a la que había experimentado el sóter y los revolucionarios, pero entonces, ¿Qué había sido la nave? y lo más importante de todo, ¿Por qué estábamos nosotros reunidos aquí y ahora?

-En cualquiera de los casos, murieron personas por ello, y otras muchas enloquecieron ante semejante cambio

Bajé la mirada. ¿Sería mi hermano alguna víctima, mi padre, mi madrastra? ¿O acaso en el medio del caos de la revolución había encontrado al fin su lugar en ese mundo que siempre había retenido su espíritu? O tal vez estaban todos muertos. ¿Y el abuelo? No había forma de que el abuelo hubiera sobrevivido. Un acceso de angustia me dominó.

A esa altura de la conversación sentí la necesidad de levantarme e ir hacia la ventana más cercana, en un principio pensé que lo hacía para tomar aire, pero luego me di cuenta de que era para ver el paisaje que cobró un cariz más intenso a mis ojos, como si los colores vibraran y pugnaran por salirse de las formas naturales que los contenían: el exuberante jardín, las arrogantes flores, el calmo lago, las montañas lejanas, la bruma infinita... Amarillo limón, carmín de alizarina, cerúleo, azul ultramar, magenta, blanco y negro.

Cerré los ojos. A pesar de que sentía que el aire se me estrangulaba en la garganta solté una risa ahogada al comentario de Darya que más que risa terminó siendo una exhalación abrupta de aire. -Ya lo creo que va a ser interesante -acoté. Luego, la capitana hizo una confesión personal que me indicó que sus pensamientos habían virado hacia sus seres queridos al igual que los míos. Yo también vivía en la misma conurbación que Darya y conocía el hospital del que hablaba, apreté más los ojos a medida que sus palabras señalaban la cuesta abajo por la que sentía que iba a rodar y entonces sucedió.

El aguanieve como un telón sobre el mar de luz de la ciudad. Todo.

El recuerdo vino a mí claro y nítido. El aguanieve de la noche de fin de ciclo, los copos inmaculados danzando en el viento tempestuoso, entre los edificios fríos e impersonales, las luces del tráfico... Recordé cuán vacío y alienado me sentía esa noche, cuán alejado de la realidad; cómo pretendía tapar con vanidad la angustia de mi existencia, cómo al igual que el sóter no deseaba hacer otra cosa que encerrarme a pintar en vez de ir a ese festejo de fin de ciclo en el trabajo... Porque cada vez que la pintura resbalaba del pincel al lienzo había algo en mí que se liberaba y que era -en su más íntima esencia- verdadero, real.

También recordé la imagen del Cristo que habían subastado, esa escultura que era al mismo tiempo tan estéticamente poco agraciada pero al mismo tiempo tan potente en su impronta. Recordé la indignación que sentí por la banalidad y el manoseo de aquello que hablaba en sí mismo de la belleza del espíritu humano con más fuerza de lo que los presentes podrían hacerlo jamás. Y rememoré que en medio de todo aquello el único esbozo de paz que había sentido me lo habían dado aquellos ínfimos y tan comunes copos de nieve con su danza silenciosa y espiralada.

Abrí los ojos nuevamente y el paisaje volvió a hablarme, sentí un vuelco en el pecho, la voz cargada de sentimiento de Darya me llegó en la brisa; aquello que contemplaban mis ojos bien valía la lucha. Caminé hacia donde estaban mis compañeros y la vi llorando, sin pensarlo mucho me incliné hasta ella y la rodeé con mis brazos dándole apoyo y contención hasta que sentí que ella estaba mejor*. Sin embargo, algo me llevó a rehusarme a cortar el contacto, por lo que dejé mi mano posada sobre uno de sus hombros.

-Como han dicho no podemos saber si esto es el pasado o el futuro -miré a Darya -O el presente pero en otro mundo -bajé mi mirada a ella nuevamente y luego la pasé por los presentes -Pero hablar de ello esta noche con el sóter sin duda nos dará más perspectiva sobre nuestra situación -quise preguntar a Darya por qué pensaba que estábamos en el presente mismo de nuestro Eón o a qué se refería pero tampoco quería obligarla a contestar si todavía no estaba preparada para hablar.

-A mí también me parece que lo que nos ha ocurrido es similar a lo que plantea el sóter en su libro, Erik -lo miré a los ojos -Y si hemos sido capaces de ver a través de la no-realidad del Gólem, como lo has expuesto, eso quiere decir que quizás podríamos estar llamados a algo más -no aventuraba a decir qué pero lo presentía -¿A qué? Podría ser a ayudar a los nuestros, podría ser a ayudar a preservar todo este maravilloso mundo... -pero no quise arriesgar más, en verdad no lo sabía -O podría ser a algo que ignoramos, pero por algo estamos aquí y ahora en este lugar. Estoy seguro de que lo sabremos tarde o temprano y mientras tanto solo queda tener esperanza y agradecer que estamos juntos -los repasé con la mirada y sonreí con suavidad -Yo por lo menos lo agradezco, no puedo imaginar el infierno que debe ser pasar por esto completamente solo. Tengamos esperanza, seamos valientes.

- Tiradas (5)

Notas de juego

*o que ella me aparte, lo que suceda primero.

Me he dado cuenta un poco tarde de que el orden de las tiradas está al revés xD El objetivo es empatizar con mis compañeros y tratar de transferirles ánimo con mis palabras.

Para la tirada de introspección+psiché uso la peculiaridad Sensibilidad artística si es posible. Para la de pneuma uso la peculiaridad Fortaleza si es necesaria.

Si necesitas alguna tirada más dire, me dices.

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09/06/2019, 06:37
Ryu Akahoshi

Al abrazar a Darya el calor que había sentido al tomarla de la mano en la nave volvió y se ramificó por mi ser. Apoyé mi otra mano en su espalda y contuve el impulso de tocar su cabello color fuego a pesar de que el deseo de enredar mis dedos en ese cobre divino era muy fuerte; quería recordar todo lo que me ayudara a evocarla luego cuando la pintara. Deseé con todas mis fuerzas que mi abrazo le diera un poco de solaz en medio de su dolor y su desasosiego. -Tranquila, todo va a estar bien -aseguré en un susurro solo para ella.

Al incorporarme volví a mirarla y pensé que en la raíz de sus contrastes sus colores eran muy hermosos.

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09/06/2019, 20:21
Sibyl Hadue
- Tiradas (2)
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09/06/2019, 21:26
Faraz Snowden

Mis ojos brillan fugazmente cuando Darya revela que procede de la misma ciudad que yo. «Conurbación Dongan-Verne-Toluca», ha dicho. Durante un momento, se me pasa por la mente la posibilidad de que todas las ciudades del Eón se llamasen igual, y a nosotros nos mintieran diciéndonos que cada una tenía un nombre único; a fin de cuentas, no había razón alguna para viajar a otra ciudad y averiguarlo. Si el mismo cielo era una mentira, todo pudo serlo. Pero Darya también ha hablado del aguanieve, la noche del Fin de Ciclo. Y cuando yo... «me fui»... también nevaba. No puede ser casualidad. Tiene que ser la misma ciudad. Y aunque las coincidencias existen, se me hace difícil que esta vez todo se deba a una. Ya hemos comprobado que todos servíamos de un modo u otro en el Centro Cívico. ¿Y si ahora resulta que todos venimos de la misma ciudad?

Me quedo momentáneamente paralizado, espantado por la extravagancia de la idea que acaba de ocurrírseme. ¿Y si solo había una ciudad? Una única ciudad, encerrada en una burbuja tanto real como metafórica, engañada, aislada. Ahogo un resuello en lo más profundo de la garganta. No me atrevo a preguntar, pero tengo que hacerlo. Necesito hacerlo.

—Yo también me he criado y he vivido en esa ciudad, Darya —digo en voz baja, con la mente aún nublada por mis pensamientos. Luego me giro hacia los demás—. ¿Y vosotros? ¿También venís de allí?

Algo me dice que ya sé la respuesta a mi pregunta.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Es una pena haber fallado la tirada, porque se me había ocurrido una cosa chula con respecto al hospital... Pero bueno, ya habrá más oportunidades, estoy seguro.

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09/06/2019, 22:22
Sibyl Hadue

La cabeza de Sibyl asintió en varias ocasiones a medida que Darya iba hablando, mostrando su acuerdo con algunas de sus palabras. Sin embargo, tres de ellas se quedaron pegadas a su cerebro, extendiendo un suave escalofrío por toda su piel. «Volver a casa». Esa idea la había obsesionado en la nave, cuando estaba atrapada en ese cuerpo metálico. Pero en ese lugar llamado Suiza y Lombardía se había desdibujado un poco, eclipsada por los descubrimientos y las sensaciones que habían invadido sus retinas y su pecho. Al darse cuenta se sintió un poco culpable. ¿Acaso no había sido la noche más feliz de su vida esa que se había esfumado? ¿Acaso no se estaban cumpliendo todos sus sueños uno tras otro? ¿Por qué se sentía tan libre, tan viva, ahora que estaba perdida en medio de la historia?

Escuchó al sóter a través de los labios de Erik y el escalofrío se instaló en su nuca. Tomó aire y su mirada se centró en un punto indefinido de la mesa. La miraba, pero no la veía en realidad. No reaccionó hasta que escuchó a Darya pronunciar el nombre del mismo lugar donde ella había vivido. Sintió que su pecho se encogía al ver cómo la pelirroja se desbordaba paso a paso y sintió que se arrastraba con ella. Al ver que sus ojos se anegaban los de Sibyl empezaron a empañarse en empatía y se enjugó una lágrima con el dorso de la mano. 

Sigue ahí —dijo en voz baja, pero absolutamente convencida—. No sé dónde o cuándo... pero sigue ahí. 

Luego se quedó callada, escuchando a Ryu mientras hablaba. Una idea que ya había pasado por su mente empezó a titilar con más fuerza al verla reflejada en sus palabras. Alguien... algo... les había escogido. Al fin y al cabo, eran testigos. 

—Sí, yo también soy de allí —dijo al fin, después de Faraz—. ¿Podría ser otro punto en común entre nosotros?

Notas de juego

Mis tiradas quedaron más arriba porque Faraz posteó mientras yo posteaba y se dividió en dos, sorry.

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09/06/2019, 23:30
Erik Du Mont

Erik le tendió el libro con cuidado a Darya, aún abierto por la página que contenía el breve relato que había leído a los demás. Aunque pensara que no en un principio, aquella pieza parecía haberle dado algo más de sentido a lo que habían vivido, a lo que todos habían pasado, incluido el sóter. 

Pero fue por ese breve instante en el que estaba volviendo a analizar toda la información, que tardó algo más de tiempo en darse cuenta de lo que iba a pasar. Sentía que se estaban conteniendo, todos, por no pensar demasiado en ello pero era inevitable que ocurriera. Levantó la cabeza, movido por un resorte, al escuchar ese nombre que le era tan familiar, el de su hogar, el lugar en el que había nacido y se había criado y el mismo hospital por el que había pasado tantas veces. Frunció los labios y tragó saliva, mirando a Darya y cómo la mujer cedía ante tanta presión. Incluso él sentía cómo el peso de la responsabilidad, de intentar mantenerlos a todos en pie, se hacía mayor.

Miró a los demás, observando sus expresiones y notando que algo les había movido a todos. El abrazo repentino que le dio Ryu a Darya sirvió para calmar un poco la tensión, temiendo que todos terminaran rompiéndose en el mismo momento. Asintió ante las palabras del hombre, todavía intentando imaginar qué podría ocurrir tras la charla con el sóter. Era lo más sensato... Y la verdad, por mucho que doliera, debía ser aceptada. ¿Pero hasta qué punto estaban preparados para recibirla? En esta situación, dudo que lo lleguemos a estar, pero todos... Son muy fuertes.

- También. - respondió simplemente a Faraz, manteniendo su semblante sereno, aunque sintiendo un nudo en la garganta - De hecho, yo también pasé una temporada estudiando y trabajando en el Sorokin-Noreste, en el ala de Psiquiatría. Espero que al menos ahora las máquinas de comida no se queden el cambio... - sonrió de forma algo triste, cruzando las manos frente a él, intentando animar a Darya. Se giró hacia Ryu y asintió, conteniéndose con esa misma sonrisa. Sólo les quedaba esperanza para aferrarse a ella y estaba claro que Erik no iba a soltarla - Somos valientes. Y estamos juntos. No voy a decir que somos invencibles, porque eso me quitaría credibilidad... - terminó soltando una risa fácil - Pero podemos ser muy fuertes y podemos afrontar todo esto. Reitero lo dicho en la nave: nadie se va a quedar solo. - miró a los demás, esta vez con un gesto más serio, firme, seguro de que esa era una verdad innegable, una de las pocas que les quedaban - Y sí, es cierto que sigue ahí. Todos venimos de esa ciudad, tenemos eso en común, seguro. Por muy confusa que sea la situación, es algo que no nos pueden quitar. 

No sabía cómo iban a volver a ella, eso era un problema, pero sabía que todos ellos estaban juntos y el recuerdo de su hogar podría vivir como una verdad en ese pequeño grupo de personas. ¿Y los que no están aquí y viven allí? ¿Les veremos otra vez? Esas eran preguntas que Erik no podía evitar hacerse y que probablemente todos tendrían, pero lo mejor...

- Tal vez deberíamos tomarnos un tiempo para descansar y despejar la mente. - propuso, algo inseguro visto el afán de los demás - Más allá de lo que hemos descubierto, sólo conseguiremos teorías y no creo que saquemos mucho en claro hasta la noche. Si preferís seguir hablando, tampoco hay problema por mi parte, ya sea de... todo esto, o de nuestra Conurbación. - Erik se quedó con gesto resuelto en su silla, alternando la mirada entre unos y otros. Cualquier cosa que pudiera animarles de alguna forma, sentía que debía hacerla

- Tiradas (2)
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10/06/2019, 01:33
La Cándida Rosa

Todavía quedaba una hora larga para la puesta de sol cuando todos esperaban la llegada del sóter, en el mirador de baranda de piedra en el que habían visto a Sibyl por primera vez.

Un camino sorteado por frutales en flor llevaba desde la casa hasta allí, la gran rosaleda. Había una pequeña fuente de piedra y varios bancos de hierro forjado y madera. Se esperaba que el sóter y su séquito desmbarcaran por la misma escalera en la que los protegidos de su esposa habían descansado tan sólo unas pocas horas antes. Después de la presentación irían a la casa, en la que comenzaría un aperitivo previo al banquete.

Durante la media hora larga previa a la llegada pudieron saludarse, charlar un poco y admirar los vestidos de cada cual. Todos se habían cambiado para la ocasión. Los trajes que les habían ofrecido tenían algo más de pompa que los de la tarde, que al lado de éstos parecían sport. Los caballeros vestían además una casaca. Las mujeres lujosos pañuelos, chales o capas. Darya, a petición suya iba al modo de los hombres aunque a diferencia de éstos no llevaba un pañuelo en el cuello sino algo más parecido a una corbata de lazo.

Notas de juego

La ropa que llevan los personajes es similar al romanticismo pero algo más estilizada. Con la ropa del romanticismo me refiero, por ejemplo, a la de aquí y aquí.

Sois libres de narrar lo que imaginéis que vuestros personajes hayan hecho o hablado entre el último post y ahora (en la biblioteca o luego, cambiándose con la ayuda del doctor Knox los chicos y de la propia Titania y las niñas las chicas). Si alguien quiere puede jugar lo que sea de ese tiempo intermedio en paralelo (con respecto a la escena de todos sería el pasado).

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