Partida Rol por web

- El gobernador Sibiu tiene razón, esta discusión se ha prolongado demasiado. Aquellos que estamos acostumbrados a trabajar duro para subsistir sabemos lo escasas que son las horas de sueño. Volvamos a nuestras casas, que mañana será otro arduo día de trabajo en Baja Mare. Pero descansemos tranquilos y felices, pues una nueva era ha comenzado.

Con un gesto, indicó a sus hermanos que volvieran a sus respectivas moradas, tras lo cual un sector de la concurrencia comenzó a dispersarse. Acto seguido volvió a dirigirse a Sibiu:

- Bueno, la verdad es no hay Iglesia en Baja Mare. Al menos por ahora. Realizábamos las ceremonias en su antigua casa, aunque solo pudimos hacer algunas refacciones menores. Los grandes encuentros como este los manteníamos al aire libre. Tal vez sea el momento de construir una nueva edificación. En fin…

- En cualquier caso… dígame Gobernador, ¿cuáles son sus planes para la región? Le aseguro que mis demandas no eran meros recursos retóricos. Las urgencias son grandes. Y tan ciertas como la peste. Pero hablando de recursos, imagino que el generoso conde Bratovich no lo ha enviado de vuelta con las manos vacías ¿no?

SUCESOS DE PRIMAVERA:

- Llega un mensajero, Haekor el Tranquilo, procedente de Bistritz (T27). Quiere entrevistarse con el gobernante de Baja Mare. Dice representar a 20 familias campesinas que estarían dispuestas a establecerse en los campos de Baja Mare si se les dan facilidades.

- Llega Moglub el Cazador Salvaje, procedente de las Colinas de Maramunes (T02).

- Una mañana, durante sus rezos matutinos con su congregación de monjes peregrinos, Fray Blois tiene una Revelación: el Mal anda suelto en Baja Mare... La sensación no es nítida, tan sólo una impresión acerca de peligro inminente.

SUCESOS DE PRIMAVERA:

- Llega un mensajero, Haekor el Tranquilo, procedente de Bistritz (T27). Quiere entrevistarse con el gobernante de Baja Mare. Dice representar a 20 familias campesinas que estarían dispuestas a establecerse en los campos de Baja Mare si se les dan facilidades.

- Una mañana, durante sus rezos matutinos con su congregación de monjes peregrinos, Fray Blois tiene una Revelación: el Mal anda suelto en Baja Mare... La sensación no es nítida, tan sólo una impresión acerca de peligro inminente.

- Llega Moglub el Cazador Salvaje, procedente de las Colinas de Maramunes (T02).

- Moglub intenta pasar desapercibido, aunque originariamente llega en forma de murciélago y durante la noche.

- Debe tirar 6 dados de Astucia + Sigilo para encontrar un buen escondrijo y no ser visto por ningún habitante de la región.

Llego a Baja Mare volando, con ansias de poder cumplir mi misión y no defraudar a mi maestro. Intento pasar desapercibido para ver la situación en la aldea.

RESULTADOS DE INVIERNO
-Fray Blois de Ruan:
1) Consolidar Poder: Se establece como nuevo gobernante de Baja Mare.
2) Entrenar monjes: Los monjes son entrenados hasta el equivalente a milicia campesina (su máximo), aunque sólo 16 de ellos pueden ser considerados combatientes (el resto son demasiado mayores o incapaces físicamente). Su armamento es un bastón de madera y no usan armadura alguna.
3) Predicar: Debe tirar Carisma + Teología, dificultad 8, para ver sus progresos en la conversión del pueblo al Catolicismo.

Frai Blois de Ruan se reune en una explanada al atardecer. Este es el lugar elegido por él y por sus peregrinos para realizar los ritos de alabanza a Dios, está cerca del pueblo y permite congregarse a mucha gente sin que nadie pueda perderse detalle. La expectación es máxima al principio, hace mucho tiempo que nadie trae la palabra de Dios a esta buena gente y están ilusionados con la noticia de que un hombre de Dios ha llegado a Baja Mare. A muchos les trae un poco de esperanza después de la larga ausencia de su lider Sibiu. Pero el discurso es distinto al que esperaban, este hombre les habla de cosas diferentes a las que les enseñaron sus padres ¿Acaso este hombre adora a otro Dios? La gente se va marchando poco a poco, la mayoría silenciosamente, desilusionados muchos, y algunos pocos increpan al orador:
-¡Abajo el clérigo invasor!
-¡Cuando Sibiu venga te pondrá en tu lugar!
A pesar de esto, ser un hombre de Dios y estar acompañado de un númeroso grupo de peregrinos hacen que las cosas no vayan a más.
Esta es la tónica habitual los primeros días, después poco a poco solamente se reunen en la explanada Fray Blois y sus peregrinos.

MOGLUB EL CAZADOR SALVAJE:

- Acechas en el pueblo de Baja Mare durante unas pocas noches, alimentándote del ganado y refugiándote en el dulce abrazo de la Madre Tierra durante el día.

- Tirada de 6 dados a dificultad 6 para evaluar la situación y descubrir presas y candidatos potenciales para el Abrazo.

Durante todas las noches, mientras tengo oportunidad observo las posibles víctimas para convertirlas a la causa de mi Sire.

- ¿Ha llegado un mensajero? Muy bien, lo recibiré, pero primero, id a buscar al Fray... -, le digo a uno de mis criados que me responde que el Fray se encuentra predicando en la explanada. - Ah, muy bien. Pues espera que termine de predicar y luego dadle el mensaje. -

El criado sale de la mansión rápidamente en busca del Fray Blois, mientras yo me acomodo en una de las sillas, esperando que mi consejero se coloque a mi lado para poder dar audiencia al mensajero.

MOGLUB:

- Te corroe la impaciencia. Odias los pueblos de los humanos.

- Has observado a los humanos notables del local. Hay un caballero y un fraile, ambos huelen a nobleza. Cualquiera de los dos podría ser un posible candidato para el Abrazo, aunque tu misión es Abrazar sólo a uno.

- También hay un viejo capataz de minas, Sibiu. Hay algo en él que te resulta repugnante. No sabes qué es, pero deseas verlo muerto. A duras penas eres capaz de controlarte.

- Tirada de Instinto, 3 dados a dificultad 6. Si fallas echas por tierra cualquier planificación y la siguiente noche atacas brutalmente a Sibiu para matarlo. Si tienes éxito, puedes elegir en su lugar atacar a uno de los otros dos.

Después de observar durante un tiempo a los habitantes de Baja Mare me doy cuenta que solo tengo 3 posibles víctimas. Pero el anciano capataz me repugna y no me parece una buena pieza para mi Sire, así que decido centrarme en los otros dos. Un hombre de fé que ha llegado recientemente al pueblo acompañado de unos cuantos peregrinos y un joven caballero al servicio del Conde de Satu Mare. Tras pensarlo creo más conveniente cazar al joven caballero, mi Sire estará contento de obtener una presa que sirve a la nobleza transilvana, además es un humano joven y fuerte. Azecharé esperando mi oportunidad en las sombras, quizá se aleje un poco del pueblo alguna noche. Si no entraré a por el a sus aposentos en plena oscuridad.

En los sermones de los últimos días, Fray Blois se había dedicado a resaltar el deber intrínseco que posee todo cristiano de permanecer siempre atento a velar por sus semejantes. Casi la totalidad de las parábolas y versículos recitados tendían a infundir sagacidad y precaución a sus fieles, para poder reconocer los artificios del Maligno. Muchos de sus seguidores, y la mayoría de los habitantes del poblado, creían ver en sus palabras un velado intento del religioso por socavar la autoridad del recientemente elegido Sibiu. La realidad era bien distinta.

Desde que aquella terrible premonición lo había asaltado en la compañía de algunos de sus hermanos, tan solo algunos días atrás, Blois había tomado conciencia de un peligro insondable que se avecinaba a la pacífica comunidad de Baja Mare. Aun no había tenido ocasión de comentarlo en profundidad con sus allegados más cercanos, y mucho menos se lo había transmitido al gobernador. El sentimiento era demasiado vago como para expresarlo con claridad, pero en él subyacía una certeza indudable: se avecinaban momento difíciles para todos.

Esta era la verdadera razón de exhortaciones. Intentaba prevenir a su gente de algún peligro indeterminado que se aproximaba inexorablemente. No importaba si por el momento confundían sus intenciones, el fraile esperaba íntimamente que llegado el momento, sus feligreses estuvieran preparados. Tanto mentalmente y como en su actuar.

En esta atmósfera se desarrollaba su prédica diaria cuando observó a los enviados del gobernador. No era común que los pobladores se acercaran a oír su palabra, y menos aún que lo hicieran los más cercanos a Sibiu. Cuando los vio llegar, supo de inmediato que los sucesos tan temidos habían comenzado a desarrollarse. Finalizó su sermón, dándole más énfasis y fervor de lo acostumbrado a sus últimas palabras. Luego se dirigió a los enviados y tras intercambiar unas breves palabras, se encaminó a las dependencias de Sibiu.

- Buenos días, gobernador. Su llamada no podría haber sido más oportuna. Hay algunos asuntos que me gustaría discutir y no quisiera que se dilataran demasiado. Creo que pueden ser importantes para el futuro de Baja Mare. – hizo una pausa, mientras saludaba cortés pero efusivamente a los presentes.

- Pero no deje que lo interrumpa. Me ha convocado y aquí estoy. ¿Qué sucede? Sospecho que tiene que ver con ese extraño que se ha visto por el pueblo. Aun no he tenido oportunidad de hablar con mis hermanos y no estoy al tanto de lo que busca.

MOGLUB:

- Debes elegir a tu "víctima": El Caballero Vladimir Dravescu o el clérigo Fray Blois de Ruan. Una vez la elijas, atacarás la siguiente noche en la casa en que se aloje.

- No estoy demasiado al tanto de la situación en Baja Mare. Creo que de algún modo el Gobernador Sibiu ha logrado recuperar el control del pueblo (que estaba en manos de Blois). Tampoco sé donde se aloja cada uno, lo cual es muy importante pues si están bajo el mismo techo, en caso de que Moglub ataque a uno, los demás podrían acudir en su ayuda si escuchan ruido.

- Trus, ponte en contacto con tu víctima elegida (y los jugadores de quienes puedan ayudarle, en su caso), para rolear un "combate sorpresa". Hay que acordar día y hora que os venga bien a la mayoría, especialmente a ti y a la víctima elegida (si hay posibles ayudantes que no puedan asistir al roleo, deben dar su consentimiento en que manejemos a su personaje y establecer unas directrices a seguir durante el combate).

VLADIMIR DRAVESCU:

- Una noche de primavera estás durmiendo en tu habitación, en la Casa del Gobernador Sibiu en Baja Mare. Tira 3 dados a dificultad 7 para ver si un ligerísimo ruidito en el tejado te despierta o perturba tu sueño...

No había mucho caso a las negociaciones. Ni sabía porqué estaba casi ido ensimismado en lo que tendría que hacer más que en pelear con Fray blois y con Sibiu. Se fue a dormir, esta vez en casa de Sibiu. Le habian preparado una habitación. Más adelante esperaba tener su propia residencia. Quizás edificar un lugar para la guardia, vivir con sus hombres. Mejorar Baja Mare al marjen de lo quisieran esos dos. Le parecía perfecto era lo que debía hacer, lo que quería hacer.

Dejó su espada colgada del cinto en una silla cercana. En uno de sus brazos la cota de malla y sobre el asiento el gambesón y el almofar.  Y se acostó, se dumió rapido sentía que las cosas iban a ir bien.

Pero algo lo despertó en mitad de la noche. Parecía un enorme animal, un oso quizás. Le agarró como si solo fuera un chiquillo. Pero Vladimir Dravescu no era alguien que se rindiera, no era mejor guerrero que su hermano, no era mejor diplomatico que su padre. Pero su determinación era firme y consiguió golpear con la cabeza a su contringante. Tuvo suerte y golpeo en el lugar justo y en el momento justo. Aquel ser que ahora que lo había tenido tan cerca había podido ver mejor, no era un oso. Parecía más a un hombre que a un animal. Pero no lo juraría.

Llegó hasta su arma y la desenvainó poniendola entre los dos. La criatura le sonrio y despues habló.

"¿Fuiste tú quién mató a Lou?"

Vladimir esta confuso. No conocía a ningun Lou. Más bien nunca había oido un nombre como ese.

Si supiera quien es quizas podría responder, pero no es así. -Vladimir intentaba no llamarlo ser o por cualquier otro apelativo, no quería enfadar más aun a la criatura.

Da igual, de todos modos esta noche perecerás. No tiene sentido que sigas luchando, Caballero. El ser fue a abalanzarse contra Vladimir.

MALDITO SEAS ATACANDO AL ABRIGO DE LA NOCHE A ALGUIEN DESARMADO Grito Vladimir mientras interponía la espada entre lo dos si iba a por el lo ensartaría.

Y así fue. La criatura se abalanzó sobre el atravasandose con la espada. Pero era cono sin no la sintiera como si el viejo acero. Que el caballero siempre intentaba mantener tan bien como era posible no estuviera en las entrañas de la criatura. Sujetó con fuerza al caballero aunque tenía la espada alojada en su torax. Mordió a Vladimir en el cuello llevandose parte de piel y carne por el camino, y comenzó a beber su sangre. Dravescu intento con cada fibra de su ser resistirse, pero no fue suficiente. Aquel ser le hacía daño pero tambien pero tambien le provocaba un intenso placer obsceno.

Ya no sostenía la espada, y la vida se escapaba por su garganta. Estaba siendo absorvida, se la estaban arrebatando. Justo antes de morir el ser le dejó caer al suelo pesadamente. Vladimir apenas era consciente, cuando el ser se agachó hacia él.

Esta es la venganza de la Fuerza de la Naturaleza contra la nobleza por la muerte de dos de los nuestros. Aquí tienes nuestro regalo...

Se habia rajado la muñeca y un espeso chorro de sangre negra caía de ella. Vladimir no sabía lo que hacía, instintivamente sabía que aquello lo salvaba de una muerte segura y comenzó a beber. Con fuerza una fuerza renovada, pero al vez le hacía que todo le ardiera. El ser se apartó no sin algo de esfuerzo. Se oía a gente acercarse, había luz en la calle. La criatura salto a la ventana con una agilidad impresionante. Y si estuviera bien, si estuviera en facultades, Vladimir juraría haber visto un murcielago salir por aquella ventana.

Sibiu entró en la habitación seguido por varios campesinos armados con lo que tenían. Vladimir se sentía cada vez peor y cayó inconsciente.

Los días posteriores a la asamblea habían sido una pesadilla para el hermano Bernard. Si normalmente era difícil seguirle el paso a alguien tan activo como fray Blois, después de su derrota política a manos de Sibiu, sus esfuerzos se habían redoblado. Las ceremonias eran mucho más fervorosas, principalmente las que celebraba junto a sus hermanos. Como si intentara transmitir mayor devoción a sus hombres. Mayor abnegación para cumplir la tarea divina. Y durante el día, sencillamente estaba en todos lados. Había iniciado una serie de proyectos, de los cuales Bernard aún no estaba todavía al tanto por completo, y los supervisaba personalmente a todos. Bernard era el nexo con los lugares más distantes, tratando siempre de solucionar los problemas cotidianos que se iban presentando.

En esto estaba una fría mañana en que había tenido que visitar al hermano Jean Baptiste, el herbolario, que había tomado como residencia una de las casas abandonadas de la periferia del poblado. Si bien era poco más que una choza, el espigado monje de cabello ceniciento, junto a su joven ayudante, la habían adaptado rápidamente a sus necesidades. Las paredes de la única habitación estaban cubiertas por completo de estanterías y mesadas, de factura grosera pero firme. Y en ellas podía encontrarse la mayor variedad de elementos que la flora y fauna de la región podía ofrecer. Muchas las había recogido de los alrededores, pero las más extrañas lo acompañaban desde hacía años.

Poco sabía Bernard sobre el ingreso de Jean Baptiste a la comunidad, pues ya llevaba varios años junto a ellos cuando él había decidido acompañar al fraile. Al parecer, había sido uno de los primeros en ingresar a la hermandad, si era cierto lo que se decía por ahí. Bernard siempre había sospechado que provenía de la misma región que el propio Blois, pues su modo y forma de hablar eran muy parecidos. Además, era uno de los hermanos más allegados a su carismático líder, con quien mantenía una relación casi como de hermano mayor. Por otro lado, a Bernard no se le escapaba que el herbolario se enfrascaba asiduamente en estudios bastante oscuros, que Blois se resistía a condenar.

De hecho, por algunas conversaciones que Bernard había podido escuchar casualmente, parecía que el propio fray Blois le había encargado a Jean Baptiste una tarea de gran importancia, relacionada con extrañas sustancias y elixires. Bernard no dudaba de las intenciones de fray Blois, pues había tenido numerosas oportunidades de confirmar la devoción sincera del monje. Pero hubiera jurado que alguno de esos estudios podían tener vinculación con la propia sangre del frayle…