Partida Rol por web

Eón

DÉMETER

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19/04/2019, 17:21
Erik Du Mont

Erik sintió otra corazonada de esperanza en cuanto Darya mencionó el detalle del idioma, algo en lo que Erik no había caído hasta el momento, acostumbrado a hablar con facilidad con cualquier persona sin tener que preocuparse por las limitaciones que suponía otra lengua. A pesar de que habían sido amables con ellos y a Erik le gustaba pensar que no había ninguna mala intención tras ello, sabía que al fin y al cabo estaban en otro mundo... Muy lejos del suyo. Así que siguió a los demás al jardín, sin queja alguna.

El escenario era tan maravilloso como parecía desde la ventana, aunque no había podido verlo bien en un primer lugar. Las hojas eran de un verdor... ¿artificial? No, todo lo contrario. Eran demasiado puras. Erik se sentía extraño, como si estuviese en un lugar totalmente asalvajado. Observó cómo Ryu y Darya se descalzaban con algo de sorpresa, aunque no parecía que hubiese nada que temer. La fauna, aunque sólo fuesen insectos, parecía feliz de vivir allí. Eran ellos los intrusos. El doctor, algo abrumado por un repentino sentimiento de culpa indescriptible, permaneció atento de no mover ni una sola rama, ni de pisar ningún inocente insecto en su camino junto al grupo. 

La idea de mojarse los pies sonaba tentadora y sentía que necesitaba alguna sensación más para convencerse que ese lugar era real. La única pega era que aquellos peces le habían dado tanto respeto como aquellos diminutos insectos y en su interior dudaba si molestar a aquellos pobres animalillos con sus... afortunadamente no muy sucios pies. Sin embargo, después de que Ayischa les confirmara que no había nada que temer, Erik suspiró y se descalzó, sentándose con cuidado en uno de los últimos escalones y metiendo los pies en el agua helada. Tardó varios segundos en hacerse a la temperatura y esbozó una suave sonrisa, casi agradecido de poder tener ese respiro tras tantas revelaciones. En ese momento no quería pensar más, sólo quería relajarse y dejar descansar su mente unos momentos. 

Fue en ese momento de tranquilidad cuando dirigió su sonrisa calmada y cariñosa a los demás, al tiempo que Darya llamaba su atención y comenzaba a desnudarse. Erik alzó las cejas y parpadeó confundido, mirando a los ojos de Darya mientras esperaba la continuación de su propuesta. Cuando lo dijo por fin, Erik suspiró con una sonrisa, visiblemente aliviado, y sacudió la cabeza. 

- Yo no soy de correr... Bueno, ni de hacer mucho ejercicio en general. - se rió, apoyando la mano sobre su barriga - Pero adelante, yo os animo desde aquí. - sonrió divertido, mirando a los otros dos. El ejercicio físico servía para desconectar la mente, pero Erik sabía que ponerse a correr en ese momento le iba a proporcionar más "sufrimiento" que otra cosa. Además, viendo la actitud de los demás, podría ser incluso divertido.

Notas de juego

Perdón la tardanza :P

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19/04/2019, 18:57
Darya Gevorkian

Ah, no, no —replicó al doctor divertida—, correr sería demasiado fácil —Darya señaló al agua—. Una carrera a nado por supuesto. Si lo hacemos rápido igual no llegamos a congelarnos —bromeó. Deseaba desentumecerse por completo, ver lo que su cuerpo dormido por treinta años era capaz de hacer y ante todo, deseaba sumergirse en aquel lugar lleno de vida.

Notas de juego

Ahora veo que no se entiende bien lo que escribí, perdón. Darya se refiere a una carrera a nado hasta otro embarcadero y volver. En lugar de sólo una aclaración creo que queda mejor si escribo.
 

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20/04/2019, 17:21
Ryu Akahoshi

Al ver que Darya también quiere darse un baño me sonrío de lado, veo que no soy el único que ha pensado eso al ver el espejo de agua. Su tono de reprimenda me da gracia y alzo las cejas simulando cierto desaire mientras me cruzo de brazos, finalmente esbozo una sonrisa que da a entender que sé que es una broma.

De paso hacia el lago Ayischa nos comenta que la casa está siendo acondicionada para nosotros -o sea que vamos a pasar más tiempo aquí-. No sé cómo sentirme frente a eso y ahora mismo no quiero evaluarlo, supongo que debería estar agradecido pero en su lugar me siento vigilado. Si alguna sombra cruzó por mi rostro se desvaneció cuando me confirmó que me dejaría los implementos para pintar en una sala que daba al jardín, suponía que de la casa que estaban acondicionando. La expectativa que me generaba poder darme un espacio para desahogarme luego me infundía unos ánimos intensos y vibrantes, me sentí de pronto pletórico, quizás demasiado entusiasta.

Hice el tramo hacia el lago con paso rápido, bajé las escaleras  con un ligero trotecito como un caballo ansioso. Me paré en el escalón anterior al agua, contemplé maravillado a los pececitos y a las flores vistosas con sus hojas como lingotes de esmeralda. Aspiré el aire fresco y tomé valor... Yo sabía de qué iba esto: solía tener una temperatura corporal más alta de lo normal y el golpe contra el agua fría iba a doler, pero lo prefería así a irme mojando de a poco, sabía que después de la primera impresión la recompensa del agua iba a valer la pena.

Observé a Darya levantar la punta de su vestido y tomar nota de la temperatura del agua al igual que Erik. Mi mirada se centró en el doctor y en cómo parecía estar recuperando el ánimo lentamente, y es que con tanta belleza alrededor lo que duele, duele hermosamente. Me resultó muy agradable la forma en la que parecía tener sumo cuidado con todo lo que lo rodeaba, esa demostración no era sino un destello de esa alma gentil que parecía ostentar.

—Caballeros —apeló a sus compañeros mientras se sacaba el vestido por encima de la cabeza. Paradójicamente se sentía más cómoda en una ropa interior semejante a un bikini que con aquel escote tan generoso. Señaló después un embarcadero de una casa a menos cien metros de distancia—, ¿alguien quiere echar una carrera hasta allí? -se dirigió a todos pero miró a Ryu con cara retadora. Recordaba que había dicho que entrenaba gente para el Cuerpo Cívico-. Ida y vuelta.

Traté de que la sorpresa que me produjo que Darya se sacara la ropa sin más se tradujera como que estaba evaluando si hacer la carrera o no, quizás disimulaba muy malamente ya que cuando me di cuenta la estaba mirando fijamente. En mi favor además de contemplarla estaba grabándola en mi mente por si luego quería dibujarla de cuerpo entero como iba a hacer con la señora Danesti, pero ella no tenía forma de saberlo y de pronto sentí el respingo que me indicaba que ya era mejor que no la mirara más porque podía ser descortés.

Abrí la boca ligeramente y casi le dije que tenía unas muy bellas proporciones dándome cuenta a medio camino de que podía ser ofensivo. Carraspeé ligeramente molesto conmigo mismo y levanté la mano acompañándolo de un escueto -Yo- luego me tapé la boca durante unos instantes como para asegurarme de no meter la pata. Me dio rabia, parecía que no había pintado a mujeres desnudas antes como para que me pasara todo esto, estimo que la belleza una mujer en su máximo esplendor es siempre impactante no importa cuántas hayas contemplado antes.

Comencé a desvestirme sin comentarios, luego de sacarme la casaca y la túnica decidí que quería ganar la carrera y tomar ventaja, el plan era decir una frase ingeniosa y lanzarme al agua majestuosamente dejando atrás a Darya pero me apuré con las mallas con tan mala suerte que no hice equilibrio y me caí de lleno en el agua.

El golpe contra esa pared fría tuvo el efecto de barrer toda divagación con su shock purificador. Cuando salí a flote comencé a reírme y peinándome el cabello hacia atrás declaré con total seriedad -El que llega último es un androide -luego me reí y comencé a nadar.

- Tiradas (1)

Notas de juego

En vez de reaccionar la tirada sería con atletismo que tiene el mismo valor.

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21/04/2019, 10:15
Darya Gevorkian
- Tiradas (2)

Notas de juego

Publico las tiradas aquí donde las hice para orientarme sobre qué escribir, pero el post más abajo para no dejar el escrito antes que la respuesta de Faraz.

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21/04/2019, 21:10
Faraz Snowden

Al acercarme al lago, me inunda una sensación de serena placidez, y las dudas y preocupaciones que me atosigaban ahora parecen livianas y distantes. El rumor de las aguas llega a mis oídos junto al canto de los pájaros, y el cálido resplandor del sol sobre mi piel es suave y reconfortante. Miro a mis compañeros, que también parecen más animados que hace unos minutos, y decido que este lugar no es tan malo después de todo.

Cuando Darya nos desafía a una pugna de velocidad a nado, niego amablemente con la cabeza antes de sentarme en la escalera junto a Erik, con las piernas flexionadas y los brazos sobre las rodillas. Mirando hacia el horizonte, siento la brisa acariciar mi rostro, y sonrío al oír la frase retadora de Ryu, que parece bastante más dispuesto que yo a aceptar el desafío de Darya.

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22/04/2019, 01:19
Faraz Snowden

Cuando Darya y Ryu ya se están alejando, chapoteando vigorosamente, miro durante un instante a Erik antes de devolver la mirada a la línea en la que cielo y agua se encuentran.

—Yo era florista —digo en un tono de voz apacible, casi ausente—. En el Eón. Bueno, supongo que lo sigo siendo, aunque por lo que sabemos hayan pasado treinta años. Para mí solo ha sido un instante... —Guardo silencio un largo tiempo, tanto que casi parece que haya perdido el hilo, con la mirada perdida en algún lugar del pasado—. Toda la vida dedicada a manipular flores, a tratarlas... En definitiva, a intentar dotar artificialmente de belleza algo que ya la posee de forma natural. —Sacudo lentamente la cabeza, preguntándome si soy yo el único que le encuentra gracia al chiste—. He visto flores de toda clase, he estudiado acerca de sus géneros y variedades... Y muchas de las que hay aquí me resultan desconocidas. No solo eso, sino que no existían en el lugar del que venimos. ¿No te parece extraño?

No estoy seguro de si lo que acabo de formular era una pregunta retórica o si espero realmente una respuesta de Erik, aunque me interesaría saber lo que tiene que decir, o si ha podido hacer cualquier otra observación en este mundo extraño.

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22/04/2019, 08:45
Darya Gevorkian

Faraz se sentó junto a Erik negándose a participar de aquello que, aunque tal vez pareciera una chiquillada, tenía algo de necesidad para Darya. Era lo más parecido a volar que podía hacer, a sentirse viva, dueña de nuevo de un cuerpo real, a saberse ella misma más allá de experimentos, clones y situaciones imposibles dentro o fuera del mundo y del tiempo que conocían. El agua era real, el dolor punzante de su frialdad, el pulso que revelaba y la vida que contenía y que se le antojaba como si contemplara el lugar donde ésta había comenzado a existir en la Tierra miles de millones de años atrás. Bañarse allí sería como renovarse en las aguas primigenias. En todo ello pensaba cuando sus ojos se encontraron con la mirada fija de Ryu.

No había contado con que desnudarse pudiera resultar chocante ya que habían hablado de bañarse y aunque en un primer momento se acercó el vestido al cuerpo para cubrirse y devolvió la mirada al lago, al escuchar a Ryu aceptar finalmente el reto y comenzar a despojarse de su propia ropa lo dejó junto al chal en la baranda. “Probad vosotros a nadar con esta falda enredándose en las piernas”, habría querido decir, pero no deseaba excusarse por haber hecho el mismo gesto que él se disponía a hacer ahora aunque sí, debía admitirlo, un tanto más súbitamente. Se paró lo más dignamente que supo cruzando los brazos y observándolo desnudarse. Cuando volvieran a la casa le pediría a Ayischa prendas como las de sus compañeros; necesitaba sentirse ella misma y aquel vestido blanco y vaporoso, por mucho que hubiera sido confeccionado a su medida, no la ayudaba en absoluto.

Vio entonces a Ryu caer torpemente y soltó una carcajada. Éste sin embargo sonrió al volver a la superficie y, después de retarlos, tomó la caída en su provecho y comenzó a nadar sin previo aviso.

¡Oh!, maldi… ¡Uf! —gruñó y saltó de cabeza al agua. La trampa le había pillado de improviso y no pudo evitar que su contrincante sacara algo de ventaja.

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22/04/2019, 13:26
Ovidio Razvan, príncipe heredero de Basa'rab

El agua fría aguzó la propiocepción de Darya y Ryu que sintieron su cuerpo con una intensidad aguda, próxima al dolor. Llegaron al punto que había señalado ella en otro embarcadero, uno de madera con un poste pintado de una forma muy colorida, y volvieron a toda velocidad.

Erik y Faraz pudieron ver cómo el crítico de arte aumentaba su ventaja hasta llegar con un buen margen a las escaleras en las que charlaban sentados con los pies sumergidos en el agua.

Muy cerca de las escaleras, a unos pocos metros, se asomaron a la baranda de piedra que daba a la rosaleda un chico joven de pelo moreno vestido con camisa clara de mangas holgadas y chaleco beige y una chica de tez algo más oscura y un vistoso pelo rizado que lucía una bata color rojo sangre a la que Darya, cuando emergió del agua la última perdiendo estrepitosamente la carrera, reconoció como la chica que permanecía dormida en su cuarto.

El joven con una sonrisa complacida señaló hacia ellos y le dijo a la chica de los rizos.

—Esa es Darya.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Editado: he cambiado una pequeña errata.

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23/04/2019, 09:26
Darya Gevorkian

Al darse cuenta que ya no estaban solos, Darya reprimió sus ganas de pedir la revancha y se quedó flotando en el agua con los brazos apoyados en el último escalón. Era la muchacha de rizos oscuros que se encontraba en la habitación y que como Erik había predicho, había despertado.

Es ella —confirmó a sus compañeros con una sonrisa en los labios—, la chica de que os hablé. Que alguien me alcance el chal, por favor —añadió no atreviéndose a salir hasta poder cubrirse un poco.

Sí, soy Darya. Y ellos son Erik, Faraz y Ryu —confirmó señándolos y alzando algo más la voz—. ¿Y vosotros?

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23/04/2019, 10:23
Rasul Al-Hawwash

El chico saludó con una inclinación de la cabeza y miró a su acompañante, a la que tenía tomada del brazo, expectante, sin decir ni pío.

Otro joven, que estaba tras ellos dos, avanzó hasta la barandilla y habló comedido pero orgulloso, como si quisiera poner al mundo por testigo.

—¡Hola! Disculpad nuestra intromisión. Yo me llamo Rasul, chambelán de su alteza —se giró hacia el otro para presentarlo— Ovidio Razvan, príncipe heredero de Basa'rab.

Bajó el tono.

—Y la dama es su protegida, como vosotros. Tendrá que ser ella quién se presente, pues no nos ha confiado su nombre todavía.

Notas de juego

(*) El significado de chambelán no se conoce en el Eón.

1 de 2
 

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23/04/2019, 10:28
Ovidio Razvan, príncipe heredero de Basa'rab

Ovidio se acercó hacia el oído de ella y le habló en una voz que a pesar de ser casi un susurro todos pudieron oír, como si el aire hubiera llevado caprichosamente hasta ellos las palabras.

—Si prefieres no dar tu antiguo nombre siéntete libre. Puedes inventarte uno con el que te sientas cómoda.      

Notas de juego

2 de 2. Ya podéis postear.

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23/04/2019, 13:22
Erik Du Mont

El doctor le devolvió la mirada al florista, una mirada atenta, de alguien totalmente dispuesto a escuchar. Aunque fuese durante aquel breve instante de paz que les habían otorgado los seguramente más jóvenes. Erik asintió y siguió su mirada para no abrumarle con la suya propia, intentando enfocar el final del lago. El oficio de Faraz sonaba tranquilo y la forma en que lo describía dejaba entrever que era algo que le gustaba. Sentía algo de lástima porque un hombre tan tranquilo como había demostrado ser hasta el momento, se encontrase en aquella situación tan caótica. 

Tras escuchar la pregunta, Erik volvió a fijarse en él, buscando en sus ojos qué podía sentir el hombre en ese momento. ¿Curiosidad, miedo, fascinación, confusión...? Finalmente asintió, pensativo.

- Mi padre trabajaba en una explotación agrícola y sólo me llevó allí una vez. Pero aún tengo algún vago recuerdo de allí. De cómo estaba todo absolutamente organizado y controlado, los techos cerrados, el aire artificial... - el doctor soltó un suspiro, observando las plantas más cercanas y esbozó una pequeña sonrisa de disculpa - No soy un experto en la materia, pero en comparación a lo que vi, toda esta flora parece haber crecido por sí sola, sin ningún tipo de control ni en una nave de cultivo. Ha crecido caótica y desordenada, en un entorno con clima cambiante, en un lugar y un suelo distinto, sin contener exactamente la misma proporción de sustancias que la que pueda haber a varios kilómetros de distancia. Es... simplemente salvaje. Eso es lo que la hace distinta de nuestro mundo. - por un momento, Erik sintió ganas de estrechar la mano de Faraz entre las suyas, de darle parte de la esperanza y la confianza que sentía. Pero no sabía si aquel gesto resultaría muy atrevido, así que se limitó a sonreírle, con su habitual optimismo - Y si todavía reconoces algunas especies, es que no estamos tan lejos como pensamos. Los insectos también siguen aquí y no parecen haber cambiado mucho. Se les ve incluso felices...

Su mirada entonces se desvió a los que habían comenzado la carrera, justo al tiempo que llegaban al escalón.

Notas de juego

Ya está, no quería dejar a Faraz con la palabra en la boca ^^

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23/04/2019, 13:25
Erik Du Mont

Erik se quedó sentado y sacudió la cabeza sonriente cuando Ryu se lanzó de esa forma al agua, seguido por la figura de Darya, quien había propuesto aquella competición. Permaneció hablando un momento con Faraz, antes de fijarse en los recién llegados. Frunció el ceño al ver que al hombre le acompañaba otra joven, y por la presentación parecía ser de su mismo grupo. No, no parece Egra... ¿"Medusa"?

- Sí, claro. - respondió rápidamente al llamado de Darya, levantándose con cuidado de no resbalarse por las escaleras para ofrecerle el chal a modo de improvisada toalla. Echó un mirada a Ryu y sonrió - ¿Quieres que te busque otro chal? - a pesar del tono bromista en que lo había dicho, buscó con la mirada alguna cosa con la que poder secarle, incluso le ofreció con un gesto su propio chaleco. 

Erik levantó una ceja al oír la presentación de ambos hombres, sobre todo ante la mención de la palabra príncipe. Por si le había quedado algún resquicio de duda, estaba claro que ese lugar era de un cuento de hadas, con su príncipe incluido. Kiara estaría tan feliz de estar aquí... El doctor frunció los labios un momento, recordando que su pequeña sería ya una mujer adulta. Tragó saliva y repitió la inclinación de cabeza como saludo educado.

- Me habría presentado pero mi compañera ya lo ha hecho por todos nosotros. - respondió con una leve risa - Un placer conoceros.

Miró expectante a la mujer, esperando a que decidiese presentarse de una forma u otra. 

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24/04/2019, 12:02
Sibyl Hadue

Sibyl soltó la mano de la pequeña Angela para ponerla sobre la barandilla cuando se asomaron por ella. El tacto de la piedra provocó un leve escalofrío en sus omóplatos y una sonrisa tenue se esbozó en sus labios. Su mirada se quedó prendida por un instante de los reflejos sobre la superficie del agua, pero enseguida corrigió su trayectoria para contemplar al grupo que había allí reunido. Observó a Darya con avidez, superponiendo sus rasgos sobre un espejo de metal, y cuando ella presentó a los otros, sintió su corazón saltar hasta su garganta. Erik, Faraz... nombres que también salían de un sueño. El nombre de Ryu no le sonaba, pero tampoco conocía todos los nombres.

Se sintió algo cohibida al notar todas las miradas sobre ella y por un momento bajó los ojos con timidez mientras Rasul presentaba a Ovidio. El susurro del joven apretó una nueva sonrisa contenida en sus mejillas y levantó la mirada para llevarla de nuevo hacia el grupo. 

—Soy Sibyl Hadue. —Hizo una pausa, breve, antes de añadir algo más—. Medusa —dijo, escrutando sus rostros, queriendo ver si eso les decía algo.

Era imposible que hubieran soñado con ella también, ¿verdad? Quizá sólo retenía esos nombres en la memoria por haberlos escuchado mientras dormía. Tenía que ser eso, simplemente otras personas del castillo cuyos nombres habían penetrado en su subconsciente. Eso se repetía, desde luego parecía más lógico que creer en sueños compartidos o... ¿qué? ¿viajes al pasado? Casi podía escuchar en su mente el resoplido de risa de su hermano con esa idea. Pero por mucho que tratase de ser lógica Sibyl sentía cómo su piel se erizaba de expectación al tiempo que su razón y su instinto se enfrentaban una vez más.

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24/04/2019, 12:57
Ryu Akahoshi

Nadar en estas aguas era mucho mejor que nadar en las piletas del Eón, con cada brazada sentía al mismo tiempo que mi cuerpo se relajaba y se energizaba. Y el fluir de este lago, la ligera corriente, era como un arrullo que me transportaba creando una fricción muy placentera. Por un momento creí que iba a hiperventilarme porque estaba sincronizando mal las últimas brazadas con la respiración, pero a darla vuelta y apoyar los pies en el muelle contrario para darme el impulso que me llevaría de vuelta fue como si me hubiera reiniciado y esta vez nadé de espaldas, de cara al sol y a las nubes. En esta posición era mucho más veloz aunque a mitad de camino aproveché mi ventaja para rotar y no equivocarme de muelle.

Llegué unos segundos antes que Darya y sonreí triunfante a Erik y Faraz pero antes de poder festejar, o enrostrarle cómicamente mi victoria a la pelirroja, me detuve a mirar hacia la baranda en la que estaban otras tres personas asomadas que llamaron poderosamente mi atención. Salí del agua y permanecí parado orgullosamente solo con mis calzones como si fuera un nadador profesional en malla, mirándolos con curiosidad sin acertar a presentarme, con las manos en mis caderas tratando de mantener intacta mi integridad mientras sentía el agua resbalar y el sol me calentaba de nuevo la piel. Escuché que uno de los  jóvenes indicaba cuál era Darya a la muchacha de rizos encantadores.

Antes de que pudiera decir mi nombre Darya llegó y nos presentó mientras pedía el chal para taparse, algo que lamenté profundamente. Hice un gesto a Erik con la mano indicándole que así estaba bien -No es necesario, gracias -sostuve, el sol sobre mi piel se sentía muy bien. Hubo cierta pompa y circunstancia en la presentación del príncipe Ovidio, que no se parecía en nada a su madre juzgué con estupor; de su chambelán, lo que fuera que ello significara, y de la chica que dijo llamarse Sybil. Fue cuando dijo Medusa que supe quién había sido, o quién era.

Habíamos evitado decir nuestros nombres clave delante de los integrantes de la casa por precaución, pero ahora quizás podía achacar el mío a un apodo de algún tipo y ayudar a la muchacha a ubicarse. Me señalé -Soy Libélula.

Luego miré a los otros dos hombres e incliné la cabeza -Mi nombre es Ryu, es un placer.

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25/04/2019, 10:36
Ovidio Razvan, príncipe heredero de Basa'rab

Ovidio les sonrió y les saludó con la mano.

—En una hora será nuestra presentación oficial, durante la comida. Disculpen tanto ceremonial. Ahora les ruego que continúen su rato de esparcimiento, todos juntos, por favor.

Luego se volvió a Sibyl y le dijo con voz suave, como si fuera un animalillo al que no quisiera espantar.

—Baja y disfruta de un rato de tranquilidad con tus amigos.

Se quedó un poco pensativo, como callándose un pensamiento y le hizo un gesto a Rasul que, en un mutismo reticente, le siguió cuando ambos abandonaron el mirador.

Unos metros de acera y la escalera del embarcadero era lo único que separaba a “Medusa” de los otros “testigos”.

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25/04/2019, 16:16
Darya Gevorkian

Darya observó con atención los gestos del príncipe y su chambelán deseando leer en ellos. Cada intercambio de miradas parecía lleno de cosas no dichas pero que no era necesario decir. Podía suponerse que se conocían bien o incluso desde siempre pues a ella le recordó la comunicación que solía tener con su hermano. También le llamó la atención la suma delicadeza con que Ovidio trataba a la muchacha y se preocupó por si su estado físico no era tan bueno como el que parecían tener sus compañeros aunque, tal vez, las atenciones se debieran simplemente a la caballerosidad. No podía dejar de preguntarse cuánto le habrían contado acerca de dónde se encontraban.

Cuando los dos hombres los dejaron a solas, Darya centró su atención en ella. Parecía tan confusa o más como pudieran estarlo ellos. Su pelo ensortijado y su piel oscura pero llena de pecas hacían que pareciera más joven de lo que en realidad debía ser, pues recordó que había hablado de un beca de investigación. Había algo encantador en su figura allí parada tras la baranda con el gesto expectante y la mirada llena de preguntas.

Encantada de conocerte, Sibyl —sonrió abiertamente y extendió una mano hacia ella a modo de invitación—. Por favor, baja aquí con nosotros. Tienes que ver estos peces.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada de empatía para ver si puede sacar alguna conclusión de los gestos de Ovidio y Rasul.

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25/04/2019, 18:48
Erik Du Mont

El doctor alzó las cejas, entre sorprendido y aliviado al escuchar aquel nombre en clave. Habría sido aún más confuso si no se hubiese tratado de ninguna de las mujeres que había conocido anteriormente... Aunque eso habría supuesto un tercer punto de vista que podría darnos más respuestas. Erik no le dio mucha más importancia a ello y simplemente asintió y sonrió, dejando claro que entendía esa presentación que a sus acompañantes podría resultarles extraña. 

A pesar de lo extraño de su repentina presencia, los hombres se retiraron amablemente, dejando a la joven con ellos. No parecía que tuviesen muchas preguntas sobre el extraño grupo que formaban y, para alivio del tranquilo doctor, no hubo queja alguna sobre el pequeño baño de sus compañeros y el atuendo que habían dejado de lado. Se despidió de ambos con la mano, esperando oír algo más sobre ellos durante la comida y casi acostumbrándose a aquella pasividad que denotaban todos los habitantes de la casa. O su reticencia a dar respuestas, como les parecía a algunos.

Erik se sentó a un lado de la escalera y le indicó con un gesto de mano a Sibyl que les acompañara, como había propuesto Darya. 

- Un placer poder vernos las caras al fin. Y conocer tu nombre. - sonrió Erik amablemente, recordando el reflejo del rostro robótico de todos por un momento. Antes de seguir hablando se contuvo un instante y miró a Ryu, acordándose de lo que le había dicho en la habitación. Finalmente se rió para sus adentros y se encogió de hombros - Lo siento, es ya una costumbre. - miró de nuevo a Sibyl, con una sonrisa divertida aún en el rostro - ¿Cómo te encuentras? 

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26/04/2019, 00:25
Sibyl Hadue

«Libélula». Los latidos de Sibyl se aceleraron al escuchar esa palabra y se dio cuenta en ese instante de que había estado conteniendo la respiración. Llenó sus pulmones con aquel aire lleno de aromas imposibles y sus dedos apretaron la barandilla. No podía ser, pero era. O al menos creía que era. 

La invitación del príncipe le dejó un sabor extraño en la garganta. Tal vez porque en realidad parecía una orden disfrazada, o quizás por esa forma de hablarle como si fuera una niña pequeña a la que dejaban salir a jugar. Por un instante una fina arruguita se dibujó entre sus cejas, pero Sibyl tendía a la docilidad y ese levísimo gesto fue toda su protesta. Eran más las ganas de saber más sobre las personas que se encontraban junto al agua. 

Antes de que se alejasen, dejó una caricia en los cabellos de Angela y luego observó las espaldas de los tres un instante antes de bajar las escaleras hacia el embarcadero. Le habría gustado llevar su ropa, ropa de verdad y no un camisón y una bata, pero todo eso desaparecía a medida que la expectación ganaba terreno bajo su piel. Al llegar a su altura, los miró. Contempló sus rostros largamente, sin poder contener la curiosidad. Tenía tantas preguntas para ellos que apenas sabía por dónde comenzar. Así que la pregunta de Erik fue como un cabo tendido al que agarrarse. Le dedicó una mirada agradecida y tomó aire despacio. 

Me siento... rara —dijo, haciendo un gesto con la mano hacia el vergel que les rodeaba—. Todo esto, no... Es imposible. ¿Y vosotros? —¿Cómo explicar que aquello simplemente no podía ser, pero era? Bajó la mano y sonrió—. No sé cómo he llegado aquí. Ni siquiera entiendo dónde estoy. Ovidio me dijo que estamos antes del Eón... pero soñé con vosotros.  En una nave. —Una sombra de alarma pasó por sus ojos—. Sabéis lo que es el Eón, ¿verdad? ¿Qué es real? Ya ni siquiera sé eso.

Ni siquiera estaba segura de que sus palabras hubieran tenido demasiado sentido, pero alargó una mano para tocar la de Darya, con una petición de permiso en la mirada. 

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26/04/2019, 01:16
Faraz Snowden

Estoy tan absorto en mis pensamientos que solo vuelvo la cabeza cuando me percato de que todos mis compañeros parecen distraídos por algo que está sucediendo a mis espaldas. El sol brilla con tanta intensidad que tengo que encoger los ojos, y formo una visera con la mano para ayudarme a ver. Según parece, unos desconocidos han venido a nuestro encuentro, aunque en un primer momento no acabo de entender la situación. Decido esperar a que hagan las oportunas presentaciones para darme la ocasión de ubicarme un poco, y, a pesar de que los títulos y formas que emplean no me resultan familiares, inclino ligeramente la cabeza a modo de saludo.

Puedo ver a cuatro individuos. El primero en hablar, Rasul, lo hace para presentar al segundo, un tal Ovidio Razvan, quien, si sus palabras son ciertas, es nada menos que un príncipe. Inseguro acerca de las normas de protocolo que se supone que debería seguir, me limito a levantarme del suelo y a evitar mirarlo fijamente, aunque debo reconocer que, a primera vista, Razvan da la sensación de ser un hombre tranquilo y relajado, no especialmente preocupado por los formalismos. Junto a ellos hay una niña pequeña y una joven de facciones delicadas y cabello ensortijado. Es precisamente esta última la que atrae la atención de mis compañeros, y cuando se presenta como Sibyl Hadue, «Medusa», puedo entender por qué. Miro a los demás para ver si se han dado cuenta de que Sybil ha empleado su seudónimo «secreto» para referirse a sí misma, pero nadie parece tener el menor problema, y Ryu incluso emplea el suyo propio en respuesta. Sonrío instintivamente para darle la bienvenida a la recién llegada, pero prefiero no hablar por el momento. Al fin y al cabo, ya lo han hecho los otros. No sé en qué estado ha despertado Sybil, ni si puede sentirse sobrepasada ante un aluvión de saludos y presentaciones, y me preocupa que podamos hacer que su primer contacto con esta nueva realidad resulte más desagradable de lo que debería, así que opto por darle tiempo.

Bueno, parece que ya somos cinco. Faltan cuatro.