Partida Rol por web

-Lo siento Fray, pero mis hombres estarán conmigo todo el rato...no puedo atender a ese favor.
le dice mirandole a los ojos.

Le sonrié Es igual si es un engorro, ya que nuestra conversación será breve y podreís recojer enseguida, tengo muchas cosas que hacer.

Vamos ha hablar de esos asuntos que tanto le preocupan.

- "Aquello que deba hacerse, que se haga rápido" - pensó el fraile, recordando las palabras de Jesús ante la invitación de Judas.

Blois se detuvo por un instante bajo el marco de la puerta y miró a Sibiu con un gesto de sorpresa, bastante extrañado y con cierto aire de indignación.

- ¿De qué está hablando, gobernador? No le estoy pidiendo ningún favor. Solo traje los impuestos que recaudamos en su ausencia. Imagino que los necesitará para llevar adelante su gobierno ¿no? Pero si estos hombres de Dios no son bienvenidos en su casa, y por otra parte, no piensa pedirle a nadie que acarree las cosas, tal vez lo mejor será dejar todo tirado en el barro.

Hizo un gesto a los monjes, que inmediatamente soltaron cuanto bulto tuvieran entre manos. Algunas aves de corral aprovecharon la oportunidad y se dieron a la fuga, pero el resto de los suministros permaneció inmóvil en la sucia calle. Dos o tres de los hermanos más ancianos se alejaron del lugar para ocuparse de otros asuntos. Pero la mayoría de los que servían en la improvisada milicia se agrupó en torno a la edificación, bajo el mando de Roland. Blois entró en la cabaña, completamente solo.

- Bien, gobernador, vengo a hablarle sobre los recién llegados. He estado haciendo algunas averiguaciones, y creo que el aura de maldad de la que le hablé no proviene de ellos. Incluso puede que sean una buena incorporación para Baja Mare. Puedo equivocarme, pero creo que son hombres de trabajo, gente honesta en su mayoría. Si los aceptamos, tal vez tengamos un año difícil, pues los recursos de la región son aún bastante escasos y puede que no alcancen para todos. Pero creo que si pasamos el invierno serán de gran ayuda para el crecimiento futuro del pueblo. Recuerde, gobernador, que aún estamos lejos de recuperar el nivel de población que Baja Mare tenía al momento de su partida.

Mmmm....vaya, curiosa noticia....

-¿Podría hablarme un poco más de esos hombres? Estoy deacuerdo con todo lo que dice pero aún me falta información.

- Pues en verdad, no tengo mucho más que agregar. Algunos de mis hermanos han mantenido pequeños contactos informales con los visitantes, y yo mismo apenas si crucé algunas palabras con el que parece ser su líder, un tal Haektor. Debo decir que hace honor a su apodo de “Tranquilo”, pues me pareció un sujeto muy sereno y templado, de gran profundidad espiritual. Tengo entendido que de joven pudo estar vinculado a alguna profesión ligada a la armas, tal vez fuera guardia de caravanas o algo parecido. En cualquier caso, no parece haber caído presa de los vicios tan comunes a esas actividades. Y eso habla muy bien de él. Para ser sincero, creo que desea asentarse finalmente en un lugar y echar raíces.

- Por lo que parece, están dispuestos a ganarse un lugar, trabajando los campos cercanos a Baja Mare. Pero necesitarán algo de ayuda. Mis hermanos y yo podemos darles una mano para que consigan asentarse, pero también se necesitarán otros recursos, principalmente materiales para sus viviendas y alimentos. Si no logramos ubicarlos antes de la llegada del invierno, temo mucho por su supervivencia. Usted sabe bien, gobernador, lo hostil que puede ser este terreno.

- Sin embargo, le recuerdo, Sibiu, que la situación del poblado es bastante apurada. Aún nos estamos recuperando de las penurias del pasado reciente, y la recaudación ha sido más bien pobre y no aparenta mejorar en los próximos años. Tener más bocas que alimentar solo agravará el problema, pero creo que debemos intentarlo de todas formas. En la situación actual, solo podemos aspirar a luchar año a año por la mera supervivencia. Con más hombres fuertes para trabajar la tierra, puede que finalmente Baja Mare empiece a salir del pozo. Es su decisión, como gobernante, pero mi postura como hombre de Dios es clara. No podemos volver la espalda a esas pobres gentes.

- Por último, está el tema de la seguridad… que más tarde me gustaría discutir. Aunque puedo adelantarle que no nos vendrían nada mal algún que otro brazo fuerte, dispuesto a empuñar las armas por sus semejantes.

Yo estoy deacuerdo, pero antes tendre que comunicarselo al Knezi Tiberiu Bratovich, el Feudo de Satu Mare...para que me de su aprovación.

Tiene toda la razón en lo que ha dicho Fray y como ya he dicho, yo estoy deacuerdo pero no estaré seguro hasta comunicarselo a Tiberiu.

-Y bien, ¿el tema de la seguridad? Tenemos con nosotros al Caballero Vladimir Dravescu.
Recuerde que es un Dravescu.

- El tema de la seguridad me ha estado perturbando desde que llegué. Baja Mare no cuenta con ningún tipo de defensas. Cualquier compañía de mercenarios de las que pululan por la región podría arrasar el poblado sin mayores problemas. Con el caballero Vladimir ocupándose del tema, es indudable que la situación ha mejorado. No obstante, aún seguimos contando con pocos hombres de armas. El señor Dravescu puede ser un gran guerrero, no lo dudo, pero tan solo cuenta con algunos de mis hermanos para apoyarlo, y ni siquiera son verdaderos combatientes. Creo que llegado el caso, apenas si podemos contar con una milicia de una veintena de hombres. Mal preparados y mucho pero equipados. Eso debe cambiar.

- Estoy seguro de que Vladimir hará un gran trabajo entrenando a la milicia, en cuanto se recupere. Mis hermanos y yo nos comprometemos a darle todo el apoyo necesario, pues consideramos el tema como una prioridad. Pero creo que no será suficiente.

- Debemos pertrechar a nuestros hombres, suplir su falta de experiencia con buenas armas y escudos. Baja Mare ha sido bendecida con una mina de hierro, pues entonces aprovechémosla. Mis hermanos aún cargan con palos y porras, tal vez dotarlos de lanzas con afiladas puntas sea un comienzo. No lo sé, es una idea. Solo quiero transmitirle esta inquietud a usted y a Vladimir.

Llegado a este punto, abandonó el tono formal y casi militar con el que venía hablando, y pasó a una mucho más íntimo y preocupado.

- Por cierto, me gustaría hablar con él, en cuanto se sienta con ganas. Puedo sentir una atmósfera malsana en el pueblo, y me impacienta no poder identificar su fuente. Tal vez su pesadilla pueda echar un poco de luz sobre el asunto. El Señor suele hablarnos por voces extrañas. Recuerde que con cada minuto que pasa, el Mal se hace más fuerte.

Estese tranquilo Fray, Vladimir estará apoyado por hombres de Satu Mare, no hace falta que vayan vuestros hombres con él, gracias de corazón.

-La mina me pertenece ami y al Knezi Tiberiu Bratovich, como ya he dicho, esos asuntos se los tendré que informar a él.

Encuanto a Vladimir, cuando este listo para hablar, saldrá de su habitación.
Esta totalmente prohibido entrar a molestarle, si el quiere hablar con usted, hablará.

¿Algo más? Le recuerdo que tengo mucho que hacer.

- Creo que eso es todo por el momento. Le aconsejo que resuelva con la mayor celeridad sus consultas con el Knezi Tiberiu Bratovich. La defensa de Baja Mare no puede hacerse esperar, y los hombres de Haektor tienen menos tiempo aún. Recuerde que están prácticamente a la intemperie y si la respuesta tarda demasiado, puede que no haya a quien ayudar.

Blois se puso de pie y comenzó a abandonar la habitación. De repente, se giró de improviso, como si hubiera olvidado algo.

- Hay una cosa más. Está el tema de la iglesia. Usted prometió ceder un terreno para su construcción y creo que deberíamos ponernos de acuerdo sobre ese tema. Ignoro si tiene posición tomada al respecto, pero creo que debería ubicarse en algún sitio que permita favorecer la defensa del poblado. O tal vez sea una decisión más estratégica localizarla donde pueda proteger la mina. En fin, me gustaría que me lo hiciera saber a la brevedad. Pienso iniciar las obras antes de que termine el verano. Este pueblo ha estado demasiado tiempo alejado de la mano del Señor.

Tengo posición tomada bajo ese asunto y mi promesa no será en vano, habrá una iglesia en Baja Mare, ya le informaré...como usted ha dicho, con brevedad.

Ahora se levanta y se inclina Vaya usted con Dios.

Tras un leve asentimiento con su cabeza, el fraile abandonó con cortesía la mansión de Sibiu. En el exterior lo esperaban algunos de sus hermanos, que hablaban pacientemente con los pobladores que se habían acercado.

Blois observó los "impuestos", dispersos desordenadamente por la sucia calle y después intentó alcanzar una visión panorámica del poblado. La ecuación era preocupante. Si no había novedades, se avecinaba un año difícil. Sin embargo, pronto desechó esas ideas oscuras de su mente. Ese era trabajo de Sibiu, y el antiguo capataz debía ocuparse del tema. Fray Blois tenía asuntos más urgentes que atender.  

- Transcurren los días y no hay noticias sobre el estado de salud del Caballero Vladimir Dravescu, aunque las personas que le atienden parecen enfermar, se les ve más débiles y pálidos...

SUCESOS DE VERANO: BAJA MARE:

¡MISION ENCOMENDADA!

El Arcángel Gabriel le ha enviado un sueño a Fray Blois de Ruan: Debe acabar con el mal que permanece oculto, latente, pero listo para crecer poco a poco, en el pueblo de Baja Mare.

Tiempo para cumplir la misión: Hasta el fin del Verano.

Recompensa por el éxito: +3 puntos de Convicción.

Precio del fracaso: -3 puntos de Convicción, más la sensación de fracaso en su lucha contra el mal.

Fray Blois entró en la explanada como una tromba, mascullando por lo bajo y levantando charcos de barro a su paso. En el centro del descampado lo esperaban algunos de sus hermanos, conferenciando despreocupadamente después de haber oficiado la misa de mediodía. La presencia de Blois era algo poco común en los últimos tiempos. Todos lo habían visto salir bastante ofuscado de la reunión con el gobernador, días atrás, y desde entonces el fraile se había mantenido casi continuamente retirado en su precaria vivienda, orando en soledad. Al parecer su retiro no le había proporcionado la suficiente tranquilidad espiritual, pues aún estaba bastante molesto.

Cuando Blois identificó a los reunidos en la plaza de las ceremonias, su instinto de conservación lo hizo detenerse inconcientemente unos momentos. Observó desde la distancia a cada uno de los presentes, y suspiró una plegaria.

- Señor… dadme al menos un respiro…

En el grupo pudo reconocer fácilmente a varios de sus hermanos, cuatro de ellos, para ser más precisos. Estaba el anciano fraile Gauthier de Chartres, su confesor, al que respetaba y quería como a un abuelo. También el corpulento Fray Arnaud de Lusignan, maestro masón y experto en encontrar significados ocultos por todas partes. Incluso el reclusivo y distante Fray Alphonse de Bretaña se había hecho presente, uno de los pocos teólogos que Blois respetaba, pues formaba parte del exclusivo grupo de religiosos que realmente habían leído la Biblia por completo. Y completando el variopinto grupo, como no podía ser de otra manera, Fray Bernard de Lyon, un político más propio de los entresijos de Roma que del barro de Transilvania.

Cada vez que estos cuatro hombres se reunían en "petit comitee", Blois tenía la certeza de que algo importante estaba ocurriendo, y por lo general, no era nada bueno. En confianza, los había apodado los "Cuatro Jinetes", aunque ninguno de ellos había montado jamás un caballo. Lejos de ofenderse, el mote parecía haberles caído demasiado bien a los monjes, que incluso se habían identificado con él y ahora se consideraban algo más que simples consejeros, constituyéndose como una especie de "comité de crisis", conferenciando en casos de extrema urgencia y peligro.

- Hermano Blois, hay asuntos que requieren su atención con urgencia. – el tono del desgarbado Bernard era muy cortés, pero indudablemente imperioso. Era uno de los pocos que podía imponerle una agenda a Blois sin generarle antipatía, ni predisponerlo de mala forma. Seguramente, sería el portavoz de las conclusiones del grupo. Y eso no era bueno para Blois. Pues si necesitaban a alguien capaz de endulzar su discurso, era evidente que tendrían cosas duras para decir. – Hemos estado hablando con los hermanos, y creemos que hemos sido demasiado condescendientes con ese capataz. Hasta ahora no ha hecho más que perder el tiempo, y nada de lo que prometió parece que tenga visos de cumplirse. Es un charlatán, o incluso peor. No ha donado las tierras para la iglesia, y no podemos diferir más su construcción. Si no aprovechamos el verano, las obras se retrasarán demasiado. En mi opinión, que comparten todos los presentes, creo que solo está tratando de ganar tiempo para evadirse del tema. – los demás asintieron con gestos preocupados, y Fray Arnaud parecía estar particularmente indignado por la cuestión.-

- También está el tema de los recién llegados. ¿Qué está esperando para tomar una decisión? ¿Acaso espera que llegue el invierno? Esas pobres gentes están viviendo en condiciones muy precarias, y los hermanos no dan a vasto para ayudarlas. Si vamos a esperar a los mensajeros del conde Bratovich para cada pequeña decisión que haya que tomar, Baja Mare está perdida. Son momentos de apuro, y se necesita otro tipo de liderazgo. Este pueblo no puede permitirse a un patán indolente como Sibiu. Ni siquiera ha comenzado a formar la milicia… - cuando pronunció estas palabras, un silencio repentino se apoderó de los presentes. Los rostros de los monjes se transformaron en máscaras adustas y preocupadas. Blois estaba sorprendido por la reacción, no era común, ni siquiera para este autodenominado "comité de crisis".

Bernard comenzó a esbozar unas palabras, aunque sin demasiado convicción y extendiéndose en rodeos innecesarios. En un momento determinado, el anciano Gauthier lo interrumpió con voz tranquila pero firme.

- Escucha Blois… se lo que piensas de él, pero creo que tenemos un problema con el caballero Dravescu. – a esto siguió un momentáneo silencio, propio de alguien que está por comunicar la muerte de un familiar querido. El semblante de Blois permanecía imperturbable. - No solo no ha iniciado todavía el entrenamiento de la milicia, como era su deber… sino que no se ha mostrado en público desde su misteriosa pesadilla. Han pasado varios meses sin que tengamos noticias de él. Y el celoso secreto que mantiene Sibiu a su alrededor es por demás de sospechoso. No desconocemos que ha rechazado todas tus peticiones para verlo. A ti, a aquel que lleva la palabra del Señor a este pueblo. – Gauthier observaba al monje con una mirada significativa, que encontraba reflejo en todos los rostros que allí habían confluído.

- Ahora corren rumores de una extraña debilidad que afecta a aquellos que permanecen a su lado. Creo que es hora de tomar cartas en el asunto. Esto ha ido demasiado lejos. Hemos conferenciado entre todos, y creemos haber encontrado la respuesta. Es indudable que el caballero Vladimir Dravescu… - hizo una pausa para que todos tomaran conciencia de la gravedad de sus palabras – ha contraído la peste. Y puede que la esté extendiendo en toda la aldea.

Fray Blois se mantuvo cabizbajo y en silencio por un rato bastante prolongado. Finalmente, alzó la vista y la fijó en los ojos de todos los presentes, dejando a su anciano confesor para el último.

- Tú también lo crees, padre Gauthier.

El viejo monje asintió con suavidad, casi con resignación y dolor, y luego el vozarrón de fray Blois resonó en la explanada.

- Pues entonces que así sea. Convoquen a una manifestación en la casa de Sibiu para mañana al mediodía. Es el momento en que podemos reunir más cantidad de personas. Reúnan a todos aquellos que tengan temor a la plaga, y a los que estén interesados en la salud de Vladimir. No vamos a sublevar al pueblo, solo queremos explicaciones. Pero que los hermanos vayan con sus cayados, puede que tengamos que usarlos…

SUCESOS DE VERANO: BAJA MARE:

¡MISION ENCOMENDADA!

El Arcángel Gabriel le ha enviado un sueño a Fray Blois de Ruan: Debe acabar con el mal que permanece oculto, latente, pero listo para crecer poco a poco, en el pueblo de Baja Mare.

Tiempo para cumplir la misión: Hasta el fin del Verano.

Recompensa por el éxito: +3 puntos de Convicción.

Precio del fracaso: -3 puntos de Convicción, más la sensación de fracaso en su lucha contra el mal.

SUCESOS DE VERANO: BAJA MARE:

- Se dice que Fray Blois de Ruan ha tenido un agitado sueño. Al despertarse, tenía en su mano una enorme pluma blanca luminosa, tan perfecta que daban ganas de llorar sólo con mirarla.

- Algunos monjes de la Compañía de Buscadores llegaron a ver la pluma, aunque esta se convirtió en rutilante polvo blanco que ascendió hacia el Cielo y desapareció.

Se convoca Roleo por Irc para resolver esta escena. Podeis decir la hora que más os convenga, pero tiene que ser antes del sábado porque Dark se va a ausentar. Importante: la hora siempre tiene que ser la del servidor de umbría para que no haya confusiones horarias.
Cuando nos pongamos de acuerdo en las horas ponemos fecha y hora definitiva.
Un saludo.

Vladimir había perdido ya la noción del tiempo por completo… No sabía cuándo era de noche y cuándo de día, ni si realmente estaba vivo o viviendo una pesadilla… Desde que aquello había sucedido nada era normal… La noche se convertía en día, y al alba un cansancio atroz atenazaba a Vladimir, que ya había dado órdenes de no ser molestado ante nada durante el día, y que las sirvientes pasasen por la noche, y le obligaba a dormir hasta caer de nuevo la noche…

Los días, o debería decir las noches, pasaban a un ritmo subrealista, y la recuperación no era nunca completa… Y desde aquel momento no se alimentaba de lo que portaban las criadas… Se alimentaba de ellas.

Todo esto causaba en Vladimir una extraña inquietud, que tan sólo se veía reconfortada por el hecho de que había conseguido calmar su ansia animal lo suficiente como para no asesinar a alguien, y las criadas parecían encontrar el mismo disfrute que él el día de su abrazo. Éstas se rendían a los encantos de Vladimir, que siempre había contado con un atractivo y una labia envidiables, y las hechizaba de esta forma para que le permitiesen poder disfrutar de su néctar, el néctar que se había convertido en su sustento vital.

¿Qué demonios soy?

Vladimir no había oído demasiadas leyendas, pero le sonaba algo así como la denominación de Vampyr…

Aquella noche había transcurrido como tantas otras, alimentándose de una criada de muy buen ver, a la que convenció para que el día siguiente le llevase algún animal.

Pero no iba a resultar un día como los anteriores… De pronto, poco antes de caer en su letargo se vió despertado por la alerta del siempre fiel gobernador, que repetía a gritos una y otra vez el nombre del caballero.

-¡Vladimir! ¡Vladimir! ¡Ven aquí enseguida!!! – Dijo el gobernador

-Amigo Sibiu, haz pasar a Fray Blois a mi habitación, no me encuentro bien para levantarme.

El hacerse audible supuso ya un esfuerzo, y tras conseguir desperezarse un poco más se alza Vladimir de la cama, para volver a dejarse caer sobre ella.

-¡Dónde está!

Vladimir consiguió escuchar la voz de Fray Blois gritando de nuevo.

-Fray Blois, estoy en mi habitación... – Tras unos segundos Vladimir vuelve a insistir – Venid, buen Frayle, no puedo bajar a recibiros como es debido... – Vladimir finjió una tos tras esta frase.

Tras unos segundo Vladimir comienzó a escuchar los pasos sobre la escalera y a Blois interesarse por el estado de salud del caballero.

La habitación estaba prácticamente sumida en la oscuridad, y Fray Blois tan sólo fue capaz de atisbar a Vladimir sobre la cama, con sus nobles ropajes puestos, bastante desmejorado y pálido, y con su fiel espada oculta entre sus ropajes, y dispuesta y fiel cómo siempre.

-Pasad, pasad – dijo Vladimir con tono cansado.

Fray Blois entró en la habitación y rodeó la cama, quedando frente al gobernador. Extrañamente vestía sus ropajes de lucha.

-Al parecer... está enfermo sí... pero no te niego que tomamos unas copas el otro día, ¿no es así Vladimir?

Al parecer el gobernador estaba totalmente dispuesto a encubrir mi enfermedad…

-Así es, mi buen amigo.

De pronto, y sin saber cómo ni por qué, algo extraño sucede… el cuerpo de FrayBlois pareció emanar una débil aura blanquecina, al tiempo que se escucha muy lejano,  y muy bajito, el sonido de un coro celestial de ángeles.

Tras unos segundos y sin saber por qué, el cuerpo de Vladimir comienzó a humear débilmente y rugió entonces como un león herido en lo más hondo de su ser, mostrando unos terribles y afilados colmillo, con un brillo amarillo en los ojos propio de una fiera salvaje, un lobo, un rostro crispado por la tensión y la furia, el rostro de una bestia, de un monstruo, de algo que ya no es humano.

Tras esto Vladimir observa a cámara lenta cómo Vladimir se dispone a atacarle, haciendo uso de su espada, y cómo el fiel Sibiu se aproxima a Blois para atacarle con su pico. Vladimir consigue evadir milagrosamente el ataque de Blois, pero éste no es lo suficientemente rápido, y concentrado como está en acabar con su presa, recibe una leve herida en la cintura de la espada de Vladimir. Pero no corre tanta fortuna con el ataque del fiel gobernador, que de pronto clava su pico en la pierna del Fray atravesándola y haciendo manar un gran caudal de sangre.

En el fragor de la batalla Vladimir ve cómo Blois, un auténtico toro, consigue ignorar el dolor que le tiene que haber causado el pico y lanza su espada contra él, atravesándole de lado a lado, aunque la fuerza de voluntad de Vladimir consigue ignorar el dolor que le causa la espada, y lanzó un envite con la suya contra el monje que falló por la rabia que Vladimir sentía.

Lo que parecía que el Fray ignoraba era la fuerza de Sibiu, que tras desclavar el pico de la pierna de Blois lanzó otro ataque letal contra el “buen” fraile, que se reune con su creador al poco tiempo... Parece que aquella pluma profetizaba su ascenso al cielo.

Tras unos segundos en los que Vladimir observó a Sibiu, el caballero se acercó al gobernador y le posó una mano en su hombro…

-Mi buen amigo, has salvado mi vida… Una vez más demuestras tu lealtad a Satu Mare y a la casa de los Dravescu. Esta acción no quedará sin recompensa, espero que lo sepas… Ahora estoy muy cansado, treméndamente cansado, y necesito que me dejes sólo. Mañana por la noche entretén al servicio durante un par de horas con tareas fuera de la casa, y luego que pasen a mi habitación como es costumbre… En otro tema ten por seguro que recibirás la visita de los monjes… Para ver que pasa con su Fray… Si esto sucede diles que no pueden ver ni a Blois ni al caballero, que desde que llegó el monje, con visible turbación y agitación poco propia de un hombre santo, estamos encerrados en mi habitación en medio de una discusión espiritual de mucha profundidad y que he solicitado que no se nos interrumpa salvo para dejar una bandeja de comida en la puerta y nada más, puesto que asuntos espirituales de altísima relevancia para Baja Mare están siendo tratados… Diles que en cuanto estemos listos serán avisados, y comunicaremos nuestra discusión al resto. Puedes decirles que esta puede ser una forma de extender la fe, que tanto les está costando, en este territorio.

Vladimir comienza a vislumbrar una luz al fondo del tunel… Si, esta es la oportunidad que estábamos esperando… Ójala hubiese sido de otra forma, pero el destino es cruel.Hay que proteger a estas gentes, y proteger a Satu Mare… y por supuesto a Baja Mare, soy su protector.

Vladimir mira el desastre de habitación y vuelve a pensar un poco más… Veamos qué se puede hacer.

-Ahora sal de esta habitación y vuelva cuando no haya sol… Tenemos mucho que hablar y yo mucho que reflexionar… y que descansar… Ya sabes que no estoy bien… Por favor, sal de la habitación, yo prepararé el cuerpo de este Fraile para la noche, y te comunicaré el resto de mis planes… No te preocupes por nada, tengo todo planeado…

Vladimir ve como Sibiu sale de la habitación y atranca la puerta como mejor puede. Tras esto agarra el cadaver del fray y lo coloca en una posición más piadosa. Observa las heridas del monje y tras pensar un rato se pone a lamerlas… Si esto funciona con el cuello de las doncellas debería funcionar con el cuerpo de un hombre también. Tras un rato de lamer las heridas se acercó a su cuello y bebió la sangre que necesita para reponerse del todo, para despues alzarse y volver con una botella grande, en la que depositó la sangre que iba extrayendo del cuerpo sin vida del fraile, y finalmente taparla con un corcho. Cerrando sus ojos con dos dedos le hace una señal con forma de cruz y se tumba en su cama de nuevo, con la espada preparada para una nueva amenza, cayendo en su letargo en segundos.