Partida Rol por web

- Pareces muy convencido de que eres el único que puedes hacerte invisible, veo que todos pensamos en el mismo poder para venir. Podría intentar preguntar a mi patrón una respuesta de si o no, pero ya sabes como son las deidades y los espíritus, te dicen lo que quieren de acuerdo a sus planes. en cualquier caso, si va Agatosh voy con él, necesitará a algo parecido a un mago si tiene que enfrentarse a las protecciones. Recordad que Shandal es otro mago, y esos siempre se dejan trucos bajo la manga.

Mhun y Marcus escucharon en silencio cada una de las palabras de los futuros Vigilantes. Finalmente cuando la atención del grupo se centró sobre ellos comenzaron hablar. 

—En la piel del archimago existe un tatuaje de contingencia que disipa cualquier efecto mágico del que sea objetivo—. Comenzó a explicar el familiar del arcanista con voz aguda—. Nalen´Dag podrá guiarnos durante el ritual para así poder desactivar con éxito el encantamiento. Todo aquel que tenga conocimientos teóricos de la magia es de gran ayuda.  

» Por otra parte, respondiendo a tu pregunta, no es capaz de teletransportarse— respondió con cierto tono de frustración en su voz—. Shandal fue precavido. No solo le impidió canalizar magia, sino que además le arrebató su libro de conjuros. Si quiere lanzar tal hechizo necesitaría recuperarlo, algo imposible ya que el nuevo archimago es quien lo tiene.

Cuando Mhun termino de hablar, el antiguo capitán dio un paso al frente para situarse en el centro de las miradas. Durante unos segundos no dijo nada, permitiendo que su halo de autoridad se extendiera por el grupo. Sin duda tenía gran capacidad de mando. 

—En la zona superior hay un total de veinte celdas individuales. En la planta inferior solo hay cuatro celdas, destinadas a los criminales más temidos. Cuando yo dirigía este lugar en la zona inferior siempre que había un prisionero, colocaba a los mejores soldados— dijo con voz ligeramente grave—. Desconozco si los guardias están bajo el influjo sobrenatural del vampiro o de Shandal, pero poco importa. La guardia de Norul destaca por su obediencia a la cadena de mando. No nos ayudarán. Además, para ellos somos criminales. 

» Las mazmorras de abajo son exactamente iguales a estas con la excepción de cerraduras infranqueables y barrotes hechos de adamantium en su parte externa con un núcleo de mithril—. Tras unos segundos de reflexión añadió—: Conociendo a Shandal, dudo que deje un cabo suelto. Aunque gracias a nuestro tamaño somos capaces de entrar por los barrotes, yo no me arriesgaría. Después de todo, Nalen´Dag sería un peligro para él si logra escapar.

—Así que vamos a tener que ir todos, enfrentarnos a los guardias de élite de la ciudad, abrir con la llave por si acaso ha puesto alguna trampa que salte de cualquier otra manera, realizar un ritual que nos sirva para quitar el tatuaje al mago y poder convertirle en ratón, y luego escapar con él. —Hizo un ademán—. Pues parece que tenemos un plan de acción, ¿no? Dejemos de perder el tiempo —dijo poniéndose en marcha.

Mientras, además, daba vueltas a otra idea. Dudaba, pues levantaría sospechas sobre su aspecto que, inevitablemente, haría sospechar a sus inquisitivos compañeros.

Tal y como pensaba Caidus, al final lo mejor era ir juntos en previsión de las protecciones arcanas que pudiera haber y de la guardia y, por el momento, el tamaño era su mejor aliado. De camino a las celdas inferiores, preguntó:

—¿Alguna idea para deshacernos de los guardias sin tener que acabar con su vida? La mayor parte de los conjuros que llevo preparados son bastante lesivos, y varios de ellos mortales. Y dado este tamaño, no creo que pueda noquearlos fácilmente. Podría crear algo de confusión, sólo si hay alguno iracundo, y cegar a alguno de ellos.

Él tenía una, pero requería dejar aquella forma ratonil, además de una dosis de buena suerte para que los guardias no hicieran preguntas de más ni se pusieran inquisitivos. Sobre todo, que sus mentes se dejaran engañar en caso de que por cualquier cosa requiriera una interacción con ellos, más allá de una orden de que le dejarán a solas. Era arriesgado, pero aún así...

—Tal vez yo pueda hacer algo. Si vuelvo a mi forma... Puedo cambiar de aspecto e intentar hacerme pasar por el capitán. Y si descubren que ha muerto, por otro guardia cualquiera para salir de aquí.

- ¿No-muerto o constructo? - se preguntó mentalmente mientras observaba atentamente la escena escondida junto al quicio de la desvencijada puerta, refiriéndose a la monstruosidad que reposaba al lado del desquiciado gnomo. Tan rápidamente como se atrevió para no llamar la atención, volvió a preparar su mandoble ante las palabras de la bruja.

Aunque estaba de acuerdo que el gnomo debía ser prioritario, no las tenía todas consigo de que pudieran dejar desatendido al grandullón, como tampoco podían descartar el resto de cadáveres en la sala. Por desgracia, ella misma no tenía nada que ofrecer al respecto para solucionar el tema. Hizo lo mejor que podía hacer en las circunstancias, prepararse. Un engrama astral envolvió su mandoble, renovando la capa corrosiva que había gastado antes, como modo de dar ventaja a su camarada para tomar posición, y a continuación, aunque de modo mundano, también se movió para tener un ángulo de ataque sobre el gnomo antes de que aquella mole se interpusiera en el camino.

Sólo iban a tener una oportunidad de abrumarlo, así que lo mejor era no desaprovecharla.

Esperó a ver si alguien ponía alguna pega, pero parecía que no, así que, sin tener una idea mejor decidió ponerla a prueba. Total, si no salía bien, aquello iba a ser divertido.

Me encojo de hombros - Si vas a pasar en forma humana, llévame contigo y te apoyaré sutilmente, a diferencia del mago mis poderes son más sutiles y algunos los puedo usar siempre que sea sobre personas distintas de forma infinita. Además, tengo hechizos para neutralizar sin matar, incluso en un momento determinado, podría controlar a alguien mentalmente con una orden sencilla, pero si sale mal, nos descubren.

Asintió—: Está bien, pero no te dejes ver. Al bolsillo —dijo tendiendo la mano para que se subiera, y metiendo a la ratoncita en la ropa. 

Se cruzó de brazos, se volvian a separar en dos parejas y le hubiese gustado ir con ellos en un bolsillo y no separarse por muchos motivos: el peligro que representa el gato, no perderse la fiesta y no separarse de A....  -¿Que demonios?, despierta papanatas...

Buscó una esquina dentro de esa celda donde poder observar sin ser visto a la espera de los que se iban.

¿Que tipo de criatura es Agatosh en verdad, Caidus? Los elfos y semielfos no repelemos gatos y si puede transformarse en el capitán puede que nunca hallamos visto su forma verdadera. 

¿Es alquimista como Aerin?

En apenas unos instantes la apariencia y los gestos de su compañero se convirtieron en los del indeseable guardia corrupto. Poco después Aerin, Mhun y Marcus se introdujeron en los bolsillos de Agatosh, mientras los dos elfos les seguían desde el suelo. Los guardias al ver a su nuevo capitán, detuvieron sus quehaceres y se irguieron ante su presencia de manera marcial. Aprovechando aquella distracción, Caidus y Abelgos, caminaron entre las celdas y los guardias sin ser detectados. 

Una vez abajo la tensión se hizo más pronunciada, pues los soldados allí reunidos presentaban un aire disciplinado muy por encima de sus congéneres. A pesar de ello el joven alquimista comenzó a caminar entre los guardias, los cuales a verles respondieron como sus compañeros de la planta de arriba. Todos, excepto uno. Uno de los guardias miró a Agatosh con el ceño fruncido, escrutinandolo de arriba abajo. Estaba notando algo. 

—Saluda al capitán—. Riñó uno de los soldados al guardia más perspicaz—. Disculpe señor. Estamos algo nerviosos. 

El guardia, ante las palabras de su compañero abandonó cualquier rastro de duda en su rostro y actuó igual que los demás. Después de aquello los aspirantes a Vigilantes suspiraron, soltando la tensión acumulada en los últimos instantes. Sin duda habían estado cerca de ser descubiertos. 

Con más tranquilidad Agatosh caminó hasta la última celda a la derecha, donde se encontraba un hombre anciano. Las facciones de su rostro estaba salpicado por hematomas, sangre coagulada y algunas protuberancias, fruto de una buena paliza. Sus brazos completamente por unos grilletes anclados a la pared, forzaban la postura en forma de cruz. Su respiración era silbante y superficial.

Agatosh temió por un momento haber sido descubierto, pero la presión de grupo y la rectitud de aquellos guardias jugó en su favor. Contuvo un suspiro de alivio y mantuvo el semblante serio mientras avanzaba hasta la celda, y se detuvo delante, pensando en su siguiente movimiento. Podía pedir a los soldados que se marcharan, pero eso podía levantar sospechas, así que optó por no hacerlo de momento; en lugar de eso, sacó las llaves y probó a abrir para pasar junto al prisionero.

Dentro de sus ropas veía poco, sólo oía los comentarios y no me atrevía a sacar la cabecita sin que recibiese una orden. Parecía que el plan funcionaba. Si teníamos que pelear, éramos al menos cuatro, no era tan tan mal número. Contengo las ganas de orinarme encima como cualquier ratita y aguardo a su decisión.

Caidus observó interesado a Agatosh durante su transformación. Era un buen disfraz, y un plan peligroso. Pero a estas alturas, parecía que era lo que más posibilidades de éxito podía tener.

Luego anduvo agazapado junto a Abelgos, tratando de pasar desapercibido otra vez más, mas preocupado por la reacción de algunos guardias. Cuando su compañero se dirigió a la celda, con la intención de abrirla, el elfo se mantuvo algo alejado, esperando por si ocurría algo, y preparado para correr adentro en el momento en el que pasaran... si todo iba bien.

La posición dominante de Agatosh, así como su ceño fruncido arrancaban de raíz cualquier signo de sospecha en los guardias por temor a ser castigados. Por ello cuando este sacó las llaves y abrió la celda ninguno de los presentes dijo nada al respecto. 

—Necesitamos deshacernos de los guardias si queremos trabajar con calma. Dejarlos inconscientes o echarlos de aquí— susurró Mhun lo suficiente alto como para que su voz llegara clara a los oídos del alquimista—. Puedo utilizar un conjuro para intentar dejarlos inconscientes durante unos segundos, pero no estoy seguro si funcionara. 

Caidus y Abelgos observaron como el archimago levantaba la cabeza para observar a su supuesto captor. En su rostro apareció una ligera sonrisa cargada de dolor, sin duda había visto a través del disfraz del aspirante a Vigilante. 

El elfo oscuro oliendo que las cosas podían complicarse y que su presencia sería entonces necesaria, abandonó su refugio y correteó hacia el resto de sus compañeros. Avanzó por la sala como un buen roedor, rápido y silencioso; sin embargo a pesar de sus grandes capacidades en el subterfugio y el latrocinio fue descubierto. Uno de los guardias se percató de su presencia, el cual tras observarlos con curiosidad y repugnancia alertó a sus compañeros.  

—No se para que tenemos un gato. Se pasa el día durmiendo el cabronazo— dijo mientras lo señalaba. 

—¿Tiene ropa esa rata?— preguntó confundido un segundo guardia. 

—Recuerdo que el archimago tenía una rata como mascota— respondió el primero mientras desenfundaba su espada—. Esto no me gusta nada. Alertar a los demás. 

Un tercer obedeció la orden de su compañero. Tras unos instantes de dudas, giró en redondo y comenzó a correr escaleras arriba. Si querían evitarlo debían actual en aquel momento.