Partida Rol por web

- Vaya, parece que este último no se te ha dado muy bien... Una pena, Morpho, pero nos veremos mañana durante los examentes. Dice encogiéndose de hombros con su gatuno cuerpo.

¡Hola chicas! Aquí estábamos Morpho y yo viendo que tal. Él ha tenido poca suerte, a ver que tal se os da a vosotras dos. ¡Mostradme lo que sabeis hacer!

Sam se adelantó a Sara y desenfundó su varita. Observó a su alrededor y vio cómo ardía una chimenea. Se acercó hasta allí y carraspeó.

¡Extendio!

Buenos días, profesora saludé mientras esa niña de Slytherin avanzaba hasta la chimenea.

Qué maleducada pensé mientras realizaba el conjuro.

Esperé a que la profesora diera su opinión y encendiera de nuevo la chimenea. Con la cabeza muy alta me crucé con Sam y llegué ante la chimenea.

¡¡Extendio!! grité con voz potente.

¡Las dos habéis hecho un trabajo perfecto! Os habría dado un poco más de puntos si hubieseis trabajado en pareja, pero no sabíais lo que hicimos en esta clase porque no vinisteis. Es normal, de todas maneras 10 puntos para cada una. ¡Se nota que lo habéis practicado!

Sam asintió satisfecha por su conjuro. Aunque le faltaba alguno por recuperar, sabía que no supondría muchos problemas.

Muchas gracias, profesora Bastet dijo. Tengo que ir a practicar nuevos conjuros. Buenas tardes. Y Sam se fue del despacho.

Me dieron ganas de saltar y aplaudir, pero me contuve.

¡Muchas gracias, profesora! dije emocionada sin poder evitarlo. Guardé la varita y me quedé pensativa ante las palabras de Sam.

¡Yo también tengo que recuperar otro conjuro!  pensé en voz alta.

¡Buenas tardes, profesora! terminé despidiéndome mientras salía de allí.

¡Buenas tardes, Ludmila! ¿Qué puedo hacer por ti?

Ludmila entró con la cabeza en alto al despacho de la Profesora Bastet, saludándola educadamente. No la conocía demasiado bien, pero necesitaba hablar con alguien que tuviera el necesario conocimiento teórico sobre su maldición. Y el híbrido que constituía su profesora le había dado aún más seguridad, para pensar que era la persona idónea para tratar su "tema". 

Carraspeó un poco antes de comenzar a hablar. -Supongo que lo que hablemos en este despacho, no saldrá de estas cuatro paredes. La blonda verifica el asentimiento de la mujer gato antes de continuar. Toma su mochila y saca el frasco que diariamente ingería para contrarrestar los efectos de su mutación. -Las mujeres de mi familia estamos malditas...dice clavándole sus claros ojos. -Somos animagas...y esta maldición...ya se ha comenzado a manifestar en mí, sobre todo cuando la ira me invado. Mi tía abuela ha creado esta poción de toma diaria para contrarrestar los efectos. Dice que la familia ha desaparecido por culpa de ello. Ahora agacha la cabeza cavilando un poco por lo bajo, mientras siente que sus escleras se llenan de lágrimas. Al notar eso, la dura muchacha se limpia violentamente odiandose por demostrar eso y levanta bruscamente su mentón. -Pero yo no creo que sea una maldición. dice segura y ruda. -Si tan solo lo pudiera controlar...y espera la reacción de la profesora de Transformaciones. 

La profesora Bastet llevaba años sin encontrarse a una animaga como Ludmila. Pero lo que no se esperaba era, ni que fuera capaz ya de controlarlo, ni tan si quiera de manifestarlo, pero lo que menos pensaba aún era que ella pensase que era una maldición.

Bueno, lo primero de todo es saber por qué crees tú o tu tía abuela que esto es una maldición, y lo segundo es saber en qué animal puedes convertirte.

-Las animagas de la familia, son capaces de transformarse en animales grandes y peligrosos...Solo sé eso, y que ha destruido a toda la familia. La niña vuelve a mirarse los pies al no tener mas respuestas que esa. La abuela nunca ha querido hablar mucho del tema, pero he averiguado que esto ha sido porque han sucumbido a su lado salvaje...
No se que hacer profesora...he buscado informacion sobre el tema pero nada dice sobre el control de esto...

Hay una gran diferencia entre ser animaga y ser licántropa. ¿Sabes exactamente lo que puede ser vuestra familia? Un animago es capaz de controlar su estado salvaje y manejarse conscientemente en ella. Un licántropo entra en frenesí bajo el influjo de la luna llena y se convierte en la bestia feroz que dices. ¿Sabes si tu familia actuaba así en luna llena?

-No eran licantropas. Segura de sus palabras, conocía la diferencia entre ambos. -Creo que sucumbían a una especie de adicción a cambiar de estado, forzando sus propios límites. Solo eso he podido sacarle a la abuela...su voz era de resignación.

¡Buenos días! ¡Qué madrugadores! ¡Veamos qué tal se os dan esos conjuros!

Hola, buenos días - saludé a la profesora.

Miré a la chica que estaba también en el despacho. Le hice un gesto con la mano.

Si te parece bien, empezaré primero con el conjuro Vition Apperture.

Con un movimiento de varita sutil, dije:

¡Vition Apperture!

Un resplandor iluminó el aposento.

- ¡Buenos días! -Saludó de forma alegre la pequeña nada más entrar al despacho. Cuando el otro chico, que parecía mayor que ella, lanzó su conjuro, se quedó durante un buen instante embelesada. Aún no había decidido (y dudaba mucho que en algún momento lo fuese a hacer) qué le parecía más fascinante, si el uso de la magia, o el hacer un sinfín de tareas sin ella. Lo único que tenía claro era que ella se sentía afortunada de haber podido vivir ambas cosas.

Cuando volvió en si misma cogió un baúl que había en la sala y lo dejó sobre la mesa que había enfrente de la profesora. Sacó su varita y moviendo los labios, sin pronunciar nada, practicó nuevamente los movimientos necesarios para realizarlo correctamente.

- ¡Alohomora caja! -Pronunció al fin cuando creyó estar lo suficientemente preparada.

Mientra la Profesora Bastet observaba los conjuros de los allí presentes, la puerta sonó para abrirse en un momento y dejar pasar a los nuevos alumnos que venían a la recuperación. ¡Adelante! ¡Mostradme de qué pasta estáis hechos! Dijo a los recién llegados.

- Buenos días Profesora Bastet. - digo.

- Vamos allá. - añado sacando la varita.

- Mejoratem Fortificus. - digo apuntandome con la varita.

Esta vez el resultado parecía mejor que en clase.

Matt se lo tomó con calma. Si salía bien se podría poner a la altura de sus compañeros, o al menos estaría más cerca de estarlo. Buscó algún cofre cerrado, previo permiso de la profesora y alzó su varita.

-Alohomora.

Recordó lo que le habían enseñado las gemelas, y no le costó repetir lo que ya hizo hace unos días. La cerradura se abrió demostrando a la profesora que había estado estudiando para no quedarse atrás.

¡Buen trabajo! Dijo aplaudiendo de forma sorda, pues las almohadillas que eran las plantas de sus manos apenas hacían ruido alguno. ¡Ha sido fantástico! ¡Una ejecución excelente!

¡10 puntos para Morpho, 10 para Willow, 10 más para Matthew  y otros 10 para Noah! ¡Geniales!

Luego miró a Sara, y tú jovencita, ¿qué vienes a enseñarme? Dijo dedicándola una amplia sonrisa que hacía mover todos sus bigotes.

Por último miró hacia Morpho y le dijo: Acuérdate que aún tienes por recuperar el conjuro que acaba de hacer tu compañero Noah. Aún no me has enseñado si lo sabes hacer o no...

Y justo en ese momento Perry también entraba por la puerta.