Partida Rol por web

Evesfill [+18]

Saria - Cementerio

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10/04/2025, 00:48
Galiana

Ryuu se despertó bajo una caricia suave en su cabello. El aire fresco, cargado de la humedad de una inminente lluvia, le erizó la piel. Abrió los ojos lentamente, encontrándose con un cielo gris y opresivo, un reflejo sombrío del regreso de la Bruja que sentía como un escalofrío recorriéndole la espalda. Sobre él, la mirada divertida y cariñosa de Galiana. Se dio cuenta de que su cabeza reposaba cómodamente en su regazo, el suave movimiento de su respiración meciéndolo. - Menudo gatito más dormilón estás hecho. - bromeó Galiana, una sonrisa dulce curvando sus labios.

Al incorporarse un poco, Ryuu reconoció el lugar. El aire olía a tierra húmeda y flores silvestres. Estaban de vuelta en Saria, concretamente en el cementerio, el pueblo donde todo había comenzado. Las lápidas grises se alzaban a su alrededor, testigos silenciosos de los días pasados, aumentadas muy notablemente en número. A lo lejos, el pueblo parecía seguir recuperándose de los ataques sufridos, las casas mostrando aún cicatrices de la batalla. Sorprendentemente, a pesar de la intensidad y la duración de su aventura, solo habían transcurrido unos pocos días desde su partida.

Su mirada se detuvo en una figura solitaria sentada frente a una tumba cercana. Era Anlin, con la espalda encorvada y la cabeza gacha ante la lápida de Yindal. Su postura irradiaba una profunda tristeza. Galiana le acarició suavemente el brazo para que tomara la iniciativa. - Ve a hablar con ella, Ryuu - le susurró, su voz llena de comprensión. - Está de bajona.

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10/04/2025, 01:34
Ryuu Takahashi

Ryuu abrió los ojos con lentitud, como si el mundo mismo se desenrollara a su alrededor con un suspiro contenido. El cielo estaba encapotado, cargado con ese gris que siempre prometía lluvia pero que nunca tenía la cortesía de cumplirlo de inmediato. Un viento fresco le erizó la piel.

Una caricia le recorría el cabello.

Giró la cabeza y allí estaba Galiana, sentada con él en su regazo, observándolo como si acabara de despertarlo de una larga siesta y no de una desaparición entre sombras, secretos y revelaciones inquietantes.

Ryuu parpadeó. Por un instante, su mirada se perdió entre las lápidas y el susurro del viento entre las flores silvestres. El cementerio. Saria. El pueblo donde todo había comenzado. Todo parecía en su lugar… pero no lo estaba.

Se irguió lentamente, apoyando una mano sobre su pecho como si tratara de confirmar que aún era él.

-¿Tú también estás muerta y esta es tu forma retorcida de recibirme en el más allá?

Musitó con una voz que no sabía si era humor o alivio.

Ryuu se quedó un momento más en su regazo, y sin mirarla directamente, murmuró:

-Gracias... por despertarme.

Solo entonces se incorporó del todo. El gesto fue cuidadoso, como si levantarse del regazo de Galiana tuviera algo de rito, algo de despedida. Se sacudió el polvo de la ropa, y notó el olor a tierra húmeda.

Entonces la vio.

Anlin, sentada ante la tumba de Yindal, la cabeza gacha, sola en su pena.

La bruja. La nieta. La espada. La mentira. La verdad.

Todo al mismo tiempo.

La voz de Galiana rompió su ensimismamiento

Él soltó un suspiro largo, cargado de toda la fatiga del mundo. Su mirada, sin sarcasmo, volvió a encontrarse con la de Galiana.

-Si no vuelvo... ya sabes, entierra algo con estilo.

Le guiñó un ojo, y luego añadió con una sonrisa ladeada

-Pero no pongas en la lápida “Murió como vivió: haciéndose el interesante”. Aunque sería justo.

Entonces giró sobre sus talones.

Con pasos lentos pero decididos, Ryuu caminó hacia Anlin, el ruido de su andar sobre la grava contrastando con el silencio reverente del cementerio.

Se detuvo a un par de pasos de ella, su voz suave

-Bonito día para un apocalipsis, ¿no?

Hizo una breve pausa, mirando alrededor, con las manos en los bolsillos.

-Es curioso cómo todo puede parecer tan tranquilo… incluso ahora.

Entonces bajó la mirada hacia ella.

-¿Sabes? Durante años, la gente de este pueblo se aferró a su nombre como si fuera una promesa. Yindal, el que empuñó la espada contra la oscuridad. El que no dudó. El que venció cuando todo estaba perdido.

Hizo una pausa, bajando la voz apenas un poco.

-Yo también soñé con eso. Con ser uno de los buenos. De esos que llegan justo a tiempo, salvan a todos y se van antes del aplauso. Incluso cuando empecé a sospechar que la magia que había en mí… no era precisamente la del tipo de cuentos que terminan bien.

Su mirada se desvió hacia la tumba, y luego volvió a Anlin.

-Y sin embargo, aquí estamos. Yo, con un pie en la historia equivocada... y tú, sentada frente a él, como si llevaras el peso del mundo en los hombros.

Entonces se arrodilló, sin apartar los ojos de ella.

-No sé si estoy viendo a una nieta que llora al héroe que la crió… o a alguien que aprendió muy bien a imitar la pena..

Guardó silencio unos segundos. El viento movió levemente la hierba alta, y por un instante, fue como si la lápida respirara.

Se inclinó hacia la tumba, sin mirarla directamente a los ojos.

-Si eres tú, Anlin… la nieta de Yindal, la que caminó a nuestro lado y compartió cada batalla… entonces no hay más que hablar. Todo bien.

Hizo una pausa. Su voz bajó, casi en un susurro.

-Pero si no lo eres… si todo esto es solo otra obra, y tú eres la actriz principal disfrazada con piel prestada…

Enderezó la espalda, y su mano rozó la empuñadura de su espada sin llegar a tomarla.

-Solo quiero que sepas que yo también he mentido, fingido, y bailado entre verdades a medias. Y puede que ahora sea el que tiene las cuerdas atadas, pero sé cortar marionetas con una sola palabra.

Hizo una leve reverencia, una sonrisa torcida jugando en sus labios.

-Así que dime, querida: ¿a quién tengo el honor de estar escuchando?

Y se quedó ahí. De pie. No en guardia, pero con los pies bien plantados. Por si acaso.

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10/04/2025, 09:16
¿Anlin?

¿Por qué estás aún tenso, Ryuu? - respondió "Anlin", su voz suave pero con un matiz de cansancio. No había rastro de la autoridad helada de la Bruja en su tono, pero tampoco la calidez genuina de la Anlin que conocían. Se acurrucó más sobre sus propias piernas, su postura irradiando una tristeza genuina. - ¿Acaso crees que puedes usar tu espada para algo aquí? ¿O alguna de tus habilidades? No puedes dañarme. ¿O es que sientes que estás en peligro? Si quisiera matarte, ya lo habría hecho. Creo que dejé bastante clara nuestra... relación de poder en el castillo, ¿no crees?

Suspiró, su mirada perdida en la lápida de Yindal. - Durante años, él fue la esperanza de este pueblo, un faro contra la oscuridad sí. - replicó. -  Pero durante muchos más años... mi nombre ha sido el que ha inspirado terror en el mundo. Un legado muy distinto, ¿verdad?

Negó lentamente con la cabeza y por fin dirigió sus ojos hacia Ryuu. Por un instante, sus pupilas parecieron tornarse de un amarillo enfermizo a un azul melancólico, como si lucharan por mantener una apariencia familiar. - ¿Por qué crees que somos dos personas distintas, Ryuu? - preguntó, su voz apenas un susurro. - Yo soy Anlin... y también he sido y soy la Bruja, desde hace mucho más tiempo del que imaginas. Aunque... se me había olvidado. Hasta que entré en la cripta de Saria y ya sabes lo que pasó. Aunque siempre tuve... 'flashbacks'. Pesadillas de mi vida anterior.

Volvió su mirada a la tumba de Yindal, su tristeza ahora teñida de una confusión dolorosa. - Al igual que con mis... mis generales... no lograron derrotarme del todo la primera vez. Podrían haber matado a la niña, al bebé que era entonces, cuando logré regenerarme. Pero él... Yindal... insistió en criarme desde cero. A pesar de que... la aventura por acabar conmigo le costó la vida a su propio hijo. ¿Por qué decidió criarme aquí? En Saria. Tan cerca... de donde sepultaron a uno de mis generales. ¿Por qué fue capaz de ver el bien en un ser tan repulsivo como yo?

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10/04/2025, 09:51
Ryuu Takahashi

Ryuu permaneció en silencio un instante.

No por miedo.

No por duda.

Sino porque, por primera vez en mucho tiempo, no sabía si estaba hablando con su enemiga… o con alguien que había olvidado que lo era.

Se acercó un paso. No hostil, pero firme. El gesto de un hombre que no sabía si iba a escuchar una confesión o a recibir un golpe.

-¿Quieres saber por qué estoy tenso?

Preguntó al fin, con un tono bajo, sin su teatralidad habitual

-Porque estás sentada frente a la tumba de un héroe, diciéndome que eres también el monstruo que asolo este mundo… y no sé si eso es una advertencia, una súplica, o el principio de otro juego.

Su mirada se endureció, pero sin ira. Lo que había en sus ojos era algo más amargo: la fatiga del que ha tenido que desconfiar durante demasiado tiempo.

-Puede que no pueda herirte. Puede que seas todo eso que dices. Anlin, la bruja, la niña y la pesadilla al mismo tiempo. Pero ¿sabes qué es lo que más me revuelve por dentro?

Hizo una pausa. El viento sopló entre las lápidas.

-Que parte de mí quiere creerte. Parte de mí… quiere pensar que Yindal tuvo razón. Que algo de lo que hizo, de lo que enseñó, se quedó contigo. Que te hizo más que una segunda oportunidad.

Bajó la mano de su espada. No como un gesto de rendición. Sino como quien ofrece la última línea de fe.

Pero el gesto apenas había terminado cuando la duda volvió a instalarse. Sus ojos buscaron los de ella, fijos, cansados.

-Y sin embargo… en la pirámide, cuando esa voz me habló, tu voz, supongo, no me dijo que tendría que matar a Anlin.

Dejó que el nombre flotara entre ellos unos segundos.

-Así que sí, pensé que eran dos personas distintas. Que una era mi compañera de viaje, de batallas y secretos. Y la otra… la dueña de la oscuridad que me ofreció poder.

Se pasó una mano por el rostro, arrastrando consigo el peso de demasiadas verdades a medias.

-Pero si todo esto ha sido un largo juego… si no hay diferencia… si tú eres las dos cosas y has estado esperando a ver hasta dónde llega mi fidelidad…

Rozó el pomo de su espada, lento, sin tensión.

-Entonces no estaba tan equivocado. Porque si algún día tengo que matarte… no será porque seas la bruja. Será porque ya no quede nada de Anlin.

 

Entonces bajó la mirada hacia ella, más suave esta vez, sin perder la tensión.

-Aunque… has dicho que eres un ser repulsivo. Una monstruosidad. Algo que nunca debió tener redención.

Se encogió de hombros.

-Eso ya es admitir que algo en ti cambió. Porque la bruja de la que nos hablaron… nunca se habría llamado a sí misma monstruo. Habría dicho que el mundo era débil. Que el error era de los otros. Que ella era la solución, no el problema.

Se agachó un poco, apoyando los codos en las rodillas, sin dejar de mirarla.

-Así que tal vez, solo tal vez… Yindal sí logró dejarte algo dentro. Como una semilla que ni tú sabías que estaba ahí. Algo que creció torcido, sí, pero creció.

Hizo un gesto amplio con las manos, como si no estuviera seguro ni de lo que decía.

-Y mira, si hay algo que he aprendido entre dragones, rituales fallidos y compañeros imposibles, es esto: a veces la gente necesita más de una oportunidad para hacerlo bien. Yo… soy un firme defensor de las segundas oportunidades. Terceras también. Alguna cuarta si me pillan de buen humor

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10/04/2025, 10:43
¿Anlin?

"Anlin" escuchó cada palabra de Ryuu con una intensidad silenciosa, sus ojos azules fijos en su rostro. A medida que él hablaba de héroes, monstruos y segundas oportunidades, su expresión fluctuaba entre la tristeza melancólica y una sombra de algo más oscuro, casi calculado. Cuando Ryuu terminó su largo monólogo, un silencio pesado se cernió sobre el cementerio, roto solo por el susurro del viento entre las lápidas.

Finalmente, "Anlin" suspiró, su mirada volviendo a la tumba de Yindal por un instante antes de fijarse nuevamente en Ryuu. No había burla en sus ojos, sino una especie de cansancio profundo, como si llevara un peso inmenso. - No es nada de lo que piensas, solo es un hecho Ryuu.

Siempre fui yo, intenté cuidar de vosotros, mis amigos, enmendar mis errores, todos ellos, incluidos los generales. - suspiró. - Pero también hice de juez en secreto, observé todos vuestros movimientos y todos los de la gente con la que nos íbamos cruzando. ¿Te das cuenta de lo mal que podría haber acabado todo? Ashter, Miveil, Dyron, Galiana, Naden... Todos podrían haber muerto en algún punto de esta historia. E incluso la pequeña Lenore podría seguir encerrada en esa horrible esfera. - una leve sonrisa asomó su rostro. - Sin embargo, todos están vivos, gracias a vuestros actos, especialmente a los tuyos.

Pero su sonrisa pronto desapareció y levantó la mirada hacia el cielo encapotado, como si buscara una respuesta en las nubes grises. - Y aún así, ahora que he recuperado todo mi poder, deshecho todo lo que había hecho, el cielo clama caos tras mi regreso completo.

Devolvió la mirada a Ryuu. - No conoces mi pasado, ni lo horrible que era el mundo incluso antes de mi llegada. - chasqueó la lengua. - Pero tienes razón en algo, la Bruja de aquella época nunca se habría llamado monstruo, tienes razón. Ella veía el mundo como un lienzo imperfecto que debía ser corregido. Yo... yo veo las cicatrices que dejé.

Sus ojos se mostraban ahora cargados de una tristeza palpable. - Yindal... él creyó en algo que yo no entendía. Vio bondad donde solo había oscuridad latente. Si fuera por mí, habría borrado este horrible mundo, pero él me dio una oportunidad que quizás nunca merecí. - Su voz se quebró ligeramente. Cerró los ojos por un momento, como si luchara contra una emoción abrumadora. - Pero esa semilla de la que hablas no puede florecer. La tierra está demasiado corrompida. Mientras yo exista, la sombra de la Bruja seguirá extendiéndose, el mal seguirá creciendo en el mundo como una gangrena imparable.

Abrió los ojos de nuevo y por primera vez desde que Ryuu había comenzado a hablar, había una vulnerabilidad genuina en su mirada. - Recuerda la pirámide, Ryuu. Recuerda lo que te pedí. No ahora. No aquí. Debe ser de una forma que... que signifique algo. Que corte la raíz de todo esto. - Sus ojos se clavaron en los de Ryuu, con una determinación sombría. - Con mi muerte, Ryuu... solo entonces... quizás... llegue un período de paz. Porque en vida... solo seguiré siendo un catalizador del caos. Debes entenderlo, es la única forma. La única esperanza real para este mundo.

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10/04/2025, 12:39
Ryuu Takahashi

Ryuu la observó en silencio. No con juicio. No con miedo. Solo con el peso brutal de la decisión que flotaba entre los dos, como una hoja suspendida en el aire, esperando caer del lado correcto o del equivocado.

Su garganta tragó en seco antes de que hablara, su voz ronca, áspera.

-Eres brillante, ¿sabes? No por tu poder. Por cómo lo dices todo… con esa calma. Como si no estuvieras pidiéndome que te mate, sino que te lleve a casa después de un día largo. Como si fuera… lo natural.

Bajó la mirada por un instante, y sus dedos se entrelazaron con tensión.

-He conocido muchos tipos de monstruos. Algunos rugían. Otros sonreían. Pero tú…

La miró de nuevo, directamente.

-Tú pides perdón antes de dar el golpe. Y eso es lo que me jode.

El viento sopló más fuerte, moviendo su capa como una advertencia muda.

-¿Y sabes lo peor? Que parte de mí te cree. Parte de mí quiere pensar que sí, que podemos acabar esto con una última escena perfecta, una última frase con peso y un fundido a negro. Pero no somos cuentos.

Se acercó un paso más.

-No soy tu ejecutor, Anlin. Y tampoco soy tu redención. Soy solo un tipo con una espada, una deuda pendiente y un alma cada vez más cansada.

Ryuu respiró hondo, como si cada palabra que iba a decir tuviera el peso de una espada en la garganta.

-Pero, si eso es lo que quieres… si de verdad crees que el mundo necesita verte caer para respirar tranquilo… entonces sí,lo sere.

El tono era bajo, decidido, sin dramatismos. Solo verdad.

-Pero no ahora. Ni mañana. Ni la semana que viene.

La miró, firme. Sin odio.

-Lo haré el día que vea que no queda nada de “Anlin” ahí dentro. Nada de la que peleó con nosotros, de la que discutía, reía, se tiraba de cabeza a resolver cosas que no le tocaban, la que nos salvo a todos en la piramide. El día que no quede nada de eso… ese día, sí.

Bajó la mano de la espada lentamente, y añadió, con una media sonrisa, cansada pero sincera:

-Hasta entonces… me quedaré cerca. Si te parece bien, claro. Si no me mandas volando a otra parte.

Se encogió de hombros.

-No creo que necesites una brújula. Pero por si acaso… puedo hacer el intento. Aunque seas tú la que ha estado guiando al grupo desde el principio.

Se giró un poco, como si ya estuviera listo para marcharse, pero se detuvo un segundo más.

-No quiero matarte, Anlin. No todavía. Porque… de qué sirve salvar el mundo, si al final no salvas a la gente que más te importa.

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11/04/2025, 11:41
¿Anlin?

"Anlin" se levantó lentamente, sus ojos azules ahora inundados de lágrimas que recorrían sus mejillas pálidas. Con un sollozo apenas audible, se acercó a Ryuu y lo abrazó con fuerza, aferrándose a él como si fuera un ancla en medio de una tormenta. Su cuerpo temblaba ligeramente contra el de él. - Gracias, Ryuu - susurró entrecortadamente, su voz quebrándose por la emoción. - Gracias por tus palabras... por no abandonarme... por ver algo en mí, el bien que he intentado hacer.

Se separó un poco, aunque sus manos permanecieron aferradas a sus brazos, mirándolo a los ojos con una mezcla de gratitud y una tristeza inmensa - Pero... debes entender... mi destino... lo que debo hacer... aún sigue siendo el mismo. No puedo... no puedo seguir causando este dolor. - Suspiró profundamente, con los ojos cerrados por un instante. Al abrirlos de nuevo, había una resolución sombría en su mirada. - Te esperaré... en mi hogar. Galiana tiene una piedra... os llevará allí directamente. Pero al final... al final de la mansión... solo os esperará la Bruja. Y lucharemos. No hay otra forma.

Me has servido bien, cumple con mi último encargo.

Aquellas palabras llenaron de energía a Ryuu, parecía que "Anlin" le había otorgado algo más de fuerza. Con una última mirada cargada de una mezcla indescriptible de afecto y resignación, "Anlin" desapareció, desvaneciéndose en el aire frío del cementerio como una sombra fugaz. Ryuu se quedó solo, con el eco de sus palabras resonando en el silencio, bajo la atenta mirada de Galiana, que permanecía sentada bajo el árbol donde él había despertado. La calma del cementerio contrastaba ahora con el peso inminente del enfrentamiento final.

Notas de juego

+5 puntos de Stats

Recuerda que tienes pendiente una subida de nivel también

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11/04/2025, 14:38
Ryuu Takahashi

Cuando “Anlin” se acercó con lágrimas en los ojos, Ryuu no retrocedió. No hizo una broma, no rodó los ojos, no intentó aligerar el momento con sarcasmo.

Simplemente la dejó llegar.

Y cuando los brazos de ella se cerraron alrededor de su cuerpo, él los correspondió. Al principio, con una cierta torpeza, como si no recordara bien cómo se hacía aquello. Pero luego más fuerte. Más sincero. Apoyó la barbilla sobre su hombro, los ojos cerrados, y por un instante pareció que todo el peso que había llevado desde el castillo se le deslizaba por la espalda.

No dijo nada al principio.

Solo sintió.

Cuando finalmente se separaron, Ryuu no ocultó la humedad en sus ojos. No lloraba abiertamente, pero la emoción estaba ahí, sin disfraz. Cuando ella le sostuvo los brazos, él le sostuvo la mirada.

-No sé cómo termina esto 

Admitió en voz baja

-Pero si lo último que haces como “Anlin” es darme las fuerzas para pelear, entonces pienso usarlas para llegar hasta ti… y hacer todo lo posible para que cuando vuelva a verte, aún quede algo de ti que quiera luchar por seguir viva.

No agregó nada más.

Y cuando ella desapareció en el aire, dejando atrás el peso de sus palabras, Ryuu permaneció en el mismo sitio durante unos segundos más, como si su cuerpo necesitara alcanzar al peso de lo que acababa de vivir. Luego, sin dramatismos, simplemente se giró. Sus pasos lo llevaron de vuelta hasta Galiana, se detuvo frente a ella, el viento le alborotába el cabello.

-Galiana 

Dijo, sin rodeos, sin tono de teatro

-Tú la conoces. Desde antes que nadie, al menos nadie que siga vivo.

Se cruzó de brazos, pero no en gesto de defensa, sino como si necesitara sostenerse a sí mismo.

-¿De verdad no hay otra forma? 

Preguntó. Y en su voz había algo raro en él: una súplica sincera, desnuda, sin adornos

-¿Ninguna locura, ninguna ruta perdida, ningún conjuro sellado en una piedra olvidada que pueda salvarla?

Bajó la mirada un segundo, luego volvió a alzarla.

-No es por miedo a cargar con su muerte. Si tengo que hacerlo, lo haré. Pero… no me parece justo. No después de verla luchar así contra sí misma. No cuando lo que queda en ella intenta arreglar lo que rompió.

Respiró hondo, y sus ojos se posaron en los de Galiana, ya sin escudos.

-Sé que a veces el mundo es una historia mal escrita. Pero si hay siquiera una nota al margen, una frase tachada que nos diga que aún podemos darle otro final… necesito saberlo.

Y se quedó ahí, esperando. Porque, por primera vez en mucho tiempo, quizás en su vida, no buscaba una salida. Buscaba una esperanza. No una garantía. No un final feliz. Solo… una razón para creer que todo lo vivido no había sido en vano.

Listo para lo que viniera. Pero ya no como el aventurero bocazas que escondía sus miedos tras una sonrisa y una frase ingeniosa. Esta vez, se mantenía en pie como alguien que había decidido seguir creyendo. Aunque doliera. Aunque pudiera perderlo todo. Porque a veces, lo más difícil no es alzar la espada. Es no soltarla cuando aún queda algo por salvar.

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11/04/2025, 17:13
Galiana

Galiana permaneció bajo el árbol, observando a Ryuu con una expresión compleja mientras él se acercaba. Cuando él le habló, ella se cruzó de brazos, su mirada intensa y penetrante. - ¿Ni siquiera vas a preguntarme qué pactos tenía yo con ella? -preguntó Galiana, su voz con un deje de reproche. - ¡Qué sabía su identidad desde que la vi en el bosque! ¿No te resulta curioso que la entrañable reina del bosque zinalid conociera tan bien a la joven nieta del héroe?

Escuchó en silencio el torrente de palabras de Ryuu, su súplica desesperada por una alternativa. Su rostro permaneció sereno, aunque sus ojos reflejaban una profunda tristeza. Cuando él terminó, Galiana suspiró, su mirada fija en la distancia por un instante. - Ryuu... has presenciado muchas cosas en este viaje. Has visto la oscuridad en sus formas más puras y la luz luchando por abrirse paso incluso en los corazones más atormentados. Entiendo tu deseo de encontrar otra manera. Créeme, si existiera una locura, una ruta perdida, un conjuro olvidado que pudiera salvarla sin desatar un mal mayor... la habría buscado. La he observado durante años, he sentido la lucha en su interior.

Negó lentamente con la cabeza. - Pero a veces, las historias mal escritas no tienen enmiendas fáciles. A veces, la única forma de detener una marea de oscuridad es cortar su fuente. Y Anlin... ella lo sabe. Ese sacrificio... es su última oportunidad de redención y quizás, la única salvación para este mundo.

Su mirada volvió a Ryuu, con una mezcla de pena y una firmeza inquebrantable. - Contra una fuerza tan antigua y arraigada como la Bruja... a veces, el amor y la esperanza no bastan para cambiar un destino que ya está escrito en las sombras. Sin embargo... nunca dejes de intentarlo. Nunca dejes de buscar esa nota al margen. Porque incluso en la oscuridad más profunda, una pequeña chispa de luz puede encender una revolución. - Era la primera vez que Ryuu veía tan seria a Galiana. - Además, la propia Bruja estuvo buscando el origen de sus poderes, el origen de la magia. Yo he vivido tanto o más que ella, por lo que sé que la magia se suele usar para el mal muchas veces. Ella no es la primera gran villana que he enfrentado, aunque sí la más fuerte.

Los comentarios de Galiana rondaron por la cabeza de Ryuu. ¿Se le estaba escapando algo? Sterling habló sobre el origen de la magia y como esto alteró el orden de su mundo. Por otra parte, la bruja también la investigó en la torre. ¿Quizá algo en las investigaciones de esta fueran la clave para poder salvar a Anlin de su destino?

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12/04/2025, 20:53
Ryuu Takahashi

Ryuu alzó una mano, suave, sin agresividad, solo firme, y habló antes de que ella pudiera responder.

-No es que me resulte raro, Galiana

Dijo con voz baja, pero clara

-Viajaste con Yindal. Le conociste mejor que nadie. Sabías de su lucha, de lo que hizo… y de lo que no pudo terminar. Sabías que “Anlin” no era solo una niña, y también sabías lo que su existencia significaba.

Se encogió de hombros con un gesto casi resignado.

-Y lo ocultaste. Por ella, claro. Pero también por él. Porque eso habría significado negar su última decisión. Su acto de fe. Su locura de pensar que criar a un monstruo como a una hija podía cambiar algo. Y… porque tú, como él, también querías creer.

Sus ojos se clavaron en los de Galiana, sin rencor, pero con esa lucidez cortante que a veces se le escapaba entre bromas.

-Así que no necesito que me lo jures, ni que te justifiques. Ya lo entiendo. Porque si yo hubiera estado en tu lugar... habría hecho lo mismo.

Se cruzó de brazos, más relajado, pero aún con esa sombra que se le había quedado fija en la cara desde el cementerio.

Finalmente, Ryuu bajó la mirada, con una sonrisa amarga que apenas curvó sus labios.

-Una chispa en la oscuridad…

Repitió casi en un murmullo

-Parece que siempre nos aferramos a eso, ¿eh?

Alzó los ojos hacia Galiana otra vez. No con rabia, ni con resignación. Solo con la calma de alguien que había dejado atrás la negación.

-Entonces supongo que me tocará ser esa nota al margen. Aunque no sea más que un garabato escrito con tinta temblorosa.

Le dio la espalda por un momento, observando el camino de piedra que serpenteaba entre las tumbas.

-Me prepararé para hacerlo. Si llega el momento. Si ella me lo pide. Si no hay otra forma.

Dijo, y su voz era más grave, más adulta, menos disfrazada

-Pero no voy a llegar ahí pensando en matarla. No puedo.

Se giró una vez más hacia Galiana, esta vez con una media sonrisa que, por primera vez en mucho rato, no parecía completamente triste.

-Porque si no creo en ella, si no creo en que todavía puede ganar esa batalla, entonces ya está todo perdido… y no pienso ir a su casa como un verdugo. Iré como lo que he sido todo este tiempo: un idiota que no sabe rendirse y que todavía cree que vale la pena luchar por alguien, incluso cuando todos los demás han dejado de hacerlo.

Ryuu se quedó en silencio un momento, mirando el cielo encapotado como si esperara que cayera algo más que lluvia. Luego bajó la mirada hacia Galiana y exhaló con cierta resignación.

-¿Sabes qué me pasa? Que cuanto más pienso, más me duele la cabeza. Pero no es por falta de respuestas... es porque hay demasiadas.

Dio un par de pasos, como si necesitara moverse para ordenar el caos en su cabeza.

-La Bruja escribió que la magia está ligada al alma. Lo puso negro sobre blanco. Que podía meter su alma en otros cuerpos, que los generales eran parte de ella. Que mientras uno existiera, ella también seguiría viva.

Hizo una pausa, gesticulando con los dedos.

-Pero también dijo que ella no era como los vampiros, ni como los limos, ni siquiera como los zinalids. ¿Y sabes qué tienen todos ellos en común? Que antes eran humanos. Humanos expuestos a demasiada magia. Mutados. Cambiados. Convertidos.

La miró con una ceja alzada, como si esperara que ella ya estuviera pensando lo mismo.

-Sterling dijo que en su época nadie podía hacer magia sin cacharros, que lo suyo era evolución forzada con tecnología. Y que la humanidad se impacientó y forzó el cambio. Pero ahora... ahora todos usamos magia como si hubiéramos nacido con ella. Como si fuera... natural.

Se detuvo frente a Galiana, bajando la voz.

-¿Y si la bruja es eso? No una entidad malvada con nombre propio, sino el resultado más extremo de lo que la magia hace. Un alma humana alterada más allá del punto de retorno. Algo que la propia magia creó porque pudo hacerlo.

Hizo un gesto amplio, como si abarcara todo lo que habían vivido.

-Ella se preguntaba qué era. Buscaba respuestas sobre su origen. Investigaba cómo separar la magia de la vida, cómo contenerla, canalizarla. No porque supiera todo… sino porque tampoco entendía del todo en qué se había convertido.

Y entonces se quedó callado un segundo. Cuando habló de nuevo, su tono fue más bajo.

-Si eso es verdad… si ella misma no es más que un alma humana deformada por el exceso de poder… quizá todavía haya una forma de invertir el proceso. De separar lo que fue de lo que es. Quizá no tengamos que matarla para detenerla. Quizá solo tengamos que curarla.

Se quedó en silencio, un instante más, y luego bajó un poco la mirada, pensativo, como si masticara una idea que le sabía rara incluso a él.

-¿Sabes, Galiana? En esos diarios… la bruja hablaba de plantas que reaccionaban a la magia, como flores que emiten luz o plantas que pueden curar heridas.

Alzó una ceja, con ese brillo escurridizo que aparecía cuando Ryuu pensaba demasiado rápido.

-¿Y si hubiera una planta así? Una que no destruyera… sino que absorbiera lo que ella no puede contener sola. Que se hiciera cargo de la parte maldita sin apagar la parte que aún lucha por ser buena. No sé, puede sonar a locura botánica, pero si algo he aprendido de este mundo es que la magia no siempre quiere guerra. A veces solo quiere equilibrio.

Levantó la mirada hacia Galiana. Esta vez, sin ironía.

-Si existe algo así… yo la buscaré. Aunque tenga que recorrer cada bosque maldito, cada pantano tóxico, y besar más hongos de los que me convienen. Porque si hay una posibilidad de que ella viva sin tener que morir… no pienso dejarla enterrada entre las páginas de un diario.

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13/04/2025, 20:18
Galiana

Galiana escuchó las palabras de Ryuu con una seriedad que rara vez mostraba, sus ojos recorriendo su rostro con una intensidad casi orgullosa. Cuando él terminó su elocuente defensa de Anlin y su especulación sobre la naturaleza de la Bruja, una leve sonrisa asomó a sus labios. - Vaya, Ryuu. - comentó Galiana, con un tono que mezclaba sorpresa y admiración. - Para ser el bocazas del grupo, a veces tienes destellos de una perspicacia… casi preocupante.

Asintió lentamente, pensativa. - Tu teoría sobre la Bruja como la culminación extrema de la magia... tiene sentido. La magia es un poder salvaje, capaz de crear y destruir. Y aquellos que se dejan consumir por ella... a menudo terminan deformados, convertidos en algo más... o menos... que humanos. ¡Mira a la bella damisela que tienes delante si no!

Su mirada se elevó con un brillo de orgullo apenas disimulado. - Pero no olvides que también existe su contraparte. Aquellos que abrazan la magia sin ser consumidos. Los cuatro héroes del pasado, por ejemplo - hizo una pausa, permitiendo que su propia importancia resonara en el aire. - Tuvimos poder suficiente para enfrentarla en su apogeo. La magia no siempre corrompe. Depende del recipiente, sin embargo, parece que Eve está destinada a ser la fuerza del mal por alguna razón, aunque intente cambiar. Y todos los demás, estamos destinados a acabar con ella, al igual que hemos acabado con sus generales. - Eve, un nombre, hasta ahora desconocido por Ryuu, pero pudo suponer que era el verdadero nombre de Anlin.

Cuando Ryuu comenzó a divagar sobre plantas mágicas y curación botánica, la seriedad de Galiana se desvaneció, reemplazada por una sonrisa divertida y condescendiente. - Ay, gatito, gatito... tu imaginación no tiene límites, ¿verdad? - dijo Galiana, con un tono ligero y burlón. - Como la gran Reina del Bosque Zinalid que soy, te aseguro que conozco cada hoja, cada raíz, cada hongo de este mundo y no existe tal planta milagrosa que absorba la maldad como si fuera savia. Puedes ahorrarte el trabajo de besar sapos y abrazar ortigas.

Su sonrisa se ensanchó. - Pero aprecio el gesto. Demuestra que, debajo de esa capa de sarcasmo y bravuconería, hay un corazón... bueno, digamos que un corazón en proceso de ablandamiento. Ahora, deja de devanarte los sesos con fantasías botánicas e intentemos pensar en algo más útil. Como en cómo vamos a estar frente a los demás del grupo en esa maldita mansión sin que nos conviertan en adornos de jardín.

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13/04/2025, 21:13
Ryuu Takahashi

Ryuu ladeó la cabeza, dejando que una sonrisa ladeada —mitad traviesa, mitad melancólica— se dibujara en su rostro. Se dejó caer al pie del árbol donde Galiana estaba sentada, estirando las piernas como si toda esa conversación no le pesara más que una copa de vino mal servida.

-¿Sabes, mi reina favorita?

Dijo al fin, con tono desenfadado

-Hace tiempo descubrí que los tontos... caen mejor. La gente baja la guardia, te subestima, te cuenta cosas que no debería. Nadie vigila al bufón. Pero todos se ponen tensos cuando entra un sabiondo por la puerta.

Se encogió de hombros como quien confiesa haber robado una galleta y la ha compartido con el perro.

-Así que pensé, ¿para qué voy a desgastarme intentando parecer listo, si puedo parecer encantadoramente inútil? Es más fácil esquivar cuchillos cuando no te los esperan. Y a veces, cuando nadie mira... puedes clavar uno tú.

Le guiñó un ojo, con esa chispa suya que ni los dragones ni las desapariciones podían apagar del todo.

-Pero, entre tú y yo... a veces se me olvida el papel. Y me da por hablar como si el mundo importara. Supongo que eso pasa cuando uno se encariña con gente que vale la pena.

Luego, apoyó la cabeza contra el tronco, mirando hacia el cielo encapotado.

-No me lo tengas en cuenta. Prometo volver a hacer alguna tontería en cuanto llegue el momento. Soy muy bueno en eso.

Permanecieron unos segundos en silencio, hasta que Ryuu, sin moverse demasiado, comentó con un aire casi casual:

-Claro que… igual no es una planta milagrosa lo que necesitamos. Pero si la magia puede deformar, y la vida puede adaptarse… ¿no podría existir algo que evolucione para resistir esa corrupción? Algo que no purifique, pero sí la aísle. La contenga.

Se volvió hacia Galiana, esta vez sin sonrisa, pero con una luz seria en los ojos.

-No digo que la solución esté enterrada bajo un arbusto, pero… a veces los cuentos de hadas empiezan con una locura así. Y si hay algo que he aprendido en esta historia, es que las cosas más improbables son las que terminan salvando el día.

Luego, dejó escapar un suspiro largo y resignado, volviendo a mirar las nubes.

-Claro, también puede que lo único que sirva sea un buen golpe bien dado en el momento justo... Pero si puedo alargar el final feliz una página más, por probar no pierdo nada.

El comentario que vino después, ese recordatorio sutil, casi burlón, de que pronto tendrían que dar explicaciones no pasó desapercibido.

Ryuu soltó una risa baja, seca.

-Ah, sí… el pequeño detalle de que ahora parecemos los malos de la historia.

Se frotó la nuca con gesto resignado, como quien intenta recordar si dejó el horno encendido… o el mundo en llamas.

-No creo que quieran escuchar chicos, todo esto es más complicado de lo que parece, por favor bajad esas espadas antes de convertirme en alfombra. Pero tampoco puedo entrar blandiendo flores y esperanza.

Su expresión se volvió más seria por un momento.

-Tendré que hablar con ellos. Con la verdad. Sin adornos. Si confían en mí, me escucharán. Si no… bueno, como siempre, supongo que improvisaré. Con algo de suerte, no dolerá demasiado.

Se volvió hacia ella con un tono más suave, casi una confesión:

-Lo peor es que… una parte de mí teme que no los culparía si dudaran. Porque hasta yo he tenido miedo de dudar.

Pero entonces sonrió, con ese brillo obstinado de quien se niega a rendirse aunque el suelo tiemble bajo sus pies.

-Pero no voy a dejar que todo esto se convierta en un cuento de enemigos. Si tengo que cargar con la duda de todos para que ella tenga una última oportunidad... lo haré.

Y luego, como si espantara el dramatismo con un soplido, añadió con un encogimiento de hombros:

-Eso sí, si alguien me convierte en estatua, te encargo que me pongas al lado del rosal más bonito del jardín. Así al menos seguiré teniendo estilo.

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14/04/2025, 11:42
Galiana

Ay, Ryuu - dijo Galiana, negando con la cabeza con afecto. - Nunca dejas de sorprenderme. Tu mente es como un laberinto lleno de callejones sin salida y atajos inesperados. Admiro tu determinación, de verdad. Esa obstinación tuya es casi tan legendaria como mis propias hazañas.

Su mirada se volvió penetrante. - En cuanto a una solución botánica o de cualquier otro tipo, por milagrosa que suene... mi escepticismo sigue intacto. Pero tu instinto de buscar una alternativa, de no rendirte ante lo inevitable... eso es algo valioso. Sin embargo, no confundas una chispa de esperanza con una estrategia sólida. Tendremos que enfrentarnos a nuestros amigos, explicar lo inexplicable y muy probablemente, luchar contra una fuerza que ahora es más poderosa que nunca, aunque no queramos dañarla. Y para eso, Ryuu, necesitaremos más que flores y buenas intenciones. Necesitaremos toda nuestra astucia, toda nuestra fuerza... y quizás, un milagro que no crezca en ningún jardín.

Galiana entrecerró los ojos, pensativa. - Quizás la aparición de una villana tan excepcional como Eve viene inherentemente ligada al nacimiento de héroes capaces de hacerle frente. Como si la propia magia, en su infinita sabiduría retorcida, se esforzara por mantener su propio y sangriento equilibrio.

Eso le hizo pensar a Ryuu. ¿No había visto él en algún lugar la creación de seres totalmente opuestos? Como si del Ying y el Yang se tratara. ¿Cuál era el origen de estos dos seres? Quizá lo mismo se podría aplicar a la Bruja y los héroes, pero con un trasfondo mucho más grande y macabro.

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17/04/2025, 22:15
Galiana

Con un suspiro que denotaba una mezcla de urgencia y resignación, Galiana se puso de pie. El cielo encapotado sobre el cementerio de Saria parecía presagiar la tormenta que se avecinaba y la idea de presenciar el fin del mundo en medio de lápidas y flores marchitas no le resultaba particularmente atractiva.

Ya va siendo hora, Ryuu. - dijo Galiana, su voz firme, desprovista de su habitual tono juguetón. - No quiero que el apocalipsis nos pille charlando como si estuviéramos tomando el té en un jardín.

Extendió una mano, mostrando una piedra de un color púrpura intenso que pulsaba con una luz tenue. - Esta pequeña maravilla nos llevará directamente a la puerta de la mansión de Eve. Agárrate fuerte, gatito. El viaje será... directo.

Sin esperar respuesta, Galiana activó la piedra. Un remolino de energía violeta los envolvió y en un abrir y cerrar de ojos, el aire frío y húmedo del cementerio fue reemplazado por la atmósfera opresiva y cargada de magia oscura que emanaba de la antigua residencia de la Bruja.