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TURNO 206 - ASALTO 02

El aterrado campesino había llegado corriendo junto a su camarada EDAN, y había tomado posición junto a este, alzando su escudo para intentar conformar los remedos de una pared defensiva. Para aprovechar mejor la mano que llevaba la lanza, se había ubicado a la derecha del rohir, lo que lo dejaba peligrosamente cerca de la siniestra orilla del islote.

Sin embargo, el muchacho apenas si era consciente de aquello. Pues sus ojos (y, en verdad, todos sus sentidos) se hallaban enfocados en la extraña criatura, procurando identificar que diablos era aquello, completamente ajeno a cuanto ocurría a su alrededor.

Por ello, los gritos y las órdenes de sus camaradas le llegaban como un eco distante, apenas percibido en la confusión del momento. En cierta medida, su mundo se había reducido a la extraña criatura y a la presencia de su camarada EDAN, cuyo sólido escudo se había transformado casi en una continuación del suyo propio.

En cierto momento, creyó oir un susurro que provenía del asqueroso engendro, y procuró afinar su oído para intentar identificar si se trataba realmente de palabras o si era meramente el tenebroso ulular del viento que clamaba ante el macabro espectáculo que se estaba por suceder.

- ¿Está...? ¿Está diciendo algo? - murmuró en un susurro apenas audible, casi para si mismo - ¿Esa cosa está hablando?

TURNO 206 - ASALTO 2

Siguiendo las órdenes de sus compañeros el dunadan se colocó en línea con los deás, pero Gwalin tenía razón y él que disparaba flechas debería estar más retirado del combate y dejar la parte delantera para los que luchaban cuerpo a cuerpo. Así que retrasó su posición un par de metros hacia atrás.

Cuando llegó, tensó nuevamente el arco y esperó a ver que hacían sus compañeros. Entonces escuchío la voz de Hallfrid quien preguntaba si estaba diciendo algo. Con sumo terror el joven pensó que estaba murmurabndo un conjuro que les afectara y no podía permitírselo. Así, lanzó la flecha que tenía preparada sobre aquel ser.

Turno 206

Asalto 2

El joven Ional al final accedió a cambiarle el sitio al viejo enano, dejándole estar en primera fila de batalla. Nunca antes había visto un ser así y dudaba que fiera un ser benévolo que solo quería comer y charlar un poco con la gente que encontraba en las bocas. Al revés, era un vil criatura que se acercaba por la noche a los campamentos improvisados y raptaba a personas para que fuesen su festín privado.

Gwalin se quedó quieto, esperando como el resto a que la criatura hiciera algo. Entonces una flecha pasó a escasos centímetros de él en dirección al monstruo. Sin duda alguna había sido Ional quien la había lanzado. Para bien o para mal había empezado algo que quizás les costara algo más que sudor.

RESOLUCION TURNO 206
Asalto 2
 

El ser estaba quieto, sus vacíos ojos miraban tenebrosamente al grupo. Todos, excepto Agranil, los comerciantes, y Leofred, habían salido de sus tiendas. Mientras que los esgarothianos se creían más seguros bajo la lona de su tienda, Leofred se dispuso a cargar su ballesta. Había tratado de tenderle sus propias armas a Larrid, pero este salía con las suyas a toda prisa, declinando el ofrecimiento.

Fuera estaban Hallfrid, que había descubierto el abominable ser; Grimbeorn, que de inmediato comenzó a pedir el favor de los valar, y Edan, cuya lanza estaba presta para el ataque. Mientras que el campesino y el bosquimano permanecían atentos, dudando de las intenciones del monstruo que acaba de salir del agua, el rohirrim no dudó un solo instante en arrojar su lanza. Cogiendo el impulso necesario, imprimió la suficiente fuerza como para alcanzar al mewlip. Pero no fue un buen tiro, y la lanza resbaló sobre la piel del ser, perdiéndose algunos metros más atrás, en el agua. La carrera de Edam, lo llevo a quedarse a unos pocos metros del desfigurado individuo.

El mewlip no se inmutó y siguió mirando, esta vez con la vista fija en el rohir. Haciendo guturales ruidos, tal vez algún tipo de lenguaje o quizás solo su manera de amenazar, continuaba quieto ante el rumor del rio que corría detrás.

Pronto salieron los demás. Freagulf daba órdenes, el enano, daba órdenes, todos parecían saber qué hacer, o tener la mejor de las estrategias mientras tomaban posiciones. En el fondo pedían lo mismo. El grupo no se conocía más que desde hacía dos o tres noches, y aun tenían que adaptarse los unos a los otros. El trabajo de Larrid era liderar el grupo, pero con tantas órdenes de parte de sus compañeros, decidió dejar para más tarde cualquier tipo de aclaración al respecto.

El ailgratha estaba preparado para atacar, pero no lo haría a no ser que realmente hubiera una amenaza, y hasta el momento, solo tenía ante sí una estatua fantasmagórica. Confiaba en la unidad, en mantener la línea, se vio sorprendido ante la acción de Edan. Grimbeorn estaba concentrado, dejó que Freagulf se pusiera delante suya, buscando su protección, mientras su mente, sus palabras y sus gestos, rogaban la ayuda de los hijos de Iluvatar. Hallfrid estaba a poca distancia de los dos, bien atento al mewlip, tratando de adivinar lo que decía, y listo por si finalmente atacaba.

Gwalin e Ional se situaron al lado contrario de la tienda del que estaban sus compañeros. Ambos se colocaron uno al lado del otro, pero el enano le hizo comprender que su arma no era adecuada para un combate cuerpo a cuerpo e intercambiaron sus posiciones. Larrid llegó, y se puso a la izquierda del enano, en el lugar antes ocupado por Ional, pero lo suficientemente apartado para permitir un disparo del arquero si era necesario.

Edan era el más adelantado, y pedía fuego, para alumbrar y ver mejor. Freagulf quiso entender que podría usarse como arma si fuese necesario, creyendo que Edan sabía algo, pero sin contraríalo. Los barqueros, viéndose algo inútiles por la carencia de armas, se dieron por aludidos. Algunos de ellos agarraron algunas teas aun ardientes, para levantarlas sobre sus cabezas e iluminar la zona.

Como si las sospechas del lancero se hiciesen realidad, el aumento de luz descubrió a más de aquellos seres. Detrás de ellos, otros dos monstruos estaban ya fuera del agua. Estos no estaban quietos, avanzaban lentamente hacia el frente, adentrándose en el islote en dirección a las tiendas. Sus deformadas bocas también emitían el mismo ruido, como si hablasen entre si recitasen algo al unísono, inteligible pero melódico.

Turno 207
Asalto 3

Los dos seres que acaban de salir del agua (#2 y #3), se mantenían en la orilla, quietos, alumbrados por la tenue luz de la antorchas. Con la misma mirada vacía, susurraban al unísono las mismas palabras que el primero en aparecer. 

El monstruo que había sido atacado por Edan (#1) alzó la mano rápidamente, en el mismo momento en que su gutural voz se elevaba

TURNO 207 - ASALTO 3

Empezaba a pensar que sólo él, y tal vez el engargado de la patrulla que los comerciantes habían dispuesto eran los únicos soldados. Los demás puede ser que fueran bueno combatientes, pero eran guerreros, no soldados. Había que incitarles de otra manera. Ya les había dicho que perimetraran, pero nada, así que estaba claro que habría que decirles otra vez, pero de una manera que sirviera a su modo:

- Chicos, los comerciantes están sólos ante la cosa, ¿Pueden ir dos hacía allí? Entonces aconsejó: - Tenemos que repartirnos. Y sorprendido vio como se adelantaba a su posición el hermano. - No valen las órdenes lo más mínimo. Esto no es una unidad, y sin un adiestramiento y obediencia no lo será jamás. Tenía que asumir que su experiencia, así no valía de nada, y por ello mismo, tenía que empezar a moverse como ellos.

Fragulf los había visto en un gesto rápido porque algo le había llamado la atención. Aún así, era una táctica previsible. Demasiado básica como para no darse cuenta de que era lo más probable. Pero lo que más le llamaba la atención es que se mantuvieran a distancia … y parecía que entonaban un cántico: - ¿Serán capaces de hechizar o algo? Aún con esos pensamientos el alto chico rubio quedaba a la espera de los movimientos del ser de manos enormes. Seguía teniendo las mismas intenciones. Si era atacado reaccionar para desviar su ataque, y si se encaminaba a por otro, protegerle, descargando su arma sobre la piel húmeda de aquel ser.

Turno 207

Asalto 3

Todo parecía en calma y eso era muy raro. ¿Será el frente común lo que disuade al monstruo de atacarnos? pensó el naugrim mirando fíjamente a su enemigo. Pero entonces lo escuchó. El movimiento del aguan en otros puntos de la isla. Tras verificarlo con sendos movimientos de cabeza, Gwalin vio que habían aparecido dos monstruos más.

La advertencia de Freagulf de que los comerciantes estaban solos cayó como un jarrón de agua fría sobre el enano quien no se perdonaba como podía haber caído en aquella treta tan antigua.

-¡¡Voy con los comerciantes!!-rugió el enano dando media vuelta y acudiendo en ayuda de sus pagadores, los cuales permanecían juntos en la tienda más alejada.

Turno 207, asalto 3

Ajeno a la actividad que bullía a su alrededor, el animista continuaba recitando una letanía. Su mente se concentraba en la imagen de las Tierras Imperecederas y recorría extensas praderas y bosques virgenes, buscando una sensación familiar a la que anclar una necesaria conexión. Por encima de las voces y ruidos que hacían sus compañeros, llegados a sus oídos como si el norteño estuviera sumergido, se alzó el sonido de un cuerno de caza y su mente fue atraida hacia una jauría de perros de noble aspecto, los cuales hostigaban a una imponente bestia, un ciervo de talla y cornamenta como el hombre del bosque jamás había visto en un bosque. Pero lo que la mente del animista buscaba era al responsable de hacer sonar aquel cuerno.

Turno 207, asalto 3

Mientras Leofred preparaba la ballesta Larrid había salido apresuradamente de la tienda para reunirse con los demás. El bardo aún no sabía con seguridad cómo de apurada era su situación, pero había escuchado a los barqueros elevar la voz en tono temeroso, y a alguno de los demás gritar algo que bien podía ser una orden o una amenaza.

Poco dispuesto a quedarse atrás, Leofred por fin terminó de tensar la cuerda y cargar un virote; después salió al exterior casi de un salto, mirando a su alrededor buscando el motivo de la alarma, y la encontró, aquellas criaturas eran pocas, pero los rodeaban y parecían preparadas para atacar en cualquier momento. - ¿¡Qué demonios son estas cosas!? - preguntó alarmado a los barqueros que lo rodeaban como si ellos pudieran saberlo, mientras apuntaba la ballesta en la dirección de la más cercana.

Turno 207, Asalto 3

En el preciso momento en que su lanza resbaló sobre la piel de aquella criatura, Edan comprendió que su adversario le venia demasiado grande. Era cierto que el joven no tenía mucha experiencia en el combate, pero habia arrojado su lanza cientos de veces con anterioridad. Sus presas en aquellas ocasiones no eran mas que liebres y comadrejas...en otras alcanzaba a animales algo mayores, como ciervos o Jabalíes...pero en todas ellas sus objetivos parecían mas agiles, pequeños y esquivos que el ser que ahora enfrentaba. Su lanzamiento habia sido bueno, no le cabía duda, la lanza habia alcanzado a su objetivo, y las sensaciones cuando el asta de madera abandonó su mano habian sido buenas también. Sencillamente no había servido para nada. Aquel ser deforme y grotesco ni tan siquiera se habia molestado en intentar esquivarlo...y eso solo podia significar que no representaba un peligro para él.

Nunca debiste abandonar La Marca Edan se repetía una y otra vez mientras desenfundaba su hacha, casi por instinto.

Los hombres gritaban ordenes a sus espaldas, pero Edan se encontraba demasiado asustado como para atenderlas. Dudo un momento y pensó en retroceder, pero las luces de los marineros se abrieron desde el centro del islote, y nuevos de aquellos monstruos aparecieron a sus espaldas, saliendo de la orilla.
Supo entonces que no había escapatoria posible, y se convenció en vender cara su vida.
Sus compañeros permanecían a la expectativa, pero Edan no veía ninguna razón para dar tregua a aquellas bestias demoniacas. Se habían aproximado armadas y en silencio en medio de la noche, estaba claro que no planeaban nada bueno para ellos.
¡ Por todos los Dioses ¿A que esperáis para blandir vuestras espadas?! Por lo que Edan sabía, aquella silenciosa plegaria bien podia ser una llamada de ayuda: El monstruo convocando a sus compañeros para caer sobre ellos. Las nuevas bestias que asomaban a sus espaldas daban Fe de ello. ¿Que mas pruebas necesitan?

Edan empuño su arma, y esta vez con más cautela, anticipando la fuerza de su rival, lo atacó nuevamente esperando que el filo de su hacha hiciese más efecto sobre la resbaladiza piel de los anegados.

TURNO 207 - Asalto 3

Hallfrid no recordaba jamás haber sentido tanto miedo en su vida. Ni cuando se había extraviado toda una noche, de niño, en las colinas cercanas a la granja, mientras buscaba cabras perdidas. Ni cuando a punto había estado de prender fuego el galpón de los señores.

Estaba sencillamente paralizado, aterrado ante la horrorosa figura que había salido  del agua, y solo  podía aferrarse a su vieja lanza de madera como un náufrago a un madero. Los nudillos estaban blancos por la presión, y sus uñas empezaban a dejar sanguinolentas muescas en la pulida superficie del arma.

Aquella no solo era su primera batalla real, la primera vez que sentía que su propia vida estaba en juego. Sino que era también la primera vez que veía una criatura semejante, que parecía salida de una pesadilla. Hasta entonces, la mayor amenaza a la que se había enfrentado el joven (y desde una muy prudencial distancia, protegido por su padre y toda una partida de campesinos enardecidos) había sido aquel viejo lobo gris que había azolado las granjas algunos años atrás.

El muchacho no tenía ni la menor idea de cómo actuar en una situación como aquella. Y los gritos de sus camaradas solo conseguían confundirlo aún más. El llamado Freagulf parecía tener algo de experiencia. Pero Hallfrid no comprendía del todo sus palabras, y solo veía que su camarada simplemente mantenía la posición, lo que lo confundía aún más.

El resto parecía tan desorientados como él mismo. E igualmente paralizados. Para peor, al joven campesino le resultaba imposible comprender el extraño balbuceo de la criatura...

Por fortuna, finalmente fue su compañero Edan quien rompío la extraña calma del momento. Y quizás impulsado por su propia inercia (pues el rohirrim se hallaba justo a su lado), Hallfrid se lanzó también al ataque. No sabía por que lo hacía. Quizás por puro instinto. O tal vez por miedo.

Más probablemente, porque cualquier cosa parecía mejor que permanecer allí solo, aguardando a que algo pasara...

Turno 207, asalto 3

No era solo uno si no que eran tres las criaturas que les acosaban. Les habían rodeado para que tuvieran que dividirse y así dividir sus fuerzas.

Tendremos que acabar con uno cuanto ates porque si no ellos acabaran con nosotros.

Después de decir esto Ional lanzó su flecha sobre el mewlip que tenía delante. Estaba comenzando con el combate, pero no creía que hubiera otra alternativa. Si estaba equivocado Larrid o alguno de los esgarothianos le advertirían o lo habrían hecho ya. Por eso dejó soltar la flecha en dirección a su enemigo.

Turno 207
​Asalto 3

Larrid corrió, al igual que Gwalin, a defender a los esgarothianos, pero al ver que el enano ya se dirigía hacia allí, decidió ir a detener al otro monstruo que esperaba en la orilla.

- ¡¡Acabad con ellos!! - dijo el solado mientras alzaba su espada contra el tercer ser.

Turno 207
​Asalto 3

Al ver abalanzarse a etheod, aquel ser (#3) imitó a su compañero, y alzando la mano trato de detener con su encantamiento a Larrid. Su voz se elevó, haciendo que un extraño poder saliese del mewlip.

Cuando Gwalin llegó a interponerse entre la tienda de los esgarothianos y el mewlip (#2), éste alzo su voz, y su mano, para tratar de hechizar también al enano. Como la misma sensación que invadió a Larrid, Gwalin se vio afectado.

RESOLUCION TURNO 207
Asalto 3
 

Ional no dudo un solo momento, y colocando la flecha que ya tenía en la mano en la cuerda de su arco, tenso rápidamente. No apuntó como solía hacerlo, tomándose unos instantes y respirando pausadamente. Apremiado por la situación en la que el grupo se encontraba, soltó la cuerda del arco. Ésta restallo, dejando que el proyectil saliese disparado. Lamentablemente la saeta se perdió bastante desviada, cayendo al agua varios metros por detrás de su objetivo.

Edam se repuso de su frustrado lanzamiento, y sacando su hacha se dispuso a abalanzarse contra el mewlip. El ser levanto su mano, como queriendo parar al rohir antes de que llegase hasta él. Surgió efecto, una extraña sensación lo embargó y completamente hechizado entro en una especie de trance que lo obligo a detenerse. Una somnolencia se apoderó del hombre de la marca. Se quedó quieto, adormilado, a merced de aquel monstruo del agua. Hallfrid llegó providencialmente lanza en ristre. Corrió desde su posición, rebasando a Edan, hasta colocarse frente al mewlip. Su lanza dio varias estocadas, pero aquel ser logro moverse lo suficiente como esquivar alguno de los ataques, y para hacer que su resbalosa piel lograse desviar su filo de los que impactaban. Uno tras otro, los lanzazos fueron infructuosos.

Freagulf se mantenía quieto, esperando un ataque, sin actuar a la espera de acontecimientos y en parte protegiendo a Grimbeorn. El bosquimano continuaba con sus letanías, pidiendo el favor de los valar, sus susurros comenzaban a coger fuerza. Leofred estaba en la tienda, terminando de cargar su ballesta. Una vez colocó el virote en la ranura, salió a toda prisa al exterior, justo para ver pasar al enano a su lado corriendo.

Gwalin había salido corriendo instado por los gritos y ordenes de sus compañeros, pero también por la lógica, hacia el ser más alejado. Había que proteger a los esgarothianos, y sencillamente corrió para interponerse entre el mewlip y la tienda donde estaban. Los barqueros se mantenían al margen, pero se movieron para dejarle paso al ver sus intenciones. Larrid, por su parte, hizo lo mismo que el enano para enfrentarse al monstruo que quedaba solo.

 Mientras que Gwalin solo quería interponerse a la espera de las acciones del engendro, el etheod no dudo en alzar su espada para tratar de acabar con él. A una cierta distancia, los dos seres trataron de hechizar a sus atacantes, como ya había hecho el otro mewlip. Gwalin logró zafarse del poder que trataba de abarcarlo, mientras que Larrid cayo irremediablemente, al igual que Edan, se quedó en trance en una especie de sueño abstracto.

Turno 208
​Asalto 4

El mewlip que estaba frente a Edan (#1), al que había logrado hechizar, dio un paso al frente para atacar al rohir. Con sus largas manos, abrazo a su presa para después tratar de propinarle un mordisco con sus fauces.

Mas alejado, otro de los seres estaba frente a Gwalin (#2). Su sortilegio no había surtido efecto, por lo que empuño el arma que descansaba en su cinto. Una extraña espada que pareciese estar hecha de piedra, que colocó en una posición de guardia alta.

El último de los engendros (#3) tenia muy cerca a Larrid, que sí que había caído bajo el influjo de su poder. No tuvo ni que moverse para darle el mismo abrazo a Edan, y clavarle sus dientes impunemente.

Turno 208, Asalto 4

Esperaba, deseaba que Grimbeor fuera lo suficientemente capaz y poderoso y pudiera "espantar" a aquellos seres, como diera lugar. Le daba igual que corrieran espantados por el agua, se lanzasen al suelo y se acurrucaran como bolitas, o simplemente ardieran en las llamas del infierno que sería el final de sus vidas, pero como de costumbre, gente con más insensatez que disciplina, con más valor que cordura, se lanzaron contra los bichos. Ahora tenía un hermano y compañero atontado. No quería dejar de lado la protección que brindaba a Grimbeorn, pero si el bicho de las manos largas atacaba o intentaba agarrar a los que tenía delante, habría que intervenir.

- ¿Por qué todos son tan valientes y no obedientes? Hay que tener más valor para obedecer que para cargar, así que está claro. ¡Insensatos!

Le repateaba el hígado que ni si quiera un hermano suyo, o peor aún, que este hubiera sido el primero en hacer oidos sordos a lo comentado, y ahora, igual se veía en la tesitura de intervenir, atacar al bicho, y exponerse, cuando ellos se habían expuesto inútilmente. Se notó en su voz: - ¿Qué pasa con esos proyectiles? La flecha había caido allá donde se perdieron las alpargatas, la ballesta era lenta de narices. Por lo menos Maese Enano había sido valiente y obediente. - Esperemos que le vaya bien. Está protegiendo a los "jefes". - Muy bien maese naugrim. Mantente firme y no te alejes de ellos.  Pensaba para si, como si sus pensamientos pudieran llegar a las barbas de Gwalin y su ánimos, para no doblegarse ante el miedo de aquella repugnante cosa.

Estaba claro que acercarse a ellos, al menos con intenciones agresivas, era complicado. Te mandaban a dormir. Si tenían que atacarle físicamente, tendrían que ser de dos en dos, para poder hacer algo. El arma le quemaba en la mano. Si "dormía" no podría ayudar y proteger, pero si ambos compañeros rubios habían ido al suelo, habría que atender, no sea que se los quiera llevar. Estaba en un dilema: Seguir protegiendo al animista y confiar en su poder, o cargar de una vez.

Turno 208, Asalto 4

El combate comenzaba ya a desenvolverse en las cercanías pero el animista no se permitió perder la concentración, no tras haber llegado hasta aquel punto. Sentía la presencia imponente del Vala, aunque éste ni siquiera fuera consciente de la del mortal. Al fin y al cabo, Grimbeorn ni siquiera estaba intercediendo ante Araw; sólo recogía una ínfima parte de su poder, cual gota de lluvia prendida en el borde de una hoja que acababa por precipitarse. Pero era más que suficiente para hacer lo que necesitaba. Lo sentía inundar su cuerpo conforme se encauzaba hacia su brazo, tal como el norteño lo dirigía. Le hubiera gustado dedicar más tiempo a domar y moldear aquella bendición pero las circunstancias eran apremiantes. Clavó la lanza en el suelo como un anticipo a lo que habría de hacer en unos pocos segundos más.

Turno 208

Asalto 4

Gwalin se posicionó frente al engendro que acababa de salir del río, protegiendo a los esgarothianos. Escudo enbrazado y hacha lista para partir craneos, el guerrero esperaba la reacción de la criatura para reaccionar acorde a lo que aconteciera, convencido que por lo menos vendería cara su piel.

Pero con lo que no contaba era con el poder de aquella criatura para hechizar a las personas. Levantando la mano lanzó sobre el guerrero una especie de letanía que trataba de adormecerlo. Gwalin parpadeó c8nmocionado y luego apretó los dientes furioso. No se podía permitir perder el conocimiento ante aqullos seres. Furioso cargó contra aquel ser mientras advertía a sus compañeros. 

¡¡Cuidado, usan hechizos para adormecernos!! ¡¡Atacad sin pedad y sin cuartel!!

Con dos zancadas llegó hasta su oponente y le atacó.