Partida Rol por web

Mañana del 2° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 12)

– Olvida los corceles, si hacen lo que les digo ellos regresarán hasta aquí – respondió el anciano a Arvin, – de nada servirán aquí si el odio de la sombra cae sobre nosotros. Ustedes no deben fallar. Los corceles débiles de poca ayuda son. Llevenselos y asegúrense de llegar descansados y con rapidez. Cada minuto de diferencia entre ustedes y los orcos pondrá en juego el éxito de la misión. Si encuentran la forma de traerlos de vuelta, estaré agradecido, pero si tengo que elegir entre dos caballos viejos y débiles o la sangre derramada de esté pueblo, elegiré perder a esos dos caballos – concluyó el anciano no dando lugar a más discusiones al respecto.

De nuevo las palabras de Wendell dieron en un punto importante, lo que generoso una ligera sonrisa en el alcalde, solo mitigada por el dolor en su cuerpo. – Le he dicho lo que saben todos aquí. O al menos todos los que han vivido lo suficiente como para tener que acudir a las cavernas por agua cuando la sequía se prolonga. Le he dicho donde están las cavernas de la lagrima caída, le he dicho como llegar a la entrada grande que todos conocen, cerca de una cascada y una pequeña laguna. Le he contado cual es el camino que yo conozco, que es el camino seguro, una camino que se queda varias vueltas para evitar peligros – El anciano entonces les relató cual era el camino que el siempre había tomado y el cual habrían de tomar el legado y los orcos. Les dijo a su vez que el estaba seguro de que habría otros caminos pues los rebeldes jamas tomaban ese camino, aunque desconocía su ruta.

El gnomo también se unió a los cuestionamientos, a lo que el anciano alcalde insistió en que les había mandado hasta allí, solo afirmando que seguramente si había rebeldes cerca de Koln se esconderían en las cavernas, pues era el lugar ideal para hacerlo. No le había mentido al legado de Izrador, pero tampoco le había afirmado que si había rebeldes, y a su vez las cavernas eran amplias, le tomaría tiempo encontrarles, aunque con una veintena de orcos que no tendrían miedo a la oscuridad, quizá no tanto. El alcalde esperaba que los héroes llegasen antes que los orcos, que encontrasen ellos mismos el escondite de los rebeldes y a su vez escondiesen todo y desapareciesen de allí a la brevedad. Todo esto recalcando que alguien del poblado podría saber con claridad las rutas y el escondite, pero también advirtiendo que no tenían tiempo, no debían demorarse.

De las palabras de Manfred, el alcalde se limitó a decirles que acudiesen ante el sheriff, el cual ya se había marchado a su cuartel y hogar, que le pidiesen a él todo lo que necesitasen y que este mismo vería que podría darles. De las armas, insistió a su vez, eran solo lanzas, que podrían ser tomadas como armas de caza en alguna situación extrema y afirmó que si el legado regresaba para cobrarse su apoyo a los rebeldes, entonces las lanzas ayudarían muy poco, o nada. Prometió finalmente cuidar a sus bestias y a las carretas mientras ellos se encontraban ausentes.

– Iré – recalcó Hamil ya con la decisión claramente tomada. – Cogeré una lanza y peleare de ser necesario. He de probar mi valía – exclamó seguro de si mismo, buscando valor de todas partes. Había bajado por eso, para redimirse de sus pecados y vengar a sus padres uniéndose a los rebeldes y luchando contra la sombra, ahora el momento había llegado.

– No hay nadie que no odie a la sombra aquí o que no sepa que ayudarles les llevaré igualmente a su muerte – contesto el alcalde a Arvin. – Si hay algún traidor, lo desconozco, si alguien quiere ayudar a Izrador, lo desconozco. Lo consultaré con el sheriff, de momento céntrense en su misión – exclamó quitándose esos pensamientos de encima, estaba muy cansado como para tener que lugar más con tantos problemas.

Arvin centró sus investigaciones en la mujer que lloraba, intentando investigar sobre los niños desaparecidos. El enano se acercó a ellos e intento consolarla, pero no consiguió nada, las fatas no eran bien vistas, traían problemas y los pobladores de Koln no les veían con buenos ojos.

Después de algo más de una hora y media de haberse separado, los ocho aventureros se reunieron de nuevo frente a la casa del alcalde. La mirada curiosa de muchos de los pobladores de Koln estaban sobre de ellos, Arvin había estado haciendo preguntas y entendían por ello que algo tramaban y que el alcalde seguramente estaba involucrado.

El último en llegar fue Jonad, quien se había internado en las fronteras del poblado en busca de hiervas, según les intentó explicar. Había tardado mucho y demoró al grupo, pero al menos parecía algo contento de haber conseguido algunas pocas hiervas. El resto por su parte traían noticias, Manfred y Wendell habían visitado al viejo Tob y decían tener muy buenas noticias, Girolamo, quien había visitado a Hurly también traía buenas noticias, mientras que Arvin y el enano habían estado indagando sobre los niños, entre otras cosas que le interesaban solo al sarcosano. Hamil había ayudado al sheriff a preparar las monturas, y respecto Durghall, no era claro que había hecho. Nadie había hablado aún con el sheriff ni con el cordelero Severi; aunque dado que el sheriff ya tenía listas las seis monturas y las seis lanzas de madera, quizá lo mejor sería partir, si la información obtenida era lo suficientemente confiable.

Wendel asintió ante las palabras del anciano, sabedor que la información que habían obtenido les resultaría valiosa para la misiòn que habían decidido emprender.

Tras asegurarle que harían lo posible por encontrar a su nieto, si es que estaba vivo, o quemar y esparcir sus cenizas en las cataratas, si lamentablemente había fallecido le aseguró - Y os traeremos ese amuleto si lo encontramos - antes de volver a preguntar sobre las alternativas de viaje - El Alcalde nos ha ofrecido caballos para acelerar la marcha. Ese camino alto, decís que es más complicado por su relieve. Podremos recorrerlo a caballo? O debemos abandonar esa idea y marchar a pie. Algunos de nuestro grupo tienen patas cortas - intentó bromear, sospechando que el anciano ya había visto al mediano y al gnomo - Marchar a pie, para ellos será complicado si queremos mantener un ritmo de marcha acelerado. Si podemos usar los caballos en ese camino alto, no dudo que sería lo mejor, pero si no es posible, que nos recomendais? A caballo por el camino bajo o a pie por el alto? -

Mis gestos, pues palabras no he pronunciado ninguna, no parecen caer demasiado bien a las mujeres que se lamentan. Entiendo que los humanos, sobre todo los ereños, no confían demasiado en los enanos como yo. No termino de entenderlo pues, si bien, donde estamos nosotros hay combate contra la Sombra, somos nosotros los que nos enfrentamos a ella y pueden confiar en nosotros como gentes que siempre nos opondremos a Izrador.

"Quizás estos humanos cobardes prefieren vivir como esclavos sometidos que sentir el golpe de un orco."

Ante aquella perspectiva, me mantuve en silencio y un poco más alejado, escuchando solamente lo que Arvin conseguía sacarles. La información de unos niños perdidos es todo lo que obtenemos y, aunque no me parece en lo más mínimo relevante para la misión, creo que es importante encontrarles para bien.

"Quizás esos niños luchen algún día contra la Sombra. Mantener la esperanza, cualquiera que sea, es un gran acto de resistencia."

Volvemos a reunirnos con el resto del grupo, que ha estado cada uno en sus propias labores. Cuando veo al sheriff, e imitando lo que el alto nórdico le dijo, me acerco a él y le hablo:

 - "Yo no haber agradecido tú ayudar-me aier. Yo deber-te vida mía y pagar cuando pueda-yo. Gracias."

Le ofrezco la mano, como señal de respeto pues, cabe la posibilidad que no volvamos a vernos más una vez que me vaya a cumplir la misión. Sé que no está del mejor ánimo pero él me ayudó sin tener ningún motivo para hacerlo y eso no es algo que un enano que se precie olvidaría. Es una deuda que no se pagará fácilmente.

No he podido evitar darme cuenta de las miradas que lanzaban al enano. Entre eso, y la manera en que se señalaban unos a otros como posibles traidores, a veces me hace plantearme si realmente merecen todos ser salvados. En cualquier caso, he disfrutado de la compañia del enano mientras indagaba conmigo, y admitamoslo, es el primero que veo en persona.

Yo nací al sur del continente, nunca tuve ocasión de ver a uno, ni en mis viajes con los jinetes libres, ni cuando exploraba las ciudades de escondite en escondite. Ha resultado ser bastante amigable, pese al trato que ha recibido. Creo... que me cae bien.

Me pregunto si el resto de enanos se le parecen.

En cualquier caso, cuando nos reunimos con el resto, les informo de lo que hemos averiguado que es más bien poco:

-Al parecer hay muchos vecinos deseosos de denunciarse unos a otros como traidores, deberiamos de cara al futuro ser más discretos, no termino de fiarme de la totalidad del poblado y creo que hay un informante. Es algo que tarde o temprano podríamos tener que lidiar. Por lo que hemos podido averiguar Ulfrin y yo, eran 3 muchachos que solían ir de caza, sin mucho éxito. Ésta vez salieron a por un triste conejo pero no volvieron, tomaron la ruta del norte y ya deberían haber vuelto. O les capturaron, o se perdieron buscando una presa más grande.

Entonces veo a Jonad volver del bosque con hierbas, y eso me da a entender algo...

[-Jonad, ¿tu guardas bosque? ¿Rastreo bien? ¿Buscar rastro? ¿Mucho horas?]

Aún hablo mal el mediano, espero haberme hecho entender. Quizás pueda ayudar a encontrarlos, si no nos lleva mucho tiempo.

- Tengo buenas noticias, ya sabemos el sendero que hay que tomar y donde está la caverna, ya nos queda solo salir del poblado, no diré nada más, pues sé que todo conocimiento compartido aquí será un arma a favor del enemigo. Es mejor que se los comente una vez fuera del poblado. 

La charla con el viejo Hurly había sido tanto provechosa, como agradable, haciendo olvidar por un momento en el mundo en que vivíamos, como si de dos amigos charlando fuéramos. Sin embargo, todo llega a su fin, por lo que, con una calurosa despedida y deseándola toda la suerte del mundo, partí hacia donde estaban mis compañeros.

Escuché atentamente, asintiendo a unos, y quedándome pensativo en otras. Las dudas de Arvin, aunque fueran ciertas, en estos momentos de poco interés eran, pues teníamos que partir. En caso de que volviéramos, otro gallo cantaría.

Entiendo tus dudas, no en vano la sombra ha ido eliminando los núcleos de resistencia. Estoy de acuerdo en que hay que desconfiar pero, a parte de tu intuición, no hay nada que señale que puede haber un traidor. O si, quien sabe digo encogiéndome de hombros

Seguía dando vueltas a la cabeza con el asunto que teníamos entre manos, pensando que ¿no sería mejor que, efectivamente encontraran algún rastro de los rebeldes, aunque fuera cerca de la zona, y pudiésemos salvar a los rebeldes primero, y al alcalde después. Estaba claro que ese Legado, si no encontraba ningún rastro, volvería cabreado. No entendía realmente esta misión, o al menos no la entendía en toda su extensión.

Por lo que estaba oyendo, parecía que el camino del norte era, efectivamente era el camino más rápido, aunque por lo que parecía, el resto no había averiguado que realmente, había otras dos opciones dentro de esa opción.

Yo cogeré algunas cosas para meterlas en las alforjas del caballo. No tengo fuerza para llevar todo lo que tengo que llevar. Cuando estemos en el camino, nos pondremos al día con lo que hemos averiguado. comento alejándome hacia mi carreta creo que con lo que hemos averiguado no hace falta hablar con nadie más.  

Dicho esto, me alejo para recoger mis cosas, meterlas en una alforja y llevarlas arrastrando hasta donde están los caballos. Una vez allí, miro a Wendell y a Durghall ¿Alguno podría subirlas al caballo? El señor debió decidir que para qué quería fuerza, si ya tenía cabeza comento moviéndola de un lado a otro y si que tengo, joder. A veces pienso en cómo puedo sostenerla

En ese momento, escucho a Arvin hablar con Jonad 

[EN MEDIANO] Amigo mío, digo acercándome al mediano para ayudar a Arvin cree que igual podrías ayudarnos a rastrear a esos 3 muchachos. Si se han ido por el camino por el que vamos a ir, quizás nos sea de utilidad encontrarles. 

Al acabar, miro a Arvin asintiéndole con la cabeza, agradeciendo el esfuerzo que hacía para intentar comunicarse con el mediano en su propio idioma. Seguro que era una forma que tenía de practicar.

Wendell asintió a las palabras de Manfred, aunque no pudo menos que comentar, orgulloso por la información obtenida - Creo que es posible que avancemos más rápido que los orcos. Y más aún a caballo -

Con todo, las palabras de sus compañeros respecto a un traidor, le dieron a entender que no tenia sentido comentar mucho más.

- Yo me ocupo - el defensor tomó la alforja del gnomo, y le levantó con una mano, acomodándola a la grupa de uno de los caballos. Por un momento miró al gnomo, dudando si compartir el caballo con el, pero finalmente descartó la idea.

"Sería bueno practicar algo de mediano" se planteó a si mismo al ver la dificultad con que Arvin y Jonad se comunicaban entre si. Estaba claro que Girolamo lo hablaba con soltura, pero cuando más personas del grupo lo hicieran, más sencillo sería comunicarse entre todos. "Incluso debería aprender algo de Enano, pero dejémoslo para más adelante" pensó antes de avanzar y montar en otro de los caballos.

Con bastante habilidad se acercó al mediano y le ofreció una mano mientras le decía, chapurreando en su propio idioma - Querer montar con mí? Sirve por practicar idioma -