Partida Rol por web

Me despierto con la boca algo pastosa después de horas sin beber nada y que lo último que me haya metido en la boca haya sido chocolate. Eso hace que mi expresión sea algo regañada cuando salgo de la cama. Saludo a los demás con una mano mientras con la otra me froto los ojos, primero uno y luego otro. Me estiro y crujo las articulaciones de mis dedos y exhalo un bostezo bastante grande.

- Vaya... mmmmuenos días. Qué hambre. Esto de comer con prisas ha hecho que esté comiendo menos de la cuenta. Hoy tenemos que bajar con tiempo al Gran Comedor... - Empiezo a vestirme, animado con la idea de comer y, sobre todo, de beber algo que me quite esa sensación pastosa en la boca. - ¿Vamos, chicos? - Pregunto, en especial a los de primero, en cuanto he terminado de prepararme y comienzo a dirigirme hacia la puerta.

Abro los ojos de forma perezosa instantes antes de que Helios haga sonar a ese gallo, pero intento permanecer unos minutos más en la cama, no obstante cuando veo que todos comienzan a ponerse en pie, los imito.

— Buenos días — Saludo con un tono mezcla de amabilidad y sueño.

Una vez estoy en pie me estiro como hace Gladius, nuestro gato familiar, a unos cuantos metros de distancia y siento la boca algo pastosa por haber tomado anoche esa rana de chocolate a última hora.

Asiento ante la idea de ir con más tiempo al comedor y me vuelvo hacia mi baúl para sacar una túnica negra y limpia que coloco encima de la cama, al igual que hago con el resto de la ropa, tanto la normal como la interior.

— ¿Os toca hoy con esa "profesora"? — Pregunto a Perry con un tono que deja claro que no le reservo un ápice de afecto a esa mujer, aunque realmente como pregunta es absurda porque mi hermano lo ha dejado bien claro — Lo siento, si algo tiene de bueno que hoy sea hoy es que falta casi una semana para que volvamos a dar clase nosotros con ella.

Cuando mi hermano se va me vuelvo hacia la ropa tendida sobre mi cama y me quedo mirándola durante casi un minuto, como si me hubiese quedado ensimismado, después simplemente bostezo, me estiro un poco de nuevo y comienzo a desvestirme para deshacerme del pijama y ponerme el uniforme de la escuela, intento permanecer cuanto menos posible sin ropa para evitar el frío mañanero.

Una vez he terminado me muevo hacia el medio de la sala.

— Yo ya estoy listo — Informo y dedico una sonrisa a todos los compañeros que aún permanecen en el dormitorio.

— Voy contigo — Le digo a William cuando lo veo prepararse para ir al comedor y antes de abandonar la estancia me giro y asiento hacia el resto de los chicos — Nos vemos ahora.

Byron se despertó junto a los demás, pero fue bastante lento vistiéndose. Tenía planes en mente, lo primero, practicar el conjuro Alohomora antes de ir al comedor, hasta que no le saliese, no iría al comedor a por su desayuno.

Christopher estaba despierto muy temprano, pero remoloneó todo lo que pudo. Vio y escuchó a sus compañeros levantarse y salir de la habitación, pero a él le seguía dando pereza, mucha pereza.

Cuando apenas le quedaba tiempo, se levantó y se metió en la ducha corriendo. Salió a toda prisa, se vistió y se fue a desayunar.

Escuchaba unas voces que me molestaba mucho. Abrí los ojos y vi a Perry intentando que me despertara. Entonces miré la hora y vi que era algo tarde ya. - Ay ay, que llegamos tarde. - Me vestí y me fui directamente a clase, sin desayunar. No quería llegar tarde.

Se fue a la cama a leer satisfecho con el trabajo realizado con los conjuros de Artes Quiméricas. 

Voy rápidamente al baño para ducharme, cambiarme y lavarme los dientes, y en cuanto he terminado me voy a la cama esperando que mañana se les olvide el enfado a mis amigos, aunque quizás, cuando todo el mundo esté hablando del evento al que no hemos podido ir por mi culpa se enfaden aún más. Me tapo hasta la cabeza con las mantas e intento dormir, sin darle las buenas noches a nadie. Mi recuperación exitosa de Artes Quiméricas me ha sabido, al final de todo, más agria que dulce.

Un rato después llego al dormitorio, observando que mi hermano está aparentemente dormido y que William se ha tapado por completo, lo que me hace sentirme preocupado.

Me desvisto antes de ponerme el pijama, y una vez con la ropa de cama puesta, me siento en la cama.

— Hasta mañana, Will — le digo a mi amigo en un tono reducido para no despertar a mi hermano.

Después, me giro sobre la cama y meto los pies bajo las sábanas, inicialmente siento algo de frío, aunque poco a poco la bolsa de aire en la que me encuentro metido en la cama va calentándose con mi propio calor.

Me cambio de ropa nada más llegar y me meto en la cama.

-Sonitus.-Susurro agitando mi varita. Puede parecer pereza, pero me encanta ese conjuro.

-Buenas noches, compañeros.-Dice mi voz flotando en el ambiente. 

Christopher abrió lentamente la puerta, y recibió un maullido a modo de saludo de Isidoro. Se llevó un dedo a los labios para decir a su gato que no dijera nada, y le dio una gominola que el gato cogió con gusto y se fue a la cama.

El niño entró y vació sus bolsillos en un cajón. Se fue al baño y al salir se cambió y se metió bajo las sábanas, acompañado de Isidoro, que ya había terminado de comer.

Byron subió al dormitorio con los demás, se cambió rápidamente la ropa por su pijama y se lanzó a la cama con rapidez. Tenía ganas y nervios para la recuperación de mañana.

Amanecer del día 4

Jueves

Cuarta Semana de Septiembre

Me despierto pronto y bostezo una vez antes de incorporarme en la cama y mirar a ambos lados buscando si alguien más está despierto. Al comprobar que soy el primero me quedo simplemente mirando a mis compañeros durante un par de minutos antes de ponerme un par de calcetines bastante gruesos y levantarme de la cama ataviado con mi abrigado pijama.

Camino hasta comprobar el horario de hoy y suspiro al ver que no tenemos clase con la «profesora» Green.

Después de eso vuelvo hasta mi cama con unos passos silenciosos amortiguados por los calcetines y me detengo junto a mi baúl para sacar los apuntes del día anterior.

Hecho esto me tumbo de nuevo en la cama y me tapo hasta el pecho con la manta, quedando levemente incorporado en la cama, y empiezo a repasar lo que aprendimos ayer, ya entra nla suficiente luz por la ventana como para poder leer, así que no necesito de una fuente auxiliar.

Cuando me despierto, instintivamente cierro los ojos para dormir un poco más y me quedo en un duermevela unos minutos hasta que oigo trastear a Ed. Me quedo un poco más así hasta que lo oigo hojear apuntes. Cuando ya me he desvelado completamente desisto de intentar descansar más: hay clases, y van todos a empezar a prepararse y no voy a poder aprovechar esos minutillos extra de estar acurrucado en la cama sin tener que enfrentarme a la gente enfadada.

Me incorporo en la cama, con mis pies colgando en vano sobre el suelo y me froto los ojos.

- Buenos días... - Musito antes de bostezar y saltar al suelo para ir al baño a asearme un poco antes de ponerme el uniforme. Intento tardar un poco, asegurándome de que no queda ni rastro de legaña alguna en mis ojos. Cuando salgo me vuelvo a la cama y mientras me visto miro de reojo a Ed.

- ¿Qué estudias? - Pregunto, pero antes de que me responda, me puede la impaciencia. - Oye... ¿sigues enfadado por lo de la fiesta? - Intento recordar cuándo me dijo que estaba enfadado, pero realmente no lo ha dicho, pero es que no creo que no se hayan enfadado. Todos parecían tener muchas ganas de ir y por ser un cafre con la Magia no he podido ir, y ellos me han esperado. Supongo que debería alegrarme por tener amigos que me esperan, pero es que siempre la fastidio, por eso nunca conservo los amigos: esto es lo que tenía que pasar tarde o temprano.

— Buenos días, Will —saludo a mi amigo cuando lo veo despertarse e ir rapidamente al baño. Yo todavía no he ido, aunque la vejiga empieza a apretar por lo que no debería demorarlo mucho más.

Hasta que ha hablado no me había percatado de que ya estaba despierto, estaba tan absorto en la revisión de los apuntes de transformaciones para la clase de hoy que ni me había dado cuenta y me quedo preocupado por su reacción una vez se marcha al baño tan rápido.

Detengo mis ojos un par de segundos en mi durmiente hermano esperando que el enojo de lo de la carta se le haya pasado ya y regreso con la mirada a los apuntes, aunque no soy capaz de concentrarme por estarle dado vueltas a lo de William, a lo mejor quería que lo hubiésemos acompañado a la recuperación y se sintió mal por que estuviésemos esperándolo aquí.

Para cuando vuelve William estoy leyendo por cuadragesimospéptima vez el primer párrafo, pero por muchas repeticiones de lectura, aún no he analizado ni siquiera la primera frase.

Cuando mi amigo me pregunta si estoy cabreado alzo la mirada de los apuntes con gesto de sorpresa, aunque al toparme con que está a medio vestir, aparto la mirada con rapidez y me sonrojo levemente.

— Perdón —musito con un poco de vergüenza volviendo a fijar mis ojos en las hojas escritas—. ¿Por qué iba a estar enfadado? No digas tonterías, hombre, no tengo ningún motivo para estar, ni haber estado, enfadado —aseguro intentando dejarlo claro, ni siquiera he estado cerca de sentirme molesto.

En todo momento procuro hablar bajo para no despertar a los que aún están durmiendo.

-Buenos días.- Dino Perry con energía. Sabía que la iba a necesitar pues hacía mucho que no coincidía con las serpientes en clase y, alguna vez tendría volver a suceder. Lo primero que hizo fue mirar a la cama de Colin. Por supuesto seguía dormido como un tronco. Le dieron ganas de conjurar alguna broma para despertarlo, pero se contuvo. Se acercó a su compañero y lo zarandeó  sin piedad.- Venga Colin, que siempre duermes más de la cuenta. - Le dijo algo molesto. Sin más se fue al baño a darse una ducha fría. Al pasa dio los buenos días a los de primero que ya parecían despertarse.

Una vez limpito usó "artifficus" para ponerse la ropa del día. Unos vaqueros, un jersey a rayas horizontales, la toga y las gafas. 

- Ven aquí Gladius, gatito bonito.- Tomó al gato en brazos y miró a su hermano.- Si no te importa me llevo a Gladius a cuidados de criaturas mágicas. Que tengáis un buen día y ganéis muchos puntos.- Se fue acariciando al gato que había tenido abandonado desde que que su hermano había llegado al Howarts.

Frunzo el ceño durante un segundo antes de quedarme con los ojos como platos y la boca abierta.

—¿En serio? —estoy absolutamente sorprendido porque estaba convencidísimo, pero es que no solo dice que enfadado sino que además no lo ha estado aún—. Pensaba que os molestaría muchísimo que no pudiéramos ir a lo de anoche por mi culpa... ¿Crees que los demás sí se han enfadado? —echo una mirada fugaz hacia donde duermen Byron y Helios mientras me termino de abrochar la túnica.

— Claro que en serio  —aseguro asintiendo con la cabeza como respuesta a William y me giro hacia mi hermano —. Buenos días, Perry. Y sí, claro, llévate a Gladius, que últimamente veo que se queda aquí sin nadie más y debe aburrirse —me quedo pensando unos segundos

Es curioso, el gato siempre ha hecho mucho más caso a Perry que a mi, aún recuerdo cuando de pequeño me puse celoso del minino.

— Por cierto, Perry, ¿luego tendrás un rato para hablar? te... te quiero comentar unas cosas — Le digo a mi hermano antes de que se marche.

— Y que va a molestarme no haber ido a la fiesta —digo regresando a la conversación con Will —. Nunca he sido demasiado de fiestas, y la verdad es que pensaba ir sólo porque ibais vosotros —me encojo de hombros—, así que no te preocupes. Lo siento por ti, que sí parecía que tuvieras más ganas de ir.

Miro a nuestros compañeros de primero que aún duermen.

— Helios y Byron no creo que se hayan molestado tampoco, o al menos no lo parecía antes de que nos fuesemos a dormir. Helios no parece de los que les gustan las fiestas, y Byron se enteró ya por la tarde —vuelvo la mirada hacia mi amigo que ya está vestido —. Además, me pareció que incluso estaban preocupados porque te sintieras culpable.

Ya se ha hecho un poco más tarde, así que muevo las sábanas para permitirme salir de la cama y camino en calcetines hasta el baúl donde empiezo a cambiarme de ropa con rapidez para no perder el calorcito de la cama, recuerdo una vez que, sin que se diese cuenta mi madre, llevé al colegio el pijama debajo de la ropa de calle para ir calentito.

Cuando me desvisto para ponerme la túnica, al igual que el resto de veces, queda visible la gruesa cicatriz que cruza mi espalda.

- Claro Ed, cuando quieras- Ese ligero tartamudeo no presagiaba nada bueno. Cuando Edward se encontraba mal solía titubear un poco. Decidió concretarle un poco más para que  no se quedara en agua de borrajas.- Nos vemos en la sala común después de clase.

-Buenos días.-Digo desperezándome.-¿Alguien ha dicho mi nombre? ¿Necesitáis algo?