Partida Rol por web

¿Qué broma cruel de los patrocinadores era esa? Estas en el pozo intentas subirlo pero el frío y lo resbaladizo del lugar te hacen imposible salir de allí

Temblándole el pulso Anazareth disparó un virote tras otro contra las pareces del hoyo helado, sonriéndose, para sí misma al ver que quedaban clavados con firmeza contra el hielo; aquella sonrisa sólo le duró hasta que el carcaj quedó sin flechas, en ese momento apretó dientes y se enfrentó al obstáculo mientras le pedía a Lolth que le bendijese con el talento de la araña para aquella escalada.

En lugar de eso resbaló nada más empezar, continuó hasta que casi llegó a la cima pero el virote cedió y cayó varios pies hasta el siguiente anclaje, a penas logró mantenerse donde se encontraba y por último sus dedos entumecidos perdieron su fuerza contra el frío contacto de la superficie, una vez más dando con sus huesos en el suelo.

Aquella iba a ser su tumba, le dijo la parte más oscura de su mente que, en aquel momento, parecía que veía con claridad.

Alzando las cejas, fui a recoger la lanza de caballería para observarla. Realmente no me servía de nada. No tenía pinta de armadura, ni de traje, pero ¡qué demonios! quizás lograse sacar algo si lograba salir de aquí e ir esa tienda.

Al recoger la lanza, estuve atento a los huesos de ese esqueleto que, aunque parecían machacados, bien podían alzarse en cuanto recogiese la lanza.

Parecía que no había nada más en la sala, así que, continué mi camino hacia el sur, a ver si dejaba de hacer tanto frío.

Palmó con las manos, quitándose el polvo. Apenas había tenido que esforzarse, aunque a decir verdad, parecía haber pocos enemigos peligrosos; los que había, sin embargo, eran capaces de matarle antes de darle tiempo a responder. No debía olvidar que uno de esos esqueletos había estado a punto de acabar con él en segundos, y que el mephit le había resistido durante un buen rato, esquivando todos sus golpes y debilitándole lentamente.

Tenía cuentas pendientes en aquél nivel, pero lo primero era lo primero. Aprovechando que había logrado avanzar, investigar esa nueva sala, así como los corredores que salían de ella, se veía necesario. Con cautela, sin ninguna prisa, inspeccionó la habitación y, después, el pasillo de la izquierda primero.

Miras a tu alrededor cuando coges la lanza, esperando que en cualquier momento el esqueleto se alce, pero no sucede nada, por lo que con la lanza de caballería comienzas a andar hacia el sur, hacia una habitación completamente vacía, exceptuando un pozo en el suelo

Revisas la sala pero no encuentras nada, te acercas hacia el pasillo sur, la nueva habitación está vacía, o eso crees, ves algo brillar y semienterrado en la nieve ves 40 monedas de oro y tres pergaminos. No ves a nadie, pero si consigues escuchar una respiración en la sala

    El esqueleto no logró despertar su interés más allá de su sobredimensionado tamaño, tal vez el objeto mágico se encontrara allí pero no le importaba, lo más seguro es que se tratase de alguna clase de trampa y su interés ahora mismo se centraba en no debilitarse, menos aún teniendo al resto de tributos tras su pista y con Anazareth en paradero desconocido, por lo que siguió por el pasillo hasta doblar el codo que le llevaría a la próxima sala.

Algo que no era capaz de ver, pero que sabía que estaba ahí, acechaba esperando el momento. Un paso en falso, y caería presa de lo que fuera aquello; algo capaz de esconderse a simple vista, o era invisible o muy buen cazador, ambas cosas peligrosas de cualquier modo. Demasiado, por un simple botín, sobre todo uno tan exiguo.

Con cuidado, se retiró de allí, atento a si debía enfrentar a un posible perseguidor, retrocediendo hasta la anterior sala y, de ahí, por el otro pasillo. Quería la salida de aquél nivel, ni un enemigo potencialmente mortal ni riquezas que no servían de nada.

Como no podía ser de otra forma, al llegar al pozo, me acerco despacio. En un primer momento, antes de asomarme, alargo la lanza para meterla un poquito y golpear la pared de enfrente, por si hubiera algo ahí escondido.

Una vez asegurado que no había nada ahí abajo, al menos que hubiera reaccionado por el ruido o al ver la lanza asomarse, me acerco yo para ver qué hay en el pozo.

Entras en la habitación, lo primero que ves es el cuerpo sin vida de Lidar, fue allí donde Vincent lo mató, en el suelo ves un vial vacío cerca de Lidar, así como dos gemas, un rollo de pergamino y 400 monedas de oro, pero el lugar no está vacío un pequeño duendecillo alado de hielo está alli, antes de que puedas hacer nada lanza sobre ti su aliento, un montón de fragmentos de hielo corta tu piel

No ves ni oyes nada, te acercas al pozo y miras en su interior, nada, está vacío, si alguna vez hubo algo hace mucho que ya no está

   *Entró en la sala cuando de pronto una rociada de aire gélido salió a su encuentro, Villtur apenas tuvo tiempo de reaccionar al sentir como el frío aire gélido mordía su brazo clavando en él una miríada de minúsculas agujas. Fue entonces cuando lo observó, una figura oscilante y casi translúcida que se elevaba a pocos palmos del suelo, un espíritu del hielo. Conocía a aquellas manifestaciones elementales, a menudo poblaban los bosques, eran territoriales y protectoras de sus moradas por lo que no era raro que se mostrasen celosas con los humanos, especialmente considerando sus hábitos para profanar y alterar el medio que los rodea con sus asentamientos.

    Con ello en mente y suponiendo que debía de tratarse del mismo ser que poco antes habían atacado Vincent y Lidar no le extrañó que el ataque podría tratarse de una respuesta preventiva y que tal vez pudiera evitar el combate salvando aquel malentendido. Levantando las manos ante si como muestra de su falta de interés por iniciar un combate el hombre buscó la mirada del espíritu disponiéndose a hablar con él.

    -Disculpad, noble guardián, pero no era mi intención perturbar vuestro descanso, comprendo que guardéis rencor a los míos ya que hace poco creo que habéis sido atacado por dos de ellos pero en mi caso soy un simple morador del bosque que seguidor del viejo credo arrastrado a este lugar por un compromiso para proteger a los suyos, os ruego que me permitáis cruzar la habitación para que pueda cumplir con mi promesa y dejaros en paz lo antes posible.- Aquellas criaturas eran inteligentes y sabía que sus palabras podrían alcanzarle de algún modo pero si no despertaban reacción alguna en el espíritu debería de prepararse para lo peor, en cuyo caso igualmente trataría de eludir el combate, ahora no tenía a nadie a quien proteger y no le merecía la pena batirse en duelo con aquella criatura.

Con un encogimiento de hombros, me alejo del pozo y sigo mi camino hacia la otra sala.

El mefit te mira sopesando tus palabras

-Como bien habéis dicho los de tu especie han venido a intentar acabar conmigo y llevarse mi tesoro, si tus palabras son ciertas, marcháos sin coger mi tesoro y os dejare ir en paz

Entras en la nueva sala que está completamente vacía, entonces comienzas a caminar por un pasillo y sin que haya un teletransportador tu cuerpo desaparece

Intentas subir por el pozo, pero no lo consigues, te das cuenta entonces de que hay un pequeño aleteo en la sala, no estás sola