Partida Rol por web

La Compañía Negra: El Dios del Dolor.

Tierras de Cho n Delor: Grupo I.

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16/05/2013, 22:30
[RIP] Attar.

Attar no dijo nada en aquella conversación, pues nada tenía que añadir. Él no tenía cuerda, y podría intentar trepar a pesar de su nueva armadura si fuera necesario. O manejar el ariete. Cualquier orden que le dieran, el mestizo la ejecutaría sin rechistar. Sin embargo, sí le llamó la atención la mención a las pinturas de Khadesa. Cuando se acabó la reunión, él también se acercó a la pitonisa.

-A Attar también le gustaría que le pintaras algo. Creo que podría traerme suerte. 

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16/05/2013, 22:34
[RIP] Michou.

Michou pensó detenidamente cual debía ser su posición, finalmente solo pudo decidirse por una cosa.

- No soy bueno trepando para nada, sería mas un estorbo que ayuda, pero puedo ayudar con el ariete si se necesitan mas hombres- Era la mejor opción para él, tampoco se le daba bien los ataques a distancia y ya estaba lista la caballería, solo le quedaba ese puesto para ayudar en el ataque.

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17/05/2013, 00:46
Serpiente.

- Yo también poseo una cuerda- dije, sumándome a la imbecilidad general.- Quien la quiera que me lo diga con tiempo para preparar el nudo con el que pretende ahorcarse.- Reí.- O no, aun mejor.- Me giré buscando a la mujer que me había sorprendido diciendo que su lugar en la batalla era junto a mí.- ¡Khadesa, dibújales con esas pinturas tuyas una diana en el pecho para que nuestros enemigos sepan dónde dirigir sus flechas cuando escalen!

Los estúpidos abundaban en todas partes, eran uno de esos extraños bienes de la naturaleza que nunca llegaría a apreciar, pero allí, en el lugar al que por una capa pertenecía, eran especialmente numerosos. Había tantos que los más idiotas entre los idiotas copaban los puestos de mando. El más necio de todos, el Capitán, que había hecho de la Tienda de Mandos su mortaja y si la cosa no cambiaba, también la de la Compañía.

Prueba de la estulticia de los hombres que nos dirigían era aquella estrategia absurda que primaba mantener en buen estado el apestoso campamento que debíamos tomar por la fuerza antes que la vida de los hombres destinados a defenderlo una vez lo reclamáramos como nuestro. Parecían no haberse dado cuenta de eso, de que cada hombre que perdieran era un hombre menos que tendrían para defenderlo. Pero claro, para ellos era mejor sacrificar decenas de soldados antes que dañar una empalizada hecha con troncos de árbol, porque de toda la vida es más fácil y requiere menos esfuerzo gestar y parir soldados nuevos que reconstruir un maldito campamento...

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17/05/2013, 04:23
Peregrino.

El duro día de entrenamiento termina y yo descanso como un tronco totalmente agotado durante las horas que me separan del alba. Duermo como si nunca antes lo hubiese hecho pues mis heridas y el agotamiento me desconectan completamente de mi cuerpo, brindándome una noche de sueño profundo en la que nada es capaz de interrumpir mi descanso.

Luego amanece y todos en el campamento comienzan a movilizarse para el ataque. Estoy presente en las discusiones y en los discursos dados. Estoy presente cuando se dan las órdenes y en cuando se comienzan a elegir a las personas que llevarán a cabo cada uno de los trabajos durante el asalto. Las últimas palabras que suenan son las siempre clásicas burlas de Serpiente. Si no estuviese agradecido porque decidió arriesgarse para salvarnos, le diría que suena como un cobarde, pero ya ha demostrado no serlo.

Me acerco a Matagatos, aun con una cojera evidente y le hablo:

 - "Yo treparé. Necesito un arpeo y cuerda para ir en primera línea."

Mi decisión es firme, tanto como mi voluntad de luchar. Aparte de eso, puedo estar muy herido pero aun así soy bueno escalando, ocultándome y luchando, por lo que creo que seré mucho más aporte en primera línea, tras las líneas enemigas que portando un ariete o disparando un arco desde el otro lado del muro.

Notas de juego

Yo quiero un arpeo y cuerda.

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17/05/2013, 10:14
Khadesa.

Maldita sea, Serpiente, lo último que necesitamos ahora es que nos rocíes con el ácido que destilas.

Pero ya estaba dicho, ya no tenía remedio. Así era el mago, lo quisieras o no.

-No pintaré dianas, Mago. Si quieren acertar con sus flechas deberán hacerlo sin ayuda, y neutralizando la protección que puedan proporcionar mis símbolos. -Se dirigió entonces a Attar.- Como el tuyo. Una pantera, ese símbolo te pintaré. Fiera, dura, letal. Y, además, Pantera fue el nombre de tu madre. Su espíritu irá contigo.

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17/05/2013, 10:52
Ponzoña.

Ponzoña se sentía casi recuperado. Sus heridas habían cicatrizado y el prolongado descanso había devuelto la fuerza sus músculos. Aquella había sido una difícil decisión. Había desterrado sus deseos del presente en función de la batalla que estaba por venir. Y aquello había supuesto marginar amigos, compañeros y, especialmente, a Khadesa. Ahora, en el nuevo alba donde las órdenes corrían como el viento sobre la sabana y con la certeza de sangre y muerte en el horizonte, apenas a una hora de la partida, se acercó a Khadesa con algo en sus manos. Era el trabajo de semanas, de robar a la vida instantes, momentos para realizar aquella talla en una madera hermosa y veteada. Una superficie pulida hasta bruñir donde el marrón oscuro y el más pálido de la madera cruda se entrelazaban sinuosos formando un uno representando a la Madre. Era un regalo, una ofrenda, con un destinatario único. Ella. 

Sus pasos se detuvieron junto a ella, su mirada se detuvo sobre ella, el corazón se detuvo un instante para acompasar su ritmo al de ella. Estiró la mano y tendió el objeto hacia ella.

-Es para ti, Khadesa -dijo con su voz ronca y profunda, las negras pupilas brillantes.

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17/05/2013, 11:57
Sabandija.

Sabandija iba haciéndose pequeñito a medida que sus compañeros se hacían grandes, henchidos de orgullo por ocupar las primeras posiciones en la batalla.  Las palabras de Serpiente le congelaron la sangre que corría por sus venas. Supuso que era normal pensar lo mismo, pues las serpientes y sabandijas eran alimañas de la misma calaña. Por supuesto no iba a compararse con el mago, puesto que eso sería muestra de una gran soberbia por su parte.

La idea de pedir a la Pitonisa uno de sus dibujos le pasó por la cabeza, pero al ver la respuesta que le dio a Attar desechó la idea tan rápidamente como le había surgido. Se imaginó las palabras de Kadhesa al dedicarle el dibujo.

- Para ti , Sabandija, dibujaré una lagartija. Pequeña , de sangre fría, rastrera,  huidiza y dispuesta a sacrificar cualquier cosa para escapar. Quizás pierdas la cola, pero a cambio podrás disfrutar un día más del cálido sol sobre una piedra. Después de todo, la cola vuelve a crecer , ¿no es así?.

Y luego estaba el problema de los espíritus.

- Y además el nombre de tu hermano. Su espíritu irá contigo y no te dará descanso durante la lucha. Inspirará a los enemigos,te atormentará con visiones de sangre  y  empuñará sus lanzas para impelirles la fuerza necesaria para que  atraviesen tu piel. Así podréis estar juntos eternamente en el mundo de los espíritus.

 Un sudor frío comenzó a perlar la frente del K´Hlata. Agitó la cabeza para despejar la mente de malos augurios.

- ¡No!- Escupió al suelo y alzó el puño al aire con el dedo pulgar entre el índice y el corazón. Buscó con la mirada a Rastrojo. No quería atraer a los espíritus sino mantenerlos alejados. Si Kadhesa no podía hacer eso, se lo pediría al único chamán que le parecía accesible. Se acercó al carro conducido por él y le dirigió la palabra algo temeroso.

- Rastrojo, sé que me dijiste que hablaríamos después de la batalla. Pero ¿no puedes hacer algo por mi antes del combate?- No quiso decirle que si no era capaz de hacer algo como Kadhesa, por no herir su orgullo.- Quizás no sobreviva...- Quizás no sobrevivas tú arriesgándote de esa manera.- y... - El joven bajó la voz para que sólo Rastrojo puediera escuchar lo que iba a decir. Su rostro expresaba gran ansiedad.

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17/05/2013, 12:09
Khadesa.

Se giró impaciente, distraída con el pensamiento agriado por las palabras de Serpiente, que a duras penas había podido asimilar, cuando notó que alguien se había acercado a ella.

Y el gesto se detuvo, como se detuvo un instante su aliento, al verle. Sus corazones, sus palabras, sus silencios. Mirándola con esas pupilas oscuras, todo mensaje.

"Es para ti, Khadesa"

Tomó de sus manos la talla, sin dejar de mirarle a él. Y le costó arrancar su alma del cielo oscuro de sus ojos, para poder contemplar su obra, su homenaje. Tanta alma había en ella como en él, tanta intención, tanto contenido. La Madre y ella, y él.

Paseó primero la mirada y luego las yemas de los dedos sobre la superficie sedosa, resiguiendo cada línea, cada hendidura, cada detalle. Se deleitó con el tacto cálido de la madera, con la suavidad de las formas, con la imagen de su hombre haciéndola, en sus soledades, en sus apartes. La fiera y el arte, el símbolo. No, mucho más que un símbolo.

Las yemas de sus dedos se alejaron de la talla, y volaron a su rostro, como su mirada. Y ambas pasearon por la superficie sedosa, resiguiendo cada línea, cada hendidura, cada detalle.

No dijo nada. Sólo se detuvo en sus labios, un latido, antes de besarlos con la delicadeza de un aleteo.

Mucho más que un símbolo.

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17/05/2013, 12:16
Sabandija.

Sabandija bajó la voz y su cara mostraba una gran preocupación.

- ...No quiero saber nada de los espíritus...eso os lo dejo a los que habéis sido dotados para ello...sólo quiero vivir en paz...quiero ir a la batalla sin tener que preocuparme por ello. ¿No hay nada que puedas hacer?- ¿Para qué sirve un chamán si no puede doblegar a los espíritus a su voluntad?- Mi hermano Tabhán murió por mi culpa y desde entonces me atormenta por las noches. Pero no quiero que en medio de la batalla me atosigue y provoque mi muerte.Quizás después de la batalla ya sea demasiado tarde para que me ayudes.  Dime que puedes hacer algo por favor, haré lo que sea. Estaré en deuda contigo. - No tenía dinero, pero si era necesario le pagaría cuando lo ganara. Conocía el caracter orgulloso de Rastrojo  por lo que trató de usar a Kadhesa para convencerle de hacer algo.  La confianza que el joven cazador ponía sobre él chamán esperaba que fuera suficiente cebo para su soberbia.- Esa mujer no sabe lo que hace invocando los espíritus de los que ya no moran en este mundo. Yo sólo quiero que me protejan de ellos no que me ayuden.

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17/05/2013, 12:15
Ponzoña.

Sus carnosos labios, hechos de fuego y miel, se posaron sobre los suyos, hechos de piedra y magma. La tomó por la cintura, uniendo los cuerpos, conteniendo su fuerza y deseo, transformando el contacto en un suave roce. No necesitaba sus tatuajes. La necesitaba a ella. No por un momento. Para siempre.

-Una batalla más. Muerte o vida. Pero no más vida sin ti, mujer -dijo a la quinta en un susurro solo dirigido a ella-. Si sobrevivimos, te quiero como esposa y me ofrezco como esposo. Mi cuerpo y mi mente te reclaman Khadesa, como el sediento necesita agua. Soy tuyo. Eres mía.

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17/05/2013, 12:27
Matagatos.

La estrategia ya estaba marcada y a aquellas mismas horas del día siguiente probablemente se encontraran en mitad de la batalla. Tan solo quedaba un poco de tiempo para preparar los últimos detalles y dar las últimas instrucciones antes de partir. Miró a su alrededor y buscó con la mirada a algunos de sus compañeros.

-¡Ojopocho! ¡Caracabra! ¡Dedos! Vosotros protegeréis durante la batalla a Serpiente, Khadesa y... Buscó a Rastrojo con la mirada ¿Donde se había metido? Lo encontró ofreciéndose al Teniente para ser uno de los escaladores. Negó con la cabeza sin comprender lo que pretendía hacer el chamán. ¡Rastrojo! ¿Que se supone que haces? Eres un chamán y tu sitio estará junto a Serpiente y Khadesa, eres demasiado valioso para pasearte por mitad de la batalla.

Todavía no tenía claro lo valioso que podía llegar a ser, pero había levantado la admiración de sus compañeros de grupo en la última batalla y estaba claro que tenían algún poder sobrenatural para poner al servicio de la Compañía, si quería participar lo haría desde un lugar más seguro.
Tras asegurarse de que el pequeño grupo estaría bien defendido se puso a ultimar otras cosas antes de la inminente partida.
No pudo evitar observar la escena entre su hermana y el hiena pero no dijo nada, otros pensamientos le urgían ahora mismo. Si se alegró o le disgustó no quedó marcado en su rostro en ningún momento antes de continuar repartiendo instrucciones y atendiendo las necesidades de última hora de su pelotón. Simplemente dejó que ocurriera sin interrumpir.

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17/05/2013, 12:55
Ojopocho.

Asiento a las palabras de Matagatos.

- Proteger a su hermana, al loco de Serpiente y al descerebrado de Rastrojo. - pienso. Si no fuera por la primera los otros dos podían darse por muertos pues no son precisamente de mi agrado.

Una sierpe venenosa y uno chamán bastante zoquete. Ambos se creen el ombligo del mundo y a ambos les costará cara su osadía. Por mi podían irse al infierno de la mano. Y sin embargo me habían encomendado su protección.

- De acuerdo Matagatos.

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17/05/2013, 13:05
Pelagatos.

La mandíbula casi se me cae al suelo cuándo veo la escena entre Khadesa y Ponzoña. Sí, había visto cosas "sospechosas" entre el K'hlata y mi prima, pero nada cómo esto. ¿Qué hacía? ¿Qué pretendía con ese juego? ¡Cómo se le ocurría entregarse a un K'lhata! Ella era una de las pocas mujeres oscuras que quedaban en La Compañía e iba a entregarse a un K'hlata...¡engendraría un mestizo! 

Me giré para no ver cómo el Hiena le daba un discurso demasiado revelador cómo para hacerlo en medio del pelotón, con la batalla a las puertas. Repugnante. 

Sin embargo, no era momento para pensar en estas estupideces. No importaba lo más mínimo en este momento con quién decidiese Khadesa meterse en la cama. Estábamos en medio de una guerra y preparandonos para partir al campo de batalla. Eso era lo que importaba. Con el escudo y la espada listos, esperé la orden de marchar. Ya había preparado antes de que nos explicasen la estrategia todas mis cosas, llevando sólo lo imprescindible. Estaba listo.

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17/05/2013, 14:49
Dedos.

Día de la Noche de los muertos. 

Lo único que la sacó de su ensimismamiento, además de la anunciación de la Ceremonia de Juramento, fue la mirada de Matagatos, que pasó por su lado y le sonrió. Quería hablar con ella a solas. Hacía tiempo que no pasaban tiempo a solas, hacía mucho tiempo que no tenían sus anteriores encuentros amorosos, en los que disfrutaban el uno del otro. Era lógico, él tenía muchas cosas en la cabeza y muchas responsabilidades que atender. Aún así, cada vez que le pedía estar a solas con ella, aunque fuese durante un rato, ella aceptaba con entusiasmo y emoción. Esta vez no fue diferente, asintió con una sonrisa en los labios, pero tenía la mirada perdida, y no había brillo en ella.
La apenaba no poder cenar con él, y tras su marcha cerró los ojos intentando descansar, más que nada para recuperarse cuanto antes y no sentirse tan inútil y tan impotente ante todo.

Antes de que desapareciesen los últimos rayos de sol comenzó a sentir hambre. Abrió los ojos lentamente y contempló el cielo. Se acercaba la Ceremonia de los muertos, lo que suponía un momento importante para todos ellos, ya que habían perdido muchos compañeros, amigos, algunos habían perdido familiares... Otros habían perdido las personas más queridas. Era duro vivir en una constante agonía, con el dolor en el alma tras las pérdidas, y la inconsciencia sobre si el día siguiente vivirían o morirían. Esa era la vida del guerrero.

Sintió una mano en su hombro, y se giró lentamente. Sonrió a Matagatos y le contestó:
-La última batalla me ha afectado un tanto. Me hirieron de muerte, una vez más. No he podido ayudarte siquiera con los heridos. Esta inactividad me está matando. Y además, sigo sin ver a R'Gaa por ninguna parte del campamento, ni siquiera la he visto en la tienda de los heridos. Eso sólo quiere significar una cosa... - como correspondiendo a sus pensamientos Azulado confirma la muerte de la dulce muchacha, la primera amiga que había hecho en la Compañía. Bajó la mirada, apenada por la pérdida.

Ojalá Sicofante pueda ser fuerte...

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17/05/2013, 15:05
Dedos.

Noche de los muertos

El olor de la cena inundó todo el campamento, y su hambre aumentó. Se levantó lentamente y, una vez recogida su escudilla, se acercó para pedir una ración.
Después de la cena Rastrojo dio un discurso para despedir a los caídos. No podía creer lo emotivo que le ha quedado, aunque sabía perfectamente que no eran más que palabras. Como si a Rastrojo le importasen todas esas personas caídas... ¡Si la única persona que le importa a Rastrojo es el propio Rastrojo! Eso lo sabían todos.

Paseó la mirada por los rostros de sus compañeros. La mayoría estaban tensos, Campaña estaba aplaudiendo como único gesto, aunque el dolor se notaba en su mirada, y finalmente se detuvo en el rostro de Sicofante. Estaba llorando. No pudo evitarlo, y se acercó, tocándole suavemente el hombro en muestra de apoyo. No podía... Ni siquiera quería imaginar el dolor que debía suponer para él haber perdido a R'Gaa.

Parecía que nadie tenía nada que decir, por mucho que Rastrojo insistiese. Algo le decía que no lo hacía para dar la oportunidad de que los demás compartiesen su dolor, o bien se despidiesen finalmente en voz alta de los seres queridos que habían perdido, sino que lo hacía porque no sabía qué más decir, para quitarse la responsabilidad de encima.

Al entrar Analista en escena parece que se termina la ceremonia, así que se retiró, no sin antes sonreír al pasar por el lado de Matagatos. Cogió su daga y retirándose a un lugar más apartado se puso a entrenar, haciendo movimientos suaves para no agravar sus heridas.

Unas horas después se fue a dormir en su esterilla y su manta, cerca de la tienda de los heridos. 

Notas de juego

Acción: entrenamiento leve. 

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17/05/2013, 15:38
Rastrojo.

Ladeó la cabeza hacia Sabandija, para poder seguir su conversación en tan bajo tono de voz. ¿Qué pasa con los K'Hlata de la compañía? Todos están atormentados por los espíritus. Algo habrán hecho.

No te preocupes por Khadesa. Sus símbolos en la piel tienen tanto misticismo como los trazos de tu meada dibujando en la hierba de la sabana.

Reflexionó. Solo quedaba una hora antes de que se tuviesen que poner en marcha. No podía malgastar su magia ahora. Puede que sus energías fuesen más necesarias en el campo de batalla.

Mirá... hay un método rudimentario para protegerse de los espíritus. Es bastante efectivo. Caratótem lo usó conmigo cuando yo solo era un niño, y Guepardo ya lo ha probado con buenos resultados. No auyenta a los espíritus, pero si intentan hacer daño a un mortal, sus golpes se desvían siempre hacia...-Matagatos estaba interrumpiendo la conversación, a saber qué querría ahora-Lo que quiero decir es que funciona como un amuleto. Me refiero a... Mmmh... Espera un minuto.

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17/05/2013, 15:54
Rastrojo.

Rastrojo aparta su cara de Sabandija, con el que estaba cuchicheando, y así poder atender a Matagatos.

¿Qué? La verdad es que Ponzoña y tú me dejásteis bien claro que me estaba completamente prohibido acercarme a la Quinta. No puedo ser ni arquero ni jinete por falta de medios... Y, bueno, quedan como media docena de ásperos para escalar. Hay que darles un uso.

Este lo que quería era ponerme a cargar con el ariete, por eso ahora sale con que me ponga con sus "consejeruchos". Sí, sí. Que soy idiota y me voy a deslomar con todo ese peso del tronco. Va listo.

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17/05/2013, 16:15
Matagatos.

Pelagatos seguía allí cerca esperando una respuesta a su pregunta.

-Perdona primo. Pregúntale a Lengua Negra si ha sobrado alguna lanza corta y coge las que necesites para lanzar si tuviera.

Si se veía más preparado para eso era mejor aprovechar el potencial ya que no podría cargar con su caballo, era una pena puesto que Pelagatos era un gran jinete.
Se volvió a Rastrojo que parecía decidido a llevarle la contraria, pero se encogió de hombros, al fin y al cabo solo le interesaba que Khadesa y Dedos estuvieran lo más lejos posible del peligro, atacando a distancia en todo caso, si el chamán quería demostrar algo era su problema, si alguien le rompía la crisma escalando, en el caso de que consiguiera tan siquiera llegar a la empalizada, sería un problema menos para el futuro.

-¿Que ha pasado con el arco de Vieja Gloria? Su última voluntad fue que te fuera entregado. ¿Acaso no lo han hecho? No creo que estés preparado para el combate cuerpo a cuerpo y aunque no tengas arco, se que tienes tus propias flechas mágicas, utilízalas. Pero si insistes en coger una cuerda y un arpeo, todo tuyo.

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17/05/2013, 16:46
Rastrojo.

Insisto, insisto. Me pido uno de los armeros de escalada... ¿arreos de escalada?

La última voluntad de Vieja Gloria llevaba una serie de condiciones para poder usar el arco en una batalla. Condiciones que todavía no he podido cumplir. Y mis flechas de poco servirán si no conseguimos abrir esa puerta para los jinetes y los guerreros de a pie.

Sin tener en cuenta que nunca he intentado dispararlas desde tan lejos... Desde la retaguardia no sé si mi magia llegará hasta los muros del campamento del Triplete.

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17/05/2013, 17:12
Reyezuelo.

"Señor, Lengua Negra." Tras ver como los demás hermanos están organizando su puesto en el ataque, Reyezuelo determina que ha llegado su turno, tal vez de ocupar un puesto que nadie había previsto. "Señor, Yo poseo un gran escudo, y soy diestro con la lanza corta. He pensado que podría acompañar a los portadores del ariete, para protegerlos en la medida de lo posible  de proyectiles, incluso neutralizar algún enemigo próximo con la lanza. Si yo me pongo en un lateral y otro hermano hace lo propio en el otro flanco, con un escudo grande, podríamos otorgarle una protección a los indefensos zapadores que se han ofrecido para llevar el ariete."

Dudó durante un momento.... "Otra posibilidad..." Pensaba en aquella vez que su padre le mostró como habían derribado las puertas de una aldea, en la que contaban con pocos efectivos para el asalto "... sería acoplarle al carro que porta el ariete algunos escudos o algo en forma de pantalla y usar el   mismo carro como ariete, eso consigue mayor fortaleza en el impacto. y sería más fácil de manejar por los hombres, pues el peso del ariete es mucho mayor que si se lleva sobre ruedas"  Fuera lo que fuese estaba dispuesto a entrar en combate en la primera oleada.