—Es la primera vez. —confesó bastante curioso e interesado mirándolo todo a medida que avanzabais— El gobierno es el gobierno. —afirmó— Y tiene muchísimo poder. No obstante te sorprenderían algunos laboratorios clandestinos de la zona este del mundo. —añadió.
—¿Hm? —preguntó volviendo a prestarte toda su atención cuando te giraste con una mano en la cintura— «Pero qué sexy y elegante que es la muy hija de...» —pensó asintiendo con una sonrisa— Sí, claro. Una patrulla formada por dos mutantes a la orden del imperio acudirán al centro penitenciario con dos órdenes de traslado. Una a nombre de —hizo una pausa mientras sacaba un dossier y lo ojeaba, retomando la conversación tras ello— Prince Goodman y otra al de Melissa Campbell. Los llevarán en un furgón hasta las instalaciones que me digas y, bueno, te ayudaré a hacerles cantar. —sonrió de nuevo tras decir esto último.