Partida Rol por web

La Casa de las Rarezas

Capítulo 1 - Un nuevo comienzo

Cargando editor
17/09/2019, 00:13
Edirian

- Listo - dice Edirian hacia el resto, cuando Corlas termina y vuelve a sentarse, antes de girarse hacia Inara.- Oh, por cierto, espadachina, ¿me has llamado pequeño enano delante de testigos, no es así? ¿Delante de una letrada? - se encoge de hombros, hablando con tranquilidad absoluta-. Perfecto. Te reto a un duelo a tres sangres. Elige tu el arma, me importa poco si son pistolas, espadas, cuchillos, soy igual de inútil con cualquiera, pero me vendrá bien el ejercicio. Cuando acabemos de decidir esto, ¿te parece? Corlas me hará de padrino, busca a quien quieras. Me apetece bajarte los humos. 

Cargando editor
17/09/2019, 00:20
Eikon

Eikon, con los brazos cruzados en una oscura esquina de la sala, niega.

- No comandaré nada. 

Esa es toda su respuesta.

Cargando editor
17/09/2019, 00:21
Director

Vairan y Cael se dirigían a la salida, pero son interpelados de pronto por Corlas, que usa a Edirian para hablar por él. La pregunta es directa, antes de que se retiren, y salir sin responderla podría parecer en si una respuesta.

Cargando editor
17/09/2019, 00:51
Gavilano

-Yo… en ningún momento he desestimado a Esla. –Contestó Gavilano, cabizbajo, después de escuchar a Edirian. Después de su arrebato anterior, ahora parecía más cansado incluso que antes. –Sólo he expresado lo que pensaba sobre el efecto que tendría sobre la Casa estar comandados por su linaje. Y lo he dicho porque es lo que pienso, no por competir con ella, ni porque no la crea capaz, ni desde luego por desprestigiarla. Sois vosotros quienes lo habéis entendido así.

-Y en cualquier caso, resolvería esto después de encontrar a Fantina, no antes. –Añadió. -Ella también querrá escuchar, y en cualquier caso… unos minutos para reflexionar sobre todo esto no nos vendrán mal a ninguno. Y saber qué es lo que queremos para este lugar.

Las palabras de Corlas hicieron que asintiera casi inconscientemente.

-Si Anton Dubio estuviera aquí, todos lo aceptaríamos. ¿Pero cómo traerle? –Musitó en respuesta a las palabras del gigante, sin que quedara claro si realmente era una pregunta retórica o si el joven rubio cavilaba alguna opción.

-Por cierto… Peara, ¿puedo hablar un momento contigo? –Dijo mientras Edirian e Inara acaparaban la atención del salón con su inminente duelo. Sin esperar a la respuesta de la Lectora de Éter, la tomó con delicadeza del brazo y la llevó a uno de los extremos del salón, donde cruzó con ella algunas frases en voz baja.

Cargando editor
17/09/2019, 00:51
Gavilano

-Peara… lo he visto. –Dijo sin andarse con rodeos. El rostro del joven estaba muy cerca del de ella para evitar que pudieran cotillear su conversación, pero eso mismo hacía que el calor de su presencia y el agradable olor que emanaba no pudiesen pasarse por alto. Sin embargo, Gavilano no parecía darse cuenta siquiera del efecto que podría llegar a tener, sino que hablaba apresuradamente. –Había alguien, un encapuchado, justo detrás de ti, hablándote. En cuanto se ha dado cuenta de que yo era capaz de verlo, se ha esfumado. El mismo del que me hablaste. No he podido escucharlo. ¿Qué te estaba diciendo? ¿O has tenido alguna idea repentina?

-Por otro lado… no quiero que Esla o esos nobles sean el comandante. Me da la sensación de que sólo quieren usar la Casa para sus fines particulares. Mira… yo tampoco quiero ser el comandante. Pero si tú lideras, yo te seguiré. No eres en absoluto la persona adecuada, pero confío en ti. Y si acabara siéndolo yo, te necesitaría.

Cargando editor
17/09/2019, 01:21
Peara de Valdebrian

- Dios, Gavilano, ¿puedes comport-

 El súbito agarre que aquel hombre le había puesto en el brazo la dejó perpleja. Con el dolor de cabeza que manejaba y el clima de tensión que se generó en el lugar, no estaba para esas cosas. Pero su queja fue cortada a la mitad por las palabras del rubio hombre, que iban al grano sin ninguna chance de desviar o negar nada. Era imponente su forma de manejar la situación.

 Además, aunque Peara quisiera mentir o algo por el estilo... ¿cómo podría? Ese Adonis de cautivante fragancia y potente mirada la tenía tan cerca, que lo único que podía intentar ocultar la maga era el rubor de sus mejillas. Y aún así fallaba en hacerlo.

- Yo... no lo he llamado. Él aparece... cuando quiere. Hablaba sobre que le gustaría comer pastel, que ahora no podía hacerlo... y cómo todos los presentes estaban chiflados. Con ansías de poder...

 No sabía muy bien como explicar la presencia del encapuchado. Era realmente un misterio hasta para la chica. Peara se mostraba confundida por esto; y lo que Gavilano dijo después terminó de desconcertarla. Y debe haber sido un golpe fuerte, porque la maga hasta consideró la oferta del hombre. Tal vez era el efecto de la cercanía o del palabrerío del muchacho, pero la sonrojada Peara encontraba algo de determinación en sus palabras.

- Gavilano... yo n-no... no creo estar a la altura. Si me postulo, quiero contar contigo en todo... ¿e-está bien?

Cargando editor
17/09/2019, 03:06
Viero

El joven observó las escenas con atención, sin interferir, solo hacía comentarios a voz baja cuando lo pensaba necesario. Esto era justo lo que deseaba, que de cualquier forma se abrieran y mostraran sus intenciones.

La interacción entre Edirian y Gavilano lo había sorprendido incluso más que la reacción del viejo Adalo. No esperaba que el tan jovial caballero se quebrara de ese modo... o así lo vió Viero, pero escuchando sus palabras sintió que su pensar no era tan distinto al de Gavilano. También notó la reacción de Edirian cuando Inara hizo su atrevido comentario sobre la altura del joven.

- ¡ESLA! - dijo Viero en voz alta, casi como un grito ahogado, para llamar la atención - yo le doy mi voto y confianza a Esla d'Iridar.

Viero caminó lentamente a un punto central de la habitación para dar su punto de vista.

- A mi me gusta ir al grano, camaradas - dijo mirando a Edirian - si parece que me he insinuado al puesto de comandante, les pido disculpas... si es que es necesario. Pero le recuerdo a los cándidos que crean que ostentar dicho título en una casa de la guerra inoperativa, con miembros que se conocen de hace un día, les va a servir de algo... lo siento, pero esta casa justo ahora no tiene valor, al menos mientras no estemos coordinados.

- Ser comandante significará tener una marca, significa volverse el objetivo de los enemigos de la casa, significa ser la presa de quienes hicieron que los antiguos miembros desaparecieran, y significa ser la imagen y cabeza de una organización que ha derrocado reinos, organizaciones y demás. El que crea que eso es un honor, es un idiota.

- No espero ser el comandante, pero si ninguno se decide, si nos estancamos por esta nimiedad, estaré dispuesto a serlo - dirigió su mirada a Edirian y habló dirigiendose a el - esa es la razón por la que aún no me niego a esa posibilidad. Algunos ya han decidido que esta discusión es tan inútil, que no vale la pena votar... otros han estado a punto de dejar que sus demonios los dominen y en tu caso, no has podido evadir tu orgullo. Está claro que indiferentemente de las opiniones, la mayoría aquí no está capacitada aún para ostentar tal cargo, y lamento decir que eso me incluye.

Entonces dirigió su mirada a Esla.

- Por otro lado, está la señorita Esla - dijo acercandose a ella con una sonrisa y un leve leve tono sarcástico - una valiente mujer, que no tiene miedo a nada, capaz de protegerse a si misma, llena de tenacidad y fuerza de voluntad.

Entonces se acercó a la hermana de la joven, Arden.

- Si ella es capaz de tomar el cargo, que inevitablemente involucraría a su hermana y a toda su casa, atrayendo no los enemigos de su casa a nosotros, ¡sino los enemigos de la Casa de las Rarezas hacia la suya!, bajo el riesgo de que esta sea destruida por el peso del cargo... yo con TODA CONVICCIÓN le doy todo mi apoyo.

Entonces dirigió su mirada a Esla.

- Cuando digo que yo voy al grano lo digo en serio - le dijo con un tono de total seriedad - espero que sepas lo que haces, puede que revivas tu casa, o puede que la condenes a la destrucción y el olvido. Si tienes esa convicción y eres capaz de tomar el riesgo, no dudo en darte mi respaldo y lealtad. ¡Incluso consideraría ser tu general o tu guardaespaldas!, es lo que se me da mejor. - dijo esto último de forma honesta pero con algo de amargura.

- ¡Por último!, les recuerdo que la cabeza de la casa es el comandante Caedus, si ya lo han dado por muerto, creo que ya hemos perdido. Buscar a Andon Dubio me parece un buen plan, pero buscarlo para que nos dirija habla mucho de nuestra incompetencia.

Dirigió su mirada a Finnaes.

- Si no ha quedado claro, sea ahora o después, voto por Esla d'Iridar para ocupar el puesto de comandante de la casa - dijo mirandola a los ojos con algo de decepción hacia ella.

Ciertamente aún creía que Finnaes debía ser la cabeza de la casa, sabía todo sobre ella y parecía que tenía el caracter para llevar el cargo mientras encontraban a Caedus o a Andón Dubio, pero quizás solo fué una impresión equivocada.

Andon Dubio... había querido evitar pensar en esa persona. Pero quizás le estaba quitando la importancia que merecía tener. Debía indagar un poco más sobre el.

Cargando editor
17/09/2019, 12:58
Vairan

A mis espaldas seguía la cháchara y la verborrea fácil. Las puyas, los malentendidos, las soberbias asomaban en cada una de las palabras que se vertían en la sala y la historia ya empezaba a cansarme. Había llegado el día anterior con la intención de hacerme con el puesto de comandante, eso era lo que me había ofrecido Shelis, pero después de lo que había observado, de lo que había meditado, estaba cada vez más convencido que mantenerme en segundo plano era lo mejor y sería más fácil mi propósito desde las sombras que siendo la cabeza visible de la Casa.

Cuando se disputa por el poder poca diferencia existe entre callejones y palacios —murmuré sin que nadie pudiera escucharme, quizás Cael que se mantenía a mi lado pero dudaba que alguien más pudiera hacerlo.

Antes de llegar a la puerta de nuevo me tuve que detener pues se había pronunciado mi nombre y sería de mala educación no contestar al requerimiento.

Amigo mío —dije, dirigiéndome directamente a Corlas con total sinceridad—. Me ratifico en mi comentario anterior, eres el más inteligente de todos nosotros y es una lástima que rechaces el puesto por una nimiedad como el idioma que podrías aprender con facilidad, ya que en caso contrario, mi voto iría para ti sin dudar.

Me volví hacia el resto, mirándolos directamente a cada uno de ellos y deteniendo mi mirada en alguno más segundos de lo que sería necesario, en especial en Gavilano, Esla y Viero, pero en esta ocasión mi actitud desvergonzada, animosa y un tanto pasota había desaparecido de un plumazo para dejar ver a un Vairan completamente distinto, más serio, erguido y con la mirada y la voz cortante como una afilada daga.

 —Aún sabiendo que soy uno de los más capacitados para ocupar el cargo, aunque no lo creáis—no había ni un rastro de arrogancia en el tono de mi voz. Aunque el resto no lo supiera pues no me conocía, yo sabía que era el que reunía la mayoría, por no decir todas, de las cualidades adecuadas para ocupar el puesto—. Pero, después de haberlo meditado detenidamente, prefiero dejar que sean otros —miré directamente a Esla— los que dirijan nuestros pasos y que, por lo que estamos viendo, ya gozan con el favor de muchos de los presentes.

Para rematar la faena, no sólo estaban discutiendo acaloradamente sobre el nombramiento del comandante sino que además, había que sumar un duelo que, por lo menos por mi parte, no me iba a molestar lo más mínimo en presenciar. Si se querían matar entre ellos al primer día por mí perfecto. Pero aún quería decir algo más, por si mi postura no había quedado clara.

No gozo del favor de ninguno de los presentes así que me parecería por mi parte una estupidez optar al puesto y, sobre todo, una pérdida de tiempo —seguía con el tono serio y cortante de mi voz—. Por lo tanto declino ocupar el cargo de comandante y vuelvo a repetir que mi voto es en blanco —hice una leve inclinación de cabeza más propia de un noble que de un maleante de las calles de la ciudad—. Y ahora con su permiso, reitero mi intención de ir a visitar la casa.

Di media vuelta y esperaba que, en esa ocasión, me dejaran marchar.

Cargando editor
17/09/2019, 14:53
Esla d'Iridar

La discusión se caldeó en cuestión de un par de minutos. Entre argumentos y descalificaciones se llegó hasta a proponer un duelo. Escuchó las intervenciones de todos con tranquilidad, mordiéndose la lengua cuando deseaba intervenir, para esperar a que hubiesen terminado. Hubo una intervención que hizo que torciese ligeramente el gesto, la de Finnaes. Por alguna razón había asumido que ella la apoyaría. Declinó responder a los intentos de Inara de ofenderla, ni siquiera la corrigió cuando usó el nombre de su hermana. Tampoco al sarcasmo de algunos de sus otros compañeros. 

Escuchó con atención la traducción que Edirian hizo de Corlas de traer a Andon Dubio. No era ninguna locura, fuese para ser o no comandante, aquello era algo que debían hacer.

-Deberíamos salir de esta reunión con un comandante y tres capitanes – negó la sugerencia de Gavilano de que discutiesen esto más tarde – Necesitamos re-establecer la jerarquía de la casa, por precaria que sea… voy a hacer una propuesta en la línea que ha sugerido Corlas. Estoy de acuerdo con él en que traer de vuelta a Anton Dubio nos daría una fuerza que hoy no tenemos, aceptase o no ser comandante, pero no podemos esperar. Propongo que votemos comandante y que dejemos escrita la obligación de revalidar la elección una vez que Andon, o Caedus, esté aquí - No, no lo daba por muerto, pero no está aquí - Sin necesidad de que nadie rete al comandante o cuestione su liderazgo. De ese modo tendríamos una jerarquía establecida ahora y la certeza de un cambio si dicha jerarquía incumple nuestras expectativas – miró entonces por a Finnaes – ¿Hay algo en las normas de la casa que impidiese un acuerdo así?

Miró a todos los presentes buscando su reacción ante aquella idea.

-En cualquier caso, y salvo que me esté fallando la memoria, solo el señor Gavilano y yo nos hemos ofrecido para ocupar el cargo de comandante. Todos los demás han decidido descartarse, o han guardado silencio – miró a Arden - Si nadie ha cambiado su opinión, creo que podríamos solucionarlo con una votación a mano alzada entre aquellos interesados en participar  en la elección - lanzó su mirada hacia aquellos apresurados por abandonar la sala - Se han puesto ya sobre la mesa muchos argumentos sobre quien y por qué debería o no ser capitán. Creo que podríamos resolverlo aquí y ahora. 

-Entonces podremos buscar a Fantina - Admitía que aquel se trataba de un asunto urgente, pero en la forma en que ella lo veía debían empezar ya a actuar de forma organizada - Si no está en la casa podría llevarnos horas dar con ella, y si está en peligro o le ha ocurrido algo podremos actuar en consonancia como una casa de la guerra. 

Cargando editor
17/09/2019, 16:24
Gavilano

Mientras el resto seguían hablando, el joven miró de nuevo a su alrededor, esperando encontrar a la aparición, sin éxito. Parecía que había desaparecido realmente.

-Ese fantasma… ¿y si fuera una de las Rarezas desaparecidas? ¿O uno de sus enemigos? A lo mejor fue eso lo que sucedió. Ahora no puedo verlo… pero en cuanto uno de nosotros dos lo haga, debe preguntárselo. Dioses, si nos han estado observando creo que nos van a expulsar y con razones.

Cuando la joven lectora contestó a su propuesta, comenzado a aceptar la posibilidad real de ser una opción como Comandante, Gavilano le dedicó una cálida sonrisa.

-Por supuesto que sí, Peara. No te propondría para el cargo para luego dejarte tirada. Si eres la comandante, puedes contar conmigo para lo que sea. Tienes la honradez para liderarnos… deja que seamos el resto los que pongamos nuestras habilidades a tu cargo. Si me necesitas como capitán, o como simple recluta, estaré a tu lado.

Cargando editor
17/09/2019, 18:28
Gavilano

Más intervenciones seguían sucediéndose, y aunque parecía que lo peor de la tormenta había pasado, no pocas de ellas estaban libres de intereses, desprecios o ironías. Vieiro intervino para, inesperadamente, dar su voto incondicional hacia Esla. Vairan demostró que podía hablar en serio, pero que también tenía una elevada opinión de sí mismo y no demasiado interés en el puesto. Cuando Esla habló de nuevo, Gavilano suspiró y se acercó de nuevo al centro del debate.

-Me parece bien revalidar al comandante tan pronto como alguien de la vieja jerarquía aparezca. De hecho, creo que era evidente que lo haríamos, pero dejarlo por escrito supongo que le da otra fuerza.

-Y podríamos votar ahora, si es que es necesario, pero deberíamos dar la oportunidad a Fantina de votar también como una más. Si votamos, pido que se tenga en cuenta su voto si resulta ser relevante. Pero antes de votar, dejad que hable una vez más.

-Seguir peleándonos entre nosotros no ayuda en nada. Deberíamos centrarnos en cómo ayudarnos unos a otros y a la Casa, y nos hemos dedicado a lo contrario. ¿Sabéis? Es posible que Edirian tuviera razón en algo. De todos los que estamos aquí, sólo Finnaes sabe realmente cómo funciona la Casa de las Rarezas. Por encima de todos nuestros egos y opiniones, es su opinión la que puede sernos de más utilidad. Vieiro había llegado a sugerir que fuese ella quien tomase la decisión, aunque parece que se ha olvidado de ello y ha votado en contra de su criterio a otra persona.

Hizo una pausa, dedicando un gesto de respeto hacia la letrada, antes de mirar de nuevo a los reunidos y retomar su discurso.

-En todo caso, no es Finnaes quien tiene que decidir, sino nosotros. Pero haríamos bien en escucharla. Si la persona que más sabe sobre las Rarezas dice que son Corlas y Peara los que más se merecen ser considerados… será por algo. Todos hemos mostrado nuestras capacidades, ella las ha podido evaluar, y aun así los ha señalado a ellos y no a nosotros. -Hizo una pausa para tomar aire, y miró alternativamente a los dos mencionados. -Y el hecho de que ambos hayan rechazado el puesto me convence aún más de tenerlos en cuenta. Han dejado claro que no es la ambición la que los mueve. Han hablado a favor de la Casa y no de ellos. Y se han ganado la confianza de Finnaes… y la mía.

En esta ocasión fue al resto a los que observó, a los que no se habían retirado en un primer momento. 

-Todos los que hemos pensado que podríamos ser el Comandante, todos los que hemos creído que nuestras capacidades son las ideales… deberíamos reflexionar. Los conocimientos de Hiparchia, el linaje de Esla y Arden, la habilidad marcial de Adalo e Inara, o las desconocidas dotes de Edirian o Vairan… todas ellas pueden ser puestas al servicio de la Casa de las Rarezas desde una capitanía. O como simple miembro, llegado el caso. Todos nosotros íbamos a ser simple reclutas, no lo olvidemos. Y a lo mejor, algunos ni siquiera eso. Y sigo pensando que nombrar a Esla comandante no sería la elección correcta. No para ella. Para la Casa.

-Me he vuelto a extender. -Añadió disculpándose. Pero lo cierto era que creía que estaba haciendo lo correcto al decir todo aquello. -Lo que quiero decir… lo que ya dije antes… es que yo prefiero seguir que liderar si hay alguien digno al que seguir. Sólo trataría de asumir el puesto si nadie lograba ganarse mi confianza. Pero estoy contento porque afortunadamente, no ha sido así. -Dijo, con una sonrisa sincera, aunque cansada, asomando en sus labios. -Tal vez toda esta discusión sí ha servido de algo. Para que hablemos con franqueza, y Finneas apunte a los que ella considera dignos. Y tal vez, para que la escuchemos.

-Y si alguien me había considerado como una opción real a la Comandancia, si alguien confiaba en mí por mi ayuda o por mis palabras… -Dejó que su mirada vagara por la sala, deteniéndose en los que aún no habían dado su voto. Arden, Inara, Eikon, Adalo… -Entonces os pido que deis ese voto a la persona en quien voy a confiar. Yo sólo me presentaré si Corlas o Peara no lo hacen.

Y para acompañar esa última frase y reafirmar sus palabras, se hizo literalmente a un lado, retirándose hacia la pared, mientras se dirigía hacia la Lectora de Éter.

-Peara, si tú lideras, yo te seguiré.  -Dijo con sincera solemnidad.

Cargando editor
17/09/2019, 22:01
Peara de Valdebrian

 De pronto, la agobiada muchacha que batallaba contra una resaca y las tensiones en el grupo, había sido traída de vuelta a la escena por el gavilán Gavilano; que dijo muy sueltamente que su favorita para comandante era ella (o el gigantón). A la académica le costó un poco procesar semejante declaración; que vino acompañada de un gran monólogo y muchos mensajes evidentes contra aquella gente a la cual no quería como comandantes. Sin embargo, Peara no lo veía como un movimiento deshonesto o una estrategia para conseguir poder. Realmente veía sinceridad en las palabras del muchacho.

 Lo cual hacía que a la muchacha se le ruborizaran las mejillas suavemente. Uno de los miembros de la Casa la había postulado. A ella. Había estado tan enfocada en ser solo una miembro más (o cuanto mucho una capitana) que se había bajado rápidamente de la contienda para la comandancia de la Casa. Pero... ¿por qué? Ella podría hacerlo. Peara podría intentar ser la que rigiera como una líder en aquel lugar. No había nadie que la detuviese en participar.

 Con emoción y paso firme, la joven muchacha se acerca a la mesa principal.

- ¡C-c-cambié de opinión! ¡Me presentó como candidata para ser comandante!

 Se aclaró la garganta, dejando ese pequeño momento de emoción a un lado para exponer un poco su candidatura.

- Déjenme enclarecer esto: lo que puedo aportar como comandante, más que nada... son mis conocimientos y mi forma de pensar. Verán, soy una mujer de ciencia... me he formado en las artes de la arquitectura y el manejo del éter durante los últimos años de mi vida. Sé bien que los cimientos de cualquier cosa que se vaya a construir tienen que ser firmes y de buen material; y es lo que quiero ofrecer. En la universidad he aprendido a ser una mujer racional y objetiva... pero al mismo tiempo modesta y comprensiva de mi entorno. Creo... afirmo tener la sabiduría para poder liderar la Casa de las Rarezas...

 Mientras más hablaba más se podía ver el ímpetu y la determinación de Peara, aunque su tranquila voz contrarrestaba con esa actitud. Con un último gesto, Peara hizo una pequeña reverencia; como si de una intervención en una convención se tratase.

- Por favor, considérenlo. No es que crea que Lady d'Iridar sea una mala opción... solo que lo he reconsiderado y creo que yo puedo ser una regia líder.

Cargando editor
17/09/2019, 22:38
Viero

Después de la intervención de Gavilano, Viero no se pudo contener con cierto comentario con respecto a el.

- No quería decirlo directamente, pero creo que me equivoqué al juzgar el criterio de Finnaes. Sin ánimo de ofender, pero si bien es cierto que es la que más sabe sobre la casa, no parece que tenga el temple necesario, o no sea de su interés ocupar el cargo... o sea lo suficientemente lista para entender los peligros del mismo, y no crea tener la capacidad de enfrentarlos. De todos modos, me tranquiliza el saber que de entre nosotros ella es la más leal a la casa y sea cual sea el cargo que ocupe podremos contar con su consejo y sabiduría, ¿no es así? - finalizó mirando a Finnaes.

Entonces volvió su vista a Gavilano.

- Por otro lado, no se si no la has escuchado antes, Gavilano amigo, pero Peara ha dicho que no se vé en esa posición, y pienso que forzarla a ocupar un cargo así no es algo bueno, por más capaz que sea, e incluso contando con nuestro apoyo. Aunque no parezca, la disposición a hacer las cosas es un factor que pesa en estas circunstancias. Pienso que como general podría aportarnos mucho más... y... - dijo esto pensando que quizás lo tomarian como una contradicción a algo que ya ha dicho - pero si resulta que no soy uno de los generales de la próxima comandante y dicha persona no considera mi propuesta, también me interesa brindarle protección como guardaespaldas.

Esto pensaba decir... pero Peara tomó la palabra rápidamente y de repente se quedó en silencio.

Se ruborizó, no esperaba ese cambio de opinión, realmente no tenía ninguna razón para apoyar a Esla d'Iridar como comandante más que su convicción de serlo y que Peara había comentado que para ella ser comandante era ridículo.

Peara por otro lado, representaba uno de los intereses de Viero para entrar a la casa.

Aún ruborizado, puso sus dedos en la raiz de la nariz como intentando recobrar la compostura. Algo tenía de orgulloso con su palabra y lo que iba a decir afectaría la opinión de el ante los demás... probablemente.

- Yo... apoyo a Peara de Valdebrian - se acercó a Finnaes y con un tono entre avergonzado y decidido declaró - toma nota, si Peara mantiene su intención de ser comandante, mi voto será para ella... si se echa para atrás, mi voto es para Esla d'Iridar... si esto no resulta en nada, considera mi voluntad de ocupar el cargo mientras encontramos a Caedus o Andon Dubio.

Se acercó en silencio a Peara.

- Si te sientes preparada para ocupar el cargo, te apoyaré, considerame como guardaespaldas, o como uno de tus generales. - dijo esto mirandola a los ojos con total seriedad... y aún ruborizado.

Entonces evitando ver a los ojos a los demás, tomó otra taza de café y se sentó en una de las sillas y guardó silencio.

Cargando editor
17/09/2019, 23:36
Hiparchia de Menas

Aquello estaba siendo realmente bochornoso. Un auténtico despropósito, un vodevil que ni el peor dramaturgo de Iredia hubiera tenido el mal gusto de escribir. Hiparchia observaba atónita el desarrollo de la acción desde su sillón. La pomposidad de Gavilano le daba dolor de cabeza y la soberbia de Esla le revolvía el estómago. Dejó el brebaje a un lado, con una mueca de disgusto, como si hubiera probado algo realmente amargo. 

La escena del duelo ya rozaba lo cómico. No tenía ninguna duda de que el aquello no había sido más que una fanfarronería de Eridian, un joven orgulloso e irreflexivo. Pero de llevarse a término semejante disparate, acudiría al lado de Inara, como padrina o simplemente como apoyo moral. 

La situación dio un último giro de tuerca cuando Peara cambió radicalmente de opinión. Hiparchia puso los ojos en blanco. Lo que les faltaba. Aquello era de locos. Volvió a abrir su libro por la mitad y continuó la lectura. ¿Por dónde iba? Ah, sí, la caída de Calendia. 

Cargando editor
18/09/2019, 08:26
Arden d'Iridar

La cabeza me dolía aún horrores por la noche anterior, algo que tan sólo había empeorado por el pandemónium que se estaba desatando en la sala. Por si fuera poco hasta me mencionaron a mí respecto al maldito puesto de comandante, tanto positiva como negativamente. Pero para qué narices me meten en este fregao a mí que no he pedido turno...

Cuando Esla me mira sé que no puedo quedarme al margen más tiempo, tendré que decir algo.

-Bueno, parece que hay interés en que diga mi parte, aunque no estoy segura de por qué. Agradezco los comentarios positivos hacia mi hipotética candidatura y no me molestan los que se pusieron en contra puesto que coincido. No debo ni quiero ser comandante. Sinceramente, si soy comandante o bien reprimo mis instintos y actúo de forma mediocre o doy rienda suelta y en tres meses o hemos conquistado Duriel o la casa ha desaparecido. Y antes de que nadie se emocione lo segundo es mucho más probable. Sonrío.

Suspiro.

-Yo voto a Esla. Uuuuuh, vaya sorpresa. Es mi hermana y confiaría mi vida y lo que fuera a ella, no creo que nadie encuentre inesperada o útil esta opinión. Pero sí hay algo que quiero decir, aquí se ha desatado el caos y ahora parece que todos creemos que el resto son unos trepas y venderíamos a nuestra madre por un poco de poder.

-Yo no creo eso, he visto este tipo de situaciones antes. Creo que un filósofo lo llamó el dilema del puercoespín o algo así. Cuando percibes que alguien puede estar diciendo algo malo de ti reaccionas y esa reacción crea otra reacción aún mayor y así hasta que llegamos a donde estamos. El error fue pensar que una ligera causa común y una noche de llevarnos bien produciría confianza verdadera. Si por mí fuera lo que debiéramos haber hecho es ir a pegarnos con alguien, unos criminales o algo, anoche. La confianza de verdad se forja con acciones, no palabras. Pero no tenemos ese tiempo.

-La confianza...- Mi mirada se pierde un poco al vagar mi mente hacia rincones algo más oscuros- Imaginaos: dos niñas que han perdido todo huyendo por sus vidas. La mujer que prácticamente te crió da tu paradero por unas monedas a los que quieren asesinarte. Te despiertas mientras el viejo tabernero tan majo que te dio unos caramelos, que te habían subido el ánimo por primera vez en semanas, te arrastra enmordazada para venderte cual puerco. Nadie puede saber quién eres o morirás tú y todo el que te queda.

Alzo la mirada hacia el resto, fría y tranquila, tanto que hasta es algo perturbadora.

-¿Nadie se ha preguntado por qué mi hermana y yo somos tan diferentes al ser gemelas que se han criado juntas? Cuando todo el mundo a tu alrededor puede ser tu enemigo te endureces, no hay opción. Mi hermana lo hizo con disciplina y control, nadie te puede herir si tienes la situación controlada. Yo abandoné esas nociones, cien planes geniales son inútiles contra alguien que actúa por instinto, si no puedo controlar mi situación actuaré como quiera y si muero, muero libre. Pueden parecer enfoques contradictorios, pero lo cierto es que nos complementamos muy bien. 

-Entiendo que veáis a Esla como alguien duro que sólo quiere el poder, pero eso es porque no la conocéis como yo. Más que ninguna otra cosa necesitamos un lugar al que llamar hogar con gente en la que confiar. Yo sé que si depositáis vuestra confianza en ella se dejará la piel para ser merecedora de ello, puesto que conocemos bien el auténtico valor de la lealtad. Es por eso que no tengo duda que Esla será una gran comandante, pero como he dicho, no soy imparcial para nada y no espero que me creáis sin más.

Llegada aquí sacudo un poco la cabeza y mi tono y expresión normal vuelven un poco.

-Menuda bajona, ¿no?- digo con sonriendo- Me da que aún no me he recuperado de anoche, más vale que descanse un poco.

Dicho esto voy por un rosco y me pongo a comérmelo con tranquilidad.

Cargando editor
18/09/2019, 10:09
Adalo di Taran

El viejo veterano se levanto lentamente de su asiento, como si tuviera miedo de volver a destrozar otra silla, y suspiro derrotado. Se le había pasado por la cabeza seguir el ejemplo de Edirian y retar a Hiparchia a un duelo pero eso significaría que la considera si igual... Una idea funesta. Pensó mientras dejaba de mirar a Hiparchia y fijaba su mirada en las dos claras candidatas a comandante.

No dudaba que Peara tuviera talentos, pero pocos eran lo que necesitaba un comandante a ojos de Adalo, Esla parecia el mal menor por lo que alzo su voz:

- Si esas son las candidatas he de votar por Esla, al menos a mostrado arrojo y liderazgo, no quiero ofenderos Peara pero en un campo de batalla no se puede titubear... Voy a buscar también al miembro que falta, no seria bueno que perdiéramos a otro el primer día. 

Paso junto a los presentes hacia la salida pero me paro cerca de Finnaes.

- Letrada si fuera tan amable de prepararme la documentación necesaria para la renuncia a esta casa y hacer que me la dejen en mis aposentos le estaría muy agradecido.

Sin mas Adalo continuo caminando hacia la puerta del salón en dirección a las habitaciones, con un poco de suerte Fantina solo estará indispuesta por el consumo de alcohol del día anterior. 

Cargando editor
18/09/2019, 13:55
Esla d'Iridar

Esla se sorprendió por la intervención de Arden. En esos momentos no esperaba ya que su hermana se involucrase. La escuchó con atención mientras mantenía un semblante serio. Solo durante un momento hacia la mitad pareció torcer ligeramente el gesto durante un momento esbozando una mueca de tristeza, pero apenas tardó un instante en borrarla de su rostro. No dijo nada durante toda la narración. Al final, cuando su hermana había acabado, la miró a los ojos esbozando una sonrisa. Apenas asintió con la cabeza en seña de agradecimiento. Movió ligeramente los labios, aunque no emitió ningún sonido. "Gracias" podía leerse.

Esperó a que la intervención de Adalo hubiese acabado, y entonces tomó una vez más la palabra.

-Si me disculpan, me gustaría hablar una vez más antes de que se acabe esta elección. Creo que es justo ahora que Peara ha tenido oportunidad de exponer sus virtudes y yo siento que las mías han sido gravemente tergiversadas a lo largo de esta conversación – miró con dureza a Gavilano – Se que a algunos no os gusto, no lo hice desde el momento en que me visteis por primera vez. También se que algunos me consideráis poco más que un apellido ilustre, pero eso dista mucho de ser la realidad. Ese apellido es solo una pequeña parte de lo que podría aportar a la casa como comandante. Conmigo, y con mi linaje, viene mi educación. No es una educación universitaria, sino nobiliaria. Se moverme en la corte, se tratar con los nobles. Al fin y al cabo soy una de ellos. Conozco la historia de esta tierra y la de sus casas. Se ver cuando se producen relaciones extrañas, se ver cuando los negocios de una casa no encajan, o cuando los movimientos de algunas personas entre casas no encajan. Cuando tengamos que reunirnos con las familias nobles, encajaré. Cuando tengamos que negociar, encajaré. Se que muchos de ustedes tienen poco respeto por el mundo de la nobleza, pero ese es exactamente el mundo en el que va a moverse nuestro comandante. Yo lo entiendo y lo respeto, es mi mundo. 

En ese momento se levantó de la silla y comenzó a caminar despacio alrededor de la mesa.

-Tengo una idea bastante clara de lo que significa dirigir una casa. Nunca he tenido la oportunidad de hacerlo, lo admito, pero es algo para lo que me he preparado buena parte de mi vida.

-Además, y se que esto sorprenderá a unos pocos de ustedes – miró a Yria - tengo motivos para pensar que soy una de las combatientes más hábiles de esta sala. No reuiré un reto, y no dudaré en acudir a la primera línea de combate, o a la ayuda de cualquier miembro de esta casa cuando nuestros enemigos le amenacen – sus ojos en ese momento se posaron en Inara – Os aseguro también que seré clara con vosotros. No insinuaré lo que deseo en busca de que otro lo haga por mí, ni os moveré como piezas de ajedrez en base a un plan del que no seáis partícipes. Cuando quiera algo de vosotros, lo sabréis.

Asintió en señal de agradecimiento al pasar junto a Edirian.

-Si aun así pensáis que mi apellido, mi ambición, o que haya hecho claras mis intenciones, me convierten en una mala candidata, lo aceptaré. Mi lealtad a esta casa y a vosotros no depende del resultado de esta elección – su mirada pasó fugazmente por la de Gavilano - Si nuestra compañera Peara se convierte en comandante, la seguiré y la apoyaré en todo lo que la casa requiera.

Tras pasar junto a todos los que permanecían sentados volvió a su sitio en la mesa.

-Esto es todo lo que deseaba decir. Si estamos todos listos, creo que deberíamos terminar esta elección para poder pasar al nombramiento de los capitanes. Hay mucho trabajo que hacer en esta casa, incluyendo encontrar a Fantina y resolver un duelo.

Parecía a punto de sentarse, pero se detuvo y se volvió hacia Aldo mientras apoyaba las manos en la mesa.

-Una última cosa… señor di Taran… si me lo permite, me gustaría pedirle que reconsiderase su decisión. Su experiencia militar es algo que pocos aquí podemos aportar. Quien quiera que sea la nueva comandante sería muy afortunada de tenerle a su lado como capitán o como consejero. Estoy segura de que con algo de trabajo podremos encontrar la manera de que esos intereses en conflicto pasen a estar más alineados.

Cargando editor
18/09/2019, 14:41
Inara

¿Un duelo? - moví una ceja extrañada por la propuesta de aquel jovenzuelo bribón - ¿padrinos? - su propuesta cada vez era más disparatada, ¿acaso me amenazaba con pedirme matrimonio? Aunque estuve reflexionando unos instantes, sí, había escuchado alguna vez que en el continente tenían la absurda manía de retarse a duelo para solucionar conflictos de honor, que igual acaban en un rasguño como en un funeral, pero siempre bajo los estrictos protocolos de las normas de una sociedad engreída y petulante.

¿Bajarme los humos... a mí... tú? una lástima que hayan destrozados los espejos, te enseñaría tu propia sombra - sorprendida y anonadada -  tendrás cara, sobamonedas, de criticarme eso a mí cuando tú... - bufffff lo que tengo que aguantar de este renacuajo - no haces otra cosa que despreciar a los demás porque no somos como tú, ¿te has oído? a Yria la desprecias porque no sabe leer, a mí porque casi me muero ahí arriba - qué pena que no hubiera sido él, lo habría ayudado a curarse aplicándole fuego en la lengua - a Gavilano y otros con que si no fueron elegidos por alguien distinguido... y ahora me vienes con que si yo tengo altos los humos? - pero qué jeta, pero vaya, vaya, y yo la noche anterior bailando con semejante gusano si lo llego a saber... lo afuego - en fin... lo que hay que oír. 

Pues podría escoger a cualquiera, tengo buen ojo y sé que con un arma podrían hacerlo muy bien tanto Ádalo como Gavilano, o Viero, o Yria, Varian o incluso Eikon y si fuera por sabiduría escogería a Hiparchía o Peara - y a Cael y Arden si quisiera que el duelo fuera tan estilizado como ridículo - pero ya que tu favorita es Esla y no paro de escuchar virtudes sobre esta mujer, la elijo a ella (para el duelo).

Ahora alguien que me explique cómo son esos duelos, para que yo me sitúe y sepa a qué me estoy enfrentando.

 

(Estoy tan absorta con el comportamiento del enano que, obvio cualquier comentario del resto)

Notas de juego

Ya me he leído los duelos, preveo que me ensarte, pero bueno a ver a si hay suerte y le doy una patada en el culo a su ego

Cargando editor
18/09/2019, 14:54
Esla d'Iridar

Esla miró a Inara con cierta incredulidad cuando esta sugirió que fuese su padrino en el duelo. 

-No - respondió con sequedad - No tengo la menor intención de intervenir en ese duelo. Dadas las circunstancias sería poco apropiado que tomase partido en lo que claramente es un asunto personal de dos miembros de la casa... En caso de que decidiese tomar partido, mi respuesta seguiría siendo "no". Comparto las acusaciones hechas por el señor Edirian, sería él por quien tomaría partido. Si me lo permite, de cara al futuro le sugeriría no continuar insultando abiertamente a miembros de la casa. En especial en presencia de nuestra magistrada. Eso le ahorraría muchos duelos en el futuro. 

-No le quepa duda de que cuando necesite ayuda de verdad - enfatizó mucho ese de verdad - le tenderé la mano sin dudarlo. Esta vez creo que me mantendré observando desde mi palacio de cristal. 

Notas de juego

(Siento el doble post, pero esto lo requería)

Cargando editor
18/09/2019, 19:24
Hiparchia de Menas

Parecía mentira que las de Iridar fuesen gemelas. Toda la elegancia de Esla contrastaba con el hosco, e incluso chabacano tono de su hermana. De nuevo volvían a jugar la carta de las huerfanitas. Si creían que eso les daría puntos, allá ellas; no eran las únicas con una infancia difícil, se imaginó Hiparchia. 

De nuevo el tema del duelo, la erudita tuvo que levantarse al ver que la aspirante a comandante rechazaba la petición de ayuda de Inara. Se acercó a Esla, arrastrando por el suelo una larga falda de tonos verde, marrón y púrpura. 

- ¿Y qué consideras ayuda de verdad? -le preguntó, inquisitivamente. - Bien sabes que un duelo no es un tema que se trate a la ligera. No es raro aquellos que acaban con alguien enterrado o con un pie al otro lado. Puso una mano sobre la cintura de Inara, con los dedos acarició el cuero de su cinto. Como futura comandante, o con pretensiones de serlo, negar la primera petición de ayuda que te hace un miembro de la Casa muestra un flaco compromiso para con el grupo... o al menos para cierta parte del mismo. Se acercó a Esla. No había prestado demasiada atención a aquella niña y ahora parecía que podría tener más relevancia de la que inicialmente le había dado. Se fijó en sus ojos oscuros, desafiantes, en su gesto duro, que tan poco favorecía sus reales facciones. Demasiado hermosa para reinar, demasiado grave para ser feliz. Pensó. Hubiera sido un buen gesto. 

Sin embargo, Inara, no temas. Seré yo tu padrina si es que lleváis esta tontería del duelo hasta las últimas consecuencias. Ya no había rastro de esa sonrisa burlesca en su cara. Estaba seria. La violencia gratuita era detestable. Así como los orgullos heridos o las afrentas personales. La mayoría de la gente tenía una opinión demasiado elevada de sí misma.