Partida Rol por web

Historias de Horror I.

CC: 5- Exteriores de Piedra Alzada.

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16/01/2018, 01:34
(CC) Janos Dimitriev Mykerinos.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

El grupo se retiró ante las palabras de Sascha acerca de su lobo, pero me distraigo examinando la sala en la que estoy. Veo el agujero que alguna vez debe haber sido un montacargas y veo el agua que está cerca, indicando lo destruido que está esta ala de la prisión. Entonces, me veo solo y comienzo a seguir al resto del grupo para mantenernos reunidos.

Entonces, veo el punto frío en el antiguo auditorio y entiendo que si lo evito, me demoraré mucho siendo que ya soy el más lento de todos. Respiro hondo y avanzo a través del punto frío para no retrasar mis pasos más de lo estrictamente necesario.

Avanzo todo lo rápido que puedo hasta que consigo salir de la prisión. Entonces, no veo al grupo a mi alrededor. No escucho ruidos tampoco por lo que me tomo un momento en determinar a donde se han ido todos.

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17/01/2018, 01:39
(CC) Janos Dimitriev Mykerinos.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

La mirada del lobo me indica que el resto del grupo está hacia el norte de la prisión. Encamino mis pasos en esa dirección a pesar de que mi pesada armadura reduce fuertemente mi velocidad. Escucho entonces el metal chocando y entiendo que debe haber un combate en las cercanías.

Intento apretar el paso, aunque es poco lo que consigo. Llego al lado del carruaje pero entonces el sonido ya ha cesado. Al parecer, el combate ha terminado y no soy capaz de ver enemigo alguno. 

Espero pacientemente a que el grupo se acerque mientras miro a ver quien de ellos está herido para así ayudarlo. Aún poseo un poco de la magia con la que me bendice Sarenrae y la utilizaré para sanar a mis compañeros sin dudarlo.

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17/01/2018, 18:53
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Los intentos de golpear al al arma volante eran cada vez más infructuosos por parte del semiorco. Sentía el dolor del costado como un hierro candente y no se podía concentrar lo suficiente como para imprimir la fuerza necesaria a sus golpes.

La llegada de sus hermanos le sacó parcialmente de su estupor, sobre todo cuando empezaron a golpear con fuerza y causando graves daños a la guadaña. Sentía que se debilitaba cada vez más y sentía que la cabeza le daba vueltas. Si no se retiraba del frente era porque parecía que la insidiosa arma se había cebado con la idea de segar su vida y no soportaba la idea de que se volviera contra ninguno de sus hermanos y salieran heridos o peor por ello. Gruñido aceptaría el dolor gustoso de que ello salieran indemnes de la lucha.

Los pensamientos le pasaron factura y se distrajo un momento mientras la hoja burlaba su guardia provocando un nuevo e hiriente tajo transversal en el torso del semiorco. Apenas gañó y su vista se nubló, aclarándose sólo para ver como el hacha de Velkan hendía la odiosa arma haciéndola pedazos. Sonrió agradecido a sus hermanos de clan mientras tomaba aliento por un segundo. Enfundó con una mano su hoja mientras con la otra se tapaba las heridas. Tras eso recogió su escudo y la porra, colocando ambos complementos en su sitio con un gruñido de dolor.  Luego se encoge de hombros.

- Oír ruido aquí arriba, pensar que alguien estar en peligro y venir a ayudar. Luego aparecer esa... cosa y querer matar a Gruñido. Casi conseguir, gracias hermanos, grrwwwwlll... -

Las gotas de sangre parecen desbordar la manaza del semiorco mientras comienza a bajar algo tambaleante las escaleras en dirección al carro. Busca con la mirada al joven Janos que ya ha demostrado que tiene el poder de cerrar las heridas, quizás aún le quede algo de ese poder que pueda usar para que deje de sangrar.

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17/01/2018, 19:25
(SA) Gheorghe Mykas.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Gheorghe no se demoró cuando escuchó que había problemas fuera, entrechocar de aceros. Aquello le extrañó, pues las ratas no deberían hacer ese ruido, así que algo más había pasado. Se movió todo lo deprisa que pudo sin entrar en el punto frío, o emprender una loca carrera que, en aquellas condiciones de penumbra, bien podría acabar con él en el suelo. Mantuvo un buen ritmo, por supuesto, pero fue para nada. Justo cuando estaba llegando, vio como se le daba el golpe de gracia a aquel arma que flotaba. 

Viendo que Gruñido estaba bien, se acercó a echar un vistazo al apero de labranza convertido en animado instrumento mortal. ¿Cómo podría ser? Puede que una posesión fantasmal, no le extrañaría dado lo visto hasta el momento. Pero debían ahondar en los misterios de esta prisión.

-Gruñido, por favor, procura no meterte solo en las fauces del peligro. Podríamos no haber llegado a tiempo. 

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17/01/2018, 19:34
(CC) Konrad Mykephoros.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

No tardó mucho el Clan de la Gorra Roja en deshacerse de lo que fuera que movía cual titiritero aquella guadaña mortal. Konrad, sin embargo, no hizo demasiado. Aún se encontraba sin resuello después de su transformación. No estaba como para enfrentarse a algo más.

 Se quedó más tranquilo viendo que habían logrado salvar a Gruñido y guardó la flecha de nuevo en su mochila.

- ¿Qué ha pasado?- Inquirió a su cochero preguntándose qué hacía allí y no guardando su valioso carro familiar. Su respuesta le dejó satisfecho a medias. La verdad es que sí que habían estado en peligro, pero en la otra punta del edificio. Miró a su cochero y con la mirada se lo dijo todo. Llevaba el pecho al descubierto, con la camisola rasgada por completo, y no hacía falta que Konrad le explicara con palabras. Dejó que Janos realizara sus curas sobre él para volver a importunarlo con sus peticiones de noble acostumbrado a que se lo dieran todo hecho.

- Mira a ver si tengo algo para taparme en el carro.- Lo que decía Gheorghe era lo que Konrad iba a decir así que no echó más sal en la herida.

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17/01/2018, 20:31
(CC) Velkan Matacambiantes.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Nada más salir al exterior de la Prisión de Piedra Alzada escuchó el ruido familiar que producía el entrechocar los aceros y eso bastó para activar su cuerpo. Con toda la velocidad que fue capaz de reunir en sus piernas se echó a la carrera fiándose de sus instintos. No tardó en salvar la distancia que se interponía entre él y el combate y llegó a ver a su hermano Gruñido intercambiando golpes con una guadaña voladora. Aquello no tenía ningún sentido en la cabeza de Velkan pero no tenía tiempo para pararse a meditar. Con velocidad se presentó al combate y golpeó con dureza a la guadaña que resistió más de lo esperado. Sascha no tardó en sumarse a ellos y tras un corto pero intenso intercambio de golpes el hacha de Velkan puso fin al conflicto de la forma que solía hacerlo.

Odio la magia...

Sus palabras sonaron más como un ladrido, aquel lugar le gustaba cada vez menos. Contempló durante unos segundos que su enemigo hecho añicos no volviera a juntarse para combatir de nuevo. Cuando se cercioró de que la destrucción era total se giró en busca de Gruñido y sonrió contento al verle entero aunque algo magullado.

Has combatido bien Gruñido, estoy orgulloso, la guadaña era dura. ¿De dónde salió este engendro? Si hay cosas así fuera puede haber más enemigos parecidos dentro.

Balanceó su hacha pero no la guardó, prefería mantenerla fuera por si algún enemigo volvía a aparecer. Aquello parecía ser una sucesión interminable de combates y prefería estar atento y preparado en cualquier momento.

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17/01/2018, 22:01
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

- Grwwwlll... Gracias señor Janos, ser usted muy amable al pedir a su deidad que curar al tonto de Gruñido. -

El sirviente cabecea torpemente en señal de respeto al sacerdote mientras mira de nuevo de reojo a Sascha y Tharath. ¿Acaso el lobo había aullado para llamar al resto? No lo sabía y no se atrevía a adivinarlo. Los espíritus con los que pactaban las Brujas solían ser crueles y arbitrarios, como los huargos que devoraron a los hermanos del cuento.

- Huargos, uno de las nieves... - El semiorco soñaba desde hacía años con encontrar un cachorro de huargo de hielo. Eran muy inteligentes pero indefectiblemente malvados. Pero Gruñido creía que si encontraba un cachorro podía criarlo y hacer que fuera bueno, eso sí sería algo digno de verse.

Por último volvió a la realidad azotado por las duras palabras del paladín y la petición del Señor Konrad. Se movió con algo de dificultad debido a sus aún tiernas heridas pero consiguió una de las mudas del Señor que llevaban en el baúl bajo el pescante. Se la tendió a Konrad mientras farfullaba avergonzado.

- Gruñido sentir señor Gheorghe, creer que ustedes en peligro y por eso asomar ventanas, peor al subir aparecer guadaña de la nada y querer matar a Gruñido, grrrrrwwwllll...

Sí ser dura hermano, y Gruñido sólo tener armas ligeras. Si haber tenido un arma tan fuerte como Rakhan, Gruñido seguro vencer al metal animado. -

La última explicación va dirigida a Velkan, y luego el semiorco vuelve al mutismo de quien siente que ha molestado, subiéndose de nuevo al pescante del carro, agarrando su garrota de madera y observando los alrededores. La noche acabaría llegando y parecía adecuado acabar en aquel lugar antes de que el sol desapareciera en el horizonte.

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18/01/2018, 03:09
(CC) Janos Dimitriev Mykerinos.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Cuando el grupo se acerca al carro, noto que es Gruñido el más herido, con severos cortes. Invoco el poder de Sarenrae para que sane un poco de esos daños. Una pálida luz aparece en la palma de mi mano y cierra alguna de esas heridas, recuperando un poco de su salud.

Él me agradece, por lo que le respondo:

 - "No es necesario, Gruñido. Eres un miembro de este grupo y te has ganado mi respeto con valor y honor."

Una vez he terminado, le declaro a todos los presentes:

 - "No es demasiada la magia que me queda. Aunque mi devoción es completa, no me he probado ante mi diosa para que me bendiga con más poder, por lo que necesitaré descansar pronto."

Aún me queda un poco de poder y no dudaré en utilizarlo con quienes están heridos. Busco entre mis compañeros quien lleva más heridas y me parece ser que es Sascha, por lo que me acerco a ella para que sea la siguiente.

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18/01/2018, 11:33
(CC) Doctor Querio Vandel.

El Doctor vió con desazón cómo Sascha volvía tan tranquila para acariciar a su lobo. El combate había finalizado, y todo había acabado bien. Se encogió de hombros, con falsa resignación.

Si hubiese sabido que no iba a llegar a tiempo, no me habría dado tanta prisa...

Ahora tendría que volver a encender la linterna, lo que implicaba volver a agacharse haciendo sufrir a su maltrecha espalda. No había nada que reprochar a Gruñido, que ni siquiera había pedido ayuda por no molestar. El eco de las armas golpeando entre sí en duelo singular fue lo que les alertó, y el culpable que lo planeó todo fue el destino, jugando con ellos.

Pero había una enseñanza que extraer de esta experiencia... Como dijo Gruñido, si solo tienes armas ligeras, y no armas fuertes, se tarda más en vencer al enemigo. Querio miró su pequeña daga al cinto y suspiró. Esperaba que la vida de nadie tuviese que depender nunca de la destreza en combate de un parapsicólogo retirado. Con poética metáfora, como un actor secundario que abandona el escenario durante el teatro de la vida, se dirigió de nuevo al interior de la prisión.

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19/01/2018, 00:28
EL TIEMPO TODO LO CONDENA.

EXTERIORES DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIODÍA.

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19/01/2018, 03:15
(CC) Janos Dimitriev Mykerinos.

EXTERIORES DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIODÍA.

Sascha es claramente la más herida en este momento, por lo que espero a que esté disponible, momento en que invoco el poder de mi diosa en sanar parte de sus heridas. Un brillo pálido rodea mi mano a momento en que pronuncio las palabras para pedir a Sarenrae:

 - "¡Diosa solar, bríndame tu luz para sanar las heridas de mi compañeros! ¡No permitas que la muerte y el dolor los alcance mientras tu nombre sea pronunciado por tu siervo!"

Tomo las heridas de la mujer, que de inmediato nota como algunas de sus lesiones desaparecen. La magia ha hecho su efecto y, aunque sigue con ciertos rasguños, no es nada que vaya a detenerla por el momento. Miro a Konrad y le hablo:

 - "¿Por qué no dejas que Gruñido vaya con nosotros? Creo que acá corre más peligro solo y puede sernos de ayuda, creo yo."

Espero que el noble lo piense mientras se viste en el carro pues la verdad es que dudo mucho que alguien venga a este lugar a robarse el carro pero sí es muy probable que a nosotros nos sigan intentando matar y a él también mientras esté en este terreno maldito.

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19/01/2018, 20:47
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

EXTERIORES DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIODÍA.

Había pasado miedo por Gruñido y a pesar de tener que guardar a Rhakan, le abracé con ambos brazos cuando todo pasó. Después dejé que Janos le curase mientras yo volvía hasta el carruaje a la altura de un excitado lobo. Me agaché y también le abracé.

Gracias por avisarme de que Gruñido estaba en peligro. Quédate tranquilo aquí y sigue vigilando. No quiero que nada malo os pase.

Me puse en pie y me preparaba para volver a entrar en el edificio, cuando vi que Janos se acercaba a mí. Escuché cómo pedía el favor de la Diosa, y aún así, al hacer amago de tocarme me incliné un poco hacia atrás, por pura costumbre y desconfianza. Las manos de Janos me alcanzaron y curaron mis heridas.

Le dediqué una mirada y un gesto de agradecimiento, antes de seguirle al interior del edificio.

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19/01/2018, 22:59
CC: Lobo Tharath.

EXTERIORES DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIODÍA.

Tharath no se muestra muy efusivo ante el abrazo de su media alma, como corresponde a una criatura de su naturaleza.

Por un instante, Sascha tiene una vaga sensación de desagrado, como el recuerdo asqueroso y lejano del sabor de carne de orco semipodrida.

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21/01/2018, 23:11
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

El joven Janos hablaba de que se le estaba acabando el poder que su diosa le daba, pero obraba milagros restañando las heridas de la compañía. Sin duda su fe era fuerte y su diosa le confería su poder y confianza. El semiorco daba vueltas a  las palabras pronunciadas por el sacerdote a las que sólo había respondido con un cabeceo y un gruñido de agradecimiento.

¿En verdad lo veían como uno más de la compañía? Sabía que sus hermanos lo tenían en cuenta, pero los señores lo consideraban un mero sirviente sin duda. Por eso la actitud de Janos le había dejado algo confundido. El sacerdote era joven peor también debía tener una fe fuerte para obrar esos milagros. Gruñido deseaba tener fe en algo, conseguir que la su creencia en la Naturaleza le permitiera llamar a los espíritus para hacer milagros también, aunque fueran de otro tipo.

Cuando hace la pregunta al señor Konrad sobre ir con ellos dentro del edificio, las orejas de Gruñido se enderezan súbitamente. Parece que tiene algo que decir pero su reciente bochorno lo mantiene callado mientras mira a unos y otros de los componentes del grupo, incluyendo las monturas. Por último se baja de un salto del pescante y calma a los caballos mientras les susurra algo ininteligible.

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28/01/2018, 18:50
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Solamente el sonido del viento entre las viejas ruinas había contestado a la pregunta que el joven Janos había dirigido a Konrad. Era evidente que el noble quería que sus bienes y monturas estuvieran a salvo y sólo confiaba en que fuera así si el cochero semiorco se quedaba allí fuera custodiándolos. Esperaba que no tuvieran que echar de menos su aguda visión nocturna y su fuerte brazo en el interior de aquellas ruinas malditas.

Observa como van entrando uno a uno en el oscuro portal que les engulle de manera ominosa. No puede evitar una mirada al cada vez más extraño lobo cuando Sascha desaparece en la oscuridad. Cuando el último de ellos ha desaparecido devuelve su atención a las monturas con las que charla de manera informal.

- Bueno, bueno, bonitos míos, ¿quién quiere media manzana? Os estáis portando muy bien, estoy muy orgulloso de vosotros. Ya, ya, no hagáis caso a esos señoritingos que llevan a los nobles. Parecen muy altivos y fogosos pero no son tan fuertes y listos como vosotros, ¿verdad? -

A pesar de los avances de Gruñido para con las monturas de los nobles, apenas había conseguido que dejaran de lanzarle miradas aviesas, si bien ya no intentaban cocearle a la mínima. Quizás habían luchado contra orcos y el olor del semiorco les ponía nerviosos. Esperaba que con el tiempo se acabaran acostumbrando a él para poder cuidarlos de manera adecuada.

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30/01/2018, 19:17
CC: Caballo.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Los caballos de los nobles relincharon como en un tono de protesta que podría significar: "Te estamos escuchando apestoso semiorco". O bien: "¿Alguien ha dicho algo?" Gruñido no lo tenía muy claro, la distancia y que no les estaba prestando demasiada atención hicieron el resto.

Sin embargo, los caballos del Señor Konrad, acostumbrados al semiorco relincharon contentos.

- ¡Yo quiero una entera! -

- ¿Una entera? Entonces dejarás a uno de nosotros sin su mitad, eres un egoísta... -

- Los otros caballos no tienen que estar tirando de un carruaje todo el día, lo que daría yo por tener que llevar sólo a un humano encima... Aunque esas armaduras parecen pesadas e incómodas, igual nos harían daño... -

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31/01/2018, 22:24
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

El chófer palmeaba y tranquilizaba a los equinos mientras sacaba una manzana seca la cual partió con la fuerza de sus manos ofreciendo cada mitad a uno de los caballos que tiraban de carruaje del Señor Konrad. Las esforzadas monturas parecían contentos al menos hasta que pasara un rato, esperaba el sirviente.

- Ayyyyy, no queréis un tipo joven y terco que tira de vuestras riendas con la fuerza de un río, y os clava sus partes de metal en el cuerpo todo el rato. ¿Acaso no es mejor llevar el trozo de madera de acá para allá. Apenas pesa y vais cómodos. ¡Y el bueno de Gruñido os da manzanas! -

Esperaba que las otras monturas, las de Gheorghe y Janos se dieran cuanta de que él solamente trataba con buenas palabras y comida a los cuadrúpedos, y así poder acercarse más pronto que tarde a ellos. Las manzanas estaban destinadas a hacer que los inteligentes pero asustadizos animales se olvidaran un rato del lugar en el que estaban y los peligros antinaturales que les rodeaban.

Una de las orejas del semiorco estaba sin embargo apuntando a la puerta del maldito lugar. Los ruidos metálicos eran sin duda señal de una lucha y rezó a los espíritus del bosque y los árboles que nadie saliera herido.

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09/02/2018, 23:20
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Los sonidos de metal entrechocando acabaron por apagarse y el semiorco quiso pensar que eso era una buena señal. Las monturas charlaban de asuntos banales mientras masticaban las dulces manzanas que el chófer les había ofrecido y no parecían más alarmadas de lo normal por la presencia del lobo ni la lejana amenaza de las ratas que a bien seguro segúin observándolo todo desde el amparo de la oscuridad.

El malestar que sentía Gruñido iba en aumento ya que se encontraba dividido entre su labor de cuidar de las monturas a las que apreciaba en sobremanera, y el sentimiento que le impelía a correr al interior de la oscuridad en busca de sus hermanos de clan y el señor Konrad. No en vano habían cuidado de él durante años y ahora sentía traicionado en parte ese cuidado recibido.

Volvió su atención brevemente hacia las monturas de los caballeros en un intento de abstraerse de lo complicado de la situación. Pero una de sus orejas registraba atentamente los sonidos que emanaban de la bostezante oscuridad en la que se habían internado su familia y compañeros.

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10/02/2018, 09:12
CC: Lobo Tharath.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIODÍA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

Los sonidos de lucha cesaron y todo estuvo tranquilo durante algunos minutos, aunque la cosa no duró mucho, pues pronto Tharath estaba gruñendo, de nuevo agitado. Sin duda su ama volvía a estar en peligro.

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18/02/2018, 09:35
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIO DÍA.

PATIO DE LA PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA.

El estado agitado de Tharath ya no sorprendía a Gruñido. Parecía compartir algún tipo de lazo con Sascha que le hacía sentir sus emociones. En cómo las exteriorizara era algo que el semiorco no llegaba a entender aún. No sabía si un estado de felicidad lo haría dormir plácidamente o le haría revolverse como lo hacía actualmente.

Se podía deducir no obstante que en el lugar en el que se encontraban las situaciones que afrontarían debían ser arriesgadas en el mejor de los casos, ya que un caserón encantado como ese, sin duda nada bueno aguardaba a la gente honrada. Ya en su exterior la amenaza de las ratas estaba más que presente, y el mal solía enroscarse sobre si mismo, de tal manera que cuanto más tiempo estuvieran ahí dentro más se acercarían a su negro corazón.

A veces a Gruñido le gustaría poder trasladar su vista a un animal para poder ver por sus ojos cómo es el mundo. Y así podría también tener a la vista a sus hermanos para saber si necesitaban ayuda o estaban a salvo. Suspiró ruidosamente pensado en qué dioses escucharían a un ignorante y solitario cochero semiorco rodeado de animales.