Partida Rol por web

Arthur se arropó y no tardó apenas en conciliar el sueño. Lo cierto es que necesitaba de un buen descanso para volver a dedicarse con empeño a las clases...

Me dí una ducha rápida y me puse el pijama. Me miré en el espejo y me dije:

¿Se puede mejorar lo inmejorable?, sin duda alguna...

Me metí en la cama y me arropé, pues esta noche hacía más frío que de costumbre.

Tras llegar a la habitación, me coloco el pijama intentando no despertar a los compañeros.

Tras acostarme, el cansancio me vence, quedando dormido.

Subí algo agotado y respirando fuerte. Al final no había practicado con Cassius ni había cenado. Mientras me ponía el pijama las tripas me sonaban y rugían. Hoy no dormiría bien solo por el hecho de haberme perdido la cena.

Aun así, me metí en la cama y, tras un rato leyendo uno de los libros, me dormí.

Amanecer del Día 10

Miércoles

Segunda Semana de Noviembre

Me desperté y me dí una ducha, el estómago me rugía por la ausencia de cena y quería bajar pronto a desayunar, así que en cuanto terminé de ducharme cogí todo lo necesario para las clases de hoy y me dirigí al comedor.

Arthur se levantço aquella mañana bien descansado, sin prisas ni agobios. Comprobó que, por fin, volvería a asistir a clase sin tener que ir a la carrera.
Pocos se habían levantado todavía, aunque la cama de Amon ya estaba vacía.
Se cambió de ropa y se dispuso a bajar a desayunar. Cuando pasó junto a la cama de Cassius le sacudió un poco el hombro.

-Dessspieeerta -susurró, aunque no sabía si aquello había surtido efecto.

Sin perder tiempo, bajó por el hueco de la escalera.

Sentí que alguien me sacudía y una voz al final de un enorme pasillo. Trate de seguirla pero cai a un acantilado y millones de ramas me impedían el escapar.

Me desperté y al comprobar lo tarde que era, bajo inmediatamente al Gran Comedor con una pinta un poco desaliñada en lo que al pelo se refería.

Abro los ojos, despertandome de un largo sueño que se ha visto interrumpido en numerosas ocasiones, unas por mis compañeros, otras por suelos que no recuerdo ahora despierto. Me siento en la cama, hundiendo la cara entre las manos, desperezandome, y alzo la mirada, observando mi alrededor como si hiciera eones que no estaba por alli. Me pongo en pie, con el cuerpo dolorido, y me acerco al espejo mas cercano, mirandome unos segundos antes de que, un reloj de cuco, me hace darme cuenta de la hora que es.

Ya es demasiado tarde para estar con carreras, asi que con tranquilidad, me aseo y me visto, ajustandome la corbata como tantas veces me repitio mi abuelo. Un ultimo vistazo en el espejo, y una ultima mirada al reloj. Abandono la estancia.

Arthur se acostó aquella noche entre las sábanas pensando en las manos de elfos domésticos que las manipularían para lavarlas, cambiarlas y arreglarlas sobre la cama.
La idea le incomodaba un poco, no porque despreciase la labor de aquellas criaturas o a los elfos mismos, más bien por el hecho en sí. En cualquier caso tampoco quería perder el tiempo llevando a cabo dichas tareas, así que lo aprobaba.

Con aquellas ideas en mente el muchacho concilió el sueño.

Tras ponerse la ropa con la que iba a dormir, se dio cuenta que ya no le molestaban los lunares de su mano...

Menos mal, así dormiré mejor.

Entro en el dormitorio, con los zapatos en la mano, y no enciendo la luz, la tenue luz que entra por la puerta es suficiente para moverme por la habitacion. Intento hacer cuanto menos ruido posible, viendo a varios de mis compañeros durmiendo.

Me siento en mi cama, quitandome la corbata antes de nada, y desabrochando los botones de la camisa, quitandomela y dejandola sobre la cama, junto a mi. Lanzo un suspiro, pasandome la mano por el pelo, y hago memoria, recordando que mañana tocaba clase de duelo a primera hora, asi que lo mejor seria dormir cuanto antes. Me pongo en pie, y acabo por cambiarme, poniendome el pijama, y tumbandome bajo las sabanas.

Pensando en mis padres, acabo por conciliar el sueño, perdiendome en los mundos de Morfeo.

Abro los ojos, antes que todos mis compañeros. Las ideas que me habian ayudado a conciliar el sueño, no me habian ayudado a tener un buen sueño. Me siento en la cama, algo sudoroso, pasandome la muñeca por la frente, secando el sudor y lanzando un corto suspiro, mientras miro a mi alrededor, con todos durmiendo.

Me pongo en pie, y antes de nada, decido que despues de una noche como esa, lo mejor es irme a la ducha. Cojo la ropa que usaré ese dia, como no, otro traje, este eleccion de mi abuelo cuando aun vivia con ellos. Entro en la ducha, y tardo algo mas de treinta minutos en salir, aseado y arreglado para la clase.

Vuelvo para hacer la cama. No me gustaba que nadie tocara el lugar donde yo dormia, y guarde el pijama en la misma cama. Tome la varita de la mesita de noche, guardandola, y acercandome a un espejo, acabe por asearme y peinarme usando las mismas manos para ello.

Antes de salir, me ajusto la corbata, apretandola hasta donde dejarme apenas sin respiracion. Ya no recordaba que pesadilla habia tenido, como tantas veces me habia pasado. Solo recordaba que la habia tenido. Asi que mire a mis compañeros, aun dormidos, y decidi dejarles seguir durmiendo. Si cuando acabará de desayunar no se habian levantado, volvería a llamarlos.

Con un bostezo bien largo me desperezo de la cama, me incorporo despacio para no marearme y me calzo las zapatillas. Fui al baño a darme una ducha rápida antes de vestirme y bajar a desayunar.

Muy despacio para no despertar al resto me marché de la habitación sin hacer ruido.

Para variar me había vuelto a quedar dormido demasiado tarde. ültimamente empezaba a plantearme seriamente el tener esa enfermedad que hace que te quedes dormido en cualquier lado.

Con un bostezo enorme me desperté y me puse el uniforme, tenía que intentar no llegar tarde a clase, aunque al ver a otros compañeros aún durmiendo me quito bastante presión.

Arthur se puso en pie sintiendo el frío suelo de piedra bajo sus pies. Aunque desagradable al principio la piel terminó acostumbrándose, sintiéndose un poco más despejado.
Acudió a los baños para asearse la cara y peinarse un poco. Pero al volver junto a su baúl se le ocurrió practicar con el hechizo recién explicado de Cassius y así ahorrar tiempo.

-Artifficus -susurró alzando su varita en mitad de la penumbra reinante, tan solo desterrada por el pequeño candil que titilaba sobre su mesilla de noche.

Al instante su pijama fue sustituído por la túnica de diario. Con una sonrisa de aprobación el muchacho desapareció por el hueco de las escaleras. Iba a cogerle aprecio a aquel hechizo.

James se acostó muy tarde aquel día, había quedado con Arthur y Sam en ir a practicar al lago pero no se había encontrado con ellos.

El tiempo paso y cuando se dio cuenta ya era de noche por lo que volvió sigilosamente al dormitorio.

Cuando llego todos se habían acostado, así que me puse el pijama y me acosté.

Por la mañana, solo yo estaba en la habitación, por lo que rápidamente me visto y salgo corriendo al Comedor.