Partida Rol por web

En mi habitacion, furiosa, no me gusta como van los acontecimientos. No recibo nada a cambio de lo que doy, casi muero en aquel combate, al menos yo si hice algo, no como ese estupido de....
Golpeo la pared con rabia mientras grito, cojo mi daga y la aprieto con fuerza poniendo los nudillos blancos Quereis un guerrero, eso tendreis. Pero no os gustara lo que ocurrira cuando lo sea.

Salgo y camino hacia un lugar tranquilo para practicar con un muñeco y con mi arma, no soy buena pero mejorare, con esto y con las directrices de mi señor.

Aldriu no perdió el tiempo y se dispuso a cumplir su tarea sin miramientos. No le apetecía ser el objetivo de las iras de semejantes criaturas y quería seguir viviendo, de modo que se puso manos a la obra.

Limpiar la caballeriza del señor le iba a suponer mas tiempo del que había imaginado, aquello estaba hecho un desastre.

Malditos monstruos del infierno, no tienen compasión por ningún tipo de vida. Mira a estos pobres caballos, no me extraña que estén tan delgados ¿Como pueden dejarles vivir en un sitio así?

Se puso manos a la obra, pero primero era intentar ganarse la confianza de aquellos pobres animales.

Valdav entra en el coche y cierra la portezuela mientras da en voz alta al orden de arrancar.Girandose hacia Sveta dice con su tono monotono:.Como podéis ver cumplo mi promesa y volvéis a vuestra casa.Ha sido bastante duro ya que alguno de mis compañeros insistía al koldun en la necesidad de torturaros, creo que no le caíais muy bien a Delizneta.

-Pues allá ella si no le caigo bien -responde con aire indiferente-, no voy a ir por la vida intentando caer en gracia a las mujeres que me envidian, porque seguro eso es...

Sveta clava sus ojos en Valdav, pensando que viajar acompañada de él, después de todo, podría resultar placentero.

Se pasa las manos por el cuello y se echa el cabello hacia atrás, deslizando luego las manos hacia su escote. Se chupa el labio...

-¡Qué calor hace esta noche!

Vladislav Boru volvió de su entrevista con el conde de Balgrad. La cosa había ido según lo esperado, ni más ni menos. El conde había accedido a proporcionarle el músculo en forma de soldados, cinco de ellos, y ahora él se encargaría de poner el cerebro. Deliznieta podía hacerse cargo del asunto sin problemas.

Igor estaba ocupado con Aldriu últimamente, lo cual era irritante puesto que hasta que el siervo no estuviera listo había pasado de tener un criado no tener ninguno. En cualquier caso no era momento de andarse con remilgos, el tiempo apremiaba. Si Aldriu no estaba listo pronto tendría que buscar a otro sustituto.

El Koldun avanzó por los oscuros pasillos hasta la habitación de Deliznieta y, sin llamar a la puerta, abrió y entró en el interior de sus aposentos.

-Deliznieta, tengo trabajo para ti.

Los pasos de mi señor era algo que no esperaba en este momento, pero me giro al oir la puerta abrirse, bajo el arma con el que estoy practicando y hago una reverencia. Cuando alzo la mirada mis labios consiguen articular

¿Que deseais mi señor? vuestra sierva espera ansiosa el cometido que la vais a imponer.

Al fin se ha acordado de mi, espero que al menos sea lo suficientemente interesante como para dejar estas cuatro paredes, me duelen ya las manos y los brazos de tanto practicar.

El Koldun miró con aprobación las gotas de sudor que se deslizaban por el cuello de Deliznieta. Tenía buena madera y con un poco de práctica se convertiría en una lugarteniente digna.

-Tu misión es simple. Debes encontrar y capturar a un caballero norteño responsable de la muerte de un ghoul y un vampyr. Tráemelo vivo. Es evidente que se trata de un oponente muy superior a ti, cosa que espero que cambie pronto, por cierto. Por esa razón contarás con ayuda.

Vladislav arrojó una bolsa de cuero encima de la mesa y el sonido de monedas llegó hasta los oidos de Deliznieta.

-Ahí tienes cincuenta florines. Si por alguna inexplicable razón necesitas más, ven a verme. Nuestro aliado el conde nos ha proporcionado a cinco de sus mejores hombres para asistirte en la tarea. Ten muy presente que tu eres la que manda, no ellos. Encuentra a ese caballero antes de dos estaciones y tendrás tu recompensa.

Las palabras llegan a mis oidos y podria sonreir, tengo dos estaciones, hombres a mi cargo, buenos soldados por lo que parece y algo de dinero para cumplir la tarea. Envaino el arma y sigo mirando a mi Koldun

Mi señor, partire en este mismo instante. ¿Donde se encuentra ese caballero tan portentoso? debe de ser muy fuerte, para conseguir semejante proeza. Seguro que...¿castigo o recompensa?

Me encamino hacia la mesa y cojo la bolsa enganchandola en mi cintura No os defraudare mi señor, os lo prometo. Os lo traere vivo y en las condiciones mas aceptables, espero que no se resista mucho. ¿Cual es ademas su nombre?
Una recompensa, ¿sera lo que tanto anhelo o otra futil promesa?

-Desconozco tanto su nombre como su paradero. Esa es la parte donde necesito de tus habilidades o de lo contrario enviaría sencillamente a los hombres del conde. Los rumores correrán pronto, estoy seguro. Solo tienes que asegurarte de que te lleguen a ti primero.

Se dio la vuelta dispuesto a marcharse de la habitación pero se detuvo y volvió a mirar a Deliznieta.

-Debes saber, además, que no somos los únicos que estamos interesados en capturar a este caballerito. Hay otros y no menos poderosos. Demuéstrame lo que vales, Deliznieta. Mantenme informado y no me falles.

Dicho esto salió de la habitación y dejó que su lugarteniente preparara los próximos movimientos.

Sonrio cuando se da la vuelta y comienzo a cambiarme con rapidez, ropa limpia, mi arma en mi cadera, mi pelo suelto, mi capa en los hombros, las botas en mis pies. Salgo cerrando la puerta mientras sorteo a todo el que haya en los pasillos hacia el exterior

Os prometo que no os fallare y que le encontrare antes que nadie, creo que tal vez deberia hacer una visita al pueblo para que en la taberna me comentaran algo, los mercaderes que hayan venido seguro que cuentan historias interesantes.

Entro en las cuadras y me acerco a mi caballo mientra sorteo al criado que hay alli, esta con el caballo del Koldum, es su nuevo ayudante de laboratorio. Que desperdicio para semejante hombre, saco a mi yegua fuera y me monto alejandome hacia donde estan los soldados del conde para encaminarme al pueblo, a ver si consigo algo de informacion.

-Bueno, parece que ya está todo arreglado y en orden se dijo Aldriu a si mismo cuando terminó de limpiar y ordenar todo el establo. Los caballos ya tenían alimento para unos días y ya estaban bien limpios, las cosas estaban ordenadas en pequeños grupos de herramientas y ahora eran mas accesibles, el lugar brillaba pulcramente... una ardua tarea de varias horas que le había fatigado pero de la que se sentía orgulloso.

Ahora será mejor que avise a mis superiores de que he terminado aquí y de que me pondré a la faena alla donde ahora hagan falta mis servicios lo pensó relajadamente dada la satisfacción que sentía por el trabajo recién terminado, pero al recordar quienes eran sus superiores sintió un escalofrío que le recorrió toda la espalda.

SUCESO:

- El Invierno transcurre tranquilo, si bien hace mucho frío.

Tras un largo rato en el que voy sumida en mis pensamientos llego al pueblo. Me encamino hacia el mercado y compro algo de ropa de abrigo, el invierno esta cerca y no quiero congelarme, le tengo demasiado aprecio a mi vida. La verdad es que los norteños son faciles de distinguir, asi que me acerco a uno para comprobar la calidad de sus ropas y tras un rato en el que solo investigo la calidad como una buena noble, le miro y sonrio debilmente mientras sigo con una buena capa entre los dedos.

He oido que en el norte ultimamente hay muchas peleas, bueno rumores o eso dicen no estoy segura, pero voy a viajar hacia alli y quisiera estar preparada. He oido de un caballero que lucho con seres de la noche destruyendolos, pero no dicen su nombre, ni donde fue mi sonrisa es la mas encantadora que puedo poner y ademas el sonido de mis monedas tambien llama a que se suelten las lenguas. Tras recibir la informacion pertinente y conseguir la ropa de abrigo. Parto al norte hacia Klausenburg/ Cluj-Napoca seguire los caminos, las historias que cuentan de desapariciones no me gustan y por mucho que vaya con un grupo de buenos soldados no me gustaria nada comenzar con mal pie.
La primera noche tengo que mostrarme firme y dejar a un soldado en su lugar, la verdad es que castigarle ha sido un placer como el sabor de su sangre despues en mi boca al limpiarme los dedos, sera lo que siente mi Koldun cada vez que la prueba. Emprendemos viaje, sera largo, el invierno esta encima y el frio llega hasta los huesos, observo los laterales del camino y les obligo a acampar en el mismo camino para no tener problemas, odio el suelo pero es mi mision

El Invierno siempre era una mala época para Igor. Dentro de su rutina de malos días y peores semanas, el frío de la estación de las nieves siempre cambiaba el humor de Igor. Lo convertía en un ser hosco, intratable, siempre quejándose por lo bajo de todo y siempre dispuesto a pagar su frustración con el primero que tuviera a tiro.
Sus huesos, acostumbrados como estaban a ser forzados hasta límites increíbles tanto por la mala postura con la que siempre caminaba como por lo pesado de las tareas a las que estaba sometido, crujían y le dolían durante las épocas de bajas temperaturas y los cambios de tiempo... La humedad de las instalaciones subterráneas tampoco ayudaba al deforme ayudante recién ascendido.

Ahora Igor había sido ascendido. Se le había dotado de mas poder y de mas responsabilidad. Y con esos cambios habían llegado nuevas tareas, una de las cuales era la instrucción de siervo.

Si bien era cierto que con los animales y las cosas de limpieza era bastante mañoso, no sucedía lo mismo a la hora de encargarse de las tareas del laboratorio.
Un campesino torpe e iletrado le parecía una opción terrible para suplir su puesto... Con el paso de los años se había acomodado a la vida rutinaria del laboratorio. Una vida que ahora tendría que dejar, por lo menos, por un tiempo.

Con todos esos contras a su espalda, Aldriu pasó un invierno realmente infernal. Igor, que nunca había sido una criatura amable ni comprensiva, castigaba al siervo por cada fallo que cometía, algunas veces con una crueldad injustificada. Lo dejaba días sin comer, lo golpeaba con palos romos para moles sus huesos y su determinación, le sometía a intensas jornadas de trabajo e incluso le forzaba a tareas innecesarias que al final no aportaban nada a nadie.
Rara era la noche que pasaba el bueno de Aldriu en tranquilidad y reposo, pues cuando Igor era incapaz de dormir a causa del dolor que sufría en las articulaciones, despertaba al siervo para ponerle a trabajar de nuevo.

Sin embargo, Igor demostró tener cierta paciencia y dotes para la enseñanza, pues, aunque muy lentamente y de forma algo inconexa, Aldriu iba aprendiendo como ocuparse de cada una de las tareas que le iban siendo asignadas.
Comenzando desde la base y ascendiendo de forma progresiva, Aldriu fue conociendo los procedimientos y rutinas en que se convertiría su vida en un futuro próximo.

Al acercarse la primaveray deshelarse los hielos que se formaban en algunos de los charcos que rodeaban las catacumbas, también fue mejorando el humor de Igor, y con ello, el trato que recibía Aldriu, que poco a poco fue viendo como su instructor dejaba de referirse a él como "Sucia rata holgazana" "Maldito bastardo inútil" o "Montón de estiércol inservible", para comenzar a llamarlo por el nombre que le pusieron sus padres.

Vladislav paseaba por las catacumbas. No le gustaba no saber que ocurría a su alrededor, era una de las formas más eficaces de ponerle nervioso. Desde que sus dos lugartenientes partieron, cada uno en su misión particular, se había sentido desconectado de la realidad.

Igor hacía progresos con Aldriu a ojos vista, y los métodos del jorobado a veces se podían leer en las marcas de la piel del siervo. Quizás Igor tenga buena madera al fin y al cabo, pensó divertido el Koldun. Claro que habría que refinarlo un poco primero porque esa falta de autocontrol era poco digna para uno de los suyos.

Suspiró audiblemente mientras se sentaba nuevamente en su trono. Aunque fuera increíble empezaba a echar de menos a sus mascotas.

Todas las tareas del laboratorio se convirtieron en un infierno para Aldriu. Le costaba enormemente guardar en la memoria toda la cantidad de información que aquel ser del inframundo le enseñaba y no encontraba la utilidad de aquello por ningún lado. Sin embargo, sabía muy bien cual era su lugar y cual era la única forma de seguir con vida a pesar de no tener ya ganas de ello, de modo que no le quedaba mas remedio que poner todo el empeño que podía en aquellas aburridas tareas de laboratorio.

Las relaciones con los animales eran otra cosa bien distinta. Los caballos habían aprendido a confiar en el y casi ansiaban estar junto a el, dado el buen trato que les daba. Desde que se había empezado a encargar de los establos, los animales lucían esplendorosamente, gracias a la alimentación que les daba, a los cuidados y a las buenas condiciones del lugar. De hecho, el también se encontraba a gusto allí, el único sitio de aquel aterrador lugar en el que se encontraba en un ambiente conocido.

Los días pasaban como una horrible eternidad y Aldriu continuó intentando comprender la utilidad de las tareas del laboratorio.