Partida Rol por web

Las cosas se habían complicado sobremanera, cayendo en una trampa sin darse cuenta; de hecho, no había habido oportunidad alguna de evitarla. Desde el principio, el vampiro y sus aliados habían estado varios pasos por delante, manejando los hilos y jugando con ellos como si de una mente omnisciente se tratara: habían sido ellos quienes habían tirado la primera ficha atrayéndoles a la ciudad, descubiertos desde el principio por el traidor de Shandall; cada aliado que se habían buscado, cada movimiento que hacían, parecía que ya lo habían dado por sentado, actuando siempre por delante, preparando el terreno como a ellos les venía bien; ninguno de sus planes les había tomado por sorpresa, ninguno de sus pasos había escapado a su escrutinio, cuando llegaban a un sitio ya estaban allí, cuando hacían algo el engaño ya estaba predispuesto. Luchar contra alguien así era imposible, nunca habían tenido opciones de vencer, pues eran meros actores en una función dirigida por y para el director de la obra. Sin embargo, puede que hubiera cometido un error, puede que se hubiera confiado y, al fin, fuera víctima de su propio orgullo, creyéndose vencedor antes de tiempo. Era posible que aún así tuviera un plan de contingencia y al final se librara, pero confiaba en que la vanidad de quien creía haber ganado se volviera en su contra y no fuera el caso.

—Yo voy a por ese malnacido —gruñó entre dientes, dejando clara su postura.

La furia ya calentaba su sangre, hervía de rabia. Deseaba entrar a luchar contra el chupasangre y despedazarlo, hacerle pagar, cumplir la promesa que había hecho a las familias de las víctimas asesinadas, el juramento que se había hecho a sí mismo.

—¡Intenta engañar a quien quieras, sanguijuela, pero pagarás por todo lo que has hecho! —gritó hacia la torre mientras su cuerpo comenzaba a alterarse a medida que los extractos y frascos alquímicos corrían por su garganta.

Las chanzas del monstruo le resultaban cuanto menos molestas. Soldados, daba igual que sean uno o mil, ya había controlado demasiadas mentes, pero ella era reina de mi misma.

- Cariño, ¿ya te has olvidado de mí? Pero si ya tengo una carta tuya, una invitación para entrar en la ciudad y en la parte noble y retozar un poco contigo - Se abanicó un poco con el sobre - Oh, espera, que eres un vampiro y te ponen las pelirrojas, si las desapariciones de la ciudad son culpa tuya. Lástima que mi pelo sólo estuviese teñido. Y si, señores, ese tipo que vocifera allí arriba es un vampiro, sino, que se quede sin moverse en el torreón hasta que salga el sol. Yo tengo tiempo, supongo que él también. Pero sabéis, vamos a empezar el juicio ahora. Su señoría, presento mis alegaciones.

- Digamos que si, fui yo la que hizo la masacre en el arcanum, pero es que entendedme, no me gustan los nigromantes, y menos los necrófagos. Sólo volví a matar a lo que había sido animado con artes oscuras y convertido en monstruos devoradores, no sé, las cosas que se levantan de la tumba... me dan un poco de grima, sobretodo si me intentan morder. Un poco de explosiones lo malo que tiene es que ya no se reconocen los cadáveres. Por donde hemos venido hay más, si os fijáis seguro que alguno no parece muy humano, no.

- ¿Y no os habéis fijado en esos dos que dicen que han matado al sacerdote? Mirad sus ojos, si, ojos vidriosos, los de los poseídos por la mirada hipnótica de un chupasangres, mis compañeros no son así. ¿Qué vas a hacer, lavarle el cerebro al juez? Fue muy desagradable la experiencia cuando lo intentaste conmigo, pero no funciono. Por tu parte no espero un juicio justo. lo más divertido es que fue Shandal el que nos atendió para investigar esas muertes, todo muy conveniente, ¿no? Nos usabas para inculpar a otros. Si fuesen realmente nuestros compañeros no tirarían las armas y serían unos cobardes, si queremos podemos huir en cualquier momento, y no tenéis poder para detenernos.

- Soldados, ¿qué os parece si nos quedamos todos quietos, incluido el señor Belon, hasta el amanecer, y que se broncee un poco? Si te mueves de ahí negarás tu inocencia. Nada de pirotecnias por parte de Shandal, ¿eh? No quiero tener que derramar sangre inocente, entiéndeme.

Finalmente habían caído en una trampa como era de suponer, pero esta vez mucho más elaborada, ya que la idea era destruir la confianza en la hermandad y no a sus miembros. Aun no estaba claro si Belon era un vampiro o no, pero si lo estaba que había que llegar hasta el, ya fuera para desenmascararle o convencerle si no lo era.

Cylina aprovecho que en el grupo había gente mucho más corpulenta que ella misma para agacharse un poco y murmurar unas palabras antes de hacerse invisible, después empezó a rebuscar en su mochila el preparado que les había dado contra el control mental mientras hablaba.

—Yo también voy a por Belor, solo necesitare un momento.

Que raro que volvieran a caer en una emboscada, o el grupo era tan previsible como el cauce de un rio o estaban haciendo las cosas rematadamente mal, se suponen que eran profesionales, no de los que los pillan siempre con las calzas bajadas.

En un segundo Balthor adopto la forma del formidable tigre que buen uso había tenido en el combate anterior. Ahora que Ronroneo y el estaban curados, era la hora de dar un lección a quien se pusiera por delante.

- No tengo interés en comeros soldados, sólo me voy a encargar de los poseídos, pero si alguno tiene una mala mirada puedo cambiar de idea.

Esperaba que Mercer y el capitán estuvieran lo bastante anestesiados por la posesión como para no presentar batalla, pero todo dependía del vampiro, que no estaba por la labor de colaborar seguramente.

La situación se empezaba a desmadrar y, viendo la actitud de los compañeros, sabía que de no tener éxito el intento de convencerles por parte Aerin o la lucha sería inevitable. Tan solo la muerte del vampiro podía parar esta probable sangría.

Caidus, como precaución, dio varios pasos hacia atrás, colocándose detrás de su grupo y, aprovechando el bullicio, trató de detectar algún rastro mágico alrededor de Belon. No le extrañaría que fuese una simple imagen u otro truco.

Con Shandal como enemigo cualquier ardid era posible.

Ildyra dió un paso al frente y cogiendo aire empezó a hablar en voz alta para que todo el mundo pudiera escucharla.

-Atrox Belon, como paladín de los dioses del bien, he venido a esta ciudad a investigar los actos de un vampiro y las desapariciones de niños y mujeres. ¡Llamar a eso conspirar contra tí es admitir tu culpabilidad!

-Yo misma estaba presente cuando una mujer peliroja atacó hace pocos minutos al sumo sacerdote, pero ha tenido un error al descubrir sus planes, pues ¡uno de los guardaespaldas vive! Yo misma le salvé de una puñalada a traición y perseguí a su asesina hasta aquí.

-Soldados de Norul, estoy segura de que todos habeis visto o sentido cosas extrañas, la desaparición de compañeros y amigos, el hecho de no recordar partes del día o la noche, amigos, compañeros y familiares acusados de delitos que no cometieron. En este momento teneis que elegir, pues no vamos a rendirnos. Luchad con nosotros contra este lacayo de la oscuridad por el bien de vuestra ciudad y vuestros seres queridos...

Acabó el discurso sacando su arma y su simbolo sagrado, lanzando un conjuro que la protegería de los golpes

-Su puta madre- Pensé al subir por las oscas escaleras y ver la escabechina formada.

Luego ya en el patio al ver a esos dos controlados por el vampiro justo cuando llegan la guardia personal, habíamos sido mas inoportunos que un bufón en un funeral. O quizá no.

Aunque no coincido con los discursos previos a un combate que cada cual haga las cosas a su manera, lo único que estaba claro es que la mayoría tienen claro que Sr. Belon es un vampiro, yo tenía mis dudas, mas nos vale después del discursos de las dos mujeres que que de verdad lo fuese o la hermandad terminó de ganar un enemigo acérrimo.

Como fuese cada cual se dispone a atacar a aquel hombre en lo alto de la torre o encarar a los guardias, una pelea muy muy desventajosa y mas si nos dividimos. A mi sin embargo lo que me preocupaba era que a esos hombres de armas se le sumasen Marcus y Mercer y que si los recuperábamos la balanza se inclinaría un poco más nuestro favor.

A paso ligero me coloqué a un lado del grupo para tener un tiro limpio contra mis compañeros, lo mas pegado al muro a ser posible. Deslicé dos flechas lo mas rápido que pude mientras preparaba mi arco con la otra y apunté a esos dos poseidos para tenerlos controlados mientras el gran gatito se disponía a hacer algo con ellos, si tomaban las armas dispararía sin contemplaciones sabedor de que luego podríamos curarlos. 

Vicnan sonrió en su interior, si Ildyra no los convencía al menos les daría tiempo.

Guardó su cimitarra y buscó su ballesta. Era imposible disimular lo que estaba haciendo, así que no trató de ocultarlo. Arrodillado, tomó uno de sus virotes y el vial de agua bendita. Arrancó un fragmento de su ropa y trató de hacer un nudo que sostuviera el vial al virote. 

"Maldita sea, tiene que funcionar, o estaremos todos buscando nuevos trabajos..."

Las esculturas de piedra y los grandes setos creaban largas y tenebrosas sombras por el empedrado del lugar. Instantes después la oscuridad fue obligada a replegarse, pues los nubarrones que ocultaban la luna se desplazaron, mostrando entonces un completo y brillante astro lunar.

Los soldados guardaban silencio mientras escuchaban el discurso ofrecido por Aerin e Ildyra. Aunque las palabras de ambas vigilantes estaban cargadas con la más pura verdad, ninguno de los combatientes movieron un músculo. Se mantenían erguidos, con el cuerpo en tensión y exhalando densas nubes de vaho. Solo cuando Agatosh mostró su verdadero aspecto, los soldados comenzaron a murmurar y agitarse intranquilos.  

—¿Los veis? Tiene cola. ¡Es un maldito demonio!— gritó Sr Atrox antes de que el alquimista desapareciera—. El mismo que mató al guardia que custodiaba al traidor del archimago. 

» No escuchéis sus palabras mis vasallos— ordenó con voz firme—. Nadie de corazón puro aceptaría una vil criatura como esa entre sus filas. Los Vigilantes son corruptos. Lancerot es un farsante. Ahí tenéis la prueba. 

Alya, quien había extendido sus matrices a lo largo y ancho del patio, escuchó la segunda voz de los presentes. Sin duda, aunque algunos de ellos tenían ciertas dudas sobre los actos de su señor, la lealtad les impedía traicionarlo. Además, muchas de estas inquietudes habían desaparecido al ver los cadáveres de la servidumbre, así como la imagen antinatural de su compañero. 

Vaticinando el inminente conflicto el grupo de héroes se movilizó en una perfecta sincronía. Balthor y su fiel compañero, Ronroneo, se abalanzaron sobre sus compañeros hechizados, derribándolos con gran facilidad. Sin embargo, los esclavos del vástago no se quedarían quietos sin dar guerra, extendiendo momentos después sus manos para intentar recuperar sus armas y así acuchillar sus antiguos compañeros. Demasiado lentos fueron, pues las rápidas saetas de Abelgos golpearon la espada larga y el puñal, provocando que estas se alejaran unos centímetros. Aprovechando aquellas oportunidad,  la devota de Iomedae, se acercó a sus dos compañeros y les obligó a beber el brebaje púrpura.

Mientras tanto, Vicnan, con su improvisado virote terminado, apunto y disparo. Cuando el frasco de vidrio se fracturo al chocar con el muro, el agua bendita salpicó al noble, provocando que unas pequeñas volutas de humo ascendieran. La idea del semielfo no solo había mostrado la verdadera naturaleza de su enemigo, sino que también corroboró las sospechas de Caidus, pues el artificio se vino abajo. Ante el desvanecimiento de la quimera, el rostro de Sr Belon fue sustituido por el de una joven de cabellos rojizos, la misma que había asesinado al sumo sacerdote. 

Al ver aquello, el regimiento de soldados se abalanzó sobre el grupo de vigilantes; sin embargo Aerin estaba preparada para algo así. Con gran facilidad conjuró el poder de los cielos, provocando que las nubes de vapor se aglutinaran y lanzaran una tormenta de agua nieve sobre los soldados. Gracias a eso, sus compañeros obtuvieron unos instantes de respiro que no dudaron en utilizar. 

Cumplo mi parte desarmando a los poseidos con dos tiros perfectos, darle a una espada en el canto es facil, pero ¿A una daga? Me congratulo a mi mismo. Los otros dos los sujetan y la tercera les hace tragar el brebaje, solo espero que funcione y sirva a para liberar también de controles mentales.

Oigo un silvido de un virote de ballesta, me pone de los nervios y me termina de despertar mis sentidos de combate pues las ballestas siempre me recuerdan a los drow. Para cuando termino de mirar a Vicnan, que es el que ha disparado y veo los resultados solo puedo exclamar un -Oh. 

Se lo que hay que hacer a continuación. ¡Aerin! Termina el discurso y señalo a la chupasangres. Serán leales a su señor pero no a esa zorra.

No conforme con eso... -Chath d'qunnessaa sil'iluuth -Invoco en susurros una luz de color violeta que emane del cuerpo de la vampiresa para marcarla y que se vea bien en la oscuridad de la noche, también por si le da por disfrazarse de otra persona u ocultarse en las sombras como aquel ghoul.  

Alya rechinaba los dientes viendo el cariz que estaba tomando la situación. Le traía demasiados recuerdos de otro incidente similar de su pasado, cuando se vio acusada de otra muerte de un miembro del clero... No tenía los medios para perseguir a la criatura pelirroja que había manipulado los eventos para llevarles a aquella situación. Tampoco, amparada por Iomidae, encontraba en su interior el deseo ni los medios para eliminar a aquellos hombres manipulados y ganar, por una vez en toda aquella misión, la iniciativa...

... Pero sí los tenía para intentar ganar tiempo para que sus aliados alcanzaran a la pelirroja, y para que los guardias perdieran tiempo antes de empezar a moverse. En persecución, parecía, puesto que las mentes de sus aliados pronto le dijeron que no era la única que pensaba en una retirada táctica en aquellos momentos.

Agarrando una de las chispas de su deidad que anidaba en su corazón, una vez más la convirtió en canal para su ira divina y justa; para que el fuego de la ira de Iomidae se extendiera sobre aquellos que alzaban su mano contra su devota sierva.

- ¡Zorra profanadora! - puso especial ímpetu en el primer insulto.- ¡Estultos hombres reducidos a marionetas por su ceguera! Si de verdad hubiera algo de verdad en las acusaciones que vuestro oscuro amo profesa, ¿la Dama del Valor nos mostraría su favor? ¡Utilizad el serrín húmedo que tenéis entre las orejas o dejad que el fuego de Su ira os consuma!

Terminada su diatriba, el poder divino se escurrió de su cuerpo como ocurría siempre que utilizaba sus plegarias, y empezó a notar lo agotada que en realidad estaba, pese al breve respiro de la visita al Arcanum. Con su mandoble cristalino listo para enfrentar amenazas y con su Antorcha Ioun para iluminar el camino, empezó a retroceder hacia los túneles, instando a sus camaradas a apresurarse y dejarle la retaguardia a ella utilizando sus dones para proyectar su voz en sus mentes.

Huir. Era la alternativa más inteligente. Sin embargo algunos compañeros decidieron perseguir a la vampiresa, aprovechando la oportunidsd. Caidus, como última ayuda antes de correr, en dirección a ls túneles, lanzó sobre Agatosh un conjuro para hacerlo más mortal en combate y veloz en general, incluso volando.

Una vez aportado su grano de arena, asió sus vestimentas con ambas manos y corrió de la forma más elegante dadas las circunstancias. 

Qué bueno es mi entrenamiento en estos casos, pensaba el elfo mientras huía.

La treta de la mujer quedó al descubierto, quedando claro que todo había sido una trampa preparada en nuestra contra, pero aun así los guardias parecían demasiado adoctrinados y no cambiaron de parecer.

Mientras estaba invisible lanzó un nuevo conjuro para poder volar, Cylina tenía claro que con su capacidad para a apresar a los enemigos donde más útil resultaría seria cazando a la mujer pelirroja, así que se lanzó hacia ella mientras sus cabellos se desplegaban en el aire sin que nadie lo viese.

Si alcanzaba a su objetivo solo quedaba hacer su trabajo y retenerla mientras sus compañeros se abalanzaban sobre ella.

Vicnan vio que Agatosh, Balthor y Cylina iban a cargar contra la vampiresa y sólo pudo elevar una plegaria a su diosa.

- Sarenrae, guía la mano de estos héroes para que puedan liberar al mundo de esa servidora de la oscuridad -

Era una bendición sutil, pero esperaba que fuera suficiente para protegerlos.

- Voy primero - dijo volviendo sobre sus pasos y buscando los túneles.

Ahora que la vampira estaba al descubierto, no iban a dejar que escapara, con una orden mental Ronroneo fue con Alya, ahora no era el momento de ir por tierra, se concentro para volver a su forma humana y enseguida cambio a una forma de águila para seguir al grupo perseguidor volando.

Tampoco es que usara muchas formas aladas, pero tenía que adaptarse, con lo que alzó el vuelo algo titubeante hacia al balcón.

La cola le había delatado, aunque esperaba que no lo hiciera. Puede que, a causa de aquél elemento extraño, el disfraz se hubiera venido abajo a ojos de algunos de los guardias, y la fuerza del grupo había terminado por desbaratar la ilusión para el resto. En cualquier caso, aquél solo era un pequeño contratiempo, pues tenía la sensación de que habría dado igual si en lugar de un demonio hubieran visto un ángel, incluso si Belon se hubiera delatado como un vampiro en lugar de mostrar que ni siquiera era él. Esos soldados eran obcecados hasta la médula, lo habían comprobado en los barracones al liberar al archimago, y una vez recibían una orden no solían pensar en nada más. Excepto cuando se las di yo, claro, ahí si que pensaron por si mismos. Chascó la lengua. Bueno, peor para ellos. No tenían ni idea de a lo que se enfrentaban, y cuanto más presionaran peor acabarían. Esperaba que dejaran margen a los Vigilantes para escapar.

Él, por su lado, tenía otro trabajo: perseguir a la mujer, dar caza a esa chupasangre y desmembrarla. Con suerte, como no-muerta resistiría lo suficiente para poder interrogarla después de eso. Y si no, bueno, la vampiresa estaría mejor así. Para lograrlo, sin embargo, primero tenía que cogerla; iba a ser fácil gracias a que podía volar, algo que nadie sabía ni debía ser capaz de intuir, pero si quería que el plan saliera bien no podían descubrir eso tan pronto. Ni podían detenerle; con una sonrisa, sacó uno de sus extractos y se lo bebió, volviéndose invisible al momento. Bien, ahora si.

Con un salto, se elevó en el aire y, en lugar de caer, se quedó un segundo ahí, suspendido. Funcionaba. Y la pelirroja pronto se daría cuenta de que había sido un error tenderles esa emboscada.

Los Vigilantes se dividieron en dos grupos. El primero decidió retirarse a los túneles, mientras que el segundo, compuesto por Agatosh, Aerin, Cylina y Balthor, volaron a gran velocidad hacia la vampiresa. Instantes antes de llegar, fueron testigos de un hermoso haz de luz que inundó el interior del torreón. 

Cuando llegaron encontraron a una mujer siendo devorada, por unas mezcla de llamas de violeta y anaranjadas, mientras gritaba en el suelo de puro terror. Sin duda alguna Cylina extendió sus largos cabellos albinos y apresó a la criatura por las piernas, para que así no pudiera evitar la telaraña conjurada por Aerin. Por el contrario Agatosh no trato de contenerla, sino que descargó su furia contra el cuerpo de la vampiresa, en una concatenación de innumerable garrazos y mordiscos.

Cuando las garras del corpulento ser demoníaco, comenzaron a desgarrar su marmórea piel, la mujer recuperó el control de su ser y trató de huir, pero las viscosas telas de araña le impedían huir o esquivar los golpes. Como resultado, tras unos segundos, su cuerpo estaba cubierto de infinidad de heridas, las cuales sangraban en pequeña cantidad.

Mientras Marcus y Mercer recuperaban el control de su ser, Alya conjuró unas hermosas llamas que se propagaron con gran  facilidad por los soldados que cargaban contra ellos. Gracias a ello, el regimiento retrasó su paso varios segundos, pues invirtieron este tiempo en apagar el fuego que se negaba a extinguirse.

Después de aquello, con el coraje algo mermado, los combatientes se dividieron en dos grupos. El primero giró en redondo y comenzó rodear la muralla, con destino hacia el torreón, mientras los demás volvieron a acometer contra los vigilantes que trataban de huir. De nuevo, su paso fue ralentizado por las modificaciones del terreno que provocó Caidus. 

Cuando estaban apunto de entrar a los túneles, Ildyra se colocó en la entrada del túnel, mientras Vicnan trataba de inutilizar el mecanismo que abría y cerraba el portón.  Durante varios segundos, la paladina desvió los ataques de sus adversarios, respondiendo en el acto con un golpe incapacitador, pero no letal. Aquellas ataques que estaban apunto de mancillar su hermosa piel, fueron detenidas por las flechas de Abelgos, las cuales cruzaron el aire para desarmar a los soldados. 

Instantes después, la devota de Shantia, empujó a uno de los soldados, provocando que estos cayeran como fichas de dominó. Fue entonces cuando regresó junto a sus compañeros, al otro lado del portón. Entonces, el elfo oscuro, apuntó al inestable mecanismo que había manipulado Vicnan y disparó.  Como resultado, la cadena se soltó, provocando la abrupta caída de las rejas de acero. 

Mientras los soldados corrían hacia la reja y trataban de levantarla, Alya guió al grupo a través de los túneles, borrando las huellas casi indetectables que dejaban en su huida. Durante el trayecto se percataron de que los cadáveres de los necrófagos habían desaparecido. ¿Qué significaba aquello?

Habían podido capturar a la vampiresa, con la que se había ensañado, suficiente para matar a una persona normal, pero al parecer no a una chupasangres como esa. Bien, se alegraba, acabar con ella ahora que la tenían a su merced no habría servido de nada, a pesar de desearlo, a pesar de querer que hiciera algo por enfrentarse, y así acabar el trabajo. Agatosh sonrió, lo que con ese aspecto significaba esbozar una mueca salvaje propia de un demonio, que es lo que asemejaba.

—Te avisé, te has equivocado de enemigos —dijo con satisfacción—. Ríndete, ven con nosotros sin causar problemas, y dependiendo de lo mucho que cooperes vivirás más o menos. 

Solo entonces se percató de que algo no iba bien. ¿El qué? No era capaz de decirlo, pero sabía que algo estaba a punto de pasar. Un sexto sentido tal vez. Giró la cabeza hacia todos lados, buscando el origen de aquella premonitoria advertencia, pero no lo encontró, no había nada. ¿Estrés? Tal vez. Volvió a centrar su atención en la vampiresa, aguardando una respuesta...

...Y entonces notó como una fuerza desconocida le golpeaba por el costado, haciéndole perder el equilibrio y empujándole salvajemente. Por acto reflejo, se encogió ligeramente sobre sí mismo, y en aquella posición salió disparado contra la ventana, la cual atravesó en un explosión de vidrio destrozado, que, por suerte y gracias a su dura piel, tampoco le hizo nada.

Cualquier en aquella situación lo habría tenido mal, una caída de al menos diez metros hasta el duro suelo. Por suerte, no era cualquiera, sus habilidades le permitían volar, y por ende quedarse en el aire. Una figura demoníaca recortada sobre el cielo, pero mejor eso que una mancha en el pavimento. Incluso podía decir que había tenido suerte, pues estrellarse contra la pared habría sido incluso más doloroso.

Soy de los últimos en irse desde el otro lado de la rejas de acero a los guardías. -Por si no os habéis percatado, estamos usando daño no letal contra vosotros, ¿Que clase de "malos" hacen eso? Os estáis equivocando de enemigos, el Sr Belong es en verdad una vampiresa. A ver si entre todos sumáis un cerebro y os daís cuenta de los engaños.  -Dicho eso, recupero la flecha que usé para inutilizar mecanismo y dí media vuelta.

Mas adelante en el camino. Esto no me gusta... o canibalismo o se los han llevado para sacarles partido de algún modo, quizá los volvamos a ver convertidos en muertos vivientes.  En cualquier caso, los guardias que hemos dejado atrás volverán a reunirse en torno a su señora y la mitad del grupo va a verse muy rodeada.  -Comienzo a caminar en alguna dirección sin tener muy claro hacia donde, pero en esos tuneles de brazos cruzados no iba a quedarme. 

¿Se os ocurre otro camino para volver a encontrarnos con los demás? Y a todo esto, ¿La misión no era acabar con Shandall? ¿Como hemos acabado en esta situación?