Partida Rol por web

Cuándo están lo suficientemente lejos, Joni te mira, quedándose unos segundos en silencio.

- Si quitamos lo que acaba de ocurrir, diré que me lo he pasado en grande. Me alegra de que viniésemos juntos. Tus amigos son majos. Bueno, casi todos. - añade con una sonrisa. - Supongo que aquí se termina la noche. 

Te mira sin decir nada, en silencio, cómo pensando en algo.

Le sonrío. En mi caso, lo había pasado bien si no hubiese sido por un par de momentos que fueron realmente gordos para mí. Aunque me alegra saber que hice que mi acompañante lo pasase bien al menos la gran parte del baile. 

- Me alegro mucho de que lo pasaras bien, de veras-contesto con sinceridad. Le sonrío ligeramente y me encojo un poco de hombros-. Si no fuese por... bueno, por lo ocurrido, probablemente aún estaríamos ahí dentro bailando, algunos más abrigados que otros...-abro ligeramente el bolsito, dejándole ver el pequeño frasco de poción crecepelo que había dentro y que no había podido usar-. Una lástima, habría sido muy divertido-sonrío un poco. Esto era una broma, no lo que le habían hecho a Sofia, eso era una crueldad-. Pero sí, me temo que termina aquí el baile.

Me fijo entonces de que está pensativo y no ha hablado hasta llegar a las escaleras, está muy serio, incluso para ser Joni.

- ¿Te pasa algo, Joni?-pregunto. La sutileza nunca ha sido mi fuerte-, ¿es por lo de Sofia? ¿Viste algo? 

Joni niega con la cabeza.
- Ojalá, pero no. Pensaba... Quienes odian a los Squibs también odian a los hijos de muggle. Si Sofia no hubiese estado aqui, podrias haber sido tú. -Se queda un segundo en silencio. - Buenas noches Mia.
Dicho esto se inclina y te da un suave beso en la comisura de los labios antes de darse la vuelta y alejarse hacia dónde deduces está su habitación.

Arqueé una ceja. No había caído en eso. Sí, lo había pensado, claro, después de varios años sufriendo el acoso de los puristas de Slytherin y de devolvérselas una tras otra, no me extrañaría que Cyril y los demás intentasen hacerme algo. Pero no lo han hecho. Supongo que porque sabrían que sufrirían el doble, y ven a Sofia como alguien indefenso simplemente por no poder hacer magia. La simple idea me repugna y me hace enfurecer más.

Sin embargo, Joni parece más preocupado. Algo que no ha querido decirme le ronda la cabeza, seguro. Es un chico muy misterioso y difícil de leer, y hoy quizás no es el momento, no esta noche. Así que dejo que me bese y le retengo un poco tomándolo de la mano para poder devolvérselo yo. 

- Que descanses, Joni-le deseo con una media sonrisa. 

Miro como Joni se aleja y me descalzo para subir hasta la torre. Estoy demasiado cansada como para subir casi siete pisos con tacones. 

Me dejo llevar por las escaleras hasta llegar a la torre de Gryffindor. Saludo a la Señora Gorda antes de decir la contraseña para poder entrar en la Sala común, que me recibe cálida y hogareña, como siempre. Parecía que ahí dentro nada hubiese cambiado, el resto del castillo parecía contaminado por ese fatídico momento que hemos sufrido, pero la torre de Gryffindor sigue igual. Suspiro, sintiéndome algo más relajada y cómoda. 

Dejo los zapatos en la alfombra mullida y me siento en el sofá con los pies sobre este, abrazándome las rodillas mientras miro el brazalete que supuestamente le he regalado a Sirius y que ha provocado todo y jugueteo con este entre mis dedos, esperando a su dueño. 

Escuché las palabras que se fueron sucediendo a mi alrededor, y me entristecí. Si hacía menos de una hora me hubieran dicho que el baile iba a terminar así, no me lo habría creído nunca. Y, sin embargo, ahí estaba, totalmente perdida, sintiéndome que podría hacer algo, pero no llegaba a saber el qué. Y cuando Charlotte dijo que se iba, y que nos veríamos después, estaba tan absorta que apenas alcé la cabeza, mirándola, y musité un:

—Oh, sí, cla-claro…— tartamudeé.

Cuando me quise dar cuenta, vi que los demás también se despedían y se iban.

El Gran Comedor se estaba quedando desoladoramente vació, y, sin saber muy bien por qué, comencé a sentir un nudo en el estómago, como si tuviera ira o rabia o tristeza, todo acumulado, en mi interior, y pugnara por salir de alguna manera, pero no encontrara la válvula de escape.

—Pues, yo también me voy— dije, casi en un hilo de voz, frotándome la frente con la palma de la mano, y torciendo el gesto—. Espero que mañana se esclarezca un poco el asunto— añadí, aunque me sentía pesimista: dudaba que supiéramos alguna vez quién había provocado tal broma pesada.

Agité una mano en señal de despedida, y dije por encima de mi hombro:

—Nos vemos mañana. Cuidaos mucho— indique, sonriente.

Salí del Gran Comedor, y bajé las escaleras en dirección a las Mazmorras, preguntándome qué ambiente encontraría en la Sala Común después de lo sucedido durante la noche. 

Remus y tú os encontraís un par de horas tras lo sucedido, cuando todos duermen. El olor se ha desvanecido mucho, pero no podíais arreisgaros a hacerlo antes. Empezáis por el comedor, dónde el olor aún es fuerte. Los elfos han limpiado el suelo dónde la sangre cayó pero tú aún la ves claramente, recordando el charco alrededor de Sofía. Inspeccionais el lugar sin ver nada extraño, algun tipo de mecanismo tal vez. Eso os deja claro que lo han hecho con un conjuro. Lo que si notas es un leve olor a cobre. Tal vez la sangre estaba dentro de un caldero, sugiere Remus.

Salís del comedor pero los rastros que encontráis son a la sala dónde llevaron a Sofía, al baño de prefectos dónde fuisteis con Irina, a la enfermería dónde duerme Sofia y las salas comunes de hufflepuff y Gryffindor (rastros que ya habías notado al salir de ellas, tú porque ese rastro era tuyo - al parecer Diane no ha ido a la sala común - Y Remus lo ha cogido de Mia y Dean. Otro rastro os lleva hasta una torre, frente a una estatua. Sin embargo Remus te comunica que esa es la entrada de la sala coún de Ravenclaw -cosas que los prefectos saben- y debe ser de Brad que estaba hecho un desastre tras sacar a Sofia.

Lamentablemente no encontráis nada más. Quien sea que lo ha hecho ha sido muy precavido, y pese que vuestro olfato sea sensible al olor a sangre, no podéis hacer maravillas siendo humanos. La única pista, es el caldero de cobre.

Por el lado positivo, sois tan silenciosos toda la noche que nadie os encuentra.

Las profesoras os prometen que encontrarán al culpable e intentan sosegar a Sofia, pero tu hermana sólo llora y llora mientras tú la abrazas. La enfermera os lleva a la habitación de tu hermana y os deja a solas. Decides pasar la noche a su lado, por supuesto, no ibas a dejar a tu chocolatito así.

Ella, solloza toda la noche hasta que se duerme. 

Para cuándo llegas a la sala común el ambiente es mucho mejor de lo que habrías podido esperar dada la situaicón. O tal vez tal y cómo lo esperabas. No hay mucha gente, pero los que hay en su mayoría están riéndose de lo que le ha ocurrido a Sofia y comentando que "ojalá encuentren al que lo ha hecho, pero para chocarle los cinco" y cosas por el estilo.

Ves que tu hermano no está entre ellos, ni Zoe. Al llegar a tu habitación ves a Zoe ya poniéndose el pijama. PArece bastante contenta. Tal vez ni siquiera sabe qué ha ocurrido. Charlotte está escribiendo algunas cartas deduces. De las -idiotas- de Sophia y Sonja no hay ni rastro. Seguramente están en la sala común riéndose de la desgracia de la hermana de Diane.

- London! Qué rápido se ha acabado el baile que ya estáis de vuelta. - claramente no tiene ni idea de qué ha pasado, y Charlotte no se lo ha contado - Tu hermano ha sido un caballero toda la noche.  - Ves que Charlotte deja de escribir cuándo Zoe dice eso y te mira con expresión seria antes de cerrar los pergaminos e irse al baño, cogiéndo su albornoz por el camino. - Me ha dicho que le gustaría que fuésemos algun día a Hogsmade juntos. Te lo puedes creer? - se nota que es la primera vez que le pasa algo así, se la nota emocionada, excitada...inocente.

Despertáis ante un perfecto día de nieve navideña, excepto tal vez por que para algunos el recuerdo de lo acontecido ayer les hace ver manchas rojas en el impoluto paisaje blanco.

Para muchos eso se convierte en un nuedo en el estómago: A los pies de cada cama en el castillo hay un pequeño paquetito de galletas con una tarjetita que pone: FELIZ Y DULCE NAVIDAD Sofía y Diane Wolf. Seguramente las hermanas los prepararon juntas y las hicieron repartir antes de lo ocurrido. 

Hay un árbol de Navidad en la sala común. allí hay regalos para ti de tu familia: ropa, libros... También hay una nota de agradecimiento por la noche de ayer por parte de Yolanda, un paquete de bombones por parte de Flavia con formas...sugerentes, y un pequeño paquete sin remitente.

Hay un árbol de Navidad en la sala común. Allí hay regalos para ti de tu familia: ropa, libros... También hay un pequeño broche con forma de clave de Fa en un paquetito decorado con un lazo verde de Seda. En la nota pone "Feliz Navidad, Charlie". 

Hay un árbol de Navidad en la sala común. Allí hay regalos para todos de vuestras familias: ropa, libros... Irina también tiene un regalo de Remus, y Lily uno de James.

Hay un árbol de Navidad en la sala común. allí hay regalos para ti de tu familia: ropa, libros... También hay un regalo de Ellen. Cuándo lo abres ves que son unas zapatillas de estar por casa con forma de garras de lobo. En la nota dentro del paquete solo pone "RAAAAAAAAAAAW!".

Hay un árbol de Navidad en la sala común. Allí hay regalos para ti y tu hermano por parte de vuestro padre (o tal vez por parte de quién tu padre encargase que comprase algo). El tuyo es una bufanda de calidad excelente con tus iniciales en hilo plateado (o de plata, casi jurarías) y unos guantes a conjunto. También hay un par de libros de parte de tu hermano Charles, libros que le habías comentado en algun momento que te gustaría leer y un paquete enorme de chucherías.

Sonrío al ver los regalos, mejorando mi humor tras ver el de Sofía y Diane. Con lo buenas que son...¿Quién puede haber sido tan....hijo de puta?

Pruebo un delicioso pecho de chocolate relleno de frambuesa mientras leo la nota de Yolanda. Por mi parte he mandado Dos regalos a Flavia, Yolanda y Katherine. Uno son varias piezas de lencería de buena calidad, y variada, que Susana me ha dejado a buen precio, de la talla de cada una. Por las veces que me he quedado con las bragas, como premio, de todas ellas. Tengo una pequeña maleta con más de una docena. Y por las veces que se han roto por las prisas. El otro es una tarjeta con una foto mía guiñando y un mensaje "Vale por una noche de sexo". Es un regalo más de coña, pero que estaré encantado de dar.

No he mandado nada a Susana...sería meterla en un lío. Ya se lo daré en persona.

Abro el regalo sin remitente, intrigado.