Partida Rol por web

Historias de Horror I.

CC: 5- Exteriores de Piedra Alzada.

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10/12/2017, 22:52
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

POCAS MILLAS AL SUR DE RAVENGRO.

A pesar de que el día no era especialmente frío y estaba bien abrigado, Gruñido sintió un escalofrío cuando la figura del caballero Gheorghe traspuso el oscuro umbral, desapareciendo de la vista. Le dio la impresión de que una bestia oscura, dormida y malvada se había tragado a sus amigos.

Rebulló inquieto en el pescante dirigiendo ahora la vista hacia el lugar donde acechaban la manada de ratas, pero uno de sus móviles y sensibles oídos estaba dirigido a la entrada a la oscuridad con la esperanza de captar cualquier sonido revelador sobre el destino de los que se habían internado en ella.

Una idea reveladora alcanzó su mente mientras volvía su mirada por un instante hacia Tharath. Podía sentir el vínculo entre el lobo y Sascha pero, ¿sería suficiente para tratar de enviarle algún mensaje a la pelirroja bárbara? Susurró en dirección al animal.

- Tharath, tu oírme, Sascha ¿tú oirme? Grwlllll... -

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10/12/2017, 23:47
CC: Lobo Tharath.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

POCAS MILLAS AL SUR DE RAVENGRO.

El lobo mira a Gruñido y le gruñe de un modo muy poco amistoso.

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11/12/2017, 22:21
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

POCAS MILLAS AL SUR DE RAVENGRO.

Parecía que el animal no había perdido su aspecto salvaje pese a haber decidido acompañar a unos humanos. Gruñido se sintió triste pensado que el vínculo del animal con Sascha no era tan fuerte como para que tuviera presentes los sentimientos de Sascha para con él. ¿O quizás sí los tenía? El siniestro lugar no hacía más que colar ideas macabras en la cabeza del semiorco que se sacudió de encima esa fría y pastosa sensación.

Después de todo sólo era una animal, y él sabía cómo ganarse a uno, aunque le costara un tiempo. Sacó un pedazo de cecina de su hatillo y lo cortó en unos trozos más pequeños. Tentó con el primero a Tharath mientras hacía como que se relamía. Luego lanzó el alimento al lobo. Era una buena manera de empezar una amistad. Si es que no se cerraba en banda, claro.

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11/12/2017, 22:36
CC: Lobo Tharath.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

POCAS MILLAS AL SUR DE RAVENGRO.

El animal mira con sus ojos dorados a Gruñido y le gruñe en clara señal de amenaza.

El semiorco recuerda entonces la horrible hurraca blanca que tenía la Bruja del Clan Gorra Roja, aquel tampoco era un animal normal, era el vehículo de algo oscuro y terrible, de un dios antiguo y maligno tutelar del Clan.

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11/12/2017, 22:38
CC: [RIP] Bruja del Clan.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

POCAS MILLAS AL SUR DE RAVENGRO.

De dentro de las ruinas de la prisión llega al final algo de luz. A alguno de los que ha entrado se le debe de haber ocurrido al final la idea de encender alguna linterna.

Desde aquí se escuchan claramente el rechinar metálico de los pasos del Paladín y su Escudero con sus pesadas armaduras. Gruñido se siente preocupado, si él puede oírlo, también lo escucharán cualesquiera criaturas que acechen dentro, en la oscuridad.

Los pasos de los demás apenas se escuchan desde aquí, aunque da la sensación de que avanzan muy despacio, con extrema cautela, tal vez temerosos de caer en alguna trampa.

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13/12/2017, 22:52
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

POCAS MILLAS AL SUR DE RAVENGRO.

Al recordar aquel animal que poco tenía de tal y sí de espíritu de oscura procedencia, el semiorco miró con recelo al lobo. A lo mejor su forma escondía un oscuro espíritu con el que Sascha había pactado. Ella tenía buen corazón pero seguía sin chistar las enseñanzas que había recibido de las tenebrosas magias y pactos de las Brujas del Clan Gorra Roja. Se decidió a no interaccionar con el lobo si es que el animal no daba el primer paso. No tenía sentido enfurecer a un espíritu. Devolvió su atención a la oquedad que había tragado al grupo.

- Mucho ruido, lo que estar ahí oírles venir y poder hacer emboscada. Gruñido podría ir en silencio por los túneles oscuros sin encender una luz que revelara su presencia, sería mejor... Grrrrwwwwlllll. -

El sirviente sacudió la cabeza. Ya se había comprometido a cuidar a los equinos y realmente les tenía mucho aprecio, aún a las fogosas monturas de los caballeros. No permitiría que quedaran a merced de las hambrientas ratas, o incluso de Tharath. Gruñido no las tenía todas consigo y empezaba a dudar que haberle pedido a Sascha que dejara al lobo allí hubiera sido una buena idea.

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14/12/2017, 00:56
CC: Lobo Tharath.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Repentinamente, el lobo alza la cabeza, agitado. ¿Puede que haya captado alguna emoción fuerte por parte de Sascha?

Gruñido agudiza el oído, le ha parecido escuchar un sonido como de varios fuertes portazos simultáneos procedente del interior del edificio principal de la prisión.

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06/01/2018, 00:09
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

El semiorco rebullía inquieto. Sabía que su decisión era la correcta y que su lugar en el desarrollo de los acontecimientos era en el que precisamente se encontraba. Dentro del malhadado caserón no sería tan útil como lo era fuera, protegiendo las monturas de la compañía. Los caballos de los caballeros bien podían repeler un ataque con su fogoso comportamiento, más los que tiraban del carruaje estarían abocados a su fin de ser atacados por los enormes roedores.

Miró a Tharath cuando éste rebulló inquieto. El sensible oído de Gruñido había venido sintiendo ruidos inquietantes más, ¿qué captaría el veinte veces más agudo órgano del animal? Miró hacia la entrada varias veces a sabiendas de que ya se encontrarían en su interior, si no sus profundidades. Los ruidos que parecían provenir de cristal golpeado le hicieron prestar atención a la zona que tenía más hacia el este.

Ni siquiera habían rodeado la edificación en busca de alguna pista de qué había ocurrido allí o quizás en busca de sombras acechantes en sus rincones. Con un gruñido se descolgó del pescante recogiendo dejando su porra al cinto y valiéndose de ambas manos hizo fuerza para auparse a la parte más elevada que tenía directamente al este. No sabía si encontraría algo de interés, más una perspectiva con algo más de altura bien podía revelar algo interesante.

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06/01/2018, 09:36
CC: Lobo Tharath.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

El lobo estuvo calmado un rato, incluso parecía aburrido, llegando a bostezar con una enorme boca en varias ocasiones. Ahora, sin embargo, volvía a estar tenso e inquieto, en posición de combate. Sin duda Sascha volvía a estar en peligro.

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06/01/2018, 20:22
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

- Demonios, retruécanos y repámpanos... Grrrwwwwwllll. -

Lo que pensó que sería apenas un salto y una auparse se vio truncado en decepción cuando se acercó al difícil y empinado terrazo de piedra no demasiado sólida. Se rascó la cabeza por un instante y dirigió la mirada a las escaleras del este. Aunque no estaban en muy buen estado sin duda eran una mejor alternativa a romperse la crisma. ¿Quién cuidaría de los caballos entonces?

Sacó su garrota y dándole un par de vueltas en la mano se encaminó a paso vivo hacia la escalera sin perder de vista el nido de ratas. Cuando llegó examinó de manera algo melindrosa los gastados escalones, comenzando a subirlos de uno en uno con cuidado de no perder pie y atento a cualquier señal de peligro.

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08/01/2018, 18:42
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Cuando el precavido chófer pisa la parte superior de la balconada siente como el único vello de su corpachón, el ralo pelo de su coronilla se pone tieso quizás en respuesta a la siguiente manifestación. Un solo parpadeo le sirve para darse cuenta del peligro mortal en que se encuentra, alejado de la compañía y su posible ayuda. mientras esos flotantes brazos esqueléticos blanden la escalofriante guadaña salida de la nada con intenciones sin duda asesinas.

Aunque su primer impulso es huir, Gruñido aprieta los dientes. Es la única y última defensa de las monturas, y a bien seguro que un horror no muerto no distinguirá entre animales o seres pensantes a la hora de derramar su sangre. Su procedencia antinatural, fuera del orden de las cosas y la naturaleza habían dejado una impronta de odio visceral hacia su mera existencia en el normalmente pacífico semiorco. Aprestó la garrota blandiéndola con ambas manos dispuesto a enviar a la manifestación de la no muerte de vuelta al reposo.

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09/01/2018, 21:38
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

A pesar de todo el empeño puesto en el golpe en el que había imprimido cada gramo de su fuerza, la garrota de Gruñido atravesó limpiamente los fantasmales brazos esqueléticos sin mayor efecto que casi causar que perdiera el equilibrio. Gruñendo de frustración giró sobre si mismo empuñando el escudo en su brazo izquierdo. La afilada guadaña parecía peligrosa y no quería dejar un blanco fácil a la horrible arma.

Sacudió la cabeza mientras desviaba con el canto del escudo un torpe intento de aproximación del arma. Parecía que la táctica inicial no había tenido efecto y ni siquiera parecía que fuese un ente del más allá con el que se enfrentaba sino un mero objeto animado. Eso le hizo frenar un poco su asalto inicial y considerar otras opciones. Se cubrió con el escudo mientras trataba de buscar un golpe al mango del arma que pudiera romperla.

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11/01/2018, 18:33
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Los siguientes segundos corrieron infructuosos mientras intentaba hacer blanco sobre el arma. Gruñido estaba más acostumbrado a golpear rodillas, costillas y hasta cabezas de algún facineroso que de vez en cuando trataba de robar el carro y el luchar contra una mera arma no se le estaba dando demasiado bien. El peso extra del escudo si bien le servía como cobertura le estaba impidiendo luchar de la manera que mejor se le daba, golpeando con fuerza con las dos manos.

Con un gruñido de rabia dejó el escudo a un lado mientras blandía la pesada porra con las dos manos intentando partir el mando de la guadaña por la mitad con un poderos golpe.

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11/01/2018, 21:22
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Cuando el escudo tocó el suelo con un sonoro traqueteo Gruñido asió el pesado madero con las dos manos. Lamentaba interiormente el no tener a mano un arma realmente pesada como el hacha de Sascha. Probablemente ella no tuviera mucha maniobrabilidad con ella en los túneles en los que se había internado.

Sus sospechas se vieron confirmadas cuando consiguió conectar unos buenos golpes a la guadaña animada. A pesar de haber dado el resto, apenas había conseguido abollar en algunos puntos el metal del arma. Además le había salido caro. Sangraba por una fea herida que le había propinado la afilada arma y retrocedió ligeramente mientras valoraba sus opciones. Era hora de enfrentar metal contra metal.

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11/01/2018, 23:25
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

El eco del repiqueteo del escudo aún reverberaba en el aire cuando el fornido semiorco lanzó su primera estocada. No había agarrado bien la empuñadura de un arma que no solía emplear a menudo. Era un filo pesado, afilado y peligroso diseñado para matar y en esencia a Gruñido no le gustaba matar.

Pero en este caso su uso estaba más que justificado ya que la guadaña de metal podría ser más vulnerable a los embates de una arma del mismo material. Entrechocó acero un par de veces antes de retirarse de un tajo horizontal hurtando el cuerpo con un giro de cintura. Gruñó por el dolor de su reciente herida y retrocedió medio paso ajustando sus manos a la empuñadura dispuesto a reducir aquel engendro a pedazos.

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12/01/2018, 22:56
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Gruñido resoplaba mientras pasaban los segundos. El tiempo no corría a su favor ya que la sangre que había perdido le hacía debilitarse ligeramente. Aunque la ropa que llevaba bajo el jubón de cuero se había apelmazado y el sangrado había remitido casi por completo, el dolor de la herida le estorbaba para imprimir toda la fuerza que debiera a sus golpes.

- Seguro que doler cuando curar, pero ahora tener que olvidar... -

La aviesa guadaña trataba de alcanzarle, más gracias a su juego de piernas y a sus largos y fuertes brazos, por ahora la mantenía a una distancia suficiente. Observó la hoja que había conseguido mellar apenas tras golpear con todas sus fuerzas. Si insistía en ese punto quizás llegaría al punto de ruptura.

Se preparó para atacar cuando vio con el rabillo del ojo como un furioso Velkan se aproximaba a toda velocidad al terrazo de piedra. ¡Su hermano estaba allí! Sintió que sus fuerzas volvían y tomó la espada con renovada energía. Debía aguantar hasta que Velkan llegara.

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13/01/2018, 16:59
(CC) Doctor Querio Vandel.

Para cuando se había dado cuenta, Querio Vandel se había quedado solo. La luz del día le deslumbraba. Al fondo, el ruido de combate seguía poniéndole nervioso. Es lo que pasa cuando vas acompañado de gente que lleva gruesas capas de pieles y pesadas armaduras. Estaba a una menguante distancia entre el índice y el pulgar de inventarse una cojera. Solo así se garantizaría no llegar antes de tiempo a lugares peligrosos la próxima vez. Si es que había próxima vez...

Se subió al pescante del carruaje de Konrad, como un niño jugando a no pisar la lava. Solo quería ocupar un lugar elevado. Querio aún tenía en la mente las ratas de la torre, y no quería que le royesen los tobillos. Miró en todas direcciones, identificando peligros, y posibles amenazas hacia su persona. No las había, más allá del paso inexorable de los años. Pero desde allí vió a Gruñido, y a su peculiar rival. Se tuvo que frotar el ojo con la mano para asegurarse de que lo que veía era real.

La virgen... ¡Allí!-señaló con el dedo para todos aquellos que estaban empezando a salir del recibidor.

Se iban a llevar una decepción, porque no iban a encontrar a una virgen de verdad, pero el resto de las interjecciones se le quedaban cortas al Doctor Vandel para describir lo que estaba viendo.

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13/01/2018, 21:18
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Una vez más el semiorco hurtó el cuerpo con un rápido paso lateral. Aprovechó el impulso para girar sobre si mismo y con un gruñido golpeó la hoja del arma con toda la fuerza que pudo imprimir al movimiento. El tañido fue como una campana y esquirlas de metal se desprendieron del cuerpo de la guadaña mientras Gruñido recobraba el equilibrio.

Su respiración estaba acelerada y su percepción centrada en evitar el filo de su oponente, pero pudo atisbar al Doctor Vandel subido en el carromato que parecía observar la escena estupefacto para luego manipular algún objeto. Puede que estuviera preparando alguna magia poderosa, pensó el chófer en un segundo de abstracción.

Luego volcó su atención a su entorno más cercano. Velkan y su certera hacha acababan de llegar y la pesada y mortal Rakhan blandida por Sascha, se acercaban como refuerzo.

- Ojala Gruñido tener un arma como Rakhan... Grrrwwlll. - Se disparó la idea en la cabeza del sirviente. Si hubiera tenido algo tan contundente como el hacha a dos manos y no sus armas ligeras podía haber reducido a fragmentos el duro metal de la guadaña probablemente. Al menos tenía a sus hermanos cerca, y eso le hizo recuperar parte del aliento mientras imprimía un nuevo giro a su hoja con la intención de partir en dos a su oponente.

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13/01/2018, 21:35
(CC) Konrad Mykephoros.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Aún recobrándose de la transformación, con el pecho al descubierto que se movía agitado, Konrad seguía los apresurados pasos de Sascha.

- Pero, ¿qué pasa? ¿Es que nadie me va a decir qué pasa?- Le molestaba no enterarse del porqué de tanta prisa. Él no escuchaba nada y tampoco veía nada raro, más que la ausencia de Gruñido. Además, en el fondo de su corazón, consideraba que no le habían prestado la suficiente atención después de lo ocurrido. Ni siquiera Sascha se había ofrecido a cogerle una de las mudas que solía llevar en el carro por si La Bestia salía a pasear. De reojo miró a su esplendoroso carromato, orgullo de su herencia familiar, de lo poco que quedaba que aún no se caía a trizas. Vio al Doctor Querio subido a su techo y el corazón le dio un vuelco.

¡Maldita sea!- Esperaba que no le abollara la carrocería. El Doctor señalaba hacia el lateral de la prisión, justo por donde Velkan y Sascha habían subido una escalinata de piedra. 

¿En qué piensa mi cochero? Más le vale a Gruñido estar en verdaderos problemas para dejar mi carro a solas o si no... o si no...- Era demasiado blando para con sus únicos sirvientes, mucha gente se lo había dicho. El noble solía estar orgulloso de su "mano izquierda" con el servicio pero a veces se iba calentando con sus pequeños desplantes y los reprendía. Sin embargo su enfado no duraba demasiado. Le habían ayudando tanto y se sentía tan afortunado de habérselos cruzado en su vida que para él eran más que meros sirvientes. 

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15/01/2018, 20:45
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Velkan y Sascha rápidamente se sirvieron de golpes poderosos y un hábil flanqueo para tomar ventaja sobre el arma animada por lo que parecía una perversa voluntad. Las hojas resonaban mientras la guadaña era zarandeada sin piedad. A pesar de todo Gruñido no logró conectar un golpe contundente y tuvo que dedicar sus esfuerzos a mantener a raya la hoja que parecía querer beber otra vez de su sangre.

Resopló pensando que aquello estaba durando demasiado y debían poner fin a esa lucha antes de que alguien pudiera salir herido de gravedad. Había tenido suficiente trabajo durante los segundos previos cubrirse de los envites del arma y era momento de pasar a la ofensiva de nuevo. Con un gruñido de rabia comenzó a asestar golpes destinados a quebrar a su oponente.