Partida Rol por web

necesito esas pociones - piensa el monje y espera al momento justo para lanzarse contra el enemigo, rezando para que sea el único.

Cargas contra él, pero el suelo está lleno de nieve y haces que patines alertando al duendecillo de hielo que consigue esquivar tu presa, se gira y retrocede un paso para lanzar a través de su boca fragmentos de hielo. Cerca de donde estás aparece un bastón de hierro, seguramente un regalo de los patrocinadores, lo que no sabes es si te lo dan para ayudarte en la pelea o para motivarte para acabar con la criatura. Pero nada de eso importa, esa pequeña distracción sirve para que el duendecillo de hielo te golpee, tus fuerzas te abandonan y caes al suelo, el frio comienza a apoderarse de ti, ¿será tu hora?

Tal y como esperabas golpeas al esqueleto y aplastas sus huesos hasta que no quedan más que polvo, has ganado el combate, ni siquiera esa criatura ha podido con tu poder

En cuanto el hueso crujió bajo su puño, y después se volvió polvo, desmoronándose el esqueleto en el sitio, sintió ganas de saltar de alegría. Se controló, como también lo hizo para no tirarse al suelo y quedarse sentado, cansado y dolorido, tras el combate; el peligro no había pasado y él no estaba a salvo, ni tan siquiera iba en cabeza ya. Los continuos retrasos causados por los Patrocinadores y las luchas lo habían dejado atrás, y debía recuperar el tiempo perdido. No había tiempo para nada más y lo sabía.

Removió los restos del troll en busca de algo de utilidad, a conciencia pero sin detenerse demasiado¹; miró a su alrededor, observando la habitación por encima por si había algo llamativo pero sin pararse; y se dirigió rápidamente hacia la puerta que ya conocía, a través de la cuál había saltado para llegar a un enfrentamiento con un duende de hielo. Seguramente la criatura seguiría allí, pero puede que también Lidar. Si el otro tributo había adelantado, no pretendía dejarle escapar.

Esta vez, sin prisa por tener un gigante resucitado a su espalda, avanzó sin sobresaltos, manteniendo el sigilo³, hasta llegar a la esquina. Allí, escondido⁴ tras el dintel, asomó la cabeza⁵ a ver si detectaba algún movimiento, y escuchando⁶ sobre todo, confiando en su fino oído.

Te acercas y miras dentro de la habitación, parece que el duende te ha escuchado y se acerca a la puerta donde estás, dentro de la habitación ves dos gemas, un gran montón de monedas de oro, un rollo de pergamino, un bastón de hierro y una poción, pero para poder hacerte con eso primero debes derrotar a su guardián.

Despiertas en la nieve, tiritando, el duendecillo parece haber escuchado algo en la habitación del este y se aleja de ti, no parece hacerse dado cuenta de que has despertado

Al monje aguanta la respiración hasta que el duende sale de la sala, entonces, con movimientos silenciosos, se acerca hasta la redoma y bebé su contenido

NO quedaba otra que atacar entonces. Lanzado como un resorte, salió a la carga contra el duende y atacó con todo, envuelto en llamas durante un instante.

Vincent entra en carga contra el duendecillo, aunque el duente alza el vuelo esquivando el ataque, vuelve a bajar para golpear con una de sus garras a Vincent que para sorpresa del joven le golpea haciendole bastante daño en la pierna, la herida que le ha causado es tal que a Vincent le cuesta moverla.

Es en ese momento en que Vincent se percata de algo que no vio antes, Lidar se encuentra allí, el rápido movimiento del joven hacia uno de los viales es lo que lo delata, Lidar no ve que el frasco tenga ningún nombre, nada que indique de qué se trata, pero aún así decide tomarselo, en ese momento su cuerpo comienza a levitar

Estoy a -1pg, ¿no debería estar descalificado? Que yo sigo, eh, pero por si acaso, prefiero conentarlo

Si Lidar estaba allí, era probable que lo que hubiera por arriba estuviera ya explorado, y por tanto la salida no debía estar por allí. Además, su presencia añadía un peligro más, pues no sabía si se uniría en la lucha contra el guardián de aquella sala o aprovecharía para atacar por la espalda. No se fiaba de ningún tributo y no iba a arriesgarse.

Con eso en mente, lanzó un segundo ataque dispuesto a complicar las cosas.

La pelea iba a ser complicada pero el estaba sin armas, por lo que lidar deseo descender para tomar el bastón que había aparecido ante sus ojos cuando entró en la sala, al menos ya tendría algo con lo que defenderse

Lidar desciende para coger el bastón de hierro mientras ve como Vincent intenta golpear sin éxito a aquél diablillo de hielo. El diablillo gira en sí lanzando por su boca fragmentos de hielo

El hombre rueda sobre su cabeza evitando el gélido aliento de la criatura. Con cierta desesperación, mira hacia todos lados a ver si hay algo más que le pueda servir de ayuda