Partida Rol por web

Eón

DÉMETER

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27/04/2019, 18:37
Ryu Akahoshi

-Sybil, entendemos cómo te sientes -me tomé la libertad de hablar por todos. Esperé a que el príncipe y su amigo se alejaran para volver a hablar: -Creo que ahora que estamos reunidos los que hemos despertado en la casa debemos hablar por fin de nuestras impresiones sobre todo esto- planteo y los miro, si bien esa había sido la intención primera, alejarnos para poder hablar a solas, se había trastocado en la competencia de nado que no fue sino un salvoconducto para la ansiedad que algunos ostentábamos, entre ellos yo mismo.

Ahora que Sybill había despertado era el momento más que propicio, sobre todo porque sus palabras en la nave me habían estado dando vueltas en la mente durante todo el rato desde que tuviéramos la charla con la señora de Danesti. Miré en derredor y cuando ubiqué la túnica que había dejado en el suelo antes de entrar a nadar me la puse pero bajé un escalón hasta que mis pies tocaron el agua y permanecí allí, sentía que me daba una serenidad que ahora mismo necesitaba con urgencia.

-Todo parece de cabezas, yo, personalmente, no entiendo bien qué es lo que es lo que está pasando o cuándo. Sin dudas, lo que ocurrió en la nave fue real, no imagino que todos pudiéramos tener el mismo sueño al mismo tiempo -vuelvo a mirarlos para saber qué opinan, sin embargo siento que no puedo detener mi tren de pensamiento y que necesito sacar las elucubraciones que me han estado atormentando todo el rato -Si el príncipe te ha dicho que estamos antes del Eón te ha mentido o nos han mentido a nosotros, nos han dicho que el Eón era una comunidad aislada en la que se había realizado un experimento y que eso se ha acabado a causa de una rebelión que las ha liberado -omití la parte del tiempo porque quizás sería demasiado para ella.

-Al parecer, nuestra comunidad cerrada y todo este mundo estaba dominado por un ser al que llaman el Gólem y nos han consultado sobre la misión que este ser nos había dado antes de despertar. No les hemos dicho nada por precaución ni de la nave ni de nada de lo que hemos visto en ella -carraspeo y me paso la mano por el cabello pensativo -Es vital darnos cuenta si lo que hemos visto en la nave es el futuro o el pasado o qué... Porque si es el futuro quiere decir que todo esto será aniquilado de alguna forma -la voz me tembló, no podía siquiera soportar la idea de que toda esta belleza, toda esta libertad, se viera dañada.

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27/04/2019, 22:08
Darya Gevorkian

La mano de Sibyl buscó la suya y la asió con firmeza, apretándola levemente para manifestar su comprensión. Sabía exactamente cómo se sentía pero a partir de ahora, como a ella misma le habían repetido en la nave, no estaría sola y eso es lo que buscaba transmitir. Aquel era un grupo de desconocidos pero apreciaba que había una conexión entre ellos que superaba lo esperable, algo que rayaba lo familiar.

Invitó a la chica a sentarse a su lado, cerca de Ryu y escuchó con atención todo lo que éste expuso antes de intervenir, mirando de tanto en tanto los gestos de todos. Trató de que el temor que sentía no se trasladara a sus palabras.

Estoy de acuerdo con que lo que vivimos no era un sueño —intervino—. No al menos en el sentido normal de la palabra. Visto lo visto —se explicó— tal vez podrían inducirnos algo parecido a un sueño y que pareciera así de real. Pero aunque durante un sueño no sabes que lo que vives es falso, cuando despiertas reconoces con certeza que habías estado soñando —hizo una pausa sabiendo que anticiparían lo que iba a añadir—. Pero con lo que nos ocurrió no ha sido así tampoco para vosotros, ¿verdad? Desperté aquí sabiendo que lo que había vivido era real. Se sentía totalmente real.

Por otra parte, tal vez el príncipe no haya mentido a Sibyl —matizó recordando las palabras de Ryu—. Si lo pensáis, Titania no nos dijo que el Eón fuera una comunidad experimental. Fue al decir Erik que allí de donde venimos el tiempo se cuenta cíclicamente que ella nos dijo que habían comunidades experimentales donde se había contado el tiempo así para tratar de abolir la historia. Fuimos nosotros lo que a partir de esa información, y al ver que compartimos idioma, pensamos que ése podría ser nuestro caso. Pero cuando le pregunté por la extensión u otras características de esas comunidades para ver si encajan con nuestro mundo, ella me remitió a la información que nos daría el “rescatador” que vendrá con el sóter esta noche. Pensadlo —insistió—. Es mucho más fácil que esa sea la verdad de todas formas, que pertenezcamos a una comunidad experimental y aislada que que vengamos del futuro. Pero si no fuera así, si fuera posible viajar en el tiempo al igual que que hayamos estado en aquella nave, entonces sí, todo lo que vemos está condenado a desaparecer —sus ojos brillaron empañados compartiendo el mismo sentimiento de congoja que se había transparentado en las palabras de Ryu.

Respecto a lo que llaman “Gólem”—se esforzó por no perder el hilo de los pensamientos—, no me pareció que se tratara de un ser concreto, al menos no un ser vivo. La señora de la casa nos dijo que era el nombre que daban al gobierno del sistema que terminó hace treinta años gracias a una revolución y que este sistema había durado unos trescientos. Explicó que era algo complejo, extendido por todo el mundo y que dominaba los miedos, deseos y voluntades de la gente de forma telemática. No sé —movió la cabeza pensativa con la mirada perdida—. Me dio la sensación de que se refería a algo maquinal, a algún tipo de inteligencia artificial, pues explicó que había sido creada por una élite y que luego su tecnología había superado el entendimiento humano y su voluntad. Además, en algún momento llamó al sistema del Gólem “automatismo”. También nos dijo —se volvió hacia Sibyl—, que los herederos de la élite que creó el Gólem, y a quienes llamó “transhombres junzi”, se rebelaron contra el sistema desmantelándolo en esa revolución que terminó hace treinta años. Y que los gobernadores de las actuales naciones son esos transhombres que llevan el título de sóter. Ovidio es el hijo del sóter de este lugar llamado Suiza y algo más que no recuerdo —aclaró a la chica—. Respecto a nosotros, nos dijo que nos encontraron hace quince años en estado de sopor en unas instalaciones de investigación aeroespacial pertenecientes al antiguo sistema y que al parecer estaban abandonadas debido a la revolución. Piensan que podríamos haber estado dormidos allí desde hace treinta años, desde antes de que desmantelaran el sistema, pero realmente no parecen saber con certeza cuánto tiempo podríamos haberlo estado. Somos un misterio para nuestros anfitriones, al parecer —añadió con un suspiro—. Y nos han pedido que contemos lo que sepamos, pero al mismo tiempo nos han dicho que tenemos libertad para hablar o para callar. Y eso os quería plantear —los miró con gravedad—. ¿Qué vamos a decirles? Saben de nosotros que venimos de un lugar en que el tiempo se cuenta cíclicamente y saben que nos conocemos aunque nunca nos habíamos visto antes los unos a los otros. Y ahora saben también que tenemos algún tipo de nombre en clave. Pero al parecer no saben nada más, cuál podría ser la misión que el Gólem tenía para nosotros es precisamente lo que desean averiguar y lo que les preocupa porque podría ser un peligro latente. Y yo digo, no debemos nada a ese “Gólem” que experimentó con nosotros como si no fuéramos nada, en contra de nuestra voluntad, llevándonos a un lugar de pesadilla sin información ninguna, que incluso puede haber dispuesto de nosotros desde nuestro mismo nacimiento —sobre eso no quiso añadir nada más en aquel momento—. Pero al mismo tiempo no conocemos a nuestros anfitriones y si contamos lo que vivimos podrían considerarnos muy peligrosos y actuar en consecuencia. O tal vez nos quieran proteger pase lo que pase, no lo sé —miró primero a Sibyl y luego al resto con el desasosiego marcado en su rostro—. ¿Qué hacemos?

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28/04/2019, 00:07
Sibyl Hadue

Cuando Ryu habló también de la nave, Sibyl sintió su corazón cabalgar a más velocidad. La mano de Darya era como un flotador al que aferrarse y se sentó a su lado, apretándola con sus dedos mientras escuchaba al hombre con atención. Pestañeó al escuchar que Ovidio le había mentido. 

-Quizá lo entendí yo mal... -apuntó en voz baja para no interrumpir demasiado y siguiendo el primer instinto de autoculparse. 

Pero lo que siguió explicando la dejó totalmente muda. Tan sólo lo contemplaba, con unos ojos enormes y expresivos abiertos como platos, intentando asimilar sus palabras primero y las de Darya después. Para cuando la mujer terminó de hablar, Sibyl se sentía completamente sobrepasada. Tras algunos minutos la había soltado y se sujetaba la cabeza con ambas manos. Su mirada se alternaba entre cada uno de ellos para terminar volviendo al agua. Como una pequeña gota perdida en aquel lago inmenso. Arrastrada por las corrientes invisibles e incontrolables bajo la superficie. Se frotó las sienes con los dedos y se pasó una mano por el pelo, despeinando unos rizos que de inmediato se recolocaron como quisieron. 

-Lo siento, yo... Esto es demasiado grande -dijo, tomando aire en dos tiempos-. Ovidio no dijo exactamente eso, perdón. No habló del Eón. Pero me dijo que estamos en el ocho de mayo del año dos mil trescientos treinta y siete. Las pruebas arqueológicas indican que la historia acabó hace cien ciclos. Cien ciclos desde mi ahora -explicó, mirando de nuevo hacia ellos. Su tono era suave y la cadencia de su voz tranquila. A pesar de la tensión en los músculos de su cuello y de la timidez con que esquivaba las miradas directas, la forma de hablar de Sibyl transmitía ese aura de calma que siempre parecía rodearla-. Eso son nueve mil novecientos años. Tenemos documentados unos setenta ciclos del Eón, seis mil novecientos treinta años. Alguno más, en realidad. 

Una de sus manos hizo un gesto suave hacia el jardín, el lago, aquel maravilloso paisaje. 

-Este mundo es joven. Apenas dos mil trescientos treinta y siete años. Trescientos años no son nada en comparación con la vida del Eón -señaló, negando con la cabeza-. No entiendo nada de esto, no entiendo qué hacemos aquí o cómo hemos llegado a este lugar. Pero si de verdad ahora es esa fecha... -dejó la frase en el aire y recogió la mano en su regazo. 

Se quedó callada varios segundos, pensativa, tratando de ubicarse en todo lo que habían explicado Darya y Ryu. Era absurdo, sabía que lo era. Como de una película mala de ciencia ficción. Pero una vez su razón había vuelto a perder el combate, era su instinto el que tiraba de su pecho, llevando su mente detrás. No sabía como enfrentarse a todo aquello del Gólem y la supuesta misión, ni siquiera quería pensar en lo que podía implicar lo que Darya sugería. Suspiró largamente y su ceño se frunció un poquito. 

-En la nave... Me quedé sola -Y sus siguientes palabras parecían una disculpa-. Pude acceder a un terminal, pero no supe hacer las preguntas adecuadas. -Una pausa. Su mirada buscó la de los demás, uno por uno, antes de preguntar algo que podía parecer insólito-. ¿Alguno podría decirme los decimales de pi? El número pi.

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28/04/2019, 23:35
Faraz Snowden

No sé cuanto le habían contado a Sibyl antes de reunirse con nosotros, pero sin duda es mucho que asimilar, y aunque la chica parece un poco perdida, Ryu y Darya han decidido que darle toda la información de golpe es lo más sensato. Niego débilmente con la cabeza.

Me da la sensación de que la pobre muchacha aún está bastante apegada a las enseñanzas de Historia que impartían en el Eón. Incluso llega a citar las supuestas pruebas arqueológicas que apuntaban a setenta ciclos registrados, o sea, casi siete mil años, y todo ello parece estarle causando un conflicto de fechas que la tiene muy confusa, pero, ¿quién podría culparla de dar por ciertos esos datos tan cuidadosamente diseñados para resultar creíbles? ¿No hicimos todos lo mismo, al fin y al cabo?

Asiento suavemente cuando habla de sus últimos momentos en la nave, y la pregunta que formula a continuación me coge por sorpresa.

—¿Pi? —repito, extrañado, y pestañeo con rapidez un par de veces—. ¿Eso te preguntó la terminal de la nave? Es 3,1416. Redondeado, claro, porque tiene infinitas cifras. —Después de un rato en silencio, relajo la expresión, haciendo bajar las cejas en mi frente, y suavizo el tono de mi voz—. Pero, ¿qué tal si dejas de preocuparte por todo eso durante un rato y vienes a relajarte con nosotros? Este sitio es muy bonito.

Sonrío encogiendo los ojos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He tirado Razón + Ciencia para ver si Faraz conocía el número pi. La verdad es que no sabía muy bien qué dificultad asignarle, porque para mí es un conocimiento básico, pero claro, yo estudié bachillerato de ciencias... En todo caso, solo recuerda cinco cifras...

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29/04/2019, 20:22
Darya Gevorkian

La información compartida pareció superar a Sibyl como era lógico esperar. Cuando la vio llevar las manos a la cabeza temió que pudiera derrumbarse, pero no fue así. Sabía que lo que habían compartido con ella era mucho por la parte que se refería a la historia de aquel lugar y nada al mismo tiempo en cuanto a certezas que les permitieran ubicarse a sí mismos. No tenían forma de saber si el Eón estaba sólo a kilómetros de allí y algunos de sus seres queridos seguían con vida o por el contrario se encontraban a miles de años de distancia absolutamente desarraigados de todo cuanto conocieran alguna vez.

Darya apartó la vista de sus compañeros y miró al horizonte. Sus pupilas se toparon una vez más con las montañas llenas de vegetación y el paisaje bellísimo que rodeaba el lago bajo la luz del sol. Y aun sabiendo que con toda probabilidad el Eón debía ser una comunidad experimental, la angustia por la posible pérdida de aquel lugar le resultó tan real y categórica como la que había sentido cuando Jesu le habló de la pérdida de viabilidad de las semillas que acabaría llevando el mundo a su fin. Si el Eón era un experimento ese fin era falso y la historia no había terminado cien ciclos atrás. No había habido extinción masiva, ni cataclismos, ni lo que fuera que hubiera hecho llegar el fin de la historia, y toda aquella diversidad de vida nunca había desaparecido. Y sin embargo la congoja se había aferrado a su pecho y nada de lo ocurrido hacía sino aumentar la sensación de que algo sobrecogedor había ocurrido en el pasado al mismo tiempo que ocurriría en el futuro. Que algo sobrecogedor se aproximaba. Contemplaba lo que la rodeaba con una mezcla de maravilla y melancolía imposible de desentrañar.

La chica confesó entonces que había estado sola en la nave y tenido acceso a un terminal. La miró de nuevo con atención y después a Faraz.

Lo siento, pero no creo que sea el momento de dejar de preocuparse —lo miró directamente con una mezcla de apremio y disculpa en los ojos—. No tardaremos mucho en dejar de estar a solas y para tratar de no cometer errores y tomar una decisión respecto a qué contar tenemos que saber todo lo posible. Y Sibyl estuvo más tiempo que nosotros en esa nave, ¿no es así? —preguntó devolviendo su atención a la chica—. Por favor, cuéntanos qué ocurrió cuando estabas sola.

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30/04/2019, 11:07
La Cándida Rosa

El tejido de las prendas con las que se habían bañado se secó con extraordinaria rapidez. El sol calentaba la piel de Ryu manteniendo el interior de su cuerpo fresco, vigorizado.

Hasta ellos llegó aroma a comida asada. El de los alimentos que reconocían era delicioso. Pimientos, berenjenas, alcachofas, cebolla, zanahorias y patatas. Luego otro, muy aromático, el de la leña, y finalmente uno que sobresalía sobre los demás y que estaba entre el del aceite caliente y la sangre.

A Darya le vino a la mente el traslado en su ambulancia de un quemado de gravedad que no pudo llegar vivo al hospital y a pesar de estar asociado a un recuerdo tan terrible le resultaba apetecible, como a todos los demás. Erik se acordó de una sesión con Rob, uno de sus pacientes más problemáticos, en la que el chico le confesó haber matado, sin querer, a un animal doméstico en uno de sus incendios provocados. Y lo más turbador para él era que a pesar de la profunda pena que le provocó la pérdida de un ser tan querido como su propio perro el olor que desprendía le abrió el apetito y desde entonces soñaba, a menudo, que se comía su cadáver, asado por el fuego, pesadilla de la que despertaba sudoroso y hambriento.

Notas de juego

Editado: Darya no ha podido sacar ninguna conclusión más de los gestos entre Rasul y el príncipe, pero tendré en cuenta esa tirada para futuras observaciones :-)

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30/04/2019, 23:20
Ryu Akahoshi

Darya tenía razón en que quizás era demasiado rápido para juzgar y para hacer conjeturas, pero no me había ido mal en mi vida siendo así tampoco. Sin embargo, presentía que en esta situación era mejor tener más precaución y escuché sus argumentos con tranquilidad. Quizás me había apresurado al pensar que el Eón era una comunidad experimental, pero me pareció la conclusión lógica de lo que hablaba la señora de la casa…

Quise hacer un inciso con respecto al Gólem -Si bien lo expresé como si se tratara de un ser ahora que lo dices, Darya, me doy cuenta de que lo he hecho mal. No sabemos si se trata de un ser concreto pero yo creo que sí de una inteligencia, creo que como tú planteas es algo que podría haber sido una inteligencia artificial que cobró una autonomía de algún tipo, la verdad es que no soy experto en esos sistemas para nada -me sinceré.

No me di cuenta de que lo mismo que habían hecho con nosotros al darnos la información de golpe lo habíamos repetido nosotros con Sybil y al verla agarrarse la cabeza me sentí tan identificado a como yo me sentía hacía unos instantes en la terraza y tan mal por ella que quise confortarla de alguna manera… Pero la verdad es que teníamos poco tiempo. Era crudo, pero era cierto y teníamos que sopesar nuestras posibilidades. Miré a Sybil y arqueé las cejas -¿Estás sugiriendo que estamos en otro planeta que no es la Tierra, uno más joven? ¿O estás diciéndonos que por las pruebas que has visto documentadas en el Eón esto es el pasado? -pregunto algo sobrepasado -Porque si es como nos han dicho aquí y el Eón era una comunidad cerrada también cabe la posibilidad de que esas pruebas fueran fabricadas... Aquí manejan una tecnología que yo no he visto jamás y nos han dicho que hay otras tecnologías que todavía no comprenden, como la que nos mantuvo en una suerte de hibernación durante estos años -deslicé -Quién sabe de qué era capaz la inteligencia autómata de la que nos han hablado...

Luego la muchacha contó que se había quedado sola en la nave que esta le había pedido los decimales de Pi en una terminal de acceso, a lo que Faraz contestó casi inmediatamente con una tranquilidad que me resultó chocante, quizás estaba en shock... O peor, pasivo y entregado a lo que fuera a ocurrirnos, fuera lo que esto fuera.

Escuché luego el planteo de la capitana sobre no deberle nada al Gólem y me crucé de brazos mientras fruncía el ceño un poco; es cierto, no podía negarlo y sin embargo… -No sé cómo expresarlo, si es mi instinto de supervivencia o mi natural desconfianza -o mi problemas con confiar en general -, pero me siento reticente a decirles todo -hago un gesto que indica que yo tampoco sé qué hacer -Ellos dijeron que temían que dentro de nosotros hubiera una amenaza de algún tipo y contar todo quizás podría condenarnos, pero al mismo tiempo si tengo algo dentro de mí, algo puesto como una bomba de tiempo, que amenazare todo esto… No querría que estallara. No querría ser partícipe de la destrucción de este mundo.- Me apoyé contra el pasamanos de la escalinata y miré alrededor suspirando largamente, con una punzada de angustia en el corazón.

-Yo no creo que lo de la nave fuera un sueño -sostuve, contestando de pronto a lo que Darya había preguntado hacía un rato -Creo que fue real, al despertar no tuve esa sensación de la que hablas. Por qué esa inteligencia nos mandaría a un planeta lejano, a una nave para mostrarnos lo que nos mostró se me escapa del entendimiento… -negué frustrado -Quizás sí deberíamos decirles todo y tratar de unir las piezas juntos -propuse -Pero haré lo que la mayoría diga.

Aromas deliciosos amenazaron entonces con desconcentrarme, antes de darme cuenta estaba salivando como un can entrenado. La comida con el sóter me daba expectativa, pero sobre todo la charla con el enviado de rescate que habían dicho. Miré hacia Sybil esperando a que relatara lo que había ocurrido en la nave.

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01/05/2019, 16:28
Ryu Akahoshi
- Tiradas (1)

Notas de juego

Dire, si quisiera hacer una tirada para tratar de leer a Faraz, si está bien o no, si hay algo extraño en él...

Nota del dire: Tira en abierto sin poner dificultad y que Micaelian te conteste si piensa que has superado la dificultad de leer algo así en su personaje.

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01/05/2019, 19:46
Sibyl Hadue

Los labios de Sibyl se curvaron de inmediato, devolviendo la sonrisa a Faraz por una mezcla de instinto y empatía. Quería hacerle caso. Relajarse, disfrutar de aquel paisaje maravilloso y olvidarse de todo hasta que fuese la vida la que la llevase en alguna dirección. No era una rebelde, ni siquiera era una persona demasiado decidida o resolutiva, bien que lo sabía ella misma. Pero tenía la cabeza tan llena de ideas, teorías y posibilidades imposibles, el pecho tan oprimido por la angustia de la incertidumbre, que no pudo hacer otra cosa que negar suavemente con la cabeza. 

No creo que sea capaz —confesó, con un tono con el que parecía disculparse con él por llevarle la contraria.

Después su mirada se desvió hacia Ryu, al que no supo en un primer momento cómo responder. Sus preguntas le hicieron bajar los ojos a sus propias manos y se quedó contemplándolas en silencio mientras le escuchaba. En su interior tenía lugar una lucha interna de difícil resolución. Y mientras él hablaba, la nariz de Sibyl se ensanchó cuando el aroma de la comida se coló entre los del jardín y un hambre que no había notado que tenía se sumó a la sed que llevaba un rato aplazando. Al notar que salivaba alzó la mirada y levantó un poco la barbilla para captar mejor el olor que estaba despertando sus sentidos. Había algo, no obstante, en él. Algo disonante, ajeno, una nota que se le hacía desconocida y que apretaba su garganta con algo parecido al miedo, al mismo tiempo que tensaba sus tripas con apetito.

Miró hacia Darya al fin y asintió a su pregunta con la cabeza, aunque aún necesitó un par de segundos para ordenar sus ideas antes de que la mirada de Ryu la apremiase a responder. 

—Cuando se acabó el tiempo todos vuestros cascos se encendieron en un fogonazo —dijo, empezando por el final que había sido el principio—. Y las... carcasas... —Se resistía a usar esa palabra que parecía despersonalizarlas, pero no encontró una mejor y la pronunció a regañadientes— empezaron a ponerse en fila para entrar en el ascensor. Esas letras que flotaban decían que se había abortado la asignación. No sabía si debía seguirlas, pensé que tal vez volveríais a entrar en ellas, o algunas otras personas lo harían, y tal vez podría ayudarles al llegar. Pero también quería pensé que debía quedarme y tratar de sacar información del ordenador.

Se mordió el labio inferior por un instante, en un gesto que traslucía lo difícil que le había resultado tomar esa decisión. Luego siguió hablando, con una cadencia suave.

—Al final subí al ascensor. Pero entonces uno de los cascos me miró. Y creí sentir su curiosidad y su... deseo. Su deseo de ser y no sólo existir. Me dio mucho miedo. —Frunció un poquito la nariz y desvió la mirada hacia el agua. Se sentía ridícula explicando el motivo de su temor. Ridícula e insignificante. Carraspeó un poco antes de seguir, sin atreverse a mantener la mirada de ninguno—. Así que cuando llegamos arriba yo me quedé en el ascensor. No me atreví a ir con ellos. Creí que volvería a bajar al mismo sitio, pero era una sala distinta. Casi igual, pero vacía. Sólo había una silla y un terminal. Pedí un... —Hizo memoria, recordando las palabras que había usado imitando a Ratón«Reporte de las asignaciones actuales de la nave». Y en la pantalla sólo aparecí yo. Medusa. Me confié, pensé que podía averiguar qué había pasado con vosotros... Así que le pedí que me mostrase el estado de la última asignación de Páprika —Miró a Darya—. No sé qué esperaba conseguir. Que me dijese que estabas en casa, tal vez, o... —Se encogió de hombros en un gesto que hizo oscilar sus rizos—. También le pedí la distancia y situación de la Tierra. Y la fecha allí. 

Le picaba la garganta después de hablar tanto y volvió a carraspear. 

—¿Tenéis agua? —pidió, pero no esperó a la respuesta antes de seguir con su explicación—. No lo hice bien porque entonces el ordenador detectó que pasaba algo raro conmigo y dijo que necesitaba una guía cognitiva o algo así. —De nuevo su mirada esquivó a los demás con la sensación de haber fallado—. Me mostró un vídeo en la pantalla y ahí estaba yo. No era yo en realidad. Era mi cara, mi cuerpo, mis ojos, mi voz... Pero era una yo diferente, como si hubiera tenido otra vida. Esa yo me dijo que la máquina me había notado confusa y que tenía que recuperar mis recuerdos. Dijo... —Pensó un instante y citó— que éramos su pieza más valiosa. Me dijo que iba a grabar algo íntimo que me ayudaría a recordar y me enseñó a una mujer. Era pelirroja. Eran amantes o pareja, no lo sé muy bien. —Pasó rápido por esa parte para llegar al final—. Y entonces me dijo que si eso no había funcionado tenía que recitar los decimales del número pi. Pero no uno o cinco, sino muchos, uno detrás de otro. 

Se quedó callada, por un momento pudo parecer que iba a abstraerse en la contemplación del lago y que no iba a añadir nada más, pero entonces siguió hablando.

Fallé también en eso —dijo, con cierta resignación—. Y entonces me desperté aquí. 

Su mirada buscó a Ryu y contempló sus rasgos antes de negar despacio con la cabeza. 

No sé qué sugiero. No sé qué pensar —reconoció—. Tal vez tienes razón y el Eón es una mentira. Pero no puede ser una colonia pequeña, es enorme. Y si ese Gólem o lo que sea nos engañó con el Eón, ¿cómo sabes que no nos engaña ahora? —Su mirada buscó el lugar por el que había llegado al embarcadero y su mano dibujó un leve ademán hacia allá—. Hace... nada, unos minutos, creía estar en una nave a años luz de la Tierra. Y antes de eso estaba en el Paraninfo, justo antes del cambio de Ciclo. Y ahora estoy aquí. Todo el espacio-tiempo ha perdido el sentido para mí. ¿Cómo podemos saber qué es real y qué no? ¿Mi vida en el Eón no es real? ¿Esto lo es?

Suspiró y miró a Darya, con una fina arruguita de preocupación naciendo entre sus cejas. 

—Os han dicho que tenemos una misión... En la nave nos llamaron testigos. ¿Y si nuestra misión es ser testigos de algo, aquí? ¿Y si estamos aquí para ver algo? —Le daba miedo definir ese algo incluso para sí misma—. Justo antes de llegar a la nave acababa de aceptar una beca para investigar el fin de la historia. Yo... no sé... ¿es casualidad que ahora estemos en plena historia? —preguntó, insegura, buscando en los ojos de la pelirroja alguna seguridad a la que aferrarse—. Porque sea como sea no estamos en el Eón.

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02/05/2019, 13:22
Faraz Snowden

La expresión corporal de Faraz es relajada, y sus facciones transmiten una serenidad casi estoica. Su actitud, sin embargo, no parece de conformismo o aceptación nihilista, aunque tiene un extraño brillo en los ojos que podría indicar cierta incredulidad, o acaso evocado por un estado de remembranza contemplativa.

Notas de juego

Sí, Faraz puede ser un poco intensito a veces... Con un 8 en tu tirada, te he dado las pistas básicas pero me he mantenido algo ambiguo en los detalles. Siempre puedes preguntarle... ;)

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03/05/2019, 00:27
Faraz Snowden

Frunzo los labios en una especie de sonrisa desmotivada cuando Darya insiste en interrogar a Sibyl, y devuelvo la vista al horizonte con un leve encogimiento de hombros. Aunque no digo una palabra, permanezco atento a todo cuanto dicen mis compañeros. Creo que entiendo sus razones, pero tengo la sensación de que se han quedado estancados dando vueltas a los mismos temas y que gran parte de su angustia es en vano. Ahora la excusa es que debemos decidir qué contamos y qué no, cuando lo cierto es que no estamos en posición de poder tomar una decisión así. Nos faltan muchas piezas del rompecabezas, y no podemos estar seguros de nada.

De nada.

Es verdad, si contamos el episodio de la nave, tal vez nuestros anfitriones nos consideren una amenaza, aunque quizá lo hagan de todos modos. Por otro lado, si omitimos esa parte del relato, tal vez hagamos lo correcto, o puede que estemos privando a estas personas de una información esencial que les permitiría ayudarnos, por no mencionar que primero tendremos que ponernos de acuerdo, en el poco tiempo de que disponemos, en una historia que explique de qué nos conocemos, cosa que a estas alturas ya resultará obvia para alguien que sea mínimamente observador. Hay demasiados factores que escapan a nuestro control, y no importa cuánto discutamos o cuánto lo meditemos, no podemos cambiar eso. No sabemos quiénes son nuestros hospedadores, ni lo que saben realmente. No tenemos ni idea de los planes que pueden albergar para nosotros. No conocemos la historia ni la cultura de este lugar. ¡Ni siquiera reconozco la mayoría de las flores de estos jardines! Darya y Ryu se niegan a ver esto, y cada vez que los miro, tengo la sensación de que están intentando ganar la partida de un juego del que no conocen las reglas.

No hay casa a la que volver.

Una vez más, me sorprende la franqueza con la que esta idea golpea mi interior. ¿De verdad lo he aceptado tan rápido? ¿O estoy obligándome a mí mismo a decirme «Faraz, esto es lo que hay» para minimizar el impacto emocional de saber que toda mi vida ha sido una mentira? El tronco flexible y dúctil no se parte en la tormenta. ¿Estoy intentando ser flexible y dúctil, adaptarme a los acontecimientos tal como vienen? O quizá…

Quizá una parte de mí prefiere esto a lo que tenía.

Las palabras de Sibyl me devuelven al aquí y ahora. Su relato es fraccionado, confuso, aunque hace lo posible por no perder el hilo. Hay demasiadas cosas que no entiendo. Demasiadas preguntas retóricas.

—¿Y si no hay misión? —digo de repente, con voz neutra, mirando unos pájaros que revolotean cerca—. Has dicho que las letras decían que se había abortado la asignación. ¿Y si ya no tenemos misión? —Me vuelvo despacio, con un rostro tranquilo, despreocupado, como si acabase de comentar que ha empezado a soplar viento—. Esto es real, Sybil, igual que tu vida en el Eón lo fue, por mucho que pudiera estar basada en mentiras. Puede que ahora también nos estén mintiendo, no lo sabemos, pero eso no cambia el hecho de que tu vida… nuestra vida es real, sencillamente porque es. Porque somos, porque existimos. Porque podemos hablar de esto en este preciso momento. —Mis ojos brillan y buscan los de los demás cuando pronuncio estas últimas palabras, pero conforme más hablo, más me da la impresión de estar divagando. Necesito volver a guardar silencio, dejar de ser el centro de atención. Como respondiendo a esa necesidad, un delicioso olor llega traído por la brisa. Está compuesto de aromas de lo más diverso, y hay un gran número que no logro identificar, pero estimula mi apetito de todos modos. Inspiro profundamente por la nariz, con los ojos cerrados—. ¡Qué bien huele! Creo que alguien está preparando un banquete en nuestro honor. ¿Alguien tiene hambre?

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03/05/2019, 08:02
Darya Gevorkian

La propuesta de Ryu de que su misión pudiera estar relacionada con el fin de la historia le heló la sangre. En ningún momento había pasado por su cabeza y se cubrió la boca con ambas manos buscando inútilmente en su interior un recuerdo, una sensación, algo que negara esa posibilidad, pero no sabía el modo de hallarlo. Y cuando Sibyl terminó de hablar, el miedo a que se les hubiera enviado a contemplar ese fin se deslizó en sus palabras. Después de todo lo que había escuchado ninguna posibilidad le parecía descabellada. Por desgracia tras la narración de Sibyl algunas piezas comenzaban a encajar.

Darya miró a Faraz confusa. Que se hubiera abortado o no la misión no negaba que hubiera existido una y conocerla no sólo era importante para sus anfitriones, sino que tal vez fuera vital para ellos, pudieran averiguar cuál era o no. ¿Había algo que impidiera que cayeran todos inconscientes en aquel mismo momento y despertaran en la nave en una nueva asignación? Observó con atención su rostro y se quedó preocupada cuando habló de la comida. En la nave se había inquietado por Adrien porque era evidente el estado de negación en que se encontraba. Ahora se daba cuenta de que había escuchado muy poco hablar a Faraz y no era capaz de discernir si algo parecido le estaba ocurriendo a él mismo aunque en su caso aparentaba estar en paz. Buscando una respuesta miró fugazmente el rostro de Erik. Después se dirigió de nuevo a Faraz más por volver a cruzar la mirada con él que por incidir en lo que quería decirle. Se preguntaba si no habría dejado seres queridos en el Eón o por el contrario plantearse su posible pérdida era demasiado doloroso para él. Si era así todo lo que iba a decir a continuación tal vez sería otra bomba que no podría asimilar. Pero para ella no era el momento de callarse nada.

Por supuesto que esto es real, tienes razón. Y lo es que estamos aquí y que somos quienes siempre hemos sido. En eso no deben confundirnos pase lo que pase. Somos quienes siempre hemos sido tanto como el cielo es el mismo —dijo apoyándose en las palabras con que él la había reconfortado antes.

El aroma de la comida llegaba hasta el embarcadero acompañado de un olor similar al de la carne quemada. A pesar de que extrañamente parecía apetecible frunció la nariz y tratando de no desconcentrarse buscó las manos y la mirada de Sibyl.

En cuanto hablemos con el rescatador sabremos si el Eón es una comunidad experimental —dijo tratando de ofrecerle alguna certeza—. Lo más seguro es que las tengan censadas así que podrá sacarnos de dudas, pero debemos esperar a que llegue con el sóter esta noche. Hasta entonces, hasta que podamos hacernos una idea mejor, estoy de acuerdo con que no contemos nada en relación a la nave si os parece bien —miró a Ryu al decir esto, asintiendo a lo que él había expuesto—. Al rescatador también podremos preguntarle por nuestros compañeros. Si al desaparecer de la nave nosotros despertamos entonces ellos deben haberlo hecho también, ya que Sibyl vio cómo nos —buscó una palabra que no sonara demasiado espantosa— desvanecíamos todos al mismo tiempo. Eso sí, si preguntamos por los demás quedaremos vinculados a lo que ellos hayan podido contar y ellos a lo que nosotros hayamos revelado. Aún así creo que debemos tratar de encontrarlos; tenemos que ayudarlos —buscó confirmación mirando los gestos de todos aunque imaginaba cuál sería su respuesta.

Sibyl, esa “otra tú” que se te mostró en la nave podría ser un clon —había omitido esa parte en su narración pero ahora parecía decisiva—. En esta casa hay una niña, Beatrice, la melliza de la pequeña que te acompañó hasta aquí, que es idéntica a mí a su edad. Me han confirmado que somos clones y por eso también ansían saber sobre la misión del Gólem, pues la propia hija del sóter es producto del mismo experimento. Nos han explicado cómo ocurre el nacimiento de estos clones y el proceso es de tal manera que es posible que se vaya repitiendo a lo largo del tiempo. Quiero decir que cada cierto tiempo puede nacer uno de modo que podrían encontrarse individuos genéticamente idénticos a lo largo de las generaciones. A lo que quiero llegar es a que no creo que el mío sea el único caso —apartó la mirada de Sibyl para trasladarla sobre los otros—. Cuando supe que era un clon pensé que tenía que estar vinculado con haber sido testigo en la nave, no podían no estar relacionados dos hechos tan extraordinarios. Y todos vosotros también habéis sido testigos, incluso Sibyl ha visto a quien podría ser un clon suyo en el vídeo. Es más, en aquellas carcasas también habían órganos, había una parte biológica como comprobamos al ver el fallo de asignación. Pero con nosotros hubo otro tipo de fallo, ¿no creéis? Llegamos hasta allí y pudimos manejar las carcasas pero no sabíamos dónde estábamos y cuál era nuestra misión. Lo que ha visto Sibyl creo que demuestra que estaba previsto que hubiéramos “recordado” algo, pues clones nuestros podrían haber estado allí antes, como en su caso. Aunque la palabra no es “recordar” —meditó— ya que no somos nosotros quienes hemos vivido antes esa experiencia. Pero tal vez cuenten con la tecnología para trasladar conocimientos entre clones… Suena absurdo, ya lo sé —se disculpó de antemano—, pero tal vez fuimos llamados a la nave a reemplazar a los que habían muerto o tal vez fuera el momento programado para que se nos hiciera llamar. Pero al desaparecer de allí o bien volvimos a nuestro cuerpo porque el Eón es una comunidad experimental o bien estos no son nuestros cuerpos de origen y en lugar de volver al Eón hemos llegado a la historia miles de años antes —los miró con gesto grave—. Suena todavía más demencial, lo sé, pero yo antes tenía cicatrices que ahora no tengo, apenas se ve un leve enrojecimiento como si fuera un eco de ellas —por un momento pensó en mostrarlas pero se abstuvo—. Si es también vuestro caso, si tenéis alguna marca o lesión en el cuerpo que no fuera genética, por favor, comprobad si sigue ahí.

Sibyl, perdona una pregunta más —si tenía la respuesta le haría bien compartirla y no quedarse para sí todo el peso de semejante información—. Imagino que habrán pocas certezas sobre los tiempos más oscuros pero, ¿se tiene alguna teoría acerca de en qué momento de la historia ocurrió lo que fuera que la llevara a su fin?

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada de empatía para tratar de comprender cómo se siente Faraz.

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03/05/2019, 19:12
Faraz Snowden

La expresión corporal de Faraz es relajada, y sus facciones transmiten una serenidad casi estoica, aunque da la sensación de estar reprimiendo sus emociones, quizá a través de la autosugestión o de alguna forma de meditación. En todo caso, su actitud no se limita al conformismo o a la aceptación nihilista, sino que percibes en él la intención sincera de reconfortar a los demás, pero tiene un extraño brillo en los ojos que parece nacer de la admiración por la belleza de este lugar, acompañada por un estado de remembranza melancólica.

Notas de juego

No sé si he sido muy ambiguo o excesivamente revelador, pero qué vamos a hacerle… Estáis intentando entender a Faraz cuando no se entiende ni él, el pobre. XDDD

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04/05/2019, 13:17
Faraz Snowden

Me alegro al oír las siguientes palabras de Darya, y mis labios se arquean tímidamente hacia arriba, aunque mis ojos no llegan a encontrarse con los suyos. Temía que esta experiencia, especialmente todo el asunto de los clones, la hubiese afectado de forma irreparable, dañando su idea de sí misma, pero parece que entiende que, sin importar lo que suceda, somos y seguiremos siendo nosotros mismos, que nada ha cambiado en nuestro interior, aunque todo lo demás sí lo haya hecho.  Que nada de esto podrá afectarnos.

Porque no podrá.

Entonces, ¿por qué preocuparse por misiones y cometidos como si alguien hubiera escrito nuestro destino? Si conservamos la calma y mantenemos los ojos abiertos, llegaremos a comprender mejor nuestra situación que discutiendo entre nosotros y tratando de responder preguntas sin respuesta. No puedo culparla, pero las hipótesis solo sirven si existe algún modo de contrastarlas; de lo contrario, no son más que conjeturas, y conjeturas es lo único que podemos hacer ahora.

Pero de pronto, Darya sugiere algo que tiene todo el sentido del mundo, y que no se me había ocurrido, tal vez porque me negaba a admitirlo.

Nada nos garantiza que no podamos volver a ser transportados a algún otro lugar extraño y horrible.

Por alguna razón, al creerme liberado de la manipulación del Eón, también había llegado a pensar que nada más podía ocurrirnos. La belleza de este lugar me había hecho sentir invulnerable. Qué absurdo soy. Suspiro lentamente, y bajo la mirada a algún lugar del suelo que nos separa a Darya y a mí.

—¿Y si nos preguntan directamente sobre lo de la nave? —pregunto despacio—. ¿También lo negaremos? Tal vez ya lo sepan. Incluso puede que ese… rescatador conozca otros casos. No sabemos si ocultar esa información nos puede perjudicar. No sabemos nada… —Mi voz se vuelve casi inaudible con mis últimas palabras. Permanezco un rato en silencio, meditando, y elevo la vista, mirando de nuevo a mis compañeros—. ¿Y qué les decimos? ¿De qué nos conocemos?

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06/05/2019, 04:12
Ryu Akahoshi

Escuché el relato de Sybil entre el asombro y la estupefacción. Las cosas tomaron un cariz más oscuro en cuanto nos contó lo que ocurrió cuando nosotros fuimos desterrados de la nave antes que ella, frases horrorosas que solo una máquina puede dar y experiencias desoladoras sumieron mi mente en una confusión similar a la de las nubes que entremezclan la conciencia con la imaginación al despertar de una pesadilla: "asignación abortada", una de las carcasas mirando a Sybil con deseo de existencia, "guía cognitiva". Sentí un escalofrío recorrer mi espalda cuando dijo que la máquina o el programa que corría en la nave le había expresado que éramos "su pieza más valiosa". Su pregunta sobre si habíamos sido enviados para presenciar algo me hizo estremecer... Que no sea el fin de todo esto porque no creo que pueda resistirlo, me dije a mí mismo.

Luego intervino Faraz y también le presté atención en silencio, a pesar de estar en desacuerdo con lo que expresaba -o con la forma de expresarlo- podía entender qué lo motivaba a protegerse a sí mismo de todo este horror, de las preguntas, de la terrible incertidumbre. Y si no hay misión... Me quedo pensando en esa frase mientras Darya toma la palabra ya sobrepasado de preguntas, de cuestiones existenciales: Darya y Faraz tienen razón, los dos.

Permanecí todavía de pie, apoyado contra la piedra que por un instante percibí como lo único real al punto de que ni siquiera lo era yo, de que bien podía disolverme en el viento, tornarme agua y regresar escalón abajo al lugar infinito del que supuestamente todos veníamos. Y todavía no sé qué mierda es una libélula, pensé con amargura.

La idea que de fuéramos clones, de que hubiéramos tenido clones en otras eras me dio más terror aún: ¿Desde cuándo estaríamos dando vueltas por la historia, cuál sería nuestra versión verdadera, hace cuánto tiempo la máquina o persona que ha orquestado todo esto está manipulando nuestras vidas? Testigos. Éramos testigos... Lo somos, me di cuenta de pronto mirando alrededor.

-Si no tenemos misión no quiere decir que no estemos librados de desaparecer como bien ha dicho Darya -destaqué, volviendo sobre el tema por la necesidad de expresar mi opinión -¿O vamos a vivir tranquilamente la vida que nos toca en cada lugar al que seamos asignados sin pensar en que cada vez que se nos destine a otro lugar u otro tiempo las personas que queremos se irán irremediablemente de nuestras vidas? No, yo quiero saber, necesito saber -expresé con un tono de voz ríspido -Necesito saber por qué, para qué y de ser posible, recuperar el control de mi destino de alguna manera, no resignarme a ser un títere de otra inteligencia superior -me separé de la pared y comiencé a caminar yendo y viniendo por los mismos dos metros como un tigre en una jaula, de pronto paré en seco y dije, como si hacerlo fuera imperioso -Me niego, todo esto me parece perverso.

Cerré los ojos buscando la calma, me los froté por el cansancio mental que esta charla me estaba dando -También es cierto que no podemos dar vueltas alrededor de conjeturas -concedí a Faraz -Creo que sería astuto y conveniente planificar como lo estamos haciendo ahora, porque sea como sea tendremos un enemigo: esta sociedad que sospechará de nosotros y de lo que ellos sospechan que escondemos o la entidad que nos ha enviado porque no le gustará que nos hayamos salido de la red, de la maquinaria -expuse mis ideas -Preguntemos al rescatador todo lo que necesitemos y obviemos la nave a menos que surja la necesidad, o si nos lo traen a colación; preguntemos por la vida en el Eón, cómo era el mundo fuera de esas comunidades experimentales, Sybil quizás deberías contrastar toda la información que poseas al respecto -la miré mientras hacía la propuesta -Darya, tú podrías deslizar el comentario sobre los alimentos y las semillas defectuosas para que te contesten cómo es que suponen que el alimento se llevaba del mundo exterior al Eón -dije también como posibilidad, luego agregué -A lo que me refiero es a que toquemos los temas que nos interesan tangencialmente, preguntemos por nuestros compañeros también aunque no sé bajo qué excusa -me sinceré y los miré buscando ideas. -Podemos votar para ver quiénes están de acuerdo en callar y quiénes en desvelar todo -propuse, tampoco era cuestión de imponer opiniones.

A la pregunta de Faraz luego de pensarlo un poco recordé algo -Yo estuve en el Cuerpo Cívico y creo que Darya dijo en la nave que había estado en él -la miré para que me corrigiera si no era así -Si se quería ser un ciudadano respetable en el Eón se tenía que pasar por su tamiz, ¿Ustedes han estado realizando tareas de algún tipo en él? -pregunté mirándolos a Sybil, a Erik y a Faraz alternativamente.

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07/05/2019, 00:00
Erik Du Mont

Erik se mantuvo en silencio, escuchando el relato de Sibyl y las ideas de sus compañeros sobre lo que podría haber sido todo aquello, el significado de lo que habían vivido o habían creído vivir, intentando formar la que ahora era una difusa línea entre lo real y lo que podría haber sido un sueño. El problema era identificar qué era exactamente lo real. ¿Lo que antes habían sido sus vidas, algo que parecía ser un experimento de un ente superior y desconocido para ellos? ¿Los androides, o más bien las memorias que habían sido trasladadas a ellos, varios miles de años en el futuro? ¿El idílico lugar sin respuestas en el que se encontraban ahora, tras haber despertado de un inexplicable sueño sin envejecer durante treinta años? 

Todo resonaba confuso en la mente de Erik, tanto que no se percató a tiempo del sufrimiento que debía de estar pasando Sibyl al haber conocido algo más que ellos, una cuarta opción que la representaba a ella en una vida que no era suya o que por lo menos no recordaba. Cuando lo hizo, los demás ya se habían adelantado, provocando en Erik un sentimiento de agradecimiento y comprensión, incluso algo de comodidad. Como había dicho él mismo a Darya, no estaban solos. Y Erik sentía que había sido afortunado al coincidir con aquellas personas de buen corazón.

Poco a poco, inspirado por la necesidad de Ryu, Erik comenzó a comprender algo. Algo que se le había pasado por alto y que era lo más obvio y a la vez más genérico. Había una quinta realidad, una totalmente abstracta y difícil de encajar, que abarcaba todas las contempladas anteriormente. La simple realidad que decía que todo lo que habían sentido y vivido era real, que todo existía y a la vez era totalmente imposible que lo hiciera. Una realidad general, que la única implicación que tenía era aquellas personas con las que se encontraba, sus nuevos compañeros, que habían pasado por esa realidad también. El solo hecho de que se conocieran era lo que le daba consistencia y sentido a esa realidad, y en ese momento era la única en la que podía confiar. 

Sintiéndose verdaderamente aliviado por ello, observó a los demás, sabiendo que los demás también necesitarían algo a lo que aferrarse si querían evitar colapsar ante semejante locura en la que se encontraban. El olor de algo que sugería ser comida le desconcertó, haciendo que su cerebro se debatiera entre si lo que estaban preparando era algo comestible o no. El recuerdo de lo que le contó Rob en una de sus sesiones llegó a su mente, obligándole a fruncir el ceño. Sólo podía esperar a comprobar qué era aquello, igual que la mayoría de preguntas que tenía para la comida. Pero primero debían concertar sus respuestas entre ellos.

- Me parece bien evitar el tema de la nave. - respondió, sintiéndose algo extraño levantando la voz tras tanto tiempo en silencio - Al fin y al cabo es algo que nosotros no entendemos y que seríamos incapaces de explicar por muchas preguntas que nos hicieran. Lo mejor será, como dice Ryu, intentar recopilar las piezas de información que podamos conocer. - le señaló con la mano, asintiendo y dejando claro que en eso le daba toda la razón. Seguidamente miró a ambas mujeres - La información que conocéis, tanto de la posible destrucción en un futuro de las semillas, como la destrucción del mundo en el pasado... Es algo que no conoce todo el mundo. Si realmente hay una misión, es muy posible que necesitásemos saber de ello para completarla. - asintió pensativo, intentando encajar todo en el puzzle - Darya, el hecho de que tus cicatrices no estén tan visibles como antes, podría deberse a que efectivamente tu cuerpo anterior las ha curado de alguna forma. La otra opción, más improbable, de que esto sea el pasado... - Erik cabeceó varias veces mientras entrecruzaba las manos, como si le costase pensar en ello como una opción - Implicaría que todos teníamos aquí un cuerpo, ya preparado, para que nuestra mente se trasladara aquí desde la nave. Eso querría decir que la tecnología de la nave ya existe en esta época y de alguna forma te hiciste esas mismas marcas en el pasado. Pero si la nave ya existía... eso plantea otra posibilidad más. - respiró hondo, mirando a los demás. No les iba a gustar - Recordáis la nave, ¿verdad? Había una persona allí... Aunque su sistema falló y desgraciadamente murió en el espacio... - Erik separó poco a poco las manos y las bajó, cual director de orquesta queriendo silenciar las voces de los demás, mientras él mismo terminaba de asimilar esa idea - Es sólo una teoría, pero me resulta más... creíble que un viaje temporal. Usando el mismo idioma y estando en un mundo totalmente distinto... Podría ser que ni siquiera estemos en nuestro mismo planeta. Si las semillas se convirtieron, o convertirán en un problema, tal vez necesitemos buscar vida nueva. En otro lugar mucho más lejano. El idioma se trasladaría, junto con algunas especies de plantas y animales. Y para evitar que se mezclen constantemente los mismos genes en una sociedad aislada, tendría sentido que se utilizasen recursos como la introducción de genes ajenos... Es decir, como el "clon" de Darya. - miró a esta última y finalmente sacudió la cabeza - Es una locura, lo sé, pero me resultaría mucho más creíble que un viaje en el tiempo. 

Erik permaneció en silencio, pensando aquella teoría y todo lo que significaría para la especie humana y para ellos mismos. Su hija estaría mucho más lejos de lo que esperaba, pero tenía que considerar todas las posibilidades. Y afrontarlas como fuera posible. Intentando cambiar rápidamente de tema, asintió a Ryu y respondió a la pregunta que había hecho.

- Yo también servía en el Cuerpo Cívico, como profesor de Psiquiatría. - miró a los demás alternativamente, esperando sus respuestas para ver qué quería decir Ryu exactamente con ello.

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07/05/2019, 20:35
Faraz Snowden

Ryu parece nervioso. Tiene motivos, como todos aquí, pero temo que en su desesperación haya podido malinterpretarme. ¿De verdad piensa que yo no quiero entender lo que nos ocurre, o por qué? Reflexiono unos segundos sobre ello, y me pregunto si acaso, en mi esfuerzo por mantener la cabeza fría y evaluar la situación con calma, no estaré dando a entender que me he dejado vencer por la apatía. Nada más lejos de la realidad, pero angustiarse rara vez resulta de ayuda. Hay demasiadas cosas sobre las que no tenemos conocimiento ni control, por lo que ninguna decisión que tomemos estará lo bastante informada como para carecer de riesgo. Odio las apuestas, y sin embargo, estamos obligados a apostar… pero hay que centrarse en aquello que podemos controlar, y por desgracia, aunque entiendo la necesidad de expresar nuestras preocupaciones en voz alta, creo que tratar de dar más o menos credibilidad a una u otra posibilidad de una infinidad de ellas, ninguna más o menos descabellada que las demás, es una tarea fútil que consume nuestra energía y nos tiene dando vueltas en círculos.

—Antes, de camino aquí, he visto un edificio que parecía una biblioteca. Tal vez allí podamos recabar más información antes de dar un paso en falso —sugiero, repentinamente animado por haber hecho probablemente mi primera aportación útil desde que hemos empezado a hablar—. No hay mucho tiempo, pero si nos repartimos la tarea, cada uno de nosotros podría buscar libros sobre un tema distinto y después poner en común lo que aprendamos… Historia, costumbres, leyes… cosas así. —No puedo evitar mirar a los demás como si acabase de decir la tontería más grande del mundo, pero tampoco quiero convertirme en un lastre. Después, respondo a la pregunta de Ryu—: Yo también trabajaba para el Cuerpo Cívico. Cuidaba de niños pequeños con enfermedades graves.

Y de pronto, un acceso de preocupación se abre paso en mi interior. Miles y su miedo por los zombis; Farah, con sus gafas de plástico lila; Kirima y sus entrañables rabietas. ¿Qué habrá sido de ellos? ¿Seguirán…?

Tardo unos segundos en darme cuenta de que estoy llorando.

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07/05/2019, 20:39
Sibyl Hadue

Una vez acabó su relato Sibyl sintió un extraño alivio, como si se hubiera liberado de parte de las preocupaciones que la angustiaban al compartirlas con aquellas personas. Ni siquiera las conocía apenas, pero eran lo más familiar que había encontrado desde que se había perdido a sí misma. No se le daba bien estar sola y no quería volver a separarse de ellos a no ser que fuese para regresar... si es que había algún lugar al que regresar.

Asintió cuando Darya se mostró conforme con no contar lo que habían vivido en la nave a las personas que estaban allí y asintió de nuevo para mostrar su acuerdo con buscar a los que faltaban. Apenas habían compartido ese extraño sueño, o lo que fuese, pero sentía la necesidad de asegurarse de que ellos también estaban bien. 

Todo lo que la otra mujer explicó a continuación hizo que los ojos de Sibyl se abriesen más, asimilando sus palabras como podía. Todo eso de los clones le sonaba a ciencia ficción y, sin embargo, encajaba a la perfección con lo que ella había visto. Era aterrador, como asomarse a un abismo, pero al mismo tiempo sentía que saber era mejor que no saber. Sus labios se tensaron por un instante, como si se riese de sí misma. ¿Cómo había podido pensar que se trataba de reencarnación? Se sentía absurda porque esa idea hubiera pasado por su mente y se alegró de no haberla compartido en voz alta. 

—Me pareció que la máquina esperaba que supiésemos qué hacer —dijo, corroborando lo que decía Darya para seguir escuchándola después. 

Se quedó pensativa por un instante al escuchar lo de las cicatrices. Ella no tenía ninguna marca que comprobar, pero bajó la mirada hacia sus manos, comprobando el estado de sus uñas. Normalmente se las mordía y tenía que llevarlas cortas, pero aún recordaba el tacto de las uñas postizas del fin de Ciclo, como si esa sensación se hubiese adherido a sus pulgares. 

—Se sabe muy poco del fin de la historia —respondió al ser preguntada—. Al fin y al cabo, se considera un proceso autolimitante. Hace tanto tiempo de eso que es muy difícil encontrar información útil y tampoco es que la arqueología comparada sea una ciencia prestigiosa de la que haya muchas publicaciones... —Hizo una pausa y centró su mirada en Darya—. Lo que me dijeron al ofrecerme la beca fue que había una teoría que hablaba de un cuello de botella. Todas las personas del Eón provienen en realidad de apenas unas mil personas. —Sus ojos se movieron por los demás al decir aquello—. Podría haber sido una pequeña colonia en sus inicios, una que sobrevivió cuando el resto del planeta no lo hizo. 

Las dudas de Faraz la hicieron mirarlo por un instante, después llevó su mirada de nuevo al agua. Le costaba comprenderlo y, al mismo tiempo, anhelaba esa serenidad que veía en él y que ella solía sentir. Todos ellos estaban llenos de dudas y como única respuesta hasta el momento habían encontrado más y más incertidumbre. Por un momento pareció que su mente se había evadido, alejándose de ellos en pos de las ondas del lago, pero al notar el movimiento nervioso de Ryu, pestañeó y lo siguió con la mirada. 

¿Por qué crees que son nuestros enemigos? —preguntó en voz baja, como si le costase dudar de lo que otro consideraba tan seguro—. Si nos han estado cuidando desde que nos encontraron... 

No dijo más a eso y permaneció en silencio hasta que Erick dijo algo que sintonizó con un pensamiento que ella había dejado atrás, perdido en el oleaje de confusión de su llegada. Entendía a Ovidio cuando hablaba y él la entendía a ella. 

—El idioma, sí —dijo, asintiendo con la cabeza—. Hablan el idioma del Eón y éste fue una construcción a partir de muchos otros. Con lo que, de estar en la historia, no podríamos estar muy lejos de la creación del Eón, temporalmente hablando.Y sin embargo, la pequeña...—. Pero también les he oído hablar de un modo muy extraño, como si usasen un lenguaje arcaico. Creo que podríamos investigar ese punto también.

Ryu parecía haber encontrado un punto en común y ella asintió también con la cabeza. 

—Yo también era voluntaria. Hacía tareas simples, como repartir comidas o acompañar ancianos. Y Ratón también formaba parte del Cuerpo Cívico, lo dijo en la nave. 

Sonrió al escuchar a Faraz decir que había visto una biblioteca. Quizá allí podrían encontrar las respuestas que necesitaban. Sintió que una luz de esperanza se iluminaba en su interior, pero se diluyó un poco al ver que el hombre empezaba a llorar. No sabía qué estaba pasando en su interior, pero entendía que la angustia lo desbordase. Se puso entonces en pie y se acercó a él. Sin decirle nada, lo rodeó con sus brazos y lo abrazó, con la esperanza de que ese gesto lo reconfortase más que cualquier palabra que pudiera pronunciar. 

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07/05/2019, 22:07
Darya Gevorkian

Cuando los ojos de Ryu buscaron confirmación acerca del Cuerpo Cívico, Darya asintió con la cabeza. Sopesaba con atención las palabras de todos mientras desenredaba con los dedos su pelo mojado, ayudándose de esa costumbre para descargar la tensión.

Escuchando a Faraz se sintió aliviada con la lucidez de sus propuestas. Abandonó la impresión inicial de que su mente pudiera estar evadiéndose y en lugar de ello sintió que estaba frente a alguien capaz de controlar sus emociones con una disciplina sorprendente y que en realidad deseaba ayudar al resto a sobrellevar la situación.

Que lo que les rodeaba perteneciera a otro planeta como proponía Erik era un pensamiento que había cruzado su mente al despertar pero al que después no había regresado. Sin embargo, ¿era algo descartable? Recordó el momento en que caminaron por la superficie de la nave y el casco dio información acerca de Pitón, Jericó y Aión. Tapó con su mano a modo de visera el brillo del sol y buscó mirarlo por un momento. Reparó no ya en el paisaje sino en aquel cielo azul, en su tonalidad y sus nubes, en la brisa que sentía sobre el rostro cargada de olores, en la densidad del aire al respirar. Todo le parecía familiar al mismo tiempo que novedoso, los sonidos y los aromas sobre todo. Sopesó la intensidad de la luz y del calor sobre su piel, el efecto de la gravedad sobre su cuerpo… Se esforzó en concentrarse en las sensaciones buscando notas disonantes en las que no hubiera reparado antes.

Faraz, tienes mucha razón al decir que puede que ya tengan información sobre la nave —rompió su concentración dirigiéndose a él y luego a los demás—. Basta con que cualquier rescatado que haya estado antes allí haya contado su experiencia y por lo que sabemos no éramos los únicos destinados a esa nave. Y quién sabe si aún habrán otros o los ha habido a lo largo del tiempo. O que incluso hayan más naves —aventuró con un titubeo—. Me parece prudente no mencionarlo pero me parece justo tener en cuenta algo que habla a favor de nuestros anfitriones —añadió pensativa apoyando la afirmación de Sibyl—: si hubieran querido interrogarnos podrían habernos mantenido separados, sin ningún conocimiento de la situación de los demás para poder manipularnos. En lugar de eso hemos estado juntos, nos han contado múltiples cosas de su mundo e incluso permitido estar a solas. Quiero decir que es posible que sea cierto que respetan ante todo nuestra libertad y dignidad —meditó recordando las palabras de Titania cuando se ofreció a ayudarlos a “incorporarse como hombres libres a la restauración de la humanidad”—. Y hay algo más que juega en nuestro favor: sea lo que sea que el Gólem tuviera reservado para nosotros también lo tenía para la hija del sóter. No pueden pensar en destruirnos sin más sin saber que entonces deberían hacer lo mismo con ella —no había ningún triunfo en su expresión al añadir esto, por mucho que hubiera dicho que la situación les beneficiaba.

Estoy de acuerdo también con Ryu —concluyó buscando responder a la pregunta— . Yo no hablaría por ahora de la nave a no ser que la saquen a colación, pero en caso de que lo hagan no mentiría. Antes de mentir en nada creo que es mejor callar o llenaremos nuestro discurso de incoherencias. Y no sólo eso, mentir sería una falta de respeto, callar es una precaución comprensible y que además nos han asegurado respetar. Y algo me dice que para esta gente la diferencia tiene que ser muy importante —añadió pensando en la pompa y corrección de cuantos habían visto en la casa.

No tengo explicación para lo de las cicatrices, Erik, es verdad que tiene más sentido que se hayan curado de alguna manera que que aparezcan como un eco por una especie de... “conexión mágica” entre clones —frunció el ceño incapaz de encontrar una expresión mejor—. En fin, estoy de acuerdo con vosotros en que tenemos que tratar de averiguar más cosas y lo de la biblioteca es una gran idea. Pero es imposible no levantar todas las sospechas si preguntamos de repente cómo se llama este planeta —rió de pronto con una carcajada breve y cristalina. Le hizo gracia imaginar cuál sería la cara de Titania ante semejante pregunta—. De todos modos creo que podremos salir de dudas en cuanto salga la Luna; este sol podría ser uno similar al nuestro pero la Luna es inconfundible.*

Escuchó como sus compañeros explicaban sus misiones en el Cuerpo Cívico comprobando que la intuición de Ryu era cierta. Pero también era cierta su puntualización de que gran cantidad de gente era voluntaria en realidad.

Por cierto —comenzó cayendo en la cuenta de algo. Iba a preguntarles de qué ciudad del Eón provenían pero vio que Sibyl se levantaba de su lado y abrazaba a Faraz. Las lágrimas corrían por el rostro del hombre. “Cuidaba de niños pequeños con enfermedades graves”, había dicho. Darya desvió su mirada al suelo. El dolor de la pérdida pareció extenderse en el silencio.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo una tirada de percepción para saber si Darya siente algo disonante con respecto a la Tierra.

*Asumo que no se ve la Luna en el cielo. Si sí que está salimos de dudas ya, dire. :-P

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08/05/2019, 13:49
La Cándida Rosa

La mesa era larga y el tapete blanco con finísimas rayas grises. Estaban bajo la sombra de un pino centenario. El sol ya había pasado su cénit y la luna no era visible al menos en ese momento. Darya y Sibyl estaban frente a Erik y Faraz, en el centro de la mesa. A la izquierda de Darya se sentaba la dueña de la casa, Titania, justo en frente de Ryu -que estaba a la derecha de Forest-  y a la derecha de Sibyl una mujer joven, a la que habían presentado como Hélène, que vestía un kimono corto verde y blanco y tenía ojos almendrados, un poco saltones y pelo rubio, teñido. Tenía un aire un tanto provocativo y disonante, sonreía comiendo los entrantes, uva y frutos secos. Frente a ella, a la izquierda de Faraz se sentaba Ovidio y junto a él su chambelán, Rasul que estaba sentado frente a Ayischa, la chica joven que Sibyl había visto preparando la mesa y que les había preparado la limonada al resto, en el porche junto al lago.

Como fondo de la charla se oía el zumbar de los insectos. Bastaba mirar durante un segundo al suelo para reparar en una pequeña hormiga o en bichos más grandes. Sibyl sorprendió a un animal parecido a una cucaracha pero negro y más redondeado, con un sólo cuerno en la cabeza, tal y como había leído que un día tuvieron los "rinocerontes", extintos en el Eón.

A la izquierda de Titania estaba el hombre que Ryu, Faraz y Erik habían visto en el pasillo de la casa, Charlie, que parecía no llevar ningún arma y que era el único hombre de su fila. Frente a él tenía al doctor, que estaba a la derecha de Ryu.

Las dos niñas, Ángela y Beatrice, servían los platos y llenaban los vasos, que tenían preparados en una mesa auxiliar con la comida y agua, limonada, cerveza y vino blanco en recipientes que parecían de cerámica y que mantenían las bebidas frescas. Según les había explicado Titania, era costumbre allí que los niños sirvieran la mesa de los mayores, especialmente cuando habían invitados. Lo hacían con diligencia y participaban en las conversaciones como uno más.

Habían hecho las presentaciones de una forma informal, antes de sentarse. También les habían dicho que tras esa comida les mostrarían la casa del guarda que ya habían adecuado para ellos y les dejarían toda la tarde para descansar y prepararse para la cena en la que estaría presente el sóter.

Sibyl no tenía ninguna marca en las uñas aunque era como si la punta de sus dedos recordara los postizos. A nivel perceptivo era como si se los hubiera quitado unas cuantas horas antes. Faraz, desde que le había abrazado podía sentir en ella una suerte de fresca fragilidad infantil que de alguna manera, como le pasaba a veces con los niños a los que cuidaba, le tansmitía serenidad.

Ahora, con todos a la mesa el ambiente era distendido. Ovidio observaba comiendo almendras con extrema delicadeza, Charlie guardaba silencio aunque de vez en cuando les hacía bromas a las niñas -cosquillas cuando la pequeña Angela llevaba una bandeja con panes, por ejemplo-, el doctor, con su sonrisa de satisfacción, parecía disfrutar de la estampa y Ayischa presumía de sus avances con el violín a un atento y paciente Rasul.

Titania se dirigía a sus invitados manteniendo su tono de voz altivo y cordial. Atenta a ellos a veces les apuntaba detalles sobre la comida, dispuesta a responderles cualquier duda.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Edito: corrijo una confusión entre Forest y Erik y añado un croquis para que os situéis en la mesa ¡Estamos en los entrantes! :-)

Julius      Ryu       Erik       Faraz   Ovidio    Rasul

Charlie    Titania   Darya   Sibyl    Hélène   Ayischa

Edito II: he correjido otro par de errores.