Partida Rol por web

Eón

DÉMETER

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09/05/2019, 20:32
Ryu Akahoshi

De camino a la mesa me puse junto a Faraz y le apreté el hombro suavemente, para darle confort, aunque sospechaba que el abrazo de Sybil, tan sincero y desinteresado, había sido suficiente. Le dediqué una mirada que en cierta forma era una disculpa por mi actitud, aunque no sentía que hubiera obrado mal sí podría haber sido más contemplativo con los demás. ¿Cómo era que me decía Bernard...? Ah, sí: "tan encantador como exasperante". Aunque dudaba lo de encantador, el pobre estaba muy enamorado. No iba a disculparme en voz alta, pero sí dije -Si necesitas hablar, búscame. Aunque no lo parezca, sé escuchar.

Me sentí entusiasmado de sentarme frente a Titania, me gustaba que fuera tan enigmática y mandona; además, había algo de cuanto nos había dicho que me había quedado dando vueltas en la cabeza en la cabeza y no sabía si preguntárselo o no, quizás era demasiado personal. Quizás necesitaba el momento adecuado cuando no tuviéramos la atención de todos sobre ella.

El hecho de que me estuvieran flanqueando dos hombres me daba a entender que quizás me querían tener vigilado... Decidí no concentrarme en las variables a mi alrededor y disfrutar de la comida, a pesar de que sabía que era una misión casi imposible para mí: lo único que realmente lograba desconectarme de todo y todos era pintar y quedaban unas largas horas para ello.

Repasé con mi vista la mesa, los comensales y el lugar en sí, bajo aquel hermoso y frondoso pino. La luz ambarina del sol dotaba de un brillo de ensueño a todos los presentes y resaltaba a mis ojos sus cualidades más destacables y bellas, por ejemplo, los rizos de Sybil parecían más lustrosos, el cabello de Darya más encendido, la sonrisa de Erik más amplia y agradable, la postura de Faraz más augusta, los ojos del doctor Knox más intensos, la piel de Titania más cremosa y sedosa. Las niñas parecían haditas de cuento.

Cerré los ojos y aspiré ese delicioso perfume, ese aroma fresco y también penetrante que provenía del árbol en sí mismo, me dejé estimular y transportar por la fragancia que galopaba en el viento y me pregunté cómo sería el olor del bosque sobre las colinas cercanas. Una sonrisa se me escapó al ver las agujas que habían volado e invadido algunas partes del mantel.

Al salir del trance contemplativo tomé unas almendras y unas nueces y comí también. Curiosamente, las uvas no me agradaban a menos que estuvieran en una botella; en su lugar busqué con la mirada si había limonada pero me dio cierta incomodidad pedirlo a las niñas, en el Eón los niños no hacían estas cosas y no sabía cómo sentirme al respecto, me daba la impresión de que no tenían el mismo estatus que los adultos y me molestaba, pero quizás se debía a que no conocía el trasfondo de la costumbre local.

En lugar de ahondar en ello preferí preguntar a la dueña de casa por otro detalle que me había quedado en el tintero -Señora de Basa'rab -dije de pronto con la intención de llamarle la atención y esperé a que me mirara para hablarle -Cuando desperté del sopor escuché una melodía de piano -hice una breve pausa -¿Quién la interpretaba? Me ha recordado... -me interrumpí, el recuerdo de mi hermano de pronto se me hizo tan vivo que temí que se me quebrara la voz, pensé, en aquel breve lapso de tiempo, como si mi pensamiento fuera un rayo que me dejara fulminado en el lugar, en cuán feliz hubiera sido él en este lugar, él que siempre había querido escapar del Eón, que siempre había presentido con su alma más intuitiva que la mía que todo aquello estaba mal, que algo fallaba; que había terminado en un psiquiátrico por no encajar en ese mundo tergiversado. tuve que bajar la vista al mantel para componerme y luego la alcé de nuevo, vulnerado por mis propios pensamientos pero manteniendo la compostura -La recuerdo como una pieza hermosa, querría saber cuál era.

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10/05/2019, 01:15
Charlie

Titania miró a su izquierda con una sonrisa que expresaba admiración, delatando con su gesto al intérprete -Charlie- que contestó casi en voz baja, quizá por modestia.

—Es de Mijaíl Glinka. La escribió en una época triste en que se planteó el suicidio. Su mujer le era infiel, le despreciaba a él y no comprendía la música. Además, aborrecía las intrigas de la capilla de los zares, de la que le habían nombrado maestro. La obra la dedicó a su hermana Elizabeta que se había marchado de San Petersburgo para vivir lejos, en una aldea. El título del nocturno es “La separación”.

Fijó su mirada en Ryu, como si buscara algo dentro de sus ojos.

—Todo eso se percibe ahí, en la música, eso y más ¿A que sí?

Notas de juego

Edito: Ese compositor es desconocido en el Eón. Allí los autores "históricos" que se conocen están ligados a escuelas pero se sabe poco de sus obras originales. Los compositores exploran estilos haciendo versiones de versiones y nunca trascienden.
 

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10/05/2019, 14:32
Darya Gevorkian

Tras un saludo a cuantos le fueron presentados, Darya ocupó el asiento que se le había asignado. La brisa mecía las hojas del pino bajo el que se encontraban emitiendo un sonido que se le hacía hipnótico, como si fuera una nana. Por un instante le recordó a la música que acompañaba la visión de Héspere y se preguntó si toda cosa, viva o no, tenía un sonido asociado, aquel "espectro Moshe" del que no sabía nada. Al pensar esto se volvió hacia Sibyl y le sonrió cuando cruzaron miradas; hasta ahora no se había dado cuenta pero si a ella se le había permitido seguir más tiempo en la nave tal vez conociera la respuesta a la pregunta sobre esa música que ella no supo responder.

Escuchando a Titania hablar sobre las bondades de la comida, Darya se dio cuenta que ni había tomado limonada ni probado los dulces que les habían ofrecido en la terraza. Desde que despertó sólo había bebido un vaso de agua y había sido la más dulce y cristalina que hubiera probado jamás. Tomó una uva de un racimo frente a ella y la introdujo en su boca lentamente, como si estuviera robándola de un lugar prohibido. El estallido del grano en su boca colmó sus sentidos de un sabor que parecía compuesto por muchos otros que nunca antes había descubierto. Al olor de las plantas que les rodeaban se sumó la dulzura de la fruta y volvió a sentir, ahora con más intensidad que entonces, la embriaguez que la cautivó al inspirar el aire del jardín. Aunque sabía que era una fantasía reforzada por las sospechas sobre el Eón, le dio la sensación de haber vivido en una urna de cristal que había embotado sus sentidos y que allí no había color, ni olor, ni sabor como los que ahora percibía. Tragó la uva y observando las semillas que depositó en su mano se obligó a refrenar esos pensamientos. No era cierto, experimento o no toda su vida era real, su familia era real, lo eran Julius, Vibeke, Arjen… Todo lo que había experimentado o sentido alguna vez. Tanto o más como pudiera serlo aquello a pesar de la voluntad de cualquier tirano, humano o maquinal. Levantó la vista y  al ver a Beatrice sirviendo la mesa solícita junto a su hermana se le hizo un nudo en la garganta que no le permitió comer nada más. Se las veía felices, excitadas seguramente por ver despiertas a esas personas que habían llegado a la casa hacía años y dormido hasta ese mismo día como princesas en un cuento. Se las imaginó haciendo a menudo travesuras junto a sus camas, tal y como cuando las encontró al despertar. Les habían puesto nombres incluso -ahora recordó que a ella la habían llamado Talía. Las observó compenetrarse, jugar, competir y una mezcla de felicidad y angustia le oprimió el pecho al pensar que cada clon como Beatrice y ella misma habría nacido con un mellizo. Y ese lazo, ese vínculo, estaba más allá de lo que cualquier máquina pudiera comprender. Diseñando aquel modo artero de nacimiento le habían hecho el mayor regalo que había tenido en su vida.

Notas de juego

Edito: sólo he cambiado una repetición.

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11/05/2019, 14:00
Ryu Akahoshi

Mi mirada fue de Titania al hombre que tenía al lado de ella, fue refrescante verla sonreír, para variar. Comprendía que mientras escuchaba las explicaciones propias de la obra de seguro mi rostro tenía una expresión más seria y circunspecta de lo que me hubiera imaginado, pero era porque intentaba recomponerme de mis inquisiciones internas.

De hecho, sentía el ceño fruncido y me dispuse a obligarme a relajar mi expresión antes de contestarle al hombre que tan inquisitivamente me estaba observando -Ciertamente, se percibe una añoranza y una emoción muy cruda, intensa, que se prolonga en la melodía -expresé tentativamente devolviéndole la mirada con la misma intensidad, esbozando una sonrisa para matizar; luego cerré los ojos un instante y bajé la cabeza hacia un lado ligeramente, tratando de evocarla, pero vino a mí de manera confusa y abandoné el intento después de unos segundos.

-No conozco ni puedo figurarme los pormenores que me relata -expresé con sinceridad, sin aspereza, mirándolo nuevamente -En el Eón no se daba valor al genio individual ni a la historia así que me es imposible imaginar cuanto me dice -explico tratando de ser gentil, sobrepasado por mi ignorancia, eso que tanto había denostado cuando pensaba que era un hombre culto -Sin embargo- agrego inmediatamente a continuación -Sí puedo comprender los sentimientos tras la composición, el lenguaje de las emociones es universal me temo y no conoce del tiempo -la mirada se me desvía a Darya sin darme cuenta, quizás traicionado por nuestra conversación anterior. -Y el destierro -hago una breve pausa en la que me pongo en tensión imperceptiblemente, demasiado vulnerable por la súbita realización de mis emociones -El extrañamiento y el desasosiego, eso sí que puedo comprenderlo -finalizo casi en un susurro y miro a mis interlocutores inmediatos.

Me relajo contra el asiento y me inclino para buscar a la niña que esté cerca para pedirle una bebida, he decidido que ya que dependo de ellas seré lo más amable posible -Por favor, serías tan amable de traerme un poco de vino -pido con lo más cercano a la ternura de lo que soy capaz en cuanto la tengo cerca, no he tenido mucho contacto con niños y no sé cómo dirigirme a ellos, me doy cuenta de que me los figuro como una pieza de cristal que se puede romper de un momento a otro.

Mientras espero miro a Charlie -Me gustaría que si fuera posible volviera a tocar la pieza en otra ocasión -pido con cautela aunque descaradamente, al fin y al cabo no tienen por qué satisfacerme -Quisiera escucharla completa o tratar de memorizarla.

- Tiradas (1)

Notas de juego

La tirada es básicamente para ser agradable para mis interlocutores. Voy a tener que ponerme una peculiaridad de seductor porque con el carisma de mi Pj es increíble que me salgan insuficientes todas las tiradas XD

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12/05/2019, 12:38
Erik Du Mont

La idea de Faraz le pareció buena, investigar por su cuenta toda la documentación que pudiera ofrecerles aquel mundo. La teoría de Sibyl parecía incluso corroborar la teoría de los clones y de la vuelta al pasado. Y la racionalidad de Darya era algo que podía mantenerles más atentos que si comenzaban a dispersarse por cualquier opinión o idea sobre lo ocurrido. 

Sin embargo parecía que el tiempo de planes había pasado, dando lugar a la comida, una a la que Erik acudió más hambriento que preocupado. Por un momento había pensado que la comida de ese lugar debía de ser mucho más extraña, pero ver algo tan familiar le dio una sensación de calma que agradeció enormemente. No podemos estar muy lejos de casa si se sigue comiendo lo mismo... ¿verdad?

La costumbre de poner a las niñas a servir la mesa no terminaba de convencerle; de hecho se podía ver al pobre doctor más preocupado porque alguna de las pequeñas se cayera o le pesaran demasiado los platos que por el resto de la conversación. Al cabo de un tiempo, cuando comprobó que parecían más que acostumbradas, empezó a bromear con ellas, igual que el tal Charlie. Aunque le había parecido un hombre excesivamente serio al principio, se alegraba de comprobar que no era así. 

La pregunta de Ryu hizo que permaneciese atento a la respuesta, por pura curiosidad. La música del Eón no le disgustaba, pero sí era cierto que faltaba cierta... discordia. Las palabras de Rob, su paciente, llegaron a su mente entonces, cargadas de demasiados delirios que ahora parecían verdad. Si era cierto que el Eón era un lugar controlado por el Gólem, entonces eso de que su sociedad era "demasiado controlada y pacífica" tenía cierto punto de razón. Pero no iba a dejarse llevar por aquellas ideas sin más. Aquel chico tenía problemas y no podía ignorarlos porque su realidad coincidiese con una que acababan de conocer. 

- A pesar de los parecidos que podemos encontrar aquí, la vida en el Eón me parece cada vez más distinta. - añadió Erik a lo dicho por Ryu, llamando entonces la atención de Titania - Los avances tecnológicos parecen haberse desarrollado de forma muy distinta, como he podido observar al menos en medicina. - señaló con la cabeza y una sonrisa al doctor Knox. Sabía que podría tener conversaciones fascinantes sobre ambos métodos, incluso descubrir algo nuevo con la mezcla de ambos, pero dudaba si le daría tiempo a ello. Desvió un momento la mirada hacia Faraz, comprobando si ya se encontraba mejor, y decidió tomar la palabra para llevar a cabo su idea - Realmente, nos gustaría conocer algo más de la historia y las ciencias, como se hayan llevado aquí. Nos ayudaría bastante a ubicarnos y a tener una idea algo más concreta sobre qué hablar esta noche con el sóter, antes de abordarle con preguntas que puedan parecer absurdas. - rió Erik, imaginando un diálogo de besugos, la típica confusión tonta por tal choque de culturas - Documentación, libros, material audiovisual... Cualquier cosa nos sería de utilidad para pasar una tarde entretenida y saciar nuestra curiosidad. - terminó con una sonrisa sincera.

Entendía que algunos desconfiasen y hubiese que ser precavido, pero el doctor no veía ningún problema en pedir información directamente. Si los unos a los otros se veían como extraños, debían entender que necesitaban conocer mejor ese lugar, si no querían que la cena fuese una avalancha de preguntas confusas.

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13/05/2019, 00:37
Faraz Snowden

Cuando me siento a la mesa, recojo las manos en mi regazo y miro al resto de comensales, pero ni siquiera hago el intento de iniciar una conversación. Nunca me he sentido demasiado cómodo en las fiestas y reuniones con mucha gente, y aunque es verdad que prefiero los encuentros más reducidos porque las relaciones de persona a persona me resultan más humanas, no es menos cierto que, a causa de mi extrema timidez, detesto convertirme en el centro de atención de un grupo. Tal vez por eso, como tantas otras veces, me refugio en el papel de espectador, limitándome a mirar a los demás, observando sus gestos y expresiones, envidiando el modo en que son capaces de hablar sin parar, como si el número de anécdotas interesantes que tienen que contarse fuese ilimitado.

En un momento dado, mi mirada se detiene en Sibyl, quizá porque la tengo enfrente. Sonrío débilmente, pero tengo la mirada perdida. Antes, cuando me abrazó, no supe hacer otra cosa que encogerme por instinto. No rechacé su gesto, pero enseguida me enjugué las lágrimas y me apresuré a decir que estaba bien, gracias. ¿Por qué soy así con todo el mundo? ¿Tan malo es el afecto, el calor humano? Luego, cuando Ryu se me acercó para reconfortarme, asentí en señal de agradecimiento, pero guardé silencio. Vivimos en un mundo de silencio, esa es mi conclusión. Nos enseñan que mostrar nuestras preocupaciones y hablar de temas personales es propio de personas desesperadas o necesitadas de atención, pero también nos dicen que hacer preguntas personales es propio de gente indiscreta. De ese modo, evitamos mostrar nuestro sufrimiento a los demás por prudencia o para no preocuparlos, y estos, a su vez, evitan interesarse por nosotros por pudor o para no hacernos sentir incómodos. Así, acabamos creyendo que no importamos a nadie. Todo acaba reducido a un ocasional «¿cómo estás?» que estamos programados para responder con un «bien». Solos en un mar de gente. Pero el abrazo de Sibyl, las palabras de Ryu… habían sido de verdad. Y a pesar de todo, no puedo dejar de sentir algo parecido a la vergüenza, y recriminarme por haber permitido que mis emociones salieran a la superficie.

Mis reflexiones se ven interrumpidas cuando me doy cuenta de que estoy repasando las líneas del tapete de la mesa con la yema del dedo índice, y reparo en que Ryu y Charlie están conversando sobre la melodía que oímos esta mañana. Admiro la elegancia y la sofisticación con la que Ryu es capaz de hablar de la pieza, sin duda fruto de su experiencia como crítico de arte. Yo, en cambio, solo sé de flores. A nadie le interesan las flores.

Mis ojos se detienen en la copa que descansa frente a mí, y recuerdo la última que sostuve en mis manos. Anoche, hablando con mi padre. O hace treinta años.

¿Dónde estás, papá?

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13/05/2019, 11:01
Titania de Basa'rab y Danesti

Charlie asintió ante la petición de Ryu y le dijo que incluiría la pieza en el recital que se haría esa noche en honor de los despertados y en presencia del sóter.

La propia Titania respondió a Erik.

—Me parece muy buena idea. Hagan suya la biblioteca pero no duden en buscarnos con cualquier duda. Me consta que el doctor echa mucho de menos sus clases en la Universidad y tampoco teman por lo extrañas que puedan parecerle sus preguntas a mi marido, no es un hombre que se escandalice fácilmente y menos ante recién recuperados. Mihai es alguien muy comprensivo y amable... No es posible exagerar cuando se habla de las virtudes de un sóter.

Notas de juego

1 de 4

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13/05/2019, 11:04
Ovidio Razvan, príncipe heredero de Basa'rab

El príncipe heredero captó la atención de Faraz con una sonrisa cómplice. Señalando una raya del mantel le confesó, en voz baja.

—Yo las he contado todas, hay trescientas treinta y tres.

Y tras escuchar el ofrecimiento de su madre a los invitados habló hacia Erik.

—Eso sí, no esperen encontrar material audiovisual en la biblioteca. Tras la Revolución mi padre impuso un tabú sobre las imágenes en todo el sorato: están prohibidas todas las imágenes tomadas por máquinas.

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2 de 4

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13/05/2019, 11:08
Dr. Julius Knox

El doctor, siempre atento a la reacción de los invitados, tomó la palabra.

—Ni siquiera usamos imágenes para el diagnóstico. Hemos encontrado formas de interpretación de los datos que no requieren de procesamiento autómático.

Notas de juego

3 de 4

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13/05/2019, 11:09
Beatrice Danesti

Mientras ellos hablaban las niñas fueron colocando un gran plato frente a cada comensal que contenía sobre una cama de patatas cortadas a láminas y pequeños tubérculos alargados color naranja el cadáver de un ave desplumada sin cabeza ni patas cocinada de tal forma que rezumaba su propia grasa, marrón clara.

El olor de la carne asada era intenso y estaba matizado con algún licor. Probablemente coñac. Adornaba el plato, de loza blanca, una ramita de una hierba aromática.

Notas de juego

4 de 4, ya podéis postear :-)

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13/05/2019, 13:26
Darya Gevorkian

Como si sus oídos salieran de algún entumecimiento, Darya volvió a prestar atención a la conversación al escuchar que se nombraba la biblioteca. Le pareció muy inteligente la forma en que Erik propuso que les dejaran consultarla pues era totalmente cierto que les ayudaría a situarse y ahorraría preguntas al sóter. Titania accedió al instante y su mente comenzó a plantear sobre qué temas podrían leer y sobre todo en qué idioma estarían la mayoría de libros aunque era de esperar que muchos de ellos hubieran sido escritos en la lengua que compartían.

La referencia a las imágenes que hizo el príncipe le llamó la atención, así como la intervención del doctor Knox. Quiso preguntarle con qué habían sustituído el diagnóstico pero pensó que habría tiempo de consultar en otro momento sobre cuestiones tan técnicas y dejó fluir la conversación. Había algo que le resultaba irritante en la sonrisa de aquel hombre y le costaba no sentir cierta antipatía aunque supiera que racionalmente no tenía motivos para hacerlo. Se preguntó si no le recordaba a algún doctor de su hospital y se rió de sí misma al pensar que más bien era como si le recordara simplemente a todo lo que no le gustaba de los médicos.

El aroma que le había hecho pensar en la carne quemada se hizo presente con intensidad cuando las niñas sirvieron el plato principal. Darya bajo la mirada al suyo y las “gracias” que pronunció se convirtieron casi en un susurro debido a la impresión. Lo que vio en allí junto a las patatas y lo que parecían unos tubérculos de un color naranja intenso era el cadáver de un ave. Con los ojos muy abiertos por la sorpresa pasó la mirada por los demás platos comprobando que ciertamente había un ave en cada uno. Doce aves muertas sólo para darles de comer. Una miríada de pensamientos se agolparon en su cabeza en un instante: ¿cómo habían podido hacer algo así? Por un momento levantó la vista al cielo como si buscara que los pájaros hubieran desaparecido de él pero no, ahí estaban, así como sus cantos de lo más variado que no había cesado desde que despertara en aquel lugar. Volvió a mirar las almendras, los racimos de uva, las copas rebosantes con vino o agua, el lago lleno de peces, el jardín lleno de flores y la exuberancia de todo cuanto les rodeaba se impuso de nuevo con fuerza amenazando con superarla. Toda aquella abundancia fértil y opulenta se le hacía casi ofensiva sin saber por qué hasta que comprendió el sentido de la indignación que comenzó a sentir y que hacía relampaguear su mirada. Les habían robado todo, ¡todo!, decidido que vivirían con la angustia de los recursos limitados, sin conocer jamás un bosque o un océano lleno de vida, la maravilla del encuentro con un animal salvaje o el sabor de su carne. Con el miedo por la fragilidad del mundo detrás de cada cosa supuestamente duradera y perfecta, un miedo en el que habían vivido inmersos y que ayudaba a apuntalar una estabilidad que ahora se revelaba la máscara de la sumisión y la falsedad diseñadas por algo que ni siquiera era humano. Y el mundo no era frágil: era en verdad vigoroso y parecía inacabable. Y Stephan jamás podría verlo.

Resopló con indignación y después levantó la vista hacia sus compañeros, mirando primero a Erik frente a ella, después a Faraz y por último a Ryu con la mirada y el rostro encendidos. Sin esperar a pedírselo a las niñas sirvió vino en su copa, la alzó mirando las montañas a través de su cristal y, tras apurarla de un sorbo, cortó un trozo de la carne y lo introdujo en su boca.

 

Darya, ¿crees que es verdad lo que dicen de que si los humanos desaparecemos lo harán también las plantas y animales y no quedará vida sobre la Tierra? —Esas eran las preguntas que te hacías con ocho años.

Uhmn… no, no lo creo, Stephan —te respondí—. Puede que los jardines y huertos sí, pero vivirían bacterias, creo, y desde luego los seres vivos de las profundidades marinas.

Entonces vayámonos a vivir a las profundidades y si algo ocurre ayudaremos a los animales marinos a repoblar la Tierra.

Esos eran nuestros planes cuando teníamos ocho años.

Anotación del diario de Darya.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada de Carisma + Reaccionar para inspirarme en la interpretación y ver si Darya puede dejarse llevar por su espíritu más salvaje (y sale que sí). :-P

Edito: he corregido una errata.

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13/05/2019, 23:25
Sibyl Hadue

En cuanto se sentó a aquella mesa Sibyl se bebió un vaso de agua con avidez. Y luego otro más. Había estado aguantándose la sed desde hacía bastante rato y sentir el frescor del agua deslizarse por su garganta, aliviando la aspereza, se le antojó en aquel momento una sensación indescriptible. Cerró los ojos tras el segundo vaso, aún sujetándolo entre las manos y respiró despacio. Así, envuelta por la oscuridad de sus párpados, todas las sensaciones que la rodeaban parecían amplificarse y tomar una mayor presencia. Se regodeó en ellas con glotonería. Los sonidos de los pájaros y la música del viento al enredarse en las ramas del árbol sobre sus cabezas. Las conversaciones ligeras previas a la comida. Los aromas vívidos que se disputaban el lugar predominante en sus fosas nasales. El frescor del cristal en sus dedos y en su boca. La brisa que acariciaba su rostro de tanto en cuando. Sintió que podría perderse en esa orgía sensitiva, deslizarse por ella y dejarse ir. Respiraba despacio, llenando y vaciando sus pulmones por entero antes de coger aire de nuevo, atesoraba aquella orgía sensitiva en su interior, para poder encontrarla en sus recuerdos si volvía a casa. 

Desde que había caído de lleno en aquella locura Sibyl sentía que estaba aprendiendo mucho sobre sí misma, comprendiendo cosas que desconocía o que no se había permitido conocer. Pero fue ahí, en esa oscuridad granate y aterciopelada, donde empezó a crecer un temor irracional, sinuoso, insidioso. El temor a que todo cambiase de nuevo en un pestañeo. Fue ese miedo irracional el que le hizo abrir los ojos de golpe y mirar alrededor, comprobando que todo estuviese en el mismo sitio que antes de cerrarlos. 

Al cruzar su mirada con la de Darya sus labios se curvaron de inmediato en una sonrisa, como respuesta a la de la pelirroja. Aún le parecía increíble pensar que la pequeña de la que le había hablado Ángela fuese su clon. Era como contemplar dos versiones de la misma historia. La misma persona en vidas distintas. «Como tener otra oportunidad», pensó. Su cabeza seguía resistiéndose a aceptar lo que su instinto ya creía saber. Con los ojos en las dos pequeñas una pizca de ternura se coló en su sonrisa. Se le hacía extraño que obligasen a las niñas a servir la mesa, pero, al mismo tiempo, eso le hacía sentir cierta complicidad con ellas. Por un momento se le pasó por la cabeza la idea de levantarse y ayudarlas, pero ni quería llamar la atención sobre ella, ni quería ofender a nadie, así que no se movió. 

Alargó los dedos para coger una almendra y se la comió despacio, saboreándola. Fue entonces cuando notó la mirada de Faraz sobre ella y respondió con un gesto muy leve con la cabeza. Una especie de «ey» silencioso, con las mejillas apretadas al contener la sonrisa. 

Escuchaba con atención los retazos de conversación aquí y allá, la curiosidad brillaba en sus ojos a cada momento, pero no sentía la necesidad de intervenir activamente. Se sentía más cómoda en ese segundo plano, observando, aprendiendo. Había mucha gente y ni siquiera conocía bien a los que sentía como más cercanos. 

La placidez que la iba invadiendo se rompió en añicos en cuanto el plato con comida cayó delante de ella. Primero lo contempló con extrañeza, pero pronto su expresión se tiñó de incredulidad. No podía ser lo que parecía que era. Sintió que su corazón se aceleraba hasta escucharlo en los oídos y sus ojos, mucho más expresivos que sus palabras, expresaron la mezcla de confusión y alarma que la invadió. Era un animal, su carne. Uno de esos dulces pajarillos que habían alegrado su despertar con sus gorjeos. Su mirada se deslizó por los otros platos antes de volver al suyo. Sentía sus tripas apretarse, retorciéndose con hambre, pero, al mismo tiempo, el asco hizo que pegase la espalda al respaldo de su silla, apartándose de aquel plato que se le antojaba repugnante. Había estudiado aquello, era parte del folclore arcaico, pero nunca en toda su vida había creído que tendría que enfrentarse a aquella situación tan desagradable. 

Contempló con horror cómo Darya se lanzaba a probar la carne y envidió su entereza y su estómago. Ella habría querido hacer lo mismo, aunque fuese tan sólo para contentar a sus anfitriones. Pero no se sentía capaz. Era, para ella, como tener un brazo humano en el plato, humeante y especiado, esperando a que le clavase el tenedor. Inhumano, bárbaro, arcaico. Sintió el golpe de la crudeza de la historia, el precio por la intensidad de los estímulos que la rodeaban. Sus ojos parecían suplicar ayuda cuando buscó en las miradas de sus compañeros alguna que reflejase lo que ella sentía. 

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15/05/2019, 13:25
Erik Du Mont

- Muchísimas gracias. Lo tendremos en cuenta a la hora de preguntarles cualquier cosa. - respondió agradecido Erik, desviando entonces la mirada a los demás que hablaban. 

Le resultaba curioso ese cambio que habían decidido hacer, rechazar cualquier imagen salida de una máquina, todo para escapar del reinado de una. Los métodos del doctor Knox también le resultaron curiosos. Seguía sin entender cómo funcionaba aquella máquina de diagnóstico que utilizó con ellos, pero el hecho de que no se tratase de una tecnología más "avanzada" le desconcertaba aún más. Asintió finalmente e hizo un gesto con la mano, dejando claro que lo entendía y que no les molestaba para nada aquello.

Lo que sí podría resultar una molestia fue lo que dejaron las niñas encima de la mesa. Erik se pegó contra el respaldo de su asiento, totalmente desconcertado, mientras miraba a las niñas. No parecían estar molestas por llevar al animal muerto en un plato y los adultos tampoco parecían haberse sobresaltado por aquello. Miró a sus compañeros, encontrándose con la mirada de Darya un instante y con el gesto de horror de Sibyl ante los demás platos.

El recuerdo de lo que dijo Rob le llegó a la mente de forma lenta y dolorosa, como si una espina comenzase a perforar su cráneo cuanto más analizaba la situación. Rob tenía un problema, eso estaba claro, pero ahora que lo experimentaba por sí mismo, se había dado cuenta de algo mucho peor. El olor era extremadamente delicioso y no porque se plantease la idea de comérselo, sino objetivamente. Muchas de sus terapias de grupo habían sido a vecinos afectados por desastres, como derrumbamientos o incendios, sobre todo éstos últimos. Muchas veces había mascotas de por medio e independientemente de cómo se había provocado el incendio, algunas veces decían que olía bien, como a comida, después de que sonara la alarma. Podía imaginarse el horror que podría suponer para un dueño perder a su mascota y además disfrutar aunque fuera un instante de ese olor, incluso sin saberlo. 

Miró otra vez el plato, intentando averiguar qué era eso que tenía frente a él. Un pájaro, seguro. ¿Pero pertenecía a alguien de la casa? ¿Era salvaje, como los peces y los insectos que hemos visto en el jardín? ¿Tenía nombre? ¿Tenía hijos, crías a las que alimentar? ¿Cuántos años de vida tenía? ¿Ha sido muerte natural o lo han sacrificado para nosotros? ¿Y las otras aves que hay sobre la mesa?

Erik sentía una honda tristeza por aquellos seres, por mucho que las tripas le rugieran y el hambre le empujase a cometer algo horrible. Sentía ganas de llorar, incluso de insultar a aquella gente por lo que habían hecho, pero sólo podía contenerse. Era otra cultura, al fin y al cabo. No estaban en el Eón y no podía culparles por seguir sus costumbres, aunque estas fuesen mucho más bárbaras que las suyas.

Levantó la mirada hacia Sibyl que también parecía estar en su misma situación y esbozó una especie de sonrisa triste, de entendimiento mutuo. Miró entonces a Darya que había empezado a comer, con preocupación y algo de curiosidad. Tenía que haberse dado cuenta de lo que era aquello, tal vez le hubiese podido el hambre o sólo intentaba contentar a sus huéspedes. No hace falta que te fuerces, Darya... Miró a los demás, sobre todo a los habitantes de aquella casa, esperando a que comieran o hiciesen cualquier otro gesto, casi deseando que aquello fuese sólo una broma o una prueba para ver cómo reaccionaban.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro para ver si Erik pierde los nervios por la situación, pero con la tirada y la ventaja de Pacífico, se calma.

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15/05/2019, 23:06
Ryu Akahoshi

Admiré a Erik por la forma en la que logró implantar la idea de la biblioteca, pero más aún me sorprendió la respuesta de nuestros anfitriones... La pregunta que me hubiera hecho Sybil antes, y que yo no había contestado a propósito, de por qué los consideraba enemigos volvió a mi cabeza con más fuerza: "Eso Ryu, ¿Por qué?...Quizás no deberías perseguirte tanto, esto no es el Eón, no tienes que cuidar cada paso que das para no manchar la reputación de tu familia o descender en la escala de ciudadanos, aquí no tienes que ocultar tus sospechas de lo que está ocurriendo; estas personas quizás están tratando de figurarse lo que ha ocurrido tanto como tú".

Demostré asombro con mi rostro cuando el príncipe contó que habían censurado el uso de imágenes luego de la Revolución. Miré a los presentes repasando sus rostros antes de pronunciar palabra, por un lado comprendía perfectamente sus temores, por el otro nada bueno podía venir de una prohibición de ese tipo... Venía de un mundo lleno de ellas. Implícitas, indirectas, pero habían estado allí siempre y habían constreñido el pensamiento de aquellos bajo su yugo como una jaula invisible.

Iba a hablar pero me quedé callado en cuanto pusieron el plato principal enfrente de mí, como quien ve un cadáver por primera vez y se pregunta una y otra vez si eso que se parece remotamente a una persona alguna vez estuvo vivo en realidad contemplé el cuerpo del animal violentado frente a mí tratando de comprender su anatomía de alguna forma sin que me turbara por completo el olor que me producía a partes iguales hambre y rechazo.

Miles de veces habíamos bromeado con mis compañeros en el Cuerpo Cívico con que sería más probable que la pena del delito fuera menor por probar carne humana que por probar carne animal y, ahora, con un tabú asado frente a mí el chiste ya no me hacía tanta gracia. Al contrario, me producía toda clase de preguntas.

Hice un gesto de desagrado con la boca sin darme cuenta y miré a Titania, pero algo captó mi atención todavía más: Darya se llevaba un trozo de aquello a la boca. Alcé las cejas perplejo y esbocé una sonrisa deleitado con su transgresión, moví los dedos de mis manos ligeramente tratando de alejar en vano la electricidad de la excitación que me había producido contemplar aquello. Cerré los puños, no había tiempo para esa clase de sentimientos ahora.

Miré luego a Sybil y a Erik que estaban tan perturbados que no podían siquiera quejarse, decidí ayudarlos: -Señora de Basa'rab y Danesti -carraspeé -En la comunidad de la que venimos el consumo de carne animal era considerado barbárico -sostengo con un tono que quería englobar una disculpa -Si bien agradecemos su hospitalidad es muy posible que algunos de nosotros no podamos disfrutar de este plato hoy, es... demasiado pronto y el cambio muy grande -sostengo y miro a mis compañeros para dirigir la mirada de los demás a ellos, luego agrego -Yo por mi parte voy a intentar probarlo, pero agradecería si tuviera algo que no implique productos animales para aquellos que no estén preparados para esto.

Tomé el cuchillo y el tenedor y miré al ave asada como si estuviera por hacer un sacrificio ritual, luego hundí los cubiertos en la carne y la corté despaciosamente memorizando su textura al seccionarla. El aroma era realmente magnífico y la boca se me llenó de saliva y de amargura. Tenía que hacerlo, tenía que salir de la jaula invisible. Sin embargo no pude evitar preguntar: -¿Qué clase de vida ha tenido este animal? ¿ha sido libre hasta que lo cazaron? ¿Lo han criado para esto? -sostuve dudoso el pedazo de carne con el tenedor. No pensaba probarlo hasta que me lo dijeran.

- Tiradas (1)
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16/05/2019, 09:18
Titania de Basa'rab y Danesti

En la boca de Darya la carne tenía una textura parecida a los hongos pero más suave. El sabor era muy intenso y estaba potenciado por la salsa. Tenía algo extrañamente embriagador aunque eso podría ser por la acción en sí de romper un tabú. En su estómago sintió un cosquilleo acompañado de un calor, como si estuviera tomando un combustible de un octanaje superior al que estaba acostumbrada.

Se hizo un silencio expectante ante las palabras de Ryu, que rompió Titania.

—Les entendemos más de lo que creen. No se sientan violentados por no comer si les repele pero les animo a que lo intenten si sienten el impulso. Que hagan caso a su instinto. Comer carne estaba vetado también para nosotros, es un privilegio ganado con la revolución, pero el vegetarianismo sigue siendo una opción respetada por el sorato aunque aquí está ligada más a cuestiones religiosas que de cualquier otro tipo.

Hizo un gesto con la mano para referirse a los platos.

—Son perdices, vivieron salvajes, libres, y fueron cazadas por mí misma y por Ayischa, nuestra Diana —este último nombre lo enfatizó como un elogio, un título, quizá refiriéndose a un héroe o un mito relacionado con la caza—, la crianza industrial, de engorde, está prohibida y severamente castigada. Nuestra dieta no es en exceso carnívora y aborrecemos de cualquier forma de crueldad contra las criaturas inocentes. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si algún personaje no iba a comer pero se ve animado por las palabras de Titania debe pasar una tirada de Carisma más Empatizar dificultad 11.

Si se da el caso de que en lugar de animado se siente presionado por Titania para comer, para no hacerlo ha de pasar una tirada de Carisma más Reaccionar dificultad también 11.

Ya podéis postear.
 

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17/05/2019, 02:19
Faraz Snowden

El comentario de Ovidio me coge por sorpresa, aunque no me apresuro a responder. Mi primer impulso consiste en decir simplemente que no estaba contando las líneas del mantel, pero sospecho que él ya lo sabe. Lo más probable es que se haya percatado de que estaba algo disperso y se haya dirigido a mí para hacerme saber que lo ha notado. Descubro que no tengo ninguna respuesta ingeniosa que ofrecer a cambio, así que me limito a sonreír sin dejar de ofrecerle el perfil de mi rostro. Pasados unos segundos, me doy cuenta de que por alguna estúpida razón he estimado la anchura que ocupan unas cuantas líneas y la he superpuesto mentalmente varias veces a lo largo del tapete para tratar de averiguar si realmente puede haber trescientas treinta y tres, pero a medio camino me obligo a detenerme, levantando la vista de la mesa. Escucho lo siguiente que dice el príncipe, y no se me escapa la ironía de que esta gente haya decidido protegerse de la censura del Eón por medio de la censura, aunque, por otro lado, no creo estar en posición de juzgar a nadie.

Justo en ese momento, alguien pone un plato con un pájaro muerto delante de mi cara.

Incapaz de apartar los ojos del desdichado animal, mi cara es una máscara pétrea, traicionada únicamente por una fina línea vertical entre mis cejas, mientras me pregunto quién puede haber sido tan cruel como para asesinar a un ser vivo con la mera intención de deleitarse con su carne. Los animales, todos ellos, sienten dolor y desean vivir, eso es un hecho innegable. ¿Qué clase de orgullo hace falta para creerse en el derecho de hacer esto? No puedo aprobarlo… El olor del plato asciende por mis fosas nasales, y lo más repugnante de todo es lo apetecible que resulta. Como si mi cuerpo estuviese diseñado para aceptar a esta criatura como alimento. Para mi vergüenza, empiezo a salivar, pero al mismo tiempo es como si el estómago se me hubiera cerrado.

—Gracias, no tengo hambre —miento con toda la compostura de la que soy capaz. Casi al mismo tiempo, veo a Darya llevarse un pedazo de carne a la boca y masticar, pero tengo la sensación de que se está obligando a ello, y en sus ojos hay algo parecido a la ira—. Darya…

A continuación, Titania toma la palabra. Creo que nuestra conmoción no le ha pasado desapercibida, pero su alegato suena más a justificación que a invitación. La cuestión no es si comer carne estaba prohibido o no. Han hecho de la muerte una costumbre, tal vez como un simple acto de rebeldía, para recuperar lo que sentían que les había sido arrebatado. Y lo peor es que creen estar haciendo lo correcto. Por un instante, me planteo disculparme y levantarme de la mesa, pero no sé hasta qué punto eso sería bien recibido. Finalmente, me conformo con enderezarme en mi asiento y negar con la cabeza en señal de disconformidad.

Qué valiente eres, Faraz.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro Percepción + Contemplar para intentar de entender la reacción de Darya.

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17/05/2019, 12:51
Darya Gevorkian

La textura de la carne era suave pero diferente a todo cuanto hubiera probado antes. Fuera por sí misma o por el licor y condimentos que la acompañaban, el sabor le resultó increíblemente penetrante pero de una forma amable, como sobria, totalmente distinta a los sabores saturantes de los dulces con aditivos u otros alimentos especialmente intensos que conociera. Al tragar sintió una agradable calidez que se transmitía desde su estómago al resto del cuerpo y en su boca lo que debía ser la grasa le permitía seguir paladeando el sabor de forma prolongada. Sin embargo contemplar el corte que había hecho en la carne del animal le produjo un desagrado que hizo que cerrara los ojos.

Sin soltar los cubiertos de las manos apoyó los antebrazos sobre la mesa. Escuchó a Ryu explicar a Titania cómo se sentían y le alivió saber hasta qué punto podía comprenderlos. Pero ante todo sintió una satisfacción que le resultó chocante cuando la señora respondió cómo habían obtenido las piezas.

Eran pájaros libres y los había cazado ella misma junto a Ayischa. Darya abrió los ojos y buscó el rostro de la chica tratando de evadir la mirada de sus compañeros imaginando la repulsión que podían sentir hacia ella. Recordó el primer momento en que la había visto desde la ventana de su habitación recolectando limones del árbol del jardín y se preguntó si además de cazar sabría cultivar. Su semblante simpático no le pareció el de una asesina despiadada e insensible y la imaginó buscando con tesón a aquellas criaturas y disparándoles después en pleno vuelo con gran habilidad -¿habría sido así la caza? La imaginó sabiendo cultivar sus propios vegetales, ayudando a crecer aquellas flores, cazando animales si lo necesitaba así. La imaginó saliendo a la montaña y pudiendo pasar en ella días, semanas, meses.

Deseo aprender —dijo dejando finalmente los cubiertos sobre la mesa. Su mirada se perdía en el infinito—. Quiero aprender a cazar. Quiero aprender a cultivar —miró a Titania a su lado y después de nuevo a Ayischa. Luego se armó de valor y miró a Sibyl junto a ella y al resto de sus compañeros al otro lado de la mesa buscando entender sus pensamientos pero también buscando comprensión—. Quiero ser libre —sonó más a un ruego que a una justificación.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Respuesta para la tirada de Faraz. Cuando Darya le mira antes de probar la carne puede ver en ella su sentimiento de rabia e indignación, aunque le resulte difícil o imposible saber hacia qué. Pero en el gesto de llevar la carne a su boca, puede ver más un acto de autoafirmación o rebeldía que uno con que parezca que pretende contentar a sus anfitriones. Esa rabia parece ser lo que necesita para hacer algo que tal vez desea hacer o más bien siente que necesita hacer.

Dejo una tirada de Razón más Empatizar para ver las impresiones de sus compañeros ante sus acciones y palabras.

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17/05/2019, 13:31
Erik Du Mont

Las palabras de Ryu plantearon perfectamente lo que el doctor habría querido decir si hubiese tenido algo más de... ¿valentía? Le miró agradecido y atento a ver si se decidía a comer, viendo que al final terminaba en una ristra de preguntas que él mismo se había hecho. La respuesta de Titania, por otro lado, le pilló por sorpresa. El hecho de que la carne había sido vetada para ellos también en el pasado es que habían compartido esa misma mentalidad, aunque fuese en el pasado. Si era cierto que venían de una sociedad creada por el Gólem, ese era otro punto a tener en cuenta.

Erik podía comprender cómo aquellos gestos eran una forma de demostrar su propia libertad, de autorizarla por encima de un tiempo que nadie quería recordar, una tiranía opresora. No sabían aún hacía cuánto había terminado, pero existía la posibilidad de que aquello simplemente fuese temporal, que decidiesen disfrutar de esa libertad de cualquier forma posible antes de volver a "civilizarse". Pero esto no tiene para nada el aspecto de una anarquía. 

La respuesta de que los pájaros habían sido libres le... tranquilizaba, en cierto modo. Pero a pesar de ello, no pudo evitar mirar a Ayischa con algo de respeto, incluso miedo. No le había dado en ningún momento la impresión de tratarse de una asesina y aún así... Se giró hacia Darya, sorprendido también por esa respuesta. ¿Sabía lo que eso implicaba? No estaba muy seguro de ello, pero Erik tenía claro que desde luego eso no era por contentar a nadie. Lo había decidido ella sola, igual que los habitantes de ese lugar habían decidido romper sus cadenas, desafiando las normas culturales anteriores. 

Erik permaneció en silencio unos instantes, pensando en qué decir a Darya, sabiendo que de alguna forma estaba buscando apoyo en ellos. Estamos juntos en esto... Y yo no quiero dejarla de lado. Sacudiendo la cabeza con un suspiro, finalmente le sonrió de forma dulce e hizo un leve asentimiento hacia Darya. Estaban en un mundo casi idílico, por mucha carne que comieran. Era una nueva vida para ellos, una nueva oportunidad, y si Darya estaba decidida a aprovecharla desde el principio, podía entenderla perfectamente. 

- Bueno, no sé cuántas oportunidades tendremos de hacer esto pero... Donde fueres haz lo que vieres. - dijo finalmente tomando los cubiertos y cortando un trozo del ave él también, llévandoselo a la boca de golpe, sin querer pensar demasiado en ello. Efectivamente sabía muy distinto de lo que había probado, no recordaba nada con lo que compararlo e incluso su cuerpo lo sabía y le pedía más de ello. Sin embargo, esperó a que los demás también empezasen o siguieran comiendo.

- Tiradas (2)

Notas de juego

La primera no tengo claro si era de percepción o de imaginación, pero me daría lo mismo en este caso.

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19/05/2019, 13:38
Ryu Akahoshi

La respuesta de Titania sonaba perfectamente aceptable pero se daba de cabeza con todo lo aprendido hasta ese momento sobre qué se ha de comer y cómo, miré una segunda vez el ave y luego a ella con una afilada sensación de comprensión que diseccionaba en pedazos mi realidad así como había sido separada la cabeza de este cuerpo animal; la sensación de déjà vu se coló por las hendijas de mi conciencia y descubrí que en realidad esto era lo que había sucedido desde que habíamos llegado a este lugar y con cada paso el corte era más profundo.

Si se trataba con respeto al animal y su muerte había sido rápida... Quería creer que no era tan malo después de todo. Las palabras de Darya por otro lado, un manifiesto en sí mismas, me llegaron hondo y me vi reflejado en ellas, sus anhelos de pronto me parecieron que eran una declaración de guerra y me agradaron.

Asentí mirándola, comprendiendo su actitud, y mientras ese sentimiento relampagueaba dentro de mí me enderecé en mi asiento, alcé el trozo de carne y me lo llevé a la boca. Inmediatamente mientras el sabor inundaba mis sentidos y abrumaba mis cuestionamientos sobre el asunto cerré mis ojos y lo mastiqué minuciosamente, tomando cuenta de su textura y de los detalles de esta nueva experiencia. Al tragarlo tuve que hacer un ligero esfuerzo pero me sorprendí, no sabía si gratamente o con miedo de mí mismo, de querer más.

Asentí también al escuchar las palabras de Erik y me sonreí, volví a cortar otro trozo y a llevármelo a la boca dispuesto a conocerme más sobre mí mismo.

- Tiradas (1)
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21/05/2019, 01:11
La Cándida Rosa

No se podían tener conversaciones superfluas en ese contexto pero de alguna manera la comida pasó sin más revelaciones.

Si la carne y el vino encendieron en algún momento el ánimo los comensales lo relajaron poniéndose líricos y riendo con gracias inocentes. Las niñas sacaron más platos con verduras y se llevaron con la misma sonrisa los platos acabados y los intactos.

Ayischa se comprometió llevar a Darya -y a quienes se atrevieran- a su siguiente partida de caza pero no precisó el día. Ovidio le pidió que hiciera alguna de sus imitaciones del habla de los animales y la cazadora consiguió sostener un sonido irregular y áspero, mezcla entre el gorjeo de un viejo demente y el chirrido de un serrucho, durante unos veinte o treinta locos segundos hasta que las risas superaron en volumen a ese sonido infernal. Julius les informó que era el balar de un animal llamado cabra, del tamaño de un perro más bien grande, un rumiante dotado de cuernos que saltaba por los riscos de las montañas, de cuya leche hacían quesos. Sibyl y Ryu reconocieron algo de esa descripción en unos motivos arcáicos de hombres cornudos con patas zoomorfas tocando instrumentos musicales como la flauta que inspiraban algunas obras de arte. Titania les contó que esos seres mitológicos se llamaban sátiros y que eran conocidos sobre todo por su desaforado apetito sexual.

Notas de juego

1 de varios (aviso con el último para daros paso)

:-)