Partida Rol por web

Tras cesar en la carrera por el "obstáculo" que se planteaba, Vanth estuvo a punto de ofrecerse para despejar el puente, pero en tan solo un instante era el decidido Elfo quien había tomado la iniciativa quien se encontraba iniciando los preparativos para encargarse del guardia.

Tal vez debería haberle disparado para forzarle a salir de su posición... pero supongo que sabe lo que hace. Caviló mientras quedaba a la espera.

Las palabras del elfo resonaron en algún recóndito lugar de la mente de Zin-Carla. Por unos instantes creyó ser él el que las pronunciaba. Se vio luchando en una batalla contra orcos, defendiendo un poblado de un asalto perpetrado por gnolls, dándole el golpe mortal a un dragón verde, recibiendo el clamor de los habitantes de una ciudad, rezando a la puesta del sol, enfrentándose a un poderoso demonio con los que pudieran ser hermanos de armas. Pero esas imágenes sólo duraron unos efímeros segundos. Miró sus manos. Portaba dos katanas. Ambas valían más que cualquier castillo. De repente un recuerdo volvió a irrumpir en su mente. En él, el no-muerto pudo reconocerse justo en el momento de su muerte... No pudo ver mucho más. Nuevamente, el recuerdo se desmoronó y Zin-Carla volvió  anteponerse a su maestro. Su amo no debía sufrir daño. 

El orco ve a Naldar acercarse, atarse la cuerda, e incluso dar un par de pasos en el puente sin demostrar mucho interés.

Mi misión no es pelear con nadie. No me recompensarán por matar ni dejarme matar por ningún aventurero demente.

La última palabra no la dice como insulto, ni sonríe lo más mínimo mientras la pronuncia. El elfo ha dicho que pretenden matar al Clérigo, y el orco sabe que esos aventureros de verdad creen poder matar al maestro.

Levanta el guantelete señalando a Naldar que no avance un paso más mientras él habla.

Mi misión es que nadie pase, y nadie pasará. Trunk señala atrás con el pulgar, hacia uno de los trasgos seguramente y yo tenemos un cuerno que, de hacerlo sonar, pondrá en guardia a toda la fortaleza. Podéis mediros conmigo, si creéis que es vuestro deber, pero las hachas de los trasgos cortarán el puente a la mínima señal de mi derrota.

Baja el guantelete otra vez. Ya no corta el paso, solo espera la decisión de los aventureros locos.

No pasaréis. Os aconsejo dar la vuelta.

El monje está casi seguro de poder alcanzar al miserable orco antes de que llegue a tocar el cuerno...

Tras sentir que la magia a dejado de fluir rápidamente saco la balesta de la mochila y se la tiendo al Zin-Carla.

Cárgala.

Mientras tanto me aseguro de tener la daga que le quite a uno de esos locos en Asbrav, si las cosas se ponen muy feas siempre podre utilizarlas.
Una vez cargada la ballesta la sujeto con la única mano que me queda.

Avancemos, quédate cerca de mi y protegeme. le digo a mi siervo.

Corro tras mis compañeros hasta llegar al barranco, donde veo como Naldar se adelanta.

Naldar, espera, ven aqui

Espero a que mi compañero se acerque, reúno a todos y les susurro.

Por lo que parece el orco esta preparado para pelear contra oponentes armados, ese guantelete puede utilizarlo para desarmar y dejar a los enemigos indefensos, por eso creo que el mejor para pelear contra el seria Kandalian, y los demás deberiamos tratar de acabar con los dos trasgos que están en el otro lado mediante ataques a distancia, Naldar, tu eres el mejor para eso, yo puedo apoyarte con mi ballesta pero hace mucho que no la utilizo y no se si serviré de mucha ayuda.
Se que es arriesgado, pues posiblemente en cuanto ataquemos harán sonar el cuerno y trataran de cortar las cuerdas, por eso debemos ser rápidos y efectivos. ¿Que os parece?

Kurgan escuchó con atención el plan ideado por Arkaeron. Para el semielfo no estaba mal del todo, pero quería añadir algunos matices.

No está mal, pero con el debido respeto Arkaeron, creo que le deberías dejar utilizar la ballesta a tu siervo, estoy seguro de que conserva mejor puntería que tú con ese ojo que te falta.

Miró hacia el bárbaro.

Vanth, veo que tienes un arco, podrías quedarte a este lado del puente ayudando a Naldar y Zin-Carla, pero también podrías prestármelo a mi y acompañar si lo prefieres a Kandalian para luchar contra el orco. Estoy convencido de que el monje es capaz de superar al defensor saltando sobre su cabeza y así lo combatiríais rodeado, o por el contrario el gnomo podría decidir llegar lo antes posible al otro lado del abismo para asegurarse de que los trasgos no cortan el puente, y entonces tendría que quedar alguien para evitar que el orco use su cuerno.

El semielfo miró a Kandalian sonriente.

¿Y bien?, ¿y tú como lo ves?.

 El elfo asiente con la cabeza al orco y guarda sus armas, tomando el arco un segundo y luego suspirando mientras mira al orco y su robusta armadura

-Debería intentar flechearte, pero esa armadura es demasiado pesada... Conversaré con mis amigos y si es posible quisiera negociar el paso por el puente, tal vez podamos llegar a un acuerdo...-

El elfo deja al orco en su sitio y se va con los demás, había pensado en flechar al otro, pero la posición haría que el orco reaccionara muy rápidamente... Al llegar escuchó el plan de Arkaeron y asintió con la cabeza... era un plan bien pensado, sin embargo cuando se acercara Kandalian el orco sospecharía...

-Kandalian, si es posible intenta disuadir al orco, actúa natural, tranquilo, que el orco no sospeche el ataque, apenas estés a unos 30 pies de él ataca, al mismo tiempo yo me encargaré de que le lluevan flechas a los del otro lado...-

Le susurra a su compañero con calma, repasando mentalmente las flechas que posee, y asintiendo con la cabeza tranquilamente.

El orco no dice nada, pero lleva su guantelete hasta el cuerno. Parece demostrar ciertas reticencias a llamar a los refuerzos, pero tienen poco que ver con la confianza en el elfo y sus palabras. Posiblemente no quiera usar el cuerno a la primera señal porque significaría una vergüenza para él poner sobre alerta al Clérigo y sus tropas por unos enemigos tan insignificantes. Prefiere solucionarlo solo, pero las conspiraciones en voz baja de los aventureros ya comienzan a agotar su paciencia.

No habrá negociación, y no os servirán de nada las tretas. Quien entre en el puente se enfrentará conmigo.

Orphen miró su espada, esperando alguna señal de ella, y ante el vacío solo miró a sus compañeros esperando su decisión. Sin su magia ni su espada, no sería él quien se hiciera el héroe.

Toda una encrucijada, sin duda. Pensó Vanth ante la extraña situación en la que se encontraban. No obstante, tambien existía la posibilidad de que hubiese una ruta alternativa. Tantísimas tropas como había en el exterior no podían haber cruzado aquel desvencijado puente.

Vanth sacó su arco y se lo lanzó a Kurgan para que se ocupase del disparo, seguro que sería más habilidad que él mismo con los disparos. Acto seguido, desenroscó con rapidez la cuerda que llevaba atada por el pecho y se la lanzó al gnomo.

Kandalian, átatela y a por el orco, yo seré tu seguro si cortan el puente. Dijo mientras aferraba con firmeza la cuerda. Los demás... rápidos y certeros con los trasgos. Indicó el bárbaro tomando la iniciativa ante la indecisión general con lo que le parecía buen plan.

Amnyin asiente, tanto para expresar su cooperación con el plan como para dar ánimos a Kandalian. Aunque no lo exprese, el semiinfernal ve el desenlace como incierto, y su corazón bombea rápido, consciente de que pueden estar afrontando por primera vez la perspectiva del fracaso. Silencioso y meditativo, Amnyin balancea una y otra vez las dagas en sus manos, sopesándolas y tratando de calcular si podría llegar con ellas hasta el lado apuesto del abismo.

Nunca había hecho un tiro tan largo, pero era una buena oportunidad para explorar sus límites.

Yo me encargo de los trasgos del otro lado. Es más importante que no corten el puente que evitar que toquen el cuerno... ¿No? El gnomo parece dudar, al pensar en lo que ocurriría de desatarse la furia enemiga y tener que luchar con un abismo a la espalda.

A distancia, derribad al orco que está en mitad de la pasarela. Kandalian mira explícitamente las dagas con las que Amnyin juega. Está seguro de que el tiflin no fallará un tiro tan determinante. Luego disparad a los trasgos. Intentad no darme... Jijijijij.

Sin más, el gnomo mira al grupo, toma carrerilla y salta el abismo pasando por encima de la cabeza del orco... La suerte, está echada.

Entrego mi ballesta al Zin-carla.

Dispara a mi orden

Después miro a mis compañeros, todos y cada uno de ellos están dispuestos a darlo todo y no podemos fallar.

Kandalian, ve a por los trasgos y tu Vanth ve a por el orco. Seguidme el juego

Al oir las palabras del orco me giro y me acerco un poco al abismo.

Tienes razón, disculpa nuestros modales, pero estaba discutiendo con mis siervos quien de ellos acabara contigo.
En un principio pensé en Kurgan o en Orphen, son mis mejores guerreros y al ver tu armadura pense que serias un gran oponente y ellos serian la mejor opcion; sin duda acabarían contigo en unos segundos.
Pero después recordé algo, los orcos se caracterizan por confiar mas en su habilidad y en su fuerza que en su armadura, por lo que he podido deducir que tu no eres mas que un simple orco con una gran armadura cuya finalidad es asustar a los débiles, asi que lo mejor sera dejar que mis mejores soldados descansen, y viendo tu debilidad, el pequeño Kandalian o el joven Vanth seran suficientes para acabar contigo, y puesto que hoy es el cumpleaños del pequeño, él sera el encargado de derrotarte.
Ademas, no soy el unico que se hadado cuenta de lo debilucho que eres, incluso tu amo se ha dado cuenta de ello y a mandado a dos trasgo,mas inteligentes que tu que cuando te maten usen el cuerno para avisar a alguien competente, sin duda no eres mas que un paria jajaja. Pero bueno, terminemos con esto.
Kandalian, a por el

Casi sin terminar de hablar Kandalian sale disparado en dirección al orco.

El no-muerto cogió la ballesta entre sus manos y se compuso para dispararla. A pesar de no ser un arma de su elección, el paladín caído era capaz de acertarle en un ojo a uno de esos trasgos, casi sin inmutarse. Permaneció en posición a la expectativa de lo que su maestro ordenara. Sus ojos habían fijado a su próxima víctima.

Ver la ballesta sobre sus brazos, con una rigurosidad marcial estoica, resultaba algo cietamente intimidante...

 Naldar mira la escena y suspira, Kandalian había tomado un curso de acción diferente y ahora las cosas cambiaban, debía actuar rápido, así que con una corta mirada a su Halcón, el cual va en su hombro y otra mirada al orco idea un plan, susurrando apenas para el halcón -Quítale el cuerno...-

y luego sacando algunas de sus flechas, disparando con toda la velocidad que puede hacia el orco, buscando herirlo o al menos distraerlo lo suficiente para que el halcón pueda cumplir su parte del ataque.

Justo estaba echándole un ojo a esa regla y te iba a preguntar al respecto, pero si, si hace falta gasto el PD para que el halcón logre su acción. Pongo el otro post público.