Partida Rol por web

Seguí al prefecto sin decir nada, y cuando llegamos a la sala común me coloqué donde me decía. Era muy mandón, y quizás demasiado seco y borde, pero debido a la situación era normal. Lo que había pasado era muy grave y necesitaba saber qué había pasado exactamente. 

Miré a las chicas, esperando que hablasen. 

Viendo que Aelia no dice nada, o tal vez para irse a la cama cuánto antes, Anne empieza a hablar.

- Bueno... pues Dharma, Aelia, el chico de Hufflepuff y otra chica de su casa salimos a los jardines después de cenar. Tan sólo queríamos ver un rato las estrellas y estar fuera antes de ir a dormir. Vimos a alguienen una barca del lago y el chico de Hufflepuff, bueno, les molestó acercándose demasiado y sin sigilo alguno. De repente empezó a crecerle la nariz, pero no vi quién lo hizo. Aelia hice que se le encogiese y para entonces em di cuenta de que dos niños de Gryffindor habían salido y estaban con nosotros. Todo ocurrió muy rápido... Los chicos de la barca, Slytherin, y los Gryffindor empezaron a discutir sobre...sangre sucias. - dice bajando la voz con esa palabra - Pero en apenas un minuto ya se iban, los Slytherin. Yo pensaba que se había terminado, pero entonces el niño de Hufflepuff fue corriendo a darle un puñetazo al de Slytherin. Dharma y la niña de Gryffindor intentaron alcanzarle, pero no llegaron. Ahí ya no vi mucho más... Yo estaba aún en los jardines. Cuándo llegué a la entrada fue más o menos cuándo tú llegaste, prefecto...

Sonreí un poquito, risueña con la situación. -Pensaba que habías dicho que ahora mismo vendríais, por eso no me he ido a la cama, aunque eso de ahora mismo... En fin...- Dije, encogiéndome de hombros. Era lógico que no quisiera desobedecer la orden directa de un prefecto, por eso me había sorprendido que hubiera parecido extrañado del hecho que estuviéramos despiertos. Me caía bien aquél chico, pese a ser tan borde, tan pasota, y tan autoritario. Mandó a Brad fuera de nuestra conversación, tras lo que hice una mueca extraña. Teniendo en cuenta que le había contado, un poco por encima, lo que había pasado, no entendía por qué lo mandaba casi "a paseo". Era para tomárselo mal. -Tsk... Hasta luego Brad, lo siento- Dije, excusándome con él, parpadeando un par de veces. Miré a Dharma, que casi me taladraba con la mirada, y asentí mirando al prefecto, acomodándome en el sillón en el que estábamos -Pues mira, salimos unos cuantos, entre los que estaba Lion, a los jardines. Lion se entrometió en lo que hacían los de la barca, que eran dos Slytherin. Vi como la nariz de Lion crecía después de un estallido, y saqué la varita y lancé un reduccio, ya que era el contrahechizo de los síntomas que experimentaba Lion, o eso creía. Bueno, a decir verdad.- Dije, sonriendo ampliamente, encantada de haber acertado con el hechizo y haberlo sacado a la primera. -No sabía de ningún hechizo más que pudiera funcionar, así que me arriesgué e hice el hechizo. Funcionó, y la nariz de Lion volvió a ser normal. Pensé que ahí acabaría todo y me dirigí hacia el castillo, pero antes de entrar Zane pasó por mi lado, nos quedamos hablando y Lion fue a por él, con la intención de pegarle un puñetazo. Él actuó en defensa propia y le azuzó una serpiente, y aunque Lion le dio el puñetazo a Zane, la serpiente mordió a Lion en el brazo,. Después, cuando la serpiente iba a atacar a Dharma, Zane la hizo desaparecer. Y luego llegaste tú.- Cogí aire y suspiré, mirándome las uñas, con una sonrisa extraña. -Vaya, menuda lástima. Hacía una bonita noche. Oye Nathan.- Dije, de repente. -¿Cómo es que sabe tantos hechizos y nosotros sabemos tan pocos?- Sabía que no tenía mucho que ver con el tema, pero me preocupaba. Si quería defenderme, ¿qué podía hacer ante eso?

El prefecto no dijo nada ante ninguna de las dos explicaciones, pero parecía tomar nota mental de cada detalle.

- Se los habrán mostrado en su casa. - contestó ante la pregunta de Dharma. No parecía tener muchas ganas de hablar en ese momento. Al fin y al cabo, había caído en el la responsabilidad de hacer algo respecto al incidente.

- ¿Algo que añadir, alguna? Si no hay más que decir, tengo asuntos que resolver.

Sin decir ni una palabra más, ni un sórdido "buenas noches" hacia el grupo que estábamos, y sin esperar a que Nathan se levantara y nos dejara ahí, me levanté del sillón en el que estaba y me escabullí hacia las escaleras, no sin antes saludar a Brad con la mano y una sonrisita. Me metí en la habitación, llené la bebida de la gata, me lavé los dientes y me fui a dormir.

Escuché atentamente lo que dijeron que había pasado las dos chicas y asentí. -Lion no se acercó al lago con mala intención. Era una situación extraña, había unas cosas volando que parecían no ser luciérnagas, ¿otro hechizo, quizás? No es justo que ese niño utilice tanta magia, quiero decir, que no es justo que sepa tantos hechizos, porque yo por lo menos sólo me sé los dos que nos han mostrado en Transformaciones. ¿Quién en su sano juicio hace crecer la nariz de alguien sólo por no comprender qué está pasando? 

Además, ese chico de Slytherin comenzó a insultar a Mia sin ton ni son, cuando ella acababa de llegar. Tanto a ella como al otro chico que iba con ella. Es demasiado agresivo y dice cosas extrañas. Por la forma en la que lo decía parecía un insulto, pero ¿qué significa eso de "sangre sucia", prefecto? - pregunté realmente confundida, sin entender por qué mostraba tanto rechazo y rencor ese chaval hacia la chica, cuando se acababan de conocer hacía apenas dos días. 

Me sentía asustada y enfadada hacia la situación. Suspiré profundamente, aún preocupada por el estado de Lion y por lo que podía pasarle por haber agredido a ese niño, y cerré la boca mirando fijamente al prefecto con una mirada triste. Estaba segura de que eso sólo era el principio de un año... inolvidable. 

- ¿Injusto que otro niño sepa más que tú? ¿No querrá decir que tú debes estudiar más? - el comentario no era malicioso, pero sin duda era directo. Al fin y al cabo era el prefecto de Ravenclaw, casa de los inteligentes y estudiosos. Era normal que defendiese esa postura. - ¿Y le viste lanzar el hechizo, o sólo es una suposición? Es importante, y no me mientas. Y tu amigo, entendiera o no lo que ocurría, no debería haber ido a molestarle, tan sólo por educación. La reacción puede que fuera exagerado, pero tu amigo no está libre de culpa.

Suspira y niega con la cabeza ante lo de sangre sucia. 

- Ahora no tengo tiempo para eso. Es tarde y quiero zanjar este asunto. ¿Sabe tu compañera lo que quiere decir? - Anne asiente con la cabeza cuando el prefecto la mira - Ella te lo explica luego. 

-Hombre, - se explica.- hemos tenido dos días de clases. Se supone que tenemos que estar todos al mismo nivel y más estudiando lo que estudiamos. - Era una mentalidad un poco muggle, pero es con lo que me había encontrado durante toda la vida en los colegios a los que había asistido: la gente del mismo curso teníamos conocimientos similares, para ir a la par. Pero al ver las prisas del prefecto, cerré la boca al respecto, total, daba igual lo que dijese, estaba claro que ese chico no lo entendería. 

-Sí, estaba tratando de ponerme en medio para que Lion no le pegase cuando chilló esa palabra, y de su varita salió la serpiente que mordió a Lion en el brazo. Le soltó y yo me agaché al lado de Lion para ver si estaba bien, y cuando me di la vuelta estaba casi encima mío. El chico dijo otro encantamiento y la hizo desaparecer. 

Sé que no está bien lo que ha hecho Lion y que es una falta de educación por su parte, pero lo que ha hecho ese chico no es para nada normal. No es como en el colegio que estaba antes, que se peleaban y podían acabar con un labio roto o con una rodilla pelada, ese chico le ha hecho daño de verdad, ¿no viste qué blanco que estaba?

Asentí a que me explicase lo de la sangre sucia Anne. -Que tengas una buena noche.- le dije con educación al chico mayor y miré a Anne esperando su explicación. 

- Me refería a lo de la nariz. Has dicho "¿Quién en su sano juicio hace crecer la nariz de alguien sólo por no comprender qué está pasando?" El serpensortia ya me ha quedado claro que es cosa suya, ahora quiero ver quién es el culpable del Engorgio...

- Estaba muy oscuro - interviene Anne - Tan sólo se vio un pequeño destello en la cara de Lion y la naiz empezó a crecerle. Ni tan siquiera podríamos haber visto la varita del chico, estaban lejos.

El prefecto asiente, os da las buenas noches y sale de la sala común, tal vez a buscar a los otros prefectos. Anne te mira y te indica si quieres ir a la habitación.

- Sobre lo de sangre sucia... Es un insulto muy feo. Quiere decir que tu sangre está sucia porque eres hijo de muggles, gente no mágica. Sólo los más tontos utilizan esa palabra... Y se llaman a si mismos sangre limpia cuándo en su familia siempre han sido magos.

Asentí a las palabras de Anne, estando de acuerdo. Yo pensaba que había sido él porque la niña con la que estaba comenzó a reír como una histérica en cuanto le empezó a crecer la nariz a Lion, pero no lo sabía a ciencia cierta. Seguro que se había hecho el machito delante de la niña, para hacerse el interesante. 

Cuando se marchó, seguí al prefecto con la mirada. No me gustaba lo borde y seco que era, pero esperaba que contase las cosas tal y como pasaron y que castigasen como es debido al niño de Slytherin. Asiento al gesto de Anne y la sigo mientras me explica lo de la sangre sucia. Entonces me quedo más confundida aún, sin entender qué tiene que ver que tus padres sean o dejen de ser mago con que tú lo seas, cuando si eres mago es por algo.

-Pues sigo sin entenderlo. - dije con un tono de preocupación. ¿Qué clase de gente eran estos magos, que incluso odiaban a otros magos simplemente por su ascendencia? ¿Serán todos los de esa casa de color negro igual de idiotas que ese niño? - Esto es una tontería muy grande. ¿Qué hará si Mia saca mejores notas que él, teniendo padres muggles? Es que entiendo que tiene que ver una cosa con la otra... - dejé que Anne notase mi confusión interna. 

Me levanté, a eso de las 7:30, ya que me había ido a dormir poco después del toque de queda. Entre que me duché y me lavé los dientes, me cambié la ropa, me lavé la cara, me vestí, me peiné, le puse de beber a Shiva (que por cierto, seguía sin aparecer, debía estar pasándoselo en grande por todos los recovecos del castillo, con lo que le gustaba a ella explorar), le puse un poco de comer a la gata y rellené los bebederos de las otras mascotas, en caso de que los dueños se hubiesen olvidado, se me hicieron las ocho menos cinco. Me desperecé con mucha tranquilidad, cogí la varita, la guardé en uno de los bolsillos, saqué el libro de defensa contra las artes oscuras y el de astronomía (si lo había), y bajé a la sala común. Apenas me entretuve para ver si había gente o no, y bajé hacia el Gran Comedor, a disfrutar de un buen desayuno.

La conversación con Anne no fue mucho más allá. Cuando llegamos a la habitación bajamos la voz ya que las demás ya estaban dormidas. Fui al baño a lavarme los dientes y cambiarme al pijama, le puse pienso y agua a Auri, que ya me estaba esperando acurrucada en la almohada. Me abracé a ella, acurrucándome a su lado y entre caricias me quedé dormida.

Había tardado bastante en dormirme y dormí hasta eso de las 8 menos cuarto. Cuando me levanté el agua de Auri volvía a estar llena, así que sólo le puse un poco más de pienso y la dejé en la cama, tapada con la manta, para que siguiese durmiendo tranquila sin que nadie la molestase. Además, sabía que le encantaba dormir debajo de las mantas. 

Me levanté con una presión en el pecho, como un agobio del que no me podía deshacer. Saludé a las chicas que estaban despiertas y fui al baño a asearme. Me duché, lavé los dientes, vestí y me acordé de regar la florecilla que me había regalado Lion la mañana anterior. La verdad es que me gustaba mucho ese regalo. Me parecía muy... especial. Estaba cogiéndole cariño al chico a pesar del poco tiempo que llevábamos conociéndonos. Era tan dulce y me sentía muy cómoda en su compañía que imaginaba que esta amistad duraría mucho tiempo. 

Por unos momentos, la preocupación con la que me había levantado había quedado enterrada entre la sensación de cariño que me producía cuidar de la plantita. Le acaricié los pétalos con suavidad, admirando su belleza, pero cuando paré y me encaminé hacia la sala común volvió la angustia que sentía en el pecho. 

Antes de salir de la habitación me acordé de coger el libro de Herbología y el de Pociones, para no tener que volver demasiado pronto y poder estudiar por ahí después de ir a ver a Lion a la enfermería. Fui a la sala común y salí hacia el Gran Comedor. 

Cómo era de esperar la sala está desierta por completo, al igual que los pasillos que has recorrido de camino. Todo el mundo está cenando en estos instantes.

Aproveché para abrir el libro de Defensa contra las artes oscuras y lo puse encima de la mesa, tras subir a rellenar los cuencos de agua de todos los animales en un instante. Suspiré y abrí el libro por el primer hechizo. -Veamos...- Dije, encogiéndome de hombros. Si hubiera estado aquél prefecto de Ravenclaw, habría podido pedirle que me echara una mano, pero tampoco quería agobiarlo. Si había algo que no soportaba era que me llamaran pesada.

El primer hechizo de defensa contra las artes oscuras es, irónicamente, un hechizo aturdidor que podría considerarse ofensivo. El hchizo se llama Flipendo y sirve para aturdir seres vivos o empujar objetos inanimados. 

Las instrucciones son suficientemente claras en el libro cómo para que puedas intentarlo por ti misma.

Saqué la varita del bolsillo del pantalón y enarqué un poco las cejas. ¿Qué había que podía empujar que no se rompiera con facilidad? La mesa misma me servía, supuse, ya que estaba vacía, a excepción del libro que había colocado. Mi expresión se ensombreció un poco al momento de tirar el hechizo. -Flipendo.- Murmuré. Cual fue mi sorpresa al ver que la mesa se había movido a la primera. ¡No me había equivocado! Decidí repetir el hechizo un par de veces más, colocándome al lado contrario de la mesa para intentar devolverla a su lugar. -Flipendo.- Dije, y no sucedió nada. Como con los otros hechizos que no conocía. Me encogí de hombros, no todo sale siempre a la primera. -Flipendo.- Repetí, con calma, apuntando de nuevo hacia la mesa. Acto seguido, bostecé, tapándome la boca con la mano libre, pese a no haber nadie, en un gesto de educación inútil puesto que estaba completamente sola.

Quería ver cuantos hechizos podía encadenar seguidos. Había leído en un libro de papá, cuando era pequeña, sobre un libro de un mago que cuando hacía hechizos quedaba muy cansado, y eso a mí no me había pasado, así que puse la mesa en el centro de la mesa y comencé a lanzarle hechizos. Parecía que me salía, pero una vez de las seis que lo lancé no funcionó. ¿Por qué? Fui a probar otra vez, convencida de que poco a poco le pillaría el truco.

Parece que el hechizo se te da bien, empujando de manera controlada la mesa de un lado a otro. Sin embargo en cierto momento tu concentración parece haber fallado. Tal vez mientras pensabas en otra cosa al lanzar el conjuro o tal vez un extra de confianza. Sea como fuere la mesa sale disparada en tu dirección, dando una voltereta, en lugar de ser empujada al lado contrario, y si no eres rápida te golpeará.