Partida Rol por web

GRUPO DE BATALLA II:

GRUPO DE BATALLA II: Campamenteros:

Centro-Retaguardia.

- Los muertos se alzan mientras los Campamenteros avanzan hacia la zona de tierra gris, húmeda y pantanosa del Llano de Galdan, más allá de la protección del Campamento Principal.

- Al frente, parece que los Dolorosos supervivientes, tres de las cuatro escuadras, han perdido la cohesión. Han abandonado los manteletes y ahora parecen retroceder, presa de la confusión.

- Serpiente también parece debilitado, parece que ha caído al suelo, despojado de casi toda su aura de maléfica potestad mágica.

- Delante, los Hostigadores de Matagatos siguen avanzando, decididos a cumplir la misión encomendada, aunque parece que el Cabo Matagatos tiene problemas, y se retrasa con Guepardo ayudándole a caminar.

La cosa pintaba mal, muy mal. El carro que tenían que empujar no parecía facilitar la penosa tarea de cargar con la pesada escala. Aún así debían obedecer las escuetas órdenes dadas por Lengua Negra. El guerrero chamán se ajustó la tosca máscara chamánica hecha con un cráneo de carnero y eso le tranquilizó un poco. De esa guisa tomó posición en la parte trasera del carro dispuesto a empujarlo junto con los demás.

- ¡Allí está, el dragón!- No pudo reprimir dejar de empujar un instante y señalar con el dedo a la vez que dirigía su mirada a Lengua Negra.-  ¡No os asustéis y permaneced concentrados! No es más que una...- Las palabras se le atragantaron en la boca al ver como el dragón lanzaba una bola de fuego y sembraba así el caos entre las filas de los Dolorosos. Pero si algo dejó a Chamán Rojo sin palabras fue ver con sus propios ojos el efecto provocado por la magia de su cliente, que usaba a Serpiente como canalizador.

Los muertos...- Abrió los ojos de par en par con una mueca espeluznante que demostraba el asco y horror que le producía todo aquello.

GRUPO DE BATALLA II:

PLANO GRUPO DE BATALLA II

0) Escala Pesada con armazón de carros: Integridad actual: 100%.

1) Cabo Lengua Negra [Camisote de Mallas. Espada Larga (cinto). Daga (cinto). Escudo Grande Madera (espalda)]:

2) Asesina [Armadura de Cuero. Cuerda y arpeo. Cuchillo tribal (cinto)]: 

3) Astado [Armadura de Cuero. Cuchillo (envainado). Lanza Corta (1) (espalda). Lanza Dos Manos (espalda). Machete (envainado)]:

4) Chamán Rojo [Armadura de Cuero. Cuerda y Arpeo. Cuchillo y Daga (envainados). Machete (cinto). Lanzas Cortas (3) (espalda). Máscara Chamánica. Escudo Grande Madera (embrazado)]:

5) Derviche [Armadura Tachonada Oscura. Cimitarra (cinto). Cimitarra (cinto). Escudo Grande Madera (espalda)]:

6) Keropis [Armadura Funeraria. Daga (envainada). Kopesh (envainado). Escudo Grande Madera (espalda)]:

7) León Anciano [Armadura de Cuero. Lanza Corta (espalda). Arco Largo Compuesto y Carcaj 17 flechas (espalda)]: 

8) Loor [Cuero Tachonado. Bastón a Dos Manos (mano). Honda 12 balas de honda (espalda). Escudo Grande de Madera (espalda) Cuerdas con arpeos de hierro (2) (al hombro)]:

9) Lombriz [Armadura de Cuero. Lanzas Cortas (6) en portalanzas (espalda). Cuerda. Machete (cinto). Escudo Grande Madera (espalda)]:

10) Niña de Oro [Cuero Tachonado. Báculo de Ébano (espalda). Iwisa (cinto). Honda y 3 bolsas de balas (cinto). Cuerda. Escudo Grande Madera (embrazado)]:

11) Odio [Cuero Tachonado. Cuchillo (envainado). Lanza Corta (espalda). Escudo Grande Madera (espalda)]: 

12) Perdida [Tiras Cuero Gladiador. Lanzas Cortas (4) (espalda). Cuchillo tribal (cinto). Escudo Grande Madera (espalda)]:

13) Piojillo [Cota de Escamas. Daga (envainada). Lanza Corta (1) (espalda). Escudo Grande Madera (espalda)]:

14) Plumilla [Armadura Cuero. Daga (envainada). Lanza Corta (espalda)]: Magia Activa: Hechizo Escudo de Fuerza de Rastrojo.

15) Reyezuelo [Armadura Tachonada. Cuchillo tribal (envainado). Cuerda seda. Lanza Corta (espalda). Escudo Grande Madera Castores (espalda)]:

16) Sabandija [Armadura de Cuero. Daga (envaina). Lanza Corta (1) (portalanzas espalda). Jabalinas (3) (portalanzas espalda). Arco Corto y Carcaj 20 flechas (al hombro)]: Magia Activa: Hechizo Escudo de Fuerza de Rastrojo.

17) Tarado [Cuero Tachonado. Lanza Dos Manos (espalda)]:

18) Teniente Rompelomos [Armadura de Placas. Espada Larga (cinto). Daga (cinto). Escudo de Acero (embrazado)]:

19) Segundo Guardaespaldas [Camisote de Mallas. Alfanjes (2) (cinto). Dagas (2) (botas)]:

20) Mago Escupeculebras [Túnica. Daga (cinto). Bastón dos manos (en las manos)]:

21) Mago Tragasapos [Túnica. Daga (cinto). Bastón dos manos (en las manos)]:

El Teniente hace sonar con fuerza el cuerno de guerra de la Compañía Negra. Es la señal a todas las unidades para seguir avanzando. ¡Hacia Galdan!

- "¡Vamos, Compañía Negra! ¡Estos son los refuerzos que se nos prometieron! ¡Distraerán a las defensas de la Puerta! ¡Avanzad!" -

GRUPO DE BATALLA II:

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- Los aliados no muertos se incorporan a la batalla.

A Lombriz la alegría de aquel momento, "incrementada" o no, se le murió en los labios, como estaba pasando a muchos en aquel campo de batalla.

-CHOKU N´DOLLA!

Gritó, contemplando aquello, los ojos abiertos, la boca desencajada y el sudor más frío y amargo empezando a recorrerle primero la frente, luego el cuero cabelludo y luego todo el cuerpo. Sólo un manotazo (que no reparó de dónde venía) hizo que no soltase las cuerdas y siguiera empujando ante aquella visión salida de las profundidades del infierno.

-CHOKU N´DOLLA! MAA KUFA! KUFU! KUFU! MAA KUFA, M´BOZENGO! MAA!

La respiración se le había encendido y el pecho le martilleaba como loco mientras miraba a todos lados, tratando de buscar por todos. Por todos estaban. Rodeados, allá donde quiera que mirasen, de los cuerpos de aquellos que habían sido enemigos o amigos, o incluso desconocidos. Lombriz no pudo evitarlo y con una mezcla de odio, asco y desesperación vomitó lo que era en su mayor parte bilis por el camino, mientras seguía arrastrando: un vómito aguachirlado, ácido y macilento, del que nacía en arcadas arrancadas como golpes.

-Mi cabo...

Se limpió con la muñeca de la armadura mientras miraba todo aquello, murmurando algo en dios sabía qué. Un rezo, probablemente.

-Mi cabo. No. No. Esto, esto ni siquiera mal yuyu. Esto... esto más allá otra cosa. Mi cabo, Lombriz dice. No. ¿No, verdad?

¿Habían vendido su alma para aquello? De alguna forma, ni siquiera los dragones eran tanto como aquello: la bola de fuego había sido recibida por allí con casi más admiración que miedo (claro que la distancia ayudaba), pero aquello era diferente en todo caso. Era inmundo. Era peor que la más oscura de las brujerías, y ni siquiera la Compañía se había arrastrado tanto como aquello jamás, no que los k´hlata lo supieran. La inmensa mayoría de ellos, asesinos, descreídos, impíos... no se consideraban tan malos como para ver aquello bien. Y posiblemente nunca lo hicieran.

Analista había entregado a Capitán a cambio de aquello. A cambio de mancillarles a todos ellos para siempre.

TRAICIÓN.

-No. No, no no no no no no. No. ¿Ustedes sabían? ¿USTEDES SABÍAN?

Lombriz no retrocedió ni desertó de su puesto: sabía que un comportamiento así acababa en una cuchillada bien rápida de cualquiera de sus hermanos, y con razón... en cualquier otro momento. En aquel, ni siquiera estaba seguro. Sólo empujar, y seguir, y maldecir por aquello de lo que se les había hecho partícipes a todos ellos con engaños, y temblar ante aquello que no era del reino de los hombres ni de los dioses, aquello por lo que hasta al más curtido de los guerreros le estaba permitido llorar.

Astado observaba el desarrollo de los acontecimientos con asombro. El fue chaman una vez, pero estos poderes estaban mucho más allá de todo lo que había llegado a conocer. Ahora que no era más que un soldado se maravillaba ante tamaña demostración de poder.

Aún estando apenas repuesto de sus heridas, Astado colaboraba en empujar el carro con las fuerzas que podía.

Al ver levantarse a los muertos, por un instante el horror pudo con él. 

¿Estarán mis compañeros caídos entre todos estos cadáveres reanimados?

Se sacudió la cabeza. Solo la idea que había tenido era demasiado para cualquier corazón.

Están de nuestra parte. Incluso así, están con nosotros.

Se sobrepuso al horror y empujó el carro con ahínco, tenían que avanzar, tenían que luchar.

Están a nuestro lado.

La visión de los cadáveres levantándose dejó a Sabandija tan pálido que pareciera Oscuro. Se aferró con fuerza al amuleto hecho con una ristra de batatas que Rastrojo había bendecido con sus Artes. Con tanta fuerza lo apretaba que casi hizo puré algunas de las batatas. Lanzó una mirada hacia Plumilla, dando gracias a los espíritus por habérsele ocurrido llevar a la curandera ante el chamán. Las piernas le temblaban y, como si la vibración se transmitiese por la estructura ósea del explorador K´Hlata, los dientes castañeaban al mismo ritmo.

- Po-po-por to-todas partes.- La cabeza de Sabandija giraba ora hacia un lado ora al otro, veloz, tratando de encontrar un camino despejado por donde huir. Fue cuando su mirada se cruzó con los inexpresivos y podridos ojos de uno de aquellos monstruos. Estaban vacíos.- ¡Ay!- Al menos él tenía la protección de un espíritu maternal capturado por Rastrojo y obligado a introducirse en las batatas. Aún así estaba intranquilo. ¿Y si no funcionaba? La última vez, cuando había caído gravemente herido, Rastrojo le había dicho que la magia de Serpiente, sucia y maligna, había interferido en la protección chamánica. ¿Cómo iba a funcionar el amuleto ahora con todo plagado de aquella magia, aún peor, que el Señor del Dolor había esparcido por todas partes?

Un gritito de susto se me escapa al ver lo que sucede.

Éste mundo está corrupto, este mundo tiene que ser purgado. Diosa, ven, sálvanos de esta oscura magia, trae tu paraíso...

Cierro los ojos, concentrándome en tranquilizar mis emociones. Los abro, pero descubro que no ha servido de nada.

Son aliados, son aliados. Con este pensamiento, sigo adelante.

-No, no sabía. No sabíamos -dijo duramente Lengua Negra ante el macabro espectáculo que se ofrecía ante sus ojos-. El Señor del Dolor había prometido ayuda y Serpiente ha sido su vasija. Ahora parece haberse roto.

La naturaleza K´Hlata y su aversión a la magia era bien conocida por Lengua Negra. Aquel plan debería haber sido comunicado a todos los mandos en todos sus detalles y de aquel modo, haber preparado a las tropas para lo que estaba por venir. Ya era tarde.

-¡AVANZAAAAD! ¡QUE NO SE DETENGA ESE CARRO! -gritó a pleno pulmón. Muerte en la tierra y muerte desde el cielo-. Mantened vuestra vigilancia en el frente y en el cielo. Si veis a ese dragón, dad la alarma. A su ataque, dispersaos para reagruparos a continuación -ordenó-. Y si los muertos son nuestros refuerzos y alguien los teme, que mire al suelo. Nadie dejará de empujar ese carro o pasará a formar parte de ese ejército. Que los cinco que están en la retaguardia ocupen el puesto de los cinco en vanguardia y que estos avancen y recuperen el aliento. Otros cinco ocuparemos el puestos de los que han avanzado -dijo al tiempo que se situaba en posición y empezaba a empujar el carro.

- ¡Somos la compañía negra! Tenemos un contrato. Avanzad. Avanzad. Avanzad. Habéis oido las órdendes del Cabo. Vamos.

La voz de Loor era clara, atronaba en la mitad del caos. No tenía inflexiones, ni parecía estar especialmente afecta por el macabro espectáculo. Después de todo, ¿no decía ella siempre que la vida y el mundo eran caos y corrupción? ¿No era este espectáculo la confirmación de tales cosas?

Sin embargo, el motivo de su hieratismo era otro. Al fin y al cabo, para Loor, tales cosas eran insignificantes. Este mundo era algo de corrupción, que debía ser purgado. Y ella y sus hermanos eran la Compañía Negra.

- Recordad nuestras tradiciones. Cumplimos nuestros contratos. - Repitió nuevamente, con voz fuerte y clara. - Vamos.

Las palabras de sus mandos entraban a Sabandija por un oído y salían por el otro sin que apenas su cerebro las procesase. Lo único que le hacía seguir adelante era su amuleto. Aprovechando uno de los cambios de posición Sabandija se aproximó hacia la vanguardia del carro. Allí estaba Plumilla. Sus ojos escrutaban el campo de batalla, plagado de los macabros aliados, y oteaban el aire en busca de más amenazas. El terreno estaba todo removido y plagado de cieno negro y putrefacto. ¿Cómo iban a avanzar con aquel caro con el suelo en ese estado? Él no era fuerte y su brazo atrofiado hacía que apenas pudiera empujar. Pero sí tenía buena vista y conocimientos suficientes como para saber qué parte del terreno era la más consistente.

Chamán Rojo empujó el carro con todas sus fuerzas. Quizá así pudiera controlar el asco y el temor que la magia de sus aliados le provocaban. ¿Por qué no tenían ellos un dragón como el del Triplete? Entre las rendijas que dejaban las maderas de la estructura que empujaban buscó la mirada fría de Lengua Negra. No llegaba a entender en qué ocupaban el tiempo los mandos. ¿Acaso no estaban advertidos de la existencia del dragón? Fuera una ilusión o no debían haber sopesado todas las posibilidades. 

- ¡Aaaaarrrrg!- Dejó escapar un grito por el esfuerzo y dejó su puesto a otro cuando fue necesario. Desde la retaguardia trató de infundir ánimos en sus compañeros Campamenteros, conociendo las supersticiones de los K´Hlata tan bien como las conocía. Tuvo que carraspear varias veces temiendo que la voz le flojease.- ¡No temáis a los muertos! ¡Manteneos firmes! ¿Acaso no viene con nosotros aquel al que se conoce como el Guardián de los Muertos?- No se le ocurría nada más que usar la fama adquirida por Keropis. Aquel eremita extranjero se había ganado el respeto de todos por su ardua labor protegiendo el camposanto. Todo aquello le parecía un sacrilegio pero por encima de aquello estaban sus vidas y la necesidad de sobrevivir a aquella batalla.

Aquella visión fue perturbadora incluso para Piojillo. El era k´hlata, y, en su cultura, todo lo que tuviese que ver con la magia traía malos presagios. Mucho más cuando lo que se había levantado desde el suelo fueron los cuerpos humanos, aparentemente, de muertos que yacían por todo el llano de Galdán. Un sudor frío recorrió toda su espalda, acompañado de leves espasmos y escalofríos. Lo que estaba presenciando helaría la sangre del más árduo guerrero de los campamenteros.

El campamentero se sobrepuso de sus pensamientos al oír las palabras de Lengua Negra. Acató y miró al cielo y hacía delante, tenían que avisar si veían a aquella bestia alada y escupefuego o sería el fin de todos.

El cansancio se apoderaba de él ya que iba en primera línea, tirando del carro, a la par que estrenaba aquella armadura tan pesada. Piojillo no estaba acostumbrado al peso de aquella recia armadura, pero era necesaria, o eso pensaba el, para lo que se avecinaba. Suspiró al oír que en breve pasarían a la retaguardia, siendo sustituidos por otros compañeros. Así podría recuperar el aliento.

Derviche avanzó con sus compañeros a paso firme, aunque a decir verdad, no es que estuviese el suelo para eso, el barro y la charcas los hacía patinar a veces y hubo más de un amago de caida. Encima tenían que tirar de aquellos trastos enormes. Cuando se acercasen a la muralla aquello iba a ser una auténtica cacería de patos.

Nada iba bien, ya desde cuando comenzaron a enterrar a los muertos de aquella manera en el llano, todo fue un auténtico despropósito y ofensa a los dioses. Estaba mal, todo estaba mal, el contrato con el Señor del Dolor, los muertos mal enterrados en el llano...y ahora aquello. Magia, de la oscura, de aquella que perturba los espíritus de los muertos y los levanta de la tumba, todo un acto de malevolencia llevada a su máxima expresión. Todos se sobrecogieron al notar las energías mágicas, como los envolvía, como el mundo parecía tornarse tinieblas,y finalmente, como los muertos se levantaban.

Una auténtica ofensa a los dioses K'Hlatas. El Dios Jaguar no estaba contento, nada contento.

Y eso repercutía en su sacerdotisa fanática, mientras contemplaba con los ojos como platos toda la escena, la sangre comenzaba a hervir dentro de sus venas, o quizás fuese un efecto colateral de aquella magia maligna, que aumentaba los sentimientos negativos de la gente...al menos de la gente viva. A cada paso iba gruñendo, con el entrecejo fruncido, intentando controlar su ira.

No, todavía no, cuando lleguemos a lo alto de la muralla, entonces todos pagarán.

Cada vez la muralla estaba más cerca. La batalla de las puertas de la muerte, nunca había acertado tanto nombrando algo.

- Siguiendo las órdenes del Teniente y del Cabo Lengua Negra, el Segundo Grupo de Batalla avanza por el Llano de Galdan desde el Mapa 5 al Mapa 6.

- MAPA 6: http://pyromancers.com/media/view/main.swf?round_id=178854

El avance, aunque lento era constante y la posibilidad de alternar fuerzas y que algunos descansaran, era una ayuda. Pero el terreno no facilitaba el avance. La amenaza de ciénagas, zonas enlodadas, ruinas, piedras, vegetación dispersa eran obstáculos que en circunstancias normales no les afectarían gravemente. En aquel momento, eran tentáculos dispuestos a atraparlos y refrenarlos.

-Mostraos atentos al terreno. Quiero la ruta de avance óptima, la más despejada y menos problemática. Los de retaguardia que avancen a vanguardia. La vanguardia que descanse y que otros cinco pares de brazos ocupen el puesto atrás -ordenó, buscando optimizar las fuerzas.

LENGUA NEGRA:

- Tiradas de Mando y Otear.