De un momento a otro pasasteis de estar sentados en los cómodos asientos de piel de un coche clásico a encontraros en el interior de la torre de control de la penitenciaría.
La habitación, bastante simple y austera, se encontraba pintada en un color verde pálido. Al norte, al sur y al oeste de esta habían grandes cristaleras, de apariencia blindada, encontrándose en la zona este una pared con una puerta metálica de grueso y sólido aspecto.
La estancia se encontraba vigilada por tres guardias, sentados sobre sillas de oficina con ruedas, que miraban hacia un montón de controles y monitores.
Aparecéis mirando hacia el norte, es decir, la misma postura y posición que teníais en el vehículo.
Leyenda
Azul: Markus
Morado: Odëssa
Verde: Joe
Amarillo: Sarah
Tira iniciativa (3d10 + Destreza + Astucia)
Un solo pestañeo y estamos allí, no tardo nada en recorrer con la mirada aquel cuarto mientras descubro que solo están esos tres guardias. No será difícil para Odessa reducirlos junto a Joe. Así que al estar los cuatro juntos aprovecho para susurrar.
—Se ocupan de ellos, una vez tengamos el control de las cámaras y el acceso, esto será más fácil. ¿No?
Es lo que pregunta mientras espera la acción de los demás, esto es un paso a paso y precisamente a los del grupo que llevan la acción, son quienes se ocuparán.
Motivo: Iniciativa
Dificultad: 0
Habilidad: 9
Tirada: 7 7 8
Total: 7 +9 = 16 Éxito
Markus, nada más aparecer, extendió sus manos con una suave sonrisa haciendo que las máquinas emitiesen un fugaz y efímero parpadeo, señal que ya estaban bajo su control.
—Listo —dijo, confirmando lo que ya sabíais el resto de vosotros.
Odëssa, por el contrario, endureció su rostro al ver a los guardias ahí sentados ajenos a lo que acababa de ocurrir. Apuntó con la pistola a la cabeza de los dos más cercanos y, sin pensárselo un instante ni mostrar la más mínima misericordia, apretó el gatillo. Sonaron dos suaves zumbidos y los cuerpos inertes de los guardias cayeron sobre la mesa de control.
Joe, al escuchar los dos zumbidos, se giró hacia Odëssa boquiabierto.
—¡¿Pero qué haces?! —exclamó frunciendo el ceño al tiempo que el otro guardia se giraba y os miraba primero a vosotros y luego a sus compañeros muertos con un gesto de no comprender qué acababa de pasar— ¡Estaban desarmados, Odëssa! —dijo visiblemente dolorido, molesto y malhumorado— ¡Con acciones como estas solo consigues que nos vean como lo que dicen que somos! —la sermoneó ante la impasibilidad de esta.
—Joe, relájate. —afirmó con una pasmosa tranquilidad— Respeto tus ideales utópicos donde todos podemos vivir en paz y armonía, pero no los comparto en absoluto. —confesó encogiéndose de hombros— Si no quieres, no mires, pero pienso cargarme hasta el último de estos hijos de puta. —explicó mientras, a traición y aprovechando la conversación, disparaba al pecho del guardia haciendo que este cayese al suelo inerte— Bienvenido al mundo real, Joe. —afirmó mientras se giraba hacia la puerta.
Markus, tras ver la escena, tragó saliva y posó su mano en el hombro de Joe, negando con suavidad con un triste gesto.
Ya con el primer paso dado gracias a Markus, llega el turno de Odessa y sus métodos que si bien a Joe le resuenan en demasía, en mi no es lo mismo. Comprendo porque lo hace, de alguna manera ellos no tienen piedad con nosotros si fuera a la inversa y por más que esto parezca una jungla, soy consciente de que ahora mismo es necesario.
—Joe... Mi amor, déjalo.
Es lo que apenas alcanzo a decir ya que la mujer no tiene reparo en acribillar a los guardias sin importar el hecho de que no estén armados. La situación es así, no se puede cambiar de la noche a la mañana y no quiero usar mis poderes con mi novio para que mantenga esas emociones de lado.
Pero bueno, el detalle de Odessa está de más. ¿Pero para qué rebatir? Ya cogiendo la mano de mi novio, simplemente cierro lo ojos sin decir nada. Solo espero continuar avanzando que ya como hemos comenzado, no pinta bien.
Joe apretó con suavidad tu mano cuando se la cogiste, negando levemente en completo silencio, con la cabeza ligeramente agachada.
—No lo entienden. —susurró débilmente, alzando de nuevo la cabeza y terminando por suspirar— No digo que no se defiendan pero, esto, —dijo señalando los cuerpos inertes de los guardias— no son las mejores maneras. —hizo una breve pausa— Podríamos haberlos atado, dejado inconscientes o bajo la influencia de tus poderes en lugar de matarlos como a animales. —explicó.
Mientras Joe se quejaba en voz baja, Odëssa abrió la puerta con precaución, abriéndola de par en par tras comprobar que no había ningún obstáculo en el camino, prosiguiendo con su avance.
Markus, tras el gesto de ánimo hacia Joe, siguió tras Odëssa.
Las palabras de mi novio reflejan una situación que de alguna manera es inevitable, a veces es necesario y otras no. Lo comprendo pero no puedo decir mucho más cuando tenemos una misión por delante y el tiempo corre. Así que le regalo una sonrisa y un gesto que dice: Todo irá bien cariño.
Es hora de avanzar, así que a ello vamos. Sigo los pasos de Odessä junto a Joe.
Caminasteis por el pasillo hasta llegar a otra puerta, del mismo tipo que la existente en la torre de control, cerrada. Odëssa, que iba primero, cabeceó hacia la puerta mirando a Markus. Este, tras asentir, elevó sus manos hacia la puerta haciendo que los engranajes de la cerradura girasen, finalmente abriéndola.
Odëssa entreabrió la puerta con cuidado y, tras un fugaz vistazo, volvió a cerrarla con cuidado.
—Tenemos una puerta a la izquierda y justo en frente la garita de recepción. Deberíamos saltar a la garita, cargarnos a los guardias, cerrar las puertas de entrada para que nadie del exterior acceda a la recepción y bajar al subnivel a través de la puerta trasera de la garita. —explicó mirándoos a la espera de opiniones— Otra idea es salir agachados de aquí, intentando que los de la garita no nos vean, abrir la puerta y volver a cerrarla tras nosotros. Lo que, en caso de huida, podría complicarnos mucho las cosas. Sin contar con que tanto esta puerta como la otra deberían estar abiertas mientras salimos. —explicó— Se admiten sugerencias. —dejó caer con una suave y cruel sonrisa mirándoos a todos.
Avanzamos un poco más y nos encontramos con el siguiente obstáculo, la chica que nos acompaña da las opciones y yo me quedo mirando a los ojos a Joe bastante pensativa. Pues prefiero usar las habilidades de mi novio para que exista el factor sorpresa y no provocar más ruido del que ya generamos de por sí.
—Primera opción, sin dudas.
No hay más que discutir, es mejor ser silencioso de antemano y evitar posibles errores que nos saldrán muy caro. Es lo bueno del poder de mi chico, tiene el factor sorpresa y ahora mismo es vital.
Joe miró a Odëssa de manera fría y distante cuando expuso las opciones que habían. Quería ser parte de la revolución, ¡por supuesto!, pero no a costa de su alma ni de darle la razón a todos aquellos mutafóbicos que los acusaban de monstruos asesinos.
Cuando clavaste tu mirada en la suya, con aires pensativos, viste tristeza y dolor.
Cerró los ojos con pesar cuando finalmente te decantaste por la primera opción, ofreciéndoos las manos sumiso y en completo silencio.
Una vez que todo el grupo mantuvo contacto físico con Joe, en un fugaz abrir y cerrar de ojos, os encontrabais dentro de recepción.
Tal y como ocurrió en la sala de control, los guardias estaban a lo suyo, ajenos a la inesperada aparición, por arte de magia, de civiles, lo que ocasionó que Odëssa aprovechase nuevamente la situación para incrustar un par de balas en la cabeza de los guardias, cayendo sobre la mesa sus cuerpos inertes.
Un vistazo más pausado de la recepción os mostró varios monitores con imágenes, en directo supusisteis, de varias secciones de la cárcel: algún que otro pasillo, el perímetro externo, las celdas, que ahora mismo se encontraban vacías, y el comedor, donde se encontraban todos y cada uno de los reos.
Tira Inteligencia
No puedo evitar el sentir algo de culpa por todo, sé lo que ahora mismo por la mente de Joe sucede y también sé que es inevitable. Nadie debe arrebatar la vida de nadie, pero en este mundo donde lo pasamos realmente mal y somos lo peor de la sociedad, no siento tanta desazón. No es una forma correcta de hacer justicia, lo de Odessä es saña, pero tampoco lo evitaré.
Una vez se carga a los guardias de ese lugar, suspiro por lo bajo y observo las cámaras. Nuestro punto son las celdas así que señalo con el dedo la pantalla donde están y miro a mis compañeros.
—Hay que ir a la zona de las celdas. ¿Ya saben cual es?
Quiero terminar esto rápido, se nota que no me agrada estar metida en un lugar que inspira miedo y encierro. Por ello es que espero paciente a que los más entendidos me respondan y proceder con la misión.
Motivo: int
Dificultad: 0
Habilidad: 5
Tirada: 5 9 9
Total: 9 +5 = 14 Éxito
—Esa —terminó señalando Markus— Pero están todas las celdas vacías. Los prisioneros se encuentran en —hizo una breve pausa buscando a los reclusos— el comedor. Rodeados por varios guardias armados hasta los dientes. —miró al resto del grupo— Igual es jugársela mucho, ¿no? —dedicó una mirada en especial a Odëssa— Parecen llevar munición bastante contundente —dijo dando un par de toquecitos sobre la pantalla del monitor— Escopetas de combate. —chasqueó la lengua negando— Si nos dan con una de esas podemos ir encargando lápida tranquilamente, porque el agujero puede ser, cuanto menos, curioso. —concluyó.
Tú, que eras por mucho la más inteligente de todo tu grupo, llegaste a una interesante reflexión: ¿Y si Markus fuese capaz de sonar la sirena que indicaba el fin del tiempo de comer? De esta manera los reclusos volverían a sus celdas y los guardias, que estaban bastante acumulados en la zona del comedor, volvería cada uno a su sitio y podríais avanzar, quizá, con menos obstáculos.
Además, si añadías al plan el poder de Joe, podríais plantaros en ese subnivel evitando pasar por los demás y evitando también más riesgos. La parte negativa del salto hacia ese subnivel es que desconoces en qué posición apareceríais exactamente.
Al ver cuál es la celda y la situación actual, suspiro por lo bajo ya que ir directo allí de repente puede ser un acierto o una condena y la verdad es que no quiero arriesgar en demasía. Así que desde la sala de control, muerdo mi labio inferior y pienso en algún plan, se me ocurren varios y tampoco es que algunos sean seguros.
—Tenemos la opción de adelantar el ingreso a las celdas o simplemente "simular" una falla eléctrica en la que no tengan opción más que organizarse con los reclusos y ver que pudo haber provocado el fallo, esto nos garantiza un traslado más seguro a la celda objetivo.
Tras explicar aquello, miro a los demás.
—¿Que opinan?
Frunció el ceño, mirándote, terminando por asentir.
—Sarah, eres un genio —afirmó sonriendo con suavidad.
Cerró los ojos, concentrándose, empezando a sonar instantes después una estruendosa sirena. A los pocos segundos de ello los reclusos comenzaron a levantarse de los asientos y, de manera ordenada y bajo la supervisión de los guardias, dirigirse a sus respectivas celdas.
Tu plan había sido todo un éxito. Ahora, faltaba decidir la segunda parte: ¿Saltaríais o bajaríais nivel por nivel?
La idea no es mala, considerando que ha funcionado pero esto sigue siendo un problema a futuro. Por ello cuando Markus usa su poder, los reclusos comienzan a organizarse y es evidente que tendremos el lugar más controlado, quizás así podemos dar ese salto hacia las celdas y buscar al preso en cuestión.
—Saltemos.
No quiero perder más tiempo, no ahora.
El resto de tu equipo asintió.
Joe suspiró, ofreciéndoos las manos, dedicándole una breve mirada al monitor antes del salto.
Décimas de segundo después, ¡Puff!, Os encontrabais en otro lugar.
Tu mente, bastante ágil, ubicó casi de manera inmediata dónde os encontrabais. Vuestro objetivo estaba a unos cuatro pasillos de dónde habíais aparecido.
Los puntos rojos sois vosotros, el punto verde el pasillo en donde, calculas, está el objetivo.
Ya nos encontramos allí, esto no debería ser difícil considerando la poca distancia que nos separa de la celda objetivo. Así que rápidamente les comento como proceder porque al parecer estoy liderando un equipo, algo que no estoy acostumbrada ni por asomo, pero lo intentaré.
—Joe, llévame hasta mitad de pasillo. La celda cuatro—indico a mi novio—. Ustedes, tienen que cubrirnos. Puede ponerse muy feo todo.
Tras decir aquello, solo espero a que mi novio nos teletransporte.