Partida Rol por web

Kramghrat llegó hasta la posición de Kraner retirándose ordenadamente, le dio un golpetazo en el hombro en señal de buen trabajo mientras se preparaba para tomar su posición relevándole para que pudiera salir. Poco a poco iban pasando por el agujero ordenadamente como buenos hijos de Durin, coordinados y trabajando en equipo, cubriéndose mutuamente. En momentos como esos era cuando más orgullosos se sentía de ser un naugrin, le preocupaba la idea de dejar a Thorin salo hasta su retirada, pero él era un guerrero entre su gente negarle esa posición hubiera sido como dudar de él y Kramghrat jamás le dispensaría un insulto así a su apreciado hermano; todo lo contrarío confiaría en el ciegamente como ellos habían confiado en él en inumerables ocasiones. Cada uno sabía su oficio y su lugar, funcionando al compás como un engranaje bien acompasado, tal y como los naugrim debían ser, sonrió para sus adentros en gloria del recuerdo de su abuelo mientras empezaba a reflejar más luz hacia la entrad del tunel.-¡Vamos chicos un poco más!Entre dos seguro que los convertimos en piedra sino tapan el túnel antes.-igual que el primer troll le había entendido Kramghrat lanzó una advertencia en Oestron, pues si los trolls eran la mitad de estúpidos que el primero tal vez cerraran la cueva quedandose al otro lado mientras ellos escapaban.

La situación parecía controlada, habían tenido momentos tensos pero se habían salido bien con la suya. Los hombres habían sido liberados y ellos ya estaban fuera de la cueva o al menos fuera del alcance de los trolls.

Dejó de cavar la pared de la entrada, empuñó su arco y con celeridad lanzó una flecha al troll que iba más avanzado. Tenía muchas ganas de hacer daño a esos engendros.

Acto seguido cogió otra flecha del carcaj y tensando el arco volvió a apuntar a esa bestia.

La flecha se pierde muy lejos de su objetivo. La dificultad para disparar es enorme, teniendo a uno de sus compañeros cerca de la entrada proyectando la luz, otro saliendo por el mismo agujero que estaba disparando y por último y no menos importante, el troll de piedra que cubría casi toda la visión de la cueva y por supuesto la línea de tiro.

Vamos daros prisa en salir no creo que tarden mucho en llegar hasta aqui.

Sigo en la misma posición defensiva esperarando a que todos y cada uno de mis compañeros salgan de la cueva.

Asiente silenciosamente, y da las gracias por tener a sus compañeros con él. Los humanos estaban a salvo, y parecía que, al menos por ahora, iban a mantener la vida, y luchar por ella en un entorno más favorable.

Escupió al suelo de la caverna, y salió por el agujero hacia la superficie.

Estiro de la mano de Kraner para ayudarle a salir de aquel fétido agujero. ¡Todos los que salían de allí olían a mierda! Es desagradable, pero no puedo hacer otra cosa que aguantar el olor y ayudarles a salir. Cuando Kraner salió definitivamente al exterior, me asomé para ver la actitud de los trolls. ¡Cual fue mi sorpresa cuando vi que los dos trolls que estaban detrás del que se cubría el rostro, le empujaban para que se apartase! Los empujones fueron con fuerza y el troll calló al suelo de bruces. Removiendo más aún la mierda del suelo. Y como una exhalación, entraron los dos trolls de detrás en busca de los dos enanos que aún estaban dentro.

- ¡Correr! ¡Correr! ¡Correr!

Lo único que podía hacer era gritar. La luz del sol era imposible que les diese de pleno para convertirlos en piedra, y los dos enanos no podían estar protegidos por la dichosa luz. El troll de piedra no dejaba mucho sitio entre la luz y él. Y tapaba cualquier rayo que pudiera entrar en la caverna. Si no se daban prisa en salir, morirían aplastados por uno de esos enormes garrotes que portaban las criaturas.

Cuando sales, ves a Leddon tirado en el suelo, llorando. Cerca del agujero se encuentra Rothrim con el arco cargado por si ve alguna oportunidad de disparar. En cuanto al otro humano que había dentro, no ves ni rastro de él.

Viendo entrar a los trolls a todo tropel el enano se apresuró en salir, no sin antes mirar preocupado a su compañero con ojos fatigados por el sentimiento de culpa y rabia al dejarle atrás, pero Kramghrat no era un guerrero. Incluso par aun naugrim la valentía tenía limites, debía retirarse dejando paso a la prudencia tal y como habían acordado entre todos.-Te veo arriba Thorin, no hagas locuras. Si te quedas a cubierto tras el convertido en piedra la luz te seguirá protegiendo, si esas bestias mueven la estatua correrán el mismo destino. Aguanta un poco más y podremos reírnos de esto con una buena cerveza entre manos junto a un buen fuego.-entrechocó las armas con él en señal de camaradería y respeto antes de colocarse el escudo a la espalda y martillo al cinto, justo antes de agacharse para pasar por el agujero tomando la mano de Matholuich para salir más deprisa intentando ganar cualquier ápice de tiempo por el bien de Thorin; si algo le pasaba jamás perdonaría a esas sucias bestias. Salió refunfuñando por lo bajo cubierto de barro, orín y heces junto con ese nauseabundo hedor a troll.

Me acerque lo más posible a la salida cubierto tras el petrificado, esperaba poder salir de allí cuanto antes, pero creo que los Trolls iban a entrar antes de que yo saliera. Tranquilo, nos vemos fuera. No intentare ser un héroe

Cuando sales, ves a Leddon tirado en el suelo, llorando. Cerca del agujero se encuentra Rothrim con el arco cargado por si ve alguna oportunidad de disparar. Kraner está cerca de Rothrim, distraído o traumatizado por lo sucedido. En cuanto al otro humano que había dentro, no ves ni rastro de él.

Ayudo a salir a Kramghrat por el agujero. Cuando pasa por mi lado y mi vista se centra en el único que falta por salir, un grito ahogado se me escapa de mi garganta.

- ¡Oh! ¡No!

Uno de los Troll lanza un ataque con su garrote al enano, justo a la altura de sus piernas, el golpe es fuerte, pero Thorin aguanta la embestida gracias en parte al escudo y en parte al martillo de guerra. A pesar de ello, es arrastrado un poco hacia el Troll convertido en piedra.

- ¡Tienes que salir!

El segundo Troll rodea la estatua de su compañero y se dispone a atacar por el otro lado.

- ¡Vamos Thorin!

Tras aguantar la embestida de ese Troll, no sin cierta dificultad intento salir por el agujero y reunirme con mis compañeros.
Voy para afuera compañeros

Ayudo a salir a Thorin del agujero. El sudor corre por mi frente por el esfuerzo y la tensión del momento. Cuando veo que Thorin está a salvo, me siento un poco en el suelo y desde el agujero salen risas de los trolls. Aquellas criaturas eran predecibles y estúpidas. Me froto el sudor de mi frente y miro a los cuatro enanos.

- ¡Hedéis a troll y mierda!

Quería hacer una broma, pero la cara de asco que me salió no la pude evitar. Me levanto con gran esfuerzo.

- Deberíamos de salir corriendo de aquí antes de que se haga de noche. 

Mirando a todos lados, maldijo su suerte en aquellos momentos. Las palabras de Matholuich eran más que prudentes, convendría que pusieran tierra de por medio, ahora que habían conseguido salvar a los humanos. Hablando de lo cual ¿dónde demonios se había metido Gaoftro? Debía de haberse dado buena prisa en escapar...

Se acercó corriendo hacia el niño humano, y lo cargó a sus espaldas.

- ¡Sujetate fuerte, cachorro! ¡Tu tío Kraner te tiene!

Miró a sus amigos, sentenciando.

- Matholuich está en lo cierto. Nos convendría estar lo más lejos posible de aquí cuando los rayos de sol no puedan protegernos.

Tras ayudar a salir a Thorin asintió con la cabeza a las palabras de Kraner, mientras miraba a Matholuich con cierto recelo.-Tú tampoco hueles a rosas Dunedain, larguémonos de aquí cuanto antes soy el primero que daría cuanto tengo por un maldito baño.¿Donde diablos esta el otro humano?¡Maldito desagradecido!Seguro que le encontramos tirado por el camino, tan débil como estaba no habrá ido muy lejos. Venga en marcha, antes de que se nos eche la noche encima.- se colgó el petate de Kraner al hombro y empezó a alejarse a paso vivo de aquel maldito lugar.

Note unas manos que me agarran con fuerza y tiran de mi cuerpo, despegándolo de la fresca hierba. No quería moverme de allí. No quería dejar de sentir el aire fresco del atardecer, y tampoco notar la hierba sobre su rostro y cuerpo. Pero tampoco tenía fuerzas para oponerse. Aquellos enanos le iban a llevar a su casa. Y eso era buena noticia. Pronto podría comer algo. Pronto.

Salgo al exterior al fin, y alli me reuno con mis compañeros.

Estuvo cerca hermanos, volvamos a la posada a recuperar fuerzas. Los padres del chico les alegrará ver la sorpresa que les llevamos.

Rothrim mira hacia atrás un momento, pues le han quedado ganas de ensartar una flecha en alguno de esos malditos engendros.

- Tenemos que movernos rápido. Ya se está yendo el sol. - y le resultaba evidente que los trolls saldrían a capturarlos o matarlos si les daban la opción. - Deshagamos el camino que hemos hecho para llegar aquí cuanto antes. ¡Esto tenemos que celebrarlo!

Y empezó a andar a paso rápido.

Os movéis rápidos por el bosque, en busca del Gran Camino del Este para volver a la Última Posada lo antes posible. Está anocheciendo, y pronto, todo será pasto de los Trolls y otras criaturas nocturnas, prometedoras de un reino de Oscuridad. Todo parece tranquilo.

Los enanos se movían tan rápido como podían pero las grandes zancadas del Dunedain eran un ritmo al cual les costaba adaptarse, en breve caería la noche y aquellas bestias tratarían de darles caza, debían poner cuanto antes más tierra de por medio. A todo correr seguían a Matholuich, era el único que conocía la zona y el que más posibilidades tenía de encontrar el viejo camino.-¿Matholuich viste huir a ese giñapo?¿Crees que tendrá alguna opción vagando solo de noche en el bosque?Si ves algún rastro de ese despojo avísanos, prefiero cargar con un desagradecido que dejar que los trolls se llenen la barriga.

Muchachos mantened los ojos abiertos, esto no habrá acabado hasta que no lleguemos a la Última Posada.-escupió un trozo de barro al suelo mientra apuraba el paso para seguir el ritmo, mirando a todos lados esperando que en cualquier momento apareciera un troll furioso tratando de aplastarlos sin previo aviso. Comprobaba que estuvieran todos bien, unidos y que el chico no dificultara en demasía el ritmo de Kraner, al fin y al cabo ese era el espíritu del pueblo de Mahal.