Partida Rol por web

Conforme la buscadora avanzaba e iba oyendo a Morgana, sus pasos, que habían comenzado siendo decididos y largos, se fueron acortando hasta casi pararse de nuevo -¿Pero es que aquí cada uno sólo escucha lo que quiere o qué cojones le pasa a la gente?- no lo dijo en voz alta, su hermana ya se estaba encargando de aclarar las cosas, pero la morena se temía que iba a dar igual y que algunos ya se habían hecho unas ideas prefijadas.

Soltó un bufido a medio camino de resignación e incredulidad y asintió a los dos que se ofrecieron para ayudarla.

-Gracias. -comentó.

Y tras una última mirada a Trish y al resto se apresuró hacia su destino para tardar lo mínimo posible.

Las puertas se abrieron y Cassandra dio paso a Daniel y Shamira que llevaban sendas planchas de madera fina, que hacían las veces de bandejas, la joven aguantó las hojas batientes hasta que los dos estuvieron dentro y entonces se acercó a la mesa para hacer dos huecos. Uno a cada lado del centro, así todos tenían la comida a mano. 

Parecía que el tema de conversación había cambiado hacia la nodriza y Cass dio gracias mentales a quien hubiese sido el artífice, aunque como posiblemente hubiesen sido todos se alegró del grupo que formaban, cada uno con sus cosas y sus mierdas pero unidos.

-Shamira, ¿te ayudo o puedes? -al ser más baja podía ser que le costase dejar la "bandeja" en el sitio, pero la buscadora no solía meterse porque sí, sólo ofrecía ayuda y esperaba.

Luego se sentaría de nuevo y comería, esperaba que fuese en silencio, no quería discusiones.

Robin jugó al espejo con sus cejas ante los gestos de Trish pero ni queriendo ni sin querer entró a analizar la cabeza de su amiga. El suspiró que soltó después unido al golpe en su pierna con una patada que conocía demasiado bien como para achacar a un accidente le valió para volver a su comida, Clementine ya lo había dicho todo.

Escondió una mano bajo la mesa, podía imaginarse que no hacerlo Skyler volvería a reclamarla con otro nada sutil golpe. Pero más allá de la amenaza a sus espinillas, el chico quería y sentía que debía estar para su prima.

Su estómago había notado el golpe de mal ambiente y si él lo había hecho, la cabeza de ella debía ser un concierto de gritos y mareo.

No volvió a probar la comida hasta que Skyler lo hizo, y tampoco volvió a intervenir. Intentaba escuchar lo mínimo posible pero aun así sus labios se apretaron con el mal adjetivo que su padrino usó en sí mismo.

— Es escritor y no tiene ni idea de definir a la gente —protestó más allá de aquella cena con una molestia residual de algo que ya había olvidado—.

Rebufó para sus adentros con el tema de la nodriza. Tenía ganas de quejarse pero en el fondo era algo por lo que él hubiese abogado, así que calló y siguió comiendo.

Con el plato casi vacío y las verduras expuestas en la mesa, buscó la mirada de su prima prometiendo que ahora volvía. Luego se levantó para acercarse a Nick, se agachó a cuclillas a su lado para hablarle en semi-privacidad.

— Eh —avisó y calló temiendo haberla cagado antes de empezar—, hoy no has desayunado —observó y con pies de plomo se acogió al refrán de Katia: de perdidos, al río—, no has comido —expuso con una nueva pausa—. Casi seguro. Y no estás cenando. Sé que me quejo mucho pero no vamos tan mal —negó con la cabeza descartando esas palabras. Trish le hubiese entendido pero su tío era otro tema—... Quiero decir que aun sin ganas, debes comer.

— Ya no tenemos derecho a estar desganados —recordó la voz de su padre en ese tiempo en que Elijah todavía no se merecía tenerle más cerca que él—. No es por meterme en lo que no me llaman—se defendió antes de oír esa fea palabra que repudiaba—. Es porqué luego no tenga que gastar las hierbas contigo —mintió sin esforzarse a hacer que colara—.

- Eh - dijo cuando empezaron a sugerir pegarle una paliza -. ¡Eh! ¿Hola? - se quejó cuando Trish empezó a enumerar las opciones como si él no estuviera presente -. ¡Estoy aquí! ¿Alguien puede verme? - se escandalizó cuando llegó la idea de tirarle de la azotea.

Decidió correr un estúpido velo sobre aquella parte de la conversación y centrarse en lo de la nodriza. Lo que le faltaba era que Morgana pensara que tenía intención de meterse en sus pantalones. Parecía el tipo de mujer que tenía una mecha muy corta con aquellos temas, y Nickno quería que se explotase en la cara.

- Lo de la nodriza nos ahorraría problemas, aunque tal vez deberíamos seguir contando con el suministro de leche que Trish ha conseguido en el Jackie, sólo por si acaso - se encogió de hombros -. Y en cuanto al nombre... después de Matata tengo miedo de dejarlo en vuestras manos, ¿y si esperamos a encontrar a su madre? Igual no le gusta que su bebé se llame Juandalf o algún otro híbrido contra natura que se os haya ocurrido - intentó bromear, aún queriendo dejar atrás la conversación anterior.

Luego miró a Robin.

- ¿Y me lo dices tú, pequeña lamprea, que no engordas ni con comida para refugiados? - sonrió -. Está bien, a partir de ahora me pesaré después de cada comida. A ver si así las disuado de tirarme de la azotea.

Escuchó con atención a la inventora, acabó por esgrimir una sonrisa de circunstancias, irónica, y compuso una expresión que venía a decir que no estaba convencida ni satisfecha del todo con las explicaciones de Trish. Pero no quiso echar más hierro a la velada, optó por creer que la ocultación de detalles de la joven estaba más relacionada con algún trapicheo que deseaba mantener en el anonimato, y no con el asunto principal.

-Bien. Vale. Aunque la mierda flota y termina por emerger a la superficie. -Mantuvo esa sonrisa de anuncio de dentrífico mientras dejaba caer su parecer para quien quisiera entenderlo.- Yo no soy Nick.

No entró en más debates ni en la suposición de la atracción por ella. Nick tampoco. Aunque le resultaba divertido pensar así después de tanto tiempo que se conocían. Desde luego, Morga no estaba para rolletes en el seno del grupo.

No le importó responder acerca de la nodriza, el nuevo intento de Trish de desviar la atención y dar por zanjado el asunto presente. Le siguió el juego. Era el parte del día, como muy bien anunció Kane con cierta sorna. El patriarca parecía estar de acuerdo.

-No entra en mis planes perder el tiempo a ver "qué pide". Negociaremos. Y no, Skyler, no se trata de una canguro que cuide del muñeco cuando te canses de jugar con él, sino de una tía a la que le sobre suficiente leche para dar de mamar al Moisés este. ¿Capicci?

Su sonrisa se tornó maliciosa y se inclinó desde detrás de la silla hacia Nick una vez que la lamprea de Robin se apartó.

-Ey, ¿es verdad que te gusto, Nick? Me siento jodidamente alagada, caballero.

Clementine suspiró, aliviada, al contemplar que las tensiones del momento cedían para dar lugar de nuevo a la agradable armonía que encontraba totalmente necesaria en aquel momento. Relajó su postura, y tomó de nuevo asiento, esbozando una sonrisa agradecida y general, antes de tomar la cuchara para terminar su plato.

Se dio cuenta entonces de que le temblaban ligeramente las manos, y trató de disimular aquella pequeña evidencia del nerviosismo que durante unos instantes la había carcomido acercándose un poco más el plato, para disminuir el movimiento de su brazo. 

Dedicó una mirada de soslayo a Kane, y ladeó ligeramente el rostro, encogiéndose también de hombros, como si respondiese de aquella manera a su gesto. Dedicó una breve mirada preocupada a Nick al ver que finalmente no probaba la cena, y dejó en manos de Robin el aseverar que aquello no sería bueno para su bienestar físico, soltando un ligero bufido divertido al ver que Morgana se le acercaba, sacando punta a lo que casualmente había acabado diciéndose sobre la supuesta atracción del escritor hacia ella, dejando también que fuese ella la que respondiese a la pregunta sobre la nodriza. 

La sonrisa por las exageraciones de Nick pidiendo atención seguía en la boca de Trish cuando Skyler empezó a hablar, y sus palabras la pillaron con la boca llena. De otra forma había respondido. Sin embargo tampoco iba mal que la muchacha permaneciera al menos unos segundos callada. Esperó, por tanto, para dar su opinión sobre el tema de la nodriza y del nombre del muchacho, y prestó atención a cómo se desarrollaba la conversación.

Un momento más tarde, cuando Kane preguntó si había algo más que debieran saber, la chica recapituló. Por su actitud parecía que eso fuese todo por su parte.

Un momento más tarde, cuando volvieron los de la cocina, Trish acababa de terminar su plato. Ayudó a hacer sitio cerca de donde se encontraba para lo que estaba llegando y se dispuso a servir, tal y como antes había hecho con el puré. Vio mientras tanto cómo Robin se levantaba y rodeaba la mesa para hablar con Nick, y los ojos azules de la muchacha estuvieron unos segundos sobre aquellos dos. Luego, con el escritor hablando sobre el nombre del crío y bromeando como si no hubieran discutido, Trish sonrió. Clementine tenía razón con las cosas que había dicho, desde luego, y lo demás ya lo hablarían en privado.

Mientras la militar hablaba un instante después Trish comenzó a servir los platos. Escuchó lo que decía y no llegó a oponerse al el tema de la nodriza. Sin embargo no sentía que aquello estuviera tan decidido como para que ellas llegasen directamente a un acuerdo. La propia Trish lo había hecho esa mañana para conseguir la leche en polvo, pero una cosa era un bote para salir del paso y otra un compromiso con alguien que lo amamantase.

—Si le gustases no te lo reconocería aquí, delante de todos —dijo al final la chica, dibujando una nueva sonrisa antes de mirar a su amigo—. Pero eh, si queréis os conseguimos unas velas y os damos intimidad para que habléis lo que tengáis que hablar. O para que no habléis, eso ya es cosa vuestra —enunció antes de volver a sentarse.

—Yo creo que prefiero la leche en polvo, pero como vea la mayoría —expresó después, tras analizar una vez más pros y contras—. Mientras los botes estén aquí no tenemos que depender de nadie, cualquiera de nosotros puede preparársela. Y es más fácil pillarla al ir al Jackie a por cualquier cosa, aprovechando el viaje, que tener una nodriza entrando y saliendo varias veces al día. Salvo que tengáis a alguien ya de confianza, claro.

Kane tomó la mano temblorosa de Clementine con suavidad, arrullándola con la suya, a ello le acompañó un asentimiento con tranquilidad. El pistolero sabía que la mujer era fuerte, mucho más de lo que ella misma a veces creía, quizá por eso no dijo nada, simplemente le transmitió la necesaria calma que Clementine pudiera necesitar ese momento. Un breve cruce de miradas le reveló una sutil sonrisa, pues poco después se centró en escuchar las conversaciones presentes.

Siempre está bien disponer de distintas opciones. apuntó con tranquilidad. Así no te pillas los dedos. se encogió de hombros.

Tomó el segundo plato, comiendo en silencio, mientras pretendía escuchar los distintos puntos de vista. 

Robin no había oído nunca antes la palabra "lamprea" y esa hizo que su ceño empezara a fruncirse en duda aunque acabó en protesta.

No preguntó qué significaba eso, dejó que el contexto le diera sentido, ya se enteraría más tarde de dónde salía eso de "lamprea" pero en ese momento fuese lo que fuera, no era de lo que él hablaba.

— No lo digo por eso — se quejó levantándose y aunque subió el tono no llegó a gritar—.

Sus ojos repasaron en físico de su tío en un descuido y se encogió de hombros. —La salud va más allá del peso —dijo de morros—. va, come ...

Se despidió para volver a su sitio. Fue por el camino cuando escuchó a Trish alimentar el peor romance que le quedaba por vivir y corrió a buscar ayuda con la mirada en Skyler.

— ¡Sí, claro! — se quejó a la inventora— ¡Más bebés!

El chico emitió un suspiro falsamente indignado con el que paseó sus pupilas por el interior de su párpado superior. Luego retomó el asiento y con un gesto de mano señaló a la "lianta" de su amiga con lo de la leche en polvo esta vez aplaudiendo la intervención.

— Yo secundo eso. Pero Kane también tiene razón... Es cómodo tener opciones —dijo sin creer que fueran a poder crear muchas pero con ganas de estar del lado del pistolero solo por estar—.

— Y Morgana, por favor, — volvió a la carga tan intranquilo que sus cejas casi pudieron chocarse las manos— ya tienes a mi padre... Deja a mi tío en paz o la próxima vez que le vea me hinchará la cabeza con su canción de Jolene.

Rió por debajo de la nariz y se estiró para coger algunas verduras, pocas, no por falta de hambre sino por dejarle a Nick parte de su ración al que increpó con la mirada instándole a manchar el plato.

Quieto al fin, estuvo a punto de preguntar a su prima qué nombre le gustaba a ella para un hijo pero ese era un tema que su garganta se negaba a tocar con ella aunque no terminaba de encontrar el porqué para arreglarlo. Soló tragó saliva y cambió de destinataria.

— Eh, Sham ¿Hay algún nombre que signifique "el que espera a su madre"?

Nick había decidido hacerse el invisible (total, ya le estaban tratando como si no estuviera) hasta que Morgana se le acercó por detrás.

También fue mala suerte que justo en ese momento hubiera bebido un poco de agua.

Le entró tal ataque de tos que temió que uno de sus pulmones saliera rebotando por la mesa en cualquier momento. En ciarto modo, lo deseó. Sería tan fácil morirse y ahorrarse la vergüenza... levantó una mano según se le iba pasando para intentar hablar en su defensa. No lo consiguió, siguió tosiendo.

- Eh... bue... yo... - tos, tos, tos, tos. Recuperó algo de compostura, con los ojos lagrimeando -. No responderé sin estar presente mi abogado.

"Y está muerto".

Luego comenzó a contemplar la comida como si estuviera fascinado, hipnotizado por ella. Alargó la mano.

- Vamos a cenar, sí. Será lo mejor, sobrino.

Mientras decía eso, asesinó, aniquiló, descuartizó, destripó y se comió el corazón de Trish con la mirada mientras intentaba que en su mente sonara lo bastante fuerte el grito de "Kali ma. Kali ma" como para que ella lo oyera.

Daniel depositó la bandeja sobre la mesa a tiempo de oír a Trish hablar.

-¿Y por qué no? -preguntó extrañado-. No hay nada más natural que el que las personas se sientan atraídas por otras. Sea porque quieren sexo, sea porque medien sentimientos. Y siendo así, ¿por qué no decirlo claramente al otro? ¿Qué puede ocurrir salvo que te digan que sí o que no? Nada. Si fuera cierto que a Nick le gusta Morgana y esta le corresponde, ¿por qué perder el tiempo? Y si no es correspondido, una negativa a tiempo evita muchas pajas mentales y comeduras de tarro que no llevan a ningún sitio.

Miró a Nick, cuyas toses y concentración en la comida hablaban más que las posibles palabras que hubiera podido pronunciar.

-Pero bueno, siempre hay a quien le gusta estar enamorado de un ideal y no avanzar. Creen que así la vida es más sencilla -sentenció encogiéndose de hombros y sentándose en su silla-. En cuanto a lo de la nodriza, ¿no cabría plantearse que si se da con una, se haga cargo del bebé a tiempo completo y no solo en momentos puntuales? No se trata solo de darle de mamar, sino de atenderlo, limpiarlo... No es cosa de tenerlo tirado en una esquina y por más que queramos y que seamos varios aquí, en general solemos estar ocupados en distintas tareas. Si se da con una mujer que tenga ya un crío y la suficiente leche como para alimentar a dos, veo más lógico e incluso mejor para el niño, que la nodriza se lo lleve. Bastaría con visitarla una vez por día para comprobar el estado del pequeño.

—Sí, Cass, por favor. 

Shamira dejó que la buscadora la ayudase a colocar la bandeja que llevaba sobre la mesa y después se sentó de nuevo en el mismo lugar que había ocupado antes.

Desde allí miró a unos y otros, intentando enterarse de qué iba la conversación que se había perdido. Los ojos se le abrieron como platos con aquella pregunta que Morgana le hizo al escritor y tuvo que taparse la mano para esconder la risa que le produjo ver cómo él se atragantaba con el agua en su apuro. 

Siguió comiéndose el puré mientras que Lincoln ya había terminado su ración extra. El chiquillo en ese momento estaba con la atención sólo a medias en la mesa. La otra mitad la tenía puesta, como su mirada, en el bebé que se estaba quedando dormido en ese instante. 

Cuando Robin regresó a su asiento, la muchachita le recibió con una amplia sonrisa. 

—No que yo sepa —respondió tras pensárselo un instante—. Pero Mugalid es bonito y significa «el que espera paciente». Aunque creo que no es muy cristiano —añadió con una risa bajita. 

Entonces se acercó un poco más al pelirrojo y bajó el tono hasta que se convirtió en un susurro. 

—¿Tú lo sabías? —preguntó divertida, haciendo un gesto con las cejas hacia Morgana y Nick.

—Deberías comer —Skyler coreó las palabras de su primo hacia el escritor, obviando el hecho de que el hombre tenía edad suficiente como para ser su padre.

Sin embargo, cuando el tema pareció desviarse hacia otro tipo de sentimientos, la chica rodó los ojos y se dedicó a su cena. Con la intervención de Daniel alzó la mirada para contemplarlo mientras hablaba y aún después de que se callase, los ojos de ella siguieron sobre él un par de segundos. Sus mejillas adquirieron algo de color cuando los apartó para mirar hacia su plato, donde ya no quedaba nada de puré. 

Se lo tendió a Trish para que pudiera servirle las verduras asadas y antes de empezar con ellas hizo un resumen de su opinión para todos.

—Estáis un poco intensitos esta noche, ¿eh?

Con eso miró a Daniel de nuevo, con cierto interés por algo que había dicho y que había tardado en calar en su mente saturada por las otras cosas.

—¿Quieres decir que se lleve a Mat... —se corrigió— al bebé a su casa? Pero entonces no podríamos controlarlo todo el rato —manifestó con un disgusto por no tener a la criatura al alcance del ojo que no quería reconocer en voz alta—... ¿Y si nos lo roba y desaparece?

A Morga se le quedó cara de tonta cuando se dio cuenta de que aquella broma empezaba a tomar visos de realidad. Desde siempre había sido muy torpe para detectar las señales relacionadas con el cortejo. Duró un par de segundos, se recompuso, y la sonrisa petrificada colgada de su boca la estiró torcida para acto seguido cometer otra tontería mayor como fue darle un inocente beso en la mejilla a Nick para salir del paso y continuar con la guasa.

-Amor fraternal, compañía. No tenéis puta idea de lo que es eso, preguntadle a Clem -dijo también con humor.

Se irguió. No le gustaba el cariz que tomaba ahora la conversación con el niño y la nodriza, y eso le dio la excusa para enterrar el improvisado "romance". Se mordió el labio superior y comenzó a caminar en derredor de la mesa. Habló alto, claro, y remarcando cada frase.

-Dejemos algunas cosas claras. Primero, vamos a buscar una nodriza, no me gusta repetirme; la leche en polvo, si no está caducada, puede servir de apoyo. Segundo, nada ni nadie nos obliga a quedarnos con el renacuajo, por mi parte mañana mismo podemos colocarlo con otra gente, tanto me da. Peeero, yo diría que la mayoría de vosotros tiene el suficiente sentido de la jodida moralidad como para no deshacerse de él -miró con intención a Daniel. La antigua cabo primero Whiterocks estaba tomando el control de nuevo. "Siempre Fiel. Patria y honor."- La criatura necesita nuestra ayuda, quedándose aquí, come, Shami, o entregándola a alguien responsable. -Ahora dirigió su vista a Skyler, "ya puedes andar atenta"-. Y tercero, si se queda, y es su madre quien lo ha abandonado, no, y repito, no se le va a devolver si lo reclama. Esa zorra ha perdido cualquier puto derecho que crea tener sobre él. Si vamos a resolver que sea uno más de nosotros, es con todas las consecuencias, tened esto presente. Me importan una mierda sus motivos o razones.

Hizo una pausa.

-No hace falta decidir ahora, de forma precipitada. Se piensa y mañana por la mañana lo hacemos.

Al escuchar la queja de Robin con su comentario, esa que directamente iba hacia los posibles futuros bebés, Trish rió de buena gana. Alzó una ceja, mirando a su amigo, y al volver a hablar lo hizo casi metiéndose con él.

—No sé si lo sabes, Rob, pero hay cosas que se pueden hacer sin fabricar bebés —dijo con una sonrisa—. Aunque oye, si quieren buscarle un hermanito a Mattata —Trish se encogió de hombros—... ¿Quiénes somos para oponernos?

Acto seguido miró a Nick. Con su ataque de tos y sus balbuceos sólo confirmaba algo que Trish había dicho prácticamente por decir, lo que lo hacía aún más divertido. Captó su mirada y no pudo evitar sentirse un poco mal. Si le gustaba de verdad a lo mejor acababa de meterle en un lío. Pero bueno, culpa de él por no habérselo contado. De haberlo sabido la muchacha habría tenido la boca cerrada... Y probablemente buscado excusas para que se quedasen a solas.

Pensó pedirle disculpas delante de todos, pero también que eso le daría más importancia. Así que finalmente emitió un suspiro antes de volver la vista a las verduras, aplazando esa conversación para después.

Al que sí respondió fue a Daniel después de que hablase. Su discurso sobre el amor libre estaba muy bien... Aunque tenía un par de peros, y uno de ellos era suficientemente grande.

—Sí, bueno, Dan —empezó antes de mirar al chico—... Pero a lo mejor prefieren hablarlo en privado, o qué sé yo. —comentó. Iba a responder al tema de la nodriza, pero esperó a que otros intervinieran. Asintió a lo que dijo Shamira, sobre todo con el nuevo nombre que puso sobre la mesa, y sonrió cuando vio que el gran contra que Skyler veía a la idea de Daniel era no poder controlar al crío. Cuando habló Morgana, sin embargo, se puso más seria.

—Para mí el niño ahora es nuestra responsabilidad —dijo—. Si lo hemos aceptado, y esa parte creo la hemos hecho, debemos hacernos cargo, no encasquetárselo a otros pagando. Cuando acabemos de cenar yo puedo hacer una mochila para llevarlo con agujeros para los pies con algún trapo grande —se ofreció—. Y no es que moleste mucho, se pasa todo el día durmiendo. Creo que entre todos podremos hacernos cargo.

—Y sobre lo otro... —empezó antes de ir a Morgana—. Hace un momento dijiste que decidíamos democráticamente, ¿no? Lo de la nodriza a mí no me termina de convencer. Entiendo que es útil, pero me mola más la leche en polvo. No tendría problema con aceptarlo, ¿eh? Pero no me mola lo de dejar las cosas claras cuando sólo lo habéis decidido vosotras. Tampoco creo que tengamos que decidir quedarnos al niño diga lo que diga su madre. Podemos esperar a que venga antes de decidir, si es que vuelve, o a ver qué dice Jimmy.

—Si fuera mi crío primero me lo quedaría. Pero si hubiera algo de fuerza mayor que me hiciera dejarlo con alguien sí, confiaría en nosotros, y me dolería un huevo que luego no me lo devolvieran por haber tenido que dejarlo. No sabemos si ha sido para un día o para un año. Decidir que se lo quitamos ya... —Hizo un gesto con la mano, como si eso le pareciera impensable—. No sé, no creo que haya perdido derecho sólo por dejárnoslo en la puerta, al menos hasta que sepamos por qué.

Entonces hizo una pausa, a punto de dar el argumento que para ella era menos racional y más emocional. Incluso se le escapó una mirada a su hermana antes de hablar otra vez.

—Y creo que el crío también tiene derecho a crecer con su madre, si el motivo es bueno. No con unos desconocidos que básicamente deciden quedárselo sin preguntar a nadie.

Alzó una ceja ante el comentario de Morgana.

-Bueno, no creo que la decisión moral sea quedarnos con el bebé o no -dijo-. Ha sido abandonado por su madre ante las puertas del refugio con la esperanza de que nos encarguemos de su cuidado. Cómo se gestiona este cuidado es harina de otro costal. Y la moralidad a la que echas mano debería ser para decidir qué es lo mejor para el pequeño. Estar con una mujer que lo amamante y cuide de forma adecuada o estar con nosotros. Simplemente. No es una cuestión de deshacerse de nadie. Y si se decide que el bebé permanezca aquí, entre nosotros, habrá que asumir plenamente la responsabilidad de ello y establecer todo un programa de tareas solo para con él. 

Dicho aquello, estiró la mano para pillar algunas verduras que depositó en su plato y empezó a mordisquearlas, antes de dirigirse a Trish.

-El niño era responsabilidad de su madre. Nos hemos limitado a meterlo en el refugio y hacer cuanto hemos podido para asegurarnos unos cuidados básicos. El que queramos asumir la responsabilidad de su cuidado, crianza y demás por un tiempo indefinido, es otra cosa. No es un cachorro de perro abandonado, sino un bebé humano. A esos niveles debemos decidir lo mejor para él y no para nosotros. Y estoy con Morgana cuando dice que la madre ha perdido derechos. Si como dices tú, Trish, siendo madre te vieras en la obligación de dejarlo en manos de otros, lo hablas. Aquí no ha habido esa opción. Ni siquiera un mal papel explicándose mejor o peor. Si conocía el refugio y a sus gentes, si confiaba en nosotros para su cuidado, ¿por qué no se ha puesto en contacto, por qué no ha contado lo que le ocurría y su necesidad de ayuda? No sé, a mí no me parece muy normal. 

Volvió a masticar algunos mordiscos que tragó rápidamente.

-Además, ser madre es algo más que parir.

Clementine dio un leve respingo al sentir de pronto la mano de Kane sobre la suya, sin esperarlo, pero en seguida cambió su gesto, a una expresión agradecida, percatándose de que trataba de tranquilizarla y apoyarla. Resopló, ligeramente, y terminó de comerse el plato, con algo más de parsimonia, mientras observaba y escuchaba a unos y a otros, frunciendo el ceño, confusa, cuando Morgana la nombraba- ¿Eh? ¿A mí? ¿Por qué dices eso? -preguntó, algo sonrojada- El asunto es entre tú y Nick, no desvíes la atención, que yo tengo una concepción bastante clara del amor fraternal y no es tan... Peculiar como la que tienes en mente.-expresó, entre risas, posando la mirada sobre Nick y dedicándole un guiño- No sabía que era el amor lo que te tenía tan gruñón hoy, Nick. - concluyó, antes de volver a dedicar su atención al debate que comenzaba a desarrollarse en torno al bebé y a la forma de alimentarlo. 

Al igual que en los demás, su expresión se volvía algo más sería, al escuchar determinados argumentos, sobre todo cuando Daniel y Morgana expresaron su opinión- ¿Y quiénes somos nosotros para decidir eso? ¿Cómo podemos arrancar del pecho de una madre a su hijo, sólo por decidir prejuzgarla sin dejarla siquiera explicarse, y vivir con ello? No. Lo siento, pero no me parece que eso sea admisible. El crío tiene una madre, y debemos dejar que se explique, si aparece. Saber qué le ocurrió. -apuntó, señalando hacia Trish, que había dicho algo bastante parecido anteriormente- ¿Qué demonios sabemos nosotros del por qué? ¿Cómo podemos saber si de repente se vio en una situación límite que la obligó a tomar una medida desesperada e inmediata? No siempre hay tiempo para gestionar. Para prevenir... -apuntó, negando con el rostro- No creo que debamos precipitarnos ni zanjar este asunto sin que sepamos el motivo- dijo, suspirando.

- Y en cuanto a buscar leche en polvo, o una nodriza... Como ha dicho Kane, mejor ir sobre seguro. Asegurar cualquier vía de alimentación. Tener leche en polvo en reserva, y una nodriza, y poder usar cualquiera de los dos recursos según disponibilidad.-expresó, mirando ahora hacia Morgana- Mañana Morga y yo iremos a hablar con La Comunidad, y preguntaremos, para ver qué podemos conseguir. -explicó- No sabemos aún qué términos pedirán, pero en lo que sí que estoy de acuerdo es que el servicio incluiría sólo el alimento. Creo que somos bastantes para cuidar del bebé, y que si lo han dejado aquí es porque confiaban en nosotros y no en otros. -destacó, coincidiendo con varios de sus compañeros- Yo no creo que debamos dejarlo en manos de otra gente. Y no hablo de "deshacernos" de él, porque me parece un término un tanto cruel, empleado sobre un niño de pecho. 

Kane trató de atender el debate abierto entre unos y otros a distintos niveles, pero el pistolero tenía más interés en llevarse al buche la cena que en disponer, por el momento, de sus opiniones a los demás. Mostró una sonrisa liviana y burlona ante el pequeño conato de la hipotética relación entre Nick y Morgana, pero no participó del escarnio. Cuando el tema derivó a asunto más serios, como los que tocaban acerca de la responsabilidad de la madre y el supuesto abandono del bebé en Morris, Kane se tensó de nuevo.

Os estáis metiendo en un jardín sin saber todos los datos. zanjó algo salomónico, la intervención de Clementine rebajó un tanto la combatividad inminente de Kane, algo contra lo que el pistolero había estado peleando durante toda la cena. Parece que esté escuchando un debate entre Hermes y Judith de lo bien que habláis todos, os envidio. miró alternativamente a unos y otros con cierto tono cáustico, pero sin malicia.

Yo no tengo mucha idea de lo que cuesta la leche en polvo, pero sí que es un artículo del viejo mundo, y eso es caro. resolvió con sencillez, sin dirigirse a nadie en particular. A mi parecer.. a la larga saldrá más caro que contratar una nodriza. No seremos los primeros, ni vamos a ser los últimos. Y un bebé come todos los días. se encogió de hombros suspirando aportando su opinión.

Al margen de la visita a La Comunidad.. ¿hay otros planes para mañana? preguntó Kane. A mi me gustaría salir a dar una vuelta, donde fuera. expresó sorpresivo, quizá algo hastiado de estar parado o de la situación.

Nick estaba considerando abrir en canal a alguien (alguien que probablemente se llamaría Daniel) cuando Morgana quitó hierro al asunto y lo convirtió en algo inofensivo con aquel beso en la mejilla.

Era curioso. El escritor se consideraba el "social" de la familia. Desde luego, tenía más facilidad para esas cosas que la Sargento de Hierro, y, sin embargo, ella le acababa de dar una lección de humildad. Tal vez todos lo hubieran hecho. Incluso Trish, a la que pensaba vender al peso la próxima vez que fuesen al Jackie. 

Y... finalmente llegó el momento de no poder seguir obviando al elefante en la habitación. Nick escuchó a todos. Había cosas en todos los argumentos con las que estaba de acuerdo y cosas con las que no. No podía elegir posicionarse, al menos, no todavía, no con lo que sabían.

- Aún no lo sabemos todo - dijo -. De hecho, sabemos muy poco. Es bueno que estemos pensando en el asunto, haciendo planes y dándole vueltas, pero no creo que esta noche tengamos que salir de aquí convencidos de nada. Cuando tengamos toda la historia y conozcamos a esa mujer será bueno tener la mente un poco abierta. Aunque si alguien me deja con un marrón como este lo mínimo que espero es una compensación por las molestias. En mis tiempos las canguros no eran gratis.

Luego sonrió a Kane.

- Pues si vais a la Comunidad yo puedo apuntarme, que llevo debiendo una clase ya un par de semanas - luego hizo una mueca un poco siniestra -. Y si te apetece después me acompañas a ver a la gente de Dima, Kane. Seguro que lo pasas bien.

Nick sabía que el pistolero tenía una "alergia agresiva con tendencia al vigilantismo" a los criminales.