Partida Rol por web

Eón

DÉMETER

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11/04/2019, 00:28
La Cándida Rosa

Una brisa acarició el rostro de Sibyl y la luz, ya sin tamizar, pasó en un segundo de casi cegarla a alumbrar un paisaje prístino, primaveral, de palacios construidos a la orilla de un gran lago. Jardines suntuosos y a lo lejos mansas montañas cubiertas por lo que a todas luces era un bosque.

En la propia fachada crecía una enorme parra que amenazaba con conquistar el edificio y dos o tres pisos hacia abajo palmeras y pinos centenarios daban sombra a un sinnúmero de especies de arbustos y plantas de todo tipo, muchas de ellas con flores, que competían por cada centímetro de tierra de tal forma que no había nada que no estuviera cubierto de vida en aquel vergel.

Las casas eran todas lujosas y su estética, como pasaba con los muebles de la estancia, guardaba una respetuosa afinidad en la que ningún elemento rompía con los demás. Muchos de esos palacetes contaban con embarcaderos -esacaleras de obra que llegaban a la orilla, a veces acompañadas de columnas de piedra o madera-  y más allá, el bosque, un caos armonioso de árboles que crecían a los ojos de Sibyl, sin duda, silvestres. Libres.

Aunque el lago era calmo un sol cenital golpeaba sus ondas haciendo brillos aquí y allá. Calentando también los pinos, que perfumaban el aire con su olor.

El anfitrión, a su lado, tardó en romper el silencio.

—El lago que ves se llama Como, estás en la residencia de verano de mi padre, el... sóter de Suiza y Lombardía. Hoy estamos a ocho de mayo del año treinta y sietedel dos mil trescientos treinta y siete. A este palacio se le conoce como “La Cándida Rosa”.

Notas de juego

Por los estudios y la experiencia de tu personaje no hace falta tirada para entender qué puede significar la fecha. Para saber el significado de sóter la tirada sería Razón más Cultura Académica y la dificultad, extremadamente difícil (20). En el Eón ni siquiera tiene sentido conocer una ciudad en particular con un nombre concreto -sería como para nosotros aprenderse una calle del extraradio de una ciudad dormitorio de otro continente- así que cualquier tirada referente a lugares tiene una dificultad muy alta (para saber sobre el lago Como la dificultad es 20, para saber sobre un lugar llamado Suiza o Lombardía, 17).

2 de 2. Ya puedes postear.

:-)

 

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11/04/2019, 20:08
Ryu Akahoshi

Saludo con la cabeza a Titania y al doctor mientras se retiran hasta la cena, por la expresión de nuestra anfitriona y su mirada antes de irse deduzco que quizás la he frustrado, espero que no porque no fue mi intención. Sin embargo, cuando Darya habla me doy cuenta de que tiene razón y de que hay factores que no tuve en cuenta... No tengo idea de qué es temer por los propios hijos y no puedo figurármelo, pero debe ser uno de los peores miedos que uno puede sentir y eso explica las actitudes de la señora del lugar. En parte, solo en parte, y eso es lo que no me cierra.

Comprendo también que Darya está teniendo revelaciones muy intensas sobre su propio ser, su origen y el presente de sus seres queridos, aunque eso último nos está pasando a todos puedo intuir. Le pongo una mano en el hombro y la dejó allí unos minutos haciéndole ver que no está sola y que, en cierta forma, podemos comprender parte de su dolor.

Me sentí terrible por mi falta de empatía pero también sentía que tenía que dar mi parecer, como siempre, sino no sería crítico. -Entiendo que ella deseara saber, puedo comprenderlo -manifiesto con las palmas en alto acercándome a ellos con la intención de cerrar un poco el círculo -Pero acabamos de despertarnos después de un sopor de 30 años, o eso creen ellos, y lo primero que hacen es estudiarnos e interrogarnos en vez de ponernos en situación claramente -alzo una ceja -Nos aseguran que tenemos nuestros derechos, sea lo que eso sea, garantizados pero se saltean el proceso estándar trayéndonos a la residencia privada del líder del lugar, o por lo menos eso entendí de lo que nos dijo el doctor -los miro para buscar apoyo, a esta altura ya no sé si estoy desvariando.

Bajo la voz -Es cierto que han sido incuestionablemente amables -reconozco -Pero yo también lo sería si quisiera averiguar algo, y... No puedo dejar de sentir que se están aprovechando de que estamos desprevenidos, de que saben que estamos sacando nosotros mismos las terribles conclusiones sobre lo que nos ha pasado en vez de hablarnos con la verdad y no en galimatías -niego con la cabeza y me tomo la nuca, miro un instante al cielo y cierro los ojos cansado -¿No les pareció que estaba demasiado obstinada en hablar de sus mitos? -me cruzo de brazos -Pues a mí me parece que lo hacía a propósito-.

-Estoy de acuerdo con lo que has propuesto, quizás el sóter y el rescatador nos den más pistas de lo que nos ha ocurrido,- pensar en todo ello me daba vértigo y me hacía estremecer -Ojalá la otra muchacha despierte pronto y sepamos quién es -expresé de pronto. Miré hacia el lago -¿Creen que nos dejarán pasear por los jardines si lo pedimos? No tolero más estar en esta terraza.

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12/04/2019, 12:58
Erik Du Mont

Las respuestas que daba Titania derivaban en otra serie de preguntas por conceptos que parecían sacados de otro mundo. Para Erik, era lo mismo que cuando de pequeño trataba de leer alguno de los libros de informática avanzada de su madre. Algunas palabras por separado tenían sentido, otras formaban expresiones que no significaban lo mismo que el significado de todas sus partes juntas y otras definiciones se perdían en comparaciones que generaban otra clase de conceptos extraños... Terminaba en un bucle de dudas y preguntas, difícilmente contestadas en su plenitud.

Aun así, el doctor permaneció escuchando, apuntando mentalmente todos aquellos conceptos que desconocía, dejándolos aparte para poder entender la situación. Para su desgracia, parecía que el turno de preguntas había terminado y la señora de la casa se retiró junto al doctor, a quien también habría gustado de preguntarle por asuntos médicos como esa extraña máquina que había utilizado para "escucharles". Y por mis gafas. Por suerte, aquel rato a solas podía servirles para poner ideas en común y sacar sus propias teorías respecto a toda la situación, además de tranquilizarse un poco. 

A medida que Darya hablaba, Erik fue asumiendo poco a poco la situación, dándose cuenta de que aquello tampoco parecía un sueño. Pero si es realmente real... Treinta años. Shen debería seguir vivo. Mi madre... lo dudo. Y Kiara... Por supuesto que lo seguirá pero... Ha pasado todos estos años con su padre desaparecido. No es posible. No debería. Yo seguía aquí, si lo hubiesen sabido podría haberme visto... Podría haber sabido que seguía bien, con ella, aunque no estuviese "vivo".

Erik no había mostrado hasta el momento un estado afectado como tal, ya que no quería tomar aquello como la realidad. Pero si lo era, por muy improbable que pudiese resultar, tenía que asimilar todo lo que aquello implicaba. Apoyó la cara sobre la palma de su mano, tapándose la boca y con la mirada perdida en el vaso de limonada frente a él. La conversación le sonaba lejana y su razón luchaba con todas sus fuerzas por unirse a ella, a lo único que parecía real, a aquellos que estaban como él. Sufriendo. 

- Diría... que somos el equivalente a sujetos de laboratorio. - habló destapándose la boca en el mismo tono bajo que los demás, pero sin mirar a nadie - Somos un experimento de ese Gólem, al fin y al cabo. Es normal que quieran saber qué hizo exactamente ahora que tienen... testigos. - esa palabra resonó en su cabeza mientras por sus ojos pasaban los nombres clave de aquellos nueve androides. Tragó saliva antes de seguir hablando - Siendo sinceros, estamos sufriendo un choque entre mundos. El que nosotros conocíamos y del cual esta gente tendrá poca idea si se trataba de una comunidad aislada, y el que estamos viviendo ahora mismo y que desconocemos por completo. Por supuesto que querrán algo de nosotros. Respuestas, igual que nosotros las necesitamos de ellos. Y esta amabilidad es mucho mejor que una sala aislada de un laboratorio o una universidad. Lo único que demuestra es que pretenden estar de nuestro lado. - habló con un tono neutro, como si estuviese leyendo alguna etiqueta sin mucha atención, sin gesticular apenas. 

Lo siento, Kiara. Tendría que haber estado contigo... Tendría que haber vuelto antes de alguna forma. Los demás seguramente estén tan asustados como yo. Y no puedo culparles. Ni siquiera creo que pueda ayudarles. Esto es algo... demasiado complicado para cualquiera.

Erik se frotó el puente de la nariz, limpiándose sutilmente las lágrimas a punto de salir de sus ojos. Se terminó su vaso de limonada de un trago y se puso en pie, intentando volver en sí, mientras se frotaba las manos, poniendo en marcha su propio cuerpo.

- No deberíamos preocuparnos de momento. Tal vez Titania no pueda darnos muchas más respuestas o tal vez considere que incluso sus propias respuestas no sean suficientes. - repuso con gesto tranquilizador - Lo mejor será, efectivamente, esperar a que nos den más respuestas esta noche. La otra chica tampoco debería tardar mucho en despertarse, si nosotros lo hemos hecho casi a la vez. Y sobre los jardines, deberíamos preguntar a la chica que ha dicho antes... Ayischa. - recordó su nombre, sonriendo algo esperanzado de nuevo hacia Ryu - Puede que incluso ella nos pueda explicar algo entre tanto galimatías. 

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15/04/2019, 10:24
Darya Gevorkian

Cuando Ryu puso la mano sobre su hombro, Darya lo miró con una media sonrisa que desentonaba con la preocupación que mostraban sus ojos. No pudo evitar tensarse momentáneamente al pensar que sus reacciones hacían que todos sus compañeros estuvieran preocupándose por ella y como queriendo expresar un aplomo al que deseaba agarrarse con todas sus fuerzas, irguió su postura y alzando un poco la barbilla respiro hondo. La idea absurda de que como capitana debía comportarse cruzó momentáneamente su mente. ¿Debía importarle el rango que le había asignado alguien para quienes eran ratas de laboratorio?

La intervención de Erik le hizo olvidar sus disquisiciones. Su tono y forma de hablar parecían diferentes. No miraba a nadie directamente como si estuviera ausente aunque sus palabras demostraban que había estado atento a cuanto se había dicho. Darya supuso que asumir que podían haber desaparecido muchos sino todos cuantos conociera había hecho una mella en su ánimo como nada parecía haberlo afectado hasta ahora. Lo observó preocupada temiendo que se derrumbara, y miró a Ryu y Faraz con una huella de alarma en los ojos. Erik se incorporó sin embargo volviendo la mirada sobre ellos, recomponiéndose visiblemente y otorgando una vez más con sus palabras la calma que el momento necesitaba.

Seguramente esta noche obtengamos más respuestas, sí. Y creo que no deberíamos cerrar la puerta a ninguna posibilidad —dijo en un intento torpe de querer transmitir esperanza, incluida la de encontrar tal como habían dejado a sus seres queridos.

Cuando Erik propuso dirigirse a Ayischa, Darya recordó un detalle más que apoyaba sus sospechas—. Perdonad pero ¿no es extraño que hablemos el mismo idioma que nuestros anfitriones? —los miró con un gesto de suspicacia entornando los ojos—. Pensadlo: utilizan expresiones extrañas en otras lenguas pero hablan la del Eón. No soy experta pero si hubieran pasado diez mil años y en este lugar existe el cambio y naciones distintas me parecería más lógico que ni siquiera nos entendiéramos —guardó silencio un momento para añadir algo que estaba más en consonancia con el pensamiento que había expresado Ryu—. En fin, también creo que no debemos bajar la guardia. Y para poner a prueba a nuestros anfitriones imagino que algo muy significativo será ver su reacción cuando queramos marcharnos de aquí —miró a su alrededor tratando, con cierta dificultad a pesar de todas sus palabras y las de Erik, de no ver el palacio como una especie de jaula de oro.

Sus compañeros hablaron de salir al jardín pero ella deseaba algo todavía con más fuerza que contemplar todas aquellas plantas. Observó un poco más allá el embarcadero con la escalinata de piedra que llegaba hasta el agua. Desconocía si habría alguna criatura que pudiera ser peligrosa pero habría querido lanzarse desde allí mismo y nadar un buen rato.

La señora ha dicho que estamos en nuestra casa— afirmó volviendo la atención sobre los otros—. Salgamos a disfrutar del jardín. No creo que necesitemos el permiso de nadie.

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15/04/2019, 13:20
Sibyl Hadue

Un misterio. No, más aún. Un milagro. Para alguien que había crecido en un mundo en el que la religión era tan sólo un arcaísmo perdido en el pasado ser tildada de «milagro» dejaba un regusto extraño en la garganta que no era cosa de la sed con que había despertado. 

Seguía sin comprender cómo había llegado allí si no la habían llevado, pero al ver la oferta en la mano del hombre no se lo pensó dos veces y la tomó, aceptando la ayuda para ponerse en pie. Tuvo un último instante de duda. No sabía si se marearía después de tanto tiempo tumbada, o si podría caminar. Pero se sentía bien físicamente y la incertidumbre acentuaba esa sensación de encierro que nunca había reconocido en voz alta. La causa última de la tendencia de su mente a dispersarse mirando al vacío. 

La luz la cegó. Varios pestañeos convirtieron el blanco en un paisaje que estremecía sus sentidos y erizaba su piel. Soltó todo el aire de sus pulmones en una bocanada sólo para volver a llenarlos y sus dedos se apretaron sobre el brazo de Ovidio. Todas las preguntas se estrangulaban en su lengua ante la contemplación de un lugar con el que solo habría podido soñar. Su mente se resistía a creer lo que tenía delante, pero su espíritu lo aceptaba como si por fin hubiera encontrado lo que tanto había buscado. Como si estuviera en casa. 

Su otra mano se posó sobre el marco de la ventana y su rostro se alzó, buscando el viento con los ojos cerrados. Inspiró, despacio, recreándose en los aromas silvestres, tan distintos a los campos de cultivo que había podido visitar. Llenó sus sentidos de aquella maravilla que no alcanzaba a comprender, pero en la que ansiaba sumergirse, y no volvió en sí hasta que no escuchó la voz del joven a su lado. 

Lo miró entonces, asimilando sus palabras mientras parpadeaba despacio. No le sonaba ninguno de esos lugares que mencionaba, pero la mención del año hizo que su ceño se frunciese con confusión. Parpadeó una vez más y llevó su mirada de nuevo hacia fuera. Si no tuviera aquel paisaje ante los ojos, si no estuviera sintiendo el aroma de aquel vergel acariciando su olfato... quizá podría haber dudado de la veracidad de aquellas palabras. Pero no existía un lugar así. No existía, pero ¿había existido? 

«No es posible». Una vez más su razón se oponía con denuedo a su instinto. Al fin y al cabo había aprendido pronto a ahogar al segundo en pos de la primera. «No tiene sentido». Pero nada allí era razonable o lógico. Nada lo era, desde la mesa del Paraninfo. 

«Pero le entiendo». Y con ese pensamiento los ojos de Sibyl escrutaron el rostro de Ovidio. Era cierto. Le comprendía. Ovidio hablaba el idioma del Eón, un idioma depurado, creado a partir de muchos. ¿Cómo iba a hacerlo de estar en la historia? Y su razón se sintió victoriosa al creer haber encontrado aquella discrepancia. «Es una broma. Un experimento. No es real. ¿Cómo iba a serlo?». 

Tragó saliva. Sentía la garganta seca al mirar de nuevo hacia fuera. «Este lugar sí es real», pensó, soltando el marco de la ventana para llevarse la mano al cuello, recogiendo allí su respiración, como si pudiera conservar esa certeza entre algodón. Alguien la había enviado a ese lugar. ¿A ese tiempo? Demasiado salto, abandonó esa duda para aferrarse al dónde y no al cuándo. 

—Has dicho que soy un milagro —recordó, hablando aún sin mirar a Ovidio—. Un misterio. Pero todo salvo yo misma es un misterio para mí. —Respiró despacio y giró el rostro para mirarlo, con una petición bailando en sus pupilas—. ¿Podrías contarme cómo llegué aquí? 

- Tiradas (5)
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15/04/2019, 13:53
Faraz Snowden

Todo esto es cada vez más extraño. Cada nueva revelación viene acompañada con más interrogantes de difícil respuesta, como un árbol cuyas ramas se bifurcasen permanentemente hacia un destino incierto, oculto en una copa frondosa y umbría. Lo que parece claro es que, al menos por ahora, no obtendremos más información de la señora de Basa’rab y Danesti. Si ello se debe a que no cuenta con ella o a que no desea proporcionárnosla es algo que no sabría decir con seguridad, aunque sospecho que es una mezcla de ambas cosas. No puedo culparla: si realmente somos los últimos vestigios de un enemigo histórico de esta cultura, es comprensible que desee reservarse la información más comprometida hasta cerciorarse plenamente de que somos dignos de confianza. A fin de cuentas, mis compañeros también han omitido, diría que deliberadamente, las circunstancias tan insólitas de nuestro primer encuentro.

Cuando escucho a Darya, me doy cuenta de lo poco que sabemos realmente. Ni siquiera había reparado en la cuestión del idioma, pero, si es cierto que el Eón estuvo diez mil años al margen del resto del mundo, tiene perfecto sentido que no deberíamos poder comunicarnos con esta gente. Si, por el contrario, solo duró doscientos años y todos fuimos engañados…

En todo caso, tarde o temprano deberemos visitar la ciudad universitaria donde fuimos encontrados para saber más cosas.

En busca de nuestro origen.

Me sorprende la facilidad con la que he acabado aceptando las condiciones de nuestra situación, por así decirlo. Otra persona aún estaría negándose a admitir esta nueva realidad, luchando por despertar de un sueño que no acaba. O eso creo.

—Estoy con Darya —digo con voz serena—. Demos una vuelta y conozcamos un poco mejor este lugar.

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16/04/2019, 01:37
La Cándida Rosa

El porche bordeaba el edificio de la biblioteca y descendía por una escalera hasta una perqueña arboleda en la que nacía un sendero delimitado por frutales en floración que se adentraba en una variada rosaleda, también en flor. Había una inmensa cantidad de abejas zumbando con las patas untadas de polen y no era raro toparse con saltamontes que saltaban a su paso o telas de araña.  Por el jardín llegaron al patio embaldosado que había junto al edificio en el que habían despertado. Allí, bajo un inmenso pino, Ayischa y otras dos personas -una señora mayor y un muchacho- pararon sus quehaceres -preparaban una gran mesa- y para saludarles al pasar.

El complejo estaba delimitado por un gran muro que daba a la calle y una baranda de piedra con macetas sobre los pilares en el lado del lago. En ellas crecían lirios de un intenso color azul claro.

En total habían tres edificios. El más grande, en el que habían despertado, de arquitectura robusta y más bien sencilla. Luego, el que habían cruzado para ir hasta el porche, más pequeño pero más estilizado, con ventanales y cristaleras, y junto a la entrada -formada por un hermoso portón de forja de barrotes retorcidos que daba a una calle asfaltada-  otra casa mucho más modesta en cuyo porche había aparcado un coche de diseño muy estilizado que parecía no estar dotado de ruedas.

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16/04/2019, 01:45
Ovidio Razvan, príncipe heredero de Basa'rab

El chico no ocultó una cara de satisfacción. Se acercó al armario y tomó una prenda de ropa y un calzado. Dejó en el suelo, junto a los pies de Sibyl, unas chanclas marrón muy claro y puso sobre los hombros de la chica una bata rojo sangre y blanco en un gesto que de tan seguro parecía casi autoritario.

La ropa no era una excepción, desde el hilado hasta el diseño de su estampado cada prenda era una obra de arte que de verdad parecía única, irrepetible.

—Ven, te lo contaré dando un paseo.

Notas de juego

1 de 2

Editado: he cambiado un poco el primer párrafo.

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16/04/2019, 01:49
Rasul Al-Hawwash

En la puerta Sibyl pudo ver a un hombre joven y más apuesto que Ovidio, al que éste presentó como su amigo Rasul.

Rasul vestía un traje del mismo corte que Ovidio pero no tan lujoso. Saludó con una inclinación de cabeza y miró al suelo, pudoroso. Habló casi en voz baja, con firmeza y camaradería.

—Su madre, príncipe. Titania le va a matar.

Pero Ovidio hizo caso omiso y con una sonrisa de niño travieso que no permitía discusión rogó a Sibyl que no temiera las objeciones  de su colega y le acompañara.

Notas de juego

2 de 2

Ya puedes postear. Si prefieres que la cosa avance sin más dímelo y continúo.

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16/04/2019, 13:17
Sibyl Hadue

Los ojos de Sibyl siguieron a Ovidio por la habitación. Se resistía aún a abandonar la ventana, pero la promesa de un paseo durante el que, pensaba, podría sumergirse en aquel paisaje fue suficiente para que levantase un pie y luego el otro, calzándolos con las chanclas. Sus dedos acariciaron la tela de la bata, como si pudiera leer en braille sobre su tejido, tan distinto a los que estaba acostumbrada a usar. Se la ajustó sobre el camisón, pensando en lo poco adecuado que era salir así vestida. Pero no quería abrir nuevas cuestiones preguntando por su ropa cuando se le ofrecía la posibilidad de salir. 

Su paso se detuvo cuando se encontraron con el otro joven. Su mirada se entretuvo curiosa en el extraño traje que vestía y al notar su pudor, se sintió avergonzada por su atuendo y la bajó ella también. 

—Es un placer, Rasul —dijo con el mismo tono bajo y suave. 

Se dio cuenta de que ninguno de los dos le había preguntado a ella por su nombre. Tal vez porque ya lo conocían, aunque eso no parecía encajar con lo que había dicho Ovidio. Se tragó las dudas, tal vez con las explicaciones se resolverían solas. Pero su mirada subió hasta el rostro de Rasul al escuchar cómo se dirigía a Ovidio. ¿Príncipe? Los expresivos ojos de Sibyl mostraron su confusión ante aquel arcaísmo. Sin duda no estaba en su ánimo resistirse a la salida por la amenaza invisible de... ¿una reina? Casi le hacía reír esa idea, de lo alienígena que le resultaba. Sus mejillas se apretaron en una sonrisa contenida como respuesta a la pillería del joven y alargó sus ojos en una disculpa hacia el otro hombre, por desoír su recomendación. 

—Lo siento. Es que necesito salir —fue la explicación que le dio, siguiendo después los pasos de Ovidio con una leve sensación de culpabilidad por no estar haciendo lo que se esperaba de ella. 

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17/04/2019, 03:10
Ryu Akahoshi

Miré a Erik alzando la vista de pronto con una mezcla de admiración y envidia, mantuve mis ojos sobre él sin animosidad, analizando ese semblante que era manso hasta para sufrir y agradecí sus palabras tranquilizadoras y su perspectiva tan equilibrada. Era loable cómo lograba mantener la compostura a pesar de que podía notar una cierta conmoción en él ante nuestras conclusiones sobre el tiempo y nuestra condición en aquel lugar. Quizás se ha dado cuenta de que es posible que no volvamos a ver a los nuestros, pensé tratando de tragar el nudo que se me había formado en la garganta con solo pensarlo.

Mis ojos se encontraron con los de Darya y Faraz, confirmando que ellos también habían notado algo en nuestro querido doctor. Aunque su forma de conducirse, tan comedida, por momentos me instaba a ser más activo todavía -logrando quizás el efecto contrario al deseado-, sabía que mi actitud no era sostenible y que él me ayudaba a ser más reflexivo.

Quizás si la situación hubiera dependido de mí ya me hubiera escapado, pero no estaba solo y más allá de mis tendencias a las medidas extremas y cierta dosis de paranoia, creía que todos éramos importantes, que éramos un equipo e íbamos a resolver esto como equipo. No puedo dejar de notar que hay en los ojos de la pelirroja una emoción que no logro distinguir del todo pero que no marida con su sonrisa y frunzo el ceño, entre enternecido por su instinto protector y preocupado por la exigencia a la que se somete. Faraz por otro lado, parece calmado, extrañamente adaptado; no puedo dejar de preguntarme qué veré si algún día estalla, y no sé si quiero estar cerca cuando pase.

Doy un respingo ante las palabras "sujetos de estudio" y "testigos". Cierto, la palabra identificatoria que todos habíamos compartido en el nave. Teníamos que hablar sobre la nave, pero no ahora, no aquí. Me veo envuelto en un tren de pensamiento y necesidad en el que siento que las palabras quieren salir a borbotones de mi boca y las imégenes de mi corazón, me acerco a la mesa y me termino un vaso de limonada de un solo trago. Está tremendamente más ácida de lo que estoy acostumbrado y no puedo dejar de preguntarme si es porque los limones del Eón eran de cosecha artificial o solo es una impresión mía, sazonada por las circunstancias.

Tan ensimismado estoy que por poco se me pasan por alto las palabras de Darya, pero decido no contestarle inmediatamente. Me pongo en movimiento hacia el jardín mientras trato de meter las manos en la casaca que nos dieron, tan acostumbrado estoy a meter las manos en los jeans que ahora estas mallas que hacen de pantalones me parecen algo ridículas... Y reveladoras. Sin embargo, es sumamente agradable volver a pisar la hierba y apenas abandonamos el camino de baldosas me saco los zapatos y las medias y me dispongo a hacer el resto del sendero descalzo.

Dejo que las sensaciones me envuelvan nuevamente, que el frescor y el aroma exuberante de ese césped y de todos esos bucólicos detalles naturales que nos rodean casi saturándonos me colmen. Mientras caminamos logro abandonar la fascinación que siento por todo cuanto me rodea y digo en voz baja, solo para que ellos me escuchen -Creo que la señora Titania ha hablado en otro idioma -deslizo dubitativo -Cuando nos encontramos con ella la primera vez, antes de verte Darya -la miro fugazmente tratando de retener su perfil para cuando pueda esbozarlo más tarde -Cuando nos envió con el doctor Knox a ser revisados se alejó para ella hacer lo propio contigo y habló a las niñas con unas palabras que no logré identificar... Creo que era otro idioma -repetí la idea.

Cuando saludamos a Ayischa y a las otras dos personas le pedí si me podía conseguir para más tarde algunos bastidores, óleos y algún diluyente; planeaba pasar la noche pintando si es que no surgía ningún inconveniente. No me imaginaba si era posible conseguir tales cosas pero imaginé que si se podía en el Eón debería de poderse aquí también, es más: sería irrisorio que aquí no fuera posible.

Me quedo contemplando las construcciones de la casa y el curioso automóvil, de súbito tengo la impresión de estar frente a una máquina cuya mecánica se me escapa, como la computadora del doctor Knox -Quizás sí estemos en el futuro, sería terrible que todo esto fuera destruido... -pienso en voz alta mientras mis ojos repasan el paisaje y el lago, ese lago en el que he querido arrojarme desde que lo había visto por el ventanal de la habitación en la que habíamos despertado.

-¿Vamos a mojarnos los pies? -propongo dispuesto a ir hasta la balaustrada de piedra del muelle.

- Tiradas (1)

Notas de juego

La tirada es para ver qué percibo de lo que están experimentando mis compañeros.

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17/04/2019, 10:31
Darya Gevorkian

Cuando descendió el último escalón para llegar al jardín, las tensiones de la mente de Darya se disolvieron en una avalancha de sensaciones. El zumbido de las abejas se imponía sobre el silencio y la brisa en los árboles, y la variedad de colores y aromas se intensificó como si hubiera  tomado una droga alucinógena. Los perfiles de las plantas y sus hojas iluminadas por el sol parecían envueltos de un presencia imponente y le embargó la sensación que había vivido otras veces en la montaña de verdadera tridimensionalidad, como si generalmente el mundo fuera más plano o bajo esta luz y las sombras móviles de los árboles surgieran dimensiones nuevas en el paisaje.

Vio a Ryu quitarse los zapatos y no tardó en hacer lo mismo. La piedra calentada bajo el sol era tibia y el contacto de la hierba fresco y delicioso. Por primera vez desde que Titania le hubiera ofrecido el vestido que llevaba puesto, retiró el chal con el que había cubierto sus hombros y dejó que el sol incidiera en sus brazos, escote y rostro, cerrando los ojos en dirección a él y estirando todo su cuerpo como buscando desentumecerlo al igual que sentía desentumecer su mente. Cuando abrió los ojos vio un saltamontes saltar cerca de ellos. Era increíble la vida que parecía contener aquel lugar en cada centímetro cuadrado.

Escuchó las palabras de Ryu y asintió respondiendo en el mismo volumen —sí, les he oído emplear expresiones en un idioma distinto. Pero cuando desperté las hijas de Titania estaban en mi habitación y antes de que supieran que estaba consciente hablaban entre ellas nuestra lengua. Quiero decir que no me parece que sea algo que han estudiado, sino que parece una lengua materna para ellas, que la utilizan normalmente aunque conozcan otras. Y aunque la hubieran estudiado, el mero hecho de que nuestra lengua exista aquí ya es muy significativo, me parece.

En el patio al que llegaron señoreaba un pino de enormes dimensiones y bajo la sombra de su copa Ayischa y lo que parecían otros empleados de la casa preparaban la mesa para el almuerzo en el que conocerían al hijo del sóter. Ryu pidió material de pintura y ella sonrió interesada pensando que al parecer no sólo era un crítico. Trató de imaginar lo que alguien dotado para el arte tenía que estar sintiendo en un lugar así.

Una frase repentina de su compañero hizo que perdiera momentáneamente la sonrisa: si aquello era el pasado, aunque fuera imposible entender cómo habrían llegado hasta él, todo cuanto les rodeaba estaba efectivamente condenado a desaparecer.

Recordó entonces las palabras de Medusa a bordo de la nave. Ella les habló de una extinción masiva, del colapso de los ecosistemas, de que era arqueóloga y que acababa de recibir una beca de investigación para buscar las causas del fin de la historia. Darya miró hacia la ventana de la habitación donde había dejado dormida a la muchacha de rizos negros. Si era ella quien estaba allí esperaba que pudiera contarles con detenimiento acerca de todo ello.

Después Ryu se volvió hacia ellos proponiendo ir hasta el agua.

¿Mojarse los pies? —repitió Darya con un tono ligeramente retador y burlón—. Ayischa, perdona, ¿hay algún animal venenoso o peligroso en el lago? —se volvió hacia sus compañeros con un brillo entusiasta en los ojos—. Sería genial poder darse un buen baño.

Notas de juego

Edito: perdón, no había puesto en negrita la última frase del diálogo.

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17/04/2019, 23:25
Faraz Snowden

Mientras paseamos por los idílicos jardines de la finca, dejo que mi mente vague libre, escapando, olvidando momentáneamente el desconcierto que se había instalado en mí. Una sonrisa fascinada se adueña de mi rostro, encogiéndome los ojos, cuando veo toda clase de flores tiñendo el paisaje hasta donde alcanza la vista. Lilium, astromelia, eustoma… En la floristería tenemos… teníamos un nombre para todas ellas. Palabras anotadas junto a números en listas para proveedores. Es tan distinto observarlas ahora al natural, en vez de empaquetadas y almacenadas en cámaras, frías e impersonales… muertas.

—Esto es una maravilla —digo sin ocultar mi emoción, recorriendo los pétalos de textura sedosa con los dedos y acariciando los troncos de los árboles. Miro a mis compañeros, como si necesariamente tuvieran que entender lo que está pasando por mi cabeza, y les dedico una sonrisa a ellos también. Debo de parecerles un demente, pasmado por la belleza de este lugar en lugar de preocuparme por resolver el enigma que tenemos ante nosotros. Pero luego, Ryu me sorprende al proponer que nos mojemos los pies en el lago, y asiento de buena gana. Momentáneamente animado, incluso saludo con amabilidad a Ayischa y sus dos acompañantes cuando pasamos a su lado.

Antes, Ryu ha dicho que quizá estemos en el futuro… No, estamos en el presente, y es lo único que tenemos.

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18/04/2019, 00:27
Ovidio Razvan, príncipe heredero de Basa'rab

Salieron a un rellano con una baranda de madera y bajaron por una gran escalera de herradura hasta un gran hall de baldosas de cerámica en el que había un enorme piano de cola negro brillante.

Las paredes estaban repletas de cuadros de estilos varios, sobre todo retratos. Uno de ellos era de Ovidio, cómodamente sentado, con un gesto entre contemplativo y burlón. Hablaba el príncipe mirándola de vez en cuando, buscando sus reacciones. Su amigo Rasul caminaba tras ellos manteniéndose siempre en un segundo plano.

—Había una vez unos alfeñiques... No, así no, ese no es nuestro estilo. Déjame que te cuente un cuento. A veces es la única manera de entender un misterio.

Salieron al exterior, a la parte del patio que se veía desde las ventanas. El olor era aquí más fuerte, también el calor.

—Todo empezó con una rosa, que creció en el invierno. Una joven reina, fascinada por esa maravilla, la quiso para ella y al cortarla se pinchó con una de sus espinas. ¡Ay!

Su sangre vertida sobre la nieve dio a luz a una bellísima, bellísima y encantadora princesa a la que llamaron Blancanieves*. La madre, como suele ocurrir en este tipo de cuentos tan crueles, murió al poco de nacer la niña. Pobre mujer, debería pensar ¡Oh, qué será de mi niña sin mí! ¡Mi marido es un apocado y un imbécil!

Sonrió. Entraron en un sendero que se adentraba en una arboleda. Sibyl casi podía sentir el calor de la tierra que había bajo sus pies. Todo estaba lleno de vida.

—Y como era de esperar el rey, su padre, fue hechizado por las artes de una mujer fría como el hielo a la que su propia magia perversa la había vuelto estéril. Así que tenemos a la malvada madrastra de Blancanieves, que era una hechicera muy poderosa, además de una ególatra y superflua insegura, y, claro, celosa. Quizá era así por culpa de uno de sus objetos más apreciados, origen de su poder, un espejo encantado al que le preguntaba cada día, "espejo espejo mágico dime. ¿Quien es la más bella del Reino?" Y el espejo, que en realidad no tenía más magia que reflejar lo que otros deseaban ver, le contestaba:

"Tú, tú, tú, tú, y nadie más que tú."

Pero cuando Blancanieves se hizo mujer su belleza era la más grande que se había visto jamás, más fuerte incluso que la magia del espejo, que ya no era lo bastante poderosa como para cegar a su dueña de tal obviedad.

Pasaron junto a un pino centenario en cuya sombra tres personas -una joven de piel y ojos muy claros, una señora entrada en años y un muchacho- le ponían un mantel blanco a una mesa de madera. El príncipe les saludó y ellos se inclinaron levemente, la chica joven fruncía el ceño como una queja que Ovidio fingió no ver. A los pocos metros llegaron a un camino demarcado por frutales en flor que atravesaba una gran rosaleda.

—Bueno, a partir de aquí la historia ahí se vuelve más aburrida, hay enanos, cazadores, peines envenenados, pero la cosa es que la pobre Blancanieves cae dormida por un hechizo de su malvada madrastra. Los enanos fabricaron un ataúd de cristal para exponerla y finalmente fue descubierta por un príncipe que pasaba por allí y fascinado por su belleza la hizo trasladarar a su castillo.

Y allí, despertó. Bueno, el príncipe le despertó con un beso de amor verdadero, o eso le dijo a todo el mundo. Pero eso fue en el cuento. En nuestro caso mi hermanita Angela me temo que se me ha adelantado. Por apenas un par de horas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

(*) Para que Sibyl conozca el cuento de Blancanieves tienes que pasar una tirada de Razón más Cultura Académica dificultad 13. Si supera ese valor puede conocer varias versiones. Nunca exactamente la que conocemos nosotros, si hay éxito eres libre de inventar las variaciones sobre la original.

1 de 2

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18/04/2019, 00:50
Angela Danesti, princesa de Basa'rab

Una niña acudió corriendo a su encuentro, espantando en su carrera a un saltamontes, y tomó la mano de Sibyl con la misma naturalidad con que Ovidio le había tomado del brazo. La chiquilla tenía un extraño color de piel que parecía cetrino pero era más bien lechoso, entre marrón blanquecino y rosado. Tenía también el pelo amarillento, un peinado asimétrico tan raro como su piel y vestía una especie de blusón con bordados en oro.

Vous êtes très méchant mon cher frère*. Yo no le he besado a usted, madame. Besé a Darya. Y porque Beatrice me lo pidió.

Ovidio la presentó como su hermanita, Angela Danesti, princesa de Basa'rab. Tendría sobre los siete u ocho años. Luego le preguntó por “la pequeña incitadora” y la niña respondió que su "querida heramana" estaba en la casa preparando la llegada del sóter, "con mamá".

Mientras contestaba a las preguntas de su hermano mayor tiraba de Sibyl, dirigiendo ella la comitiva. Su manita tenía un calor benigno, curativo.

Notas de juego

(*) Esta forma de "hablar con arcaísmos" es insólita en el Eón. Allí existen lo que aquí conocemos por extranjerismos, palabras tomadas lenguas extranjeras, que en el Eón serían "lenguas arcáicas" y se usan muy poco y casi nunca como oraciones completas.  Las lenguas extranjeras no existen y de las lenguas muertas apenas se conoce nada, salvo los arcaísmos y lo poco que conocen los estudiosos.

Por cierto, lamento no tener ni idea de francés, perdona los errores :-)

Ya puedes postear.

Editado: ha cambiado el diálogo y añadido la nota.

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18/04/2019, 01:11
La Cándida Rosa

Al menos ocho de cada diez especies de rosales no sólo no las conocía Faraz sino que estaba seguro de que no existían en el Eón. Tampoco podrían haber crecido allí tan expuestas, y de ninguna manera plantas tan sanas y tan prolíficas. Es más, los hierbajos y los arbustos más asilvestrados eran desconocidos y muchos de los olores que desprendían, calentadas por el sol, eran nuevos a su percepción.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Primero de tres para Faraz

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18/04/2019, 01:52
Ayischa Rønning

Ayischa les contó que les estaban preparando la casa que había junto al coche -que en invierno era habitada por la familia del guarda- para darles más intimidad y con una sonrisa entre satisfecha y burlona le respondió a Ryu que le dejaría lo que pedía en una habitación que ahora servía de despacho y que daba al jardín.

En el lago no había que se supiera seres peligrosos, aunque habían mil leyendas y cuentos sobre todo tipo de criaturas aficionadas a la “conquista por secuestro”.

Notas de juego

2 de 3 para Faraz.

1 de 2 para el resto.
 

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18/04/2019, 01:54
La Cándida Rosa

Llegaron al lago bajando unas escaleras de piedra de un mirador, franqueadas por dos columnas de forma helicodal.  

Desde el último escalón, ya sumergido unos pocos centímetros se accedía a una orilla rocosa transitable sin dificultad pero estrecha, a la "falda" del pequeño acantilado en el que estaba la barandilla de piedra.  El agua transparente delataba pequeños peces y vegetación lacustre, llamando la atención unas desconocidas plantas que sobresalían del agua un poco más de un metro, con hojas anchas, tallo similar a cañas y flores de un naranja llamativo que parecían la cabeza de un pájaro .

El contacto con el agua fría era vivificante, activando la circulación de la sangre y haciendo perceptible el propio pulso.

Notas de juego

Ya podéis postear.
 

Editado: he añadido un detalle a la descripción de la orilla del lago accesible desde la casa.

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18/04/2019, 10:27
Sibyl Hadue

Los cuadros que poblaban las paredes se llevaron enseguida la atención de Sibyl, cuyos ojos pasaban de uno a otro lentamente, comparándolos con las obras que conocía y que había estudiado. Se entretuvo más en el de Ovidio, fijándose en su expresión hasta que sus pies avanzaron suficiente como para tener que girar la cabeza y entonces miró hacia delante. 

Mientras caminaban y contemplaba la decoración de aquel lugar en el que cada rincón parecía medido y precioso, Sibyl escuchaba atentamente cada una de las palabras que pronunciaba el joven. No entendía qué tenía que ver ella con aquella reina y su rosa, pero nunca había sido una persona impaciente. Además de que la arboleda la tenía encandilada. Estiró los dedos para acariciar la corteza de los árboles que bordeaban el sendero y una sonrisa se deslizó en sus labios. Allí, rodeada de vida, con esas fragancias y sensaciones tan distintas a las de la ciudad, casi podía olvidarse de lo extraño que era todo y de lo perdida que se sentía. Abandonada, más bien, lejos de su familia y su prometido, depositada en un lugar desconocido sin saber a quién culpar. 

Se giró un momento al pasar junto a las tres personas que preparaban la mesa, contemplándolos con un brillo curioso en la mirada antes de volver a mirar hacia delante. Cuanto más avanzaba la historia que relataba Ovidio, menos comprendía cómo iba a desentrañar su propio misterio con ella. Se le escapaban las metáforas que el chico debía estar relacionando con ella y supuso que él mismo se debía estar dando cuenta de su confusión, pues resumió hasta llegar al final del cuento. 

Pestañeó con aquello del beso y se llevó las yemas de los dedos a los labios, preguntándose hasta dónde llegaría la broma y hasta dónde la realidad. Y entonces, llegó la niña. Sibyl sonrió con su calidez y se sintió intrigada por su forma extraña de hablar. Ni siquiera estaba segura de si eso era un idioma arcaico real o sólo un parloteo infantil que Angela podía haber inventado. Pero entonces escuchó ese nombre «Darya» y sus ojos se abrieron enormes. Su corazón se aceleró, los músculos de su espalda se tensaron y su mano sostuvo con más firmeza la de la pequeña. Tuvo que morderse el interior de la mejilla para no interrumpir la conversación entre los dos hermanos, tan dispares e intrigantes, y en cuanto vio la oportunidad intervino. 

¿Has dicho Darya? —preguntó a la niña con voz suave—. ¿Quién es? 

 Tenía muchas dudas tras el relato de Ovidio, pero de repente su mente sólo podía centrarse en el nombre que había pronunciado la niña. No quería dar por hecho que se referían a alguien con quien tan sólo había soñado pues era consciente de que lo más probable era que hablasen de alguien de aquel palacio, tal vez algún otro familiar. Pero todo era tan extraño que aquel nombre había brillado a sus ojos como un cartel de neón. Un nexo, una unión. Pensó que seguramente se equivocaba y se iba a decepcionar, sin duda Josef le haría ver lo imposible de aquel pensamiento. Pero tenía que escucharlo con sus oídos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Los dados quieren que Sibyl sea una empanada, no podemos luchar contra ello XD.

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19/04/2019, 13:43
Darya Gevorkian

El agua estaba helada como cabía esperar en un lago tan cercano a las montañas. Darya miró a sus compañeros con una sonrisa jovial mientras caminaba sobre la piedra sumergida sosteniendo el borde del vestido para evitar que se mojara. Alzó la vista para mirar el resto de mansiones que flanqueaban el lago, tan hermosas al parecer como la propia residencia del sóter. Por un momento pensó en Julius y cómo le habría gustado un lugar así. De existir en el mundo que habían abandonado no habría cejado hasta tener una casa como aquella.

Se acercó a la baranda de piedra y dejó sobre ella el chal que le había dado Titania. Era suficientemente ancho para poder cubrir desde su escote hasta mitad de los muslos por lo que sería perfecto para liarse con él después del baño dado que la ropa interior que llevaba era blanca. Por un instante se preguntó qué pensaría su anfitriona de que lo utilizara para algo así y se lanzara al lago a la menor oportunidad pero de inmediato pensó que aquella gente había vivido una guerra, algo que ella no era capaz ni de imaginar, y que por tanto no podían dar demasiada importancia a detalles tan nimios, más aún viniendo de gente como ellos que, al fin y al cabo, eran unos “bárbaros” de una cultura extraña. Estaba decidido.

Caballeros —apeló a sus compañeros mientras se sacaba el vestido por encima de la cabeza. Paradójicamente se sentía más cómoda en una ropa interior semejante a un bikini que con aquel escote tan generoso. Señaló después un embarcadero de una casa a menos cien metros de distancia—, ¿alguien quiere echar una carrera hasta allí? -se dirigió a todos pero miró a Ryu con cara retadora. Recordaba que había dicho que entrenaba gente para el Cuerpo Cívico-. Ida y vuelta.

Notas de juego

Edito: sólo he corregido una errata.