Partida Rol por web

Me vuelvo a sujetar la barbilla y mirar al suelo mientras niego con la cabeza. Pensando.

- No te preocupes por nada. - Digo mientras levanto la mirada hacia Kramghrat. - ¡Ahora no tengo nada que ofrecerte de lo que has pedido! ¡Sólo ropa, arcos y flechas! Pero no te preocupes que te conseguiré todo. Eso si, aún no se el precio ni el tiempo que tardaré. Pero todos los aquí presentes te pueden asegurar que si alguien puede conseguirlo, soy yo. Y además, al mejor precio. No te preocupes por eso ahora, amigo Kramghrat. Disfruta de vuestra victoria y déjame a mi estas tareas. Soy el más indicado.

Cuando Kramghrat se sienta de nuevo en la mesa, le respondo sin mirarle.

- Tres monedas de oro. 

Y bebo de mi cerveza.

Brindo y como con los demás huniendome al jubilo y a la fiesta, brindo con Matholuich cuando me hace su descabellada oferta para luego carcajearme sonoramente.-No me extraña que no te contraten mucho con esas tarifas jajajajaja, sabes valorarte bien Dunedain pero no tienes ni idea de hacer negocios jajajajaja. Verás, lo que quiero es deshacerme de ese agujero infecto de trolls, no me gusta dejar las cosas a medias. Tres trolls menos harán que los caminos serán algo más seguros ¿no crees? ya te explique mi idea sobre lo de la "trampa" para esos imbéciles, no me iría mal que tus nos guiaras y vigilaras mientras los enanos trabajamos. Pretendo hacer todo el trabajo de día así que no debería haber problemas, al menos con los trolls, pero tú conoces bien los bosques y a las tribus locales ¿podrás mantenerlas a raya?. Si te ven a ti tal vez pregunten antes, incluso sería bueno para esos Dunlendinos que hubiera un poco menos de escoria en el bosque.

Suponiendo que esas bestias hayan acumulado algo de valor, de ahí se descontaría todo el material que haya que comprar para tal fin. Luego como soy el único capataz cualificado y la idea es mía yo me llevaría dos partes, si Thorin tiene que forja las rejas le ofreceré una parte y media pues es un herrero competente, una parte para Rothrim y Kraner como trabajadores no cualificados pero enanos al fin y al cabo. A ti por llevarnos traernos y vigilar te ofrezco media parte, como verás eso puede ser más de lo que has pedido o menos, no tengo ni idea de lo que pueden esconder esos patanes pero te ofrezco de forma honesta formar parte de esto, mi gente todavía recuerda el buen nombre de los tuyos Dunedain es por eso que te lo ofrezco, los naugrim no olvidamos-dijo ceremonialmente y como gesto de respeto hacia Matholuich y su linaje.-Los míos siempre han odiado a esas criaturas y voy ha hacer honra a la memoria de mis ancestros, acabando con ellos y además terminando un trabajo a medias.-comentaba afablemente sus planes con sus compañeros de mesa durante la generosa cena cuando escuchó las nuevas de que llegaban más viajeros a la posada. En ese momento bajo algo más la voz, comiendo de nuevo de los sabrosos panes que no había podido coger mientras hablaba, antes de que sus voraces compañeros les dejaran sin probar bocado.

No acostumbrado a reírme mucho, por un momento casi lo consigue Kramghrat. A pesar de ello, mantuve la compostura y mientras seguía comiendo y bebiendo a cargo de la gran empresa realizada por mis cuatro pequeños nuevos amigos y yo. 

- Sería una buena oferta por tu parte si yo estuviera buscando trabajo, oro o tesoros. Pero no es mi caso. La caza me sustenta y no necesito mucho para vivir. Me gusta beber en las tabernas, caminar por los caminos, oler la humedad de la hierba por el campo y pasar una noche agradable con alguna mujer. No necesito nada de lo que me ofreces. Y si mi precio es caro es simplemente por no decir que no a tu trabajo. 

En cuanto a que haya más o menos trolls en el bosque, la verdad es hace tanto tiempo que están ahí, que ya nos hemos acostumbrado. Si es cierto que cada vez hay más y que se reproducen a una velocidad alarmante, pero tampoco es mi preocupación. Estaré poco tiempo por estas tierras y pronto viajaré hacia otras más cálidas.

Mi propuesta es 2 monedas de oro y la quinta parte del botín de la cueva.

Kramghrat casi se atraganta de la impresión ante la descabellada oferta de Matholuich.-¡Buahjajajaja!Madre mía por un momento casi se me saltan las lagrimas, entiendo tú negativa no hace falta que ofendas mi buen juicio con esos disparates. Jajajajaj dos monedas y un quinto, ni que fueras un rey jajajaja, no te preocupes, no insistiré más; te deseo suerte en tus viajes Matholuich hijo del Norte ¿y a donde dirigirás tus pasos ahora?.Espero que tus botas te lleven algún día a conocer mujer que te haga sentar la cabeza, la vida en los caminos es desagradecida y peligrosa, de todos modos tal y como prometí la cena de hoy corre de nuestra cuenta.-

Me encojo de hombros y estiro mi mano con mi jarra de cerveza bien sujeta. La espuma y parte del líquido amarillento cae sobre la mesa por mi gesto.

- Esta cerveza me la he ganado a pulso, al igual que la comida. la oferta de esta familia estaba desde hace días, mucho antes de que vosotros llegarais. Y como he sido parte de la comitiva que ha salvado a su querido hijo, parte de la recompensa es mía por derecho. 

Recojo mi mano y pego un largo trago a la cerveza.

- En cuanto a mi próximo destino. No tengo ni idea a donde me llevarán mis pies. Pero lo que estoy seguro, es que permaneceré en esta taberna durante unos días. Y no te preocupes por mi, no habrá mujer que me ate. Al menos de momento. Soy feliz con mi vida. No necesito a nadie que me mande o me cuide. 

Rothrim estaba gozando como hacía mucho tiempo de la opípara cena que les estaban regalando los Grumm.

 Masticaba y bebía sin parar. Saboreaba todos esos gustos trabajados y variados. Y de tanto en tanto engullía un buen trago de su cerveza.

Kramghrat parecìa muy envalentonado de aquí para allá hablando sin cesar y ya preparando lo que querìa que fuese su siguiente paso. No estaba mal ir a dar cuenta de esos trolls. Podía ser que escondieran un tesoro. Pero también podía ser que dentro de su guarida sólo hubieran los restos de sus presas. Y él seguía teniendo gravado a fuego el tesoro de la montaña custodiado por ese maldito dragón que se llevó la vida de sus amigos y por muy poco la suya.

Pero también podía ser que el destino no lo llevase hasta allí todavía. Así que relajado y abierto a lo que tuviera que acontecer siguió comiendo y riendo con sus compañeros. Era una gran noche de celebración. No tenía ganas de forzar los acontecimientos y muchas de empaparse de ese gran momento. Hoy habìan hecho una gran azaña y no sólo a vistas de su raza, como era habitual, sino también a vistas de todos esos humanos que hoy los acogían con gran agrado.

Las puertas de la taberna se abren y entran con paso decidido dos hombres, seguidos por tres más. Se dirigen hacia una mesa y se sientan todos juntos. Rápidamente son atendidos y servidos. Todos los presentes deducen que son los dueños de los tres carromatos que ha anunciado poco antes el hijo de los Grumm.

El enano tragó de golpe y tosió por lo bajo mientras se fijaba en los recién llegados, debían ser gente pudiente si viajaban en carro tal vez más mercaderes en dirección a Cameth Brin que pernoctarían en la posada. Tuvo a bien fijarse en la reacción de Falen y Goldang no sería raro que entre mercaderes se conocieran, pero al poco volvió su atención hacia el Dunedain.-Esta cena y cerveza es más que merecida pero como ya te dije en los caminos nosotros firmamos un contrato con el posadero, la recompensa es íntegramente nuestra de forma legitima, no renunciaremos a un solo cobre por un trabajo tan peligroso y tan mal pagado. Tú decidiste acompañarnos de buen grado y te lo agradezco, pero tú parte de la recompensa tendrás que negociarla directamente con Rubb, no con nosotros.- la legendaria avaricia enana salía a relucir, pues los naugrim tenían sus méritos pero también sus defectos. Kramghrat prometió mostrarle el contrato al Dunedain una vez hubieran cenado para que pudiera comprobar que todo estaba en orden y que su reclamo a los enanos no era legitimo. Con la seguridad y confianza que le daba un contrato escrito a sus espaldas no le dio más vueltas al tema, prosiguiendo con la afable velada, disfrutando de la estupenda cena.

No tenía ganas de discutir con Kramghrat, le agradaba su presencia y sus palabras. Pero no estaba de acuerdo. Aquél contrato del cual alardeaba de estar firmado por el mismísimo posadero no quería decir que cualquier persona que trajera vivo a su hijo, no dejara de recibir la recompensa. Que no era otra cosa que comida y bebida gratis. Los Grumm eran trabajadores, pero una familia numerosa y costosa de alimentar, por lo que no era oro lo que le sobraba. Además, permanecería poco tiempo en aquél lugar. 

- Como gustes Kramghrat. Disfrutemos de esta noche.

Con buen apetito comió y bebió hasta saciarse, aquella había sido una buena noche todo había salido bien, mañana sería día de paga. Lo dedicaría a limpiar su armadura, sus armas y sus herramientas con esmero, tal vez hiciera un par de negocios y tratara de averiguar quienes eran los recién llegados pero por ahora era tiempo de un merecido descanso.

Se despidió de todos antes de partir dando algún que otro tumbó por la escalera- Que el último atrange la puerta, hip.- mientras se agarraba al pasamano por la desmedida cantidad de alcohol que ha había bebido. Teniendo en cuenta que Kramghrat  tenía la constitución de un buey eso había levantado la sorpresa y la admiración de los muchos de los allí presentes. Con ese merito sobre sus hombros entró en la estancia que compartían los cuatro dejándose caer a plomo sobre la para caer rendido al poco, empezando a ronca para desgracia de los suyos.

Van pasando los minutos y las horas. Las cervezas y la comida siguen rondando en las manos de los enanos.
Compañeros brindemos por nuestro triunfo, y pensar en retirarnos a descansar, nos quedan días duros y aventuras que terminar.
Tras el brindis con mis compañeros me retiro a mis aposentos a descansar.

Poco a poco el sentimiento de ineptitud y de vergüenza fue desapareciendo, gracias a la satisfacción de haber rescatado a los humanos, y a la compañía de sus amigos, el festejo y la alegría.

Tras unas pocas horas de alegría, poco a poco el cansancio fue pasándole factura, y decidió retirarse a descansar. En silencio, como era típico en Kraner, se dirigió a su habitación para dormir lo que quedaba de noche.

También se fijó, curioso, en los nuevos llegados. Esos cinco hombres. Pero ahora no era el momento, ya tendría tiempo de averiguaciones mañana por la mañana. Tal vez fueran mercaderes y llevasen algo de interés para él.

Con tanta comida como había tragado, por no mencionar la bebida que junto con el cansancio nublaba su cabeza, decidió seguir a sus compañeros.

Subió las escaleras agarrado al pasamanos y se tiró en la cama. Había sido un día muy largo e intenso. Ni un minuto tardó en dormirse profundamente.

Amanece a la hora exacta en la cuál debería de amanecer. Pero no podéis saber de manera exacta si ha sido así, ya que el alcohol y la comida en exceso, os han hecho pasar una mala noche. Ahora, cuando despertáis, algunos de vosotros tenéis una leve sensación de dolor de cabeza, otros tenéis una especie de nube oscura que os nubla la vista y el juicio, otros tenéis el cuerpo molido, otros con dolor de barriga, y algunos de vosotros incluso tenéis varios síntomas a la vez. La noche fue divertida, pero no lo es tanto ahora por la mañana. Lo único bueno es que había desaparecido el olor, tan terrible de la cueva de los trolls, de vuestra piel. Ahora huele a humo, cerveza y restos de comida.

Kramghrat se levantó maldiciendo aquella cerveza humana,¿qué asqueroso brebaje preparaban los Grumm?A eso no se le podía llamar cerveza¿acaso solo los enanos sabían destilarla como era debido?Y para colmo algunas de aquellas salsas con hierbajos no le había sentado bien, podía escuchar sus propios retortijones nada más levantarse.

Bajó presuroso saliendo al patio exterior en busca de la letrina con el cinturón descordado y los calzones sueltos para relajarse justo en el momento en que empezó a soltar todo aquello que le revolvía el estomago, sin embargo el alivio no le duro demasiado al enano, pues entre el mareo de la borrachera y el nauseabundo olor le vinieron unos fuertes arcadas que apenas pudo contener. Luchó a duras penas para poder arrodillarse, retirandose la barba a un lado, tratando de mancharse lo menos posible mientras intentaba conservar algo de dignidad.

Había sido una buena noche, una buena comida y una mala cantidad de cerveza; ahora pagaba las consecuencias pero nadie podía quitarle el merito de todas y cada una de las pintas ingeridas. Antes de volver a entrar se remojó un poco con agua del pozo para limpiarse mínimamente, si el humor de Kramghrat ya era malo por las mañanas hoy lo era aún más. Refunfuñaba por lo bajo y maldecía a medida que se daba cuenta de que el sol ya estaba en lo alto, pensando en que se había perdido casi un jornal pero a pesar del martilleo en sus sienes el tozudo enano comenzó sus quehaceres.

Tomó un taburete y un cubo de agua para dirigirse hacia la cuadra. Primero con unos paños sucios que le había dado los Grumm empezó a limpiar el martillo, el escudo y el pico para luego pasar a la armadura, la cual metió directamente en un gran balde con agua limpia. Con la armadura en remojo empezó a aplicar aceite sobre las armas con un paño bien limpio, comprobando si había alguna mella por el uso para pasarle luego la piedra de afilar. A penas media hora después había terminado con las armas y el escudo, al cual también le revisó los correajes. En ese momento se marchó al rió para meterse hasta las rodillas y coger unas buenas paladas de arena limpia de su lecho, nada de tierra, solo arena limpia. Llenó medió tonel y se lo llevó rodando de vuelta a la posada gruñendo por la cuesta arriba.

Tras dejar la arena al sol para que se secara entró en la posada malhumorado, se sentó en la barra y le pidió a Rubb que le sirviera un potente desayuno para combatir la resaca-¡Estoy que ladró! Esas salsas y tú cerveza me han removido hasta el alma Rubb, sirveme un buen desayuno que acalle no solo mis tripas sino tambien este maldito martillo que me repiquetea en la sién.-.Kramghrat se sentó junto al fuego, disfrutando de secarse las botas junto al calido hogar, con un desayuno moderado, sin panceta, ni salsas para tratar de asentar el estomago. La comida le sentó como la gloria, pero al poco tuvo que volver a visitar las letrinas con premura, aunque esta vez tan solo para aliviar de vientre. Se sorprendió a si mismo despertandose de una agradable sopor en la silla junto al fuego, tras el desayuno se había quedado traspuesto. "Menudo haragán" se echó asi mismo en cara.

Volvió al patio para comprobar que la arena ya estaba seca, la cambió un par de veces del cubo al barril y del barril al cubo, apretandola y apelmazando para que acabara de soltar la humedad que le pudiera quedar. Entonces sacó la armadura, la seco con varios paños limpios y la metio en el barril, para empezar a hacer girar este por todo el patio, de ese modo la arena se colaba por todas las ranuras de la malla limpiandola meticulosamente hasta el último recoveco. Repitió el proceso varias veces, para luego sentarse en el taburete al sol mientras le daba aceite con un paño, retirando así los poco restos de humedad que pudieran quedarle; otra vez la metio en el barril y otra vez la volvio a frotar; esta vez con un madeja rasposa para poder pulirla levemente. Asi era Kramghrat, metodico, meticuloso y perfeccionista, asi se hacian las cosas y asi lo aprendió los secretos del oficio pasados de generación en generación, mal le doliera la cabeza, mal tuviera que salir presuroso a la letrina. Un enano siempre trabajaba bien, independientemente de las circunstancias. Podía tardar más o podía tardar menos, pero cualquiera que conociera al capataz podía estar seguro de que fuera lo fuera lo que hiciese, lo haría diligentemente.

Antes del atardecer la armadura estaría como nueva tendida sobre su arcón, donde le daría un ultimo toque. Una fina capa de sal de roca, el truco que le había enseñado su abuelo para retirar la humedad del todo e impedir el oxido, "Tras el aceite, sal de roca" le parecía que aún podía escuchar sus palabras.Ah, cuanto le echaba de menos.

Durante todas sus tareas merodeaba por la posada en espera de que sus hermanos se despertarán, se habían ganado un merecido descanso y él estaba entretenido en sus tareas por lo cual no tenía prisa alguna. Sencillamente cuando acabase se sentaría a disfrutar de la calidez de la chimenea junto a los Grumm y el resto de clientes.-Bueno Rubb, cuando quieras arreglamos cuentas.-dijo en alguna de sus idas y venidas a la barra, de forma discreta.

Kramghrat había estado entretenido toda la mañana en sus quehaceres. Parecía un enano honrado, y tener ese tipo de gente en mi posada era siempre agradable. Después de atender a los mismos clientes que anoche se quedaron hasta las tantas, decidí atender la petición de Kramghrat.

- Cuando guste, Kramghrat.

Observé que los cinco hombres que habían venido anoche, con sus carromatos, no estaban sentados juntos. Tres de ellos si estaban tomando el desayuno en la misma mesa, mientras que los otros dos, cada uno de ellos se encontraba en una mesa distinta y alejados entre ellos. Me pregunto si no se habrán disgustado por algo. Suele pasar en este tipo de situaciones, viajes largos y siempre con la misma gente, al final hay roces o momentos en los que algunos desean tomar el desayuno a solas y descansar de la compañía que durante largos días ha disfrutado. 

Falen y Goldang están ya atendidos en sus respectivas mesas, mientras que Mathlouich y Gronu estaban disfrutando ya de una cerveza, cada uno en una mesa. Todo estaba tranquilo. Mi hijo descansaba, sano y salvo, recuperando fuerzas mientras el resto de mi familia atendía a todos y dejaba lista la posada, taberna y cuadras para que todo fuera del gusto de mis clientes. Y eso que los tres carromatos que habían traído éstos últimos, con sus respectivos bueyes, estaban ocupando casi todo el patio de las cuadras. Pero no era la primera vez que sucedía eso. Es más, era cosa normal.

En algún momento se sentó junto a Falen cerca del fuego, distrutando de algo de descanso.-¿Usted debe ser Falen?He oido de su buena reputación por estas tierras, mi nombre es Kramghrat "Barba de Plata", ingeniero y capataz entre los mios. Ahora con más calma, si le place podemos hablar de negocios y de las nuevas que hay por estas tierras también dicen que se entera usted de todo y que conoce muy bien el bosque de los trolls.-con algo de cortesía esperaba poder conseguir algo más de información sobre estos lares. Bien sabía que por muy educado que fuera los mercaderes de verdad nunca soltaban una moneda de más.-He oido que mi gente no es muy bien recibida por Cameth Brin ¿tal vez usted pudiera indicarme el por qué de esta vieja rencilla?¿qué puede contarme del bosque y de Herubar Gûlar?Se que no es usted un bardo pero seguro que esta mejor informado que yo de lo que por estas tierras acontece.-le dió las gracias a Rubb con un gesto de la cabeza cuando este le sirvió el desayuno. A pesar de que pudiera parecer raro en un enano, este no se apresuró en cobrar, sus hermanos aún dormían y el no tenía prisa, así que iría conociendo a las gentes de la posada poco a poco y con calma.

Escucho atentamente la presentación de Kramghrat y las alabanzas. Era evidente que quería algo, y yo estaba dispuesto a vender lo que quisiera a buen precio.

- Del bosque, poco puedo contarle que ya no haya escuchado en esta taberna. Os he visto hablando con Turlin, y yo se exactamente lo que él sabe. Más por haberle escuchado que por vivencias propias, por lo que la información dada, es de dudosa calidad. - Río, y mi barriga se mueve nerviosa al compás de mi respiración. - Pero si te puedo contar la llegada de talin Loech a estas tierras, y la única historia que se sobre la presencia de vuestra raza en esta zona. - Respiro un poco para tomar mi tiempo, pues la historia era larga y merecía mi máxima atención. No podía olvidar ningún detalle. 

- Hace más o menos un siglo, un montañés indeseable de Rhudaur, llamado Tallin Loech, dio por casualidad con una de las mayores obras de los Enanos mezquinos, el "camino Bajo". Este antiguo túnel estaba excavado a partir de un acueducto natural y corría de este a nordeste, desde el Bosque de los Trolls hasta los Páramos Fríos. Tallin decidió explorar esta maravilla y reunió a sus secuaces para efectuar una expedición a las profundidades de las tierras altas. La banda de forajidos pasó semanas siguiendo el estrecho cauce. Su viaje recorrió más de 150 km, comenzando en el Manantial Viejo y acabando en el Lago Inferior, bajo el Páramo Largo.

Tras descubrir la mayoría de los secretos de aquel tosco pero notable camino subterráneo, los hombres de Tallín acordaron usar el túnel como guarida desde la que atacar el comercio que discurría por los caminos principales a Rhudaur. Hicieron su campamento en el Manantial Viejo y colocaron refugios de descanso y trampas a lo largo del Camino Bajo, para poder escapar al lago Inferior si se veían amenazados. Una vez establecidos, los Bandidos del Camino Bajo se embarcaron en un serie de incursiones que casi que acabaron con el comercio en los caminos vecinos. Los desalmados forajidos se ganaron una reputación de salvajismo, además de reunir una fortuna en monedas y gemas.

Al terminar, miro a Kramghrat con interés. No podía decir que paso para que los enanos desaparecieran de aquí, pero al menos le había contado la existencia de construcciones enanas de hace muchos siglos atrás. 

- Con respecto a Herubar Gülar, ese castillo fue la morada de Fëafuin, un alguimista dúnedan de cierto talento pero totalmente loco. Pagó un precio excesivo a los señores de Cameth Brin por poseer el feudo nominal de la región occidental del Bosque de los Trolls. Ahora se rumorea que está abandonado y lleno de tesoros.

Me levanto y bajo a desayunar. Veo que uno de mis compañeros ya está allí y se encuentra reunido. Iba a acercarme a el, pero mi estomago manda, asi que me acerco a la barra y le pido de comer a Rubb. Buenos días señor Grum, puede ponerme algo de desayunar que cojamos fuerzas para el resto del día. 

Veo que parte de mis hermanos aun siguen en sus aposentos, o han salido fuera, ¿los vio?