Partida Rol por web

  El reloj marcaba las nueve menos cuarto de la noche cuando volvías a casa después de una tarde más que productiva. Habías conseguido sacarle 200 pavos a un par de payasos que, además de creerse más listos que tú, se jactaban de ser capaces de ver el "truco" en los juegos de manos. Pobres infelices.
  Caminaste sumido en tus pensamientos, aunque siempre alerta a tu alrededor, hasta finalmente llegar al portal del edificio.
  El exterior del edificio lucía cochambroso, denigrante y tremendamente antiguo y descuidado. Las paredes, otrora tiempo de un estándar color verde oscuro, se encontraban mayormente desconchabas y con una tonalidad negruzca solamente alterada por la acumulación de heces de palomas.
  Atravesaste el portal, cerrando tras ello, comenzando a subir las sucias y descuidadas escaleras de piedra. Había ascensor, pero no funcionaba. Según Josuke eso era así desde hacía más de una década.
  La luz de las escaleras era titilante y de un tono amarillo muy opaco, bastante dañino para la vista si se miraba directamente hacia ellas. En cuanto a las paredes, en un tono beige bastante sucio por el paso del tiempo y raspaduras en estas, muchas se encontraban garabateadas con bolígrafo, pintura o spray.
  Finalmente llegaste a casa, el cuarto piso, y a diferencia del resto de puertas la vuestra se encontraba en un flamante estado de limpieza y cuidado, eso sin contar con que, además, era reforzada. Josuke se tomaba bastante en serio el tema de la seguridad y la discreción.
  Lo primero que viste, nada más entrar al inmueble, fue a Josuke sentado en el sofá, viendo las noticias, sosteniendo un cuenco con fideos en una mano y palillos chinos en la otra.

Había sido una tarde bastante productiva para Revan, que regresaba al apartamento tarareando una cancioncilla. Vivía junto a Josuke en el cuarto piso, por lo que subió ágilmente por las escaleras sin dejar de tararear mientras pensaba en qué haría al día siguiente. No andaba mal de pasta, aunque le agradaba la idea de llevar a cabo alguno de sus trucos más ocurrentes para divertirse. El timo y el engaño eran su medio de vida, pero también un hobbie del que disfrutaba demasiado.

-¡Ey, Josuke! -saludó a su compañero, al entrar en el apartamento, viendo que este se encontraba sentado en el sofá viendo el telediario mientras tomaba unos fideos chinos-. ¿Cómo ha ido el día? -le preguntó y se llevó una mano al bolsillo para sacar el dinero que había obtenido-. A mí nada mal. ¡Nada menos que doscientos pavos!

  Josuke permaneció durante unos instantes absorto, sin apartar la mirada de la televisión, finalmente dando señales de vida.

  —¿Hm? —se medio giró, cabeceando a modo de saludo, volviendo su atención a la televisión mientras continuaba comiendo— El día bien. La noche —hizo una breve pausa— veremos. —contestó tras tragar— Se está empezando a calentar el ambiente. Y, antes o después, a alguien se le van a inflar las pelotas y se va a liar muy parda. —asintió lentamente.

  —¿Doscientos pavos? —preguntó con un visible tono de sorpresa tras girarse nuevamente— ¿A quién le has vaciado toda esa pasta?

Revan suponía a qué se refería Josuke con respecto a la noche. Hoy sería una de esas noches en las que su compañero saliese a las calles a impartir su propia justicia, pues al fin y al cabo ese era su nombre como vigilante. No obstante, sus palabras le intrigaron en gran medida.

-¿Liar muy parda? ¿A qué te refieres? ¿Qué ha pasado? -preguntó el mutante metamórfico, echando un vistazo al televisor, para saber si Josuke se estaba refiriendo a algo que acabasen de decir en las noticias. Sonrió cuando su compañero le preguntó acerca de cómo había obtenido todo ese dinero en solo un día-. Ah, un par de idiotas se empecinaron en que podían ver el truco que había en mis manos, así que apostaron más pasta de la que era prudente. Supongo que a estas alturas estarán dándose golpes en la cabeza contra alguna columna... -comenté, en tono divertido.

  Rió con suavidad ante la anécdota de los dos idiotas intentando ver el truco que había bajo el juego de manos de su compañero.

  —No cambiarán nunca. —negó— No entiendo cómo la naturaleza se sigue empeñando en no abortar a ese tipo de gente. —dijo, suspirando tras ello y volviendo su atención al televisor.

  —Pues...un grupo de mutantes renegados ha atacado una urbanización y —hizo una breve pausa frunciendo el ceño sin apartar la mirada de la pantalla— una penitenciaría. —explicó señalando el televisor con los palillos chinos mientras la presentadora contaba la noticia.

  —Buenas noches queridos ciudadanos de New Stone. Bienvenidos un día más al informativo de canal tres. Son las las veintiuno cero cero. —dijo la presentadora con una amplia sonrisa, acompañada de su típica, suave y melosa voz latina intentando, de una manera bastante patética, parecer seductora— comenzamos. —asintió con suavidad antes de cambiar el plano y ser sustituida por un breve resumen de las noticias más importantes ocurridas a lo largo de la tarde.

  Una vez finalizado el resumen, como de costumbre, la presentadora se encontraba sentada con sendos brazos apoyados en la blancuzca, elíptica y brillante mesa blanca del informativo.

  —Nuevo ataque en una urbanización de New Stone. —prosiguió— Un grupo de Renegados irrumpió en esta urbanización, ocasionando múltiples destrozos y heridos, encarándose con las fuerzas del orden una vez llegaron al lugar de los hechos y huyendo hacia el bosque minutos después. —explicó tras cambiar nuevamente el plano, mostrando las imágenes de la urbanización dañada, fuego, humo, unos breves segundos de enfrentamiento entre un bando y otro y finalmente la retirada de los supuestos agresores hacia el bosque— Las autoridades prosiguen peinando el bosque en busca de alguna pista que los guíe hasta los terroristas mutantes.

  —Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, otra cuadrilla de Renegados irrumpía en la penitenciaria de New Stone. Afortunadamente, no contaron con la posibilidad de cruzarse con ninguna patrulla de las fuerzas del orden, mucho menos con dos. El conflicto fue cruento y se saldó con la vida de tres Renegados, un miembro de las fuerzas del orden y varios civiles de la penitenciaria. —explicó al tiempo que se emitían las imágenes— los terroristas han sido identificados como:

Joe Mcvoy	Odëssa Lin	Markus Delaware

 

  —Los tres, oriundos de New Stone, están siendo investigados; así como cualquiera que haya tenido cualquier mínimo contacto o relación con los susodichos, por lo que no se descartan futuras detenciones. —afirmó— Aún se desconoce la identidad del cuarto miembro de la cuadrilla, el único que consiguió escapar. La emperatriz en funciones, Alice Stone, se ha pronunciado a las pocas pocas horas del incidente. —comentó sonriente, apareciendo tras ello el vídeo con las declaraciones de la emperatriz.

  Esta se encontraba erguida, con un vestido negro bastante humilde aunque elegante, a los pies de la escalinata principal del palacio imperial, frente a un ancho atril de madera con forma rectangular y alargada y un micrófono sobre este, visiblemente controlada por su guardia imperial y guardando una separación de, al menos, cuatro metros con los periodistas.

  —Al igual que mi madre, solo deseo una convivencia pacífica entre todos. —explicó con una suave y aterciopelada voz mientras gesticulaba con las manos, sonando bastante sincera— no obstante, no estoy dispuesta a tolerar ningún tipo de acto criminal en nuestra sociedad. Se ha trabajado mucho, y muy duro, para llegar al estado de bienestar con el que nos encontramos actualmente. Así pues, y como emperatriz en funciones, es mi deber tomar decisiones para evitar que estos sangrientos y crueles ataques prosigan. —hizo una pequeña pausa observando a todos los presentes— Se está estudiando la posibilidad de activar el protocolo Centinela a nivel mundial si los ataques terroristas prosiguen. —afirmó ante la atónita mirada, y posterior ronda de efusivos aplausos y silbidos, de los presentes. Una vez se relajaron los periodistas, prosiguió.
  —Pido al líder de los Renegados que, por favor, deje de llevar a cabo actos terroristas contra la sociedad, nos sentemos a parlamentar y lleguemos a un acuerdo satisfactorio para todos. Sin más derramamiento de sangre. —dijo tras ser bañada por otro aluvión de aplausos. En ese instante volvió el plano hacia la presentadora del informativo.

  —Esperanzadoras y reconfortantes las palabras de nuestra emperatriz. —añadió sonriente.

  —Hostia puta. —soltó cuando terminó la noticia. Se levantó raudo del sofá, dejando previamente el cuenco de arroz y los palillos sobre la mesa, encendiendo aquella molesta radio donde tenía pinchada la emisora de la policía.

  —Después del mensaje de la pava esta haciéndose la buena y poniendo las tetas sobre la mesa, habiéndose cepillado a tres mutantes, el personal se va a mosquear de cojones. —afirmó encaminándose hacia su habitación.

  Mientras Josuke permanecía en la habitación, dirías que colocándose la armadura de "Justicia", sonó por la radio un mensaje.

  —Patrulla 3-1-5. A todas las unidades, localizados posibles sospechosos de la huida de la penitenciaría. Repito. Posibles sospechosos de la huida de la penitenciaría por las calles secundarias de la 4ª con McNell. —tras ello, y de manera bastante coincidente y extraña, la señal comenzó a distorsionarse y cortarse.

Revan escuchó las palabras de su compañero de piso. Al parecer, un grupo de mutantes renegados había atacado una urbanización y una penitenciaría, aunque al menos tres de los cuatro terroristas habían sido abatidos por las fuerzas del orden. Era una pena, siempre había simpatizado con los renegados, aunque sabía que estaban librando una guerra perdida de antemano. Además, las fuerzas del orden no se andaban con chiquitas contra los terroristas. En ese caso ni siquiera los habían tomado prisioneros.

Pese a ello, el metamórfico escuchó el discurso que estaba dando Alice Stone. Podía estar de acuerdo o no con lo que decía, pero desde luego la emperatriz en funciones era una mujer carismática y atrayente cuyas palabras podían convencer a las masas. Otra cuestión es si estaba siendo sincera o no con respecto a sentarse a parlamentar con los renegados y que no hubiera más derramiento de sangre.

-Muchos se mosquearán y otros la creerán. Es lo que siempre pasa -comentó Revan, ante las palabras de su compañero-. A veces una cara bonita y un par de buenas tetas pueden hacer que uno cambie de opinión.

Cuando escuchó el sonido de la radio, Revan arqueó una ceja y dirigió una mirada hacia Josuke. Todo indicaba que el cuarto terrorista seguía con vida y huyendo por las calles secundarias. Si la policía lo había localizado, lo más probable es que no tardasen mucho en darle caza. A menos que...

-Algo me dice que no te quedarás de brazos cruzados, ¿verdad? -le preguntó a su compañero-. ¿Y si vamos a "echar un vistazo"? -inquirió, pensativo, preguntándose si podrían llegar hasta el terrorista antes que la policía.

  —Todos los renegados se mosquearán y todos los humanos que viven engañados bajo el enorme telón de mentiras e ilusión de esa arpía se lo tragarán —te corrigió desde la habitación. Tras tu último comentario no pudo evitar echarse a reír— A ver, las buenas tetas las tiene. Por lo menos una cien o una ciento diez. —añadió desde la otra habitación.

  —Y tan verdad —respondió saliendo de la habitación vestido con su armadura samurái y su katana absorbealmas— me has leído la mente, mi querido amigo —sonrió con suavidad bajo la máscara— Vamos al todoterreno —sugirió.

  El todoterreno se encontraba en el garaje, por tanto, tocaba bajar las escaleras de emergencia hasta aquella pequeña y destartalada nave industrial abandonada donde guardabais el vehículo:

A Revan no le sorprendió que Yosuke estuviera decidido a salir para ayudar al posible Renegado a la fuga. Era lo que el mutante metamórfico hubiera esperado de él, aunque se sorprendió a sí mismo aceptando la proposición del espadachín.

-Pues allá vamos -dijo Revan, frotándose las manos-. Aunque antes de salir, voy a ir a por mi juguetito.

El mutante acudió rápidamente a su habitación para tomar su lanzallamas, con el que había realizado más de un número de espectáculo en las calles. Después, Revan acompañó a Yosuke escaleras abajo hasta la nave industrial donde guardaban el todoterreno.

-¿Conduces tú o conduzco yo? -le preguntó, con una sonrisilla en los labios.

—Conduce tú, yo estaré en el maletero para saltar si fuese necesario. —afirmó el asiático lanzándote las llaves del coche, tras abrirlo, introduciéndose en el maletero y cerrando tras de sí.

Revan tomó las llaves del coche y se colocó al volante del vehículo, comenzando a conducir en dirección a las calles cercanas de la cuarta con Mcnell, como había escuchado aquel mensaje por radio, con la esperanza de poder evitar que la policía capturase a aquel huidizo mutante. Nunca se había implicado abiertamente en un acto como ese, pero se trataba de una oportunidad que no iba a dejar pasar.

-¡Espero que vayas cómodo en el maletero, Yosuke! -bromeó, dirigiéndose a su compañero, mientras el vehículo comenzaba a avanzar.