Partida Rol por web

La Casa de las Rarezas

Capítulo 1 - Un nuevo comienzo

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25/08/2019, 19:12
Director

En ese momento, el cuarteto que faltaba por reunirse baja por las escaleras. Hiparchia, Peara e Inara, ya visiblemente mejor, tras darse un baño relajante y cambiarse de ropa. Un poco por detrás de ellas desciende Fantina, con el mismo vestido y el cabello recogido. Se ha puesto encima una capa con la que se envuelve, disimulando sus atrevidos ropajes y pudiendo pasar por una dama más. 

En el salón espera la totalidad de los nuevos reclutas con una notable excepción: Cael di Venture. Pero como ya os han advertido, no parece que el bueno de Cael vaya a reunirse con vosotros por ahora. Edirian aplaude y hace una reverencia a las damas, con una amplia sonrisa, y se vuelve hacia el grupo.

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25/08/2019, 19:18
Edirian

- Bueno, basta de temores y discursos, ¡vamos de cena! - dice el muchacho con una voz agradable y simpática-. Nuestro destino, unos tugurios atestados de gente no muy lejos de aquí, al otro lado del río. El menú consistirá en las tapas que os apetezcan acompañados de las copas que queráis. ¡En marcha, damas y caballeros! 

La verdad es que Edirian tiene algo que hace que caiga bien. Os cuesta incluso cuando se burla o se enfrenta a alguien tomar su tono como algo desagradable. La forma en la que se expresa siempre le da un carácter amistoso. Es de esas personas que consiguen caer bien sin mucho esfuerzo.

Dicho y hecho, el joven avanza hacia la salida, y el grupo comienza a acompañarle hacia los bares de Duriel.

Notas de juego

Esta escena queda en pausa por unos cuantos turnos. Continúa en: 

Interludio 1 - La noche de Duriel. 

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11/09/2019, 20:50
Director

La cena en los locales de Duriel fue muy peculiar. La fiesta, quizás más. Fue una noche de primeros contactos, o quizás de contactos a fondo. La mayoría ni siquiera tenéis clara vuestra habitación cuando volvéis a la casa a descansar.

Al final el amanecer llega a todos por igual. Y da igual donde hayáis dormido, como ni con quien, todos os encontráis mientras el sol de mediodía golpea el cielo en el salón de la casa.  Alguien ha preparado el desayuno: hay café caliente, infusiones preparadas, y veis que han traído unos roscos de crema que ocupan media la barra, habrá cuarenta de esos pequeños roscos.

En la sala estáis todos los miembros, exceptuando a Fantina e Yria. Edirian parece medio dormilado sobre una silla, con los pies elevados sobre una banqueta: es visible que el muchacho fue de los últimos en retirarse a la mansión. A su lado, Corlas está dibujando en una libreta con carboncillo, concentrado. El gigante no lleva su espada, pero es tal su envergadura que sigue resultando terrorífico, incluso allí encogido pintando.

Tras la barra, la abogada de la casa se sirve un café en una taza y se come un bollo.

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11/09/2019, 20:51
Finnaes di Bassid

- ¿Una noche entretenida? – pregunta Finnaes, observando las expresiones cansadas de algunos de los miembros.

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11/09/2019, 20:51
Edirian

- Uhmmmmssms – gruñe Edirian-. Me duele la vida. Pero si.

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11/09/2019, 20:52
Finnaes di Bassid

- Bueno, creo que hoy debemos ponernos en marcha cuanto antes – comenta Finnaes-. En mi opinión, no podéis seguir retrasando la elección del comandante en funciones. Cuanto antes solucionemos ese asunto, mejor. Por otro lado os he conseguido una cita con la casa Doriar… Ha sido un duro esfuerzo pero están dispuestos a reunirse con vosotros… En concreto recibirán al comandante y los capitanes, los Doriar no tratarán con quien no sea un oficial. Recordad que los Doriar son los mecenas de la casa, pero temo que el duque y su hijo estuvieran presentes durante el suceso en la casa. No lo sé, hace mucho que no sé nada de ellos. Nos recibirán de tarde para tomar un té.

Asiente masticando el bollo. Se nota que lo disfruta, tragando a gusto.

- También deberíais pensar si hay que recontratar al servicio. La mayoría trabajaban en las eterías. Los necesitaréis o la casa acabará siendo un desastre. Les di de baja mientras se arreglaba la situación, pero habría que aparentar la mayor normalidad posible.

Luego mira unos papeles que tiene allí mismo apuntados, negando.

- Eso es todo lo que tengo para hoy, pero acepto sugerencias.

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11/09/2019, 23:26
Viero

- Yo pienso que deberíamos presentarnos formalmente, y compartir nuestras habilidades y experiencias aquí, rápidamente. Algo muy sencillo, pero que será de utilidad para elegir al comandante y generales. Realmente no quisiera elegir a cualquiera solo porque si... además me gustaría saber que esperar de cada quien en un momento crítico.

Tomó una taza de café y un par de roscos de crema. Tenía hambre.

- Y que el que quiera la posición lo diga de una buena vez, así quien no quiera tomar el cargo queda por fuera de la elección. Pero primero, me gustaría que Finnaes nos dijera cuales son las responsabilidades y poderes que tiene un comandante y un general antes de elegir.

- Por mi parte me gustaría que la amiga del joven fuese la comandante - dijo dirigiendo la mirada a Edirian - esa mujer no se anda con rodeos jaja.

Entonces empezó a pasearse por la mesa de botanas y cogió otra taza de café, ya habia acabado la primera.

 

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12/09/2019, 18:05
Gavilano

Un sonido extraño, como una especie de profundo ronroneo, demostró a todas luces que Gavilano, aunque podría haber llegado a parecerlo, no estaba dormido y había escuchado la intervención de Finnaes. El joven abrió los ojos, tomó su café y prácticamente vació la taza en un largo trago que precedió a un suspiro. Sólo entonces alzó la mirada hacia Finnaes, una mirada limpia, aunque algo cansada.

-Comenzando por el final… -Comenzó a decir, pero al darse cuenta de que su voz se escuchaba extrañamente cavernosa se aclaró la garganta y continuó hablando, ya con su tono habitual. –Supongo que es necesario recuperar al servicio, sí. Ya vamos a ser llamar bastante la atención sin ayuda, comportarnos de forma relativamente normal ayudará. Y nos ayudará a vivir en una casa limpia, también, claro. Finnaes, si pudieras encargarte, te estaríamos bastante agradecidos.

Luego, miró a Vieiro, que acababa de hablar momentos antes, y al ver el ritmo al que parecían estar desapareciendo los roscos, se acercó a ellos para dar cuenta de uno.

-Conocernos un poco… -Siguió, pero se detuvo, sonriendo con picardía mientras recordaba la noche pasada. –Un poco más, es decir, nos vendrá bien. Pero Vieiro, recuerda que las palabras son sólo palabras, y acostumbran a estar plagadas de convenientes mentiras. No vas a saber qué esperar de cada uno hasta que lo veas por ti mismo. Los actos son más honrados que las palabras.

-Lo que no quita que no tengamos otra herramienta ahora mismo. Así que tendremos que hablar. –Mordió el rosco, distraído, sin prestarle atención, pero se detuvo casi de inmediato, y tragó. –Oye, esto está muy bueno. –Añadió, para nadie en particular, mientras caminaba alrededor de la mesa.

-De todas formas, y ya que lo dices… -Miró a Vieiro, pero sus ojos se deslizaron hasta Corlas y Edirian. -¿Dónde está Yria? ¿Y alguien ha visto a Fantina? Podemos empezar, pero no deberíamos dejarlas al margen de esto.

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12/09/2019, 20:54
Peara de Valdebrian

 Peara se encontraba acovachada en una punta de la mesa, agarrándose la cabeza mientras tomaba un simple vaso de agua con un trozo de pan. Desayuno austero y banal comparado con el deleitoso banquete de pulpo que se hizo la noche anterior. Se la notaba un poco ofuscada por la luz del día y el ruido, lo cual podría atribuirsele al vino blanco que acompañó al pulpo.

 Aún así, la académica mujer tenía un par de cosas que decir en aquella conversación.

- Creo que la mejor forma de que este proceso se vaya acelerando sin necesariamente excluir a las que no están presentes... es que vayamos diciendo quienes creemos que pueden ser buenos candidatos según lo que hemos visto de los demás por este tiempo. De esa forma, ya tendremos una idea de quienes son los que están en la mira para ser elegidos; y estas personas podrán expresar si están interesadas o no en ocupar ese puesto...

 Le da un traguito al vaso de agua, asqueándose al recordar la gula con la que se comprotó anoche. No propia de una dama, por supuesto. Pero después de un día como el de ayer, podía perdonarse un poco de desfachatez.

- En cuanto a lo del servicio, sería sensato recuperarlos. No les veo cualidades de mayordomía a muchos de los presentes, de ser sincera...

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13/09/2019, 00:31
Vairan
Sólo para el director

Me sentía decepcionado, frustrado, enfadado y engañado ante toda aquella situación. Tanta verborrea y discursos tan rimbombantes como inútiles me había levantado dolor de cabeza y lo único que deseaba era alejarme de allí, aunque sólo fuera por esa noche. Necesitaba meditar, pensar con detenimiento en la situación en la que me había embarcado y buscar la manera de salir lo más airoso de ella.

Mientras el resto se alejaba del salón como perros famélicos husmeando por los callejones, yo preferí quedarme unos instantes más sentado cómodamente y aprovechar para beber un buen vino ya que hacía mucho tiempo que no probaba un buen tinto. A pesar de no haberme quedado solo, por lo menos mi compañía era silenciosa e incluso tierna. El hombretón se puso a dibujar tranquilamente dejándome, de esa forma, la tranquilidad necesaria para pensar.

El porqué me sentía tan decaído, desengañado e incluso traicionado era una pregunta para la cual ni yo mismo tenía una respuesta clara. Me empezaba a plantear si haber aceptado la propuesta de Shelis había sido una buena idea, quizás no la había meditado con suficiente calma y me había lanzado, llevado por el odio y la sed de venganza, a aceptarla con demasiada facilidad. O tal vez simplemente había interpretado mal sus palabras y no se había tratado de ningún engaño.

Intenté repasar la conversación de la noche anterior, pero tenía que reconocer que había ciertas lagunas en mis recuerdos. Había dado por hecho que ella me había ofrecido directamente el puesto de comandante y, que yo recordara, en ningún momento me había dicho que había que pasar un proceso de elección. ¿O acaso me había dejado embaucar con demasiada facilidad por las artimañas y la belleza de la mujer?

Bufé enfadado conmigo mismo por haber sido tan idiota. Había llegado altivo y lleno de confianza a la Casa de las Rarezas creyendo que, nada más que enseñara el papel, me iba a encontrar con que era el nuevo comandante de la Casa. En cambio con lo que me había topado había sido con un grupo del todo dispar, y para mi gusto demasiado numeroso, con las mismas pretensiones que yo. Aquello había sido un golpe muy duro para mi ego y, sobre todo, para mis planes de venganza.

Ahora me veía en la disyuntiva de continuar o, por el contrario, coger la puerta y desaparecer por las callejuelas de la ciudad, aunque sabía que en el fondo la segunda opción no era viable, había presentado un documento que me obligaba a permanecer allí y no me quedaba más remedio que seguir adelante. No iba a ser comandante, eso lo tenía muy claro sobre todo viendo la aptitud de muchos de aquellos pretendientes. Mucho discurso bonito, mucha arenga de camaradería y estupideces varias pero en el fondo a todos les movía la ambición o, seguramente, la venganza, aunque dudaba que fuera el mismo tipo de venganza que me movía a mí.

Mis pensamientos en esos momentos eran demasiado oscuros, demasiado deprimentes como para poder ver con claridad. Tenía que replantearme todo el asunto, darle un nuevo enfoque que me permitiera llevar adelante mis planes. Tal vez el pasar desapercibido me iba a reportar más beneficios que ser el reconocido comandante de la Casa de las Rarezas, quizás al final no optar al puesto era lo mejor que me podía pasar.

Pero el hilo de mis pensamientos se vio interrumpido por el grito de una mujer. Me levanté como un resorte de mi asiento dispuesto a ver qué estaba sucediendo, pero el gigantón del cual me había olvidado, me hizo una seña para que no me moviera de allí. Me encogí de hombros y volví a sentarme, al fin y al cabo todos los perritos habían salido en manada y seguramente, en esos momentos, estarían corriendo con la lengua fuera dispuestos a salvar a una dama en apuros. ¿Era poco cortés por mi parte? Pudiera ser, pero mi caballerosidad con las damas buscaba siempre su premio y mucho me temía que en esa ocasión no lo iba a recibir.

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13/09/2019, 00:32
Vairan

No pasó mucho tiempo en que vi aparecer a unos cuantos de nuevo en el salón. La tranquilidad se había esfumado y sólo la visión de las llaves me hizo esbozar una sonrisa.

Escuché, como siempre, en silencio lo que se decía, dándome cuenta que la mayoría ya había elegido su habitación. Quizás yo debería hacer lo mismo y tomar posesión de mis nuevos aposentos, así podría dejar mi bolsa antes de irme por la ciudad para… bueno, quería ver a algunos viejos amigos con los que necesitaba contactar y viendo que la mayoría ni siquiera se habían fijado en mí, quizás pudiera escaquearme sin tener que dar explicaciones de esa reunión social que estaban montando. Sabía que esa cena sería una oportunidad para conocer a mis futuros compañeros, pero hasta el momento había tenido bastante tiempo para observarlos, y escucharlos, para hacerme una vaga idea de qué pie cojeaba cada uno, o por lo menos la mayoría de ellos.

Desde la grandilocuencia del tal Gavilano, hasta la seriedad y eficacia del viejo militar di Talan, el entusiasmo del joven Edirian o el silencio de mi mudo acompañante anterior, todos y cada uno de ellos me habían dado una imagen aproximada de su forma de ser, aunque sabía que todo el mundo escondía profundamente sus más oscuros secretos. Quizás las mujeres eran las que aún no se habían mostrado plenamente pero eso tampoco era tan raro. ¿Cuándo las mujeres habían sido diáfanas en sus sentimientos o en su forma de ser?

Me mantuve sentado mientras el resto salía por la puerta. Ninguno se fijó en mí tal y como yo esperaba y las risas y conversaciones poco a poco se fueron diluyendo en el vacío de la casa. Aproveché esos momentos de soledad para buscar el que sería mi nuevo cuarto, dejé mi bolsa y salí de allí. Tenía asuntos que tratar en la ciudad y una cama caliente al lado de una guapa joven que había conocido hacía un par de meses.

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13/09/2019, 00:33
Vairan

El amanecer me encontró en una cama tan caliente como el juvenil cuerpo que tenía al lado. A pesar de todo tenía que reconocer que la vida era bella y que, por el momento, me estaba sonriendo. Me estaba desperezando cuando recordé que debía presentarme en la Casa de las Rarezas pues ya era un miembro de pleno derecho. Me fastidiaba tener que abandonar tan dulce compañía pero tenía un maldito papel que me marcaba una serie de obligaciones que, por muy tediosas que me parecieran, no me quedaba más remedio que cumplir.

Así que, me levanté, me aseé y me vestí antes de despedirme de la joven con un beso en la mejilla y una rápida caricia en su cuerpo desnudo. La muchacha ni se inmutó y yo me fui de allí en silencio y con la promesa de otro encuentro como aquel más pronto que tarde.

Las calles de la ciudad ya empezaban a vibrar de vida cuando llegué al salón de la casa. La mayoría ya se encontraba allí y, por su aspecto, estaba claro que la noche anterior había sido muy intensa. Saludé de manera general con un movimiento de cabeza y me fui a servir un café que fui saboreando mientras me sentaba en el mismo sillón que había ocupado el día anterior.

Había llegado el momento de la verdad, Finnaes había lanzado el hueso y todos los perritos estaban corriendo como locos, meneando su cola, para atraparlo. Por mi parte sabía que partía con desventaja, mucha desventaja si era sincero conmigo mismo, al fin y al cabo nadie me conocía, nadie se había dignado dirigirme la palabra, algo que yo también había fomentado todo había que decirlo y ni siquiera había lanzado uno de esos discursos de verborrea florida que tanto gustaban por ahí, así que sólo me quedaba ver cómo los cuchillos salían disparados yendo a clavarse a distintas espaldas. Había tomado una decisión que me parecía más acertada que la oferta que me había lanzado Shelis.

Me repantingué en el sillón saboreando el café mientras el resto hablaba y daba su opinión sobre lo que debían hacer para elegir al próximo comandante.

Para mí todos sois unos extraños y guiarme de las apariencias nunca me ha dado resultado —dije tranquilamente—. Muchos de vosotros habéis tenido el placer de fraternizar unos con otros en una noche que, espero de corazón, haya sido muy productiva —por mucho que me lo propusiera, era incapaz de abandonar el tono irónico tan inherente a mí—. Por lo que tengo que reconocer que parto con mucha desventaja —mis ojos se iluminaron con un toque cargado de picardía y malicia antes de continuar—. Sólo quisiera decir que tan válida sería una votación entre desconocidos como nombrar comandante a quien saque la varita más larga —le di otro sorbo al café sin dejar de observar al resto por encima de la taza—. No descarten a la ligera mi propuesta, al fin y al cabo es tan válido como decidir por una simple apariencia.

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13/09/2019, 01:11
Viero

Viero notó la opinión del joven, lo recordaba del día anterior, poco antes de entrar a la casa había llegado junto al espectro. En el momento en que lo vió, juzgó por su compañía... personajes como Eikon eran particularmente comunes en el Triángulo, y por lo general resultaban ser criaturas de cuidado, así mismo, Viero decidió ir por el camino seguro y no acercarse al duo la vez pasada.

Cuando Vairan dió su punto de vista, Viero lo señaló y vió a los demás con una expresión de asombro y complicidad.

- ¡El si entiende! - entonces vió a Vairan - ¿donde te habias metido todo este tiempo? ¿Eh? Necesitaba validación, ¡hombre!.

Entonces, con una sonrisa burlona, tomó otro rosco de crema.

- No se en absoluto como es la estructura jerarquica aquí. Pero en cierta organización a la que pertenecí, el capitán, cabeza de toda la organización tenía siete individuos bajo su mando, cada uno con habilidades diferentes, y cada uno de ellos tenía un guardaespaldas. - entonces hizo una ligera mueca al saber que podría alargar su explicación si no escogía bien sus palabras - pienso que el Comandante debería ser aquel que tenga mayor conocimiento de la organización, es decir, La Casa de las Rarezas, y los capitanes deberían llenar cada uno una posición fundamental: social, militar y tecnológica.

- Así abarcamos más terreno de forma práctica, sigo pensando que si hay una persona indicada para el cargo de comandante... es Finnaes. Y si no se te da este tipo de cosas, al menos escogelo tú - dijo dirigiendose a la letrada.

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15/09/2019, 12:13
Cael di Venture

A diferencia de algunos, Cael durmió en su propia casa así que, a la mañana, estaba fresco como una rosa.

Se había levantado a primera hora como cada día, una costumbre que aprendió de su familia; Después siguió una rutina que repetía nada más levantarse desde que tenía uso de razón: Lo primero era asearse tranquilamente, sin prisa, disfrutando del calor del agua mientras se dejaba llevar por sus pensamientos; Lo siguiente era acicalarse, afeitar con una cuchilla su barba para que tuviera un aspecto cuidado, teniendo especial en cuenta de que todos los lados quedaran simétricos en su cara; Por último, se había vestido con un traje hecho a medida oscuro, un toque elegante que le gustaba llevar, coronando con el anillo que llevaba siempre en el dedo anular de la diestra con el escudo de la Casa Venture grabado.

Cuando estuvo preparado bajó al gran comedor para desayunar con sus hermanos, continuando las charlas del día anterior y recordándole algunas cosas pendientes que no podía posponer más. Hoy sería “el gran día”.

 

 

Cael llegó tarde, o bueno, el último del grupo teniendo en cuenta que no habían acordado una hora de quedada en general, usando la copia de la llave que él mismo había hecho. No esperaba ver a todos reunidos en el salón, aunque el aroma del café recién hecho le hacía intuir que era una especie de reunión mañanera.

- Buenos días.- Con un saludo general, observó a todos con especial gracia al ver el estado que llevaban algunos por la noche. No hacía falta preguntar cómo les había ido, se denotaba por el pesado caminar y las ganas de una cama que tenían.

Escuchó sin demasiado interés la orden del día, algo que ya había dejado claro cuando comenzó toda la andanza y que, claramente, partía en una base de desventaja. Ya dejó claro que no tenía ninguna intención de liderar al grupo, tampoco buscaba coronarse con un título, y si iban a guiarse por lo sucedido en la noche Cael sobraba en la ecuación.

- Ya hice mis recomendaciones ayer. Mientras el que lidere tenga los pies en el suelo, me conformo.- Se encogió de hombros, restándole importancia.- En cualquier caso, mientras ustedes deciden me gustaría echar un vistazo a la Casa, que al irnos a hacer las copias la señorita Iridar y yo no pude conocer más allá de este salón.- Una rápida mirada a Esla para confirmar sus palabras. Después de conocerse, se había ido a hacer las copias y durmió en su propia casa, así que no había tenido tiempo de inspeccionar el lugar por puro cotilleo.- Si me disculpan…- Se separó del grupo con las manos en los bolsillos pero, al dar un par de pasos, se giró hacia Finnaes.- Señorita, se me olvidaba, no se vaya todavía. Hay algo que me gustaría comentarle más tarde.- Antes de volver a seguir su camino dedicó una última mirada a Esla, esta vez más larga, terminando en una sonrisa y un giro, perdiéndose de vista por uno de los pasillos.

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15/09/2019, 14:06
Esla d'Iridar

Esla observaba la escena con cierta incredulidad. Estaba cansada tras la noche anterior, pero se había arreglado lo suficiente para que no se hiciera evidente. Se habían reunido para decidir los cual sería la jerarquía inicial en la casa que a modo de sorpresa habían heredado, y hasta el momento la mayoría parecían más inclinados a borrarse que a pelear por el liderazgo. Faltaban aún algunas voces por hablar, pero no podía negar estar sorprendida.  

-Voy a tener que ser una voz discordante en esta conversación, pero creo que no le estamos dando la seriedad que merece a esta decisión. Ya en principio quien salga designado comandante, y los capitanes, serán los encargados de tratar con el resto de casas de la ciudad en una situación muy poco halagüeña. En este momento quienes elijamos tendrán en sus manos el futuro de esta casa, y ese futuro se va a decidir en bastante poco tiempo - miró seriamente a todos sus compañeros, quería que entendiesen bien lo importante que ella sentía esa elección - No debemos dejar que sea el azar quien elija - miró hacia Vairan - y si no entendí mal a nuestra letrada, ella no es parte de la casa por lo que no puede ocupar ninguno de estos cargos ni tomar esa decisión - buscó la confirmación de Finnaes, recordaba que el día antes habían estado a punto de embargar las propiedades de la casa por haberse extinguido hasta que ellos aparecieron - Aunque pudiese participar, y con todo el respeto del mundo, creo que no es de recibo que deleguemos en otros nuestra primera gran decisión como casa de la guerra de Duriel. Es nuestra responsabilidad y no debemos eludirla. 

-Creo que la mayoría ya lo habréis imaginado, pero me gustaría ofrecerme para el cargo. La mayoría nos conocimos ayer, pero creo que como dijo el compañero Viero es importante que digamos lo que creemos que podemos aportar. Por supuesto será necesario un cierto nivel de confianza en nuestra honestidad - miró a Gavilano - pero confío en que para todos los presentes este es un momento lo suficientemente importante para dar lo mejor de nosotros mismos - se detuvo entonces un momento para coger aire - Soy Esla, de la casa D'Iridar. Mi origen noble abrirá algunas puertas que otros quizá no hiciesen. En concreto mi apellido carga bastante historia en esta ciudad. Generará simpatías en algunas personas, pero también desconfianza en otras - no quería mentirles, su candidatura no solo traería cosas positivas - Se como moverme en la corte, es algo que aprendí desde niña, y por supuesto se como desenvolverme en una pelea. No me veréis rehuyendo un duelo o la primera linea cuando nos veamos en un conflicto, pero tampoco lo buscaré cuando sea innecesario. Muchos aquí traemos bagajes muy diferentes y habilidades diferentes, y no será fácil tomar la decisión de quien debe ser la persona al mando de la casa, pero creo que visitar las diferentes casas y combatir son situaciones que difícilmente podrá evitar quien acabe siendo comandante.

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15/09/2019, 18:03
Hiparchia de Menas

Cuando Hiparchia habló, más de uno dio un respingo, pues hasta entonces se había mimetizado con el mobiliario de tal manera que había resultado del todo invisible para los demás. No es que fuera cosa de brujería, sino de falta de atención. Hiparchia había permanecido todo el rato recostada en una de las butacas del fondo, absorta en la lectura de uno de los libros que cargaba el día anterior. En la mesita de cristal donde apoyaba sus pies había un batido de un poco apetecible color marrón, estaba medio lleno. O medio vacío, según el estado de animo de quién lo observase. 

Sin duda había sido una de las más madrugadoras, pero no había abierto la boca en toda la mañana. Quizá por que estuviera muy centrada en su lectura, quizá porque había decidido que no hubiera válido el esfuerzo hacerlo. De todas formas, lo cierto es que ahora sí que habló. 

- No echéis en saco roto la propuesta del joven Vairan. -seguia sin apartar los ojos de las letras impresas en las antiguas páginas de papel. A menudo el poder acaba recayendo en aquellos que lo buscan con más anhelo, y no los más aptos para el cargo. A menudo aquellos que llegan al poder lo hacen precisamente por su falta de escrúpulos, su falta de lealtad hacia el bien mayor. Quitándose de en medio a los buenos, los mediocres a menudo llegan a la cima no por méritos propios, sino por una suerte de maniobras de dudosa ética y carambolas varias del destino. Así que no desestimeis al azar, pues a menudo es el más justo de los sistemas de gobierno.

 

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15/09/2019, 22:33
Inara

Bajé de la habitación bastante risueña y alegre musitando una canción pirata y jugando con una manzana. - Sí que madrugáis... - Me encontré a toda la gente levantada, por supuesto, estaba Hiparchia que se encontraba leyendo algo en una butaca apartada, no quise molestarla pues la vi bastante concentrada, así que, me dirigí a la mesa - Oh, vaya... y éste manjar? - todo un desayuno de verdad, cual noble, había de todo, por un instante no supe qué escoger, así que, me dediqué a mirar a los demás por si me estaban gastando alguna broma, no fuera que el propietario de semejante desayuno estuviera allí y lo hubiera dejado a la vista con la sola intención de manifestar su poder, sin embargo vi que nadie parecía molestarle que yo cogiera, así que, a la manzana que llevaba le añadí dos roscos de crema y un café caliente - hmmmm hacía tiempo que no probaba uno de éstos.

Vi a Peara un tanto perjudicada, quizás la noche había sido demasiado intensa para ella, supuse que quizás hubiera bebido más de lo que estaba acostumbrada - Peara, Peara... si quieres te puedo preparar algo para aliviarte esos efectos - Fui a la cocina a buscar cosas de primera necesidad como eran miel, limón y añadí unas gotas de aguardiente de mi pequeña petaca, bueno unas gotas más, quizás había echado pocas de primeras y volví toda animada con una taza y la idea de poder ayudar a la joven maga a paliar su estado - Toma, te vendrá bien.

Empecé a escuchar los razonamientos de Varian, Viero, Gavilano, Cael y Esla acerca de quién debería de gobernar la casa, me imaginé un barco y a todos esos pretendientes aspirar por el puesto de capitán y no pude más que soltar una carcajada si bien con la boca llena casi me empapizo - jjajajajapuaff cof, cof, cof - tras unos golpes en el pecho conseguí recuperar de nuevo el aliento, a tiempo para escuchar el argumento de Hiparchía sobre el azar.

¿El anterior comandante era noble? - Curiosidad, si había sido noble no habría mas que aceptar que la sangre mandaba aquí y allá, pero y si no lo fuera, eh? - No confío mucho en las herencias, en las sociedades endogámicas, en gentes que han vivido siempre en un palacio de cristal - baño al rosco en el café y le doy una gran bocanada - Quizás hayan tenido la mejor educación, a los mejores maestros, pero pocos conocen lo que es vivir, cuando estás sola y el viento sopla por los cuatro costados, cuando la muerte te rodea y las monedas valen tanto como los títulos... es decir... nada, nadie recurriría a un noble. - Me desagradaría estar bajo el yugo de alguno de estos presumidos que se las dan de ilustrados y no pasan de ser títeres de sus vanidades - grounch grounch glugluglub están ricos estos roscos, y el café buenísimo.

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15/09/2019, 23:54
Gavilano

-Cael. –Lo llamó Gavilano antes de que el joven noble abandonara el salón. Tal vez fuera el cansancio, o tal vez finalmente había decidido tomarse las cosas en serio, pero su voz, aunque igual de profunda, era más llana y directa. –Ten cuidado si subes al último piso. Las habitaciones del comandante están abiertas, pero una trampa arcana las guarda, y no fuimos capaces de desactivarla. Y eso… fue sólo lo que sí descubrimos. No podemos saber qué más secretos guarda esta mansión.

-Y además… aunque no puedo hablar por los demás, a mí al menos me gustaría que te quedaras. –Añadió, pasado un momento. -Creo que esto es algo que tenemos que hacer todos juntos, incluso si no quieres el puesto.

Sin prisa, acabó con el último mordisco del rosco que sostenía y se apoyó en uno de los extremos de la mesa, pensativo. Desde ahí, escuchó cómo algunos comenzaban a tomar la palabra, y se decidió a hablar de nuevo después de que la joven lectora de éter interviniera. Resultaba casi indignante el hecho de que a pesar del evidente cansancio del joven, su rostro aún parecía preparado para aparecer en un lienzo y su voz no flaqueara ni un momento.

-Lo que Peara propone, el revelar nuestras propias preferencias, no es una locura para empezar el debate… y parece bastante mejor que lanzar una moneda o jugárnoslo a la pajita más larga. Las opiniones sobre los demás, tal vez, sean más sinceras que las propias.–Sonrió ligeramente, como si algún recuerdo pasado hubiese aflorado a la superficie de sus pensamientos desde las profundidades del recuerdo, pero siguió hablando, mirando a Vairan y a Vieiro. –No tengo nada en contra del azar, pero en este caso y por una vez… hagamos las cosas con seriedad, como a nuestros antecesores les hubiera gustado. No deberíamos olvidar que somos poco más que invitados aquí.

-Vieiro, aquí el comandante sólo tiene tres capitanes. –Añadió, buscando mientras lo hacía la confirmación de Finnaes de que lo que estaba diciendo era correcto. -Coincido en que los tres tendrán que ser diferentes, y cada uno de ellos tiene que complementar las habilidades y los puntos de vista de los demás. Pero no creo que sea necesario estandarizar una temática para ellos.

Cerró los ojos, y guardó silencio, mientras se sumía en recuerdos de otras épocas. Recuerdos de lo que había aprendido, de las elecciones que había tomado, y de lo que le habían costado. Sentado en la mesa de la Casa de las Rarezas, debatiendo sobre quién debería tomar el mando de la Casa. Se preguntó qué pensaría Liusel si llegara a enterarse de a dónde había llegado. Y de que, aunque no era su intención en absoluto, comenzaba a sonar mucho más como él de lo que nunca había pretendido Gavilano. Fueron apenas unos segundos, pero cuando volvió a abrir los ojos, incluso su postura hablaba de decisión.

-Ayer nos divertimos. Todos llevamos cargas a cuestas, de una forma u otra, y estuvo bien olvidarlas un rato para empezar de cero. Pero hoy… hoy tenemos que levantar una Casa de la guerra de la ruina. –Miró fugazmente a Esla, asintió ligeramente con la cabeza, y dejó escapar un suspiro cansado. –Así que pongámonos serios. Quienquiera que nos lidere tendrá que ocuparse de entrevistarse con las casas nobles, posiblemente con las otras casas de la guerra, y además tendrá que asumir que es la cabeza visible de una organización que ha estado a punto de ser erradicada. No es poco el peligro que recae sobre él.

-Para eso, tendrá que ser alguien capaz de hablar. De convencer. De negociar. Porque al fin y al cabo, será nuestra cara visible. Gran parte de nuestro futuro dependerá de ello. –Bla bla blu blu. -Pero sigo pensando igual que ayer. Para que esto funcione… el comandante tiene que ser el centro de nuestra confianza. Todos los que estamos aquí tendremos que confiar en el comandante y los capitanes, y es tarea de ellos el sacar lo mejor de todos nosotros. Y no menciono el hecho de saber combatir porque doy por sentado que todos los que hemos llegado aquí sabemos cómo usar un arma, llegado el momento, y que valentía no nos falta.

-Pero el que crea que ocupar el puesto es simplemente ganar más poder está equivocado. Liderar es una carga, no una ventaja.

-Esla, comprendo lo que dices, y los motivos que te llevan a ofrecerte para el puesto. Y estoy seguro de que comprendes lo que es el liderazgo, y de que mantendrías tus palabras de anoche. Y que Arden haría lo mismo. –La mirada de sus ojos azules se mantuvo en las dos gemelas con respeto, y sin un ápice de ironía. Al parecer no mentía cuando había dicho que era el momento de ponerse serios.

-Pero sin embargo… así como creo que vuestra presencia puede aportar mucho a esta Casa, que estuvierais al frente de ella puede resultar más problemático. Que las herederas d’Iridar lideren a las Rarezas arrojaría un mensaje muy claro sobre nuestra posición, sea cierto o no. Tenéis un poderoso legado, las dos, evidente talento, y creo que al menos una de vosotras debería ocupar una capitanía. Eso os permitirá aportarnos todas las ventajas que podéis ofrecer, pero de cara al exterior, un comandante no alineado permitirá que la Casa siga ofreciendo una imagen de neutralidad. El hecho de que no sea de la alta nobleza no es tan relevante. –Añadió, haciendo un gesto hacia Inara para mostrar que había escuchado sus palabras. -El anterior comandante no lo era… y el mero hecho de dirigir a las Rarezas es suficiente para elevar hasta al último jornalero.

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16/09/2019, 00:12
Hiparchia de Menas

Hiparchia levantó la vista de nuevo, cerrando el libro definitivamente y colocándolo en la mesita, junto a su misterioso brebaje. 

- Me fascina, mi león Gavilano -exclamó. -Veo que no solo eres un aguerrido héroe, sino que detrás de ese rostro angelical y bajo esos cabellos del más fino oro también hay un cerebro que piensa racionalmente y toma decisiones. ¡Debemos de encontrarnos ante el soltero más codiciado de todas las ciudades libres! -de nuevo, resultaba imposible decir con seguridad si el tono de Hiparchia era de admiración o de burla. Quizá hubiese un poco de ambas partes. 

- Efectivamente, reconstruir la casa de Iridar a través de las Rarezas no parece el movimiento más hábil, y menos todavía si se trata del primero. Las viejas rencillas y enemistades eternas pueden jugar en nuestra contra. Por el mismo motivo, supongo que el señor de Venturi queda también descartado para el cargo. -hizo una floritura con los dedos, sin ningún significado aparente. Y por último, nuestro miembro más experimentado, el señor Adalo di Taran, imagino que tampoco podría ejercer como cabeza de la Casa. Añadió sin mirarle. Al fin y al cabo, se trata de un desertor del ejército de Turia, y no conviene enemistarnos con una nación entera en nuestro primer día, ¿no es así?

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16/09/2019, 00:45
Esla d'Iridar

Esla sonrió ante la burla de Inara. Durante un momento miró hacia un lado, pensando en dejarlo pasar, pero entonces la miró a los ojos y comenzó a hablar con voz muy calmada. 

-Señora Inara, puede que no conozca el mar como usted, pero la muerte me es familiar. Nos lo es a mi hermana y a mí. Se que esto sonará reiterativo para aquellos conocedores de la historia de Duriel, pero si me lo permiten me gustaría contar una pequeña historia. Trata de dos niñas que huyeron de su hogar en mitad de la noche mientras escuchaban a lo lejos los chillidos de dolor de su familia. Que huyeron en mitad de la noche de su hogar, de su ciudad y de la tierra que conocían para evitar ser asesinadas, como le ocurrió al resto de miembros de su familia. Que crecieron ocultas, fingiendo ser quienes no eran, para evitar que los asesinos que que las continuaban buscando las encontraron. Esas dos niñas aprendieron a pelear, pelearon y mataron. Ojalá lo que usted dice fuese cierto y esas dos niñas no supiesen lo que es vivir solas, no hubieran vivido todas sus vidas con la sombra de la muerte sobre sus cabezas, y no supiesen lo que es matar. Señora Inara, si cree que mi hermana y yo portamos armas por aparentar está completamente equivocada. 

Mantuvo la mirada en Inara algunos segundos, antes de volverse hacia Gavilano, aunque la intervención de Hiparcha iba por un derrotero similar. 

-Señores, le recuerdo que la Casa de las Rarezas es una casa de la guerra. No es neutral. No hubo nada de neutral en la toma de Andrimera, no hay nada de neutral en apoyar durante una década a la casa Doriar, y apostaría a que no hubo nada neutral en la desaparición de los miembros anteriores de la casa. Las casas de la guerra son una parte activa de la política de Duriel, no son neutrales y no van a pasar a serlo ahora. No hay nada neutral en Duriel y no habrá nada neutral en lo que hagamos. Pretender que puede haberlo es una fantasía peligrosa. Nacemos en medio de una guerra contra un enemigo que desconocemos. Esa es nuestra posición, y no cambia sea quien sea el comandante - se refirió a la insinuación de Gavilano acerca de ella y su hermana.

-No olviden tampoco como funciona la nobleza. Puede que haya rencillas, u odios, entre casas, pero pocos nobles en Duriel considerarán un igual a alguien que no porte un apellido noble. Caedus, u otros lideres de casas, tienen una reputación que le permite ir más allá, pero aquí pocos pueden presumir de algo así. Puede que no les guste como funcionan los asuntos entre la nobleza, pero ese es el juego en el que estamos ahora. Los nombres cuentan, las reputaciones cuentan, el legado cuenta. Hay puertas que no se le abrirán a un desconocido, por mucho que sea el líder recién nombrado de la moribunda casa de las rarezas - se volvió entonces hacia Gavilano y le miró con dureza, la misma con la que habló - No voy a dudar de sus talento para moverse en la corte. En un día me ha convencido de que sería capaz de vender arena en el desierto, pero esa labia no le abrirá todas las puertas que usted piensa. No cuestionaré que fuese a ser un buen comandante, pero si va a describirse a si mismo al hablar del candidato ideal al menos le pediría que tuviera la delicadeza de anunciar explícitamente que se ofrece para el cargo. Lo mínimo que le puedo pedir a un candidato a comandante en estas circunstancias es que sea lo suficientemente valiente para exponer con claridad sus intenciones.