Partida Rol por web

Salgo de la jaula cabizbajo y algo deprimido, no entiendo muy bien todo lo que me han dicho los dioses de los enanos, aún así algunas de las cosas que han dicho, me han entristecido y desconcertado.

Me quedo aparte mientras los demás hablan y cuando Rendam rompe la perla me quedo muy sorprendido por lo que ocurre, debería haberla tirado a la lava, pienso.

La presencia de la Naga me paraliza y me pierdo el primer asalto, pero al ver sus ataques contra mis compañeros, reacciono y desenfundando la Espada de Doble Hoja cargo contra ella con mi habitual grito de batalla: ¡¡Por los Ilquar!! ¡¡Muere zorra!!

El ataque de la Naga me deja malherido, afortunadamente la armadura consigue absorber parte del ataque. Estoy a punto de flaquear y noto como el poder de mi aspecto de agua me da fuerzas para continuar. Aprieto los dientes, agarro con firmeza la empuñadura del arma y lanzo un contraataque contra la Naga.

- Tranquila Talashia, sigo en pie - respondo para sacar con rapidez una poción de curación bebiéndola de un trago.

- Eres dura, pero nosotros lo somos mas. Es hora del segundo asalto, monstruo - grito buscando acabar con ella en esta ronda de ataques.

Note que Gys acababa de ser herido - A donde miras Naga! aquí estoy! - le ataco con un hachazo molesta porque no había sido suficiente para repeler sus ataques. Espero que ninguno caíga aquí, pero esto solo demuestra  lo débiles que todos somos y eso me molesta demasiado.

Me dispongo a encontrar un patrón en sus ataques y detenerlos. Sin dejar de estar precavida.

El conocimiento adquirido de los sabios maestros enanos serviría bien a nuestra causa ahora, pero sé que su poder es finito, y no puedo malgastarlo ahora siendo tantos de nosotros los que enfrentamos a un solo enemigo. Pensó Braka para sí tomando una difícil decisión arriesgando su vida y quizás la de algún otro. Solo somos peones en una guerra que supera a aquellos que no han sido elegidos...¿elegidos por quién, por los elementos? Bah, para qué esforzarme, nunca lo entenderé...El hecho es que solo el verdadero enfrentamiento importa, y debemos ahorrar fuerzas para entonces. Con decisión Braka se lanzó una vez más hacia la criatura sin soltar palabra, sin perder aliento inútilmente, notando a la perfección cómo la sangre escapaba de su cuerpo con facilidad y aun así centrando cada porción de su fuerza en un ataque devastador.

Mientras esperaba por la respuesta de Pia no fui capaz de percatarme de que ese bicho nos lanzaba un ataque a seis de nosotros, uno con cada uno de sus seis brazos. El impacto me golpeó sin poder evitarlo haciéndome cierto daño, afortunadamente tenía la poción de curación que Gys acaba de darme y aprovecho para tomarla y recuperarme. 

No es momento para desfallecer, Gys y Talashia dependen de nosotros, y no sólo ellos sino toda Umbría. Además aún tengo la misión de encontrar a los dos elegidos que faltan.

Sin esperar a que pueda reaccionar y volver a atacarnos, me lanzo contra la naga con toda mi fuerza.

Toma!!!!!

- Lamentablemente, Ela, la cuerda la usamos para llegar aquí abajo. Iría por ella, pero como ves, estamos un poco ocupados y encerrados. - Digo con mi ironía habitual - Pero me encanta que tengas en cuenta lo probable que es que sea una de las elegidas a la hora de la defensa.

Sin mediar más palabra, saco el hacha y lanzo un ataque desesperado hacia el enemigo. No es que confíe demasiado en el  hacha, que no es precisamente lo mío, pero no me queda más remedio dado que de no caer, ninguno quedaremos con vida. Intento aprovechar un momento en el que otro de mis compañeros ataque, para dividir su atención, y tras lanzar mi corte, retrocedo hacia atrás rapidamente, intentando escudarme en algo para salir de su campo visual.

Mientras tanto, no dejo de pensar en las palabras que me habían dirigido unos minutos antes. Alguien en quien confíe. Solamente confío plenamente en mí misma... pero con quien mejor me llevo no deja de ser Maxra...

Me quedo sorprendida al ver que Pía continúa con su actitud de prepotencia y hostilidad hacia mí cuando en esta ocasión no tiene ningún motivo para ello. Le he hablado lo más correctamente posible.

La miro sorprendida tras lanzar mi ataque a la naga  y le contesto -Perdoname la vida Pía, sólo estaba tratando de buscar algún tipo de estrategia para poder inmovilizarla, y la cuerda podría haber sido de ayuda.

Respiro unos segundos para evitar seguir con la discusión, ya que parece que Pía sólo busque discutir conmigo. Si no le contesto no tendrá motivos para buscar más confrontaciones conmigo, pero no entiendo que le parezca mal que proteja a Gys y a Talashia cuando ellos son los elegidos y que yo sepa ella es una mera protectora, como el resto de nosotros.

Día 6 - Turno de día

Una apuesta arriesgada

Todos, en cada rincón del mundo, están cada vez mas exhaltados. Chamanes, videntes, brujos... parecen coincidir. Todos hablan de visiones acerca de una gran batalla que tendrá lugar dentro de dos días. Bautizan ese momento como el octavo día, aunque no se tenga muy claro el por qué, y dicen que para bien o para mal, todo terminará en ese momento...

La llegada del Mal Supremo es practicamente inminente y ya todos pueden sentir como su maldad comienza a extenderse por toda Umbria. Pero ¿aún habrá tiempo de pararlo? A fin de cuentas, todavía no se ha materializado definitivamente.

Pero ha sucedido algo mas, algo realmente sorprendente. El llamado valle de la desolación ha comenzado a emitir una luz cegadora que puede verse desde cualquier parte del mapa. Allí fue donde, tiempo atrás, tuvo lugar una batalla, entre el Bien y el Mal Supremo, una que pocos recuerdan y de la que apenas se sabe nada. Sin embargo, desde entonces se considera que aquel lugar esconde un gran poder mágico... y muchos peligros.

Dicen que quien vaya allí y sobreviva podrá conseguir grandes recompensas. Recompensas que podrían ser muy útiles en la batalla que se avecina. No obstante, es un lugar inestable cargado de magia y que, según las leyendas, solo puede albergar cinco almas al mismo tiempo. Un lugar peligroso pero que puede resultar de gran importancia...

La gran partida entre el Bien y el Mal se acerca y aún no han sido mostradas todas las cartas... 

Un portal aparece ante vosotros y tras el podéis ver a un enorme orco. Aquellos que le conocen, pueden apreciar que se trata de Ragkrul.

Acto seguido, el portal desaparece de nuevo...

Dejado queda, no voy a discutir >)

- Pía, Ela dejen las riñas para más tarde por favor... todavía hay una criatura en pie que nos entretiene, lo lamento Gys, Braka, no tengo las fuerzas para detener a este demonio aún, me fortaleceré cueste lo que me cueste -

Ataco de nuevo y guardo una posisión defensiva. Tengo que encontrar su debilidad, acabar con esta bestia horrible y deforme. Me entero de que es de día al ver por un segundo el portal donde aparece ese orco, pues detrás de él hay rastros del sol. Con razón estoy tan cansada, he pasado un día peleando y siquiera he almorzado, y ese orco... acaso será un aliado de Braka o un enemigo de todos...

- No se quien eres, pero sí traes el mal en tí en cuanto salga de aquí iré a por tu cabeza orco, presentate ante nosotros - le dije al recién llegado. Espero que seas un aliado de nosotros para poder descanzar tan pronto acabe con esta Naga.
 

Salta a la vista que la relación entre Ela y Pia está lejos de ser buena, o incluso de mejorar, lo que me hace soltar una pequeña sonrisa. Mientras sigamos encerrados con la Naga, las cuestiones personales deben esperar, pienso mientras mi sonrisa se ensancha. Ahora lo más importante es estar concentrados en lo que tenemos delante y acabar con esta cosa rápidamente para evitar seguir arriesgando la vida de los dos Elegidos que tenemos.

De pronto un nuevo portal se abre frente a nosotros, dentro de la jaula, y por el entra Ragkrul, el gigantesco y poco hablador orco que conocí en La Nación de los Magos, aunque sólo hace unos días parece que hayan pasado mucho más tiempo.

¡Ragkrul, cuidado! - Grito con mi habitual voz aguda cuando aparece. - Me alegro de que hayas podido salir de los Montes Milenarios por tu propio pie. Pero estate atento, ya que estamos encerrados en una especie de jaula mágica junto a una de las manporreras del puto Malsu, o como cojones se llame, que parece que nos quiere ver muertos y bien muertos.

Cuando Maxra interpela a Ragkrul la miro de reojo, sin dejar de controalr a la Naga y le digo:

Este orco se llama Ragkrul, Maxra, y si has estado atenta a las explicaciones que ha dado Lady Talashia sobre lo que pasó en los Montes Milenarios, sabrás que él no trae el mal en su interior, al menos no más que tú, si no que arriesgó su vida para ayudar a Lady Talashia y a Maese Weispell a encontrar un libro que puede despertar a los Elegidos y que se quedó para combatir a los acólitos del Enemigo. Por ello creo que deberías mostrarle algo de respeto ahora que ya sabes quien es.

Apoyé la rodilla en el suelo tras el golpe de aquella asquerosa criatura y escupí sangre en el suelo a través de mi . Mierda... estoy en el límite... no se si aguantaré otro golpe...

Sabía que iba a morir... que estaba a punto de exhalar mi último respiro de aire... pero no me amedrenté. Si he de morir... será al menos luchando. Ver a Gys, a Ela, a Pispas... todos luchaban con todo lo que tenían y yo no iba a ser menos. Sus ganas de acabar con el Mal me daban fuerzas... y el recuerdo de mi familia alimentó mi rabia. 

Me levanté apoyándome en mi lanza y me lancé contra aquella naga de nuevo enarbolando mi arma, intentando golpearla de nuevo.

Todo sucedió tan rápido que ni siquiera os distéis cuenta.

Rakgrul apareció en un portal sobre la Naga, lo cual hizo que tenga que maniobrar en el aire para intentar caer lejos de ella y no lastimarse mucho en la caída, pero al mismo tiempo, todos y cada uno de los presentes la atacaron sin dilación. Al parecer, la enemiga se sentía superior, y no quería defenderse... eso, o tenía un plan alternativo por si la destruían.

Y eso fue lo que sucedió.

Todos y cada uno, algunos con más acierto y otros no tanto, atacaron a Melancthe sin pensárselo dos veces. Los golpes le llovieron como caen los copos de nieve en una nevada de las Tierras Heladas y la enemiga, poco a poco fue siendo derrotada. Con los primeros golpes, la Naga cayó de rodillas, sin embargo con los siguientes la terminaron de destruir al completo.

La bicha terminó convirtiendose en papilla, al mismo tiempo que la jaula de cristal caía con su muerte. Pero aquí no terminó todo.

Un humillo verde surgió de su cuerpo, el cual fue ascendiendo y rápidamente, desapareciendo justo en el lugar que el portal que había dejado al aventurero con vosotros. Cuando el portal se cerró, el humillo había desaparecido.

- ¡Lo habéis hecho genial! - Dijo Zik con una sonrisa. - No me esperaba tamaña demostración de poder de todos y cada uno. Habéis estado increibles. -

Miró hacía arriba.

- Pero creo que la volveremos a ver. Eso está claro. -