Partida Rol por web

Se escuchó un gruñido de dolor de la voz grave de Sutu. Habib sabía que no era un combate fácil y que no podía estar todo el tiempo sujetando las riendas sin hacer nada más. Se movió lo justo para llegar a la esquina con uno de los muros y recorrió a los animales de manera que no pudieran ver a los zombis. Sabía que si no les veían, estarían mínimamente más tranquilos.

Por fortuna aquella criatura parecía tener la agilidad de una estatua de cobre herrumbrosa, por lo que no le fue muy difícil esquivar su golpe. Además no parecían excesivamente resistentes, pues por el rabillo del ojo pude observar como el bárbaro daba la muerte definitiva a otro de aquellos seres. Pero pese a todo nunca había sentido tanto miedo al enfrentarme a una criatura. Estaba usando prácticamente toda mi fuerza de voluntad para no salir corriendo y gritando cada vez que miraba a aquella cosa. Y la poca fuerza de voluntad que me quedaba la use para lanzar un golpe hacia la cabeza de aquel ser, esperando poder acabar con él lo más rápido posible.

Sutu vió manar la sangre de su mano sin perturbarse lo más mínino.

Aquellas criaturas blasfemas, que caminaban cuando no deberían hacerlo, eran una visión espeluznante capaz de aterrorizar a cualquiera, pero su modo de actuar era predecible y muy físico.

El terror experimentado por el bárbaro al ver a los muertos, se había disipado en cuanto dió comienzo la batalla, ya que la mente de Sutu pronto asoció aquel combate como algo que no era nada de otro smundo, ni brujería maligna, si no auténtica lluvia de golpes y mordiscos a diestro y siniestro, algo que no dejaba de ser una batalla más.

Su vista volvió a centrarse en sus enemigos y el hacha volvió a bailar su danza de la muerte.

Willem cercena la cabeza del zombie y a la vuelta de la espada se la clava hasta medio pecho en ese cuerpo acartonado de la carcasa reseca, pero lo peor de los zombies era esto, no se regían por las leyes naturales y aún sin cabeza seguían suponiendo el mismo peligro, no habia en ellos muecas de dolor ni movimientos espasmódicos al haber dado un buen golpe, era imposible saber hasta donde alcanzaban sus heridas, eso tal vez, era lo más aterrador de ellos, hay quien discrepa.

El cuerpo del zombie sin cabeza parece no haber notado el golpe y alarga sus uñas necrosadas en busca de la cara de Willem quien saca la espada y se retira dos pasos a un costado para evitar la extraña alabanza y ver a su vez la precaria situación de su compañero Sutu.

Sutu queda un momento en babia al lanzar el impresionante hachazo y ver como los zombies parecen por un momento revivir al agazaparse ambos esquivando el mortal golpe y abalanzándose sobre él, ambos se lanzan contra el cuerpo y el brazo de Sutu mordiéndole y arañándole haciendo que emita un horrible grito de dolor y empuja a ambos zombies, despegarlos ahora que se aferran de manera tan fuerte es dificil, y es necesario dar más de un empujón y patada rabiosas para sacárselos de encima mientras la sangre mana ahora a borbotones de heridas serias.

Habib por su lado queda boquiabierto al moverse tras la casa, allí, en el suelo hay una marca, un extraño ojo dibujado en sangre fresca, muy fresca, tan fresca que podría haber sido la que está perdiendo Sutu. Un ojo familiar, en un enorme círculo, para otros que no hayan visto su marca no pasaria de algo extraño y peculiar, pero Habib, cualquiera que lo viera lo sabría, él, Milaszor, el Rey Brujo de Raivah, estaba aquí.

Habib se acerca y lo inspecciona, las baldosas alrededor y en el interior del círculo están calientes, demasiado calientes para estar a la sombra de un edificio..

Sutu lo estaba pasando mal. Habib se sentía impotente teniendo que mantener a los dichosos animales sin poder actuar.

Sutu, cercena sus brazos!

Pero, algo no se le escapó de la vista: en el suelo estaba la marca de Milaszor dibujada en sangre fresca. Prestó toda su atención y sus conocimientos empezaron a relacionar esta marca con el poder del brujo. Era cosa de magia y, por ello, su saber podía decirle algo.

El bárbaro sangraba por abundantes heridas provocadas por los mordiscos de los muertos andantes, y le costaba enfrentarse a dos enemigos como aquellos al mismo tiempo, pero no cejó en su empeño por acabar con ellos, y volvió a hacer caer la hoja de su arma sobre el cuerpo de una de las criaturas, clavando la hoja en el torso, y hundiéndola hasta casi atravesarlo de lado a lado, solo para extraerla con un crujido de huesos partiéndose, y la explosión polvorienta de los restos de los pulmones disecados de la criatura, al ser extraidos hacia el exterior de su cuerpo junto a la hoja del enorme hacha.

Apenas alcanzaba a creer lo que veían mis ojos. Había visto en otras ocasiones a orcos e incluso humanos seguir luchando pese a tener gravísimas heridas o a haber perdido algún miembro. Pero esto sobrepasaba toda lógica. Aquella cosa había perdido la cabeza y no solo no había caído, sino que además seguía luchando. Si no fuera porque el bárbaro había derribado a uno hace poco pensaría que eran inmortales. Pero los había visto caer, así que podían volver a morir. Aferrando mi cordura a ese pensamiento volví a lanzar un espadazo a la criatura, con la esperanza de que este fuera el último.

Rhaz flanquea al zombie que esta luchando con Sutu y sacando la espada corta propina un estoque al zombie a la altura de la columna hundiendo la mitad de la espada en el interior del cuerpo putrefacto de este.

El espadazo de Willem derriba al zombi que cae junto a él desplomado ahora centra sus ojos en ver como Rhaztamel se acerca para ayudar a Sutu con el último de los cadáveres caminantes, el anterior ha terminado totalmente partido en dos. El zombie lucha entre las espadas de dos compañeros, siendo vapuleado violentamente, ahora las tornas se han cambiado y es él quien recibe por todos lados.

Willem respira tranquilo... por poco tiempo.... un grito ahogado, un gemido lastimero o como querais llamarlo, una cabeza separada que gime por su lado mientras el cuerpo continúa el ataque por otro

Uuuuuuuuuuggggh

El zombie frente a él se levanta y salta sobre el explorador agarrando directamente el cuello, clavando sus uñas, arañando mucho pellejo del pobre Willem que cae hacia atrás del dolor desprendiéndose asi del insano ser, Willem vuelve a ponerse en pie, espada en mano, creía que lo habia matado, le habia dado tantos golpes que nadie podría haber sobrevivido y sin embargo aún quedaba en pie, pero no le debía quedar mucho.

Habib examina el círculo, es inequívocamente la marca de Milaszor, pero porqué aquí ¿será un conjuro de escudriñamiento? No tiene sentido si en su poder mantiene la bola de cristal,  ¿ Y porqué la sangre ? ¿Y porqué es fresca?... Al tiempo de barajar posibilidades hay una que destaca ante el resto.... una invocación, algo ha llegado aquí hace poco

Al disminuir los gemidos de los zombies y llevar un rato tras la casa, los animales parecen relajarse y dejan de tirar de las riendas rindiendose a la voluntad del hechicero, ahora sí podrías manejas ambas riendas con una sola mano, a riesgo de que un nuevo peligro aparezca y espante a los animales

Sutu volvió a hacer caer la hoja de su arma sobre el cuerpo de la putrefacta criatura, y esta vez el impactopartió en dos el cuerpo del ser, desde el hombro, hasta el abdomen, ya que el muerto no resistió semejante golpe propulsado al mismo tiempo por el peso del arma, y la poderosa fuerza de los músculos del bárbaro.

El hombre de afeitada cabeza retiró la hoja del cuerpo, arrastrando con ella pedazos apergaminados de las entrañas del muerto, y esperó a que cayera con cierta duda supersticiosa. El primero de los muertos no resistió mucho, pero no sabía qué esperar de cosas que caminaban cuando su corazón había dejado de latir hacía mucho tiempo, pese a recibir heridas como la que el bárbaro acababa de abrir en su cuerpo.

Aquello empezaba a parecer una pesadilla. Y seguramente lo sería si no fuera porque el dolor de los ataques de aquellas criaturas era completamente real. Empezaba a pensar que realmente encontraría mi fin en este enfrentamiento. Mi cara era una máscara de desesperación y miedo mientras lanzaba un nuevo espadazo, cada vez menos convencido de la eficacia de estos.

Así que algo había venido desde el castillo de Milaszor? Si era el propio hechicero podían despedirse, pero algo le decía que él no necesitaría dejar marcas. Algo les esperaba. Qué sería?

Habib tomó las riendas de las dos criaturas con la mano dercha y apuntó al zombi de Willem.

Saeta infalible.

Una flecha de fuerza mágica impactó directa sobre el engendro de la naturaleza.

Los dos zombies caen al unísono, y explota una risa de ultratumba, proveniente de un lugar muy cercano pero indetectable por el inmenso eco del lugar vacío. Una risa, que sin tener nada en particular, hace que vuestros corazones, ya acelerados por el combate, mantengan esa peligrosa taquicardia en un ritmo crescendo.

Mortales, ¿Por unos pocos vasallos ya sudais mares?

¿De verdad he tenido que venir yo para acabar con vosotros?

El hijo de Alaszor me decepciona, a la memoria de su padre traiciona

Mas yo tengo un pacto, y constantemente en mis oídos sus órdenes zumban

Que muráis en solo un rato, y que haga de este lugar vuestra tumba

El proyectil mágico de habib terminó con el zombi que acosaba a Willem en el momento más vulnerable. Rhaz y Sutu hicieron lo suyo con el otro. Pero, de repente, una voz de ultratumba les retó, a la vez que les despreciaba e intentaba intimidarles.

Compañeros, alguien ha sido invocado por el poder de Milaszor. Creo que es buena señal, estamos siendo peligrosos para él. Estamos cerca, pero alguien ha sido enviado para evitarlo. Protejamos a los animales e intentemos no despertar a los muertos. Si hay muchos, nos agotaremos antes de llegar al final. Es importante saber por dónde ir. Ven Sutu, déjame ver esas heridas.

Soy el canal de tu curación. Repitió dos veces sobre Sutu.

Alguien más está herido? Willem, Rhaz?

Con la vista buscó un lugar alejado de los edificios para atar a los animales.

Aquella risa y la voz de ultratumba había estado a punto de helarme el corazón. Por un momento incluso juraría que se me había llegado a parar del todo. Estamos muertos, todos muertos. Esta necrópolis será nuestra tumba, y todo por culpa de aquel maldito viejo y su engaño… las palabras d Habib me sacan de mi lóbrega ensoñación.

Yo estoy más o menos bien le respondo acariciándome el magullado cuello a cuenta de la presa del zombi. Pero dime una cosa, ¿dónde ves tú la buena señal? ¡Ha faltado poco para que nos unamos a ellos señalo los cadáveres ahora inmóviles para dar más énfasis a mis palabras y por lo que ha dicho esa voz esto no es más que el principio! Y si estos cadáveres andantes no son más que el principio prefiero no saber que nos espera al final del camino sentencio en tono fúnebre.

- Yo estoy bien Habib, pero algo me dice que dentro de poco la cosa cambiará - seguidamente la voz de Rhaz se ve interrumpida por otra voz - Sal de donde quieras que estes maldito enjendro, acabemos con estos - el picaro levanta la espada corta en señal de reto aque ser que estaba hablando.

El bárbaro se apoyó contra la pared envejecida junto a él para recuperar el ritmo normal de respiración, mientras el último enemigo caía hecho un guiñapo de carne acartonada, y piel apergaminada. Su compañero dedicó entonces unos momentos a sanarlo con su hechicería y el bárbaro le dejó hacer sin decir nada hasta que terminó.

-Gracias brujo. Se limitó a decir un momento antes de que la voz de ultratumba los sorprendiera. Sutu se incorporó con celeridad, y prestó atención a las palabras, como lo haría un felino que acaba de descubrir algo nuevo en lo que volcar su innata curiosidad. Este lugar es maligno... y solo atrae el mal. Pero lo que nos ha hablado, lo hemos traido nosotros. Miró a los muertos que no volverían a caminar con desprecio. Estos seres no son naturales, van contra el orden natural de las cosas, pero han caido bajo mi hacha como cualquier mortal, eso vuelve a llenar de coraje mi corazón. Seguiré adelante. Hizo una pausa. Por mi familia.

Sutu caminó junto a los demás, separados por los tirones de los animales, y el caos de la batallar, y terminó diciendo.

-Y ahora, ¿Hacia dónde?

Willem tenía una herida seria y debía curarla para que pudiera aguantar la batalla. Pero necesitaba algo de tiempo.

Ven Willem, te voy a curar. Los demás podéis buscar un lugar para atar a los animales y no los perdamos gracias a otros zombis. Si no hay ninguno, una piedra pesada se carga en uno de ellos, se les aleja y, dejándola en el suelo, se les ata las riendas. Sentirán que están atados y no se moverán si nada les asusta. Luego decidimos cómo nos movemos.

Soy el canal... Curó al explorador con su conjuro menos poderoso, el cual repitió 5 veces.

El par de casas cercanas tan solo conservan los muros, hay bastante espacio entre las casas dejando ver una calle ancha en la que cada vez se van apilando más las construcciones, en la avanzada inicial de Rhaztamel, ha visto una calle que llega recta hasta lo que debió ser un edificio muy importante en esta ciudad cuyo fin no se alcanza a ver. Un enorme edificio sin techo pero de muros altísimos desde el que al menos tendreis una buena panorámica.

Los hechizos de curar son repartidos - Sisea la voz como única respuesta a Rhaztamel

¿tan temprano os sentís malheridos?

Gastadlos sí, asi mi misión cumpliré

Y el auténtico dolor os enseñaré

A la llamada de Rhaztamel parece que el eco se apaga un poco, se está acercando pero aún no sabeis donde se encuentra

¿Y vas a ser tú quien lo termine?

Valiente payaso

Aún no ha habido quien me elimine

No dejaré ni huella de este tu fracaso

Sutu aferró el hacha con fuerza, alzando la vista hacia el cielo, y luego mirando en derredor, la furia empezaba a crecer en su interior ante tanta palabrería de aquel que había sido enviado para detenerlos en su misión, y el miedo supersticioso había dejado de atenazarlo al ser invadido por su agresivo instinto de supervivencia del desierto.

-¡Muestrate perro miserable! Gritó. ¡He jurado encontrar a mi familia o morir en el intento, y tú te interpones en mi camino! ¡Brujo! ¡Haz algo ya con esos animales y prepárate para el combate, por que aquí no habrá más descanso que la muerte hasta que no hayamos terminado nuestra misión! Le gritó a Habib, instándole a asegurar a las bestias en algún lugar antes de que vovlieran a ser atacados.

El bárbaro se volvió a alejar de sus compañeros, deteniéndose en emdio de la calle, hacha en mano, desafiante, y mostrando sus dientes en un horrible gesto de batalla, como si de una bestia a punto de atacar se tratara.