Partida Rol por web

El tren es una locomotora de color escarlata. No hay servicio de restaurante, pero si hay una bruja que lleva un carro donde los estudiantes pueden comprar varios tipos de golosinas y zumo de calabaza. Hay uno o dos vagones al principio del tren para los prefectos de Hogwarts. No suele haber tampoco adultos a bordo del Expreso Hogwarts, excepto la bruja que lleva el carro y el conductor.

Cassius entro en el primer vagón vació que encontró, y se sentó al lado de la ventana, estuvo mirando a las diferentes familias despidiéndose de sus retoños. Saco su libro “Compendio de Maldiciones mágicas y como combatirlas” y se puso a leer. Cuando entraron los demás, espero a que se acomodasen y se presento.

Buenos días, me llamo Cassius.

Buscar un vagón donde reinase la tranquilidad se le hizo eterno. A su alrededor circulaban montones de alumnos de diversas edades y cursos en un auténtica vorágine de murmullos, risotadas y empujones que no parecía conocer el significado del término: intimidad. El introvertido carácter del muchacho se hacía patente en la contrariada expresión que asomaba por su cabeza gacha, incómodo ante tal falta de orden y protocolo. Era capaz de comprender los nervios y la excitación despierta en muchos de sus compañeros por ser la primera vez que pisaban la escuela, o incluso por volver a pisarla tras los tres meses de vacaciones de verano. Sin embargo, la conducta despreocupada e irrespetuosa de alguno de los pasajeros chocaba con la educación impartida por sus padres, basada en el respeto, la educación y el saber estar. No había pasado ni media hora desde que el expreso de Hogwarts partiese, y ya echaba de menos la tranquila y hogareña atmósfera a la que estaba acostumbrado al convivir con los suyos.

Dentro del sexto vagón, alcanzó a vislumbrar un compartimento que parecía vacío. Al mirar en su interior se encontró con que ya estaba ocupado por un chico de su misma edad. Vestía con elegancia y se afanaba en la lectura de uno de los libros que su madre había comprado para él en Flourish & Blotts.- Buenos días.- correspondió con un ligero y cerrado acento que acentuaba su procedencia extranjera.- Yo me llamo Mircea. Un placer. ¿Te importa que me siente? - señaló con el dedo el banco que estaba frente a él.

Elisabeth iba como loca, era una mezcla de nervios,alegria,miedo, corriendo por el pasillo, esquivando a los niños, quería gritar, saltar, no sabía muy bien que hacer, se quedo parada un rato, viendo a los demas niños, hasta que penso Venga Eli, seguro que estos niños son igual de simpaticos que en el coley se decidio a entrar en el vagón 6, al entrar ve a 2 chicos, Elisabeth se sienta y dice:

Hola Cassius, hola Mircea, yo me llamo Elisabeth, aunque me podeis llamar Eli, muy nerviosos, yo si la verdad, que libro mas chulo, me dejas mirarlo???

Eli sonrie a ambos chicos y reza por dentro para caerles bien.

Cassius rió entre dientes.

Encantado de conocerte Eli, y a ti Mircea. El libro esta bastante bien, y por supuesto que dejo que lo mires. En cuanto a lo de los nervios...-amplio la sonrisa levemente.- bueno,  mentiria si dijera que no, aun así, esperaba con ansias este día. Por cierto, Mircea, no eres ingles, ¿no? No pretendo ofender, es solo el acento.

tras despedirme de mis padres, comienzo a transitar los pasillos del tren, en busca de algún vagon desocupado... grupos de chicas "cotorreando" en algunos vagones, bromistas en otros... llego al ultimo vagon, y todos estaban ocupados...

comienzo a volver sobre mis pasos, tal vez se me paso alguno por alto... mientras paso por el vagon Nro 6 veo a mi padre parado a varios metros del tren justo frente a esa ventanilla, mirando hacia todos lados, al parecer buscándome para una ultima despedida.

abro la puerta del compartimiento, ignorando la presencia de los demás ocupantes, y me dirijo a la ventanilla para saludarle....

Les hago señas y comienzo a saludarlos ...-PA!!...cuando hable con los profesores te aviso si se puede o no... Adios!!-Las palabras salieron de mi, sin siquiera haberme propuesto decirlas...

Los sobresaltos parecían estar a la orden del día. No habían transcurrido unos segundos desde que se sentó cuando dos nuevos ocupantes se introdujeron en el compartimiento. La primera, una chica de lisa y cuidada melena castaña, entró como una exhalación para tomar asiento mientras sus labios esbozaban una sonrisa afable. Se presentó como Elisabeth y en una rápida sucesión de términos y palabras que evidenciaban su nerviosismo les preguntó como se sentían ellos ante su llegada a Hogwarts y pidió permiso para echarle un vistazo al manual que Cassius sostenía entre sus manos.- Encantado de conocerte, Elisabeth. Yo soy Mircea.- aunque parecía que ella ya lo sabía. 

Su acompañante admitió guardar cierto recelo ante lo que les esperaba al final de la travesía, pero él se limitó a encogerse de hombros y negar con la cabeza. Estaba acostumbrado a la magia, a sus efectos y sus propiedades, más de lo que estaría dispuesto a admitir jamás; por lo que asistir a un centro en el que impartiesen enseñanzas de ese tipo no generaba en su interior ningún tipo de sensación. Vacío. Y nada más.

Por otra parte, el segundo era un niño que aparentaba ser de su misma edad. Sin embargo, no solamente no se molestó en saludarles, si no que ignoró su presencia y fue a conversar con su padres, al otro de la ventana, lo que le valió una mirada contrariada por su parte durante unos escasos segundos.- Así es.- respondió, redirigiendo sus ojos a Cassius, al tanto que su acento confirmaba lo que decía.- Nací en Rumanía.

Eli sonrie a Cassius bien parece que le he caido bieny se acerca a su lado, mirando el libro
Muchas gracias por dejarme mirarlo, bueno yo es que de magia nose nada, vosotros teneis pinta de ir más adelantados que yo
Eli va mirando el libro, por curiosidad más que porque entienda lo que pone en él, la verdad parecia interesante, pero entender no entendía mucho, bueno para eso iba a Hogwarts para entenderlo, cuando cae en una cosa y dice:
Oye mira yo también tengo un libro no se si te gustara mucho, porque lo he ojeado y creo que es demasiado fantástico, pero es que me encantan los animalessaca el libro Animales fantásticos y donde encontrarlos, Newt Scamander por si quereis mirarlo
Por fin Mircea habla, el chico parece tímido y igual Eli lo está apabullando a su frase Eli responde:
Ah Rumanía no la conozco, dicen que es preciosa, la verdad es que sólo conozco España, Francia, Irlanda de fuera de aquíy que más le daría al chico, porque no era capáz de callarse, les iba a parecer una pesada por suerte entra otro chico, pasando absolutamente de ellos, para gritar a sus padres desde la ventana, Eli al verle pasar sin ni siquiera mirarles le dice:
Ey tu, me llamo Elisabeth puedes llamarme Eli y tu como te llamas??lo minimo es saludar no
Imagina que esta igual o más nerviosa que ella.

Cassius negó lentamente cuando el cuarto integrante del vagón paso ante ellos, e ignorándolos corrió hacia la ventana.

Bueno, no todo puede ser perfecto imagino.-Miro a Mircea.- He oído que en Rumania también hay escuelas muy buenas de Magia, sin embargo, me alegra saber que hay estudiantes de otros países que también vienen a Hogwarts. Quizás puedas enseñarnos cosas de tu país algún día, ¿No crees?

Con una ligera sonrisa miró a Elisabeth, y con el mismo tono amable, añade

Animales fantásticos, de Newt Scamander, tengo entendido que es un buen libro sobre las criaturas mágicas que existen en nuestro mundo. Pero...-hace una leve pausa pensativa.-¿Dices que no sabes nada de mágia? ¿Son Muggles tus padres?

Eli escucha atenta a Cassius en su disertaccion sobre Rumania, ella no sabia absolutamente nada asi que presta atencion sobre las escuelas de magia de Rumania, anda asi que hay mas escuelas de magia, tiene logica la verdad.
Al oir que su libro es bueno Eli dice muy alegre:
Ah si que bien yo lo compre porque me parecio interesante y jo, impresiona saber que en realidad existen los animales de los cuentos Eli se queda algo callada, igual eso les sentaba mal, ante la otra frase Eli respondeAh no, mis dos padres son magos, de echo mi padre proviene de una saga muy antigua de magos, mi madre en cambio si es hija de mmm muggles decis, verdad, aun me cuesta decirlo, solo que mis padres decidieron que hasta que me llegara la carta si es que me llegaba, iba a vivir entre muggles, total a partir de los 11 iba a vivir entre magis, opinaron eso y ya me ves hasta que me llego la carta, no sabia nada de nada de este mundo
Eli se queda algo callada, igual no les gustaba su vida o no la entendian.

Ya veo…Es comprensible, si tus padres jamás te hablaron de ello que nos consideres “seres de cuentos”.- Cassius sonrió ampliamente, señal de que no se sentía ofendido por la comparación.

¿Comprensible? ¿Por que iban unos magos a negarle el conocimiento de lo que es a su hija, de su herencia? No tiene sentido alguno.

Yo tampoco es que sepa mucho de magia, al fin y al cabo, todos aquí vamos a empezar a formarnos ahora, pero si necesitas ayuda pídemela, y si esta en mi mano ofrecértela, lo haré.-Tras unos instantes, y tras fruncir el ceño un poco añadio.-Sabes como va lo de las Casas de Hogwarts, ¿no?.

Eli sonrie a Cassius qye chico tan simpatico:
Bueno tan normal no es, la verdad es que es raro, pero ya te ire contando el porque, a mi me ha sentado fatal que no me lo contaran, pero que remedio me queda...
Que chico mas agradable, ojala llegaran a ser grandes amigos :
Si, si, eso me lo han explicado y he leido estos dias sobre las casas la verdad, aunque no se muy bien cual me gustaria mas a ti cual seria??
Si Cassius estaba decidido por alguna, Eli seguramente pidiera la misma al sombrero, porque sabia que se podia hacer lo habia leido.

Cassius arqueó levemente las cejas, y se acomodo en el asiento.

Yo creo que mi casa es Slytherin. Hay quien dice que tiene mala fama, pero no estoy de acuerdo con ello. Creo que es ideal para mi.

tras un segundo, me doy cuenta que no estaba solo... y me percato que habia irrumpido en un compartimento ya ocupado por 2 chicos y una chica... al escucharlos los miro, y comienzo a sonrojarme... -Perdon.... no vi que estaban ustedes... Soy Arcturus Rosier- y les tiendo una mano para saludarlos... -vi a mis padres por la ventanilla y entre sin pensarlo.... -

El tren es una locomotora de color escarlata. No hay servicio de restaurante, pero si hay una bruja que lleva un carro donde los estudiantes pueden comprar varios tipos de golosinas y zumo de calabaza. Hay uno o dos vagones al principio del tren para los prefectos de Hogwarts. No suele haber tampoco adultos a bordo del Expreso Hogwarts, excepto la bruja que lleva el carro y el conductor.

Gabi recorrió varios vagones esperando entrar en alguno que ya tuviera gente pero no lo consiguió. Se tuvo que conformar con el sexto, en el que al parecer era la primera. Entonces pasó la bruja del carrito y la niña, emocionada, se dispuso a comprarle un zumo de calabaza y donuts para compartir con los demás niños que la acompañarían en el vagón.

-Muchas gracias señora ¿Le gustaría probar las donas?- Preguntó Gabriela amablemente, pues a pesar de ser hija única, le gustaba mucho compartir sus cosas.

-No querida.- Le respondió la bruja rechoncha con un gesto de la mano. -Pruébalas, te aseguro que te van a encantar. Ya yo he comido demasiadas.- Dijo dándose unas palmaditas en el estómago.

-Vale Señora, muchas gracias...- Se despidió Gabi con una sonrisa y se volvió a su asiento. En ese momento recordó que sus padres estaban afuera esperándola para ver en qué vagón le había tocado y se asomó por la ventana gritándoles:

-¡AQUÍ ESTOOOY!- Mientras movía el brazo por fuera del tren despidiéndose de ambos. Los vio sonreir en la distancia y se volvió a meter en el vagón.

-Bueno... ahora toca esperar...- Pensó suspirando. Y destapó la bolsa de donas dispuesta a probar una mientras su hámster dormía plácidamente en la jaula junto a ella.

-Es seguro que me oíste hablar
de lo que se puede hacer,
de la magia que tiene cantar
y de ser quien quieres ser
Ya no importa qué pueda pasar,
sino lo que tú has de hacer,
el color que uses al pintar,
lo que pienses y el pincel

Sé que existen duendes y hadas
y que intentar es mejor que nada
No te detengas, no guardes nada
Vuela más alto y verás-

Empezó a cantar sin darse cuenta.

El tren estaba casi al completo y la mayoría de los compartimentos y vagones iban saturados de maletas, jaulas de animales y sobre todo gritos y conversaciones. Pocos minutos después de que estuvieseis instalados el tren hizo un sonoro ruido y éste arrancó.

La mayoría de familias mágicas estaban allí despidiéndose de sus hijos, para algunos sería el primer año en Hogwarts, para otros sería ya el último. Los alumnos estaban pegados a los cristales de sus compartimentos, otros estaban sacando un pañuelo por la ventana, pero todos sabían que el expreso arrancaba y que en unas horas llegarían a la Escuela.

El viaje sería largo y llegarían para la cena, hasta entonces lo mejor sería ponerse cómodo y esperar a que terminase. Debían llegar frescos y relajados, pues nada más llegar comenzaría la ceremonia de Selección y ese era un acontecimiento único e irrepetible que serviría para asignas a los alumnos de primero en una casa que le marcaría para toda su vida.

Señora. Cassius saludó a la bruja del carrito, con un cabeceo elegante, y una media sonrisa que escapaba la edad que tenia. Parecía algo mas mayor, vestido de traje. Pantalón negro liso, cinturón de cuero con hebilla lisa, camisa blanco perla, y una corbata verde. Verde Slytherin. Una americana acababa la descripción del chaval, que se encaro al mismo camerino que ocupo el año pasado, cuando fue su primer año. Serio, observo su interior, llevándose la mano a la corbata, apretando el nudo de esta, y tras eso, abrió la puerta.

Su mirada se poso en Gabriela, serio en un principio, pero no tardo en dibujar una afilada sonrisa, mientras pasaba dentro, cerrando la puerta. Buenos días. Interrumpió su canción, mirándola de arriba a abajo, estudiándola, antes de sentarse justo delante de ella. No miró por la ventana. Nadie le iba a despedir, por lo que no sintió la necesidad de ver como se agolpaban los padres, compitiendo entre ellos por despedir a sus hijos.

Tras unos segundos de silencio, carraspeó, y miro a la chiquilla una vez más, sentada ante él. Tu cara no me suena, y los de tercero están en los vagones de cola. Debes ser de primero. Johnson, Cassius. Para... servirte. De algún bolsillo interior de la americana, asomo un pequeño ratón, que no tardo en escalar hasta el hombro, tomando asiento, y observando curioso a su alrededor. Parecía cómodo en aquel lugar... y libre.

¿Podria conocer tu nombre? La palabra para definir a Cassius sería elegante. Estiro el brazo, estirando los puños de la camisa, con clase.

Me hizo gracia la presentación de Cassius, por lo que le dije riendo:

Cassius, no me seas pelota hombre, que es el primer dia.

Miré a la muchacha.

Me llamo James Jackson. ¿Cómo te llamas? 

Le pregunto mientras me acerco al carrito de la señora.

Deme 1 bolsa de ranas de chocolate por favor.

Gabi vio entrar a Cassius todo elegancia y se sorprendió gratamente.

-Buenos días.- Le respondió alegre. Pero antes de que pudiera añadir otra cosa, sonrió, soprendida por la presentación pomposa de Cassius. Entonces entró un chico rubio que, al parecer, había escuchado todo y ahora se burlaba del otro. Todo indicaba que se conocían y eran alumnos mayores que ella.

-Mucho gusto Cassius y James, me llamo Gabriela Sánchez y soy de primer año.- Respondió la niña sin titubear, contenta por haber empezado a conocer otros alumnos.

-¿De qué año son ustedes?- Preguntó emocionada. La niña había notado el ratón en el hombro de Cassius y, por un momento, desvió la mirada hacia su propio Hámster, dormido en su jaula.

-¡Wow! Se ven grandes, seguro que son de tercero.- Pensó Gabriela al tiempo que sonreía levemente.