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Finales y principios

[Flashback] Terry's Way

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14/05/2018, 23:34
Narradora

 

[Flashback] Terry's Way

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Lera Lynn - A Church In Ruins

Esta ciudad me teme.
Conozco su verdadero rostro.
Las calles son cloacas más anchas
y las cloacas están llenas de sangre,
y cuando los desagües rebalsen,
se ahogará toda la escoria.
                                                               —Diario de Rorschach, Watchmen.

 

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14/05/2018, 23:50
Narradora

Terry's Way. 3 de diciembre, 2036.

Las sombras se alargaban en la calle con la cercanía de la caída del sol cuando la mujer se quedó sola, sentada a una mesa. Los dos que la acompañaban, hombre y mujer, ambos vestidos con una ropa tan militar como su actitud, acababan de salir por la puerta, dejándola atrás muy a su pesar. 

El lugar donde la dejaban, junto al inicio de La Comunidad, cerca del río Harlem, había sido un restaurante en otros tiempos. Uno conocido en la zona por la especialidad de la madre de la actual propietaria: blanquear dinero. Aunque, a juzgar por las opiniones que había acumulado en Yelp, las hamburguesas tampoco debían estar nada mal. 

En los tiempos que corrían aquel garito se había reconvertido de restaurante a taberna, aunque la decoración seguía siendo la que había tenido en el momento de su apertura. Los neones que adornaban las paredes hacía mucho que habían dejado de alegrarlas con su luz coloreada, sólo tres de las lámparas seguían funcionando y la tapicería de los asientos tenían agujeros por los que escapaba la espuma que los ablandaba. La barra ya no brillaba como en otros tiempos y faltaban algunos de los taburetes que habían estado anclados al suelo pero el suelo y las mesas estaban limpios y el leve aroma a licor se mezclaba con el del potaje de garbanzos que alguien debía estar preparando en la cocina. 

Irene Lynd, propietaria y camarera de aquel garito, salía en aquel momento de allí con un par de escudillas llenas de ese delicioso potaje que era su especialidad. Se trataba de una mujer adusta, de carácter seco y cerrado y con aspecto de haber sido curtida por la vida.

Dejó una de las escudillas en una mesa cercana a la que ocupaba la mujer, en la que se encontraba un hombre, también solo, que había captado algunas frases de la conversación entre ella y los otros dos. Algo se iba barruntando en su interior a medida que escuchaba, removiendo cosas que no estaban tan enterradas como debieran, hasta que, finalmente, se decidió a acercarse a ella. 

Notas de juego

Todo vuestro ;).

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17/05/2018, 12:39
Morgana Whiterocks

Morgana encendió uno de los cigarrillos que Killer Johansson le había dado. Fumó, con parsimonia, pensativa, expirando el humo y formando círculos con las volutas que perezosas subían desapareciendo antes de llegar al sucio y resquebrajado techo. Bebió el penúltimo  sorbo de su cerveza áspera y ya caliente. Se preguntaba si su reiterada negativa a regresar a las Tres Cruces era lo mejor, lo más adecuado o sensato, y se repitió a sí misma que su decisión era la más inteligente de todas. Una opción u otra derivaría en consecuencias, por supuesto, y la gracia estaba en eso, en descubrir y afrontar cuáles serían los efectos de su determinación obstinada.

Una nueva calada, intensa, y torció la boca en una mueca sonriente, miró el cigarrillo entre sus dedos, “Maricas hijos de puta de las Tres Cruces”. Siempre obtenían lo mejor del tráfico de los cargamentos que se recibían y circulaban por Nueva York, y el tabaco que ahora ensuciaba su boca y pulmones era una prueba de las buenas cosas que se perdía. Con Vanisha y Wallace formaba un buen trío, y en ese momento, por un instante, se sintió estúpida, ya que no le cabía duda de que, en un par de años tal vez, los negocios y chanchullos entre los tres los llevarían a una posición de poder relativo y buena vida.

Se encogió de hombros, ella no necesitaba demasiado para vivir, su vida austera, su voluntad y su temple le bastaban para enfrentar el día a día. Se pasó la lengua por los dientes, temiendo que su mente empezase a cavilar demasiado, tomó otra calada, cerró los ojos disfrutando del sabor del pitillo, espantando fantasmas y especulaciones al soltar el humo.

 

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24/05/2018, 04:11
Axel Montenegro

Aunque Axel jamás había visitado aquel garito en particular antes de establecerse en las cercanías, ya fuera con un grupo u otro, la familiaridad de este era lo suficientemente patente para buscar en él cierta normalidad nostálgica de un pasado que era demasiado viejo para olvidar pero muy joven para considerarla la mayor parte de su vida. A pesar de que el restaurante ya no luciera los brillantes colores de las luces de neón, el portorriqueño observaba aquel lugar como si lo conociera de esos tiempos, y no estaba del todo errado. Su barrio, el Bronx, y Harlem, tenían mucho en común. No eran próximos, menos para quien no anduviera en coche, pero su historia, su gente, sus costumbres... si te movías en uno, podías hacerlo en el otro. Así mismo, los garitos con trasfondo clandestino que pudiesen haber habido allí no eran tan diferentes de aquel donde se encontraba sentado. 

Pero aquel día... aquel día no había sido solo una visita que hiciera de viaje nostálgico al pasado, ni una que le concediera ciertos beneficios tras un par de partidas de póker. En esa ocasión, pese a que no lo había planificado, se había encontrado con un tesoro aún mayor, una oportunidad demasiado tentadora para rechazarla. Aun cuando se había pasado la conversación entera de los tres militares tenso, recordándose mentalmente por qué no le simpatizaban en absoluto y maldiciendo a sus linajes completos, al ver que habían dejado una atrás agradeció lo que parecía un regalo caído del cielo. 

Gracias, Irene - sonrió a la mujer. Poniéndose de pie, tomó el recipiente y se dirigió a la mesa donde se encontraba la mujer sola, deteniéndose a su lado - ¿Te importa si te acompaño? - preguntó directamente, sin mayor introducción - Prometo no pedirte uno - amplió su sonrisa, señalando el cigarro con la mirada.

Notas de juego

¡Ya estoy, perdón! 

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24/05/2018, 15:47
Morgana Whiterocks

Morgana jugaba con el humo del cigarrillo, y a través del velo grisáceo vio venir al tipo. Su cuerpo se tensó de forma imperceptible, y sus nervios y músculos aumentaron un grado su constante alerta. Su cuchillo se encontraba a la distancia de un parpadeo. Levantó la mirada y escuchó la propuesta del desconocido. Alto, pálido, atractivo, dio un fugaz y completo repaso a su atuendo, escrutando donde podía esconder un arma. Se fijó en sus manos, anillos y pulseras. Tomó otra bocanada y expulsó el aire hacia el hombre.

-Me gusta fumar sola –respondió con aquella suave vocecita. Se quedó mirándolo fijamente a los ojos, entrecerrando los propios, y compuso esa cara suya de pocos amigos y no me toques los huevos. Se mordió los labios, ¿por qué no? Una conversación distinta la distraería del asunto tratado con sus dos ex compañeros. Señaló con la mano el asiento de enfrente, transmutó su expresión y ofreció una sonrisa lobuna- Te daré compañía un rato y un pitillo si me invitas a una escudilla de potaje. Mantén las manos donde pueda verlas y la polla dentro del pantalón.

Notas de juego

A tu ritmo  ;)

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24/05/2018, 16:48
Axel Montenegro

La primera oración de la mujer podría haberle hecho perder la esperanza, pero Axel era suficientemente optimista, además de un fanático de las pausas dramáticas, para dar aquello como una respuesta definitiva de inmediato. Más aún, la motivación que lo llevaba a aquella mesa era demasiada como para rendirse tan rápidamente. Fijó sus ojos en ella aún con una sonrisa confiada, inclinando ligeramente su cabeza juguetonamente al percibir que la fémina se mordía el labio indecisa y en cuanto vio que le señalaba la silla frente a ella celebró con una sonrisa de oreja a oreja y tomó asiento.

Trato hecho - contestó, asintiendo con expresión alegre. Lo de las manos se daba por descontado con un desconocido, y en cuanto a su polla... mini Axel no se sentía especialmente estimulado tras la presencia de tres militares a apenas unos metros de distancia y menos ahora que compartía mesa con una. En cuanto la dueña del garito lo miró, le hizo un gesto para que trajera otra igual, juntando las manos luego para pedir por favor con sonrisa inocente. 

Axel Montenegro, un placer - se presentó extendiendo una mano hacia su interlocutora, esperando que ella se presentara también, sin tocar su plato hasta que llegara Irene con el de ella. En realidad se moría de hambre y esa sería una costumbre antigua incluso para el mundo viejo, pero nadie le quitaba la memoria de la bruta de su madre dándole sendos golpes en la mano cuando tocaba los cubiertos antes que el resto o antes de rezar. Lo segundo ya lo descartaba hacía unas décadas, pero lo primero... 

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25/05/2018, 10:05
Morgana Whiterocks

Intentó calibrar las maneras de su interlocutor, esa sonrisa encantadora, sus gestos, su aparente cordialidad. Parecía la clase de persona que está muy segura de sí misma y pretendía que los demás confiasen en ella. Embaucador o realmente un tipo afable que solo quería un poco de charla y, quizá, algo más. A pesar del atractivo físico de Morgana, ella solía repeler o intimidar a los moscones.

Como respuesta a la presentación del tal Axel, la militar se llevó su mano izquierda a la boca, fumó y le lanzó una bocanada de humo mientras mantenía su torva sonrisa. Lo miró sin disimular su curiosidad, y la siguiente calada la expulsó hacia arriba. Una ligera burla bailó en sus palabras:

-¿Por qué un placer? ¿Acaso sabes algo de mí? ¿Te molan mis ojos, mi puta sonrisa, mis tetas, Axel Montenegro? Deberías esperar al final de este encuentro para evaluar tu satisfacción o decidir si te cagas en mis muertos –con todo, la fórmula arcaica hacía mucho que no la escuchaba, le hizo gracia y, tras un instante, Morga estrechó con firmeza la mano del hombre- Morgana.

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08/06/2018, 01:39
Axel Montenegro

Si la bocanada de humo en la cara ya le había tentado a alzar una ceja, la pose confiada de la mujer seguida de sus palabras le requirieron una paciencia especial para evitar no soltarle algo de lo que se arrepentiría. No podía esperarse nada distinto de un militar, por supuesto, pero lo que le detenía no era la consistencia de la mujer entre su carácter y profesión sino la necesidad casi biológica que sentía Axel por obtener noticia de su antigua compañera. 

Una sonrisa creció en sus labios, a primera vista imperturbable ante el trato que había recibido e incluso optimista frente a la posibilidad de cruzar unas palabras compartiendo una comida. - Tienes buenas tetas, Morgana, pero he visto mejores. Lamentablemente siempre he sido más de culos, y hasta que dejes de estar sentada en el tuyo no tengo como evaluarte - contestó con una sonrisa de medio lado - Así que por ahora vas a tener que conformarte con darme en la razón o aguantar mi hipocresía cuando me cague en tus muertos TRAS decirte que es un placer conocerte - bromeó de buena gana, y al ver que la mujer del garito por fin dejaba un cuenco con comida frente a la chica, se dio por autorizado para comenzar su propio plato. - Provecho - le deseó, empezando a comer por fin.

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09/06/2018, 09:30
Morgana Whiterocks

-Deberías ser más de ojos. Todos los putos culos cagan.

Ambos jugaban a bromear con las palabras. Morga fumaba, daba largas caladas a su cigarrillo del mejor tabaco que se podía encontrar. Sus ojos selváticos no daban tregua a la mirada intensa del tipo. No entendió del todo su último comentario, así que montó su artillería, sin acritud en su tono pero sí con clara intención en el fondo de sus palabras.

-Detesto a los hipócritas de mierda y a los capullos que quieren tocarme los huevos.

Miró al hombre comer, sin soltar su media sonrisa. Agotó el pitillo. En silencio,  tomó su cuchara y le imitó, sin despegar las pupilas de Áxel. Tras unas pocas cucharadas, dijo:

- Está bueno, ¿eh? Irene cocina de puta madre este jodido potaje. Coño, ya lo creo -dejó el cubierto a medio camino entre el plato y su boca y le hizo un gesto con la cuchara en señal de que aguardaba, a la vez que se encogió de hombros, y se metió otra cucharada en la boca. y otra más. Morgana comía rápido, y a veces parecía que se trataba de engullir y tragar más que de comer, con o sin compañía.

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27/06/2018, 04:13
Axel Montenegro

La broma de la chica le hizo sonreír asintiendo con un resoplido de risa contenida. La soldado no estaba tan mal, y al menos le mantenía la mirada, lo que era bastante decir. No porque él tuviese unos ojos particularmente acusadores o llamativos que causaran lo contrario, sino porque en aquella época, la mayoría tenía algo que ocultar. Y la gente con secretos jamás te miraba a los ojos por mucho tiempo, a menos que fueran directamente sociópatas... lo que tampoco descartaba, tratándose de una militar. 

Aunque sentía la mirada de la morena aún sobre él, comenzó a tragar de su plato, tan hambriento y ansioso de comida como de respuestas. Sin embargo, ahora que estaba ahí sentado junto a la mujer, el resentimiento a los de su clase y el carácter fuerte de esta que inevitablemente le ponía en alerta a pesar de las bromas en común, hacían que Axel no tuviese del todo su atención en la forma más astuta de sacar el tema de conversación que buscaba. Viendo comer a Morgana, se dio cuenta de que no tenía demasiado tiempo para pensarlo antes de que acabara con el potaje. 

Sin ofender, pero con lo poco que te gustan los hipócritas y los capullos tocahuevos, ¿Como soportas ser militar? - preguntó con una sonrisa incipiente - Digo, de los rangos bajos tengo más fe, pero a la gente con poder siempre acaban por subirle los humos a la cabeza - comentó mientras seguía comiendo, subiendo la mirada hacia ella - ¿Sabes lo que digo, no?

Notas de juego

Soy la peor persona, ¡pensé que te había posteado! ¡Perdón T_T! 

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27/06/2018, 17:11
Morgana Whiterocks

Masticó el contenido de la siguiente cucharada mientras atendía y encajaba los nuevos comentarios de su insospechado compañero de mesa. Se le dibujó una sonrisa a medio camino de la gracia y el mosqueo. Así que lo que ella se predijo como una conversación trivial,  quizá con la única motivación de despejar su mente tras el encuentro con sus ex colegas de Las Tres Cruces (sin descartar el plato gratis de potaje), y donde suponía que Áxel la encaminaría a ver si pillaba su culo sobre las sábanas de su cama, cobró un inusitado interés al comprobar que el tipo tampoco se mordía la lengua. Morga no tenía claro cómo tomarse aquello, si como un insulto descarado y entonces tirarle la escudilla a la cara y rajársela acto seguido con su cuchillo, una reacción nada rara en ella. Pero las circunstancias del momento, el lugar donde era cliente habitual, y que el hombre le empezaba a caer simpático, o esa sensación sentía en sus tripas calientes por la comida, impulsaron a que no reaccionara tan a la tremenda. Dejó la cuchara sobre el recipiente.

-Me gusta patear traseros y soltar hostias. Desde pequeñita. Poner el cañón de una pistola aquí –se llevó el dedo al centro de su frente-, en la cabeza de cualquier tipejo y, blam, reventarle los sesos. ¿Satisfecho con la respuesta?

Se echó un poco hacia atrás en su asiento, sin perder la sonrisa traviesa en la boca, ni dejar de mirar de manera intimidante al atractivo hombre.

-Ahora me toca preguntar a mí. A ver, si piensas eso de los militares, ¿qué buscas? ¿Bronca? No hay problema. ¿Follarme y así creerás que has jodido a una militar? Vas mal en tus métodos. 

Regresó a su posición anterior, cogió la cuchara -Soy Más que una militar. Soy Marine -remarcó las dos palabras- Una de esas cabronas que soportaron fuego amigo y enemigo esforzándose para que la Puta América siguiera siendo la América y la puta que manejaba el mundo -cargó de potaje el cubierto- Pero los gilipollas de mis compatriotas y el mamón del viejo tío Sam no supieron estar a la altura y se cagaron encima. Que se jodan todos ellos -hizo una breve pausa- Y eso ha permitido que tengamos esta jodida charla tan animada. Casi deberíamos estar agradecidos, ¿no, Áxel?  

Notas de juego

Mala, mala, muy mala mujer XD

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28/06/2018, 14:03
Axel Montenegro

Al menos seguía vivo. No era que hubiese soltado grandes insultos ni mucho menos, pero en su experiencia, la gente con un poco de poder se creía tan absolutamente perfecta e infalible que al más mínimo comentario de un posible defecto se lo tomaban a la tremenda, y para qué decir la gente con un poco de poder y con armas. Sin embargo, como no era tan estúpido para confiarse demasiado, al ver que la chica dejaba su cuchara también lo hizo él. No tenía oportunidad contra un militar en pelea, pero dos segundos para dejar el cubierto a la hora de meterse bajo la mesa para evitar un cuchillo o disparo, o para salir corriendo del local directamente, podían hacer la diferencia. 

Alzó una ceja lejos de impresionado con la primera respuesta, aunque por dentro estaba cuando menos inquieto. Tenía suficiente cara de póker para no delatarse, ganada tanto en el juego como en la vida cotidiana, y aunque había quienes provocaban que se le rompiera del todo, no era el caso de los militares. Un nombre apareció en su mente y un escalofrío le recorrió la espalda, pero enseguida las preguntas de la mujer volvieron a enfocar su atención por completo en ella. 

Ah, una heroína de la patria - comentó con cierto sarcasmo cuando Morgana acabó de hablar. Hasta entonces se había mantenido en silencio, incluso para sus preguntas, que no tardaría en responder de todas maneras - Debes haber sido de buen barrio para no darte cuenta de que el tío Sam no se preocupa de nadie más que de sí mismo - una sonrisa de medio lado apareció en sus labios, más amistosa que nada. Simplemente le parecía impresionante como en otras épocas, mejores épocas, la realidad era tan distinta para unos y otros. Mientras había gente de bien que moría sin saber lo que era pasar frío o hambre, otros morían sin conocer abrigo o un estómago lleno. A él jamás le había faltado amor, comida o un techo, pero sí había conocido de primera mano lo que era la injusticia, la discriminación y la diferencia que hacía un manojo de billetes en el bolsillo. 

Mira, te voy a ser sincero - se humedeció los labios, mordiéndose el inferior un momento antes de volver a hablar - No me interesa buscar bronca con un militar a menos que pueda apostar en mi contra y ganar algo. Tampoco me interesa hacerme el chulo y decir que le di por culo, literalmente, a una Marine. ¿Que estás buena y feliz lo metía en caliente? Sí, claro, pero no vine para eso - comentó en tono despreocupado. Con alguien que iba tan directo como Morgana no tenía sentido dar rodeos y hasta sería contraproducente, así que más le valía decir por qué estaba ahí y ver que le cobraba a cambio - Vine porque conozco a alguien que se fue con los Tres Cruces y quiero saber de ella. Se llama Alexia Hawkins. ¿La conoces?

Notas de juego

Perdóoooonameeee, perdóooonameee (8)

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29/06/2018, 14:37
Morgana Whiterocks

Morgana le dejó hablar. Áxel continuaba con su descarada frescura en sus comentarios, sin atisbo de inquietud en su expresión o mirada. No apartaban los ojos el uno de la otra, Y Morga no encontraba brillos de temor duda en los de él. O disimulaba muy bien, o se trataba de un tipo tranquilo y seguro de sí mismo. El único detalle fue cuando también apartó sus manos de la mesa, pensó que el hombre estaba controlándola en todo momento. La chica dejó que la conversación fluyese, se relajó, y adoptó la postura de quien disfruta de un rato ameno.

-Joder, aciertas en todo. Me dejas de piedra. Eres un puto adivino. Sin tirarme las cartas ni leerme las manos –Morga exageró su supuesto asombro, y se metió otra cucharada en la boca.

Las siguientes revelaciones no la dejaron indiferente. Entonces al final salió el motivo del interés por la conversación. Se decepcionó un poco y dejó que se reflejase en su cara, amplificando de nuevo sus emociones.

-Mierda. No eran  mis ojos ni mi bella sonrisa –Morgana se relamió en su interior, y también la cuchara, tomándose su tiempo- Alexia, un culito muy codiciado, de los que te deben gustar. La putita de la compañía D –ahora le tocaba a ella sacar su vena cínica y mordaz, imprimiendo al aniñado timbre de su voz un deje de desvergonzada burla. Entornó un poco los ojos, ladina. Luego compuso una expresión de falsa inocencia para acto seguido soltar una risotada- Me tocaba ser mala. - A veces se comportaba como una cría.

-Así que buscas información. Te fallan tus sorprendentes poderes de adivinación. Solo tienes que presentarte a la puerta de las Tres Cruces, llamar al timbre y esos hijos de la grandísima puta amablemente contestarán a tus jodidas preguntas. ¿No se te ha ocurrido eso? Pues es la hostia de fácil –Siguió con el mismo tono socarrón. En la zona de los militares vivía mucha gente, imposible de conocer a todas las personas que trataban de subsistir, medrar, vivir allí. Sus ojos cambiaron a una sonrisa franca, todavía traviesa- ¿A qué coño te dedicas, Áxel el vidente, aparte de invitar a comer a  frágiles señoritas?

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02/07/2018, 07:07
Axel Montenegro

De no haber tenido algo más importante a lo que referirse, habría dejado que los ojos se le voltearan hasta verle el cerebro con el comentario sobre sus poderes de adivino. Hasta ahora la chica le agradaba, o al menos todo lo que le podía agradar alguien de su profesión, sin embargo esas burlas gratuitas no ayudaban en aquella relación naciente construida a base de comentarios ácidos pero sinceros. 

Al ver que ella volvía a comer, él también volvió a tomar la cuchara y hundirla en su plato, llevándose el cubierto lleno a la boca mientras la chica maldecía con lo que podía suponer sería una introducción a algún insulto porvenir. Sin embargo, lo que le soltó de golpe hizo que sintiera como si el alma se le cayera al suelo, e inconscientemente bajó el bocado que se llevaba a la boca, sintiendo como el corazón se le aceleraba al tiempo que su mandíbula se tensaba. Y aunque poco duró la broma, pues Morgana enseguida volvió a reír delatando que su burla no era real, el miedo de Axel se había hecho tan patente por un segundo que le costó más de un par de segundos volver a recuperar una expresión siquiera neutra, porque no era capaz de sonreír o de reírle la broma en ese momento. 

Apartó el plato con el dorso de la mano, de pronto sin apetito alguno. Sabía perfectamente que mostrar tan explícitamente lo importante que era Alexia para él era absolutamente contraproducente, pero cuando se trataba de ella le era imposible medir sentimientos o reacciones. Llevaba años sin verla, y aún sentía como si hubiese sido ayer cuando se habían separado. Cuando se trataba de Alexia, todo lo que sabía como criminal de carrera desaparecía, y quedaba solo el hombre. 

A sobrevivir. Toco el violín y hago lo que sea necesario. - algo de lo que, por lo que se escuchaba en su tono de voz lleno de rencor, no estaba particularmente orgulloso. Bastaba una mirada a Axel para saber que no era un mercenario ni nada similar, ni siquiera podría salir bien parado de una pelea de puños, así que las opciones a las que se refería eran concretas y claras. Mentir, robar, follar. - Para odiar a los hipócritas no sabes una mierda de apreciar cuando alguien es sincero - añadió de mal humor. Parecía que al final si se acabaría arrepintiendo de decir que era un placer conocerla. 

¿La conoces o no? - insistió, pues esa era su única oportunidad de conseguir algo de información sobre la chica - Es una puta bocazas como tú, terca como mula, tiene un carácter de mierda cuando quiere y el resto del tiempo es puras sonrisas y amor. - su ceño se frunció - Es una metomentodo que jura esta mierda de mundo es igual de bueno que la mierda anterior y da asco de lo optimista que es. Alexia Hawkins. - repitió, cabreado ya por la situación, pero más que nada describiéndola así porque como cuando había hablado de sonrisas y amor, el describirla con tanto cariño como cuando pensaba en ella hacía que se viera como un quinceañero enamorado de ojitos brillantes, y estaba claro que Morgana no era con quien quisiera compartir momentos íntimos ahora mismo. 

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03/07/2018, 15:44
Morgana Whiterocks

La intención de Morga no fue colocar un golpe tan bajo. No fue consciente hasta que lo tuvo encima de la reacción  visceral y el cambio de humor repentino. Cada cual tenía sus susceptibilidades, ya que ella misma era capaz de estallar de improviso si le tocaban la tecla de ignición.  Aun así, se sintió perversamente satisfecha.

-¡Irene! Trae un poco de agua. Nuestro amigo se ha atragantado. Gracias. –Se lo quedó mirando fijamente. Estaba mosqueado, molesto, el asunto se tornó serio. Morga disfrutaba, así que no se inmutó. Tampoco se disculpó- Si te dedicas a cagar por la boca, tarde o temprano te lloverá la mierda encima –se lo podía aplicar a ella misma; por eso usaba chubasquero.

Una vez más se echó hacia atrás –Le doy la razón a Alexia, este puto mundo es la misma jodida y hermosa cloaca que el anterior. Con sus gordas ratas, sus cocodrilos ciegos y sus cojonudas tortugas ninjas.  –A Morga no le interesaba ni iba a entrar en asuntos de la entrepierna de Áxel. Ni los motivos de la tía para meterse o buscar refugio en la zona militar. Podría echar más leña al fuego y soltarle una nueva inconveniencia, sin embargo, tras pensarlo unos segundos, optó por cambiar su actitud; había olido la sangre igual que un tiburón y aquí había carnaza. Se enderezó, su mirada y su expresión se tornó más dura, se transformó en la profesional militar que era. Empujó el cuenco con la cuchara hacia Áxel.

-Come, violinista. A tu barriga se la sudan tus problemas de polla. O será para mí –se mordisqueó el labio superior-. Dame más datos. Aspecto físico, ¿usa un maldito alias? –no le pidió una foto. Era muy caro actualmente, y supuso que se la habría enseñado de poseer una- ¿Cuándo entró en Las Tres Cruces y por mediación de quién, algún contacto? –Morga se limpió con los dedos las comisuras de la boca-. No, no me suena. Al menos por ese nombre –entonces sonrió sin atisbo de burla en su cara-. Tengo contactos –pensó en Killer y Vanisha, seguirían por la zona un día o dos-, si está dentro podemos buscarla, encontrarla, y sacarla. Si eso es lo que quieres –quizá Áxel solo deseaba saber si seguía viva y cómo estaba.

-¿Te lo comes o qué?

Notas de juego

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20/07/2018, 04:20
Axel Montenegro

Ni la bromita del agua ni la respuesta kármica de Morgana hicieron que mejorara demasiado su humor. Durante un prolongado momento guardó silencio con los ojos clavados en la morena, sin intención alguna de sonreír con su sarcástica visión optimista del mundo, sino que haciendo un sincero esfuerzo por escuchar a la vocecita interior que le pedía guardar un poco la compostura. Nunca era bueno llamar la atención, menos fuera de tu propio territorio, y muchísimo menos junto a un militar, aunque esta última clasificación sin duda no fuera la peor posible de entre la fauna de la ciudad. 

Su mirada viajó con el cuenco cuando este se desplazó hacia él. Su barriga ya tenía suficiente para sobrevivir, y por mucho que pudiese relajar sus músculos gradualmente para cambiar la postura corporal por una más casual y relajada que no atrajera miradas equivocadas no podía camuflar tan bien sus pensamientos, así que el potaje se quedaría ahí donde Morgana lo había dejado. 

Respirando profundamente tras aquella pausa, movió un poco el cuello para soltar el cuerpo, relajó su expresión y se encorvó para apoyar los codos sobre la mesa, acercándose de aquel manera unos centímetros más a la extraña y dejando que su lenguaje corporal retratara la apropiada para una conversación casual normal. - Come tú, con todo lo que hablas de mi polla se ve que tienes ganas de llenar la boca - le respondió, sonriendo con la comisura de los labios y la mirada cómplice de quien pacta una tregua, volviendo a la dinámica de los insultos amistosos con la que la chica parecía estar cómoda. Muy lejos estaba de sentirse feliz y a gusto, pero la militar había dado un paso atrás y le había tendido una mano, así que podía tragarse sus dramas y ser agradecido. 

Nos separamos el 2032, ahí se unió a Las Tres Cruces. Tenía 22 años entonces, ningún alias, y ningún contacto dentro hasta dónde sé. - eso era una de las cosas que más le preocupaba. Había sido una pésima idea dejarla entrar sola, pero no había forma de hacerla cambiar de opinión y él no se iría a meter donde sabía que harían de él un puto esclavo más - Tiene la piel morena de un tono caramelo, labios gruesos, nariz recta, ojos almendrados color verde oscuro. Pelo castaño largo ondulado, al menos entonces. Es delgada, pero tiene unas putas curvas que matan - por un segundo se desvió, pues pensar en Alexia y específicamente en su cuerpo era bastante distractor como para no durar mucho centrado - La última vez que la vi llevaba un abrigo largo de cuero rojo. No sé como sea dentro el tema del vestuario, pero adoraba ese abrigo. - así que dudaba mucho que se hubiese separado de él. - Solo quiero saber cómo está. No quiero sacarla si está bien dentro, ella quiso entrar... mientras pueda salir, mientras esté bien... me doy por satisfecho. - aclaró bajando la mirada un segundo y relamiéndose los labios. Era una oferta tentadora, sacarla y traerla a su lado, pero jamás la obligaría a nada que ella no quisiera. Enseguida, volvió a subir la mirada a la morena - Pero te agradezco la oferta - dijo con los ojos clavados en los de ella con sincero agradecimiento, pues incluso si le cobraba el alma por ello, la mera oferta de servicio ya era más de lo que se esperaba que hiciera por un extraño. Al final, aunque fuera una bocazas, la tal Morgana parecía resultar una buena persona.

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21/07/2018, 23:42
Morgana Whiterocks

Morgana aguantó la mirada irritada del violinista, preparándose para soltar las garras afiladas de pantera si él decidía saltar sobre ella. Se lo estaba viendo venir, una vez más se comportaba inevitablemente como una capulla sin poder evitarlo, inexorablemente las manecillas de su reloj interior giraban en esa dirección, al parecer única y determinada.  Pero el tipo hizo un esfuerzo por relajarse, Morga mostró los dientes a través de su sonrisa de loba en reconocimiento al nuevo comentario jocoso de él, y las cosas retomaron un mejor cariz que segundos antes.

Aunque la marine se preguntó si no hubiera sido mejor liarse a hostias y ya está. Se encogió de hombros como respuesta a su propia conversación interior, animada por el futuro negocio con Áxel, mientras este desgranaba su historia, o parte de ella. Llevada por un impulso, Morgana le imitó, apoyando sus codos en la mesa y echando el cuerpo hacia delante, acortando más la distancia entra ambos, dejando que su intensa mirada verde se encargara del resto.

- El violín se quedó sin funda donde meterlo, eh. Qué puta mierda es el amor, a pesar de los años te sigues empalmando cuando hablas de ese coñito. O es la impresión que das.

Se quedó unos instantes más ahí, plantada delante de él, a un palmo de su cara. Y cuando sintió en la espina dorsal un relampagueo frío portador de sus propios recuerdos, fue cuando se enderezó tapiando con prisa y con rabia la brecha al pasado. A la vez atrapó la escudilla de Axel y la arrastró hacia su lado de la mesa, pasando su contenido a la suya casi consumida. Se zampó un par de cucharadas con los ojos fijos en su interlocutor.

-Una tía así llama la atención. No parece que sea de las que pasan desapercibidas –quizá Morga malinterpretaba la narración. Se pasó la lengua por el interior de los labios. Dudó en decirle a Axel como solían funcionar las cosas allí dentro, donde muchos mandos eran unos mierdas, torturadores, violadores y esclavistas. Y eso eran piropos. Se mordió el labio inferior. Siguió dando buena cuenta del excelente potaje ya algo frío.

-Dalo por hecho, violinista. Averiguaremos como le va. Lo que quieras hacer luego, es tu puta decisión –Morga una vez más se inclinó hacia delante- ¿Y cómo vas a agradecerme la oferta? Porque tu polla me interesa una mierda.

Soltó una carcajada larga y maliciosa.

 

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10/09/2018, 03:38
Axel Montenegro

Agachando la cabeza en un gesto de resignación, Axel respiró profundamente y en sus labios se dibujó una amplia sonrisa mientras negaba con la cabeza. Si bien más de alguna de las palabras que Morgana había soltado en aquel breve período que llevaban conociéndose había resultado peor que un puñetazo en la boca del estómago, ya empezaba a darse cuenta de que su forma de hablar y actuar no eran algo personal. Había conocido a gente de su tipo, con idéntica actitud al menos, y con ellos era acostumbrarse a su sentido del humor o dejar que el odio te carcomiera el alma mientras ellos ni se inmutaban. Por lo tanto, tocaba acostumbrarse. 

No es la pura impresión - contestó con una media sonrisa, admitiendo en otras palabras lo que Morgana le había preguntado de forma tan refinada, o lo que él creía haber entendido, si seguía enamorado de Alexia. Claro que seguía enamorado como el primer día, tanto así que podía apostar que podría morir mil veces y su sentimiento por el pedazo de paraíso que le significaba esa chica no disminuiría en absoluto. 

Se preguntó que habría hecho recular a Morgana en su postura. Sabía que no había sido él, porque dudaba que hubiese algo que un extraño pudiese hacer o decir para hacerla sentir así, pero eligió no meterse en líos ajenos y no preguntar cosas que no le incumbían. Lo suyo no era meter el dedo en la llaga, y veía muy improbable que lo que la hiciera retroceder fuera un buen recuerdo. 

Si no lo hace por como se ve, lo hace por bocazas - volvió a apoyar la espalda en el respaldo de la silla. Alexia jamás había sido un extra en la historia de alguien más, o una sombra en un cuadro. Alexia era la protagonista, la luz de luces, todo el puto universo, incluso cuando intentaba desaparecer de la faz de la tierra. O al menos así la veía él. 

Sin duda, que la mujer aceptara ayudarle le trajo un alivio indescriptible. Aquello era lo más cerca que había estado de volver a tener noticias de ella, y posiblemente lo más cerca que estaría jamás hasta volver a verla. Sinceramente, no había precio que no estuviera dispuesto a pagar, pero no era demasiado lo que tenía actualmente. En otras épocas hubiese dado una pequeña fortuna, no, toda su fortuna, a quien pudiese decirle que la chica estaba a salvo pero ya no quedaba nada de ese dinero y de todas maneras, ahora el dinero no servía de nada. Lo único que ahora tenía en sus manos era una maldita desesperación capaz de hacerlo ir a extremos con tal de tener buenas noticias. 

Ya suponía que no era tu tipo - sonrió de buen humor - ¿Qué quieres? Nombra tu precio. 

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11/09/2018, 17:23
Morgana Whiterocks

Terminó la escudilla del sabroso y casi frío potaje a la vez que Axel sonreía. Morgana rebañó el fondo del plato y pasó la lengua apurando la cuchara. Miró al enamorado sin comprender por completo el motivo de que siguiera colgado de esa chica. Habían transcurrido unos años, tiempo suficiente para, si no olvidarla, ni sustituirla, al menos para que el peso y el sabor de sus besos no le aplastara con sus recuerdos. Nostalgia. Lo mismo que una piedra al cuello, te va hundiendo y hundiendo en la cloaca del pasado. 

Ella misma se había quitado esa pesada losada del pecho. Un broche que, cuando lo abrías, destapaba la esencia del único amor auténtico. O eso sentía ella. Un amor traicionado. No, el amor no fue traicionado. Sino ella. Y Morgana respondió de la única forma que podía y sabía hacerlo. De la única forma que debía hacerse. Y enterró memoria, un fantasma, sombras de caricias, sonrisas y un futuro, en el pozo del olvido. 

Regresó al presente.

-Eres atractivo. Conservas los putos dientes. No hueles mal. Pero yo no me abro de piernas. Soy una antigua en eso. 

Tampoco entendía que Axel no se hubiese presentado en Las Tres Cruces en busca de ese coñito. Quizá no la amaba tanto. Quizás Alexia no sentía igual por él. No era asunto de Morga, y, a fin de cuentas, la marine tampoco era ducha en asuntos del corazón. Podía desmontar y volver a montar una pistola a ciegas en pocos segundos. Pero no discernía en temas donde el amor imperaba con su despotismo absolutista. 

-Para empezar, quiero otro cuenco a rebosar de potaje.

Luego, se mantuvo en silencio. Observaba, un brillo indefinido titilaba en sus pupilas. No sonreía esta vez. Después lo hizo, mostrando los dientes. Y se quedó así unos segundos, sin despegar los ojos de los de Axel. Dejó de sonreír. Su mirada se tornó dura como pedernal, un taladro incisivo y voraz. Se relajó al segundo siguiente. Su voz suave sonó fría y dura.

-Me deberás un favor, violinista. 

Notas de juego

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19/09/2018, 23:32
Axel Montenegro

¿Entonces sí soy tu tipo? - bromeó alzando una ceja con una sonrisa pícara, para luego reír de buen humor - Así que eres una romántica. No te voy a mentir, eso me hace más fácil trabajar contigo. - muchísimo más fácil, siendo sincero. Jamás le había gustado la idea de intercambiar servicios sexuales por favores, y aunque alguna vez lo había hecho por necesidad jamás se había librado de que los fantasmas del pasado no le recorrieran en forma de escalofríos por la espalda, arcadas en la garganta y una pesada piedra imaginaria en el pecho, sin importar lo atractiva de quien lo alojaba aquella noche. 

Claro, no podía comparar las experiencias más recientes con las del pasado, pero sin duda estas últimas moldeaban en gran parte su disfrute de lo que de otra manera podría ser una doble ganancia para alguien como él, o como quien había sido él antes de que por un paso en falso le arrebataran todo de las manos, no sin justa razón. 

Tan pronto la soldado pidió un tercer cuenco, Axel le hizo una señal a Irene para que trajera uno más. Tenía suficiente para pagar por lo consumido hasta ahora, y quizás incluso una cuarta porción si la marine seguía demasiado antojada, pero no para mucho más. 

El silencio de la mujer le intrigó, pero su sonrisa psicótica prolongada le preocupó derechamente, especialmente por como se mantenía con los ojos pegados en él. Frunció ligeramente el ceño, aunque sin llegar a marcarlo hasta que vio los mil y un cambios de expresiones y lenguaje corporal por el que pasó la chica en cosa de segundos. 

Su petición, aunque en el tono de antes no le habría incomodado en lo más absoluto, le produjo escalofríos. 

Hecho. - suponía que tendría que mover recursos, así que tampoco podía realmente evaluar que sería lo equivalente en ese caso. Además, ¿podía ponerle un precio a saber si Alexia estaba sana y salva? - Un favor. - cerró, sin siquiera intentar delimitarlo.