Partida Rol por web

Al ver que el ta Rendam pretendía detruír ya la famosa perla sonreí contento de que hubiera algo ya de acción y, dejando las tribulaciones creadas por los señores de la forja, me moví como un resorte hasta colocarme junto a Ela, delante de Gys y de la otra elegida. -Quietecitos y atentos. - los advertí con seriedad mientras asía con fuerza mi lanza, preparado para todo. -Aún no es vuestro turno de jugar... de momento mirad como jugamos nosotros. -las otras palabras que oí en aquella prueba rara resonaban en mi cabeza... Debo escucharte... aprender a escuchar lo que quieres decirme.

- Creo que eres una de las elegidas.- Respondo a la ladrona.- Si hay alguien en quién confíes aquí, debería ser quién use el libro de Rendam sobre ti y libere tus dones. Aún nos falta uno... y mañana iremos a combatir a las Tierras de las Sombras.

Empuño la lanza y asiento a Rendam.

-¡Qué empiece el baile!

Rendam destruyó la piedra contra el suelo de La Forja al mismo tiempo que los enanos y los aventureros se preparaban para lo que salga de la misma. Cuando la piedra se hizo añicos, un humo verde comenzó a salir de ella. Todos se prepararon para lo que sea, mientras el humo verde se iba condensando alrededor de la chabola, impregnando las paredes por el interior y solidificándose rápidamente.

Al cabo de unos segundos, todos los aventureros, Zik y Tuk, estaban encerrados en una especie de jaula de cristal esmeralda. Los enanos que estaban en el perímetro de la chabola comenzaron a golpear con sus hachas la jaula, mientras que el humo verde comenzaba a formar un remolino en el centro de la sala. Comenzó a solidificarse hasta formar una especie de forma humanoide mitad serpiente, mitad mujer.

- ¡Por fin libreeeeeeeeeee! - Gritó la criatura. - Asssssssí que vossssssotros me habéisssss liberado... gracias... ¡gracias estúpidos! ¡Ahora el mundo será nuessssstro de nuevo! ¡Misss criaturas volverán a la vida y acabaremos con todossssssss! -

Melancthe miró a todos y a cada uno.

- ¿Vosssssotrossss creeissss tener el poder para desssstruirme? ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡Tengo un brazo para cada uno de vossssotrosssss, idiotasssssss! -

Golpeo varias veces la jaula con rabia, muy molesto. Aquella serpiente se la había jugado a todos y ahora estaban en un verdadero problema.

- ¡Eres una cobarde, tú y todas tus criaturas! - le gritó, amenazador - ¡Nos tienes aquí encerrados porque sabes que no eres rival para nosotros! -

Al escuchar la respuesta de Ela, sonrió esta vez abiertamente – A mi tampoco me había pasado nunca nada similar. Toma una poción de curación que nos dieron, espero que no tengas que usarla. Te sigo – respondo acompañándola hasta el otro extremo de la sala, tras entregar a Ela una de las pociones que nos entregaron hace unas horas.

Palandras se acerca hasta nuestra posición y sus palabras parecen más bien las que diría un padre a un niño revoltoso. Evito contestar a la bravata del miembro de la orden de la luz, y justo en ese momento Rendam decide partir la joya estrellándola contra el suelo, pero no estabamos preparados para lo que vino a continuación.

Acabamos atrapados en una jaula contra un feroz enemigo que tiene pinta de ser bastante letal en combate - Llego la hora de probar las armas que nos proporciono, Fladnag y ver si son eficaces contra ese demonio - digo a Ela mirándola a los ojos durante unos segundos -Sabes que tengo que ayudarles, Ela, no podemos permitir que ninguno de nuestros compañeros caiga. Estaré bien, no va a  pasarme nada, contigo disparando con tu arco y Palandras encargándose de proteger mi flanco, no corro ningún riesgo. Confía en mi. Vamos, Gys, es tu turno de actuar.

- No querías jugar – digo mirando a Palandras – Pues es la hora de hacerlo – termino diciéndole para lanzarme al combate con mi daiklave desenfundada, lista para probar la sangre de mi enemigo.

A pesar de que estábamos mentalizados de que algo malo podía pasar cuando Rendam consiguiese destruir la perla, no imaginábamos lo que iba a suceder. Una extraña criatura surgió de ella y nos atrapó a todos dentro de una cúpula de cristal con ella dentro. Y sus intenciones no eran nada amistosas.

Pensé rápidamente en si podíamos hacer algo para inmovilizarla y fue entonces cuando Pía me vino a la cabeza -Pía, ¿no tendrás aún la cuerda por ahí?

- ¡Pues prepárate a perderlos todos, engendro! - exclamó Rendam mientras se lanzaba contra la naga para atacarla

Cuando Braka vio a la naga materializarse y amenazarlos a todos soltó una desafiante carcajada, tras lo cual la embistió con pasión soltando un furioso grito de batalla, listo para esquivar su posible contraataque. Destruir a una mítica naga...eso es algo glorioso aunque se haga siendo tantos, sin duda. Pensó para sí mientras sus músculos se tensaban y destensaban al son del arte de la guerra.

- Si no podemos dañar a uno de los esbirros, no podremos enfrentarnos a Morgarion.- No iba a quedarme mirando, mientras Rendan hacía el trabajo sucio. No era la primera vez que entraba en combate y no sería la última.

No tenía muy claro como enfrentarme a algo como eso, así que dubitativa lanzo una pequeña estocada hacia el vientre de la criatura, manteniendo las distancias por si decide atacarme. 

El tiempo nuevamente parece acelerarse a mi alrededor... o soy yo la que se ralentiza, no comprendo por qué a veces me pasa esto.

Una discusión donde mis compañeros están a punto de entrar en batalla... pero se consigue controlar.

Un juicio ante la lava.

Proteger... ¿Yo? No puede ser...

Alzo la mirada y... se alza una naga, feroz y cruel dispuesta a matarnos sin dudarlo.

¿Acaso esto es también parte del juicio?

Replico molesta. Mis estiletes vuelan a mis manos y una sonrisa sin ningún tipo de piedad se dibuja en mi rostro. Un lejano y familiar susurro resuena en mis oídos.

Aún nos faltan elegidos, pero no nos falta valor.

Y sin mucho más, al igual que han hecho mis compañeros, me abalanzo sobre ella con un ligero silvido, mis armas buscan acabar con ella de un sólo golpe, aunque enfoco mi golpe desde el brazo que pueda atacar a Gys.

No valia la pena seguir insistiendo, Gys se había negado nuevamente y me sentí observada por Ela que era tan desconfiada con todos que no sabría sí realmente sentía alguna amenaza en mí. Quizás solo estaba algo celosa de toda la atención que le prestaba a Gys. No era mi culpa, le hice una promesa  y también a Braka, esperaba poder cumplir con ellos. Y sí, no dije nada realmente de lo que me habían dicho los enanos, pero sí las palabras que en escencia decian que tenía que esperar para usar el poder con el cual podré hacer cosas maravillosas era cierto, tal vez sería una elegida en algún momento. Sí sobrevivo.

Estaba cabisbaja, pero feliz de que Pia estuviera entre nosotros. Todavia con todo rompen una joya de donde sale una criatura y me poso delante de Gys con mi hacha lista - Cumplo con lo que prometo, pero me han recomendado que me guarde de mostrar poder ahora. Nose que puedo hacer porque la situación me contradice - Tenía en claro algo, iba a esperar a que me ataquen para defenderme.

Ante la aparición de aquella abominación malvada sonreí. Al fin un poco de acción. Es la hora de demostrar de lo que soy capaz a pesar de no ser un elegido. -Cuantos más brazos, más para jugar. -respondí a Gys corriendo a su vera para acercarme a aquella monstruosidad y clavarle mi lanza en el pecho. -Encantado puta sarnosa. -le espeté con rabia. 

Pese a todo, me quedaba un as bajo la manga. Un as que no iba a utilizar a no ser que la vida de Gys o de Talashia estuviera en peligro. No os la juguéis mucho por favor. 

La Naga comienza a recibir ataques de todos los frentes. Sin embargo, parece resistir completamente los golpes que todos os aventureros le han propinado. Los golpes llovían por doquier y la mujer con los seis brazos parecía resistir estóica cada uno de los embites. Hasta el golpe de Raenhmi, que parecía mortal, y que a todos os sorprendió como atacaba con un compañero casi difuninado a su lado, no evitó que la enemiga lanzara una andanada de golpes contra todos los que allí se encontraban.

Los seis golpes fueron dirigidos a BRaka, Ela, Gys, Palandras, Raenhmi y Talashia, de los cuales, sólo pudieron esquivar los dos últimos. Los brazos de la mujer, golpeaban con espadas, lanzaban flechas o sólo con sus garras, atacaron a los cuatro aventureros restantes propinándoles unos golpes que parecían casi mortales.

Aún así, pese a quedar entre la vida y la muerte, a tan sólo un soplido de vida, los aventureros resistieron. Gys, quedó bastante tocado, lo mismo que Palandras, pero aún así, se prepararon para un último ataque. Todos los demás, tenían una última oportunidad para derrotar al monstruo, mientras los enanos de fuera intentaban entrar en la jaula de cristal. Sus golpes habían mellado un poco el exterior, pero esta aún se resistía.

Observo que pese a que Talashia parecía necontrarse bien, el otro elegido y el resto parecían estar malheridos por las heridas de la naga. Los enanos debían entrar rápido en la jaula o aquello sería un verdadero problema...

En su fuero interno rezó porque la muerte de la naga fuese de utilidad para todo aquello, pues estaba siendo una masacre. Sin embargo, si los dioses de los enanos lo habían pedido es porque realmente podrían conseguirlo

- ¡¡Gys!!- mientras salto a un lado y el brazo armado de la criatura golpea el suelo, veo como el mercenario es herido gravemente por otra de las muchas manos del ser. Noto el fuego en mi interior que arde intensamente. Soltando la lanza, y llevándome las manos a la espalda, paso a empuñar el bastón, que palpitaba al ritmo de acelerado de mi corazón.- Ha llegado tu momento, vas a ver la luz.

El aire caliente a mi alrededor hace que las imágenes se distorsionen en el efecto de un espejismo, para después inflamarse. Recorriendo mi cuerpo cubren el bastón y trepan por el extraño material que lo compone hasta la parte superior del mismo entre mis manos. La bola de fuego sale fugaz contra la amenaza.